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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR

ADMINISTRATIVO SANITARIO
ROTACIÓN ADULTO

Integrantes:

● Steffy Escobar ● Alejandro Narváez


● Diana Gómez ● Gabriela Pérez
● María José Herrera ● Abigail Sigüenza
● Micaella Jarrín ● Jennifer Silva
● Lizbeth López
● Diana Medina

TEMA: Vigilancia sobre hepatitis b y c en trabajadores de la salud

El virus de la hepatitis B (VHB) es el más eficientemente transmisible de los virus


transmitidos por la sangre que son importantes en los entornos de atención médica. Los
trabajadores de la salud (TS) corren el riesgo de exposición al VHB de pacientes infectados y,
si están infectados, corren un riesgo similar de transmitir el VHB a los pacientes (Lewis, JD,
Enfield, KB y Sifri, CD, 2015). La hepatitis B y C constituye un importante riesgo
ocupacional para los trabajadores de la salud en los cuales la evaluación del estado
inmunológico contra la hepatitis viral es altamente recomendable como componente esencial
de los programas de control de infecciones dentro de los centros hospitalarios en donde se
maneja el personal de salud. El virus permanece infectante por largos periodos en superficies
y es transmisible aun en ausencia de sangre visible, por lo que los trabajadores de la salud
tienen un riesgo elevado de contraer la infección por vía parenteral, además de la transmisión
de la infección viral a los pacientes, el riesgo de adquirir la infección por VHB y VHC tras
exposición simple de sangre infectada por VHB y VHC se encuentra en el rango del 6 % al
30 % que se considera alto pero que con adecuadas maneras de manejo del personal y de
insumos hospitalarios es manejable.

La infección por el virus de la hepatitis B (VHB) es un importante problema de salud pública y se


estima que un tercio de la población mundial está infectada por él.
En los países de ingresos bajos y medianos (LMIC, por sus siglas en inglés), entre el 40 % y
el 65 % de las infecciones por VHB entre los trabajadores de la salud están relacionadas con
la exposición ocupacional percutánea, mientras que el riesgo correspondiente en los países
desarrollados es tan bajo como el 10 %.
Las soluciones sostenibles para la eliminación del VHB consisten en establecer un entorno de
trabajo seguro que haga hincapié en las medidas de control de infecciones en el lugar de
trabajo, incluida la visualización de medidas de profilaxis posteriores a la exposición , el
manejo seguro de objetos punzocortantes, la notificación inmediata de lesiones por pinchazos
de agujas y precauciones universales. (Eshwari, 2022).

El personal de salud constituye un grupo de riesgo para la infección por el virus de las
hepatitis B, este virus es una de las principales causas de mortalidad y morbilidad a nivel
mundial. Se debe mencionar que en las Américas, las hepatitis virales causan más de 125.000
muertes al año y la gran mayoría de estos fallecimientos son por hepatitis B y C, por cirrosis
hepática o por hepatocarcinoma (Barrios et. al. 2022). Según la OMS, 296 millones de
personas padecían infecciones crónicas por el virus de la Hepatitis B.

El personal de salud es considerado como de alto riesgo debido a la constante exposición (directa o
indirecta) con secreciones o sangre de pacientes infectados, en especial los trabajadores del área
quirúrgica, pese a ello la prevalencia reportada en este grupo de población es similar e incluso menor
que la observada en población general. (Cano-Contreras. 2019)

Es importante recalcar que la exposición accidental al HBV se define como una lesión percutánea
(pinchazo o corte) o contacto de mucosa o piel no intacta (quemadura, dermatitis) con tejido, sangre u
otro fluido corporal potencialmente infectante (semen, secreciones vaginales, LCR, sinovial, pleural,
peritoneal, pericárdico y amniótico). Es importante recordar que el HBV puede sobrevivir incluso en
sangre seca a temperaturas ambiente por el rango de una semana como mínimo. Por ello es importante
evitar la exposición ocupacional a sangre es la primera medida para prevenir la transmisión del HBV;
la inmunización y la terapia post-exposición son los componentes integrales de un programa completo
de prevención de infecciones luego de la exposición al virus. (Zamora, H. 2008)

La introducción de la vacunación sistémica universal en la década de los 90 y la implementación de


medidas preventivas para el manejo de sangre y fluidos ha provocado el descenso de la prevalencia de
forma significativa. Existe mayor exposición de contagios de los profesionales sanitarios vinculados a
los servicios de laboratorio, hematología, hemodiálisis, unidades quirúrgicas y de cuidados intensivos,
cuyas actividades incluyen contacto con sangre y otros fluidos corporales de los pacientes,
(Duro-Torrijos et al., 2020).
Los factores de riesgo para ser no respondedor a la vacuna son entre otros: la de edad de vacunación
(>40 años), sexo masculino, obesidad, alcoholismo, fumadores, factores genéticos,
inmunodeficiencias, fallo renal, enfermedades crónicas, vacuna inyectada intraglútea, y enfermedad
celíaca, no obstante, la gran mayoría de los no respondedores, son individuos sanos sin ningún factor
de riesgo conocido, estimándose que un 5-10% de los vacunados, no desarrollan anticuerpo a títulos
considerados protectores tras completar la pauta de vacunación, estos datos refuerzan la necesidad de
una vigilancia continua y la valoración de la administración de una dosis de refuerzo en los
profesionales sanitarios, (Duro-Torrijos et al., 2020).
Con esta información pretende estimar la prevalencia global de inmunización frente al virus de la
Hepatitis B, según variables demográficas y del entorno laboral, de todos los trabajadores
sociosanitarios vinculados a dos Departamentos de Salud.

El trabajador de la salud (médicos, enfermeras, paramédicos, laboratoristas clínicos, etc.), por su


actividad diaria está en riesgo de adquirir accidentalmente una enfermedad infecciosa. El contacto con
pacientes, fluidos biológicos y el cultivo o aislamiento de microorganismos infecciosos durante el
trabajo de laboratorio son factores que aumentan ese riesgo, y para disminuirlo se requiere de la
aplicación de medidas preventivas o precauciones estándar de bioseguridad para cada una de sus
actividades, por lo tanto, debe contar con el entrenamiento necesario. El uso de guantes, cubrebocas,
mascarillas, bata, así como la disposición adecuada de los residuos peligrosos biológico-infecciosos
resultan primordiales en el trabajo diario. (Ramos, 2006).
La evidencia de algunos estudios demuestran que es importante la formación profesional, del
conocimiento y del riesgo de infección en la determinación de la vacunación contra la hepatitis B
(Costa, 2013). Para concluir se sabe que el personal de salud tiene un riesgo superior a contagiarse de
hepatitis B o C que el resto del personal que trabaja en los hospitales, esto se sobretodo en el personal
que está a cargo de áreas como en urgencias, hemodiálisis, hemocentro, UCI o en los laboratorios. Es
por ello que los programas de vacunación contra esta enfermedad deben ser muy promovidos en el
personal de salud, junto con pruebas elisa para detectar el HBsAg y estar seguros de la correcta
inoculación.

Bibliografía:

Barrios González, F., Sequera, V. G., & Benítez Rolandi, G. (2022). Prevalence of

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Duro-Torrijos, J. L., Rodríguez-Blanco, N., García-Peral, P., García-Román, V.,

Boubeta-Lemos, N., Martínez-Martínez-Carrasco, E., & Fernández-Granja, M. (2020).

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https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2213398422001245

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