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i Eduardo Pizarro Cambiar el futuro C7 Historia de los procesos de paz en Colombia (1981-2016) ey En los inicios del siglo xx reinaba cl optimismo mundial: el ni- mero de contlictos armados habia disminuido de manera signi- ficativa desde el fin de la guerra fria. Sin embargo, en los tiltimos aiios, la guerra —principalmente en él norte de Africa y el Medio Oriente — ha revivido con toda su ferocidad. En este contexto, el proceso de paz. con las rane despert6 un interés global que se reflejé en el Premio Nobel de la Paz para Juan Manuel Santos. Sin duda, la paz en Colombia exa un mensaje positivo para un mun- do tan convulsionado, ‘Tras la firma de Tos acuerdos ée La Habana, el reconocide ana- lista politico Eduardo Pizarro reconstruye los procesos de paz en Colombia desde 1981 hasta Ia actualidad. Con un estilo conciso ‘yequilibrado, presenta los contextos nacionales ¢ internacionales de cada periodo, identifica los factores de incidencia, reflexiona sobre cémo ocurrid ¥ por qué fue posible una salida negociada al conflicto en Colombia. Cambiar ei futuro conecta la historia politica, el anslisis de co- yuntura, la politica internacional yla téoria de resohucién de con- flictos, Su autor conoce las entratias de la guerra en Colombia y sulibro es un homenaje a los precursores de la paz en un pais que se convierle en ejemplo mundial de renuncia a las armas como forma de hacer politica. a Ise Pderauuico, Me eel 2 We Cambiar el futuro Historia de los procesos de paz ea Colombia (1981-2016) Epvarpo Pizarro LEONGOMEZ DEBATE “Tle Cairo fs (©2017, Bano Prt Loongmes ©2017, de presente ec en estan pr toda md eaguiaHandom Hons Grp Patna. AS. Cea 8s AN" 348.09, Bagsl.D.C Colombia Peng Randoes Hoase Grapo Ear poy: la protein del pie "oppress cea, dase a dvenad eel bio de lasik yeh conoriniena, omnese line epuenyEvesce ua aus vra. Gaui po cmpes na sca autocad hee» pot esperar ee ial a prod xcance dvi ings pte ests bsp iyi rei 1 pete gue PRETGT conn liad ec pts coe lo stores ingen en Colas Prva nCa ISBN; 978-956-6981-80-7 Cees en csncretes Garon pres en Norns Impsne 5.8, | SER oe Grupomditeriat Contenido AGRADECIMIENTOS ..... SiLas UrTLzapas Inrropuccion Cariruro 1. UNA Paz EsQun Captrero 2, josio CAsar Tomnay (1978-1982): 2 DEE PAZ © RESDIGION SIN CONDICIONES? Captruto 3, Briisasio Brranerr (1982-1986): TAS SEMILAS DE TA DZ CartroLo 4, Vrsts0 Barco (1986-1990): sr. proceso br: wa. PIONERO CON 112619 cnn 125 Cantruco 5, Cesar Gavin (1990-1994): 1s acueRBOS DE vA (CONS EL PRT PL, SQL LAS rrosuconanraneaa TD Cartrozo 6. Frsvsis Sammi (1994-1998): geiacta UN Estspo conaPsapo? Captruto 7. Axpris Pasteesa (1998-2002): rl. RACs De La “ZONA DE DISTENSION” ¥ LA DERROTA POLITICA DB LAS FARE. Cartruro 8 Arvaec Unis 20002-2010): 1.9 Li oe: Jess ¥ Paz ¥ 1a DESMOVILZACION DE LAS AUG ws Cartreto 9. ras: DR. CON sss. Santos (2010-2018). crincta EL HN 0 ARNADO? ConeLusion: 2ci8 La “ero ria DesARMADN Brpuiocaarla... Para Maria del Rosario Agradecimientos Debo agradecer infinitamente los comentarios de Ana Maria Be~ jarano, Hernando Corral, Mauricio Trujillo, Pilar Gairén, Roberto Stienz, Ramiro Lucio, Carlos Alonso Lucio, Fernando Hernandez, Mariela Bartagin, Jacobo Pizatso, Barique Flores, José Matias Ortiz, Alberto Cienfuegos, Daniel Garcia-Pefia, Oscar Gutiérrez, Alberto Rojas, Martha Martinez, David Pea, Jorge Giraldo, Laura Garcia y Margot Pizarro. Sin embargo, la responsabilidad del contenido de este libro es tiniea y exclusivamente responsabilidad del autos. Igualmente, le debo unos agradecimientos muy especiales a Emilio Sanchez, que durante afios recopilé documentos y recortes de prensa de las marc y todas las entrevista que concedié Pedro Antonio Marin (“Manuel Matulanda Vélez”), alo largo de su vida. Su genetosa donacidn de este valioso archivo me fue de enorme utilidad, Finalmente, todos quienes escriban en el fututo articulos o libros sobre la paz le deben un homenaje a Alvaro Villarraga, cuya Biblio- seca de Ja Paz, en varios tomos, es la biblia que nadie puede dejar de consultar si quiere adentrarse con provecho en este tema, Siglas utilizadas AD M-19 Alianza Democnitica 9-19 CML Pous Ppa, Movimiento Autodefensa Obrera Asamblea Nacional Coastituyente Autodefensas Unidas de Colombia Coordinadora Guerrillera Nacional Coordinadora Guertillesa Siméa Bolivar Corriente de Renovacién Socialista Bjército de Liberacién Nacionel Ejército Popular de Liberacion Euskadi Ta Askatasuna (“Pais Vasco y Libertad”) Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Frente Farabundo Marti para la Liberacin Nacional Frente Sandinista para la Liberacién Nacional Movimiento Armado Quintin Lame Movimiento de Izquierda Revolucionaria Patria Libre Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario Movimiento 19 de Abril ‘Movimiento de Pafses No Alineados Partido Comunista Colombiano Partido Comunista de Colombia Marxista-Leninista Partido Comunista de la Unién Soviética Polo Demoesiitico Alternativo B PRE UCREN ve RNG Partido Revolucionario de los Trabajadores ‘Uniéa Camilista del Ejército de Liberacién Nacional Unidn Patristics Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca ‘Me llevan al paraiso por un sio infernal. “Aca Suatup Aus Para vivir fuera de la ley, tenes que ser honesto, Bos Dyan Introduccién ELdia anterior a su asesinato en un avién que acababa de despegar de Bogota hacia Barranquilla, mi hermano Carlos me dijo, ea una rennin en torno al programa de su campaiia para la Presidencia de la Repiiblica a nombte de fa ap Mt-19, que, ya que e1a imposible “cambiar el pasado” y todo el inmenso datio que los enfrentamientos armados le habfan causado al pais, era necesatio hacer un esfuerzo inmenso pata intentat, al menos, “cambiar el futuro”. Carlos era consciente de la imposibilidad de aleanzaar un steéu quo bellum, como se decia cia la antigtiodad, es decir, volver al “estado en que las cosas cestaban antes de la guerra”. Pero pensaba gue eta posible ayudar a consttuit un pais en paz, mas justo y més democtitico, teas el trinsito de las “armas a la politica”, Esa idea me quedé, desde entonces, rondando por la cabeza, y ahora que estamos viviendo un muevo (y jal definitive) proceso de paz, vale la pena zeconstruir este esfverzo, Inrgo y agotador, para cerrar el largo ciclo de la violencia politica postevolucién cubana, 1.a pay en Colombia nacié de una dertota, “Tedo comienza con una derrota™, dice a propésito del surgimiento del pensamiento critico actual Razmig Keucheyan, en relacién con el derrambe del | Guerrero, javier y Rieu Peftrands (eds, De ar armas de pia, Bagot, Tesco Mune Fiivores/Tepe, 1999. Rusmig Keucheyan, Henge iqguend. Un mapa de lc meio panaienta toy, Ma ‘lid, Siglo XXT Patotes, 2000, ps1 campo socialista y de la propia Unidn Soviética, La paz con el s-19 nacié de su mayor error histérico: la toma del Palacio de Justicia en 1985 y la derrota politica que implic6 esta decisidn equivocada. Ea alguna medida, Ia determinacién de abandonar las armas por parte de este grupo guerrillero era una mezcla de orgullo pot los enormes sactificios personales y colectivos que babfa conllevado el intento de cambiar un pais lleno de injusticias y, al mismo tiempo, un llaraado al perdén pot los errores cometidos y la voluntad de participar en la lucha politica por las vias democriticas. Pocos meses después del holocausto del Palacio de Justicia, el 13, de matzo de 1986, moria en Bogotd, acribillado a sangre fria por un comando del Grupo de Operaciones Especiales (Gos) de la Policia ‘Nacional, el maximo dirigente del Alvaro Fayad. Pizarro, quica Jo sustituyé, decidis transformar la derrota politica en un renacer de las cenizas convirtiendo al s-19 en el abanderado de la paz. Segiin me conté el exlider del LN y miembro-fundador de su principal disidencia, la crs, Fernando Hernandez, en diciembre de 1987, en Ta Habana, durante la primera seunién en el exterior de la Coordi nadora Guertilleta Simén Bolivar (css) —que se habia conformado dos meses atts y que zeunfa a todos los gtupos guevtilleros de la época—, el lider del m-19 sorprendié a todos sus dirigentes al afir- mar que el v-19 iba a lanzar pronto una propuesta de negociacién de paz. “Si ustedes no van, nosotros si vamos”, les dijo. Tres afios mis tarde, cuando los guerrilleros del s-19 hicieron dejacién de sus ‘armas ante una delegacin de la Internacional Socialista, se alean6 el primer proceso de paz en Colombia y en América Latina con ua gtupo guertillero posrevoluciéa cubana, ‘No obstante, es justo no olvidar que la primera desmovilizacion exitosa tavo lugar en Venezuela a fines de los afios sesenta y princi ppios de la década siguiente, bajo los gobiernos de Rail Leoni y Rafat Caldera? La inmensa mayoria de la guertilla se desmovilizé, tanto 3 CE, Regs Debray, Le eres a fe Le qe des ami, Pai, Bons Seu 1974 y Agosto Blo, Lis arma: Bln cnn, Cameas, Expediene/ UCN, 80, el sector mayoritatio del Movimiento de Tquierda Revolacionatia (uit), ancido en 1960 como una escisiéa juvenil del partido Acciéa Democritica (ap), como las guerrillas comunistas agrupadas en las Vuerzas Armaclas de Liberacién Nacional (Pa1.), que detivason en cl Movimiento al Socialismo (ag) 0 en el Partido Comunista legali- yado, Peto, en este caso, no se tratt propiamente de una negociacién politica, sino de un acuerdo de desmovilizacién