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rrr Austin ViGURI PEREA Doctor en Derecho. Profesor titular de Derecho Civil. Universidad Jaume I de Castellén. Licenciado en Derecho Norteamericano (University of Pittsburgh, Pennsylvania, USA) LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO EN EL MARCO DE LOS CONTRATOS DE ADHESION. ANALISIS COMPARADO DEL DERECHO ANGLOAMERICANO (Tratamiento especial del Derecho Norteamericano) Granada, 1995 1 SUMARIO Captruto I ASPECTOS DOCTRINALES DE LOS CONTRATOS DE ADHESION CONSIDERACION GENERAL DEL TEMA. EXAMEN DE LOS DERECHOS 1. El efecto del precedente y del caso juzgado. Rule of precedent 2. En torno al alcance de los términos contratos de adhesién y consumidor. Tendencias doctrinales, legislativas y jurisprudenciales, desde la perspectiva del Derecho compa- rado ... 3. El cardcter vinculante del contrato. Andli «signing is binding» y «parol evidence rule» . La importancia de la doctrina «unconscionability» bito del Derecho norteamericano y su irrenunciabilidad .. . La valoracién de la equidad en el Derecho de consumo ... . La irrupcién del andlisis econdmico del derecho . La eliminacién de los tratos previos y de la contraoferta , La desviacién del Derecho tradicional o clésico contractual . - eran Captruto II MARCO LEGISLATIVO DE LOS DERECHOS NORTEAMERICANO Y ESPANOL LAS CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACION EN EL DERECHO ESPANOL. LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL DERECHO POSTITVO (CO- 27 29 34 36 38 40 VIL LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO DIGO Civit). LA LEY GENERAL PARA LA DEFENSA DE LOS CONSUMIDO- Res Y Usuarios (LGDCU). EL ANTEPROYECTO DE LEY DE CONDICIO- NES GENERALES DE CONTRATACION. LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR: Y USUARIO EN FL PLANO DEL DERECHO COMUNITARIO. EL TRATADO DE ROMA DE 25 DE MARZO DE 1957, EL ACTA UNIcA EUROPEA DE 1986. EL TRATADO DE LA UNION EUROPEA (MAASTRICHT, 7 DE FEBRERO DE 47 1992). EXAMEN DE LA DOCTRINA, LEGISLACION Y JURISPRUDENCIA . .. Il. Et DERECHO CoDIFICADO: CODIGo DE Comercio Uniricabo Es- 61 ‘TADOUNIDENSE (UNIFORM COMMERCIAL CopE—UCC—) . 61 1. Notas generales 64 Hacia la unificacion del Derecho de los contratos. La. equidad 69 El recurso a Ja analogia en Ja aplicacién del Derecho ..... La posicién de la buena fe en el Derecho de consumo. Paralelis- mo entre el Derecho angloamericano y el Derecho continental. 73. 5. La influencia del tiempo en el Derecho. EI principio de la irretroactividad 6. El rol del Juez y del Jurado. La presencia de las cléusulas de arbitraje en los contratos de adhesion ............... 78 7. Estudio de las principales disposiciones contenidas en el a eN rE} Cédigo de Comercio Unificado norteamericano .... 83 8. La posible incidencia de la «batalla de los formularios», «incipient unconscionability» ... 89 9. Extracto del Cédigo de Comercio Unificado, en relacién con el Derecho de consumo .......c.seceeeeeseseeceeeee 94 10. La discrecionalidad en la actuacién judicial, en sede de indemnizaciones en concepto de dafios . ae 98 TI. RESTATEMENTE (SECOND) OF CONTRACTS 107 1. Notas generales 107 2. Analisis y conclusiones que se desprenden de la lectura de la seccién 211 . vee 110 3. Elorden piiblico en el marco del Derecho comparado ... . 112 IV. DERECHO ESTATUTARIO 115 1. Diversidad legislativa y problemas de competencia 115 2. Estatutos Federales de proteccién al consumidor . 119 3. Estatutos estatales de proteccidn al consumidor 131 Cariruto TIL DESARROLLO JURISPRUDENCIAL DE LOS CONTRATOS DE ADHESION I. EXAMEN DE LOS LITIGIOS MAS RELEVANTES, ASPECTOS FUNDAMEN- SUMARIO ‘TALES EN TORNO A LA CASUISTICA SUSCITADA. PARALELISMO ENTRE DeRECHO ESPANOL Y DERECHO NOTE4MERICANO EN MATERIA DE CONTRATOS DE ADHESION 1. Henningsen v. Bloomfield Motors, Inc. .... 1.1. Autonomia de la voluntad y orden publico. Garantias y renuncias .. 1.2. Andlisis econémico del derecho. Ponderacién del factor «cheapest cost avoider» 1.3, La defensa del interés ptiblico. Las «class actions» : 1.4, El principio de la relatividad de los efectos del contrato «provity of contract» en el Derecho de daftos......... 1.5. El influjo del Derecho estadounidense sobre el Derecho es- pail y el Derecho comunitario en materia de productos defectuosos «products liability». La transposicién de la Di- rectiva 85/374 de 1985, por la Ley de 6 de julio de 1994 . 2, Weaver v. American Oil Co. 2.1. La carga de la prueba. el influjo del test «meeting of the minds». El impacto de las cléusulas exoneradoras de responsabilidad 2.2. La funcién de la doctrina cunconscionability» e en a de- sarrollo del pleito Weaver . 3. Parkrite Auto Park Inc. v, Badgett. 3.1. Problemas derivados de la presencia de cldusulas sor- prendentes en los contratos tiket («unexpected terms», «anfair surprise») en el Derecho angloamericano y en el Derecho espatol ............00.000005 3.2. La aplicabilidad de la doctrina sunconscionability» ESTUDIO DE ALGUNOS DE LOS FACTORES DETERMINANTES EN MATE- RIA DE CONTRATOS DE ADHESION 1. Precio exorbitante . ae ‘Notas generates . ee 1.2. La promulgacién del Cédigo de Comercio Unificado como punto de inflexién en la materia 1.3. Case by case approach. Exposicién de la solucion que aboga por la valoracién de las circunstancias concurren- tes en cada caso cncreto a través del método «case lau» ya doctrina «unconscionability» 2. Limitacién o exclusién de la responsabilidad del empresa. rio. Renuncia por parte del consumidor o usuario a posibles reclamaciones 2.1. Cldusulas de garantias . 2.2. Cldusulas limitativas, modificativas y exoneradoras de Ix 143 143 143, 147 151 180 183 206 206, 211 213 213 219 224 225, 225 227 230, 239 240 Til. LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO responsabilidad. Examen de la jurisprudencia: E. H. Ashley & Co, v. Well Fargo Alarm Services. Schlobohm 0, Spa Petite, Inc. .. 2.3. Cldusulas de renuncia. Ford Motor Co.,». Tritt. 24, Cldusulas con pacto de reserva de dominio .. 25. Cldusulas penales. Caso 3ogata v. Case Catering 3. Oscuridad en los términos del contrato 3.1. Aspectos legislativos del problema . 3.2. La incorporacién por referencia «Incorporation by reference» aa 3.3. Las repercusiones legales AANALISIS DE LAS PRINCIPALES SOLUCIONES ADOPTADAS POR LO Que RESPECTA A LOS PROBLEMAS DERIVADOS DE LOS CONTRATOS DE AD- HESION 1. Nulidad parcial abusiva ...... 1.1. Examen de la jurisprudencia norteamericana 1.2. Derecho espafiol 13, Derecho comunitario - 14. En torno a la posible articulacién intrasistemdtica 2. Interpretacién y modificacién del contrato .... 2.1. Estudio comparado de la docirina, legislacién y juris- prudencia en el Derecho espafiol y en el Derecho ano americano 3. Nulidad total del contrato 3.1. Andlisis del Derecho espafiol y Derecho angloamericano . Captruto IV NUEVOS AVANCES JURISPRUDENCIALES REFERENTES A LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR, AS! COMO ALA PARTE MAS DEBIL DE LA CONTRATACION EN MATERIA DE CONTRATOS DE ADHESION ART BUCHWALD V. PARAMOUNT PICTURES CO. ..........-000055 CARNIVAL CRUISE LINES, INC. V. SHUTE . 1. Hechos . 2, Clausulas 3. El impacto del andlisis econémico del derecho en el dmbito del Derecho de consumo ..... 242 257 262 269 273 273 276 279 282 282 283 284 287 298 304 304 332, 332 345 350 350 351 359 ae SUMARIO 4. Critica . 5. Trascendencia de la doctrina «unconscionability> CaptruLo V PERSPECTIVAS DE FUTURO EN TORNO APOSIBLES FORMULAS QUE PUEDAN COADYUVAR A RACIONALIZAR Y RESOLVER LA PROBLEMATICA QUE RODEA ALOS CONTRATOS DE ADHESION EXPOSICION DE DISTINTOS MODELOS DE CONTROL EXISTENTES EN EL. AREA DE DERECHO COMPARADO XI 368, 373 387 405 $$ rrr Capiruto I ASPECTOS DOCTRINALES DE LOS CONTRATOS DE ADHESION I. CONSIDERACION GENERAL DEL TEMA. EXAMEN DE LOS DERECHOS NOR- TEAMERICANO Y ESPANOL El motivo fundamental que me ha impulsado a escribir esta obra es el de establecer posibles puentes de unién entre los sistemas an- gloamericano (con especial énfasis en el Derecho norteamericano) y continental (enfocando el estudio en nuestro Derecho espafiol), en or- den a demostrar que la deseada uniformidad del Derecho comparado no debe ser un objetivo sincrético quimérico en nuestros dias. Confio en que a través de este modesto trabajo, en torno a la pro- teccién de los consumidores y usuarios, 0 parte mas débil de la con- tratacién en el marco de los contratos de adhesién, quizas se puedan abrir nuevos surcos de investigacién en materia de Derecho de consu- mo, en un futuro no demasiado lejano, que sirvan para apuntalar la te- sis Ultima aqui esbozada en favor de la universalidad del Derecho pri- vado, que tan paladina como romdnticamente postulamos'. ' Gran parte del instrumental del Derecho privado, si no el Derecho privado en general, tiene una clara vocacién de universalidad que la historia ha demostrado de for- ma inconcusa. Pretender lo contrario seria querer nadar contra corriente y, ya se sabe, siempre vence el caudal del rio, Tan plastica como acertadamente, afirma el profesor Lasarte que, atendiendo a lo que es el objeto de las normas juridico-privadas, esto es, las realidades materiales preexistentes a las propias normas, no creo que pueda negar- 2 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO En este sentido, no podemos obviar tampoco que, en aras a lograr la deseada unificacién europea del Derecho de obligaciones y contra- tos, (sin duda, la parte del Derecho civil mas necesitada de unificacién, como ya quedé de manifiesto en el encuentro de Pavia), una de las ac- ciones fundamentales se halla precisamente en el