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Antolegia esencial L PERSONALISMO e JeTUNOW Tenuewury i 2 QUE es gj personalismo? a Prélogo ANaitieso al servicio del Personalismo! aparecié en Francia att Alreleerlo después de diez afios cargados de acontecimien- araatorno tiene que reformar una linea en cuanto al fondo. Pero iv enamal (e inquietante) que diez afios de experiencia y de re- Jeitn psen sobre un pensamiento sin modificar parcialmente su ‘jon, sin enriquecerlo con nuevos puntos de vista. Entre todos los rehans de que se arma un joven al principio de su vida, algunos no lacn sino afirmarse con el tiempo; otros, que fueron titiles como ‘stra de partida, dejan paso a investigaciones mds comprensivas. Alrecapacitar sobre nuestra marcha, respondemos a ciertos deseos ‘ey como hace diez afios. Elector de estas pdginas me permitird subrayar una vez mds el “*niritucon que quiero que sean letdas. El «personalismo», en cuanto Eo yee ‘ml, no serd jamds un sistema ni una maquina politica. mm ext érmino comodo para designar ceria pperspectiva de Fatlenas humanos y para acenturar, en la solucién de la crisis igo A lertas exigencias que no siempre son valoradas. No se rs ersonalsta abandonando sus anteriores fidelidades 0 los one ita précticos que se han elegido para la resoluci6n de los Tres tieticos. Se puede ser cristiano y personalist, socialista int 2 gor aué no?, comunista y personalista, si se es aula modo que no contradiga los valores ‘fundamentales érming tie, ‘Rechazo de antemano toda tentativa de utilizar © lajoog ee tsonalismo» para la pereda histériea, para la defensa “enac le civilizacidn que la historia condena. Yo rechazo la incpaci'9 fuerte para algunos, de lamar «personalismo» a su Spd 287@ Soportar una targa accién disciplinada. Deseo dive "edangei® ayuden a pensar y a crear y no a protegerse cont los que jel mundo. EL mejor destino que puede tener el personalismo hombre pido despertado en bastantes hombres el sentido total del Plamen e84Parezca sin dejar rastro, por haberse confundide com- on el cotidiano transcurso de los dias. L CF Obras, t1, 601 BIBLIOTECA - USES. Lam nos t0d0s 108 jnconvenientes que aceptamos dejando aplicar Femo» aun grupo de investigaciones y de wean vmanecer abierto y al mismo tiempo Vigoroso. ano ene importancia. En ‘cuanto hay palabras existen guerras tps, malentendidos Nerbales, verbalismo, confusién. {Deja- er poreso, de hablar y de pane’ nombres?.. Ninguna palabra es sae sincera El marxismo conlleva al mismo tiempo materialismos mirox yun esfuerzo por pensar Ia ‘realidad humana global que est gona a nosotros. «> designa provisionalmente en fits ona moda de desesperanza de 1a existencia, y abandona esa pla radicién que, desde Pascal a ‘Scheler, afirma la plenitud de la Mencia Por qué «personalismo> no iba a prestinss también a las ‘nfiones ya las explotaciones comunes?. Algunos intentan ya en- clr ali sus temores y sus avaricias Otros intentan hacer de él una ripin contra la revoluci6n socialista. Incluso aundv aceptdramos Caen ane ton un nombre nuevo, se encontrarian vores Pat re este silencio en complicidades. Mantengamos, pues, el nom- weg not han aibuido ya algunos trabajos, algunos luchas Y- del sa Oi, unos muertos, que ninguna ambigiedad distrazar‘a, pert responde a la expansi6n del empuje totalitario, ha mae ‘centtia Ia defensa de la persona conlra la Ts aparatos. Desde este Angulo, corre el peligro de amr Hhég fee individualistas encantadas de otorgarse un nuevo una inh hemos asociado @ ‘ecomunitario» desde el principio; emoanptiano es una identificacion completa. Y cuando nosotros a memoria las Iineas maestras de nuestra filosofia SOP Wag yee que In persona no es uae ‘célula, ni siquiera social. let aint de donde arancen sje tos caminos del mundo, Rtisng is Sin embargo, @ -aejar colocar bajo la etiquets € Sc sistema cerrado. Si bien es cierto que marxisper, rein Y Personalismo se reparten en Ta actualidad la filosofia in en Occidente, es de capital importance ‘a no encasillar 603 lrevoy El personalismo de la pureza 1. elparoxismo de la Segunda