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Tema 2 La Persona en El Derecho Civil
Tema 2 La Persona en El Derecho Civil
Reconocer al hombre como persona significa que las normas jurídicas han de darse y aplicarse
teniendo en cuenta la dignidad del hombre como persona y sus atributos.
El Código civil fue consciente de ello y titula su Libro Primero <<De las personas>>.
La persona en el D. Civil.
CONCEPTO: Persona (ser humano) es sujeto de derechos y obligaciones.
Clases de persona:
• En sentido amplio: persona=ser humano
• En sentido jurídico o estricto: sujeto titular de derechos y obligaciones.
• Dos son las clases de personas: físicas y jurídicas. A ambas se refiere el Derecho.
• PERSONA FÍSICA: coincide con la calificación de “ser humano”
• PERSONA JURÍDICA: son aquellas organizaciones, o entidades o realidades sociales,
integradas por una pluralidad de personas físicas, agrupadas para obtener o alcanzar
fines de interés general.
Diferencias y semejanzas:
• Aunque a ambas se les reconoce “personalidad”, sólo a las personas físicas se les
reconoce el derecho a la dignidad inherente a su propia naturaleza humana. Derecho
reconocido en el art. 10.1 CE.
• A las personas jurídicas se les reconoce personalidad pero sólo como reflejo de la que
se reconoce a las personas físicas que integran la misma. Por eso la CE en el art. 22
reconoce el derecho de asociación y en el art. 34 el de fundación.
Diferencias:
• 1.- Por su origen: las personas físicas- nacimiento biológico.
• Las personas jurídicas: son creadas por el Derecho cuando se
constituyen cumpliendo los requisitos que exige la ley). Por ello se las
denomina “jurídicas”.
• 2.- DESDE EL PUNTO DE VISTA JURÍDICO: porque las personas físicas
son titulares de una gama de derechos subjetivos más amplia, pues
ciertos derechos subjetivos son exclusivos de ellas: derecho a contraer
matrimonio, adoptar hijos…
Importancia de la persona:
• Se traduce en la dedicación del CC de un Libro, el Libro I “De las personas”.
• En Derecho civil se entiende por Derecho de la persona: conjunto de normas que
regulan la situación de la persona, como tal en el ordenamiento jurídico civil.
• Y “persona” es: todo sujeto titular de derechos y obligaciones.
1. LA CAPACIDAD DE LA PERSONAL
El Derecho, desde el momento en que reconoce al ser humano como persona, le dota de
capacidad (art. 29 CC).
¿Qué es la capacidad?. Es la aptitud que tienen las personas para ser sujetos titulares de
derechos y obligaciones.
Pero una cosa es que sea persona, en cuanto ser humano, y otra que tenga capacidad para
gobernarse por sí mismo.
Y aquí entramos en la distinción entre capacidad jurídica y capacidad de obrar.
También existen, según el art. 1449, prohibiciones de realizar un acto concreto para personas
determinadas. Esto no es falta de capacidad general, sino ciertas limitaciones.
2. COMIENZO Y FIN DE LA PERSONALIDAD
C. El artículo 29 CC establece que el nacimiento determina la personalidad. Por tanto, se es
persona desde el nacimiento.
Sin embargo, el artículo 30 aclara que adquiere personalidad la persona que nazca con vida
una vez producido el entero desprendimiento del seno materno.
- Antes de la reforma de dicho artículo del Código civil, se exigía que el feto tuviese figura
humana y que viviese 24 horas enteramente desprendido del claustro materno, para resolver
la cuestión que se presentaba cuando el nacido moría inmediatamente en relación con distinta
trayectoria de los bienes hereditarios que podía ocasionar el acontecimiento.
- Por otro lado, la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en 1989 y ratificada por España en 1990, obliga a que el niño sea
inscrito inmediatamente después de su nacimiento, y tendrá derecho, desde que nace, a un
nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y ser
cuidado por ellos.
