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i a DE PAPE a Q a| eG @ ay co \ , aa ab el a € Bele 1e! € } \ otnt A Ld Liliana Bodoc sm Tonle: PAPEL v El espejo de esta historia nacid en el Africa. Fue obsequiado con amor por un guerrero a su dulce esposa. Pero su des: tino estaba lejos de alli... Viajaria a Espana y a America del Sur, en los anos en que los pueblos del nuevo mundo luchaban por ser libres. En esta bella version tea- tral de la novela El espejo africano, como un personaje mas, el espejo cobra vida y Nos acompana a transitar los caminos que alguna vez recorrid. De su mano atravesaremos el mundo y el tiempo, en busca de la libertad, LILIANA BODOC (Santa Fe, 1958 - Mendoza, 2016) Por su obra recibid una mencion The White Ravens: {2002}, el diploma al mérito de la Fundacion Konex en la categoria Literatura Juvenil (2004), el Konex de Platino (2014), y fue candidata al premio H. C. Andersen (2010). En SM publicd también El espejo africana (premio E| Barco de Vapor 2008), El rastro de la canela, Cuando San Pedro viajé en tren y Aprendiz de dragon. CNN ws 4, \ x WY = Pom Yo, el espejo africano Liliana Bodoc 6 ee Li Cristi Bienvenidos a TEATES aaa libros para leer y hacer teatro Ellibro que tenés en tus manos forma parte de una coleccién especialmente dedicada al teatro. Entre sus paginas vas a des- cubrir que leer teatro es un poco diferente que leer un cuento 0 un poema. Eso es porque las obras de teatro estdn escritas para ser representadas por actores y actrices, generalmente sobre un escenario (aunque se puede hacer teatro casi en cualquier lado: enelaula, en un salén de actos, en una plaza al aire libre...). Enlas primeras paginas vas a encontrar una ilustracién con los nombres de los personajes. Como verds, en las obras de tea- tro la historia es contada mediante didlogos y son los persona- Jes quienes hablan, discuten, se pelean, relatan lo que les pasa. Pero ademds de hablar, tienen que moverse de cierto modo, hacer determinados gestos, Para eso, los actores que los repre- ae deben seguir ciertas instrucciones, que aparecen entre vemen oen letra cursiva: son las acotaciones o didascalias, iran a entender lo que va sucediendo. eran a libro hallards una seccién que te permitird apren- mds sobre el mundo del teatro. La puesta en escena 5 Aaeiaimmeasa de una obra necesita del trabajo de mucha gente. No solg cas tores y actrices, sino también vestuaristas, miisicos, iluming. dores, escendgrafos, todos coordinados por un director, cle anj. marias a llevar a escena esta obra? ¢Cudl seria tu tarea? Qué personaje te gustaria representar? Yo, el espejo africano es /a versidn teatral de la novela El espejo africano, de la escritora argentina Liliana Bodoc, Como te habrés dado cuenta, esta version tiene una particu- laridad: es la autora quien vuelve sobre sus propias palabras y nos cuenta una vez mds la historia ya narrada; de este modo transforma su texto original en una obra de teatro: ya no hay capitulos sino escenas que incluyen los parlamentos de los per- sonajes. Al pasar de un género a otro (de la novela al teatro), muchos detalles cambian. Por ejemplo, en la versidn que ahora vas a leer, el espejo no es solo un objeto sino también un perso- naje que habla directamente con los espectadores mientras va comentando el curso de los acontecimientos. Ahora te invitamos a sumergirte en la lectura. Al hacerlo es indispensable que abras tu imaginaci6n a lo que esté pasan- do: en qué lugar estén ubicados los personajes, cémo hablan, qué movimientos hacen, cémo estan vestidos, quién se dirige a quién. El telén se levanta, da vuelta la pbdgina... Yo, el espejo africano esté por comenzar. Yo, el espejo africano Esta obra fue estrenada en la sala Armando Discépolo del teatro Comedia de la Provincia de Buenos Aires, en la ciudad de La Plata, el 16 de julio de 2017, por la Compania Teatral Tres Gatos Locos, en una coproduccién con dicho teatro. La direccién estuvo a cargo de Juan Gabarra, Federico Costa y Galileo Bodoc. San Martin Espejo Imaoma Atima Aldeano! Aldeano it Aldeana Atima Imaoma Cazador | Cazador Il Cazador Ill Negrero Sefiora Fontezo y Cabrera Sefior Fontezo y Cabrera Raquel Sirviente de los Fontezo y Cabrera Hombres de la hacienda Hijo del amo ‘Ama Soldado! Soldado Il San Martin Posadera Sargento espanol Soldado espafiol | Soldado espafiol II Paisano Transeuntes Maria Petra Dorel Maestro Joven de cabello rojizo Hombre Anciana Vendedora Monje Sirviente de la hacienda Atima Silencio Esta es la historia de un espejo que fue enlazando el destino de distintos hombres y mujeres, €N Epocas y lugares muy diferentes. Africa. Espafia. Y América del Sur, en los afios en que los pueblos de este lado del mundo luchaban por ser libres € independientes. Es una historia que empezo hace dos siglos pero que alin no termina, porque cuenta los sufrimientos, trabajos y peligros que enfrentan quienes no se resignan y pelean contra las muchas formas de la opresion y la esclavitud. Para surcar los diversos tiempos y espacios de esta obra tendremos de guia al espejo, que cobra vida como personaje y nos va narrando su propia historia, la que vincula las historias de todos los otros personajes Presente y ausente a la vez, el espejo nos acompanara a transitar los caminos que alguna vez recorrid. De su mano, casi como si al escucharlo contemplaramos nuestro propio reflejo, iremos atravesando el mundo y el tiempo, en busca de la libertad. Aparece el espejo por delante del telén o bien ocupa un lugar en elescenario. Habla dirigiéndose a los espectadores, los interpela. ESPEJO: gQué es un espejo? Una feta de cristal, con marco, sin marco, colgada en la pared, apoyada sobre un mueble, metida adentro de una cartera... ;Solo eso? No. Un espejo es una feta de cristal con sentimientos. Los espejos no ol- vidamos nada, todo lo conservamos en nuestra plateada memoria. ;Si te miras en m{, quedas atrapado! Mucho se escribié sobre nosotros. Poemas y cuentos, le- yendas y relatos de horror. Se ha dicho que somos puertas hacia paises fantdsticos, que somos capaces de responder las oscuras preguntas de una madrastra: “Espejito, espe- jito, gquién es la mas hermosa?”