Guerra Mundial. Se ha dado a conocer ses bea de la Revista Esprit en 1932. Di ‘lO Noweau, alcual habri ‘SuAmaud Dandie iT “Tcuinguno de ellos. Nog SY materialist incurrian en e] isMo error Sine We, Siguien cartesianismo dudoso, separa ar. ler > y el «alma, ‘amiento y la accién, e] w Last 1, iPiens, Nosotr Por nuestr; Parte, afirma. gent Tuna crisis eg 6 Wa fgg Stu a a ica y una crisis es is Pititual, wisp Pry ss de hombre. No séi ‘aR 8: dg lo hacfamos Revolucion sera 10 no sera. \sgiliin eel Revolucnge ral sera econémica ono Srasamey 4 °°M6mica gor Moral” ono ser nada». ey rn Mateciai XIStas para decitles: Por muy sutil que Sala ct bo" muy dialece ji ine Ae oy dei Halécticg y Aalejado del mates we oe 28 ogg és, MARTE ae siga Siendo un ma. “Sue at lig Sea, que Utila al homty y com. 18 primaes eet? ZaU6 og cl materialismo> Una de la materi ‘obre el espirity? Frase ie je sabe lo que es la materia, ininteligible, Pana pensamiento; en cuanto 2 nos Fea eet oongcemos Un.aeenicltup finpersonal Tanpos ningiwmos materialismo a una filosofia historica que sosten: fa earns) de las soluciones econdmicas y la importancia ‘matin de los factores econémico-estructurales en una Sociedad moder, porque también nosotros creemos en esta primacia de urgenca yq esta importancia actualmente desmesurada. Nosotros esignano, como materialista una filosofia que, insistiendo Justamente en un by. manismo del trabajo y de la funcién fabril, considera ilusorias oi, dimensiones no menos esenciales del hombre, en especial la ints tidad y la trascendencia. Y denominamos semi-materialista a unaj losofia que tiende a desvalorizar las segundas respecto de las priners En esto, el marxismo, al menos hasta aqui (y tenemos reservas sig su futuro), jamds ha negado ser un materialismo. Nos dirigiamos.al mismo tiempo a los espiritualistas tradicionds ¥.les, decfamos: Habéis dejado confundir el destino del hombre cm habladurias del espfritu sobre el espiritu, y desviar la fuerza nism: del espiritu hacia los paraisos artificiales.al servicio de todas ls bala obras. No habéis visto, nada de esto; es lo que os condena, Por vuests cuidados las fue i, /* defensa vital para ir hasta ella eae anPonfamos, como algunos queti itico.. Bare £040 cuanto rebasa las Pe Un sta Sl sabiduria de via estrecht Optimidg nt @€FO de militantes revoliei” 10 son ellos. mismos we » dejar que el destino es?" Caming ge ie las cosas, cuando pote le formar y 4 {°VOlucién politica y soi Ombre: a veces Poyectar mejor que™ “S28: los’ més. desheredadds n material lo primero», exac- een moral lo prmero> puede enmassaeat ele aot 1a exigencia global de una revolucién del a ahorcat a nadie para evitar que se asfixie. aot fncluso para el historiador de su propia rspectivas posteriores sin embargo, que tal La «Revoluci6l No se wl y histor Be i ut ide que no proyecta las pe wa are su person. Ye, fp menos nuestra postura de partida. : gu fuerza misma contenfa un peligro. Estaébamos animados enton- ce prams neoesidad de absoluto y por und sublevacién contra los Genes espttuales ms bien que pot 18 poderosa inquietud de una pie a seguir conta la marcha concreta de estos desordenes y sus ssucies de combate. En esta linea, cierta preocupacién por Ja pureza hia a ser el sentimiento director de nuestra actitud: pureza de va- fs pueza de medios. Nuestra formacién de intelectuales nos in- ‘fob a buscar esta purificacién en primer lugar en una purificaciOn e conceptos, y el individualismo de la época contra el cual nos iscibiamos no, dejaba de marcarnos, inclindndonos mediante esta resin doctrinal hacia el cuidado demasiado exclusive de nuestros cinportamientos individuales. a Seconoeen los procesos que hemos llevado al respecto. La critica lmpnismohistrico en que viviamos nos hha conducido a posiciones Wisiieige) ae el aparato capitalista, la democracia formal y tmiligoaan tee Era original por aquel entonces (hacia 1932) signal an sin pertenecer a un partido marxista. Después, esta irae se ha ransformado en banalidad y no siempre de buena aa SNPs esta olin, revolucionaria era profunda y au> wehacta la