D. Conforme al artículo 32 CC, <<la personalidad civil se extingue por la muerte de la persona>>.
A. PREMORIENCIA Y COMORIENCIA
Respecto a la premoriencia y comoriencia, dice el artículo 33 que <<si se duda, entre dos o
más personas llamadas a sucederse, quién de ellas ha muerto primero, el que sostenga la
muerte anterior de una u otra, debe probarla; a falta de prueba, se presumen muertas al
mismo tiempo y no tiene lugar la transmisión de derechos de uno u otro>>.
B. PRUEBA DE LA MUERTE
La prueba oficial del fallecimiento es la inscripción de defunción en el Registro Civil, que se
hace al margen de la inscripción de nacimiento, y da fe de la fecha, hora y lugar en que acaece.
- De no poder expresarse estos datos, se indicarán los límites máximos y mínimos en que
ocurrió y el primer lugar conocido de situación del cadáver. Esta inscripción será completada
en virtud de sentencia, expediente gubernativo u orden de la autoridad judicial.
- La inscripción se practica en virtud de declaración de quien tenga conocimiento de la muerte,
se prestará antes del enterramiento y tendrá lugar transcurridas al menos 24 horas desde el
momento de la muerte.
- Para proceder a la inscripción de defunción será necesaria certificación médica de la existencia
de señales inequívocas de muerte. En los Registros que tuvieren adscrito médico del Registro
Civil estará obligado éste a comprobar los términos de la certificación. A falta de facultativo, el
encargado del Registro, antes de inscribir, deberá examinar el cadáver por sí mismo.
- Si hubiere indicios de muerte violenta, se suspenderá la licencia de enterramiento hasta que,
según el criterio de la autoridad judicial correspondiente, lo permita el estado de las
diligencias.
C. LA DECLARACIÓN DE FALLECIMIENTO
Se puede afirmar que la declaración de fallecimiento es el resultado de un procedimiento
judicial, que termina por auto declarando el fallecimiento de una persona si resultan
acreditados los requisitos que para sus respectivos casos exigen los artículos 193 y 194 CC.
D. LOS SUPUESTOS DE LA DECLARACIÓN DE FALLECIMIENTO
- Los casos de desaparición prolongada los contempla el artículo 193.1, y son
fundamentalmente dos:
o Que hayan transcurrido por lo menos 10 años desde las últimas noticias habidas del ausente o,
a falta de éstas, desde su desaparición.
o Que hayan pasado 5 años desde las últimas noticias o, en su defecto, desde la desaparición, si
al expirar el referido plazo el ausente hubiera cumplido ya 75 años.
- Los casos de desaparición en situación de <<riesgo inminente de muerte>> o de <<riesgo
inminente de muerte por causa de violencia contra la vida>> vienen regulados en los artículos
193 y 194 CC, y en estos casos no hay que cumplir los plazos generales, sino que la ley trata de
reducirlos.
- El efecto de la declaración oficial de fallecimiento es la apertura de la sucesión del declarado
fallecido. En cambio, en el estado de ausencia declarado judicialmente no se origina este
efecto, sino que el patrimonio del ausente se pone en administración.
Los efectos de declaración de fallecimiento cesan desde el momento en que aparece el
declarado fallecido o se tienen noticias de su existencia en paradero conocido, y se dicta auto
dejando sin efecto el de aquélla, una vez que es identificado (art. 2043 LEC).
Así, el artículo 29 de nuestro Código civil se redactó con el siguiente tenor: <<El nacimiento se
determina con la personalidad; pero al concebido se tiene por nacido para todos los efectos
que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo
siguiente>>.
Por tanto, la ley no dispensa protección al concebido en cada caso concreto, sino que basta
que haya un efecto favorable.
B. LA MENOR EDAD
Y en cuanto a la menor edad, se caracteriza por ser una fase de la vida de la persona en la que
está bajo la dependencia o sujeción de los titulares de la patria potestad o, en su caso, bajo
tutela.
Tanto aquéllos como el tutor tienen la obligación de velar por el menos en el más amplio
sentido (alimentarlo, formarlo, protegerlo, etc.), pero también administran su patrimonio y lo
representan como principio general, debiéndoseles por aquél obediencia y respeto.