. Se ha dicho... Se ha di- cho... Y es la pura verdad! En lo que a mf respecta, conservo historias maravillosas, espeluznantes, de aqui y de all, de amor, de guerra, no todas malas, no todas buenas. Pero... gpara qué estoy aqui sino para contarlas? Comienza a narrar la historia. ESPEJO: En el comienzo hay un atardecer rojo y polvoriento, atravesado por una manada de cebras. Un paisaje exten- dido en su propia soledad que, aunque desde lejos pue- de parecer un dibujo, es de carne y hueso. Hay también un sonido que trae el viento. Tam... Tam, tam. Tam... Tam, tam. Sobre lo que dice empieza a escucharse suavemente un sonido de tambores, que ird "in crescendo’, Gams ESPEJO: Son tambores los que estén hablando, los que es- tan llorando. ;Y por qué tambores? Porque mi historia comienza en el Africa. Sale el espejo, mientras sube el sonido de los tambores. APAGON. foamy ESCENA1 Una aldea africana, ano 1798. De fondo, suave sonido de los tambores. Imaoma, joven guerre. ro, pule la punta de una lanza; Atima, una hermosa mucha- cha de la aldea, pasa junto a ély se miran fijamente a los ojos, Cerca, algunos aldeanos miran lo que ocurre con la pareja y lo comentan. ALDEANO |: ;Atima miré a Imaoma! ALDEANO II: En este atardecer comienza un amor. ALDEANA: jDulce Atima, valiente Imaoma! Otro dia. Atima ensaya una danza, Imaoma pasa junto a ella y vuelven a mirarse fijamente a los ojos. ALDEANA: El cazador y la bella joven se han mirado por segunda vez. ALDEANO II: ;Por segunda vez! ;Por segunda vez! ALDEANO |: Si se miran una vez mas, boda en la aldea habra. TODOS: ;Boda en la aldea! jBoda en la aldea! 12 Otro dia. Atima carga una vasija en la cabeza. Se cruza con Imaoma. Se miran fijamente. ALDEANO Il: ;Se han mirado por tercera vez! 7900S: Boda en la aldea! Boda en la aldea! ALDEANA: Imaoma y Atima se han mirado otra vez. ALDEANO Il: Son los dos ojos del mismo pez. ALDEANO I: Las dos laderas de la misma cordillera. y0D0S: jBoda en la aldea! ;Boda en la aldea! = ESCENA 2 La misma aldea, ano 1799. Dia de la boda. Misica, danzas. Es el momento delintereambio de regalos entre los esposos. Los aldeanos los rodean. Atima, mirando a los ojos a Imaoma, le extiende un brazalete. v ATIMA: A ti, esposo amado, te entrego este brazalete de piel como obsequio de boda. Atima le coloca el brazalete a Imaoma. Luego, Imaoma mirando a los ojos a Atima, le extiende el espejo. IMAOMA: A ti, amada mujer, te entrego este espejo enmarcado en ébano para que cada dia mires tu propia belleza. Imaoma cuelga el espejo en el cuello de Atima, ALDEANO II: Yo ya lo decfa: los dos ojos del mismo pez. ALDEANA: Las dos laderas de la misma cordillera. ALDEANO |: {Dulce Atima, valiente Imaoma! —_ ESCENA 3 La misma aldea, afio 1800. Atima lleva a una niria en una cesta. Imaoma camina a su lado. Se detienen. Se arrodillan sobre la tierra y desparraman semillas. IMAOMA: Tierra Madre, consuelo, casa y camino, venimos a agradecerte por la bella nifia que nos otorgaste. ATIMA: Tierra Madre, consuelo, casa y camino, frente a ti la bautizamos con nuestros propios nombres hasta el dia en que ella misma pueda nombrarse. ? Atima alza ala nina que estd en la canasta, Imaoma se acerca y ayuda a sostener ala criatura. IMAOMA; La llamamos, ante ti... LOS DOS: Atima Imaoma. IMAOMA: Mitad de la madre, ATIMA: Mitad del padre, 15: Cufdala, Tierra Madre. No dejes que el mal la cubra uu sombra. |i: Algo malo se esta acercando a nuestra aldea. Los tres aldeanos emiten sus lamentos, superponiéndose. |A: Ya viene el llanto. 10 |: Ya nos arrancan el corazon. ANO II: Huele agrio el aire. NA: Ya viene el Ilanto, ya nos arrancan el corazon... : a wi _ ESCENA5 , -Estepa, cerca de la aldea. Altima busca a su hija pequena, que juega a esconderse. Se es- cuchan sus risas pero no se la ve. Atima la llama y le pide que ‘parezca, De pronto la oye gritar y ve una red que cae sobre la ‘nina. Tres cazadores de esclavos la han atrapado y la sujetan Suertemente. Atima, aterrorizada, se les abalanza intentando : i Qu pero es imposible. Los cazadores la apar, ms salvar a su hija, le apuntan con sus armas para manye. con violencia y luego nerla alejada. CAZADOR |: Vuelve a tu choza, contenta de no acompahiarla, Si no tuviésemos érdenes de cargar solo nitios, te lleva. riamos con nosotros. jEres linda, mona! (Rie exagerada. mente.) Atima suplica sin suerte. Finalmente, se quita el espejo del cuello yse lo muestra a los cazadores senalando a la pequeria. CAZADOR I: ;Quieres darle esta chucheria a tu hija? Fl Cazador I senala con el espejo ala nifta y Atima afirma con la cabeza cAZADOR I: 2Y cémo me lo recompensaras, negra? CAZADOR II: (Lo interrumpe y toma el espejo.) (Basta, no hay tiempo para juegos! (A Atima.) Yo me encargaré de que lo leve consigo... Agradece, hoy me levanté con Dios. ‘Atima entiende que no puede hacer nada y se derrumba en el piso, mientras los cazadores se llevan a su hija, Atima Imaoma. — ESCENA 6 Buenos Aires, afio 1805. Un mercado de esclavos. Compradores van y vienen. Los Cee vos y las esclavas estan sobre tarimas de madera con sus pies encadenados. Los negreros los vigilan. El matrimonio Fontezo y Cabrera, gente importante para la ‘cual la ciudad no tiene secretos, se pasea del brazo. Se acercan @curiosear; en principio, sin intenciones de comprar. va — NEGRERO: (Serialando a varios esclavos.) jVean la fuerza de este jovencito! jVean el porte...! ;Aqui, aqui...! (Serialandc ‘Atima Imaoma.) {Los dientes de esta nifia lo dicen toc Sana, fuerte y... a muy buen precio! SENORA FONTEZO: (Se detiene cerca de Atima Imaoma y le a.su esposo.) Mire usted a esa nina! La mujer se acerca a la nina y le sonrie. Atima Imaoma la mira con seriedad. SENOR FONTEZO: (Adelantdndose a las ideas de su &s?°* No pretenda comprarla... No es necesaria ahora. SENORA FONTEZO: Es verdad. ;Pero mire sus ojos! SENOR FONTEZO: Mujer, he dicho que no nos hace falta SENORA FONTEZO: (Resuelta.) jClaro que hace fe gsta nit debe tener la edad de nuestra Raquel. gNo cree usted qué i Pd podria ser su doncella personal? {No serfa un obsequio encantador para nuestra Raquel? sEWOR FONTEZO: Bueno... si lo vemos de esa manera. (Se ee ca a Atima Imaoma y sefala el espejo.) ;Qué llevas ahi? (La nia, protegiendo el espejo, se aparta con firmeza.) jAy, vaya con su carcter...! Parece un cachorro de caza. sENlORA FONTEZO: Me gusta, se ve fuerte y saludable. Raquel estaré feliz de tener con qué entretenerse. SENOR FONTEZO: Querida... Si piden un precio razonable, la compraremos. La seniora Fontezo y Cabrera sonrie y abraza a su esposo. El senor Fontezo y Cabrera la aparta suavemente y va a hablar con el negrero. La senora Fontezo y Cabrera queda sola frente a Atima Imaoma y le habla. SENORA FONTEZO: {Tenés suerte de que te hayamos elegido nosotros! ;Bah, de que yo lo haya convencido a...! (Pausa. La observa.) Raquel estara encantada con esta sorpresa. glenés nombre? (Atima Imaoma la mira en silencio y la se- riora Fontezo vuelve a hablarle exagerando la modulacién.) Que si