estaba menos orientada hacia Jos medios de la reyoluci6n 1a tbe Nl DHRRCIOR, dela misma, revolucién. Nosotros buscabamos aptea de los. medios espirituales»'y si «técnica» sefalaba el tones lista de esta preocupacién, nosotros quiza habriamos dicho 4 con is es preferible no hacer la revolucién a permitir que Se pa Serios medios.Por:Jo que, nuesit0 primer trabajo fue, sobre nigga Hea valores. Habiamos advertido que el compromiso no pons Gat Whos «valores espiritulesy fntactos y una realidad CO- capa 8 eu hubiera, sido, suficiente desprenderlos, sino que fe Unos valores ya alterados por las amalgamas ave St hhabian » en el ambiente, Nos dedicamos Targamente a este delicado ie disoeiaci6n: ruptura entre el orden cristiano y el desorden vbr ifs evisin de: nuestra fuentes de cultura, de las docting® ca ee sobre la propiedad, sobre In autoridad, ef. ue ‘an los grandes nimeros especiales de: Esprit, wn poco pesados eros. "abajo {Stable 607 Algunos consideran este anhelo de Pureza rey soe nea Voluci especie de sentimiento infantil, Levan razén aacan miitivas y obsesivas que oftecen de ella los Medios bs form aig productos de determinada educacién cristj 0 jstomis ido do ceneis de la totalidad acaba I st La histori, ©, Sentido de cada uno de los acontecimientos argo, a historia no se hace sin la Voluntad del hombre y, sin embus fe cage ar® fuera’ deel, incluso conten sila Eis Cfectos distintos de aquellos que el tit, hombre habia is materia hist6rica, el servicio de! abso! i r inci de ser, més que un sistema ne varieur de ist evel inoue? POF constelaciones que se me Fy setae gaa te poe spe a nosotros. S89.’ Por un bienestar o un malestar de ] qu oe ye Fe de gittlizar,, mas detenidamente de 10 4 ind de 1a pure Serfa necesarig demos, la obsesién 2. Te ae pall 608 El delirio de pureza absoluta, la manfa ‘4 jdealismo desenfrenado son frecuentes en los asilos pate e aerrsicos, No sefalan a sujetos de élite sino a yest os nfegradaciOn. En contra de lo que piensan los que son pase” Cavan Ia personalidad hacia una perfeccién plena, juces. ies saponin 1 i ea ‘verdadera perdicion. Se los encuentra entre sujetos cuyo soohacia to dominante es una evasion de la realidad. Rehuyen aro pdtian realizar de necesariamente humilde, imperfecto, finito; yosse el pivote de esta negacién pasan del rechazo a la condenacién 4x bs justifica a sus propios ojos de su hufda; en fin, coronando ‘sus evasiones con el mito de una pureza abstracta, acaban por en- ‘marar su propia deserci6n al idealizarla. Todas las sectas de «puros» pe ha conocido la historia han nacido de este estado psiquico entre impotentes para la accién cotidiana. Lo hallamos muy extendido entre tombres que pasan por normales, sea esta pureza que los protege de ala 0 baja calidad, sea una aspiracién religiosa inconsolable, o la ninucia impecable de una vida bien ordenada. Los directores de con- ‘encis, un san Francisco de Sales, por ejemplo, se han anticipado a Marty a los freudianos en denunciar una alienacién y una astucia de himala conciencia en estas actitudes. 4, Apligvemos, estas reflexiones a nuestro propésito. El sentimiento sabe de pureza en materia de teorfa y de accién no es siempre ts edge’ aberraciones psicol6gicas. A veces es desarrollado por aso won ctistiana dirigida a contrapelo hacia el escriipulo.y la cputh lugar de serlo hacia la decisién y el compromiso. A veces mesecuencia de alguna herida afectiva profunda, recibida en las ouangs Scaramuzas de la accién, y simula un progreso dialéctico hices cone calidad significa una huida. Se encuentran tanto formas ‘uénica i formas religiosas. La gran tentacion de la preocupacién rivar haeg, tOSOluto. y del esfuerzo viviente hacia la perfecciGn es i nicia esta especie de dogmatismo estéril i nace je S28 que nosotros hayamos caido en él, Un organismo que sfy nde a aislarse y a protegerse para tomar plena conciencia de 25 aioe, “SUardar su fragilidad primera, Es lo que hemos hecho a los Pero 1 com era normal y sano, negdndolo todo, exigiéndolo todo, Jind Petsonalismo que nosotros afirmabamos y que nosotros, nA ls purer, {PO°® poco era el mejor exoreismo contra el demonio ec Princip : La pureza abstracta va siempre hacia lo general \ iq cuerpe 9 COnstTuido, hacia Ta situacién sofiada, hacia esos bienes Sit Contra du® BO son nada ni de nadie. La diligencia personal, por #! n ys €S afirmaci6n e insercién concreta, responsabilidad asumida undo de situaciones. topgy, Petmanecer inclinados exclusivamente por esta preocupacién, amos sin embargo determinados peligros. 