con garantfas. Es dlecir, corresponde a Jo que los expertos denominan una “agenda corta (0 minima)™. Sin embargo, es necesario rescatar este episodio olvidado de Ja historia de la guerrilla en América Latina, | que mostré: la enorme lucide7, histérica de lideres como ‘Teodoro Petkoff, n0 solamente por haber sido los pioneros en el teénsito de las armas hacia la politica, sino porque, ademis, con sus discursos sobre el socialismo democritico, antecedieron a las cortientes eurocomunistas de Europa occidental. La firma de la paz entre el w-19 y el gobierno de Virgilio Barco en 1990 y, un nfio més tarde, entre fa fraccién mayoritaria del wrt, el ‘MAQL y el PRE, tuvo un enorme impacto en Centroamérica. Segtin me confesé en alguna ocasi6n el exjete militar del ri, Joaquin Villalo- bos, el acuerdo de paz en Fl Salvador en 1992 y, por tanto, también el de Guatemala en 1996 con la uRNG, no hubieran sido posibles sin 4a experiencia colombiana. Se trata, sin duda, de una gran paradoja, Colombia fte pionera en la salida negociada alos conflictos attnados ‘en América Latina, pero, al mismo tiempo, es la iltima en suftie los tigores de la violencia politica. Ana cuando todavia quedan aqui y alli algunos gruptisculos en el continente, como es el caso de los reductos del Partido Comunista del Perti-Seadero Luminoso (PCP-SL) |) sta agenda minimatia reducida al desseme cua gatantie contest con “agends| ares” (o maximal) en las cues se dacwte sss esrvriaes ee fonda. Y, entre ay ota, has agendas neetmedie nis payee y resis Cl, Gabel Agile Pera, “Guatemala, democtetizacion y efotma del sectve seguich”, po nena prescnde a In XXVIT Asumbles de a Asociain de Pstudioe Larner anos Sea usa, Pett Rico, 21K, 5 Teodora Petkott 10 Boenses/Momte & cshnegeis ef itis come probes, Cornea, Editorial Dowie stores, 1969, ro} y elmimisculo Bjército del Pucblo Paraguayo (err), su significacion y peso son muy limitados. Incluso, el HN en Colombia dla a dia conte el riesgo de perderse en la insignificancia militar y politica Este libro busea reconstruis Ia historia de los procesos de paz: en nuestro pais desde 1981 hasta hoy. Fn 1981 se cred la primera Comisién de Paz bajo la administracién del presidente Julio Cé- sat Turbay, que fue encabezada por el expresidente Carlos Llcras. La creacién de esta Comision nacié de la presin de sectores in: luyentes de la opiniéa publica nacional que habfan recogido con entusiasmo las consignas de amnistia, didlogo nacional y negocia- clones de paz que habia lanzaclo-el méximo dirigente del w-19, Jaime Bateman, tras la toma de la Embajada de la Republica Dominicana Sin embargo, este primer esfucrz0 no tuvo los resultados esperados debido a las miradas divetgentes sobre el camino hacia la paz entre Tleras y Torbay, pero constituyé un primer hito histérico. Belisario Betancur, quien sustisuyé en la presicencia a Turbay en 1982, decidi6 mantener viva la llama de la paz y para cllo tevivié la Comision de Paz del gobierno antetiot y le solicité al propio Carlos Llesas que la encabezara. La ceremonia de instalacién fue el 23 de septiembre de 1982, y gracias al trabajo denodado de esta Comisisn, el 28 de marzo de 1984 se firmd ca el municipio de Uribe (Meta), el lamado Acuer- do de La Uribe (0, mis precisamente, el Acuerdo de Cese al fuego, Paz y ‘Tregua), entre la Comisién de Pax, Diilogo y Verificacién en stepresentacién del Gobierno nacional y el Fstado Mayor de las rane, Si consideramos estos dos hechos histéricos, la conformacién de la primera Comisién de Paz en 1981 y el Acuerdo de La Uribe en 1984, como las dos fechas simbélicas del inicio de las negociaciones de paz en nuestto pais, esto significa ni més ni menos que llevamos mais de tres décadas haciendo esfuetzos en tal sentido, Sin duda, se trata de uno de los procesos de pax mas extensos y extenvantes del mundo. Desde esta perspectiva, Colombia se aparté de la “hora de Am fica Latina”, en la cual en la tltima década la izquierda comenzé a acceder al poder tasivamente por las vias demoesiticas. Como vere- mos més adelante, en 2009, 12 de los 19 gobiemnos latinoamericanos 20 ceran ocupadlos por gobernantes que se reclamaban del campo de la izquierda; y Colombia, la pionera de la paz negociada, continuaba envuelta en la violencia. Con la firma del Acuetdo de Pax con las VANG en el Teatro Coléa de Bogota el 24 de noviembre de 2016 y su refrendacién por la via del Congreso de la Repiibliea la semana siguiente, el pais est, fialmente, viento uns. luz al final del rinel. c libro es un homenaje a los lideres guertilleros que, a pesat de haber sido tachados de traidores, tomarom la decisi6a hiida de firmar acuerdos de paz a principios de los afios noventa y le ahorraron al pais otras 25 afios de dolos. ai Capitulo 1 Una paz esquiva Uno de los rasgos mis pronunciados que ha diferenciado el coniicto armado en Colombia ha sido su catiicter prolongado, Cuando se hace tuna telacién de los conflictos armados que estén activos actualmente en el mundo (cuadro 1), el de Colombia es uno de los nueve mas antiguos, si se tiene en consideracién —tal como lo recomiendan muchos expertos— aquellos que se hayan iniciado antes de 1980 y que generen mas de 100 victimas al ao; es decis, conflicios que tengan una duracién minima de 35 afios. ‘Cuadro 1. Contiotos actuales més prolongados en et mundo tos “poo contio onion | ugar 1987 Disputa por la regién de Cachamira, Asia. y Poe ‘ai | aaa a 7a Yay Patna Tora | Cones rien an regen ae Tea Pratt Sauces | ie [sets neo de mai Race 7a [ear 1060 | Morinonon operates det ror HINHG] pa] arse tone Paar Carine Fase Tica Regios one Cenecrtica dscon | oe Tai | Coon 23 =| = | | wesea (Western Southeast Asia}-colicion de y Myanmar movinlantos separatisias 1967 _ | Fraccién Roja del Pardo Comurista de le “Asia india Inia (rea) movimiento insurgenta | Uno de los rasgos mis pronunciados de los conflictos pto- longados es la enorme dificultad para su supetacién por medio de negociaciones de paz, “Una vez que un conflicto llega a Ix etapa armada es dificil zetroceder. ¥ cuanto mis tiempo dura la lucha ar- mada, mis dificil se torna ese cambio”, sostiene el veterano militante del Consejo Nacional Afsicano, Mac Maharaj’. Seguin los expertos, esto se debe, al menos, a tres sazones: en primer lugar, ala profun~ dilad de las heridas causadas entre los actores enfreatados y en el conjunto de la sociedad. En este tipo de conflictos, se acumulan por iiles las “deudas de sangre” y se generan interminables ciclos de violencia y contraviolencia; lo que en la historiografia colombiana, en relacién con los enfrentamientos liberal-conservadores, se cleno- miné los “odios heredados”. En segundo lugar, en estos conflictos dilatados se cuece a fuego lento una profunda desconfianza entre os actotes enfrentados, Ni unos ai otros confian en la buena volun- tad del adversatio y, en muchas ocasiones, salvo que intervenga un “tercero neutral”, es dificil construir puentes de entendimiento. Ein tezcer lugar, tras afios de violencia continuada, es inevitable que haya cn divezsos scctores de Ja sociedad una percepcidn de In violencia como wa recutso legitimo para obtener resultados. Como afitma Viceng Fisas, “a lo largo de la guerta, la gente se acostumbra a la violencia como un fenédmeno social rutinario”’. El bandoletismo, como residue de las guerrillas liberales y conservadoras en los 6 Mac Mabacs, la demsoeraciayla pax en Saditrica”, ea Mausicio Gareia-Durio ( da be dessa, stair de cave, Boots csr, 2008, p. 120, Pemgreso Nacional Afficano (aN) a tansiciin nepocinda cin |), De fase 7 Viceng Hisas, tof Mail de prcos deg, Bxestona, Lara Poti, 2010, p. a. del Frente Nacional, y las bandas criminales (Bacrim), tras lh desmovilizacién de las Autodefensas Unidas de Colombia (atc), constituyen dos claros ejemplos. También lo son, en otro contexto, las “maras” en Bl Salvador. Por estas razones, no es improbable que las negociaciones de paz en conflictos prolongados adquieran también un catfcter dilatado, leno de altibajos. Carlo Nasi utiliza el término de “acuerdos de paz parciales” para ferirse a proc ss de paz en los cuales “una o algunas organizacio- nes guerrilleras que opetan en un pais determinado firman acuetdos le paz, mientras que otras sc mantienen en la guerra”, término que ambién es apropiado para aquellos casos en que las organizacio- nes guerrilleras se dividen durante las negociaciones de paz, y una parte del geupo armado opta por un acuerdo negociado, mientras que otta contintia en la guerta de guersillas”*. Mienteas que, por el contratio, “acuerdos de paz comprehensivos” soa aquellos en los cuales participa Ia totalidad de las facciones armadas que se ballan cnftentadas en un pais determinado, El Salvador? y Guatemala" constirayen dos ejemplos de acuercios de paz comprehensivos, dado que el conjunto de las organizaciones guertilleras que habia en una y otra nacién firmaron al unisono los acuerdos de paz. El eMiN firmé cl llamado Acuerdo de Paz de Chapultepec el 16 de enero de 1992, mientras que la UNG fitmé el Acuerdo de Paz Firme y Duradera en Ciudad de Guatemala, cl 29 de diciembre de 1996, Ba Colombia, a diferencia de El Salvador y Guatemala, se al- nzaron acuerdos de pax parciales con algunos grupos guertilleros (Casto Nas, Cal call dof, Last de a posta on Colas yon Ctr ‘vb, Bogs Grapo Ratorial Nowra, 2007, p. 40 nay fe consisido of 10 de