sostenimiento de un didlogo continuo y fecundo entre «common lawyers» y «civil lawyers», por asi decirlo?, como brillantemente lo expuso en su dia, el célebre comparatista D. Tallon. En lo que incumbe al Derecho de consumo, se pueden obtener resultados armonizadores de relieve, ya que las figuras e instituciones reguladas, de momento, en las Directivas de la Comunidad, abrazan Jas principales fuentes de las obligaciones y se proyectan de forma mas © menos incisiva en las relaciones de acreedor y deudor*. En lo que concierne al Derecho de obligaciones, parece claro que el programa de renovacién cientifica debe llevarse a cabo, a nuestro ‘se que en el mundo contemporéneo el proceso de homogeneizacién es casi insultante, La uniformidad material de la mayor parte de las relaciones sociales que tradicionalmente constituyen el objeto del Derecho privado —la esfera del arbitrio individual de la perso- na, sus relaciones familiares, sucesorias y patrimoniales; con independencia de que es- tas tltimas estén regidas por el Derecho civil o por el Derecho mercantil— me parece de tal punto evidente que no creo necesario insistir de forma particular en ello. Asi, C. Lasarte: Autonomias y Derecho privado en la Constitucién espatola, pags. 150 y 152, Madrid, 1992, 2 A este respecto, conviene recoger los nuevos intentos de aproximacién de posi- ciones, que han tenido lugar en estos iltimos afios (Coloquio de Pavia de octubre de 1990, en el que se llegé a plantear por G. Gandolfi la posibilidad de elaborar un Cédigo europeo de contratos, o la mesa redonda celebrada en esta misma ciudad en 1992, sobre «la Unifi- cacién del Derecho de contratos en Europa: mediante o sin ley», 0 el «simposio» de Hamburgo en 1991, bajo el titulo: «Alternativas a la unificacién del Derecho por via legis- lativar). Vid., J. L. DE Los Mozos: «La propuesta de un Cédigo europeo de contratos del «Convegno di Pavia» vista desde Espafia», pag. 424, Congreso Internacional sobre la Re- forma del Derecho Contractual y la Proteccién de los Consumidores, Zaragoza, 1993. > Vid., C. Varrisr FUENzALIDA: «Para la unificacién internacional de! Derecho de obligaciones en la Comunidad Europea». Comunicacién presentada al Seminario Inter- nacional sobre la Unificacién del Derecho Europeo de las obligaciones, Caceres, 14 y 15 de mayo de 1993, ASPECTOS DOCTRINALES 3 juicio, coincidiendo con la doctrina mas autorizada en la materia, me- diante estudios de Derecho comparado’. Para ello hay que profundizar en el contrapunto de los Derechos continentales y el «common law», no sélo por la tradicional apertura de los primeros a las innovaciones del Derecho estadounidense, (pese a las diferencias estructurales que los distingue), sino porque como afirma el romanista P. Stein, existe una aproximacién gradual (aunque todavia un tanto incierta o timida) del Derecho angloamericano hacia los sistemas del «civil law». 1. El efecto del precedente y del caso juzgado. Rule of precedent Por otra parte, resulta cierta la afirmacién que la singularidad del «common law», (el conjunto de los sistemas juridicos anglo-america- nos se conoce como «common law», es decir, como derecho comtin o general), frente a los derechos continentales, se evidencia de multi- ples maneras. Asi, desde el plano formal, prevalece el efecto inspira- dor de los precedentes y del caso juzgado «rule of precedent» y la deci- sin del juez®, De ahi que se hable de un método jurisprudencial orientado prac- « Siguiendo a J. L. DE Los Mozos: «Integracién europea: Derecho comunitario y Derecho comin», pig. 211 ss, en Revista de Derecho Privado, Madrid, 1993. * Para P. Stein, el jurista inglés alin sigue pensando que la relacién obligatoria es una abstraccién superflua y el negocio juridico una nocién incomprensible. Vid., C. ‘VATTIER FUENZALIDA: Op. cit., pag. 1 ss; P. S. ATIVAH - R. S. SUMMERS: «Form and substance in the Anglo-American law. A comparative study of legal reasoning, legal theory, and legal institutions», pag. 1 ss, Oxford, 1987. ‘Como asegura C. Vattier, no se trata sélo de hacer un Cédigo, sino de renovar la ciencia del Derecho privado a escala europea, y el Cédigo uniforme puede ser un buen pretexto para tal renovacién cientifica; en este sentido, el Cédigo europeo aparece tam- bién como un instrumento, pero no tanto de integracién politica, sino més bien en fun- cién de dicha renovaci6n; antes hay que codificar de inmediato, hay que preparar la co- dificacién por medio de la ampliacién de los estudios de Derecho comparado, tanto en extensién como en intensidad. © En el Derecho inglés quedé tempranamente establecida la regla, (aunque obser- vada estrictamente tan s6lo desde el siglo XIX), de que ningun Tribunal puede, segin el principio de la vinculacién del precedente, apartarse de sus propias decisiones ante- riores, (stare decisis et non quieta movere), precepto que afecta sobre todo a las decisio- 4 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR ¥ USUARIO tico-empiricamente por la técnica inductiva judicial para la obtencién del derecho, por el raciocinio de un caso a otro, «reasoning from case to case», (que configura lo que se conoce como «case law», es decir, un Derecho de casos que se desarrolla, como su nombre claramente indica, en casos practicos concretos, y que posee la gran virtud, a nues- tro parecer, de partir de los hechos concretos de la vida, lo que hace que refleje una proximidad extraordinaria con la realidad), como anti- tético del Derecho legal codificado, propio de los paises regidos por el sistema continental. No obstante, no resulta menos cierto que se puede esperar que los ‘sistemas juridicos pertenecientes al circulo anglo-americano’, pese al pun- nes de los Tribunales de instancia superior, que obligan a todos los Tribunales inferio- res, (cuyas sentencias s6lo tienen valor de precedente, en tanto en cuanto no hayan sido revocadas «overruled» por un Tribunal superior). No obstante, a partir de los afios 60, se ha ido paulatinamente relajando un tanto el viejo rigorismo impuesto por la doctrina stare decisis. Lajurisprudencia se encuentra coleccionada en unas nuevas recopilaciones apare- cidas en 1865 y conocidas por «Law Reports», que sustituyen a los Anales medievales, y que contienen algunos comentarios obiter dicta, que aunque no tienen valor vinculante, proporcionan pautas interesantes a seguir. De vez en cuando se expone la opinién dis. crepante «dissenting vote» de alguno de los miembros del Tribunal, respecto del juicio de la mayorfa «concurring opinions», ya que generalmente las decisiones, al contrario de lo que sucede en Europa continental, no son anénimas, Este derecho judicial del caso, no se aplica de oficio por el Tribunal, sino que su alegacién corresponde al abogado «barristers, cuando defienda cuestiones juridicas de fondo o de derecho material Vid., MourrorScutosseR: Perfiles de la nueva historia del Derecho Privado, pag. 137 sss, Barcelona, 1980. El autor, se hace eco al mismo tiempo de lo que lama «dualismo estructural» actual del Derecho inglés. Asi, bajo la denominacién de «common law» se entiende hoy en el sentido mas amplio de la acepcién, el derecho de equidad («equity»), es decir, todo el derecho que se ha formado antitéticamente al Derecho romano, o sea, al continental (civil law) y las leyes surgidas recientemente de la practica de los Tribu. nales (Statutes). * Por lo que respecta al cardcter americano del «common law», la decisién en fa- vor del sistema inglés no se produjo hasta mediado el siglo XIX, luego de una prolonga- da discusién que tuvo su origen en el siglo XVI, acerca del pro y del contra de una Codificacién especial para los Estados Unidos, o si acaso era preferible la recepcién del «common law». ASPECTOS DOCTRINALES 5 to de partida de su metodologia, (cuestién ésta sobre la que, como afirma acertadamente, desde nuestro punto de vista, el jurista Vigneron, no con- viene perder mucho esfuerzo), se vayan cada vez mds acusadamente amol- dando al «Derecho legal» de los sistemas juridicos de Europa continen- tal®. En este orden de cosas, el crecimiento del Derecho estatutario, «Statute law», por parte del Derecho anglo-americano y el desarrollo de la jurisprudencia o «Derecho judicial» en el continente europeo, han con- tribuido decisivamente a nivelar las diferencias®. Louisiana constituye una excepcién. Como territorio francés fue vendida en 1803, por Napoleén por quince millones de délares («el mejor negocio de USA»), y en 1812 entraba como Estado en la Unién, si bien conservando el Code civil francés, Una posicién intermedia, un tanto curiosa y privilegiada, ocupan los antiguos te- rritorios mejicanos del Sudoeste americano, como Texas, Nuevo México, Arizona, asi como la «Commonwealth of Puerto Rico» unida a EE.UU. Todos ellos se caracterizan por un derecho mixto, en el que se funden elementos del viejo derecho colonial espafiol con otros procedentes del «common law». Vid., MouTorScutosser: OP. cit., pag. 146 ss. ® Ciertamente, las diferencias entre el «Common Laws y los Derechos continen- tales son muy profundas, puesto que, como es sabido, en el primero, el Derecho no es declarado, como nos recuerda P. Stein, hasta que las circunstancias lo imponen, a tra- vés del proceso y mediante la decisién judicial. Pero ésto no impide que, a veces, se acuda a una regla de carécter més amplio para introducir una modificacién en el Dere- cho existente, lo que es tarea que incumbe a la legislaci6n, Situacién que va adquirien- do cada vez mas importancia, desde mediados del siglo XIX, no s6lo cuantitativamente sino también imponiendo la decisién a adoptar. Lo que se ha incrementado durante los ailtimos decenios, debido en parte ala aceptacién de «Leyes uniformes», mediante las Con- venciones internacionales a las que se ha adherido el Reino Unido (y afiadimos, por nues- tra cuenta, también Estados Unidos). No obstante, debemos obviamente puntualizar que los progresos realizados en el Am- bito del Derecho internacional (Convenciones de La Haya, sobre compraventa internacio- nal de bienes muebles corporales, de 1964, y de Viena, sobre compraventa internacional de bienes muebles, de 1980, que siguen el modelo de la ley uniforme), aunque facilitan la predeterminacién del régimen aplicable y las reglas del Derecho internacional privado, no han contribuido a hacer desaparecer la pluralidad normativa, o dicho de otra manera, a con- seguir la unificacién del derecho. Vid,, J. L. DELOS Mozos: La propuesta..., pag. 428. * Como bien observa el jurista T. Luso Soares, en el continente cada vez se tiende ‘més a valorar, oportunamente, el aspecto jurisprudencial y casuistico del Derecho, acor- tando las distancias que nos separan del mundo de los «common lawyers». Vid., J. L. DE 10s Mozos: La propuesta..., pag. 435. 