609 El primero de todos era deslizarnos hacia Ja Utop a guiente, hacia la ineficacia hist6rica, No existe solanes ay Jos sistemas extravagantes y de las sociedades top SOcleCades imteales, py, Mtg desde el momento en que la Proyecci6n histérica que guia 2 Noy es el producto de una construccién puramente Conceptual la ify i compaginar las exigencias suprahist6ricas con las situaciones de hecho en que han de insertarse. En este sentido, existen utopias de la moderaci6n: se las encuentra en esas politicas an » medio que nacen de una determinacién casi geomeitica nye mismos imaginarios. La bisqueda de una «tevolucién pur fo" de limpieza ideol6gica, al igual que un determinado morasnoya, tico, podia conducimnos al callején sin salida de las buenas intencions desarmadas. A tal obsesién de pureza debe atribuirse el apolitcsn infantil de muchos hombres de calidad segura y su absoluto desiay cuando quieren salir de tal situacién para integrarse en la realida Ademiéas, el anhelo de pureza no es solamente el anhelo de um cierta limpieza abstracta de las esencias o de una perfeccién ideal de la historia, sino el anhelo de una cierta delicadeza de actitudes an el mundo y en la accién. Una vez més este anhelo es un componett esencial de la accién. Pero s6lo seré un componente viril combimé con el anhelo de aplicacién y de eficacia. Si no, crea razones de metal tal vez qu{micamente puro, pero frdgil. El hombre, compuest por definicién, no es sdlido més que en aleaciones. Vichy, al lado dt los cfnicos, era un hormiguero de esos «puros» que se dejan postt como nifios, y que han revelado una debilidad profunda de caréctet en el momento de las elecciones decisivas. Es preciso agregar que, en el ambiente de nuestra época, a sesién de pureza es entendida, quiérase 0 no, en un contexto de basta estrechez individualista. También aqui es preciso estar atento a ks indicaciones de la psicologia individual. El anhelo de la puez4 af Cuentemente es solo una proyeccién en el ambiente del delirio 6 ™ Pureza. Y este anhelo de mi puteza individual, si se origina # ¥°% ¢m sus formas imperiosas, en el impulso hacia lo perfecto, Pr a eae fertile, en sus formas banales,& dos La nstinte te ee eocupecion, por mi integridad material, variant °, instino de conservacién (que nada de Inf se altere. es deci ave a : Aue ninguna aventura me desconcierte); y el compl inocencia, simétrico demasiad 50 de culPY ilidad, ef lo dk »mplejo bilidad, el, deseo de ser ¢, lesconocido del complejt 610 os y sin CAIgOS, sea irritante en grado supremo para los que se ses) SM i donde se reciben golpes 0 donde se manchan las es ‘donde se ganan las batallas. : ¥ . Enfin, una reflexion animada por el solo delirio de purificar tiende adesarrollar @ su alrededor una especie de desintegracién maligna. Lohemos: comprendido por algunos malentendidos originados en nues- ins pias criticas. En un primer momento decfamos jno! a todos ios valores adquitidos, tal como se presentaban en la abominable cnfusién del tiempo, incluidos los llamados valores espirituales. ,No se kes habia visto desfilar desde hacfa algunos afios en camusas de color y columnas de a tres: orden-autoridad-nacién, trabajo-familia- patria, sucediendo al libertad-igualdad-fraternidad del doble juego ca- pitlisa-parlamentario? Acerca de estas mescolanzas el rigor de nues- tto rechazo no se ha distendido. Pero, al decir siempre no, al disociar siempre, al decantar siempre, hemos visto a ciertas mentes de nuestro séquito derivar hacia una especie de anarquismo intelectual que reunfa =e un sesgo el ejército de los desérdenes del tiempo. Animados na 2 allé por un transcendentalismo