tenés nombre... ;Cémo te llamas? (Atima Imaoma no responde.) Bueno... entonces voy a tener que ponerte un nombre. A ver... (Piensa.) Ya sé! Como no hablas, te llamaremos “Silencio”... {Te gusta? ESPEJO: Bien podrfa decirse que Silencio fue afortunada. El matrimonio Fontezo y Cabrera tenfa una sola hija, Ra- quel, y Silencio fue destinada a ser su doncella. Recibid buena comida y buen trato. Las dos nifias, la blanca y la negra, la libre y la esclava, pasaban mucho tiempo jun- tas. Raquel le daba a Silencio algunos de sus jJuguetes en desuso y compartfa sus dulces, De vez en cuando, si a 19 Raquel le dolia la panza o tenia catarro, Silencio se taba sobre sus pies para mantener el calor de SU ay a enferma. Algunas tardes se escondfan juntas en el or ta nero y Raquel jugaba a ser maestra y le ensefiaba , a Atin, ie Imaoma las letras, sofiando con que alguna vez Pod A leer juntas maravillosas historias... = ESCENA7 Arto 1810, tiempos de la Revolucion de Mayo. Granero en la casa Fontezo y Cabrera. Un pizarrén en el que Raquel dibuja letras y Atima Imaoma las lee en voz alta. ATIMA IMAOMA: (Lee, dudando.) Eme. RAQUEL: Sf. (Dibuja otra letra.) ATIMA IMAOMA: (Lee.) Ele. RAQUEL: jMuy bien! (Dibuja otra letra.) ATIMA IMAOMA: (Lee.) Ese. RAQUEL: jPerfecto!... Bueno, ya esta por hoy. Ahora jugue™ms a otra cosa. ATIMA IMAOMA: 3A qué, amita? RAQUEL: Juguemos a... (Se demora.) Ya sé! jA recorda! verdadero nombre! ATIMA IMAOMA: (Pausa. Se golpea la frente.) No me sale, 2° me sale, amita! RAQUEL: Vamos, yo te ayudo... 20 Raquel comienza a decir nombres intentando descubrir el de su esclava, que no lo recuerda. RAQUEL: gAlma? ATIMA IMAOMA: Ese no era. RAQUEL: Josefina. ATIMA IMAOMA: Ese tampoco. RAQUEL: Anita... ATIMA IMAOMA: No. RAQUEL: |Magdalena! ATIMA IMAOMA: Tampoco. RAQUEL: gAurelia? 3 ATIMA IMAOMA: (Sufrie! es mi nombre vert RAQUEL: jMarfa! ATIMA IMAOMA: No, no.. RAQUEL: Bueno, no te pre Se escut SIRVIENTE: ;Amita Raquel! Sus p ESCENA 8 Un salon en la casa Fontezo y Cabrera. La sefiora be senor se pasea nervioso. Estan por hablar, pero RAQUEL: gLlamaba, padre ESPEJO: No era facil lo que los sefiores Fontezo y Cabrera de- bian decirle a su hija tinica y adorada. Pero no tenfan més remedio. Las cosas no estaban bien para ellos, nada bien, nada bien... SENOR FONTEZO: Vera usted, hija,... las cosas por aqui no estan del todo bien. La senora Fontezo y Cabrera carraspea y sigue bordando. SENOR FONTEZO: He intentado demorar esto. Sin embargo, ya no hay manera de retrasar algunas decisiones. La sefora Fontezo, nerviosa, se pincha el dedo. SENOR FONTEZO: (Grave.) Necesitamos reunir algiin dinero, y para eso deberemos desprendernos de ciertas cosas de ss salon Ala es los caballos de raza y... algu- nuestros esclavos. Silencio es una de nuestras sier- de mayor valor, de manera ue. SENORA FONTEZO: Por supuesto. Tu piano se quedara. SENOR FONTEZO: Cuando las cosas mejoren podremos com- prar una nueva... amiga. Ahora ve y dile a Silencio que junte las cosas que le pertenecen. Mafiana vendran a bus- carla. ESPEJO: Amita Raquel corre con la mala noticia. (Remedando a Raquel, j¥ ahora cémo va a jugar a ser maestra? ;Quién se acostard a sus pies cuando tenga frio...? (Pausa.) Si- lencio escuché en silencio, obedecié en silencio. Al dia siguiente, muy temprano, la esclava fue al granero para despedirse de sus queridas letras. ~ ESCENA 9 Granero en la casa Fontezo y Cabrera. Atima Imaoma e y escribe con dificultad sobre el pizarrén: AMO A MI. Luego, de espaldas al pizarrén, toma el espejo yj ATIMA IMAOMA: Anita no me llamo. Soffa, ni Mercedes... (Se in reflejo del espejo.) ‘Atima Imaoma lee las palabras que estén en el pizarrén yse reflejan en el espejo. ATIMA IMAOMA: Atima im a oma. Atima Imaoma repite estas palabras una y otra vez. Entra Raquel. RAQUEL: Ya vinieron a buscarte. ;Qué te pasa? (La observa un momento, extratiada.) {Qué hacés?... ;Por qué estas son riendo? ATIMA IMAOMA: Porque tengo nombre, amita. RAQUEL: ;Nombre? ;Qué nombre? ATIMA IMAOMA: Atima Imaoma, RAQUEL: ;Qué? ATIMA IMAOMA: Atima Imaoma. RAQUEL: (Rie.) {Y cémo se te ocurrié un nombre tan feo? iim, > ee ATIMA IMAOMA: No fui yo. Fue el espejo... RAQUEL: jNo digas esas cosas! Tus nuevos amos te van a az0o- tar por andar repitiendo hechicerias de negros. ;Me en- tendiste? Tenés que cuidarte. Yo... te prometo que voy a buscarte. Un dia voy a buscarte y vamos a volver a estar juntas. (Se abrazan.) ESPEJO: Y en eso de los azotes, la nifia Raquel tuvo razon. Mu- cha raz6n. Porque otra fue la vida de Atima Imaoma en la nueva hacienda. Nada de ser doncella... ;Doblar la es- palda! Nada de aprender letras... |Fregar hasta quedar sin piel! Nada de buena comida... jSobras y pan viejo! Por eso, como un tambor sonando a lo lejos (de fondo se escuchan tambores, como los de la apertura), una palabra empez6 a repicar en la mente de la esclava: fuga, fuga, fuga... —=_ ESCENA 10 Mendoza, ario 1814. Hacienda en las afueras de la ciudad. Un barracén de esclavos. Todos duermen. Atima Imaoma se sienta ensu camastro, escucha la voz de Atima, su madre, que le habla. ATIMA (MADRE): (Voz en off) Vamos, abandona tu camastro y corre, Pero no se lo digas a nadie, ni a la escudilla en la que comes, ni a tu sombra; porque los rumores de fuga tienen sus propios pies. Atima Imaoma se levanta y sale, muy sigilosamente, ~ — ATIMA (MADRE): (Voz en off) Afuera hay caminos, hay tambores para guiarte. Vamos... Este es el momento. jCorre, Atima Imaoma, corre tan lejos como puedas! Atima Imaoma obedece la voz de su madre yescapa corriendo de la hacienda. ATIMA (MADRE): (Voz en off) {Corre, Atima, corre tan lejos como puedas! jCorre, Atima, corre tan lejos como puedas! = ESCENA 11 Exterior de la hacienda. Corridas, gritos, ladridos. Tambores. VOCES DE HOMBRES: jFuga, fuga! Hay que cubrir todo el terreno. Que no escape... HIJO DEL AMO: jLos esclavos de mi padre no huyen! Mucho me- nos esa negra sucia. Yo mismo la encontraré y la traeré a la rastra. Atima Imaoma corre. Los hombres, guiados por el hijo del amo, salen a buscarla. VOCES DE HOMBRES: Saquen a los perros. jQue no escape! Atima Imaoma corre y se engancha la ropa en una rama. ‘Sigue corriendo. Llega el hijo del amo y encuentra un jirén de la ropa de la esclava. Lo toma. HIJO DEL AMO: (Te tengo! Te voy a cazar y mi padre me mirar4 orgulloso. Y mi prometida se llenard de admiracién. As{ que elegiste trepar por la quebrada. Mejor. As{ ser4 mas facil. Elhijo del amo sigue tras las huellas de Atima Imaoma, bn ESCENA 12 Quebrada. Noche. Mientras los hombres gritan Y persiguen a Atima Imaoma, la muchacha sube con grandes dificultades por la alta ladera. ESPEJO: Atima Imaoma comenzé a trepar por la quebrada, agarrandose de las salientes, con la esperanza de que la otra ladera la pusiera a salvo de sus cazadores. La que- brada era alta y escarpada. Pero ella no miré hacia atrds. VOCES DE HOMBRES: ;Fuga, fuga! ESPEJO: Trepé Atima Imaoma. Ya casi llegaba a la cima. Pero cuando estuvo allf, qued6 paralizada: la otra ladera era una pared vertical, imposible de descender. Ella no era p4jaro para volar, ni culebra para arrastrarse. Era una esclava profuga que, cuando intenté volver sobre su ca- mino, vio a la muerte con sombrero de paja, miréndola desde abajo. 