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Osteomielitis aguda:

La osteomielitis hematógena aguda ocurre predominantemente en los niños, la situación más


común es en la metáfisis de los huesos largos. Los pacientes normalmente presentan síntomas
dentro de varios días a una semana después del ataque. Además de las señales locales de
inflamación e infección, los pacientes tienen señales de enfermedad sistémica, incluso fiebre,
irritabilidad y letargo. En el neonato los signos sistémicos son mínimos.
A veces se limitan a irritabilidad y mala alimentación o bien, a signos de sepsis, sin signos focales.
Los resultados clínicos típicos incluyen la hiperestesia (hallazgo inicial) o dolor referido a las
metáfisis de los huesos largos o a las articulaciones comprometidas e impotencia funcional. Luego
aparecen la tumefacción y el eritema.
Las metáfisis más frecuentemente afectadas son: inferior del fémur, superior de la tibia, superior
del húmero y distal del radio.
Diagnóstico de Osteomielitis Aguda
· Pus en la aspiración
· Cultivos bacterianos positivos de hueso o sangre
· La presencia de señales clásicas y síntomas de osteomielitis aguda
· Cambios radiográficos o centellográficos típicos de osteomielitis aguda.
* Dos de los resultados listados deben estar presentes para el establecimiento del diagnóstico.
La osteomielitis subaguda o crónica normalmente ocurre en los adultos. Generalmente, estas
infecciones del hueso son secundarias a una herida abierta. El dolor del hueso localizado, eritema
y el avenamiento alrededor del área afectada están frecuentemente presentes.
Las señales cardinales de osteomielitis subaguda y crónica incluyen, deformidad, inestabilidad y
señales locales de daño vascular, el rango de movimiento y estado neurológico. Se ha informado
que la incidencia de infección musculoesquelética profunda de las fracturas abiertas puede ser tan
alta como 23 por ciento. Pacientes con alteración en la inmunidad humoral y celular, pueden
aumentar el riesgo de osteomielitis.
Etiología y Diagnóstico
El microorganismo (específico) aislado de los pacientes con el osteomielitis bacteriana es a
menudo asociado con la edad del paciente o el cuadro clínico. El Staphylococcus aureus se implica
en la mayoría de los casos de osteomielitis hematógena aguda y es responsable del 90 por ciento
de casos en niños por otra parte saludables.
La segunda en frecuencia depende de la edad: bacilos gramnegativos en recién nacidos, y
Haemophilus influenzae, S. beta hemolítico y S. pneumoniae en lactantea mayores y preescolares
luego del estafilococo. Normalmente se aíslan Staphylococcus epidermidis, S. aureus , P.
aeruginosa ,Serratia marcescens, Escherichia coli, en los pacientes con el osteomielitis crónica.
Diagnóstico
El diagnóstico de osteomielitis es principalmente basado en los resultados clínicos, con los datos
de la historia inicial, el examen físico y el laboratorio. Pueden encontrarse leucocitosis y
elevaciones en la eritrosedimentacón y en el nivel de la proteína C-reactiva. Los cultivos de
sangres dependen positivas en la mitad de niños con el osteomielitis aguda.
La palpación del hueso en las profundidades de una úlcera del pie infectadas en los pacientes con
diabetes miellitus se pone en correlación fuertemente con la presencia de osteomielitis subyacente
( sensibilidad 66%; especificidad 85%; valor predictivo positivo 89 %; valor predictivo negativo 56
%). [7] Si el hueso se palpa, la evaluación puede proceder directamente a la confirmación
microbiológica e histológica de osteomielitis, y después de esto al tratamiento. Más estudios
diagnósticos son innecesarios.
6.2Quistes
6.3.1 Quistes odontogenicos
Los quistes odontogénicos son cavidades patológicas recubiertas por epitelio, originados a partir de
componentes epiteliales del aparato odontogénico o de restos celulares que quedan atrapados en
el proceso de fusión dentro del hueso o en los tejidos gingivales periféricos

Los quistes odontogénicos no presentan síntomas previos y pueden descubrirse a través de


imágenes radiolúcidas en exámenes radiológicos de prevención o rutina. En la mayoría de los
casos, este tipo de lesión crece lentamente, pudiendo llegar a perforar las corticales óseas y
produciendo crepitación al palpar la zona. En los casos más graves, puede crecer de forma
desmesurada y provocar una asimetría facial.