6 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO Asi, los criterios que sustentaban en el pasado ambos sistemas apa- recen cada vez mas desdibujados. De esta manera, sus diferencias fun- damentales tenderdn a ir disminuyendo, hasta convertirse en simples matizaciones de grado de una misma idea juridica, sirviendo sélo para aplicar o concretar la norma juridica ®, 2. En torno al alcance de los términos contratos de adhesién y consumidor. Tendencias doctrinales, legislativas y jurisprudenciales, desde la perspectiva del Derecho com- parado Inicialmente, podemos partir en nuestro estudio del hecho de que existe al menos cierta conexién en cuanto a la terminologia utilizada en la descripcién del tema que nos ocupa, ya que tanto en el Dere- cho espaiiol como en el Derecho estadounidense, la acepcién con- tratos de adhesin sigue siendo perfectamente valida para describir el conjunto de problemas que rodean a la cuestién que nos hemos planteado. El Derecho estadounidense define a los contratos de adhesién, «adhesion contracts», como contratos est4ndar que las empresas ofre- cen a los consumidores de bienes y servicios unilateralmente, «take it or leave it», «lo tomas o lo dejas», sin otorgarles siquiera un minimo poder de negociacién. Como el Tribunal apunté en Wheeler v. (ver- sus) St. Joseph Hospital, «in a form adhesion contract, the terms of the contract are put to one party on a «take it or leave it» basis, rather than being dickered out» ™. © Un acercamiento de ambos circulos juridicos ya se ha preparado en los ambi- tos de la metodologia y de la teoria del derecho, con una finalidad comtin: la aspiracion a una relacién més intima del derecho con la realidad, el esfuerzo por el realismo. Re- sulta brillante, en este sentido, en torno a la aproximacién juridica del sistema norte- americano con el aleman, la descripcién realizada por MoLiror-ScHLOSSER: OP. cit., pags. 148-149, "Wheeler v. St. Joseph Hospital, 63 Cal. App. 3d 345 (1977); 16 Kans, L. Rev. 303 (1968). ASPECTOS DOCTRINALES 7 En consecuencia, se imponen generalmente de modo abusivo al consumidor, que por ocupar una posicién mds débil en la contratacién, no puede negociar sus términos esenciales”. De ahi que sea necesa- ria su proteccién «protection of weaker party» “, ante la parte que goza de una mayor capacidad de negociacién, lo que se conoce en la practi- ca estadounidense «substantially superior bargaining power». La politica de proteccién a los consumidores, en su plasmacién ju- ridico-privada, tiene tal calado legal, que ha afectado, obvio es decirlo, 1 Black's Law Dictionary, Minn, 1983, La lista de denominaciones, no obstante, es amplia. Los términos més usuales uti- lizados por la doctrina espafiola para referirse a los contratos de adhesién, hacen refe- rencia a las condiciones generales de contratacién, contratos-formulario, contratos tipo, contratos de masas, contratos estindar, etc. Asi, en J. ALFARO: Las condiciones generales de la contratacién, pags. 149 y 153, Madrid, 1991; M. Garcia AMIGO: Condiciones genera- les de los contratos, pag. 135, Madrid, 1969. Alfaro puntualiza que el término contrato de adhesion es especialmente caracteristico de la doctrina civilista. De lo que no cabe la menor duda es del hecho de que en nuestra jurisprudencia aparece con gran frecuencia (puede verse en sentencias del Tribunal Supremo tan lejanas en el tiempo como las del 12:3-1957 y 23-7-1993). Desde el punto de vista legislativo, asi como en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios (LGDCU) de 1984, el término contratos de adhesin no figura precisamente entre sus favoritos, en Ia Ley 36/1988, de 5 de diciembre, de arbi- traje, aparece incorporado en su articulo 5.2: «Si el convenio arbitral se ha aceptado den- tro de un contrato de adhesién, la validez de este pacto y su interpretacién se acomoda- rn a lo prevenido por las disposiciones en vigor respecto de estas modalidades de con- tratacion». En el plano del Derecho comunitario, la Directiva 93/13/CEE del Consejo, de 5 de abril de 1993, sobre las clausulas abusivas en los contratos celebrados con consumi- dores, establece didfanamente en su articulo 3.2: «Se considerara que una cléusula no se ha negociado individualmente cuando haya sido redactada previamente y el consu- midor no haya podido influir sobre su contenido, en particular en el caso de los contra- tos de adhesién. El hecho de que ciertos elementos de una cldusula o que una cldusula aislada se hayan negociado individualmente no excluira la aplicacién del presente arti- culo al resto del contrato si la apreciacién global Ileva a la conclusién de que se trata, no obstante, de un contrato de adhesin». 8 Bl lenguaje habitual del que se sirven Ios Tribunales norteamericanos podria ser, a titulo de ejemplo, el siguiente: «The harsher or more one-sided the provision in question, the more scrupulous the courts usually are in making certain that the weaker party had knowledge of the provisions». 8 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO a las dos principales fuentes de las obligaciones: el contrato y la res- ponsabilidad por dafios", Para el profesor Todd D. Rakoff los contratos de adhesién, «stan- dard form contracts», «standard form documents», a pesar de su cons- tante presencia y creciente desarrollo en la contratacién actual, no han sido objeto atin de un tratamiento legal adecuado, aunque éste resulte cada vez mas necesario en la practica juridica presente. A su juicio, la unidad del derecho de los contratos en Estados Unidos es dificilmente sostenible ante dicha forma de contratacién, que se ha abierto paso propio tanto desde el punto de vista doctrinal, como legislativo o jurisprudencial 6. Como caracteristicas que configuran el modelo tipico de contrato de adhesin, destaca las que menciona- mos a continuacién: “ Vid., C. Martinez De AcutRRE: «Trascendencia del principio de proteccién a los consumidores en el Derecho de obligaciones», pag. 320, Congreso Internacional sobre la Reforma del Derecho Contractual y la Proteccién de los Consumidores, Zaragoza, 1993. 'S Vid., Topp D. Rakorr: «Contracts of adhesion: An essay in reconstruction». Harvard L. Rev. Number 6. Volume 96, 1983. Reprinted by Larry Alexander: «Contract Law», Volume Il, 1174, 1991. A su parecer, no existe ningtin otro problema legal que pueda sobrepasar en importancia al planteado por los contratos de adhesién, habiendo incluso relegado a un segundo plano de prioridades a la controvertida y no menos tras- cendental cuestién suscitada en torno a la batalla de los formularios. El profesor Todd D. Rakoff parte de una concepcién propia y avanzada en su exposicién en la que sostie- ne la idea de que a los contratos de adhesién, que han sido propiciados por las grandes compafiias, empresas multinacionales y monopolios en general, o mas concretamente a las clausulas que los componen, debe aplicrseles inicialmente una presuncién contra- ria a su admisién. © Opinién tomada del famoso articulo del profesor FRIEDRICH KESSLER: «Contracts of adhesionSome thoughts about freedom of contract», 43 Colum, L. Rev, 629, 636 (1943). Un creciente mimero de términos incluidos en los contratos de adhesin, (clausulas que anticipan el periodo maximo de tiempo en el que se admite una demanda contra la com- pafifa vendedora, o aquellas otras que determinan el foro en caso de litigio, la conve- niencia de acudir al arbitraje para dilucidar las posibles controversias que puedan suscitarse en torno al cumplimiento del acuerdo, o las limitativas de remedios en el stt- puesto de incumplimiento por el vendedor de las garantias ordinarias), puede que pre- tendan precisamente substraer a las partes de las reglas tradicionales aplicables a los contratos, por lo que tendran que ser objeto de una interpretacién meticulosa por parte de los Tribunales, ASPECTOS DOCTRINALES 9 1) El documento cuya validez constituye el objeto de la demanda adopta una forma impresa que contiene numerosos términos, que in- dican de manera clara que estamos en presencia de un contrato. 2) El modelo ha sido redactado por o a favor de una de las partes. 3) El contratante que elabora el acuerdo participa regularmente en el tipo de transacciones contempladas en el mismo. 4) Elcontrato se abre a la adhesion del comprador que con la tni- ca excepcién del precio, debe subscribir practicamente el resto de las clausulas previstas por el vendedor. 