2 ganas eran fuertes, Sus que unas Sandalias lentados; as{ que = ESCENA 13 Oficina del amo. El amo, hierdtico, bebe té en su escritorio. De pie ante él, atemorizada, esté Atima Imaoma. ‘AMO: Asf que vos sos la que quiso burlarse de mf. Sabés que tu vida y tu muerte caben en la palma de mi mano? {Sa- bés que dejar a un préofugo sin castigo es el peor error que un hacendado puede cometer? Pero salvaste la vida de mi hijo y el médico dice que volver a ser el de antes. Y yo digo que volverd a ser el mejor cazador de esclavos préfu- gos. Las mujeres son débiles, siempre lo digo. La prometi- da de mi hijo y mi esposa me han pedido por vos. Desean y suplican que, en compensacién por lo que hiciste, te dé la libertad que tanto querés. {Y sabés qué voy a hacer...? (Pausa) jLes voy a dar el gusto! Les daré el gusto, claro que si... Sos libre desde este mismo instante. Y hasta una carta te voy a dar para que nadie te traiga de regreso. (Amenazante,) Pero, escuch bien esto, jvas a volver pron- to! Vas a volver suplicando! ;Cémo te imaginds la liber- tad, desgraciada? Anda només..., que ya te voy a ver con la mano extendida. ESPEJO: Atima Imaoma caminé por una ciudad convulsiona- da, que no tenfa tiempo ni ofdos para una pequefia escla- va liberta. Pidié trabajo y no se lo dieron. Nadie queria cargar con una esclava que ya habfa probado la libertad. Era un riesgo demasiado alto. Y un mal ejemplo para los esclavos propios. Atima Imaoma camin6 dfa y noche, ob- teniendo a veces una limosna, a veces un poco de pan. 29 game y la noche fueron noche, arrastrada un campamenty d. Porque a fines Uno de ellos estira la mano y le acaricia la cal Atima Imaoma se retira. jEh, no seas mula! 9 |: Deberias estar mas agradecida, te dimos de comer. sha que alguien se acerca. Entra el general José de San Martin linterna de gas y los alumbra. Encandilados, los soldados en principio no distinguen de quién se trata. aTIN: Soldados! pos 1 Y ll: (Reconocen la voz y se cuadran.) \Sefior! RTIN: Quién es esta joven? (Sin saber qué responder.) No sabemos, sefior. i: (Con respeto.) Aparecié de la nada y pidié comida. ARTIN: (Severo.) 3Y ustedes, qué hicieron? (Los soldados se y demoran en responder.) Llévenla con las mujeres. sabran tratar a una joven asustada y hambrienta 0 mejor que nosotros. {No lo creen asf, soldados? OS 1Y Il: {Si, sefior! tay smo campamento, de dia. Tienda del general San Martin. el trajin del ejército. Ruido de armas, relinchos. Hombres NY Vienen. Atima Imaoma, con cierto temor, se asoma a ay ve al general sentado ante un escritorio, trabajando unos papeles, San Martin levanta la cabeza y lave. a SAN MARTIN: Adelante. ATIMA IMAOMA: (Con timidez.) Buenas tardes, sefior, SAN MARTIN: Qué buscds aqui? ATIMA IMAOMA: Sé que usted necesita muchas cosas Para sy ejército. Y yo tengo... SAN MARTIN: Gracias, pero no es mi tarea recaudar las donacig. nes. Afuera te van a decir dénde dejarlas... (Se interrumpe por un acceso de tos seca.) ATIMA IMAOMA: Alce los brazos, sefior, y diga: “Con Dios, con Dios se va la tos’. San Martin se sirve agua, bebe y sonrie, SAN MARTIN: Vamos a ver qué tenés para donarle al ejército. ATIMA IMAOMA: Este espejo, sefior. Viene del Africa, sefior. (Con brio.) Mi padre se lo obsequié a mi madre. Pero antes de eso, la madre de mi padre lo recibié de su propia madre SAN MARTIN: espacio... que ya me perdi con tantos padres y madres! (Pausa.) ;Y para qué creés que podria servirnos un espejo? ATIMA IMAOMA: Para hacer sefiales de luces, sefior. Yo las hice, y con eso salvé la vida del hijo de mi amo... que por eso me dio la libertad. San Martin toma el espejo en sus manos, lo mira con atencidn. Medita un momento, SAN MARTIN: ;Sabés lo que es un salvoconducto? ATIMA IMAOMA: No, sefior, SAN MARTIN: En una guerra, es necesario que los mensajeros leven algo que los identifique... Una sefial. gMe entendés? ATIMA IMAOMA: Sf, sefior. Lo entiendo, a SAN MARTIN: Mira lo que vamos a hacer para darle a este espejo un buen destino. San Martin toma un estilete y graba su firma en el dorso del espeje Ahora es un salvoconducto. Y tendra SAN MARTIN: jYa es trabajo en esta guerra. ATIMA IMAOMA: (Emocionada.) Gracias, senor SANMARTIN: Te prometo que lo llevaré uno de mi §SPEJO: Las guerras no se quedan quietas. Pocos dias de pués, las barracas se levantaron y los hombres partier Para Atima Imaoma se habjan terminado los pocos dias de sosiego y alegria que aquel lugar supo darle. El Bjéreito Libertador partié a cruzar la cordillera y Atima Imaoma Volvié a quedarse sola y presa de su dolorosa libertad 3 gua SARGENTO: jPero yo prefiero que te acerques a tomar caldo, criollo sucio! pAISANO: (Vzelve lentamente.) Si usted me lo pide... Elpaisano se acerca. Cuando se inclina a sorber caldo, un soldado ve el espejo que lleva colgado. SOLDADO ESPANOL II: ;Miren al paisano llevando chucherias de mujeres! Elsargento le quita el espejo con rudeza. Lo observa. SARGENTO: Conozco este trazo. Lo vi en el salvoconducto de | unos que trafan correspondencia militar hacia Chile. En- | tre ellos habfa un indiano que nos hacfa de informante. | (Se guarda el espejo en la chaqueta.) | | Los espaitoles se ponen de pie y sacan sus armas. PAISANO: No sé si sera lo que usted dice. Pero me lo vendieron barato, y se lo llevo a mi esposa para que me perdone la demora en llegar. SARGENTO: Tu esposa tendré que esperar un poco mas. Te vie- nes con nosotros al cuartel para que el general Orddfiez vea tu espejito. ;A ver si dices la verdad! PAISANO: Le suplico, sargento... SARGENTO: Un carajo! Los esparoles van a detener al paisano, ‘pero en un movimiento sorpresivo, este lograr escapar. Los tres espanoles van tras él. = ESPEJO: (Mientras se oyen gritos afuera.) El mensajero del Ejér- cito Libertador sofié que era posible... Correrfa hasta el caballo atado en un poste cercano, montaria y saldria al galope. (Se oyen disparos.) Pero hasta alli llegd su