6.3.1.1 Del desarrollo


proliferan de restos epiteliales por estímulos que se desconocen.
* Quistes gingivales de la infancia: Estos quistes, que también se conocen como perlas de Epstein,
miden unos 2 o 3 mm y se repiten espontáneamente antes de los tres meses de un recién nacido.
Suelen aparecer en el paladar.
* Quistes gingivales del adulto: Son pequeños quistes de los tejidos blandos que aparecen en las
regiones bucal y labial, especialmente en la mandíbula, por los caninos y premolares, en torno a
los 60 años de edad.
* Queratoquistes orontogénicos: Esta es una de las variedades primordiales por su importancia, ya
que tiene complicaciones clínicas y pronósticas. Puede aparecer tanto por la lámina dental como
por sus restos. Suele aparecer más en varones, en la zona mandibular.
* Quistes de erupción: Son desarrollados sobre el tejido blando, en la corona del tejido de erupción.
Hacen su aparición principalmente en jóvenes de 10 a 20 años, y tienen tendencia a ser pasajeros.
Aparecen como una hinchazón blanquecina con tonos azulados.
* Quiste odontogénico glandular: Es un quiste poco frecuente, que aparece en la mandíbula,
pudiendo llegar a afectar a todo el cuerpo mandibular o sólo a una pequeña parte del mismo. Son
reconocidas como localmente agresivas y recurren tras la enucleación.
* Quiste periodontal lateral: Se sitúa en el lateral de la raíz de un diente erupcionado, cuyo pico
máximo de aparición es entre los 40 y los 70 años, aunque puede hacerlo a cualquier edad. Como
muchos otros, suele encontrarse gracias a una radiografía y está revestido por epíteto no
queratinizado con engrosamiento en placa.

6.3.1.1.1Quiste dentígero, folicular:


Este tipo de quiste rodea la corona dental, no creciendo en posición intraósea. Su localización
suele darse entre los terceros molares maxilares y los segundos premolares mandibulares, y es
más común en jóvenes entre 20 y 30 años.

6.3.1.2 Inflamatorios
Que surgen en el epitelio bajo estímulos inflamatorios.

6.3.1.2.1 Quiste radicular:


Es el quiste odontogénico más frecuente. Puede situarse en el ápide radicular, lateralmente a la
raíz de los dientes o quedarse en el tejido óseo tras la extracción dentaria sin ser descubierto.
Pueden provocar una exacerbación aguda del proceso inflamatorio y producir un absceso dental,
celulitis o una fístula

6.3.2 No odontogenicos
6.3.2.1 Quiste del conducto nasopalatino

También llamado quiste del conducto incisivo, es un quiste intraóseo de desarrollo, situado en la
línea media de la parte anterior del paladar, derivado de los islotes de epitelio remanentes después
del cierre del conducto nasopalatino embrionario (células del órgano de Jacobson). Aunque la
mayoría son lesiones intraóseas, un reducido porcentaje aparece en el extremo inferior del
conducto incisivo, incluidos totalmente en el interior del tejido blando del paladar anterior,
llamándose quistes de la papila incisiva. A veces producen un exudado intermitente de sabor
salino; si se deja que crezcan lo suficiente, pueden producir una tumoración en la línea media de la
parte anterior del paladar, sobre todo cuando son superficiales (quistes de la papila palatina).
Radiología: se presenta como una imagen radiolúcida bien circunscrita, con una forma oval o de
corazón, localizada en la línea media de la parte anterior del maxilar, entre las raíces de los
incisivos centrales. Algunos de estos quistes son asintomáticos por tanto son descubiertos por la
exploración radiológica dental de rutina; pero otros están inflamados y causan dolor, presión y
tumefacción.
Histopatología: se encuentran revestidos por una capa de epitelio cilíndrico ciliado (respiratorio)
cuboidal o plano estratificado, o por una mezcla de los dos.
Cuando está inflamado presenta células plasmáticas y linfocitos. La cápsula del quiste presenta
también vasos sanguíneos y nervios periféricos.