- El Código civil contiene supuestos concretos y específicos en que únicamente se permite la
actuación de los menores que tengan una cierta edad, bien por sí solos o bien junto con sus
padres o tutor, es decir, éstos no suplen la voluntad del menor.
Así:
o A partir de los 12 años ha de prestar su consentimiento para ser acogido por otra familia o
para ser adoptado (arts. 173 y 177.1).
o Desde los 14 años puede contraer matrimonio con dispensa de edad, otorgar capitulaciones
matrimoniales con el concurso y consentimiento de sus padres o tutor, hacer donaciones con
ese mismo concurso y consentimiento, hacer testamento (excepto el ológrafo) (art. 663), optar
por la nacionalidad española (arts. 20 y 21), optar por otra vecindad civil (art. 14.2), ser testigo
en los procesos (art. 1246.3).
o A los 16 años puede consentir en salir de la menor edad y emanciparse u obtener la
habilitación de la edad.
A los menores de edad se les permite la adquisición de la posesión de bienes con todas las
consecuencias que ello lleva consigo, así como aceptar donaciones que no sean condicionales
u onerosas. Es decir, al menor se le permite aceptar ofertas y así perfecciones negocios
gratuitos puros, y realizar todos los actos conservativos o defensivos de sus derechos para los
que no se exija una capacidad especial.
En cuanto a los contratos que realicen, el CC establece que no pueden prestar consentimiento
<<los menores no emancipados>>. Sin embargo, el contrato efectuado por ellos produce todos
sus efectos hasta que, mediante la acción de anulabilidad, ejercitable por sus representantes
legales o el mismo menor cuando alcanza la mayoría de edad, queden privados de eficacia.
También ha de destacarse el artículo 162 CC, que excluye del ámbito de la representación legal
que tienen los padres sobre sus hijos menores, <<los actos relativos a derechos de la
personalidad u otros que el hijo, de acuerdo con las leyes y con sus condiciones de madurez,
pueda realizar por sí mismo>>.
Además de esta restricción a la representación legal de los padres, el artículo 162 establece
otra importante, al decir que <<para celebrar contratos que obliguen al hijo a realizar
prestaciones personales se requiere el previo consentimiento de éste si tuviere suficiente
juicio>>.
Por todo lo expuesto, se ve con claridad que el estado civil de la menor edad simplemente
limita la capacidad de la persona, no la anula.
La idea que persigue la regulación legal es la de su protección, de ahí que, cuando se declare la
nulidad de un contrato realizado por un incapaz, éste no está obligado a restituir <<sino en
cuanto se enriqueció con la cosa o precio recibido>>.
De ahí también que respecto de los daños causados a terceros por su culpa o negligencia no
responda él, sino los padres que lo tienen bajo su guarda o el tutos, salvo que éstos prueben
que emplearon toda la diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño.
5. LA EMANCIPACIÓN
La emancipación atribuye al menor de edad un estado civil propio, distinto del de la mayor
edad.
A. CAUSAS DE EMANCIPACIÓN
Las causas de emancipación son las siguientes:
1. Por concesión de los que tienen la patria potestad sobre el menor. Es entonces un acto
jurídico de Derecho de Familia que exige que el menor tenga dieciséis años cumplidos y la
consienta, y se otorgará por escritura pública o por comparecencia ante el juez encargado del
Registro Civil (art. 327).
Es un acto irrevocable (art. 318).
La concesión de emancipación ha de ser inscrita en el Registro Civil, no produciendo efectos
contra terceros (art. 318).
- Si el menor está sujeto a tutela, alcanza la emancipación por la concesión judicial del beneficio
de la mayor edad, si la solicitare el mayor de 16 años, según el artículo 321. En él se requiere
informe del Ministerio Fiscal.
2. Por matrimonio (art. 316).
3. Por concesión judicial. Dice el artículo 320 que el juez podrá conceder la emancipación de los
hijos mayores de 16 años que la solicitaren y previa audiencia de los padres:
- Cuando quien ejerce la patria potestad contrae nuevas nupcias o convive con persona distinta
del progenitor.