suefio. Aquella misma triste noche, un ataque sorpresivo sem- br6é panico y sangre en Cancha Rayada. my, tm, ESCENA 17 Ciudad de Mendoza, ao 1821. Atima Imaoma camina por las calles con una nifia en brazos, Pide ayuda a la gente que pasa a su lado. ATIMA IMAOMA: Sefior, tengo hambre... Senora, puedo trabajar acambio de comida... la nifia casi no llora, le juro... Sefio- ra... Sefior, por favor... Varios transetintes pasan a su lado. La ignoran o la desprecian, nadie se detiene a ayudarla. TRANSEUNTES: 3Sos una esclava liberta? Mira para lo que te sirvié tu libertad... ;Algo habrds hecho para terminar asi!... {Qué buscds a estas horas, negra sucia?... Nada. nada! No hay nada! jY que no te vea mas por aca! ;Enten- diste?... ;Ah, y a mf quién me ayudal!... ;Comé libertad! ESPEJO: En cuanto a mf, debo confesarles que desde la desgracia de ese pobre paisano que me cargaba como > * salvoconducto, comenzaron los peores afios de mi vida. Aquel sargento espanol me arrojé dentro de un cofre enmohecido. Pasé largo tiempo alli encerrado, comple- tamente a oscuras. jlmaginense! No hay peor condena para un espejo que permanecer en un sitio sin luz. Sin luz no hay nada que reflejar. jLa luz es el aire de los es- pejos! Desde esa profunda oscuridad, pude escuchar que de aquella batalla el sargento salid herido y pasé a retiro. Entonces ocurrié un tiempo casi eterno, Ileno de silencio y de una quietud sofocante. Hasta que un dia, cuando mi alma estaba casi extinguida en la oscuridad, me desperté escuchando voces y movimientos. De pronto el cofre se sacudié, gird, se golped varias veces. Mas tarde, comenz6 a mecerse acompasadamente a lo largo de los dias. En- tonces comprendi que estaba cruzando el mar otra vez. amy, ESCENA 18 Valencia, Esparia, aio 1836. Sala en una casa atiborrada. Maria Petra, duefa de uno de los anticuarios mds renombrados de la ciudad, y su criado Dorel estan sentados a la mesa. Comen. PETRA: (Amenazante.) {Ni los ojos, Dorel! No lleves ni tus ojos mas alld del umbral de la casa, porque nunca se sabe dénde se esconde lo peor... Y menos al atardecer!, que ya sabemos, Dorel, las calamidades que el atarde- cer esconde entre sus barbas rojas. Bien posible es que 37 onden en busca de cabezas, que luego ahue- ys moros re : acerolas. Ya te dije que ellos lo can para utilizar como ¢ hacen, verdad? DOREL: (Jemeroso.) Pero... a . pETRA: (Lo interrumpe.) {Dices Pero «- Qué “pero” vas a oponer a las ensefianzas de Maria Petra? Nada de peros, ni de peras, ni de Pérez... Recuerda que aqui los males son tan numerosos como las moscas. Ya propésito, ate he dicho ya de una nueva mosca que clava aguijones en el rostro del que duerme? Asfes. Y ala manana siguiente, despiertas con urticaria de color azul, jy pobre de ti si te la rascas! porque, entonces, el veneno de la mosca entra y va directo al corazén. Y en el propio y mismisimo cora- z6n de la victima comienza a formarse, ,cdmo te diré?, un barrio, una provincia, un pais de moscas... Dorel siente nduseas por lo que escucha. PETRA: Cada vez que recuerdo cémo estabas cuando te saqué del orfanato, Dorel... ;Puro hueso y puro pensamiento! El pensar no es nada bueno, jya te lo he dicho, verdad? DOREL: Si, sefiora. : PETRA: Hoy ya eres un joven bien crecido. Y eres muy feliz. No es asi, Dorel? pETRA: Te diré que no has sido tan malo... Los hay peores que tu, eso es cierto. No eres tan malo, debo admitirlo. Ano set... (tamborilea con los dedos en la mesa), a no ser por el famoso asunto de... (hace un gesto supersticioso) la musica. Cuanto te lo he repetido, Dorel, la mtisica nacié en el casamiento de una bruja... (Baja la voz.) Parece ser que una bruja fue invitada al casamiento de una de sus primas. Lleg6, disfruté del banquete. Pero cuando fue la hora de los obsequios noté que no tenfa nada que ofre- cerle a la novia. Entonces, concibié la idea de abrir su boca, deforme y dientuda, y tararear. Asf nacié la musi- ca, Dorel. jY bien hiciste en olvidarla! Porque la olvidas- te, gverdad? Dorel baja los ojos, que se le humedecen por la emocién, y trata de ocultar lo que querria decir. DOREL: Si, sefiora. La olvidé. PETRA: ;Son lagrimas lo que veo en tus ojos? DOREL: (Haciendo un esfuerzo por contenerse.) No tengo motivos para llorar. : PETRA: Lo mismo creo yo. No tien sik sae oe | | | | maestrillo de mala muerte! Ya + ! Es ese 7 a entiendo! jEs z se jAhora s! No volveré a permitir que ese olfa algo yo... Nunca mas: © monstruo te visite nunca mas. tay, ESCENA 19 ESPEJO: Tres dias pasaron y el sdbado Ileg6. Como cada sema- na, el maestro fue puntual y llamé a la puerta de la casa de Maria Petra. Se oyen golpes a la puerta. Marta Petra abre. MAESTRO: (Quitdndose el sombrero.) Tenga usted buenas tardes, sefiora. PETRA: (Violenta.) {No seran buenas con usted aqui! ;Fuera! Aléjese de mi casa. MAESTRO: No comprendo... PETRA: ,Qué es lo que no comprende? Aléjese usted de mi casa. Dorel aparece detras de Maria Petra. BOREL: (Desesperado,) Maestro, ella no cree que la musica sea buena para el alma y...! Maria Petra lo empuje i uja hacia adentro, Dorel intenta salir, pero Marta Petra le da una bofetaday le ordena regresar a su lugar. DOREL: (Con angustia.) Maestro! MAESTRO: Corre, Dorel, corre tan lejos como puedas. Ei, «0 ae -_ Maria Petra cierra de un portazo. tu, ESCENA 20 Pocos dias después, en el anticuario de Maria Petra. Dorel esta solo, atendiendo y limpiando algunos objetos. Entra un joven de cabello rojizo. JOVEN DE CABELLO ROJIZO: Buenos dias. DOREL: Buenos dias. JOVEN DE CABELLO ROJIZO: Deseo vender este espejo, que pertenece a mi padre... Eljoven de cabello rojizo desenvuelve el espejo y lo muestra. DOREL: (Casi sin mirarlo.) No puedo comprar. La duefa del anticuario ha salido. JOVEN DE CABELLO ROJIZO: Pero este espejo vino desde Amé- rica. Lo trajo mi padre. FE] fue sargento, pero tuvo que re- gresar a causa de una mala herida que recibié peleando contra el ejército del tal don San Martin... DOREL: (Lo interrumpe.) ;San Martin? El maestro me lo ha contado todo... ;Pero no puedo comprarlo! JOVEN DE CABELLO ROJIZO: Silo miras con detenimiento, verds que tiene bien tallada la madera. ;La ves? Es la firma de ese general americano. Vamos, por solo cuatro monedas te lo dejo. Ahora mi padre esta muy enfermo y necesita medicinas. Ba — Te doy tres monedas. ROJIZO: (Suplicante.) Es para medicinas, onedas para poder comprarlas, porEL: (Duda.) JOVEN DE CABELLO Necesitamos cuatro ada. DOREL: Tres monedas 0 nat ec JOVEN DE CABELLO ROJIZO: Esta bien. Algo es algo. y _ veremos de encontrar la que nos falta. ven de cabello rojizo entrega el espejo, toma las tres monedas y sale, Dorel sigue limpiando, pero de tanto en tanto mira el espejo que dejé sobre el mostrador. Fljor DOREL: (Atormentado,) gPor qué le di solo tres monedas? Petra lo venderé en diez. (Habla como Petra.) Pero, al fin, es un negocio... Y la ganancia es lo unico importante... (Recupe- rando su propia voz.) Pero era para medicinas, y el joven j parecfa sincero. ;Petra se pondra feliz con esta compra! Pero... gy si el hombre muere por no tener sus remedios? El maestro siempre repetia que la estatura de un hombre es la de su corazon... Pero Petra... (Se decide.) Bah, jque se la lleven los moros... 