5) El consumidor procede a la firma del contrato. 6) El adquirente no realiza ordinariamente 0, al menos en idénti- ca medida que el oferente, esta clase de negocios. 7) La obligacién principal del consumidor consiste en el pago del precio. De este modo, Todd D. Rakoff llega a la conclusién de que por el mero hecho de que el consumidor tenga cierto poder de negociacién, regularmente circunscrito al establecimiento del precio del contrato, no podemos dar por sentado que ha negociado el resto del contrato, ya que solamente una alteracién importante de los términos del acuer- do puede conducirnos a tal conclusién ”. Los contratos de adhesién se contemplan, desde el plano legislativo, en capitulo apar- te, RESTATEMENT (Second) OF CONTRACTS, 211, 1979). Ver, RESTATEMENT (First) OF CconrRacts, 32 (1932). Asimismo, se han introducido con caracteres propios en la antologia de la doctri- na norteamericana mas sobresaliente en materia contractual: A. CORBIN: Corbin on contracts, 559-5591 (C. Kaulman Supp. 1982) Desde la vertiente jurisprudencial, los jueces estadounidenses vienen sosteniendo sistematicamente que los contratos de adhesién son contratos especiales y una larga serie de decisiones asi lo avala: Chandler v. Aero Mayflower Transit Co., 374 F2d 129, 135 n. II (4th Cir. 1967); C & J Fertilizer, Inc. v. Allied Mut. Ins. Co., 227 N.W.2d 169, 173-74 (Lowa 1975) (en banc); College Mobile Home Park & Sales, Inc. v, Hoffman, 72 Wis.2d 514, 518-21, 241 N.W.2d 174, 176-78 (1976); Estrin Constr. Co. v, Aetna Casualty & Sur. Co., 612 S.W.2d 413, 422.26 (Mo. Ct. App. 1981). " Vid., Toop D. RAKOFF: Op, cit, 1255; Truck Rent-A-Center, Inc. v, Puritan Farms 2nd, Inc., 41 N.¥.2d 420, 427, 361 N.B.2d 1015, 1019, 393 N.Y.$.2d 365, 370 (1977). 10 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO Seguin la doctrina predominante en Espajia"*, son notas dife- renciadoras de los contratos de adhesién, que establecen los limites fronterizos con otras modalidades contractuales, las siguientes: 1* El llamado «principio de unidad e invariabilidad del contenido contractual», es decir, la redaccién previa del contrato por una sola de las partes (ver, el art. 10.2 de la LGDCU). 2.° El de «complejidad y tecnicismo», por cuanto el contrato re- tine o consta de una serie de cldusulas que ofrecen cierta complejidad técnica que impide a veces al usuario consumidor conocerlas y, atin conocidas, comprenderlas en todo su verdadero alcance y sentido. 3.* El principio de la «generalidad y permanencia de la oferta», ya que el destinatario de la misma no es un individuo determinado, como ocurre en la contratacion clasica individual, sino la generalidad de los consumidores (piénsese en las ofertas hechas a un puiblico in- determinado de los grandes almacenes). 4. El de la «superioridad o preponderancia» econdmica de la em- presa monopolizadora de los bienes y servicios. 5." Por ultimo, puede ser considerada como otra nota especifi- ca sefialada por algunos autores, la situacién de «estado de necesi- dad» en que la parte sometida (usuario 0 consumidor) se encuen- tra casi siempre frente a la situacién de monopolio que de hecho gozan las empresas en la elaboracién o prestacién de los bienes 0 servicios que de modo genérico o abstracto presentan al ptblico consumidor. En un contrato de adhesin, normalmente el adherente se limita- ra a poner su firma «sobre la linea de puntos» —rasgo tipico de este tipo de abuso—, cumpliendo maquinalmente una indicacién del '* Puede observarse un paralelismo entre lo que los sociélogos denominan «so- ciedad.de consumo» y un ordenamiento tipicamente social sometido a unas reglas de «estandarizacién» que juridicamente se reflejan en la tipificacién contractual de su con- tenido. La doctrina cientifica a este proceso muy grdficamente lo ha denominado «deshumanizacién contractual». Vid., L. MaRTIN-BALLESTERO: «La interpretacién de los contratos de adhesin por la jurisprudencia del Tribunal Supremo», pag. 1083 ss, en Revista Critica de Derecho Inmobiliario, 1987. ASPECTOS DOCTRINALES II estipulante o sus agentes, que mas tiene el aspecto de una orden que el resultado propio de lo que se entiende por una negociacién™. Ahora bien, debemos considerar que no todo contrato de adhe- sin es abusivo per se, por lo que habra que examinar las caracteristi- cas particulares de cada contrato en cuestién para poder obtener con- clusiones especificas definitivas al respecto, a la luz de las circunstan- cias concurrentes, y a tenor del contexto concreto en el que se desa- rrolla, en el mismo momento en que se realiza™. A nuestro juicio, no existe ninguna otra solucidn viable, ya que si tenemos en cuenta que la mayor parte de los contratos que se formali- zan en la actualidad son contratos de adhesién o estandar, su invalidez automatica seria altamente contraproducente”. De todas maneras, de- bemos convenir que los mismos términos que podrian calificarse como validos si aparecieren incluidos en un contrato libremente negociado por los contratantes, se estiman ineficaces siempre que formen parte integrante de un contrato de adhesion”. C. Rezzonico: Contratos con cléusulas predispuestas, pag. 65, Buenos Ai- res, 1987. 2 Una de las mas recientes y claras decisiones, a este respecto, es Resource Mgt. Co. v, Weston Ranch, 706 P2d 1028, 1043 (Utah 1985). 21 Vid, A. CORBIN: Op, cit, note 3, 559A, at 479 (C. Kaufman Supp. 1982). 2 Cualquier otra solucién no serviria mas que para exacerbar el cardcter ya de por si autoritario de los contratos estindar, segiin afirma Topp p. RakorF: Op, cit, 1266. La transformacién que ha sufrido el contrato desde el Derecho codificado hasta la actualidad requiere que hagamos una serie de reflexiones partiendo de la libertad con- tractual, que implica para el individuo la posibilidad de reglamentar sus propias cuestio- nes personales, y en tanto con ello quede afectada otra persona, las derivadas de sus rela- ciones con ella, con caracter juridicamente obligatorio mediante un concierto libremente establecido, El aspecto relevante de esta nocién lo seftala LarENz en su Derecho de obliga- ciones, I, pag. 65, Madrid, 1958, cuando afirma que al ponerse ambas partes de acuerdo, por propia y libre voluntad sobre determinadas prestaciones y obligaciones, resultaré que ninguna depende del arbitrio de la otra, y ambas estan en situacién de velar por su propio interés. Al elevarse la voluntad coincidente de ambos como «contenido contractual» a la categoria de norma vinculante de su conducta reciproca —Io cual significa la validez jurt- dica del contrato— toman parte constructivamente en la creacién de su relacién juridica. Lo establecido como vinculante para ellas no es una pura arbitrariedad, sino algo que con- 12 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO En conformidad con nuestra doctrina, el contrato de adhesién es aquel que se propone a la aceptacién de una gran masa de publico, fijando el proponente las condiciones mediante una formula que impo- ne a los posibles aceptantes, de modo que a éstos no les queda sino aceptar (adherirse haciendo honor a su nombre) o rechazar el mode- lo que se les ofrece, y a veces ni eso. templado en su conjunto es razonable y justo. La libertad contractual requiere de un or denamiento juridico que estime vinculantes aquellos contratos libremente concluidos por las partes equiparadas juridicamente. Asi, el individuo tiene la posibilidad de adoptar una actividad creadora de derecho en el campo juridico privado, mediante la configuracién coincidente de las relaciones reciprocas (LARENz: Op. cit., pag. 66). La libertad de contratacién comprende la posibilidad para el individuo de decidir libremente si va a concluir un contrato y con quien va a hacerlo (libertad de conclu- sién), y de establecer el contenido del mismo (libertad de configuracién interna). No obstante, las consecuencias del principio de libertad contractual en un régimen de des- igualdad econémica se hicieron ostensibles, debido a que la igualdad ante la ley genera- a una actitud de indiferencia del Estado frente a los sujetos de la relacién juridica. Se sostenia que toda obligacién importaba una limitacién a la libertad individual que como era voluntaria hacia presumir que los efectos juridicos del contrato eran deseados, de tal forma que ta omisién de la ley en la determinacién del contenido de! contrato tam- bién se justificaba en la libertad. Pero si un contratante puede imponer al otro su volun- tad, si el otro esta obligado por la necesidad de adherirse sin discutir, el contrato sdlo expresa la ley del més fuerte, alteréndose los términos, y se acufia la idea opuesta: la libertad esclaviza y la ley liberta. Srigurrz-SnicurTz: Contratos por adhesin, cléusulas abusivas y proteccién al consumidor, pag. 44, Buenos Aires, 1985. * De un lado, debemos reparar en la circunstancia de que hoy en dia el ciudada- no se ve sometido a una auténtica obligacién de contratar, Por otra parte, es ya tépico aludir al escaso interés que prestamos a las lamadas condiciones generales, esto es, a las cldusulas que la empresa oferente de bienes o servicios suele incluir en sus contra- tos (a menudo ya impresos, con escasos espacios en blanco para identificar al cliente y Poco mas, y por si fuera poco «en letra pequefia», como también es usual poner de ma- nifiesto), cléusulas en que casi todo se prevé desde el punto de vista, al menos, de la propia empresa; y con frecuencia, en su exclusivo interés. Ni que decir tiene que me Tefiero a los Iamados contratos de