burdo, religioso 0 laico, del que Proud tenegado los maestros que invocan, Barth 0 Bloy, Kafka 0 ha a no sabjan ser ‘Sino oposicién. Todo aliciente historic, toda ginal dete toda modernidad les parecfa manchada por el pecado ori- testimoniar en lugar de protestar. Los mejores han aumentado is dean cohorte de esos profetas de 1o politico, cuya funcien © recive od necesaria, aunque en ciertos aspectos eae y _ ie s dems, la mayoria, no son més que factores de disolucion fae ‘Mplean las mejores intenciones en corroer cualquier acci ¥en anular sus propios compromisos. oll 3, El personalismo del compromiso De estos peligros incluidos en nuestra, primera posicién hemos ‘mado una conciencia cada vez més aguda a partir del afio 1.934 tyo una doble influencia. O, més bien, en un solo movimiento en «ue se-entrelazaban estrechamente la accién de algunos aconteci- tients vividos y la reflexién sobre estos compromisos tan poco pa- raitos alos que habfamos previsto en un principio Una estrategia de la pureza revolucionatia desemboca infalible- mente, como forma de su accién, en la: pequefia cohorte, si no de {00 al menos de hombres de buena voluntad decididos a mantener {ils solicitaciones de 1a acci6n cierta intransigencia de principios y medios. En la medida (nunca haré bastante hincapié en ello) en EE posutos no renunciamos a esta estrategia, sino solamente a sus mip ae siempre inminentes, éste fue y éste debe ser aiin nuestro mist exBtesi6n: El pequetio grupo, valioso por la calidad de los mrp eunidos y la intensidad del resplandor més que por su nt- lag pe NO se propone como tal las grandes tareas revolucionarias, Bundi 8S sino una accién mixta de cuerpos francos y de Gis y le palacio, el descubrimiento atrevido de paisajes descono- due 19, Vigilancia de un tesoro necesario para la felicidad de todos, % tumultos olvidan o amenazan. La «Tercera Fuerza» que fue cmt, tio solidaria de Esprit, de la cual Esprit se deslig® po% comp’ antes de que ella fuera a arrojarse en otras aguas, €r4 Wt miso entre esta milicia y las formaciones del tipo habitual. Fos nny) E*prit», que la reemplazaron en torno a la revista, la abraza TER Es posible un ajustamiento atin mas HEUER ys {US cami accin de cohorte ligera no es completamente ei angst: Desde el dia en, que habfamos rehusado ef conte singat®S estelares, desde el dia en, que habfamos puesto eh PT la gxcOM8S ¥ en, Jos, problemas de nuestro tiempo» fs Pe fjgfet® idan a arrastramos hacia las encrucijadas que MOY a ge las goed, alli a obligarnos a opciones jncompatibles co ciones epuras», Siempre hemos elegido, en lugar de dar rodeos. 613 Jamas nuestra eleccién tayo esta anda satisfecho que parecen tan comunes ntre 0S conten iy set elosmismos dicen. A. veces el insti dente pero largo tiempo después la inteligencia se debatia ylos esa desgarrados hacfan sentir sus cicatrices. Seis de febrero, de Espafia. El Frente Popular. Munich, Vichy. Hal razones en el adversario, insensatez garse a debilitar nuestra eleccién, M: transformé frecuentemente estos co! ra que los juegos se han hecho y lene sabemos que hemos elegido lo mejor en cada momento, La prueba misma de estas elecciones nos esclarecerfan e| semi verdadero del compromiso espiritual: No’ un desarrollo histérico fig de una situacién imaginariamente preconcebida, sino In confromain dura heroicg Y este auy entre nuestr y bajeza en el aliado ata a fs de uno lo intentabe Todo ey mbates en combates dudosos, Abo. se han disipado los mal Conceptos, sus instrumentos, est adaptado al mundo qu Soberanfa. Es ast, sin du Que declaran al mundo ab: maldito por los cuatro ¢ Valor duro un universo Sus sentimientos, ya nada de ! nism ¢ lo rodea; ni es capaz de asegurar alist da, como se explica el éxito de las doctins surdoy describen al hombre como un soli ‘ostados cuya sola grandeza es ee lue no tiene nada que pedirle, nada que ben Expresiones fuertes de una impotencia, testimonios viriles de ut decadencia, estas doctrinas de fin de siglo tienen sin embargo bole taja, como toda doctrina de crisis, de enfrentarnos a nuestra ae Gramética. Ellas’ retoman, empobreciéndola a veces, la descr Pansat de esta condicion y estas filosoftas del compromis0 # habfan desarrollado hace Hempo un Scheler, un Jaspers, un Landsbe® después de ellos un Kierke, i y el joven personali 0 de los ctonistas literarios de Periddicos?. Estamos embarcados ¢” \t tnerO, en una familia, eh unt fant, ot tna clase, en una pati a Spore que no hemos elegido, Por qué estoy yo aqui me, » ahora mas bien que entonees?: Un misterioso desist « Geeidido esto con amterioniges 8 toda voluntad por mi parte. E0'™* det lis cifras entretazadas de un destino opiceory deans a We eS un desafio lanzaa a todas las fees oe do, Pero et ‘4S las fuerzas del mundo, ‘engagement personnel, yr ede abrir su camino més queen este cuerpo, esta i bo dio, esta clase, esta patria, esta época. Yo no soy un sais, 85 oe ano en el cielo de las ideas, sino este ser pesado ool solo una pesada expresién; yo soy un yo-aqui- 9 F2,eciso tal vez. hacerlo. més. pesado atin y decir; un yo- on eae ‘esto-entre estos hombres-con este pasado. sso romiso es una servidumbre, no es una maldicién, Con- feo equilibrio. Neutraliza el egocentrismo que, sin el aio a nos distraer‘a sin cesar hacia la muerte de Narciso, El siamo y el colectivismo son maneras brutales de recordamos vrs hombres entte las cosas y hombres entre los hombres, por geome y por 10s-otF0s. tanto, frecuentemente més, como por el bose oltario. No debemos dejar en manos de los fascistas la remcin de comunidad de destino, El.cant6n del universo que se ns ha adjudicado no nos encierra por tanto en esta especie de pro- tiilsmo espritual que los tradicionalistas reaccionatios han querido inpoer a la humanidad viajera y avida de aventura, Sus apremios sisnos estin abiertos hacia una llamada de porvenir y sus paisajes se sefan sobre un horizonte de universalidad... Bonald y Condorcet no ‘un visto cada uno de ellos més que. un elemento de esta condicién ais, No somos, segiin el suefio paranoico de los surrealistas, locos fe liberad que proyectan, sin traba.deseos.y.delitios en un mundo ‘old; no somos verdaderamente libres més que en la medida en que %9.omos enteramente libres. Tampoco somos los condenados a los ‘ebios forzados de,una historia sin apelacién. No podemos existir ‘tsumir y no existimos sin esperar y querer. Es sintomético que la ‘cited y el compromiso hayan conocido en el mundo moderno una sideracién y un retroceso paralelos y que la desesperanza con- painea haya nacido de nuestras dimisiones, aunque ella compro- ‘mie a algunos a superarlas, a ee condicion, donde Ja alegria existencial esté mezclada liblss. peo” tagica, hace, de, nosotros seres de respuesta, respon- crigen a 80 Fevalotizar estas palabras. Hay aqui un tipo tnico aren 4] 40809 €8 propio del hombre, sino que no encuentra ualady, peor ni. en un-mundo, atomizado, ni en. un mundo ‘Me oscitar ee veces que.el hombre contemporaneo no sabe més Bind, de un pak Dara alla, del soliloquio.egocéntrico al.conformismo Divan bien 289 Angel a una vieja bestia, Nosotros nos definiriamos de pr Gl Busto. de evitar estas dos hipocresias al hombre vit Sonscouen S'S Presente, “ila nuestra 4 inmediata de esta condiciGn, es que no podemos een inde S60 & un ideal abstracto extraido de una meditacién ; y tratar de imponer este prejuicio a un medio Naa individual, 615 laboracién; o rep, no ha tomado parte en su e] . 3 Sar ey toda actividad hist6rica concreta, bajo pretexty de g ty tensiones no nos son otorgadas integramente en nin, ras este doble sesgo, del doctrinarismo 6 de seine | abstencign a Be, como las «conciencias exigentes» traicionan sy isi6y la. Satistaccign i i ‘a de cada una el sentido Comin 0 la rn pons hecho una abstraccign ecléctica— que sostiene un usto medians Por la inmovilidad. Ei it i 7 Sino querer deducir inmediaticea, de este prejuicio unas reglas de Conducta colectiva en lugar de hace mMadurar hi: Sricamente £N Situaciones Contrastadas y ténicas eficace: o inttbituados a estas pesiciones imponen por elven de nobleay omdependencia que stan adoptar. Sucede que su sinceridad es cai vida a8 Stcede