0 las moscas! Dorel busca una moneda, se cuelga el espejo al cuello y sale corriendo del anticuario. - ESCENA 21 Calle: : ’s de Valencia, Dorel, lleno de miedo y culpa, va ani dando por calles que no conoce e n bi ‘ sino, VE acercarse aun hombre y se a del joven de cabello rojiz0 iE, «2 S HOMBRE: {Te sucede algo, muchacho? ;Puedo ayudarte? Dorel, temeroso de que le hable un extrafo, solo niega con la cabeza. HOMBRE: gQuieres que te acompane a tu casa? Dorel vuelve a negar con la cabeza. HOMBRE: gBuscas a alguien? Dorel asiente con la cabeza. HOMBRE: ZY a quién buscas? DOREL: (Balbuceante.) A... a... a un joven de cabello rojizo que... que necesita una moneda. HOMBRE: {Un joven de cabello rojizo? DOREL: Si, sefior. De cabello rojizo. HOMBRE: Pues creo haberlo visto hace un momento en la plaza principal. Dorel sigue andando cada vez mas répido. Una anciana procura levantar algunas cosas que se le cayeron. Dorel pasa junto a ella. ANCIANA: No piensas ayudarme? zO seré que no te ensefiaron a respetar a los mayores? Dorel se detiene y levanta las cosas de la anciana. ANCIANA: Creo que deberfas estar haciendo algo de provecho en lugar de estar haraganeando. OOREL: Busco a alguien. ANCIANA: No me digas! gY a quién buscas? — {oe DOREL: A un joven de cabello rojizo que debe estar pidiendo una moneda... ANCIANA: Tienes suerte. Acabo de verlo. El pobrecito esté en el puente, pide que pide para una medicina. Pero nadie le ha dado nada. Si tu tienes una moneda para darle, ve q buscarlo. DOREL: Es que no puedo irme tan lejos... ANCIANA: (Enérgica.) No vengas con que no puedes. Claro que puedes porque tienes dos piernas. Ve al puente ensegui- da. jCorre, corre...! Dorel corre y llega al puente. Tropieza con una bella vendedora. VENDEDORA: (Encantadora.) ;Buenos dfas! Vendo panecillos de anis, ;quieres comprar? Dorel la mira embelesado. VENDEDORA: Si tienes una moneda, compra un panecillo. Estén recién horneados. Te gustaran. DOREL: Tengo una moneda, pero no puede gastarla. VENDEDORA: ZY eso por qué? DOREL: Porque debo darsela a un as de cabello rojizo que la _ necesita para comprar... VENDEDORA: es Dorel continua su camino. Un monje sentado a la sombra de un drbol junto a un monasterio lo ve pasar, entre confundido y preocupado, y lo detiene. MONJE: ,Qué buscas, hijo? (Se /evanta con lentitud.) DOREL: (Timidamente.) Busco a un joven de cabello rojizo. Me vendié este espejo, y yo le debo una moneda... MONJE: ;Se trata de un joven que debia comprar medicinas? DOREL: (Mds entusiasmado,) Si, ese mismo. MONJE: Puedes estar tranquilo. El muchacho estuvo aqui. Le dimos lo que necesitaba y algo mas. Por cierto, estaba muy agradecido hacia la persona que le habia comprado el espejo. Y por lo que veo, esa persona eres tt. 5s gum DOREL: Yo Soy; si. NJE: Pareces sediento. al Es verdad. Vengo caminando de muy lejos. MONJE: (Sonriendo.) Lo lejos y lo cerca dependen del caminan- te. ‘Ven te daré un poco de agua y frutas... (Salen juntos.) tao, ESCENA 22 EspEJO: Un rato después, Dorel esperaba en una sala del mo- nasterio una vianda de galletas y frutas que el monje le haba ofrecido. ;Cudntas cosas habfa alli para curiosear! Una bandeja de plata, un crucifijo, papeles y tinta... Y algo mas. Algo maravilloso que parecia estar esperandolo... | Dorel ve un violin. Piensa en tomarlo. Se acerca. Se detiene. Regresa. Finalmente se decide: va y toma el instrumento entre sus manos con mucho cuidado. Luego, casi temblando, toma el arco y frota con suavidad Jas cuerdas. Un sonido excepcional sale del instrumento. Entra el monje yi : observa unos instantes sin hacerse notar. Luego carraspea, camina oe ae banco cerca del cual estd Dorel y apoya una bandeja con Dorel, avergonzado, intenta guardar de manera ‘precipitada ne Se violin, pero el monje, con un gesto amable, le pide que continie. ejecen, 3Y nosotros, in de imagenes, de encantadora, crecid también. Se desposd, tuvo hijos, enviudé tempranamente... Y algunos afios mas tarde decidié cumplir un suefo siempre postergado: viajar a Espania, la tierra de sus ancestros. =, = ESCENA 23 Madrid, ario 1843. Camarin de un teatro. Dorel se quita la chaqueta frente a un espejo. La vendedora de panes, que se ha transformado en su asistente, ai bre la puerta asoma la cabeza. y VENDEDORA: Alguien desea verte, Dorel. jNo pongas esa cara de susto! Se trata de una sefiora que se emocioné mucho con tu violin y desea felicitarte. ;Puedo hacerla pasar? BOREL: (Con inquietud.) ;Es Marfa Petra? VENDEDORA: (Se encoge de hombros.) ;Eso te harfa feliz? DOREL: (Triste.) Tal vez. La vendedora sale. Dorel se mira en el pequerio espejo con marco de ébano. RAQUEL: (Asoma la cabeza y entra.) Con su permiso. Dorel se muestra decepcionado al ver que no es Maria Petra la que entra a su camarin. RAQUEL: Parece que esperaba a otra persona. DOREL: (Se recompone.) No, no. Disculpe. : RAQUEL: Estar4 usted cansado y yo no quiero importunarlo 47 eam a ho. Solo querfa decirle que su violin tiene alma, ucho. See e r concierto que jamas escuché! : , Muchas gracias, sefiora. iEs @ - rado., DOREL: ae més, ya que es usted tan gentil. (Raquel sacq an de su bolso de mano.) ;Podria escribir gy un nombre aqui? : poREL: (Casi avergonzado.) Claro, claro. Permitame que busque tinta y pluma. Dorel busca los elementos para firmar el autégrafo, mientras Raquel mira con curiosidad a su alrededor, RAQUEL: ¢Sabe...? Decidi hacer este largo viaje de América a Espafia y he visto cosas magnfficas, pero la musica de su violin... (Raquel se detiene en seco Y palidece porque de re- pente ve el espejo de ébano sobre una mesita, junto a otras pertenencias de Dorel. Se acerca ¥ lo toma.) ;Cémo puede ser? Es el mismo, es su espejo. (Extasiada.) No es posible, Dios, ¢¢6mo podria ser...? (Dorel se acerca a ella.) Por qué tiene usted el espejo de Atima Imaoma? DOREL: (Sin comprender) ;De quién? RAQUEL: (Sin dejar de mirar el espejo que sostiene en sus manos.) La llamébamos Silencio, Luego ella me dijo que = nombre era Atima Imaoma, Pero... jeste es su espejo! Teconocerfa entre millones, EL: (Que sigue sin Comprender) Le compré este espejo hace Varios afios a un joven de ¢; : ji ir, no ter- 3 aan me comprare. abello rojizo, Es decir, roa oe entenderlo, No puedo creerlo, fi » ee | “quel joven me qj paaeelaan, explicaciones,) En verda' “, eet lo big el spejo venfa de América. Y que 48 Dor odtenido allf. También me dijo que..