adhesién, asi denominados porque lo que el consumi- dor hace es, simplemente, aceptar 0 someterse a las condiciones contractuales que la otra parte tiene establecidas con caracter de estipulaciones-tipo o standard (de contratos standard suele hablar en estos casos, por eso, la doctrina juridica). R. DE ANGEL YAGUEZ: «La posicion del consumidor y el ejercicio de sus derechos. Dafios causados por pro- ductos defectuosos», pag. 61, en Estudios sobre el Derecho de consumo, Bilbao, 1994, ASPECTOS DOCTRINALES 13 El sujeto se limita, en suma, a aceptar un contenido predetermi- nado por referencia a unas necesidades medias objetivamente toma- das en consideracién por la parte proponente del contrato; las consi- deraciones individuales de la parte débil del contrato sdlo de mane- ra excepcional son asumidas en el contrato y ademas mediante «con- diciones particulares», establecidas como excepcién a los términos generales del contrato™. Asi, el contrato de transporte que celebra el usuario con la compaiiia de ferrocarriles 0 el de suministro con la de gas 0 electricidad es un contrato reglamentado y a la vez, uno de adhesion’. | Para L. Diez-Picazo y A. Gullén Ballesteros** deben diferenciar- se dos fendmenos. El primero se produce cuando todas las clatisulas han sido puestas en conocimiento de los interesados en el momen- to en que éstos dan su conformidad (es la «letra chica» de los con- tratos de seguros y de suministro de electricidad). El segundo se da cuando han quedado fuera del contrato, y el contratante parece adherirse a ellas (cuando se compra un billete de transporte publi- co no se nos dice cuales son las condiciones del contrato que cele- bramos). Esta distincién ha permitido doctrinalmente separar lo que son contratos de adhesin (los primeros) de las condiciones generales de Ja contratacién (las segundas), entendiendo por tales condiciones generales del contrato o condiciones generales de la contratacién, el conjunto de reglas establecidas por una empresa o grupo de empre- Simbélica y afortunada nos parece la frase de D. Luoyn: The idea of law, pag. 249, Harmonds, Middlesex, 1979, que en relacién a los contratos «standard form», alude al vacio de un concepto pasado de moda como es el de la libertad contractual, «the hollowness of the old fashioned concept of freedom of contract». 2 Vid., E, SERRANO ALONSO: «Contratos de adhesién y condiciones generales: pro- blemas de interpretacién», pag. 1, Actualidad y Derecho, nim. 16, Madrid, 1992, % Vid., J. L. Lacruz BeRDejo: Elementos de Derecho Civil, Derecho de obligaciones. Vol. II. Barcelona, 1987. % Vid., L. Digz-Picazo y A. GULLON BALLESTEROS: Sistema de Derecho civil. Vol. I. Madrid, 1990. 14 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR ¥ USUARIO. sas, constitutivas del contenido total o parcial de los contratos que han de celebrar en el desarrollo de sus actividades”, } Hoy el problema queda un tanto limitado por la presencia de una legislacién sobre condiciones generales que, con una adecuada practi- ca, puede coadyuvar a resolver los casos mas frecuentes y graves de desequilibrio, en materia de consumo. De este modo, la relevancia de la diferencia entre condiciones generales de los contratos y condicio- nes generales de la contratacién, se traslada a los requisitos de inclu- sin del articulo 10.1 a) de la Ley General para la Defensa de los Con- sumidores y Usuarios que exige que las condiciones generales figu- ren insertas en el documento contractual o bien que se faciliten al con- sumidor y que, en todo caso, se haga una referencia expresa a las cléu- sulas en el texto del contrato™. [Mayor enjundia juridica tiene en teorfa la distincién entre contrato de adhesion y condiciones generales. Asi, mientras las condiciones ge- nerales de la contratacién hacen referencia a la predisposicién 0 preformulacién del contenido contractual, el contrato de adhesién pue- de decirse que se caracteriza por el hecho de que su contenido se im- pone por una de las partes a la otra. Sin embargo, la realidad indica 2 Vid. M. Broseta Pont: Manual de Derecho mercantil, pig. 58 ss, Madrid, 1972, al analizar las condiciones generales de la contratacién, nos dice que la totalidad o gran parte de los empresarios, que desarrollan una misma actividad econémica, redactan las condiciones generales, que se obligan a incluir en todos los contratos que estipulan con sus clientes, afiadiendo que dichas condiciones se imponen a todos los empresarios, ya que se trata de unificar las condiciones de la competencia y reducir la competencia en- tre empresarios. % La distincién no parece correcta y, en cualquier caso, hoy se revela irrelevante. No se puede hacer depender la naturaleza juridica de las condiciones generales del he- cho —aleatorio— de que se sometan o no a la firma del cliente. Como afirma J. ALFARO: Op. cit., pig. 150, si tienen o no el cardcter de usos depender de su contenido, esto es, de que la regla que incorporan esté extendida y de la presencia de la opinio iuris, pero sera indiferente que se haga simplemente una referencia a ellas en el contrato 0 que se acompafien al mismo y se sometan a la firma del cliente. A favor de dicha distincién se manifiesta la doctrina tradicional. Asi, F. pr Castro: Las condiciones generales de los con- tratos y la eficacia de las leyes, pag. 295 ss., Madrid, 1985. En contra, L. H. Cuaveria GosAtnez: «La predisposicién del contenido contractual», pag. 667 ss, en RDP, 1979. ASPECTOS DOCTRINALES 15 que cuando hablamos de contratos de adhesién tenemos presente no s6lo que su contenido ha sido impuesto por uno de los contratantes al otro sino, al mismo tiempo, que las condiciones generales que se im- ponen han sido predispuestas para una pluralidad de contratos”. Aefectos de determinacién del régimen juridico, la diferenciacién carece de relevancia, ya que los contratos de adhesién son contratos celebrados sobre la base de condiciones generales. Sin embargo, al- gun autor defiende Ia utilizacién exclusiva del término condiciones ge- nerales de los contratos al referirse al problema del control de Ia in- clusin o del contenido, en aras de la claridad y precisi6n®. Con la frase «condiciones generales» se hace referencia al momen- to de formulacién del contenido del contrato, al modo en que los tér- minos de éste han quedado fijados. Mientras que con la expresién «con- tratos de adhesién» se hace mencién a la imposicién del contenido de dicho contrato a una de las partes del mismo; se trata de dos aspectos de un mismo fendmeno complejo, que acredita la interrelacién de am- bos significados lo que ha permitido afirmar que «los contratos de ad- hesién» no son mas que contratos celebrados en base a previas «con- diciones generales» uy ® Ver, J. ALFARO: OP. cit., pag. 153; J. OssoRI0: «Crisis en la dogmatica del contra- to», pig. 1175 ss, en ADC, 1952; L. Dizz-Picazo: Fundamentos..., I, pag. 233; J. L. LACRUz Elementos de Derecho civil, I-2.%, pag. 32 ss; F. DE CasTRo: «Notas sobre las limitaciones intrinsecas de la autonomia de la voluntad», pag. 1.055, en ADC; A. CABANILLAS SANCHEZ: «Las condiciones generales de los contratos y la proteccién del consumidor», pag. 1192, en ADC, 1983; en contra de tal diferenciacién se muestra M. Royo MarTiNez: «Contra- los de adhesion», pag. 55, en ADC, 1949. % Asi se manifiesta J. ALFARO: Op. cit, pag. 154, ya que ademas no es posible esta- blecer si estamos ante un contrato de adhesién en aquellos casos en los que una parte del mismo ha sido negociada y la otra impuesta. 3 Vid, E. SERRANO ALONSO: OP. cit., pags. 1 y 7. La interconexién de ambos con- ceptos, es puesta de relieve en multiples resoluciones. La sentencia de 27-1-1990 (sobre seguro obligatorio del automévil) sefiala: «Es de recordar la naturaleza del seguro como contrato de adhesién, caracterizado, como se sabe, por la distinta posicién de las partes (a la parte fuerte se le permite imponer unilateralmente sus condiciones sobre la parte débil). De ahi la intervencién del Estado para restaurar el equilibrio contractual». El al cance de esta intervencién 0 control estatal fue matizado por la sentencia de 114-1991, 16 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO El tema de las condiciones generales de los contratos constituye precisamente uno de aquellos sectores del Derecho privado que ha experimentado una mayor evolucién y transformacién en los ultimos aiios, tanto en el Derecho espafiol como en el Derecho comparado®, o en el propio Derecho norteamericano. Por contra, uno de los princi- pios basicos que lo integran, cual es el de la autonomia privada, se ha revelado como el de mayor vitalidad de todos los recogidos en nues- tra Codificacién, al igual que en otros paises, superando sin dificultad alguna el transcurso del tiempo, las transformaciones econémicas, so- ciales y politicas, constituyéndose hoy en dia en el motor de nuestra Constitucién, en el motor del mercado*. en la que el TS afirmé: «las condiciones generales... constituyen el marco sobre el que han de adecuarse los pactos que recaigan sobre las condiciones particulares, ya que es sobre aquéllas sobre las que Gnicamente puede recaer la vigilancia de la Administra- cién Publica para un més justo y equilibrado establecimiento del nexo obligacional de las partes, dada la naturaleza de estos contratos denominados de adhesién y también para la eventual aplicacidn de los resortes protectores del consumidor o usuario...» ® Desde su nulo tratamiento en los Cédigos decimondnicos, en los que la afirma- cién absoluta del dogma de la autonomia de la voluntad y de