- Cuando los padres viven separados.
- Cuando concurra cualquier causa que entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potestad.
El estado civil de incapaz supone, en lo que respecta a la capacidad de obrar de la persona, una
limitación de la misma, pero no idéntica para todos los incapaces.
El artículo 210 preceptúa claramente que la sentencia que declare la incapacitación
determinará <<la extensión y límites de ésta, así como el régimen de tutela o guarda a que
haya de quedar sometido el incapacitado>>.
- A primera vista, parece que sólo los mayores de edad o los emancipados pueden ser sometidos
a incapacitación, pues los menores tienen en la patria potestad la institución que protege y
ampara sus intereses.
Sin embargo, en la práctica, no incapacitar a un menor en el que concurren causas para ello
puede provocar un vacío en su protección desde el momento en que salga del estado civil de
menor edad y hasta que se proceda a la incapacitación, ya de mayor.
Por eso, el artículo 171 CC, al mismo tiempo que instauró la patria potestad prorrogada,
permitió que la incapacitación se llevara a cabo durante la menor edad.
Siguiendo esa misma línea, los artículos 201 y 205, tras la reforma de 1983, admitieron la
incapacitación del menor <<cuando concurran en ellos causa de incapacitación y se prevea
razonablemente que la misma persistirá después de la mayoría de edad>>, y además, limitaron
la posibilidad de pedir la incapacitación, restringiéndola a que fuera solicitada <<por quienes
ejercieran la patria potestad o la tutela>>.
C. EL TRATAMIENTO DE LA PRODIGALIDAD
Respecto al tratamiento de la prodigalidad, ésta fue conocida en el Derecho romano desde
épocas muy tempranas, para evitar que los bienes familiares se disipasen, dejando a la familia
en la miseria.
- Tras la reforma de 1983, la prodigalidad aparece en el artículo 294, no mencionándose entre
las causas de incapacitación (no se encuentra recogida en el artículo 200).
El pródigo puede ser sujeto a curatela, pero no se protegen ya las expectativas sucesorias, en
vía legítima, sino sólo el derecho a percibir alimentos. Se establece que:
• La mujer puede solicitar del juez la adopción de las medidas necesarias para evitar que
el marido se dilapidase el patrimonio.
• La prodigalidad hoy es una figura en defensa no del prodigo sino de la familia.
• Se protege a terceros (la familia) de la conducta del pródigo, pero no a éste de sí
mismo.
• Es la prodigalidad el único caso de limitación de la capacidad de obrar en interés de
terceros y no del propio afectado.
Según el Tribunal Supremo, la prodigalidad ha de tratarse de una conducta de carácter
habitual, de manera que los actos más o menos irregulares o los gastos excesivos pero aislados
y puramente circunstanciales no pueden ser calificados como constitutivos de la condición
jurídica de prodigalidad. Por último, ha de tratarse de una conducta que ponga
injustificadamente en peligro los intereses de las personas a las que la ley reserva la acción y a
las que tales conductas del pródigo ocasionan un perjuicio.
Forma de constitución:
• Por escritura pública o resolución judicial
• Contendrá una relación inventariada de bienes.
• También puede nombrarse administrador o los órganos de gestión.
• BENEFICIARIO: exclusivamente el discapacitado con una minusvalía acreditada
reglamentariamente o por resolución judicial.
Se extingue:
1.- Por muerte o declaración de fallecimiento del discapacitado.
2.- Por dejar de cumplir el beneficiario las condiciones establecidas en el art. 2.2.
Las prohibiciones a que están sujetos los que desempeñen algún cargo tutelar según el artículo
221 son:
1. Recibir liberalidades del tutelado o de sus causahabientes, mientras no se hayan aprobado las
cuentas definitivas de su gestión.
2. Representar al tutelado cuando en el mismo acto intervenga en nombre propio o de un
tercero, y existiera conflicto de intereses.