octubre de 1980 por cinco ongenizaciones pol coumilianes Is Bugseas Populares de Liheraciin (17), el Ejgeito Revolucionacio, del Pueblo (pa, Resstencin Nacional (9), ef Paetido Revoleeionazio de lo Lzabi jlones Centroarericanos (rar) y ol Partido Comaunisa Salvadoreto (x) 10) Tavvwnc fi frndada et 7 de febrero ce 1982, gracias al acuerdo entre cuatro grupos uctillets el Ejéciso Gueesilleo deloe Pueblos rc), la Onzanizacin el Pucblo cen Aramas (on) las Pueraus Armadas Rebeldes (p18) yel Panda Gustesaleco del Trabajo Qi). entre 1990 y 1994, mientias persistia el conflicto armado con los ‘gmapos rentientes (FARC, LN y la eliidencia del HP1), Bs lo que, en otto lugar, amé una negociaciéa parcelada grupo por grupo y escalonada en el tiempo". En este sentido, estas negociaciones prolongadas no se pueden asimilar a lo que Viceng Fisas denomina “procesos de paz bloqueados”®. El especialista espafiol en resolucién de conflictos pone como ejemplo de estas conversaciones de paz sin resultados las negociaciones en torno al fututo del Sahara occidental, que enentan desde 1991 con ua “plan de atreglo” que compromete # los tres Fstados involuczados (Mauritania, Martuecos y Espatia), pezo cuyo proceso continiia totalmente empantanado". Esto es también lo que ocurre en las negociaciones eternas entre Israel y Palestina. Hl caso de Colombia es diferente debido a esa combinacién de éxitos parciales y persistencia del conflicto con los grupos renuent Tal como se puede observar en cl cuadro 2, si se parte de los Acuerdos de la Uribe en 1984, los esfuerzos de paz en el pals con altibajos se han prolongado por més de tres décadas. Se trata de una particularidad poco comin, si se tiene en cuenta la experiencia internacional al menos en el mundo occidental. Si se toman tres de los cuatro conflictos armados que habia hasta afios recientes en esta regién del mundo y que eran, como el de Colombia, de lhega duraciéin, muy complejos, y que aparecian a los ojos de todos como de muy dificil resolucién, como en los casos de El Salvador, Guatemala Irlanda del Norte, las negociaciones duraron, desde su inicio hasta la firma del acuerdo final —incluyendo los momentos de ruprara de los didlogos—, sigte, ocho y sicte afios respectivamente. No inclayo el caso del Pais Vasco, debido a que la decisién de ETA. de no realizar mis acciones armadas anunciada el 20 de octubre Li Eduardo Pizarro “Usa sala: la pce parclacla", en HY Timp, 8 de bail de 1992, 12 Viceng Wins, Alt el fuego! Maaual de ptocesos de pa, of, p30, 13. Hl Sahaes oecideotal es, desde 1960 y gracias « una tesoluciin de la Asamblea Ge- netal de Naciones Unies, ano de los 17 tetstosios no actonomos bajo supenvisiin special de Descolonizacisn de este onpanisiuo. 26 de2011 fueclecaricter unilateral y no el resultado de una negociacion de paz propiamente dicha', ‘cuadro 2. Nepotaren dopa con a gripon quatre y orient ain Lugar dela fra del aouerda yo a sito de negosiacion 1988-1087 ic Unb (na) {984-1985 [owen a9 ‘Corinto (Cauca, | Hobo (Huila) y econ (Antonia) ‘Santo Dominga (Cauca) Fosha Grupo armado 91de marzo 63 #080 [wie 25 de enero de 1991 | rar (Ovejas (Suere) 1S de febrero de | a Betta (Antiogu ee (Antioquia) 27 ce mayo de 1091 | Quinn Lame Cwklono (Cauca) iat ‘eas (ran, BLN Caracas (Verezuela) dlsidenc’s del rs.) 132 ‘oat (rH disidencia del dark de Toa | ow (aencia dela) | Ovals Sue) [1906 eu Mecrid epane) 1998, su wa “Tlaxcala (Nésico) Maguncia y Wareburg (Alemania) 1999-2007 ‘Caguan (Caqueté) 15 de julio de 2008 | auc Fato (Ceértoba) 2006-2007 an La Habena (Cuba) 2016. rane Bogott 2016: aN Garacas (Venezia) "non ies x proces de pa otto on a uso cng mas Bs importante subrayar que en el cuadro 2.n0 incluyo el aban- dono de la Incha srmada de cuatto frentes de la disidencia del arr, dado que esta continué en armas tras Ia desmovilizacin de este frupo guersillero en 1991: los Comandos Urbanos Emesto Rojas (1992), el Frente Francisco Garnica (1994) ylos frentes Pedro Leén VM GE, Jents Pguigaren y Las Reciguen, rr. La las dl po; Cine mee dir, Midd, Nas, 2001, a las Arboleda y Bernardo Franco (1996). De igual manera, no ine! desmovilizaciones urbanas que tuvieron lugar en Medellin cn Jos afios 1994 (las Milicias Populazes del Pueblo y para el Pueblo, las Milicias Independientes del Valle de Aburra y las Milicias Metropolitanas de la Ciudad de Medellin) y 1998 (el Movimiento Independiente Revolacionatio Comandos Armados). Tampoco incluyo las des- movilizaciones de dos débiles grupos guerrlleros: el Bjército Revo- lucionario del Pueblo (Err) y el Fjército Revolucionario Guevarista (enc:) —dos escisiones del LLN—, que se desmovilizaron entre 2007 ¥y 2008, pues en todos estos ensos se traté de acucrdos de paz “cor- istas, es decis, simples procesos de desmovilizacién, tos” © minim: desarme y reintegtacién (op8) con garantias, més que de procesos de negociacién propiamente dichos. En la tipologia que utiliza en sus estudios Viceng Fisas, se trataria de un modelo de paz fundaclo cn la simple reinsezeién. En efecto, el especialista catalin diferencia los distintos modelos de paz segsin “el tipo de demanda que subyace en cada uno de los confiictos (reinsercién, reparto del poder, inter cambio, medidas de confianza y autogobiero}, siendo el primero l més simple”, Este fue, por ejemplo, el modelo urtilizado con las guerrillas liberales en 1953 en Jos inicios del gobierno civico-militar cencabezado por el general Gustavo Rojas Pinilla. ¢Por qué han sido tan prolongades los esfuerzos por aleanzar la paz en Colombia? Aun cuando a lo largo del libro vamos a estudiar ‘una multiplicidad de factores que, en distintas coyunturas politicas, desempediaron un papel ya fuese positivo o negativo para cl éxito de Jos esfuerzos de paz, por el momento quisiera poner el acento ea la ausencia de continuidad institucional y en la honda fragmentacién del movimiento guerzillero en nuestro pais. Ex “siNDROME DE LA FRACASOMANIA”” John Agudelo, quien idezé la mayor parte del tiempo Ia Comision de Paz en el gobierno de Belisario Betancur, decia en alguna ocasién: “[...J en nuestro pais se ha cometido el grave error de ignotar siempre 28 experiencias anteriores, desconocerlas casi deshonestamente, 0 solo sus partes negativas y no derivar ensefianzas ni rescatar lo positivo que seguramente tuvieron”®, Es deciz, en Colombia como cnel resto de América Latina, las politicas pablicas se han catacteriz do por a falta total de continuidad. “Construit sobre lo construido” ‘no es precisamente un tasgo de la cultura institucional de América mts Latina, como lo mosiré con abundantes evidencias empitieas el gran ccconomista ya fllecido, Albert Hirschman, Y este vasgo culsaral que lleva'a que cada nuevo Fancionario sefiale que su antecesor fracasé y’ que, por tanto, es necesatio recomenvar de nuevo de ceto, explica cn gran medida el atraso de la regidn. Ese “sindrome de Ja fracasomania” también desempefis un ppapel negativo en los esfuerzos de paz en Colombia. Cada gobierno se iiventé sa propio modelo y, como Adin, se sintié en el primer dln dela creacién, De hecho, es impactante constatar que solamente hhubo continnidad en tres momentos desde 1981, es deci, desde la cercacién de la primera comisién de paz: en la administracién Gaviria, con algunos altibajos como vamos a ver, quien tecibié como herencia un equipo de negociacidn ya consolidado y con experiencia exitosa in Tas negociaciones con el M-19 y que este mandatario supo apro- ar para alcanzar acuesdos de paz con el url, el Lame y la cas. Y, obviamente, en los gobiernos de Liibe y Santos, pues la reelecci6n les permitié disponer de un tiempo mis extenso ppara impulsar sus modelos. Fl primero fundamentalmente orientado 15 John Agudelo, “Desivaceasefianzas pa primera de los fines nacional: ‘en Biota de fa Pag vol 1, 2008, p25, ata opinidn la comparte José Ni cuien Geups un eae siilazen el gobiceeo de Fenesto Simpen: “Puede dec porha Iaido contineidad de uno s otro gobierno en los procesos metadoldgiens pe", fen ocasiones, pareciera que cada vez que se at inieado un pesiods presi na trtada el tems de la paz con el concepto de ‘horrdn y cuenta nueva", Joed Rios, “La pax on la aciministrciéa del presidente Ernesta Samper", en Bibles de 6 Pag, vol 4, 2009, p31, Daniel Pécaut reafirma esa perspectva: “os dstinns go- biernos no parecen ter murnoria, y kjos de exiuerleeciones de los Frucusos de sus predcessorss,exla uno pretende parts de cern y consegoie en el smi de enatra los resultados defiitvos, cuatro aijos que en tieminos pricicos quedan reducidos 1 dos en razin del desgaste evince” (Colombia: wna pax esquiva", on Reva Colniua de Sail, vo. 5,2." 