la libertad contractual y la errénea presuncién de la igualdad de las partes en el contrato impidieron cualquier con- sideracién del fendmeno, se ha llegado en la actualidad, a una nueva elaboracién dog- matica de las condiciones generales como una manifestacién del poder normativo dela empresa. De ahi que los ordenamientos legales que han regulado la institucién en los Liltimos afios —que no son pocos— tengan como principal objetivo el establecimiento de un control sobre las condiciones generales de los contratos. E. Poto: Proteccién del contratante débil y condiciones generales de los contratos, pig. 22, Madrid, 1990. "8 R Bercovitz afirma que nuestro Derecho dé contratos se encuentra a remolque de la economia y de la utilizacién que ésta viene haciendo de ese principio de autono- ‘mia privada, por lo que se halla necesitado de una actualizacién, Para ello no se podrd prescindir de la legislacién especial. Pero si se quiere proceder correctamente, sentan- do unas bases sélidas para el mejor funcionamiento de! sistema, parece indispensable acometer la reforma del Derecho de contratos de nuestros Cédigos y, muy especialmente, de nuestro Cédigo Civil. Vid., R. BeRcovrrz: «La reforma del Derecho de la contratacion en Espafia, Introduccién general del tema», pg. 237, Congreso Internacional sobre la Reforma del Derecho Contractual y la Proteccidn de los consumidores, Zaragoza, 1993. En dicha necesidad vital coincidimos quienes apostamos con firmeza por la uniformi- dad del derecho. ASPECTOS DOCTRINALES 17 Las razones de la transformacién del esquema tradicional del con- trato, sus efectos y objetivos perseguidos son varios. Diez Picazo se- fiala una de ellas: la evolucién econdmica y social de los ultimos tiem- pos, merced a la dindmica interna del capitalismo econémico, ha con- ducido al fendmeno de la gran empresa y a una ampliacién de consu- midores que aspiran a adquirir o disfrutar los bienes 0 servicios que para el consumo proporcionan tales empresas. De aqui que el trafico econémico, cada vez mas acelerado, se haya ido convirtiendo en un trafico de masa. El criterio de organizacién y racionalizacion empresarial conduce a la imposicién de un contrato unico tipo mediante formularios o impresos. Las grandes empresas mercantiles e industriales, que celebran contratos en masa, imponen a sus clientes dichos contratos previamente redactados, ante la impo- sibilidad de establecer acuerdos singulares con cada uno de ellos. El esquema tradicional del contrato hace transito, de esta manera, a los llamados contratos por adhesién, contratos preformulados, o contra- tos con condiciones generales™, ™ Vid,, 1. Diez Picazo: Fundamentos del Derecho civil patrimonial, pag. 93, 1, Ma- drid, 1979. Nos alerta este autor que en hipétesis como la expuesta en el texto, de he- cho, la libertad de iniciativa individual y la autonomia de la voluntad de ambos contra- tantes se hallan en este tipo de contratos enormemente restringidas. El contrato —agre- ga— no es ya una regla de conducta, obra comin de ambas partes, sino que una de ellas tiene que limitarse a aceptar —o, en su caso, tiene que rechazar— el nico contra- to posible. El presupuesto ideoldgico de la igualdad de las partes contratantes no pasa de ser una quimera. Las partes estan en situaciones claramente desiguales, puesto que una de ellas ocupa una posicién de prepotencia real respecto de la otra. Para Diez-Picazo, la igualdad formal, propia del esquema clsico de contratacién, no pudo impedir la desigualdad real, y ante la falta de paridad econémico-social fue ne- cesaria la asuncidn por el Estado del control del equilibrio del sinalagma, para proteger asi a la parte mas débil de la relacién juridica y velar por la mayor dignidad de la perso- na. Aparece el intervencionismo estatal en la relacién juridico-privada. El contrat pas6 a ser una institucién social y la sociedad representada por el Estado asumié el control de los contratos de masa, por medio de leyes que fijaron sus condiciones, siendo asi la intensificacién de la funcién social del contrato, la que generé en el Estado la necesidad de proteger a la parte més débil de la relacién, Ahora bien, como acertadamente asegura A. Poto: «Comentarios a la Sentencia 18 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO Como bien apunta J. Carbonnier, aquel apreton de manos que ser- via para plasmar la conclusién de las negociaciones en la Edad Media -inclusive hasta época reciente en el interior de las provincias- nada tiene que ver con lo que sucede actualmente en un banco, donde el cliente entrega en ventanilla al empleado una orden de compra de va- lores pertenecientes a un vendedor a quien no vera nunca®, 0 los ca- sos de los contratos ticket, a los que nos referiremos mas tarde, en los que el estipulante o sus representantes normalmente tampoco se en- cuentran en contacto personal con el adherente, al realizarse la con- tratacién mediante maquinas expendedoras que proporcionan al cliente los correspondientes tickets. La denominacién «contratos de adhesién» fue concebida a prin- cipios del presente siglo por el civilista francés R. Saleilles®, aunque no los llegé a contemplar como contratos propiamente dichos, sino como actos unilaterales, posicién hoy en dia insostenible. En Esta- de 27 de febrero de 1942», pag. 711 ss, en RDP, 1942, frente a quienes pretenden, en atencién al cardcter unilateral y reglamentario que les atribuyen, desplazar estos con- tratos hacia el campo del Derecho publico, por cuanto implican el ejercicio de un servi- cio piiblico o al menos de un servicio privado de utilidad publica, debemos manifestar que por su origen y por su forma externa los actos de adhesién son y siguen siendo instituciones de Derecho privado, bien que penetrados de un marcado cardcter social, que no sirve, sin embargo, para justificar su desplazamiento al campo del Derecho pir blico. % Vid., J. CARBONNIER: Derecho flexible, pag. 263, Madrid, 1974. % RayMOND SALEILLES en su obra De la déclaration de volonté, sec 89, 229-30, 1901, describié ciertos contratos en los que predomina una de las partes, que establece la ley que ha de prevalecer no sélo sobre el otro contratante de manera unilateral, sino también sobre un colectivo indeterminado. Conviene recordar que el concepto laesio enormis consagrado en el Cédigo de Justiniano (4.44.2) subyace en el fondo de tales contratos. Castan nos dice en su trabajo: Derecho civil espafiol, comiin y foral, T-II, pag. 419, 11, 4.1974, que la doctrina moderna, a partir de Saleilles, viene llamando contrato de adhesién a aquéllos en que el contenido, esto es, las condiciones de la reglamentacion son obra de una sola de las partes, de tal modo que el otro contrayente no presta cola- boracién alguna a la formacién del contenido contractual, quedando asi sustituida la or- dinaria determinacién bilateral del contenido del vinculo por un simple acto de acepta- cién o adhesién al esquema predeterminado unilateralmente. ASPECTOS DOCTRINALES 19 dos Unidos se introdujo como término por el profesor Edwin Patterson. Como bien opina J. J. Lopez Jacoiste®, es apasionante descubrir las corrientes profundas de la mutua inspiracién; comprobar la presen- cia que la doctrina europea alcanzé en Norteamérica especialmente en las primeras décadas de este siglo; y luego, en retorno, las sugeren- cias concretas tan frecuentemente difundidas en direccién inversa ha- cia Europa. Es patente que Benjamin Cardozo, tuvo informacién de las sabias reflexiones de Saleilles; pero también lo es que el ilustrado ma- gistrado neoyorquino fue artifice de matizaciones influyentes en todo el Occidente europeo. Es incesante el reciproco fluir de puntos de vis- ta, de ideas ordenadoras. El paralelismo de los riesgos y de las circuns- tancias ocasionales da lugar a respuestas que tienden a generalizarse por encima de los 4mbitos normativos y aun de los distintos sistemas y concepciones. Cautiva sobremanera leer a doble texto pasajes de al- gunas Directivas de la CEE y los paralelos criterios consolidados en Estados Unidos. A nivel legislativo, el primer cdigo que incorporé a su articula- do la normativa de las condiciones generales de la contratacion, in- troduciendo un cierto control sobre el consentimiento del adherente y su conocimiento de las clausulas fue el Cédice Civile de 1942, si bien en atencién a la fecha de su publicacién, se comprende mani- fiestamente que no pudiera regular ni atisbar siquiera la actual y nue- = Vid., Epwin Parrerson: «The delivery of a life-insurance policy», 33 Harv. L. Rev. 198, 222 (1919). Fueron precisamente los profesores norteamericanos educados en Eu- ropa los que a su vuelta a los Estados Unidos introdujeron la terminologfa en el pais. El desarrollo del concepto ha sido elaborado principalmente por los profesores KESSLER: «Contracts of adhesion - Some thoughts about freedom of contract», 43 Colum. L. Rev. 629 (1943) y EHRENZWEIG: «Adhesion contracts in the conflict of laws», 53 Colum. L. Rev. 1072, 1088-89 (1953). ™ Vid., J. J. Lopez Jacorste: «Transformaciones y paradojas de la responsabilidad extracontractual», pag. 14, Real Academia de Jurisprudencia y Legislacién, Madrid. Dis- curso leido el dia 10 de enero de 1994, en su recepcidn publica, como Académico de Numero. 