- RAQUEL: jAmérica? DOREL: {, América. No vaya a creer usted que soy un Jadrén 0 que obtuve esta pieza con malas artes... RAQUEL: Debo admitir que me harfa muy feliz recuperarlo. Puedo pagar lo que usted pida. poREL: Pagué apenas tres monedas por él, y hoy ya no las | necesito. Si es que este espejo tiene una dueiia, lléveselo usted. Ya hizo demasiado por mi. Raquel aprieta el espejo contra su pecho. RAQUEL: (Con emocién.) Es usted un gran hombre. Le aseguro que su desprendimiento traeré felicidad. ESPEJO: Los espejos reflejamos la historia de nuestro tiempo. Y a veces, ensanchamos, adelgazamos o distorsionamos. la realidad. Por mi parte, nacf en una aldea que habita- ba en su propio mapa, fui a un mercado de esclavos en el Rio de la Plata. Intenté una fuga, compartt el campa- mento con un Ejército Libertador en pie de guerra. Viajé de América a Espaiia en el cofre de un sargento espafiol. Y recuperé la libertad y el propésito en las manos de un huérfano sofiador que se hizo artista. Y muchos afios después... ESCENA 24 Mendoza, ato 1844, La misma hacienda donde habia sido en- P| viada de nifia Atima Imaoma. Fr ~ a Raquel palmea para llamar. Sale de la casa un sirviente, que se sorprende por la visita de una senora de alcurnia. v SIRVIENTE: (Inclindndose.) Buenas tardes, sefiora. ;En qué pue- do servirla? RAQUEL: Busco a... una antigua amiga que fue trafda a esta | hacienda como esclava hace... hace ya muchos afios, El sirviente se queda perplejo. RAQUEL: Vea, vengo desde muy lejos, buscandola. Tengo algo que le pertenece y necesito darselo. | SIRVIENTE: La sefiora recordard el nombre de esa... esclava? RAQUEL: jClaro que lo recuerdo! Su nombre es Atima Imaoma. ¢Sabe addénde puedo encontrarla? SIRVIENTE: 3La sefiora fue ama de Atima Imaoma? | RAQUEL: Fui su ama... Y a veces, su amiga. | SIRVIENTE: Entonces debe saber que ella ya esta en la tierra | de los antepasados. RAQUEL: gPudo regresar a su aldea africana? SIRVIENTE: (Entristecido.) No, sefora. Atima Imaoma esté en la tierra de la que no se vuelve. Raquel angustiada, se tambalea. SIRVIENTE: Le voy a traer agua. RAQUEL: No, est bien. Su tumba, zestd lejos de aqui? SIRVIENTE: Lejos no, sefiora. Su tumba estd en el limite norte de la hacienda, alli donde el antiguo amo permitfa a¥° enterrdsemos a los nuestros. 50 RAQUEL: Iré ahora mismo. SIRVIENTE: Si desea la sefiora, puedo acompanarla. RAQUEL: Gracias. Prefiero ir sola. SIRVIENTE: Pero gla sefiora va a ir a pie, bajo este sol? RAQUEL: (Segura.) Atima Imaoma hizo mucho mas que eso por mi. =, ESCENA 25 Limite norte de la hacienda. Un cementerio de esclavos. Raquel camina entre las tumbas hasta que encuentra la cruz de ‘palo que tiene tallado el nombre de Atima Imaoma. Se inclina sobre ella y le habla a la esclava. RAQUEL: Aqui estoy. Estards enojada conmigo porque nunca cumplf mi promesa de buscarte. Ocurrieron cosas que me fueron demorando. Me casé, tuve hijos... Una mujer negra llega y se detiene detrés de Raquel, que no advierte su presencia. RAQUEL: Vine a buscarte para darte algo que te pertenece. Raquel saca de su bolso el | pequerio espejo enmarcado en ébano Y lo coloca sobre la tumba. RAQUEL: ‘Mira! Es tu espejo, el que te devolvié el nombre. Alguien lo mareé detras con un punzén... jNo sé quién lo tan torpe como para hacerlo! De todos modos, es tu espejo. No te separabas de él, zte eoorlas? (Pausa. Con angustia.) Tengo miedo. Y a Recs me siento i piano, y esos sirvientes que me 4 ngo mi muy sola. Aun te’ “ fs ee con rencor desde las sombras, como si yo hubie- ado la esclavitud. No como vos, porque vos me pudo haber sid se invent querias, gn0 es cierto?... Raquel escucha pasos a su espalda y, gira. Una mujer joven, idéntica a Atima Imaoma, la esté mirando. Al verla, Raquel, confundida y temblorosa, se pone de pie. RAQUEL: (Balbucea) 3A... A-ti-ma Ima-oma? ATIMA SILENCIO: Soy su hija. Me llamo Atima Silencio. RAQUEL: (Se calma.) Acercate, por favor. Atima Silencio camina con lentitud. ATIMA SILENCIO: ;Usted es... Raquel? RAQUEL: Me conocés? ATIMA SILENCIO: Mi madre siempre hablaba de usted. De amita buena. RAQUEL: ;En serio?... Contame de ella. ATIMA SILENCIO: Logré su libertad, Pero la libertad la trato mal, as{ que unos afiog después regresé ala hacienda, = a como sierva libre y conmigo en brazos. mt aa Tencla entre ella y los demas esclavos! Solo a = mis hermanos menores nacimos libres. AP! ery a escribir, Y conocemos nuestros 1 Raquel se hinca Yhabla en susurros con la tumba de A ly Lego se pone de ‘bie nuevamente. 52, a qaguel: Hace muchos afios tu madre fue mi doncella. Si quisieras, podrias tomar su lugar. ariMA SILENCIO: Gracias, sefiora, Seria bueno para mi tener casa y un mejor trabajo. Pero estoy caminando otro camino. El que quiso caminar mi madre. RAQUEL: Como quieras. ‘olo te pido que aceptes quedarte con este espejo (/e extiende el espejo a Atima Silencio, que lo recibe), estoy segura de que sin él las cosas hubieran ocu- rrido de otro modo. Adids. (Comienza a marcharse.) ATIMA SILENCIO: Adiés, Observa un momento la firma que esté en el dorso del espejo y luego mira a Raquel mientras se aleja. ATIMA SILENCIO: ;Ah, solo una cosa mas, sefora! El hombre que firmé este espejo no era nada torpe. EsPEJO: Igual que Atima Silencio, yo segui mi camino por mercados, cofres y naufragios... De un destino a otro has- ta llegar aqui, hoy, a contarles mi historia. Mi historia he- cha de reflejos de otras historias, que ya son parte de mj, Y ahora también de ustedes... Quizds, algtin dfa, llegue a sus manos. Quizas, algtin dfa, sus rostros se reflejen en mi alma. jHasta entonces! TELON Detras de bambalinas.. El magico mundo del teatro Por Liliana Bodoc Los actores y las actrices se transforman en person « 5 ee ajes sobre el escenario. Los vestuaristas disefian y confeccionan los trajes para la representacién. Los escendégrafos disefian el ambiente. Los iluminadores apuntan sus luces. Los soni- distas intervienen la obra con efectos de sonido. E] director, dirige. Los espectadores observan, escuchan, aplauden. Pero, antes de que ocurra lo anterior, alguien escribié la obra. Por esta raz6n, los dramaturgos (autores de obras tea- trales) tienen mucho mas que palabras en su cabeza. Es que cuando hablamos de teatro, el texto es solo el comienzo: de nada servirian los parlamentos sin el cuerpo, la voz, la pasién de un equipo y, en especial, sin la participacion de los actores. PT Las fotos de estas paginas fueron tomadas el dia del estreno de 8 obra en el teatro Comedia de la Provine? de Buenos Aires. En la imagen puede verse al Espeo en la escena del comienzo: toro gigante es un recurso que NS a los espectadores el espacio y tel tiempo de la accién: Africa, fines siglo XVIIl EL CREADOR DE “LA PARTITURA® Todos hemos visto, alguna vez, las mascaras opuestas: Ja risa y el llanto, la tragedia y la comedia. Asi se dividieron Jas obras teatrales en la Grecia clasica. Ciertos dramaturgos, como Esquilo, Sdfocles o Eurfpide se inclinaron por la mue- ca triste. Otros, como Aristéfanes, prefirieron la risa. Pasaron siglos. En el mundo y en los escenarios las cosas cambiaron. Ya no es posible clasificar con dos rétulos las obras de teatro; sin embargo, algo se mantiene intacto. Aunque es cierto que hoy ontamos con diversos esti- os de espectaculos que se llevan adelante sin la necesidad de que alguien elabore un texto previamente (como en los espectaculos de improvisacién o de creacién colectiva), § dramaturgos todavia son quienes escriben “la partitura” elo que sera, con o sin telén, una obra viva. El Senor Fontezo le avisa a Raquel que deben vender a Atima Imaoma. t@z0 y Cabrera en el mercado de 57 éQUE HACE UN DRAMATURGO? Mas que pensar en lo que un dramaturgo hace, me cones pensar en lo que no puede hacer. Un autor teatral no puede escribir todo lo que desea contar. ‘l tiene una escena en su cabeza de la que solamente podra escribir una Parte; el resto tendrd que dejarlo librado a las decisiones del director y en especial, de los actores. : Para comprender lo anterior, tal vez nos sirva un ejempl Si se tratase de un cuento, podriamos escribir: “Laura en- , dejé caer al suelo su bolso negro, abrié los brazos y dijo que estaba feliz de haber regresado al hogar de su in- fancia”. Pero si nuestro texto fuese una obra de teatro, la cosa seria distinta: Laura: (Entrando,) (Estoy feliz de haber regresado! é el resto...? El resto de la escena se completa con otros elementos: el modo en que Laura entra, deja el bolso en el sue- lo, sus brazos abiertos yla alegria que manifiesta son parte de laactuaci6n. Una actuacién que estaré guiada por el director, y acompahiada por cierta escenografia, luces, sonidos. Las palabras escritas por el dramatur muy lo. gO son, aunque muy teatral. Es por eso e completar en su cabeza aque- dor, no ha sido contado. importantes, solo un aspecto de la obra que, al leerlas, cada lector deb llo que, al no existir un narra i Atima Imaoma descubre sy Nombre. Aima Imaoma ante su amo en Mendoza, luego de su intento de fuga. iam, 58 Ademis de dejar el lugar creativo a los actores y direc tores, el escritor debe tener en cuenta el ritmo y el tiempo. odemos leer un libro a lo largo de varios dfas, pero hoy una pra teatral no podria durar mucho mas de una hora y me- fao dos. Entonces, la adaptacién e: 0s momento: dificil! Sime pas6 con la adaptacién de leadaptar esta novela fue desafiante porque es la historia frias generaciones en varios lugares del mundo. Era nece- Jeambiar la historia original para hacerla posible sobre ario. Debia concentrar el tiempo, apretar los afios. Y mas fue Atima Imaoma quien recibié el peso de los gS. Ella y su hija, Atima Silencio, debieron compartir 4 obligada a seleccionar y desechar el resto. Una tarea que suele ser il espejo africano. La ta- diera ser representada. Al fin y al cabo, los que menos acostumbrados a compartir. Raquel le devuelve a Atima Silencio el espejo que habia sido de su madre. 59 ow > LILIANA BODOC LA DRAMATURGA NOS CUENTA... Para saber mds sobre el teatro y la escritura | de la escena, entrevistamos a Liliana Bodoc. Ella nos cuenta cémo nacié su amor por este arte y qué nos ensefia la practica teatral, especialmente a los nirios y jévenes. Sabemos que tu papa fue director de teatro y Que vos fuiste actriz, cinfluyé esto en tu decision de escribir? Asi es... Mi padre fue actor y director del teatro La Brijula, en la provincia de Santa Fe. A veces ensayaban en el living de casa y eso, para mi, era maravilloso. Me permitian estar un rato, sentadita y callada, mirando a los actores yalas ac- trices repasar sus textos, marcar algunos movimientos ya veces, debatir sobre lo que estaban ens; guna duda de que fue entonc el teatro. Y por la palabra. ayando. No tengo nin- es cuando se sellé mi amor por Qué te atrae del teatro? En especial me atrae la escenario en Cuerpo y al cion de cortar cien vece: actores entran a escen; de Corregir 0 volver a valentia de los actores, que salen al ‘ma. No es el cine, donde existe la op- S una escena hasta que salga bien. Los ay el piiblico esta alli. No hay manera = €mpezar. Asi es el teatro, parecido a la vida: un lugar dond ee See equivocamos tene © nadie grita: “Corten, Va de nuevo”. 108 MC ett : : SA, 60 °S una sola posibilidad: seguir adelante gQue te resulta valioso del teatro como disciplina artistica en relacion con los ninos y jovenes? "El teatro, el aprendizaje teatral, es inmensamente valioso a cualquiera que lo realice. Mucho mas si se trata de nifios jovenes. Sin dudas, esto que antes decia... La practica tea- al nos ensefia a trabajar con nuestros errores. También nos fia el trabajo colectivo, porque el escenario es un terri- io compartido donde todo el elenco debe defender el mis- proposito: que la obra salga de la mejor manera posible. is, hacer teatro supone un gran entrenamiento de las mes, del cuerpo y de la voz; las herramientas con las construyen los personajes. f qué decidiste transformar la historia en prosa de la a El espejo africano en dramaturgia? quise adaptar al teatro alguna de mis obras narrati- embargo, la decisién de que esa obra fuera El espejo ano no salio de mi, en primera instancia. Un grupo de la Compania Teatral Tres Gatos Locos, me impulsé omparié en este proceso. Y a partir de su trabajo, de acer y deshacer, ensayar y buscar, logré plasmar la del espejo de Atima Imaoma en una versién teatral. eriencia me sirvié para fortalecer una conviccién: el 0 es un trabajo para solitarios. El teatro es un coro de s entonando la misma melodia. s de leer la entrevista, gte imaginds adaptando ra para llevarla a escena? ;Qué elegirias: un cuento, ela, una fébula? Y si crearas una historia nueva,

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