3. Adquirir por título oneroso bienes del tutelado o transmitirle por su parte bienes por igual
título.
A. LA TUTELA
La declaración judicial por la que se incapacita a una persona lleva como consecuencia
inmediata el sometimiento de la misma a la tutela o a la curatela, según disponga la autoridad
judicial <<en atención a su grado de discernimiento>>.
- El nombramiento del tutor es competencia del juez, que constituye la tutela en procedimiento
distinto al de incapacitación (que ha de precederle), previa audiencia de los parientes más
próximos, de las personas que considere oportuno, y del tutelado si tuviese suficiente juicio y,
en todo caso, si fuera mayor de 12 años (art. 231).
- Están obligados a promover la constitución de la tutela los parientes llamados a ella y las
personas bajo cuya guarda se encuentre el incapacitado y, si no lo hicieren, serán responsables
solidarios de la indemnización de daños y perjuicios causados (art. 229).
Cualquier otra persona no tiene esa obligación, sino la facultad de ponerlo en conocimiento
del Ministerio Fiscal o de la autoridad judicial (art. 230).
El artículo 234 señala el siguiente orden de preferencias para el nombramiento del tutor:
1. El cónyuge que viva con el tutelado.
2. Los padres.
3. La persona o personas designadas por éstos en sus disposiciones de última voluntad.
4. El descendiente, ascendiente o hermano que designe el juez.
En defecto de todas las personas mencionadas, el juez, dice el artículo 235, designará tutor a
quien, por sus relaciones con el tutelado y en beneficio de éste, considere más idóneo.
- Ante la posibilidad de disposiciones unilaterales del padre y de la madre, el artículo 225
dispone que <<se aplicarán conjuntamente en cuanto fueran compatibles>>. De no serlo, se
adoptarán por el juez, en decisión motivada, las que considere más convenientes para el
tutelado.
J. El artículo 241 sienta la regla general de capacidad para el nombramiento: podrán ser tutores
todas las personas que se encuentren en el pleno ejercicio de sus derechos civiles, es decir,
han de tener plena capacidad de obrar.
El artículo 242 permite que las personas jurídicas puedan ser tutores si cumplen estos dos
requisitos:
1. Que no tengan finalidad lucrativa.
2. Que entre sus fines figure la protección de menores e incapacitados.
K. Los artículos 243 y 244 determinan las causas legales de inhabilidad para el nombramiento de
tutor, las cuales se complementan con otra de origen voluntario que regula el artículo 246: la
exclusión expresa realizada por el padre o la madre en testamento o documento notarial, si
bien, como en algunos casos de los anteriores, el juez puede dejarla sin efecto en resolución
motivada (art. 245).
L. Aunque los cargos tutelares son obligatorios, se admiten causas por las que el designado
puede excusarse del nombramiento o del desempeño del cargo, según que la causa exista en
aquel momento o sobrevenga posteriormente.
Las causas no están enumeradas taxativamente, pero el denominador común es que hagan
<<excesivamente gravoso el ejercicio del cargo>>.
- Si la causa sobreviniera al tutor cuando está desempeñando el cargo, la excuso procederá
<<siempre que hubiera personas de parecidas condiciones para sustituirle>> (art. 253).
Mientras se resuelve sobre la excusa, el que la haya propuesto está obligado a ejecutar la
función. No haciéndolo así, el juez nombrará un defensor judicial que le sustituya, quedando el
sustituido responsable de todos los gastos ocasionados por la excusa si ésta fuera rechazada.
Admitida, se procederá al nombramiento de un nuevo tutor (arts. 256 y 258).
Uno de los pilares de la reforma de 1983 es la sustitución de la tutela de familia por la tutela
de autoridad. Por otro lado, se confía ahora al Ministerio Fiscal la vigilancia de la tutela,
pudiendo actuar de oficio o a instancias de cualquier interesado.
- Posesionado en el cargo, el tutor está obligado a hacer inventario de los bienes del tutelado
dentro del plazo de 60 días, a contar de aquél en que hubiese tomado posesión ( art. 262). La
autoridad judicial podrá prorrogar este plazo en resolución motivada si hubiere causa para ello
(art. 263).
