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Máxima pragmática

Una reformulación matemática


Sékioz de Niafre

19 de diciembre de 2020

«Parece, entonces, que la regla para alcanzar el tercer grado de claridad en


la comprensión es como sigue: Consideremos qué efectos, que puedan tener
concebiblemente repercusiones prácticas, concebimos que tenga el objeto
de nuestra concepción. Entonces, nuestra concepción de esos efectos es la
totalidad de nuestra concepción del objeto.» C. S. Peirce How to Make Our
Ideas Clear 1878

Sea x un «objeto de nuestra concepción», i.e., un objeto mental; o en terminología kan-


tiana, una Representación de un Objeto, x = r (o ), donde dicho objeto puede ser a su
vez una representación, o = r1 (o1 ).
E.g., sea x (mi representación de)1 una pelota concreta, o (de) la noción abstracta
de pelota, o incluso de n-esfera, pues huelga decir que o puede ser un vector, siendo
así x sintetizada a partir de múltiples instancias de objetos o percepciones o lo que sea
que queramos considerar como objetos primitivos, a los que llegaríamos por recursión
análogamente a las funciones primitivas de Frege. O por poner un ejemplo menos fisi-
calista, sea x (mi representación de) el mal, Dios...2

Sea ahora E( x ) el conjunto de los efectos de x que «puedan tener concebiblemente re-
percusiones prácticas». I.e., obviemos de x cualquier cosa que no tenga efectos prácticos
plausibles, en una suerte de navaja de Ockham (entendida como criterio demarcativo),
trabajando con x como si se tratara de una caja negra.
E.g., las distintas explicaciones que se han dado de la combustión a lo largo de la
historia3 no fueron nunca necesarias (ni prácticas de conocerse) para ponerse a cocinar,
mientras que otras técnicas que las preceden sí, como prender fuego vía pedernal o
apagarlo tapándolo o mediante agua.

1 Uso el paréntesis porque de normal se omitiría la matización por abuso de notación.


2 Complemento: Sisyphus 55 The Case Against Santa Denialism.
3 Origen divino en la prehistoria (probablemente), proceso de descomposición con Empedocles y Aristó-

teles, descomposición sólo de la parte «flogista» de los objetos para explicar aquellos que no se des-
componían con el fuego, reacción química exotermica, etc.

1
Entonces r ( E( x )) = x, o x es invariante por rE.4 I.e., no hay nada más en x que
sus efectos prácticos plausibles, o más técnicamente, no hay nada más en x que nues-
tras representaciones de dichos efectos, pues estos son también objetos, a los que sólo
podemos acceder, a su vez, a través de las representaciones de sus efectos prácticos
plausibles.
En particular, la definición es recursiva, con la salvedad de que para el objeto original
x los efectos de los efectos de x van a tener menos repercusiones prácticas plausibles
que los efectos inmediatos de x, de modo que x va a terminar convergiendo. Así,

si descomponemos rEx en la suma de todos sus efectos, ∑i rEi x, donde su magni-


tud indicaría lo plausible y «patente» que es (asumiendo ImrEi ≥ 0),

y descomponemos a su vez cada uno de ellos por su inmediatez, rEi x = ∑i,j ei,j x,
donde {ei,0 }i serían los efectos de x, y {ei,1 }i los efectos de los efectos de x...,

entonces nos queda que x = ∑ ei,0 x + ∑ ei,1 x + . . . , con ei,j decreciente (no estricto)
en j para un i fijo (pues puede darse que e1,100 > e2,0 , al ser las cualidades de
j
patente y plausible de grado), idealmente cumpliendo ei,j → 0.

E.g., cuando hable contigo, voy a ignorar tu naturaleza óntica (salvo que esta cuestión
devenga pertinente en la conversación), y no me voy a preguntar si bajo tu piel se
esconde un reptiloide, un robot, un holograma, una simulación, un sueño, un zombie
filosófico...5

4 Aunque escriba r, se entiende que no es necesariamente la misma r que en x = r (o ), i.e., que no hay
una representación r canónica, y que puedo representarme a los efectos E en función de otros valores,
perspectivas, ideologías, etc. diferentes a las usadas para el objeto o.
De hecho, lo habitual es que me represente un mismo objeto de varias maneras diferentes; e.g., el
espacio en términos de la relatividad, de la cuántica, de la regla de los tercios y el método diagonal (en
composición pictórica y fotográfica), etc.
Sin olvidar que dicha representación, aunque puede ser intersubjetiva, como en los casos recién
notados, también puede ser exclusivamente subjetiva o privada, aunque por razones obvias (como
nuestra naturaleza social) su uso va a ser menos práctico.
5 Complemento: Darin McNabb La máxima pragmática 2011.

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