2, 2000, p26, 2» i a debilitar a la guerrilla y el segundo pata cerrat definitivamente el ciclo de la violencia politica. Debido a esta ausencia de continuidad, la tinica periodizacién posible para wa estudio de los procesos de paz es tomar como base temporal los propios periodos presidenciales. Por ello, como podra ver el lector, los capitulos del libro coinciden con los mandatos presidenciales desde Turbay hasta hoy. Fi uno de cllos se analizan los modelos de negociacién (es decir, los aspectos formales) ¢, igualmente, el contexto tanto nacional como internicional, en tanto estos pueden favorecet o desfavorecer el cada. matgen de maniobra que dispone un gobierno para el éxito de un proceso de paz" Es accesatio subsayas, sin embargo, que si bien el “sindrome de la fracasomania” es un rasgo de la cultura politica de América Latina, lo cierto es que hubo también una causa objetiva para que no haya habido un proceso de paz con el conjunto de los grupos ar~ mados en Colombia: cl fraccionamieato del movimiento guerrillero, En efecto, uno de los rasgos de la guerilla en el pais fae el enorme niimero de organizaciones involucradas, las profundas diferencias politico-ideolégicas en su seno y la ausencia de un eje integrador ‘Las guerrillas en Colombia, a diferencia del ran, del rsiw y de la URNG, jamds logearon conformar un Estado Mayor Conjunto yun frente de masas comin, como ocurtié en Centroamérica en donde las guerrillas alcanzaron una gran cohesién onginica, politica ¢ ideolégica. La “cultura sectaria”, que fae histéricamente una de Jas caractetisticas de la cultura politica colombiana expresada en Ja confrontacién liberal-conservadora””, ao tuvo ua nivel menos agudo en el campo de la izquierda, Las impficaciones de este pano- rama de confrontacién sectaria y Iucha por la hegemonia fueron, sin duda, las causantes de la imposibilidad de construit un proyecto 16 Camo Gime, “Apontes de un p cele negociueie., en Feanando Sarmiento (ei), Lesson fara hapa mgodade. Reta pts Bits on Colla, Boge Cine 2001, PAB 9 5. 17 Maleoln Does, Itc ile ot, Fsitoral Taurus, 1999 ican de pars wspectos ne formals e ince dsl napa em Cae, Bo 30 de negeciacién comiin, ‘Tanto ln CGN como cose, que se erearon a fines de los aos ochenta del siglo pasado fueron, alo sumo, sendos paratos productores de comunicados conjuntos, que ocultaban una honda precariedad organizacional y politica comain, Adicionalmente, esta fragmentacién de la guerrilla produjo ade- nis duras confrontaciones entre sus distintos componentes y un cfecto inesperado y muy negativo en el terreno de las negociaciones de paz: una competencia poco sana de cada grupo armado para lisponer de su propio espacio exclusivo, sus “quince minutos de fama” como ditfa el artista plistico Andy Wathol. Una especie de “egocentrismo medistico”. UN “IMPASE MUTUAMENTE DOLOROSO” Como explicar que un grupo guertillero cambie su proyecto de slcanzar el poder por la via de las armas a favor de una negociaci «le paz y el trinsito hacia accién politica? La respuesta més simple cs la dertota militar de orden estra- tepico, es decir, cuando un grupo insurgente Mega a la conviccién de que el triunfo militar es inviable. Como decia griticamente cl expresidente Alfonso Lopez Michelsen, “hay que derrotar primero «la guerrilla, para luego negociar con ella”, Muchos analistas ¢, inclusive, los grupos guetrilletos que se abstuvieron de hacer €l Ininsito hacia la accién politica en los afios noventa, attmaban que lh explicaciéa tikima de la decisién de Ia Girma de los acuerdos de piv en aquel envonces habia sido la derrota militar del 11-19, el ue1, el sige y el per, Hoy nuevamente la misma explicacién simplista revive, pero aplicada a les vane: las fuerzas militares a6rman que las negociaciones en La Habana son el resultado de su triunfo militar, Nadlie duda de que las rnc se debilitaron mucho en la tkima década, I “Hay que derroar a Ia guctlla pas hugo en gsi de Not dur x, Bogots, 13 de febero de 2014, Lipez no plaaceaa como precondicién el sniqsilamiento de us grupo guetslero —poes nadie negocks con ut actor dettota do sin su Uebiieamietteestatépicc, at pero las opciones de una guerrilla debilitada no son exclusivamente Ja firma de un acuerdo de paz. No hay una selacién de causalidad. Obviamente, en una confrontaciéin militar la cortelacién de fuerzas es una variable fundamental”, Pero existen otras dimensio ‘nes muy sensibles. El ejemplo de Sudifrica es muy claro al respecto: Jas élites del Partido Nacional no eatzaron en negociaciones con el Consejo Nacional Africano (cNa), liderado por Nelson Mandela, por razones exclusivamente de corselacién militar. Su superioridad en este plano era aplastante. Otras variables fueron mis determi- nantes: cl repudio internacional al qpartheid y cl creciente aislamien- to diplomitico de las minoritarias élites blancas; Ias sanciones de Occidente que amenazaban la estabilidad econémica del pais; las crecientes movilizaciones internas en contra de la discriminacién racial que poaian ea riesgo la estabilidad interna; la independencia y la constitucién de gobiernos de izquietda en su entorno regio- nal, tras la independencia de Angola y Mozambique en 1975, etc. s deci, las élites blancas organizadas en torno al Partido Nacional, vefan e6mo su hegemonfa tambaleaba por distintos motivos, a pesar de su superioridad militar. Por otra parte, una correlacin militar desfavorable no implica que wn grupo guerrillero se acoja de manera automatica a un proceso de paz. Una guetsilla debilitada conserva atin opciones distintas a la negociacién de paz: por un lado, puede tomar la decisién de llevar a cabo un tepliegue tictico en la busqueda de una recomposicién de sus fuetzas mas adelante, Este fixe el caso del FL tras su derrota en Anott a 1973, Aun cuando el presidente I 6pez Michelsen intenté tender en 1974 un puente de negociacién coa los reductos sobrevivientes del ELN”, estos prefirieron I opcién de la “travesta del desierto”: una 19 CE, Gatlos A. Vebisaues, La exustrmincctin del an ane en Colombia. Una ga a cnfrontciovLs WA arate laste tae dads, Ma sella, La Carrera Faltores, 2081, 20 Pete episodio sigue estando rau mal diuedado; sins atenemos a los relatos de lo delegados de Lier, el gobermudor de Bolkar, Alsen Fscalln, y el director de 1 Oficin Josdica de i Presidenci, Jaime Casto, hubo efecivsmente un inrento dle negaciuciin que no traces (Olga Bebiar, Lar gern offs, Bogor, Bevsia 2 lenta recomposicién del movimiento armado que se prolongaria hasta 1986, Este fue el caso, igualmente, del zPr, después de los dos eos de aniquilamiento” que suftié entre 1968 y 1969 ¥ que le significé aiios y afios para recomponer sus fuerzas"; por otto lado, poco ¢s improbable que, ante la superioridad militar del Estado, un actor armado debilitado tome la decisién de transitar de la lucha suerrillera a la acci6n terrorista. Como sostiene Ivan Orozco, “un rupo diezmnado, pero fanatizado en su derrota, siempre podra apelar al recurso tiltimo del terrorismo para mantener en vovobra el régimen que n0 consigue destruis”™. Asi mismo, Aurélie Campana y Gérard Hervouet presentan numetosas expericacias a nivel mundial de esta interrelacidn entre debilidad militar y utilizacién del tervosismo como medio de accién, “Ein razén de su relativa debilidad militar, el grupo Haggani se ha apoyado fuertemente en los atentados-suicicias en regiones como Krost, con base en la experiencia arabe”, sostiene, por ejemplo, Julian Shofiel en un capitulo de esta obra colectiva®, “MADURACION” ¥ “DisPONTRILIDAD” Silt correlaci6n en el campo de batalla no es suficiente para explicar lis razones por las cuales se crean condiciones favorables pata unas negociaciones de paz. exitosas, ni que esta genere de manera auto- itica una voluntad de pay. entre las partes, cs indispensable buscar tun marco explicativo més amplio y complejo, Para ello utilizaré tanto la “teoria del impase mutuamente doloroso” de William Planets, 1985) y pc, adem, enconses unt fuerte oposiciin de ae Fuet Acmmadas Sivaso Valence, Teneo de wna do, Bogota, Editorial Peneta, 1992) 1 CE, Mario Agudelo, Ont pane on Ciba gue Pia oo ait, De ks arma le puna (1 diag cot Joe jnante, Medlin, Fondo Hltoxal m4, 2008, . 60. In Orozco, “Por qué nec e310”, antiealo insditn 1 Juliza Shofed, “Cartographie des gioupestalbans et de leuts modes d'action en Aghanistur et Pabistan”, cn AuréligCampana y Géned Hervout (els), Tevericwe owbninas anantqees entice et riponss de (Pe, Caoade, Paeses hé le Québec, 2013, pp. 98-99, dePVave B Zartman* como su complemento necesario, la “teoria de la dispo- nibilidad”, desatzollada por su colega Dean Pruitt. Fin algunos atticulos y libros antesiores us¢ la trachucei6n literal del concepto de Zartman ‘mutually hurting stalemate” por “ernpate mutuamente doloroso”. La utilizacién de la palabra empate ya no me patece apropiacla, pues parece limitar la nocién a su dimensién limitadamente militar. Y, en realidad, lo que Zartman quetia subrayar era una situacién en la que todos los actores armados enfsentados se encuentran, por diversas cizcanstancias, en un “punto muerto”, por lo cual una escalada de la guerra ya no tiene mayores posibilidades de éxito y solo sitve para ahondar ain ms la degradacién de una guerra sin petspectivas de triunfo por la via militar. A lo cual se afade, en tal contexto, un reconocimiento por parte de los actores involuctados de esta situacién y una disponibilidad para encontrar un acuerdo beneficioso para todas las partes. Los modelos de Zartman y Pruitt no permiten hacer predic- ciones ni sobre la apertura formal de negociaciones ai sobre los resultados finales: en todo proceso de paz existen factores aleatorios que pueden afectar la apertura de una mesa de conversaciones 0 sus resultados. Se ttata, sin embargo, de un esquema analitico que les permite a los responsables politicos evaluar si existen condiciones pata iniciar un proceso de paz con relativo éxito. ¢Hay condiciones objetivas? zHay disponibilidad de las partes pasa adelantar una ne: gociacién mutuamente beneficiosa? Recordemos que el timing de las negociaciones, es