6.3.2.1 Quiste nasolabial


Llamado también quiste nasoalveolar o quiste de Klestadt, se ha considerado que este quiste se
origina a partir de los tejidos blandos del vestíbulo anterior del maxilar, debajo del ala de la nariz y
en la profundidad del surco nasolabial. Han existido varias teorías acerca de su origen, pero la
aceptada en la actualidad es la que estos se originan de los residuos de las porciones inferior y
anterior del conducto nasolacrimal.
Clínica: es una tumefacción indolora unilateral, o rara vez bilateral del tejido blando que produce un
aplanamiento del surco nasolabial en la piel situada debajo del ala de la nariz. Normalmente estos
quistes se presentan en personas de 40 a 50 años de edad y preferentemente en mujeres. Si se
retrae adecuadamente el labio superior, este quiste puede verse también intraoralmente como una
tumefacción que se sitúa en el vestíbulo del maxilar superior. Este quiste se muestra como una
hinchazón de las partes blandas del pliegue mucobucal del maxilar, justo frente al canino, o en el
suelo de la nariz. Las molestias principales suelen ser la obstrucción nasal y una sensación de
presión.
Radiología: puesto que este quiste se presenta en el interior del tejido blando, su radiología no es
clara a no ser que se inyecte medio de contraste en la luz del quiste para facilitar su observación. A
veces se puede observar la reabsorción del hueso inducida por la presión de la parte anterior del
maxilar. El examen histopatológico es necesario para establecer el diagnóstico.
Quiste del conducto nasopalatino
El quiste del conducto nasopalatino fue descrito por primera vez por Meyer en 1914, es clasificado
como el más común de los quistes no odontogénicos en la cavidad oral, originado de remanentes
epiteliales del ducto nasopalatino y estructuras embriológicas que conectan la cavidad oral y la
nasal en el área del canal incisivo. Junto al quiste nasolabial o nasoalveolar corresponden
aproximadamente al 5% de los quistes maxilares. Afecta, aproximadamente una de cada cien
personas. origen idiopático.
La mayoría de los casos ocurren entre la cuarta y sexta décadas de la vida, ligeramente más
frecuente en hombres que en mujeres, con una relación de 3:1. , sin claro predominio racial.
Anteriormente estos quistes eran llamados fisurarios pues se creía que se originaban en restos
ectodérmcos que quedaban atrapados en la líneas de fusión de procesos embrionarios de
estructuras maxilares y faciales, actualmente este término ha quedado en desuso ya que el único
proceso embriológico maxilofacial en el que quedan atrapados restos epiteliales es la fusión del
paladar secundario.
El desarrollo del quiste se atribuye a varios factores: infección (38%), trauma (16%), retención de
moco de glándulas salivales menores, estímulo inflamatorio, proliferación espontánea de
remanentes de epitelio presentes en el ducto nasopalatino.
Quiste nasolabial
La primera descripción de los quistes nasolabiales, también denominados quistes nasoalveolares y
quistes de Klestadt, se debe a Zuckerkandl en 1882, siendo publicado el primer caso en la
literatura en 1892 por Chatelier.
El quiste nasolabial es un raro quiste no odontogénico de tejidos blandos (extraóseo). Se localiza
en la parte anterior del maxilar superior, debajo del ala de la nariz y en la profundidad del surco
nasolabial. Se manifiesta con más frecuencia en mujeres, entre la 3a y 6a década de la vida.
Clínicamente, el quiste nasolabial se presenta como una tumefacción de crecimiento lento,
asintomática, de consistencia blanda y elevación del ala de la nariz. Suelen ser unilaterales,
aunque se han publicado casos bilaterales. En los exámenes radiográficos no suelen presentar
expresión, solo da positivo en algunos casos concretos.
Histológicamente podemos observar una cavidad quística constituida generalmente por un epitelio
y rodeado por una pared conectiva. El tipo más frecuente del epitelio es el columnar
pseudoestratificado que muestra un número de células mucosas (caliciformes) y células ciliadas.
El tratamiento del quiste nasolabial se hace a través de la enucleación quirúrgica completa de la
lesión.
Quistes Odontogenicos
Los quistes odontogénicos son cavidades patológicas recubiertas por epitelio, originados a partir de
componentes epiteliales del aparato odontogénico o de restos celulares que quedan atrapados en
el proceso de fusión dentro del hueso o en los tejidos gingivales periféricos.
Quistes del Desarrollo
Son lesiones que se originan de los restos epiteliales no odontogénicos incluidos en los maxilares.
Quistes Inflamatorios
quiste folicular inflamatorio es una lesión que se presenta asociada a dientes temporales no vitales
provocando un quiste en relación al folículo del diente permanente.
Quistes Radiculares
se define como una lesión osteolítica de los maxilares que se origina a partir de un foco
inflamatorio procedente del foramen apical como consecuencia de la necrosis pulpar.
Quistes Dentigero
El quiste dentígero es el segundo tipo de quistes odontogénicos más frecuentes de los maxilares,
desarrollándose a partir de alteraciones del epitelio del órgano del esmalte, donde ocurre una
acumulación de líquido entre el epitelio y el esmalte.
Neoplásicas:

•Metastasis cervicales
•Carcinoma del maxilar
•Sarcoma de Ewing
•Tumores de supraestuctura
Etc.
La mayor parte de las neoplasias del maxilar superior son originadas en la infraestructura, es decir
en el fondo de la cavidad sinusal en íntima relación con las raíces dentarias y sus nervios. Su
propagación es principalmente hacia el paladar y el revorde alveolar.
Las lesiones que se originan en la supra-estructura que comprenden aproximadamente 40% en su
desarrollo invaden rápidamente la apofisis cigomática y el suelo de la orbita para más tarde protuir
y desplazar el globo ocular terminando con la destruccion de este. Si el tumor en su desarrollo
invade la fosa nasal, produce progresivamente obstrucción nasal, ocasiona hemorragias y rinorrea.
Si la neoplasia se desarrolla hacia la pared anterior va a comprometer e invadir a los tejidos
blandos de la mejilla, infiltrandolos primero e ulcerandolos.
Diagnostico: El estudio radiográfico es de suma utilidad para las lesiones iniciales en las que la
única manifestación es la de odontalgias, aflojamiento de las piezas dentarias o dolor localizado en
el maxilar.
El cuadro histologico es el que brinda el diagnóstico definitivo, ya sea con el estudio de la pieza
operatoria o por medio de la biopsia.
Tratamiento: el tratamiento quirurgico es el más indicado y cirugía radical es la necesariamente
empleada. La radioterapia es el método que en segundo término resulta de utilidad en el manejo de
estas afecciones
Lesiones fibro - óseas
Displasia fibrosa
La displasia fibrosa (DF) es una enfermedad fibroósea benigna que consiste en el
reemplazamiento de hueso normal con excesiva proliferación de tejido conectivo fibroso con
estructuras óseas afuncionales. La afectación más frecuente en el área craneofacial se da en el
cuerpo de la mandíbula y zona posterior del maxilar.
Síntomas:
La clínica más frecuentemente observada es la derivada del agrandamiento gradual sin dolor del
hueso implicado, en este caso, la asimetría facial, con su correspondiente deformidad estética.
Otros síntomas son resultado de la constricción de agujeros craneales o de la obliteración de
cavidades óseas: anosmia, diplopía, proptosis, epífora, estrabismo, parálisis facial, obstrucción
nasal, maloclusión e interferencia con la masticación y el habla.

Fibroma osificante
El fibroma osificante central (FOC) es un tumor benigno óseo, el cual se incluye dentro de las
llamadas lesiones fibroóseas, que se caracterizan por el reemplazo de la arquitectura ósea normal
por fibroblastos, tejido fibroso y cantidades variables de tejido mineralizado.
Se manifiesta con más frecuencia en la mandíbula que en el maxilar superior, localizándose
preferentemente en la región molar o premolar.
Clínicamente las lesiones pequeñas cursan con la ausencia de sintomatología y en las lesiones de
mayor tamaño, se evidencia el aumento de volumen con asimetría facial, de crecimiento lento,
consistencia dura e indolora

Granuloma central de células gigantes


El granuloma central de células gigantes (GCCG) es una lesión que ocupa el 7 % de los tumores
benignos que se encuentra exclusivamente en los maxilares. Se presenta con más frecuencia en
mujeres que en hombres y predomina en la segunda y tercera década de la vida. Las
características radiográficas del GCCG son variables y pueden ser confundidas con otras lesiones
de los maxilares. El GCCG puede tener un comportamiento agresivo lo que permite establecer el
tratamiento de elección, incluyendo la enucleación, el curetaje y la resección en bloque de la lesión.
El GCCG representa el 6.6 % de los tumores de los maxilares. Es una de las lesiones expansibles
encontradas con mayor frecuencia.
Se ha establecido que el GCCG puede afectar al maxilar como a la mandíbula, sin embargo, se
encuentra con mayor frecuencia en la mandíbula. El 37.5 % se ubica en la región premolar, el 16 %
en las regiones incisivas y caninas, y solo el 6 % cruza la línea media. En el maxilar superior
frecuentemente involucra el seno maxilar y las corticales.

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