tambien “Tigges *48s servidumbres de espitue mings Ptizan bajo Tes “ignas apariencias, ‘Ninguno’ de estos ce Minos, 1 Hse? £950, lleva 4 Parte‘alguna. El tinico medio efcan de una a ‘litectamente ef movimientsk tna realis : d 7 J, Prostesiva. Este og un punto en que Por sep; cr Toga 8 codea con ey Método marxista en su a SMOCimIentg 4 erOblemas. hi Sticos del «q Priori», y por ut ‘see a acest OUCE en. un mundo de datos eee Son Situaciones itt on completamente Pura. Todas las situaciow® dors. eo onus, abe las, ambleune ¥ de hnecho dessa cherse Banos 4 bandonae yaa © Sus prineipios o 10 {aia goes td ie Mtadiccisn en los ‘términos: ee in di ado a's fai al de 48U propia smagen que alt lede sofiar una teva iedad'de SNecegan, POT santos ©n una sociedad eld eS de yi que evolucién pata el restablecimity 616 an Negado a seh indispensables ¢ preocupacion espiritual, y si esta revoluci6n . jsmo de una a, eimientO mism era de él, desde hace afios, no puede él tor- sai rado sin Ely f va alu remdticamente, incluso aunque él juzgue que su aleja- se sitio la hace espiitualmentetemible; su nico rz del espe resionar sobre su hora o sobre su desarrollo, a fin wu hombre Pr salga de ella deshumanizado por largo tiempo. fi patioa que en 1973 juzgaba indispensable que la revolucién de jos Derechos del Hombre triunfara definitivamente sobre el absolutis- We monérguico, debia, incluso con repugnancia, aceptar las medidas m avacion piblica que pedia el peligro exterior ¢ interior, incluso Iu emores de los gobiernos revolucionarios, aungue se abstuviera de putciaren sus excesos y se opusieraa ellos, dentro de ciertos limites, hast el extremo del valor. Tstasreflexiones nos conducen a situar de manera nueva la relacion ene la concepcién y la puesta en prdctica de la accién. Una accién ramable no es una accién desde el principio enteramente pensada cayas modalidades son deducidas en un, segundo tiempo de los prin- cipios 0 de los esquemas preestablecidos. Ciertamente no estd excluido este orden. La extrafia aptitud que tiene el hombre para desarticularse sin omperse los huesos nos obliga a reconocer que un Kierkegaard he podido escribir meritoriamente acerca del matrimonio, huyendo del natrimonio; un Rousseau oun Comte iluminar a generaciones de pacman sin haber gobernado los. estados. Pero estos aciertos son Scepsionals y serfa demasiado facil enumerar sus vicios 7 esto. Por comin la teor{a se forma en la experiencia y por ella. No hay luccién inmeditata y cierta de una teoria elaborada con las formas ‘eién que pueden emanar de ella. ) wae tomar el ejemplo que nos atafie mas inmediatamente, el pet rerulstmo, por muy cargado de experiencia que esté ya, no impone cresgamente tal cual forma de jaccién histérica. Es mediante una vention nueva, diferente segn el lugar ¥ el tiempo, como unos in- ores de lo politico podrdn darle eventualmente un destino politico. a sosctard un movimiento de accién, mela un Pr ‘ re sus propias perspectivas e injerténdolas ©) i eattble: no aoe falta Jecir que segiin sea comprendida Y gousinila tt insercign, la inspiraci6n personalista podré abrit ys astante Verses, algunas de ba cuales podrtan ser desautorizadas POF Tire Peonalistas, por lo fiicil que es dirigir cualquier inspiracion Ano 9 HS nes amigos. cRernieon 0) ne 9 3 «s0cialistan ia en 1880, pero , Snocems eomnsinos fensmigos- La historia disperse os tienes Que le tlegan, al mismo, tiempo que se AMBIEN seeano de accién lugar, allt donde las eircunstancias harfan, de wR 8 617 personalista un instrumento de division de las fu 6 contrario a 1a audiencia misma del mensaje personer ls wh i 5 Malista eo voluci6n, el personalismo no se concederd més que yy ol, cuerpo en un agrupamiento revolucionario al que infungnn'™™& desde el interior. Tr Sug Esta concepcién del compromiso debe tener sus incig a a : lencia a educacién atin tradicionalmente impartida en los medion’ subsiste el intento de una formacién del hombre espinal Los ambientes racionalistas 1a hacen depender de la formeiy la «objetividady critica. Ante el destino que le acosa por todas ellos empujan