decir, In escogencia del momento adecuado pata abrir unas conversaciones de paz, ¢s clave: un error de aprecia- ciéa puede conducir a un feacaso y a una frustmcién muy costosas. Enotas palabras, la escogencia del momento para abrir conversaciones 24 Ween Zara, “Ripeness The Hurting Stalemate anal Beyond em Bau Sera it Reston ere Cid War, sion, stool ans Zartnan, “he Ting of Peace la oxen en The Gisal Rei of apt, naa (de) y Daniel Drv ‘Academy Press, 2008; 6 tiavives Huting Stdemates and Rips vl. 1,22 1 septiembre de 20 25 Dean Pruitt, “Ta tore de Lempressezment ene reformelstion de la dhéorie de audrissement™, en Néwiaton no 13, enero ce 201. aM le paz no puede ser el resultado ni de una simple intuicién ni de un acto de voluntarismo, Aun cuando el olfato de los ditigentes politicos y su voluntad y determinacién son esenciales, debe haber condiciones favorables, tanto de orden objetivo como subjetivo, Como sostiene Viceng Fisas: “ese momento es decisivo, pues con frecuencia se negocia sin el convencimiento de algunas de las par les, ya sea el gobierno o el grupo armado, bien para ganar tiempo, como maniobta de disteacciéa para rearmarse, bien por inetcia 0, simplemente como ¢ Iculo estratégico. De ser ast, las negociaciones, cn caso de absirse, estin condenadas al fracaso”™, ‘Tomemos como ejemplo Fl Salvador, Los acuerdos de paz centre el Gobierno y ef sis fueron el resultado de un proceso de negociacién que se inicié a medindos de los afios ochenta, tras el fin de los gobiernos militares bajo el mandato de José Napoleén Duarte, miembro del Partido Demécrata Cristiano, y que culminé con Ia fizma de la paz en 1991, bajo la presidencia de Alfredo Cris tinni, en representacién del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), fundado por el muy cuestionado mayor Ro- berto D‘Aubuisson, E115 de octubre de 1984 hubo un primer acercamiento entre lus partes en conflicto en la ciudad nortefia de la Ronda de La Paliaa (Chalatenango) —gracias al papel realizado por el Grupo de Conta- clorn (México, Costa Rica, Panamd, Colombia y Venezucla) y 2 una resolucién de 1983 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 1 su favor—, durante el cual se suseribié el llamado “Comunicado Conjunto de La Palma”, firmado por la delegacién del Gobierno \lirigida por el presidente de la Repiilica y a delegacion de la guerrilla eneabezada por el ditigente polttico Guillermo Manuel Ungo, y ea la que actué como moderador monsefior Arturo Rivera y Damas, atzobispo de San Salvador. ‘Tras muchos avanees y zetzocesos, Ia firma del acuerdo de paz se levd 2 cabo en el Palacio de Chapul- tepec en Ciudad de México, el 16 de enero de 1992, gracias, enire 26 Vieeng Visas, Ato al fuego! Manual de proceso de par, oh iy ps 19 35 ‘otros factores, « los buenos oficios de Naciones Unidas a través de su representante especial, Alvaro de Soto, O sea, en El Salvador las negociaciones se prolongaron con rupturas y reencuentros alscdedor de siete afios, Pero lo més relevante para nuestro enfoque analitico fue que, én medio de las negociaciones, el !90N lanzé la llamada “Ofensiva hasta el tope” (u “Ofensiva fuera los fascistas. Febe Eli- zabeth vive”), entre 1 de noviernbsre de 1989 y los primeros dias de diciembre de este mismo afio, mediante la cual llevé la guerra a las ciudades y se combatié en la propia capital, San Salvador, buscando aleanzar el poder mediante la derrota militar del 1jército oficial. Tras cientos de bajas de Indo y lado, el ra. ravo que repleparse, y tanto este como las Fuerzas Armadas llegaron a la conclusién de que wa triunfo militar era inviable. Esta percepcidn se vio acrecentada debido a los cambios en el panorama internacional, que tuvieron wa profundo impacto en ambos bandos. Por una parte, se encuentra ef triunfo electoral en 1990 de Violeta Chamorro en Nicaragua que desplazé del poder 2 Daniel Ortega. Esta derrota clectoral del rs. le significé al run la pérdida de su retaguardia estratépica y la imposibilidad de mantener el flujo de atmas y municiones provenientes de la Unién Soviética y Cuba. Pero, al mismo tiempo, el Gobierno salvadorefio encabezade por Allfredo Cristiani del derechista partido Arena perdié a su mayor aliado, Ronald Reagan, quien tras ocho afios en el gobierno cedic la plaza a George Bush (padre), que no estaba dispuesto a continua apoyando los movimientos contrainsurgentes en la regidn y menos tras el fin de la guerra fifa, No debemos olvidar, por otra parte, que los sandinistas antes de dejar el poder le cediezon al rs. un alto mimero de misiles tierra-aire «que, al neutralizar la aviacién, amenazaban escalar la eonfrontacién, 27 Hernando Corral cuenta cn se Hbto de memorias (Relates clendestinas de ea sus ge ‘2 axes, Bogoté, Paitodal Phueta, 2016) que el alko funcionario del Departamento de Estado, Perce Romero, le habia eaataclo que, aoe ate, habla sido desigmado ‘como ministza conscjero de la Embajaea de los Fseados Unidos en Bl Salvador con. el objeto de intiormacte al presidence Coistian’ que “Hstados Unidos ibs a revirac oy pronza la ayuda rica a cxe pais” (9.75). 36 Un pocas palabras, en El Salvador por diversas citcunstancias internas y externas no solamente hubo ua “impase mutuamente doloroso”, mbién una clara comprensién en ambos bandos de su impacto ‘ado, asi como la voluntad de encontrar una salida, Peto ceémo valoras si ambas partes tienen una lectura compar= tida del “callej6n sin salida” y, por tanto, si estén dispuestas a buscar vuna salida negociada a la confrontaci6n? Para cllo ¢s indispensable adclantar conversaciones directas (en. muchas ocasiones, gracias a la mediaci6n de un tercero neutral), con objeto de determinar si existen la voluntad F Ia capacidad de construir una agenda de negociacion ‘ceptable para ambas partes y que contenga mecanismos que permi- tan asegurar su posterior cumplimiento: un temario, unas reglas de nego, un lugar de la negociacién, Ia determinacién de la composicién dle las delegaciones y su estatus, las modalidades cle participaciéa de comunidad internacional, etc. Eis decir, lo que en la jerga de las negociaciones de paz se denomina la “fase exploratoria” que, én el sso de las rant: en el proceso de pay actual, ravo lugar en La Habana entre el 23 de febrero y el 26 de agosto de 2012, cuando se fiemé el “Acuerdo general para Ia terminacién del condlicto y la construecién dle wna paz estable y duraders”™, sino y signi Ii. “anrase: MUTUAMENTE DOLOROSO” EN COLOMBIA 1a finales de los afios ochenta y principios de ls década siguiente cl siglo pasado era clazo para muchos analistas en el pais la exis ‘encia de un “panto muerto”, sin perspectivas de solucién por la via armada, Probablemente quien con mayor fuerza y autoridad lo planted en aquella época fue el general José Joaquin Matallana con la tesis, arspliamente discutida en el pais, de la existencia de un “em- pute militar”; es decir, segiin su planteamiento, no habia posibilidad de un triunfo militar ni de las Fuerzas Armadas ni de la guectilla, Hin el mismo sentido, Ana Matia Bejarano afirmaba ea ua estudio 28 oxigque Santos, A emp tad pre cane cara ser ete tein lor tac en 1a Habana, Boots Iceman Valtoes, 2014 sobre el proceso de paz en el gobierno Barco que “el confflicto armado, caractetistico de Jas tres uiltimas décaclas en Colombia, 10 ha podido ser definido como una guerra civil, sino como una lucha prolongada entre un Estado débil y una insurgencia en armas, 20 derrotada, pero atin minoritaria, En este caso, en el que ninguno de los polos enfrentados tiene la eapacidad para alcanzat la victoria definitiva sobte el otto, la solucidn negociacla no solo es factible sino absolutamente necesaria para evitar la prolongacién indefinida y la degradaciéa del conflicto”®, Fsta eta, igualmente, mi percepcién ya desde esa época cuando publique un libre tinulado Insurgncia sn reroci, nel cual argues taba que a pesar de la supetioridad estratégica de las Fuerzas Armadas, debido a una muliplicidad de factores (la complejidad geogeifica, la autonomfa y capacidad de los grupos guertlleros para canalizar seeutsos financietos ilegales; a disponibilidad ce franjas poblacionales marginales para el reclutamiento sostenido, ec), una solucién militar no eta viable y los costos de su prolongaciéa inmensos. Mis adelante, ya en este siglo, el Injarme Nasional de Desarrollo Huneanco para Colombia-2003 caracteriz6 el conflicto armado en Co- lombia como una clisica “guerra de perdedores”. Decfa el Informe que “con todo y su expansion tetzitorial, la guerra ha sido un fracaso. Fracaso paca. las PaRc y para el PLN que, tts cuatro décadas de lucha armada, estan atin lejos de llegar al poder, Fracaso para los parami- litares, que en veinte afios de barbarie no han logracio acabar con la geerrilla, Fracaso para el Estado eolombiano, que ni ha sido capaz de derrotar a los insurgentes, ni de contener el paramilitarismo, ni de remover las causas del conflicto armado™". Hsta guerra, segin Jos autores del Injorme, n0 tenia perspectivas de solucién por la via 29. Ana Matia Bejan, “La pa en Is adminstacion Barc: de la tehabitacin social Ale azgocincin polidea”, en luis Palin, n°9, Bogor, eneroabll de 1990, p. 8. 