20 LAPROTECCION DEL CONSUMIDOR Y USUARIO va problematica suscitada por la generalizacién de la contratacién en masa®, Realmente, el contrato de adhesién se halla indisolublemente liga- do con la sociedad de consumo que se relaciona, a su vez, con las gran- des empresas y la produccién en serie de bienes y servicios. El trafico en masa se ve estimulado por la ampliacién del numero de consumi- dores y éstos por la publicidad, la cual, desenvuelta por los medios de comunicacién social es concebida por el empresario mediante mensa- jes, predominantemente, de dudosa veracidad®. Vid., G. Garcia CanteRo: «Venturas y desventuras del art.10 de la Ley General de Defensa del Consumidor y Usuario», Actualidad Civil nim. 22. Semana 27 mayo-2 junio 1991; la aparicién de la modalidad contractual conocida como contratos de adhe- sidn tiene plena consagracién legislativa en el Libro de las Obligaciones del Codigo ita- Tiano (arts. 1.341, 1.342 y 1.370). Seguin contempla el articulo 1.341: «Condiciones generales del contrato. Las condiciones generales que ha preparado de antemano uno de los contratantes son eficaces respecto al otro si en el momento de la conclusién del contrato éste las ha conocido o hubiese podido conocerlas si hubiese empleado la diligencia ordinaria» En su parrafo 2.° especifica: «En todo caso carecen de eficacia, si no son especifi- camente aprobadas por escrito, las condiciones que establecen a favor de quien las ha preparado de antemano, limitaciones de responsabilidad, la facultad de desistir del con- trato o de suspender la ejecucién, o imponen al otro contratante caducidades, limitacio- nes a la facultad de oponer excepciones, restricciones a la libertad contractual en rela- cién con terceros, la prérroga tacita o la renovacién del contrato, clausulas compromisorias o excepciones a la competencia de la autoridad judicial» Por ello, ante la inexistencia de una norma andloga a la citada, ha sido preciso que una labor judicial a través de las resoluciones del Tribunal Supremo venga a establecer lo que por algun autor ha sido denominado «correccién de abusos». L. MARTIN-BALLES- ‘ERO: OP. cit., pag. 1092. Ha de evitarse, como dice Puig Brutau (J. PuiG BRUTAU: Funda- ‘mentos de Derecho Civil, tomo Il, vol. I, Barcelona, 1978) citando a Bolgar, la frase de una vieja sentencia americana, «toda extorsién se realiza con el aparente consentimien- to de la victima». En suma, en el tratamiento que legisladores y Jueces dediquen a los contratos de adhesién se verd si la eficacia sigue siendo compatible con Ia justicia. “ Llega el «tiempo de Ia empresa» que con la racionalizacién, por criterios fun- dados en una tecnologia avanzada y en la organizaci6n, genera una respuesta adecua- da aun proceso de transformacién que requiere éptimas condiciones de funcionamien- to en la etapa de comercializacién. Y es justamente en esta secuencia vinculada al goce y cambio de bienes y servicios donde se advierte que nuevos principios invaden es- ASPECTOS DOCTRINALES 21 Otro aspecto fundamental del problema, y sobre el cual tenemos que detenernos en nuestro camino, es el del posible alcance del tér- mino «consumidor», «consumer», en el que podemos apreciar, como en el caso de la problematica en torno al significado y contenido del contrato de adhesién, que también el paralelismo entre el Derecho nor- teamericano y el Derecho espaifiol es estrecho. En una primera aproximacién al problema, podemos manifestar que el Derecho estadounidense entiende, en términos generales, por consumidor quien compra, utiliza, mantiene y dispone de productos y servicios, es decir, el adquirente de bienes o usuario de servicios para satisfacer necesidades personales 0 familiares, no contemplando posi- bles lucros 0 posteriores reventas al respecto. Se excluye, por consi- quemas tradicionales que no encajan en relaciones juridicas que ya no emanan —en el drea negocial— de un libre acuerdo de voluntades. Es entonces que la empresa re- leva al artesano pues el objeto de ciertos contratos no concibe el sello personal de la produccién de bienes y servicios, que pasa a formar parte del tiempo de la uniformi- dad, de la produccién que se maximiza con la conformacién de los productos a tipos constantes. Vid., Ducurt: Las transformaciones generales desde el Cédigo Napoledn, pag. 58, Madrid, 1926. En consecuencia, el concepto clasico del contrato, recogido en los cédigos del si- glo XIX y, por ende, en el nuestro, con un criterio liberal e individualista, como el resul- tado de un acuerdo de voluntades libremente pactado entre dos personas, quiebra en estos contratos, en que una de las partes formula unilateralmente el proyecto del mis- mo, y la otra parte, si quiere celebrarlo no puede hacer otra cosa que aceptar las condi- ciones que se le imponen. M.A. DEL ARco Torres y M. Pons Gonzatz: Diccionario de Derecho civil. TI, pag. 344, 1984. Desde el punto de vista socioeconémico, la alteracién mas importante (de la que las demas son consecuencia) es la aparicién y progresiva consolidacién de la Hamada «sociedad de consumo», a partir de la Revolucion Industrial, y de la introduccién de los sistemas de produccién en masa, principalmente, a los efectos que aqui nos interesan, de Ios bienes de consumo. De ahi deriva la comercializacién y distribucién en masa de dichos bienes, y el consumo (también masivo) de los mismos por la generalidad de los componentes de esa sociedad de consumo; por tanto, masas de bienes producidos, con- sumidos por masas de personas. Vid., CRANSTON: Consumers and the law, pag. 1 ss, London, 1984; C. Martinez DE AGUIRRE: El Derecho civil a finales del siglo XX, pig. 145 ss, Madrid, 1991; J. A. Torres Lana: «Derecho civil y proteccién de los consumidores», Directiva I, pag. 6, 1990. 22 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR ¥ USUARIO guiente, inicialmente, a los productores, fabricantes 0 vendedores al por mayor o al por menor de dichos bienes 0 servicios“. En el Derecho britdnico se considera que una persona acttia como consumidor ®: a) cuando el contrato que realiza no se enmarca dentro del curso ordinario de sus actividades comerciales, ni dicho consumidor se ma- nifiesta, por otra parte, como participe en este tipo de operaciones. b) cuando la parte con quien contrata, por el contrario, formaliza el acuerdo en el curso de sus actividades comerciales. c) las mercancfas objeto delsontrato son de las que habitualmen- te se destinan al uso y consumo privado. En R & B Customs Brokers Co Ltd v. United Dominions Trust Ltd, un Tribunal de Apelacién inglés sostuvo que también puede estimarse que una compafifa acttia como un consumidor si efecttia la compra de una partida que no resulta habitual en sus actividades y que tampoco forma parte integrante de sus negocios". La Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios en su articulo 1.2 comprende por consumidores 0 usuarios aquellos 4 Black's Law Dictionary, Minn, 1983, No obstante, tendremos Ia ocasién de com- probar, a lo largo de nuestro trabajo, que la acepcidn se vera ampliada tanto desde la perspectiva legislativa como jurisprudencial, al empleo del término consumidor en su sentido mas extenso, como destinatario final de un bien para st uso con fines persona- les, familiares o profesionales, abarcando por consiguiente el consumo personal, fami- liar y empresarial. Acta briténica sobre Cldusulas Abusivas, Unfair Contract Terms Act, Section 12: ‘person deals as a consumer if: «(@) he neither makes the contract in the course of a business nor holds himself out as doing so; and (b) the other party does make the contract in the course of a business; and © the goods under the contract are of a type ordinarily supplied for private use or consumption». * Este seria el caso de la adquisicién, por parte de una empresa, de un automévil para el uso del director. Para una critica de la resolucién del Tribunal, ver: H. BEALE: se ha aplicado con éxito en operaciones entre comerciantes, sobre todo, cuando las par- tes cuentan con similar poder de negociacién. Ver, A & M Produce Co. v. FMC Corp., 135 Cal. App.3d 473, 186 Cal_Rptr. 114 (4th Dist. 1982). A través de la comparacién en- tre las diferentes soluciones tomadas en dos litigios, en materia de renuncias de garan- tias, podemos llegar a nuestra conclusién. En Gladden ». Cadillac Motor Car Div., Gene- ral Motors Corp, 83 N.J. 320, 416 A2d 394 (1980), la limitacién de responsabilidad, por parte de la compania vendedora, existente en una de las cldusulas del contrato de com- pra de unos neumaticos realizada por un consumidor, no fue aceptada por el Tribunal. Por el contrario, en Tacoma Boatbuilding Co., Inc. v, Delta Fishing Co., Inc, 28 UCC Rptr 26 (US Dist.Ct., W.D. Wash. 1980), al haberse concertado el contrato entre comer- ciantes, la doctrina «unconscionability» se encontré con obstéculos insalvables para su aplicacién final en el proceso. 