El inventario se formará judicialmente con la intervención del Ministerio Fiscal y con citación
de las personas que el juez estime conveniente (art. 264).
- El artículo 260 faculta al juez para exigir al tutor la constitución de fianza que asegure el
cumplimiento de sus obligaciones y determinar la modalidad y cuantía de la misma, pero no
dice nada sobre el momento en que ha de formular esa exigencia.
Según el artículo 267, <<el tutor es el representante legal del menor o incapacitado, salvo para
aquellos actos que pueda realizar por sí solo, ya sea por disposición expresa de la ley o de la
sentencia de incapacitación>>. Además de ser el representante legal, el tutor es el
administrador legal del patrimonio de los tutelados y está obligado a ejercer dicho cargo con
la diligencia de un buen padre de familia (diligencia media), no con la misma que pondría en
sus propios asuntos (art. 270).
Pero en la nueva normativa sobre la tutela se admite que pueda nombrarse a un tutor del
patrimonio exclusivamente (art. 236.1).
Dice el artículo 268 que <<los sujetos a tutela deben respeto y obediencia al tutor>>.
Por su parte, se le impone al tutor en el artículo 269 una obligación que se califica
genéricamente de <<velar por el tutelado>>, y se particularizan en ese precepto algunos
aspectos de la misma:
1. Procurarle alimentos.
2. Promover la adquisición o recuperación de la capacidad del tutelado y su mejor inserción en la
sociedad.
El tutor que administre el patrimonio del tutelado debe rendir anualmente cuentas de su
administración (art. 269.4).
Además, también tiene el tutor la obligación de informar anualmente al juez sobre la situación
del incapacitado, sin perjuicio de que éste o el Ministerio Fiscal puedan exigirle en cualquier
momento esa información (arts. 232 y 233).
M. El tutor necesita autorización judicial para realizar una serie de actos, los cuales vienen
recogidos en los artículos 271 y 272.
N. El principio general es el del ejercicio de la tutela por un solo tutor, que se recoge en el artículo
236, pero el mismo precepto señala las siguientes excepciones:
1. El supuesto de tutela de la persona y tutela de su patrimonio.
2. Cuando la tutela corresponda al padre y a la madre.
3. Cuando se designe a un hermano como tutor de los hijos de otro hermano y se considere
conveniente que el cónyuge del tutor ejerza también la tutela.
4. Cuando los padres del tutelado hayan designado en testamente o en documento público
notarial a más de una persona para ejercer conjuntamente la tutela, y el juez lo haya aceptado.
O. La tutela solidaria, que es la situación en la que varios tutores están facultados para ejercitar
individualmente todas las funciones anejas a su cargo como si fuesen tutores únicos, sólo cabe
darse en dos casos:
1. Cuando, siendo tutores el padre y la madre, ambos lo solicitasen del juez y esto lo determinase
así al efectuar el nombramiento.
2. Cuando los padres designasen en testamento o en documento público notarial a más de un
tutor, disponiendo de modo expreso el carácter solidario (art. 237.1).
Q. El artículo 247 establece el derecho del tutor a una remuneración, siempre que el patrimonio
del tutelado lo permita. Corresponde al juez fijar su importe y el modo de percibirlo.
- Respecto a los llamados <<frutos por alimentos>>, fórmula que consiste en que el tutor haga
suyos todos los frutos que produzcan los bienes del tutelado a cambio de prestarlo los
alimentos, el artículo 275 faculta para adoptarla a los padres, salvo que el juez, en resolución
motivada, disponga otra cosa.
Los artículos 276 y 277 enumeran las causas por las que se extingue la tutela, refiriéndose
tanto a la de los menores no emancipados no sujetos a la patria potestad como a la de los
mayores incapacitados.
Respecto a estos últimos, la tutela se extingue:
1. Por fallecimiento del tutelado.
2. Al dictarse la resolución judicial que ponga fin a la incapacitación, o que modifique la sentencia
de incapacitación en virtud de la cual se sustituye la tutela por la curatela.