30 Eduardo Pieten, Lewepueia si soccin, La grille ox Colonia ot sa porpectia gpa, Bogor, Tercet Mundo Taiones, 1956, 31 yup, Eloy ~ 2003, Bogota, ale i cd, Lfrme Natal de Decree para Calms 003, pL 38 a eee ‘militar, en la medida que estaba dominada por seis logicas o “inetcias” que alimentaban su degradacién inevitable (las ligicas de la militari- va, el rentismo, la territorializacién, el terror, la criminalizacién y la vinculacién apolitica), [Es interesante volver a leer las declaraciones de los ditigentes dle los grupos guerrilleros que firmaron la paz en la década de los noventa del siglo pasado. En todos los casos, Ia percepcién de un “impase mutuamente doloroso” es central en sus argumentos ast utilicen otras expresiones pata referirse al mismo fendmeno, Por cjemplo, el maximo ditigente de la fracci6a mayoritatia del wet que se desmoviliz6 en 1991, Bernardo Gutiérrez, frente a la pregunta “sCudles fueron los fundamentos de esa decisién politica?”, res- pondié que “los fundamentos de una decisién de tal envergadura se pueden resumir ast: primero, como dice Eduardo Pizarro, en la lucha pucrtillera hay un empate negative con el ejército, empate que par hosottos significa el fracaso de la guersilla porque auestro objetivo cont ganar la guerra”, Asi mismo, anotaba que se imponia entonces |i prioridad de la acci6a politica y Ta disputa de la hegemonia a los dos partidos tradicionales" No obstante, estas opiniones no eran compartidas pot todos los sectores. A la izquierda y a Ia derecha se planteaba la posibi- lidad de un triunfo militar, Es decir, habia la dimensién objetiva — como se ha podido comprobar tras cuatro décadlas le un confiicto armado inutil, costoso y sin perspectivas—, pero faltaba ya sea la percepeién subjetiva de la existencia de ese impasc 0, al menos, la voluntad politica para superatlo por medio de unas negociaciones de paz genuina En el mundo académico, Alfredo Rangel defendia la tesis de Ia superioridad estratégica de las Fuerzas Armadas y, por tanto, de su. capacidad militar para derrotar ala guerrilla. Incluso calificaba a quie ‘nes sostenfamos la tesis del “empate militar” o del “empate militar 32 Rocio Lond Vitrevista 1991, 36 ‘Del Bjéecito Popular de Liberacidn a Fepersava, Paz y Tiberad 2» Gunite", en Cadena pr ks Danco, m3 jul 49 negativo”, como derrotistas™, sta mitada etténea era, jgualmente, sostenida por sectores de lis éites civiles y militares: el ataque por sor- presa a la sede del Secretariado de las Fake, la denominacla Casa Verde, en Usibe (Meta), e19 de diciembre de 1990, el mismo éfa en que se He- vaban a cabo las elecciones para elegit a los miembros de la Asamblea ‘Nacional Constituyente de 1991, fue una de sus mayotes expresiones, Ahora bien, esta vision de la posibilidad de un triunfo militar ‘no eta patrimonio exclusivo de miembros del “establecimiento”. Las anc, también, se comenzaron a preparar, en los mismos afios, para derrotar militarmente al Estado mediante la creacidn de una escuela railitar en los Llanos del Yati (Meta), necesaria para poder pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos y, mas adelante, ala guetra de posiciones. FFRACASO TRAS FRACASO. En este contexto, todos los esfuerzos de paz que se Hevaron a cabo desde finales de 1991 con las ranc, el ELN y le disidencia del get. (Ca- racas, ‘I'laxcala, Madrid, Maguncia, La Habana) fracasaron. En estas paginas iniciales quisiera exponer las sazones que pueden explicar estos fracasos sucesivos desde la éptica del movimiento guerrillero. Haré el mismo ejercicio a lo largo del libro con respecto al Estado ya las élites ditigentes: ante todo voy a resaltar el papel de los sabo- teadores (poi), Jos cuales ban blogueado en muchas ocasiones, y a través de distintos mecanismos y discursos, los esfuerzos hacia la paz. Tanto los geupos guerzilleros como los gobiernos resienten la lucha interna entre “palomas” y “halcones”. La figura de los spoilers ha sido muy estudiada en [a literatura especializada en procesos de negociacidn, En efecto, uao de los factores explicativos de por qué en muchas ocasiones no se logran acuerdos en los conilictos armados hace referencia aa presencia de lideres o facciones, internas externas, cayos intereses particulares 33 Alfredo Rangel, Combis: gtoma ano inde cio, Bogor ‘Tercer Mundo Keitoces/ Universidad de las Andes, 1998 0 Sa ee © cosmovisiones en contravia de la solucién negociada o de los acuerdos que se estan tejiendo para terminar la confrontacién arma: «la, Como sostiene Stephen Stedman, hacer la paz es un “negocio ricsgoso”™ y es claro que uno de los principales tiesgos proviene de estos saboteadores, quienes consideran que la paz puede amenazat su poder, su cosmovisién 0 sus intereses, y frente a ello pueden utilizar numerosos recursos, incluso actos terroristas, para evitar una solucién negociada. Este es el caso, pot ejemplo, de grupos cinpresasiales que se enriquecen gracias a la persistencia de un con- ilicto (lo que en la literatura especializada se ejemplariza mediante |h figura de los “diamantes ensangrentados”)*, de actores politicos \W otfos que consideran que una eventual negociacién atenta contra suis intereses 0 sus principios, o de sectores que se ven atemorizados por eventuales decisiones en el plano de la aplicacién de justia, la estitucida de bienes obtenidos de manera ilegal u otros factores, Iualmente, la emergencia de spoilers puede estar también relacio- ada con una actitud paranoica, real o imaginaia, de unas negociacio- nes engafiosas (“una trampa”) y la idea de que tras las negociaciones dle paz vendré una etapa de venganza y retaliaciones, Tampoco es slescartable que el sabotaje a los esfueros de paz en una nacién provenga del exterior, de otras naciones y por factores variados. Secfa un error, sin embargo, reducir este fenémeno al polo es- ‘tal, Igualmente, ea el campo de sus opositores es posible, Como sc vera a lo largo del libro, fue may comtin, tanto en el seno de cada jy"upo guerrillero como en las relaciones entre los diversos grupos. (Una de las razones de esta pugnacidad surgié de la honda fragmen- tacidn del campo guerrillero, sus divergencias ideolégicas insalvables y ln dura competencia por el lideraago revolucionario, Por el momento, entonces, en este capitulo quisieta responder «Jos preguntas iniciales: ge6mo explicas las enormes dificultades para aleanzar un acuerdo de paz comprehensive en Colombia? y geémo Ml Stephen Stedman, “Spoilers Probes in Peace Processes”, Intrntional Seay 22,1907 Mi Nick Col ocx! Diamonds?" cn THe Tigra, 5 de agosto de 2010, explicar, en particalas, el fracaso recurrente de las negociaciones de paz. con las Fane y el FLN? 8) PRAGMENTACION DE 1A GUERRILLA ¥ CONFLICTOS SECTARIOS Colombia fue una tierra muy (Grtil para Ia emengencia de grupos guerrilleros de todo tipo: procubanos como el Fin, prosoviéticos como las rare, prochinos como el rt, el mun Patria Libre y el PRT, indigenistas como el AgI, nacional-populates como el M-19, ea cuyo seno predominaron més los enfrentamicntos sectarios y las luchas vanguardistas que la conformacién de espacios de accion comin. Y aun cuando, como ya sefialé, en la segunda mitad de los aos ochenta se conformaron primero la CGN y, mis tarde, Ja cs bajo Ia influencia de os frentes politico-militares que se habfan constituido en aqella Gpoca en Centroamérica (el Fans, el TLN y la URNG), en el caso de Colombia estas coaliciones nunca pudieron conformar un verda: dero Estado Mayor Conjunto y, por tanto, no fueron en realidad mas que una simple sigla. Esta fragmentacisn de la guerilla produjo duis confrontaciones entte sus distintos componentes. Ademis, habia un efecto inesperado y muy negativo ea el terreno de las negociaciones de paz: una ineapacidad total para negociar de manera conjunta. 8) GUERRILLAS DE PRIMERA GENERACION Y RIGIDECES IDFOLOGICAS Bs importante recordar que en América Latina hubo dos grandes clas guetilleras: la primera, que surgié tras el triunfo dela revolucién cubana en 1959, y la segunda, que se expandié tras el triunfo de la revolucin nicaragiiense veinte afios més tatde, en 1979. Es interesan- te recordar estas dos olas, pues en Colombia las organizaciones que persistieron en la lucha armada fueron todas “guerrillas de primera eneracién”’ el Pix, las raRcy la disidencia del rr1. Mientsas que las guerrillas que se desmovilizaron entre 1990 y 1994 habian surgido cn la segunda ola revolucionaria: el 4-19, el MAQl, el PRT y la fracci6n, 2 del PLN que se separé en 1991 y firmé un acuerdo de paz tres afios are, la cRS. Hemos incluido en esta “segunda generacién” a ctor disidente, dado que la inmensa mayosfa de sus miembros nian del aaie Patria Libre. Ahora bien, muchos analistas podrian considerar que el ert estes prov constituye Ia excepcién, Desde nuesira perspectiva este no es el caso, pues la totalidad de los miembros fundadores de este grupo juertillero de “primera generacién” se opusieron a las negociaciones dle paz y continvaton ea la accién armada en 1991. La experiencia del 121, €s excepcional, dado que los mandos medios avanzaron hacia cl acuerdo de paz en abierta ruptura con la cdpala guerrillera, No conozco ninguna experiencia similar en el mundo. 