al hombre a una actitud espectacular y despenig cuyo’ modelo esta tomado del pensamiento cientifico. Si seta je situar junto al hombre comprometido al centinela vigilante de ai: cidez, uno s6lo puedealegrarse de esta vuelta de la razén, ena momento en que el pensamiento mitico acaba de operat tales esti én las avenidas lentamente abandonadas por la raz6n. Sin embary el racionalismo no es inocente de esta ofensiva del mito. El rio lismo es la policfa del espiritu. Una policia es indispensable; pers sociedades policfacas ahogan. La actitud espectacular que un rit nalismo cerrado sobre sf mismo impone en los asuntos que inteesa el destino individual o colectivo del hombre desemboca, por un i gente casi fatal, en la indiferencia ante los contrarios, en la absent Criminal ante Ia accién. Si los medios de derecha han truiciona el fascismo por afinidades directas, evidentes en el reaccionario Pi los medios de izquierda y los medios liberales han conocido a ante el fascismo, del cual el honesto Chamberlain queda comosint® gusto sombrio 6 desenfrenado de esta objetividad mortal (¥ f, distinguir entre el bien y el mal, entre’el alimento y el venen” bien, el conocimiento de las cosas’ del hombre, y del mun medida en que atafe al hombre, no cuaja més que en &1 OM que nosotros aceptamos con su objeto. Este conocimient) Ta metido es la verdadera objetividad, ‘porque, especteculét humana, ella disuelve el objeto en lugar de revelarlo. us? Que el conocimiento sea comprometido no ore nent alguna (sino todo lo contrario) que se prive del benéfic reniot 2 comprender lo que le es extrafio y hasta hostil. La COUP oni! soluta del adversario pide al hombre comprometido unes! vue el mas enriquecedor que la simple neutralidad objet £77, versario para él es un educador y un apoyo al mismo te fuerza que debe ser superada, Esta comprension, Ue del compromiso, contribuyera a fortificar’ el compron del combate perpetuo al que lo expone. Pero la comP! de la neutralidad no es sino disolucién del espitit- E12 revo 618 jones de incidencia religiosa de nuest gas ad de indiferencia la que descomp oo oie escripulo. Hoy se confunde de muy buena gana Iq ad eigiosa con el subjetivismo idealista. El pecado, come seri ora 6s allé del individuo; hiere a Dios y al orden ny yn, lea manchar al pecador. El narcisisme moderno lo ha ants preocupaciones del individuo. Ha Duesto el acento sobre ss’ de i imagen de st, Ia impureza, enmasseeeger empl : rebeliGn contra Dios y abandono del puesto, tra baja época one el cardcter, ras esencial cere tne eg ‘embargo, al centro del ime ese tento n0 te ha sido dado para pulirlo y pulirlo sin fae so para hacer de él dos talentos. El prurito enfermize denn tpcacia sin tacha llega a ahogar, en quien es posefdo por él, el sao anéntico de lo espiritual. No decimos que la nocioa ie pureza cena de todo valor; pero, aislada, estropea la vida espiritual. Ella luna lt atencién sobre un estado del. sujeto consecuente al acto «aervador de si mismo, en lugar de Ievarla sobre la Jealtad creadora, ste sv welo, sobre sus objetivos lejanos 0 sobre su entorno. El tdo de a pureza, bajo esta forma que es la mas comtin y que vicia saientos muy nobles, es un cuidado egocéntrico y no teocéntrico alroeéntrico: en lo cual tienen raz6n los marxistas cuando dicen. incurre con frecuencia en el gusto burgués pot la eublidedy la integridad individual. En una época como la nuestra, lm penetrada de 8 eit que pens PSPuESta cualquiera, una respuesta imy atl neu Tespuesta en absoluto». Es ésta una regla fun- Sie, Lge COMdUCtA individual del mismo modo que de la accién Prnaén dena Pituales estén con demasiada frecuencia ausentes ky Feocipacigneencia en los golpes duros. Cierta manera de defender ido urea 8tiMOnio contra la de eficacia, de desviar a los ten gn n08 hos de Dios de la vida militante hacia Ine catacony iid det a “2en en una debilidad combativa y a veces en un gusto "Vato ng yte#80 ms que en las altas rarones que se dan de ello. "ene miedo de dar frutos, si no es un 4rbol enfermo. 619

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