Por último, además de la rendición anual de cuentas que ha de efectuar el tutor que
administre el patrimonio del tutelado ante la autoridad judicial (art. 269.4), el artículo 279
dispone que <<el tutor al cesar en sus funciones deberá rendir cuenta general justificada de su
administración ante la Autoridad judicial en el plazo de tres meses, prorrogable por el tiempo
que fuere necesario si concurre justa causa. La acción para exigir la rendición de esta cuenta
prescribe a los cinco años, contados desde la terminación del plazo establecido para
efectuarlo>>.
- La aprobación de la cuenta de la tutela la hace el juez, si a ello estima que hay lugar. En el
procedimiento debe oír antes de adoptar una decisión al nuevo tutor, al curador o al defensor
judicial, y a la persona que hubiese estado sometida a tutela o a sus herederos (artículo 280).
B. LA CURATELA
El Código civil concibe la curatela como el cargo tutelar de asistencia al sometido a ella, pero
sin que el curador le supla o sustituya como el tutor, o, si se quiere, le represente.
Están sujetos a curatela, según el artículo 286:
1. Los emancipados cuyos padres fallecieron o quedaron impedidos para el ejercicio de la
asistencia prevenida por la ley.
2. Los que obtuvieren el beneficio de la mayor edad.
3. Los declarados pródigos.
La curatela también se ha estructurado en la reforma de 1983 como cargo tutelar aplicable al
judicialmente declarado incapaz, siempre que su grado de discernimiento lo consiente (art.
287).
En los casos del artículo 286, el objeto de la curatela es la intervención del curador en los actos
que los menores no puedan realizar por sí solos (art. 288). En sentido análogo, se dispone que
la curatela de los incapacitados tendrá por objeto la asistencia del curador para aquellos actos
que expresamente imponga la sentencia que la haya establecido.
Son aplicables a los curadores las normas sobre nombramiento, inhabilidad, excusa y remoción
de tutores (art. 291). No obstante, si el sometido a curatela hubiere estado con anterioridad
bajo tutela, desempeñará el cargo el mismo que hubiese sido su tutor, a menos que el juez
disponga otra cosa (art. 292).
El régimen jurídico de los actos realizados sin intervención del curador cuando ésta sea
preceptiva es el de anulabilidad, es decir, producen sus efectos hasta que no sean anuados por
las personas legitimadas para ello, que son el propio curador o el sujeto a curatela desde que
salga de ella (art. 293).
C. EL DEFENSOR JUDICIAL
Dice el artículo 299 que se nombrará un defensor judicial que represente y ampare los
intereses de quienes se hallen en algunos de los siguientes supuestos:
1. Cuando en algún asunto exista conflicto de intereses entre los menores o incapacitados y sus
representantes legales o el curador.
2. En el supuesto de que, por cualquier causa, el tutor o el curador no desempeñare sus
funciones, hasta que cese la causa determinante o se designe otra persona para desempeñar
el cargo (arts. 249 y 256).
3. En todos los demás casos previstos en el Código.
Son aplicables al defensor judicial las causas de inhabilidad, excusa y remoción de tutores y
curadores (art. 302).
D. LA GUARDA DE HECHO
Se trata de situaciones en las que una persona, sin nombramiento al efecto, se encarga de la
guarda en su más extenso significado de un menor no sometido a patria potestad o de alguien
en quien concurre una causa de incapacitación.
El artículo 303 faculta a la autoridad judicial que tenga conocimiento de esa guarda para
requerir al guardador a fin de que informe de la situación de la persona y de los bienes del
menor o presunto incapaz y de su actuación en relación con los mismos, pudiendo establecer
asimismo las medidas de control y vigilancia que considere oportunas.
Por último, el artículo 306 declara aplicable al guardador de hecho lo dispuesto en el artículo
220 sobre la indemnización de los daños y perjuicios que pueda sufrir el guardador en el
desempeño de su actividad.