2Cémo explicat esta significativa diferencia entre ambas genera clones guerrillcras? A mi modo de ver, la explicacién nace de la mayor rigidex ideolégica de las guerrillas de Tos sesenta, Estas ancieroa en un clitna de dlgidos debates ideolégicos, intimamente ligados con distintos modelos y centros de poder revolucionatios: Mosca, Pekin, Ju Habana ¢, incluso, en algin momento, Albania, No solamente se jlimentaron de un marxismo-leninismo ostodoxo sine de un culto a |i lucha armada percibida como imprescindible para la revolucién, “Lil poder nace de la boca del fusil” decfan los maoistas en aquellos snos. En efecto, en un hecho con pocos antecedentes en el mundo, li lucha armada en Colombia no fue concebida como una forma, cexcepcional de lucha como planteaban los clisieos del marxismo-le- ninisme, sino como una forma de acciéa permanente y con total ‘uutonomia de la coyuntura politica, nacional o internacional, Esta ibn de la politica” terminé subordinando los objetivos politicos a los objetivos militares y generando uaa “rutinizacién” cn el uso de Ja violencia, como bien ha planteado Malcolm Deas. De hecho, la caida del Muro de Berlin y el fin de la guerra frfa no produjo un esperado replanteamiento en las “guerrillas de primera jenetacidn”, Por el contrario, sievié pasa seforzar su dogmatismo Innjo la creencia de constituir los auténticos representantes del pro- yecto socialista traicionado, 43 ©) UntizAclOn DE TAS NEGOCIAGIONES COMO RECURSO PARA EL PORTALHCIMIENTO DIL PROYECTO POLETICO-MILITAR Esta magnificaci6n de la lucha armada, la conviccién de su necesidad ¢ inevitabilidad, asf como su uso rutinario, Hevaron a una visiéa utilitaria de los diflogos de pax como un recurso més del proyecto rilitar, Las negociaciones de paz eran concebidas por las capulas de las FaKC, el BLN y la disidencia del net.como treguas provisionales part mejorar, entre tanta, la coftelacién de fuerzas en el plano militar y politico antes de la nueva fase inevitable de enfrentamientos armados, Fista concepeiéa no fue propiedad exclusiva de las “guerrillas de peimera generacién”, Igualmente, los grupos guerrilleros que firmaron acuetdos de paz en los afios noventa tuvieron la misma coneepeién y prictica en los afios ockenta. Probablemente los mas sinceros al respecto han sido los exguerrillesos del v-39. Antonio Navarro, frente a la pregunta del periodista Juan Carlos Iragorti, “pero el dilogo (con Belisatio Betancur) no iba para ninguna parte. Ahi estaba el hl9 engaiiando al gobierno”, responde sin tapujos: “Claro que lo estibamos engafiando |...), cuando viajé a Bogota para empezar a ‘organizar el didlogo, queria avanzar de verdad, y al darnos euenta de que cl gobierno no estaba en la misma ténica decidimos manipulax al proceso y alargar la pita, Ese tiempo lo usamos pata fortalecernos politicamente, para sacar ventajas”™, Fin el mismo sentido, Vera Grave y Otty Patifio sostienen que no solamente las élites no estaban maduras fen estos afios para un acuerdo de pay, sino que “tampoco las guerrillas, centre cllas el s-19, estuvieron dispuestas 2 jugirsela estratégicamente porla paz. Aunque la paz. gané importancia en su discurso, éste segula siendo ret6rica de guerra, es decir, paz continu levantiindose como una bandera tictica. La apuesta estratéyica siguié siendo formar un ejército que garantizara la fuerza necesatia para llegar a ser gobiemo”™, 36 Juan Carls Kengo, i gun ode pag Nanas ofa can Jan Car Igor, Bo gor, Edotial Planeta Colombiana, 2004, p 6 37 Guy Pao, Vera Grave y Manticio Garcia, “El eaminn del s-19 de la luc armacla ‘ala dennocraci” ec. Mautiio Ganeit-Dunin (a), op stp. 72 44 A pesar de esta conviccién sobre el papel de las armas para el cambio social, uno de los principales ballazgos del estudio compa- vo de scis casos de grupos armados que pasaron de las armas a | acci6n politica pacifica, realizado por el Cinep y el Centro Kerghof (Colombia, Sudafrica, Inlanda del Norte, Aceh, Nepal y Si Lanka), fae “Ia capacidad de sus mandos de reevaluar el pro- puisito de Ia lucha, sus objetivos originales y el marco discursive 1 lt luz de un contexto en evolucién”. Se trata de un hallazgo jue contradice la creeacia comin en torno a la rigides ideolgica ‘ue catacterizarfa per ve a los movimientos insurgentes™, Sin em- Ingo, si resulta de gran interés en el caso de Colombia contrastar li mayor fexibilidad de las guerillas de “segunda generacién” con |i vigidez doctrinatia y la enorme dificultad de transformar los me- dios de accién de las de “primera generacién”. La evidencia mis impactante de esta utilizacién de la paz como herramienta de gueera se encuentra en el libro de Fidel Castro, La pag en Colombia”, en el «ue se publican las cattas del delegado cubano en las negociaciones cle pax en el Caguin, José Arbest, en las cuales los dirigentes de lus vanc Ie confiesan que estén usando la zona de distensién como tin recurso tictico para a su término buscar cercar militarmente a Hopord. SSise observa el cuadvo 3, en una fila se encuentran los rasgos de lis negociaciones de paz concebidas como un componente taictico ule la guerra, y en Ia otta, los rasgos de estas negociaciones cuando |i quertilla quiere de manera genuina su materializaci6a. Veronique Dudoues, “Hicroes dirdmicasy restos dle btm de I cha snl a poli no violent n Mauricio Gate-Diain (ed), ght 389 Vi Case, Lape Cab, La Halos, Ftora Politica, 2008 (p/w Inulehareen/vp-eoment/uploads/2008/1/pur colombia del casts broom petal 1) ate cand fe inspzad em el ecto de Ried ibe, “PI Salvador: la egos Ci le enero de pr, Un ovdely pata el mondo?” en Rela ea de Case Soc» Hawumiddr, 37, eno Cebeeo de 1994, en el cal el avr muestra el ‘ambio de perspeciva de Ia ucla sslvadoseia tase iaeaso dela Mofensiva hasta el tope" 45 CCuadro 3. Negociacionas como tactica en '2 quorra versus negociaciones genuinas para la pa Las negociaciones de pez como ‘una harcamsenta del transite de Ja armas 2 Ia poliioa Las neyociaciones de paz coma ‘un componente téctco de guerra [a Elcontici ermado es ‘a. Eloonficto armaco es percibido perthice coma hisiéricamente ‘come inedecuad: se observa un eoasario p ireconciiabla, desajise entre los madice utizados esa foes viosoojee ian, Cane arte una b. La"sfotad parse wansoma en ference iogtmactn dela |" rm goncna onariedon de a Pepucoraoyabsicayun | agerda comin rogackda, funda Inaarsro pat pone a arn vege do waa pei Geccusere a astorcla de 6. Elinsirumentoesla dottnicion de | vountad de! agversaria, ‘objetivos niermedios aceptables para . Flinstrumento 2s une arnibas partes. ‘agenda maximalisia! ave. 2 | 4 La ogica y los rkmos de ka anlemano, se sabe que va a La ea ea ep yee ‘subordinages & ls requerimiorens de sani le mega de nagoolacion ‘estan suvordinadas ala ogica de la corfrontacién armada ' Las neqoo'aoiones ve oa Una buena sintesis de la postura que concibe las negocia- ciones como un componente tictico de guerra la oftece el BLN En las conclusiones del IT Congreso de kt Uc-ELN, sefialan que “bien uiilizada, In negociacién sirve para conquistar legitimidad nacional ¢ internacional, una mayor aceptacién de la poblacién y ua mayor reconocimiento de los movimientos y de los gobietnos de otros pafses [,..], ayuda también a conseguir nucvos aliados y a mejorar la cortelacién de fuerzas, a obtener conguistas parciales tanto para el pueblo como pata las oxganizaciones revolucionarias™". Ademas, afaden, si estas negociaciones se llevan a cabo en una coyuntura de “inminente derrota del enemigo”, sirven para “aligerar la consoli- dacién de la revolucion”. 41 Gitado por Caslos Medina, 11st Una Eira contade a doe vse, Bogotd, Rodsiguer Quite Eaitores, 1996. p28. 46 p) Unan mn pa. STURA MAXIMALISTA DE LAS NIGOCIACIONES Vis indudable que si bien las eRe utilizaron las negociaciones en San Vicente del Caguin pata fortalecerse militarmente, reenttenar lus tropas, aprender nuevas téenicas en el uso de explosivos ¢ in- tentar salir de la “zona de distensién” hacia la toma del poder — tal como se lo expresaron a José Arbesii—, diez atios mas tarde cambiaron radicalmente de perspectiva y comenzaron a participar en unas negociaciones de paz gemainas en La Habana desde 2012, De ahi el interés en analizar cudindo y bajo qué citcunstancias un Hrupo guerrillero decide abandonar las armas. Este tema seté objeto «le muchas reflexiones a los largo de este libro. 