32 LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR ¥ USUARIO. En el Derecho espafiol, en una linea evolutiva de fondo que se nos antoja un tanto similar a la experimentada por el Derecho nor- teamericano aunque inicialmente la regla expuesta puede conside- rarse en vigor, cabe afirmar que ha visto su campo de accidn un tan- to reducido®. De acuerdo con la regulacién legal (control de la in- corporacién y control del contenido), no puede atribuirse, como hace la doctrina tradicional, a la firma de un documento con condi- ciones generales el mismo significado que a la firma de un docu- mento individual, porque como se deduce de la sancién de no in- La diferencia de tratamiento es patente también en el plano legislative. NJS.A. 12 A.2714(3); 2-715(2)(b); 2-719): «Limitations of consequential damages for injury to the person in the case of consumer goods is prima facie unconscionable but limitation of damages where the loss is commercial is not»; 2:302, ‘A nivel doctrinal, ver: R BRAUCHER: «The unconscionable contract or term», 31 U, Pitt. L. Rev, 337 (1969); A. ALLEN LeFr: «Unconscionability and the crowd-Consumers and the Common law tradition», 31 U. Pitt, L. Rev. 349 (1969); J. A. SPANOGLE, Jr: «Analyzing unconscionability problems», 117 U. Pa. L. Rev. 931 (1969). Es frecuente hoy identificar esa nocién impersonal de «la parte mas débil» con un personaje todavia bastante alejado de lo que nuestro Unamuno llamaria «el hombre de carne y hueso», pero que, revestido de los atributos que impone la predileccién economicista de nuestra época, va tomando posiciones en los sectores mas diversos del ordenamiento publico y privado en demanda de proteccién. Se trata de la figura del con- sumidor, en el Derecho puiblico mAs conocido con el nombre de usuario, sobre cuya so- berania reposa la justificacion general del sistema de economia del mercado. Vid., A. Sawcuez ANDRES: Op. cit., pags. 386 y 394. ® Ciertamente no podemos olvidarnos de la vieja maxima pacta sunt servanda que recoge uno de los principios més fundamentales del ordenamiento juridico espafiol, cual es el de la fuerza obligatoria del contrato, Cada cual es libre de obligarse frente a otro; pero una vez que, en uso de semejante libertad, ha quedado alguien obligado a obser- var determinada conducta o a entregar alguna cosa, queda sometido imperiosamente a la necesidad de comportarse en consonancia con lo estipulado. Ha nacido para el obli- gado una norma individual que, con igual rigor que la norma general, es por completo independiente una vez perfeccionada, de las voluntades que le han dado nacimiento, Este pensamiento juridico fundamental esta proclamado en el art. 1.091 del Ce y consagrado, entre otros preceptos, por los arts. 1.256 y 1.258 de dicho cuerpo legal. El problema es precisar hasta qué punto debe mantenerse la vigencia del citado principio; es decir, si una grave alteracién de las circunstancias puede influir en la firmeza del vin- culo contractual. Siguiendo a Roca Sastre y Pulc BRuTAv: «El problema de la alteracion de las circunstancias», pag. 233 ss, en Estudios de Derecho privado, T, 1948. ASPECTOS DOCTRINALES 33 clusién o de nulidad, evidentemente, el grado de vinculacién no es idéntico La importancia de la doctrina «unconscionability» es tal como re- curso en la defensa de los intereses del comprador/consumidor que no se acepta su renuncia en los contratos de consumo. Del mismo modo, pensamos que tampoco podriamos plantearnos como defien- de cierta corriente doctrinal, en el ambito del Derecho comparado, la renuncia a celebrar un contrato de adhesién como opcién, basan- donos en que los adherentes siempre tienen la posibilidad de acudir a los competidores que ofrezcan mejores condiciones a la hora de contratar. No puede esperarse razonablemente que un adherente concreto renuncie a contratar cuando las condiciones generales no le gusten y trate de buscar mejores en el mercado, porque tal con- ducta seria irracional econémicamente. La seleccién sdlo protege si es una actividad extendida®. Consecuentemente, es evidente que la renuncia a contratar por causa del contenido de unas condiciones generales determinadas no es una alternativa razonablemente disponible frente a la celebracion del contrato sometiéndose a las mismas, no pudiendo afirmarse que el cliente esté realizando un acto de autodeterminacién (consintiendo en sentido estrito) al adherirse a las condiciones generales™. © Vid.,J, ALFARO: Op. cit, pég. 80, recoge perfectamente este cambio de signifi do en su trabajo. % Vid, J. J. Warre & R. S, SuMMERS: Uniform Commercial Code, 4-3, 185 (3d ed. 1988) © Ello podria suponer que los predisponentes que ofrezcan condiciones generales ‘malas perderian su clientela en favor del que las ofrece mejores, por lo que se verian obliga- dos a variarlas recogiendo las preferencias de los adherentes. J. ALFARO: Op. cit, pag. 69 refuta esta explicacién «inocente», atribuyendo a esta postura el que M. Garcia Amico en su obra: Condiciones generales de los contratos, pigs. 170, 172 ss, Madrid, 1969, hubiera po- dido afirmar que el cliente carece de libertad contractual s6lo cuando el predisponente se encuentra en una posicién de monopolio y a los clientes no les queda mas alternativa que aceptar las condiciones generales o renunciar a obtener el bien 0 servicio de que se trate. ® En este sentido se manifiesta Toop p. RaxorF: OP. cit., pag. 1229, en opinién recogida por J. ALFARO: Op. cit, pag. 76. Tesis mantenida acertadamente, en nuestra opinién, por J. ALFARO: Op. cit. pag. 76. 34 LAPROTECCION DEL CONSUMIDOR ¥ USUARIO. 5. La valoracién de la equidad en el Derecho de consumo En este tipo de pleitos, a los contratantes norteamericanos se les faculta para que puedan aportar pruebas que ayuden al Tribunal a la justa resolucién de Ja litis, permitiéndosele al Juez sua sponte que im- pulse las actuaciones procesales de oficio, sin instancia de parte. La flexibilidad que se otorga en esta clase de procesos a una Corte en Estados Unidos demuestra que en el fondo de este fundamento juridi- co subyace su origen basado en la equidad ®. A nuestro parecer, dicho fundamento en el ambito del Derecho de consumo viene a ser el mis- mo tanto en la practica del Derecho angloamericano como en la del Derecho continental. Podemos hablar de la aparicién de controles administrativos 0 ju- risdiccionales preventivos tendentes a la equidad de las formulas con- tractuales predispuestas por la empresa (estatal 0 privada), que frente ala multiplicacién masiva de los contratos, recurre a la emisién en se- rie de modelos uniformemente redactados. Asi se gest en nuestro derecho lo que los norteamericanos de- nominan «consumerismo», «consumerism» ®, con la proteccién de los © Vid., G.T. McLAUGHLN: «Unconscionability and impracticability: Reflections on two U.C.C. indeterminacy principles», 441. Loyola of Los Angeles International and Comparative Law Journal, Volume 14. Number 3. July 1992. La base moral del derecho ha estado siempre en la mente de los grandes pensado- res de la humanidad. Asi, Ulpiano ya recogié en su Digesto (lib. |, tit. 1, ley 1, pr), la célebre frase: «seguin lo define elegantemente Celso, el derecho es el arte de lo bueno y equitativo». © Vid. GA. Sicuit y R. S, SriGurz: Contratos por adhesién, cldusulas abusivas y protecci6n al consumidor, pag. 36, Buenos Aires, 1985. Y al consumismo, en cuanto de- manda multiplicada, condicionada, desbordada e irracional de bienes y servicios, con os consiguientes efectos emplazados en el marco de las técnicas de contratacién, aptas ala comercializacion masiva, desde la fase preparatoria del negocio, transitando la eta- pa patolégica que importa la exigencia de cumplimiento, (en un contexto hostil a la for- macién consciente y deliberada de contratar, primero, y en un ambiente insensible ala falta de capacidad negociadora del consumidor, después), se opone el consumerismo. M. SaTas11a: «La proteccién juridica de los consumidores», pag. 20, en Publitecnia, nim. 42/43, Madrid, 1977. Se trata de un neologismo aceptado doctrinalmente con un crite- rio pragmiatico, pese a su raiz anglosajona —al nacer en los Estados Unidos el movi- ASPECTOS DOCTRINALES 35 intereses econémico-sociales del contratante menos favorecido en la relacion juridica, a través de la creacién de entidades que agrupan a los consumidores con representatividad y legitimacién procesal (faci- litando su acceso a la justicia), y la regulacién mediante directivas supranacionales (comunitarias), recogidas en leyes nacionales, de los efectos derivados de la insercién de cléusulas abusivas en los acuer- dos celebrados por los consumidores". La peculiaridad del Derecho estadounidense reside en el hecho de que existe en el mismo una doctrina conocida como «unconscionability>, que es la especificamente seguida y utilizada en este tipo de litigios que afectan al Derecho de consumo, en los que las circunstancias con- currentes pueden llegar a ser tan negativas para el consumidor que hacen que puedan llegar a «despertar la conciencia del Tribunal» ®, miento de proteccién a los consumidores lo hace con el nombre de «consumerism>—, procedente del verbo «to consume», cuyas acepciones son la de destruir o gastar por el uso (The Random House Dictionary of the English Language, New York, 1973), 0 la de comer o beber (Ramén Garcia Peloso y Gross, ed. Larousse, 1984), (The concise Oxford Dictionary, 1978) habla de «destroy», «use up», «eat or drink», «spend», «waste (time, trouble)», y que hoy en dia constituye una expresién de uso universal, De este modo, la llamada eclosién del movimiento «consumerism», recibié en los afios 70 un vigoroso impulso en los Estados Unidos, que contribuyé a potenciar sin duda Ralph Nader, al establecer que la causa de la proteccién al consumidor, considerada en sentido estricto, estaba inseparablemente unida a la causa del consumidor como ciuda- dano, Vid., R. CRANSTON: OP. cit., pag. 8, London, 1978. ® Vid., L. MARTINEZ VAZQUEZ DE CasTRO: Op. cit., pag. 136. ‘El término «unconscionable» no puede ser definido legalmente. Como aseguran los profesores John D. Catamart & Joseh M. PERILLO: «Unconscionable is a word that defies lawyer-like definition», The Law of Contracts, 317 (2d ed. 1977). Para WuITE and SUMMERS, op. cit, 43, 186, no es un concepto sino una determinacién que debe tomarse en funcién de una serie de factores dificilmente unificables en una séla formula, Dentro de la doctrina que el Derecho norteamericano califica como

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