2Qué ocutte, mientras tanto, con el uN? gCoatinga inmerso cn la estrategia de utilizar Ia paz como recurso militar? gO las \lficultades para pasar de la fase exploratoria ala fase de negociacién von este grupo guerrillezo se originan en otro problema: una visién ‘nuximalista delas negociaciones que hacen inviable cualquier didlogo productivo? O, finalmente, una lectara mas benigaa y con raices hist6ricas en las negociaciones parceladas y escalonacls en el tiempo: vel LN esti esperando que culmine totalmente el proceso de paz ‘con las FARE para tener sus quince minutos de exposicin meditica? His dlecin, gestin esperando a que se apaguea los reflectotes sobre lis AKC y se enciendan sobre el eis? Ell faruso nos permitind esclarecer os interrogates, NEGOCIACION PARCELADA ¥ ESCALONADA EN EL TIEMPO. M1 ideal de una negociacién de paz es Ia existencia de un mimero ‘edueido de inteslocutoves. La experiencia internacional muestra que 4 mayor ntimero de actores armados (cada uno provisto de su propia perspectiva, tradiciones de lucha y agenda de negociacién), mis com- pleja es la negociaciGn y mis dificil aleanzar un acuerdo satisfactorio \s partes, Sin embargo, come vimos, excepcionalmente a en FI Salvador y en Guatemala los procesos de paz se levaron « cabo de maneza exitosa con el conjunto de los numerosos grupos gucrrilleros que habia ea uaa y otra nacién, La tuzén del éxito fae la solidex de los frentes guerrilleros y su cohesién interna. Lo que nunca ocurri6 en Colombia. Un gobierno tiene, en ua contexto de honda fiagmentacién de los grupos armados opositores, dos opciones: una, no comenzat ninguna negociacién hasta que todos los grupos atmados tengan ‘madura y sincronizada a la misma hora su voluntad de negociacién; otra, negociar con los grupos que ya han madurado su opcién de Ja paz y excluir a los grupos renuentes. En Colombia, debido a la fragmentaciGn del campo gnersilero, se impuso la segunda vin que no ‘es ni mucho menos el eamino éptimo, pero que, en las citcunstancias de nuestro pais, era el tinico viable. Por ello, se adelanté un proce so de paz parcelado, grupo por grupo y escalonado en el tiempo. Este hecho ha producido, al menos, dos efectos: por un lado, uno positivo, pues permitié ua desescalamiento del conflicto armado, al logratse a finales del siglo pasado la desmovilizacién de cuatro de los seis comporentes de la c6s®, cuatro milicias locales en Medellin, una disidencia del rr (la crs) y diversos frentes del HL y cl FIN, Sin duda, las dimensiones que hubiese podido alcanzat el conflicto armado interno en la Colombia de los aos aoventa hubieran sido mucho mis graves si todos los grupos guerrilleros hubieran conti- huado ea armas. ¥, de otra parte, un efecto negativo, pues la mezcla de posconflictos patciales y la persistencia del conflicto armado con los grupos renuentes ha prolongado la agonia de nuestra guerra interna por décadas. 48 Capitulo 2 Julio César Turbay (1978-1982): ¢Negociacién de paz o rendicién sin condiciones? (Como afitmé en el capitulo antetior, aun cuando el proceso de paz n Colombia comenz6 propiamente durante el gohiceno de Belisatio Betancur, las primeras semillas se sembraron pero no getminaron slurante el polémico gobierno de fulio César Turbay. El trivafo en las elecciones presidenciales celebtadas el 4 de junio ‘le 1978 del candidato det Partido Liberal fue por un masgen muy cstreehor un escaso 3% lo separé del eandidato del Partido Conser- dor, Belisatio Betancus, Mientras Turbay alcan26 2,503,681 votos, principal conttincante obtuvo 2.366.620, es deci, escasamente 230.671 votos de diferencia, Una votacién tan equilibrada entre los candidatos de los partidos tradicionales Hevé al nuevo mandatario «buscar constrair unas mayorias parlamentaras con base en una ‘epatticién milimétrica de los cargos pablicos de alto nivel, tanto en «l gabinete ministerial como en otros importantes cargos puiblicos, como en las gobernaciones y alcaldfas. Como sostiene Daniel Pecaut, “un Frente Nacional de hecho teemplaza al Frente Nacio- nal de derecho”®, Bs deci, la auseneia de unas mayorias politicas lidas obligaron al nuevo presidente a conformar una coalicién burocritica que progremética que, aunque parta de una norma constitucional aprobada en 1968 que obligaba, a pesar del inicio del 12 Daniel Pau, Cin ds ur cedar pole venue, Bogoti, Faltorial Nowra, 2006, p. 267, ip. 20 49 desmonte del Frente Nacional, a oftecerle al partido tradicional de- rrotado una “participacién adecuada y equitativa”, Turbay coavirti6, por hecesidades de la gobernabilidad polfica, en una participaciéa casi igualitaria a todos los niveles del poder ejecutivo. Un pacto burocritico que, aungue @ los inicios le garantiz6 un amplio apoyo parlameatatio al gobierno, se convirtié con el paso del tiempo en una fuente de parilisis institucional. Los partidos de izquicrda con alguna presencia en el escenario politico, el vce y el wom, se dividieron entre dos candidatos traidos de conttabando de las filas de la populista Alianza Nacional Popular (Anapo), Julio César Pernia, por la Unién Nacional de Oposicisn, y Jaime Piedtahita, por el Frente por la Unidad del Pacblo, quienes ‘obtuvieron una votacién poco significative: 97.234 y 27.059 votos respectivamente. Ademis, hubo otra candidata de izquierda, Socorro Ramirez, quien a nombre de la Unién Obrera Socialista obtuvo esca- £05 6.643, La erdnica y trégica debilidad de una izquierda democriticn en Colombia —como lo reflejan estos pobres resultados en el plano electoral— trasladé el eje de la iniciativa politica hacia los grupos querrilleros, y en particular, en este etapa, hacia cl M-19. Otto factor muy promunciado en estas elecciones y que afecté, igualmente, al nuevo gobiceno fue la escasa participacion electozal, {que fine inclusive més baja de lo normal en un pais con una tradicién abstencionista muy pronunciada, Con la sola excepcién de la primera vuelta en las elecciones de 1994 en la cual el 66% de los electores se abstuvieron, la abstencién en ls clecciones en 1978 ha sido la mis alta que ha tenido cl pais desde el fin del Brente Nacional en 1974. El 60% de los ciudadanos aptos para vorar se abstuvieron, o cual signified que el nuevo mandatario contara realmente con el apoyo de menos del 20% de los 12,580,851 electores potenciales, es decir, uno de cada einco®, Este claro déficit de representacidn, polltica, aunaco a la parilisis institucional propia de los pactos de 45 Fredy Barreroy otros, “Abstencida electoral en Colbesbiar ume aprosimacioa 2 sos causas”, Bogoti, Registracurh del Estado Civil/ Cedue/Universidad Sergio Atbote a, 2013, p35, 50 jobernabilidad buroceiticos, pesé mucho y de maneta muy negativa en la mayor parte del gobiezao de"Tatiay A esta realidad se sum6 el dlistanciamiento de respetados dirigentes liberales frente a medidas dlel gobierno percibidas como autotitarias por sus exticos: Apolinar Dinz, Roberto Arenas y Luis Carlos Galén conformarin una disi- dleneia: la Unidad Liberal Populat esta debilidad en e! plano politico-partdista es necesasio afiadis que al presidente Turbay le tocé gobernar en un pais que estaba muy convulsionado, Los importantes logtos alcanzados por el Frente Nacional en distintos planos, en particular en la disminuei6n de las tases de homicidio y ea Ja virwal extincidn de las “puerrllas tle primera generacién™, comenzaban a suftie un vuelco en estos atos. Las tases de homicidio, que habian caido de manera vertiginosa «lesde 1958, comenzaban a aumentar auevamente, sobre todo debido «la emergencia de la criminalidad organizada en torno al tifico de drogas iliciras. Asi mismo, en este mandato se observa un repunte lclaccionar de los grupos guetrilleros y el renacer de las FARC, l FF, en menor medida, del 1x. La denominacién de su plan de desarrollo, “Plan de Integraciéin Nacional”, refieja bien las preocupaciones del nuevo mandatatio. UNa COYUNTURA CRITICA NH] gobierno de’Turbay Ayala no pued ser comprendido plenamente sin hacer alusiéa a cuatro acontecimientos que van a cambiar ra- dlicalmente el curso de la historia colombians: el paro civico del IH de septiembre de 1977; la consolidacién en la eijpula militar de tuna fraccién autoritatia y su imposicién al gobierno de un draco- Wo Estatato de Seguridad: el nacimiento y auge del -19 y la lenta vecomposicién de las llamadas “guerrillas de primera generacién”; ¥ finalmente, la emergencia de las mafias de la droga ligadas con el 1 Lduaud Piaeny “Usa cra miley plurldeshistosa” em cy, Citta alert del eoflite arena en Calabi. Cams de Hira dsl Coup year Vi ‘mat, Bogotd,Hilckanes Desele Abajs 2035 51 auge de la cocaina. A estos acontecimientos de orden interno, se deben aiiadir dos factores internacionales que tuvieron un hondo impacto, particularmente, en la regién centroamericana y en la xe- gi6n andina: por un lado, Ia revolucién sandinista en Nicaragua @ mediados de 1979 y su influencia en la emetgencia de la “segunda ola” guerrillera en América Latinas y por otto, el triunfo electoral de Ronald Reagan, cuya “revolaci6n conservadora” encontraria en ‘Ammética Central uno de sus teatros favoritos para aplicar tanto sus medidas de contencién (“comlainment") 2 la expansiSn comunista (BL Salvador y Guatemala) como para intentar tevertir (“roll back”) all campo occidental Ia zevolucisn nicaragiiense. ‘Veamos, inicialmente, los factores internos, , En agosto de 1977, durante el gobierno de Alfonso Lépez Michelsen (1974-1978), las cuatro confederaciones sindicales det pais (ore, cr6, cot y €S1Y) anunciaron la tealizacién de una huelga ‘general para protestar contea la situacién econémica y social del pais, que a su ver fue declarada por el ministro de gobierno de Ia époce, Rafael Pardo Buclvas, como ua pare “subversivo y politico”. Lo cierto es que cl conjunto del movimiento sindical aprobé esta jornada de protesta, de la cual solamente se matginaron las débiles orpanizaciones sindicales ligadas al morn y las minésculas organiza- ciones trotskistas de la €poca. Tanto el sindicalismo influenciado por los partidos tradicionales (7¢, conservador, y CTC, liberal) como la central comunista (810) y la demderata-cristiana (061), se unieron 21 paro e, incluso, tras ef éxito alcanzado impulsarian un Consejo ‘Nacional Sindical (CXS) para negociar conjuntamente con el gobierno Jos acuerdos aleanzados. El paro civico nacional del 14 de septiembre de 1977 tuvo al- gunos impactos positivos* pero, igualmente, consecuencias muy nnegativas para el orden piiblico en el pafs, No debemos olvidar que 45 Un ejemplo fue Ia insthucionalizacioa del reajuste ermal del stasio minima en el pals, dado que Ie explosién social de exc 14 de septiembee estavo muy relaciona- a con una inllacion de més del 33°% Cf, Saloméa Kalreanovin, "Silarion”, en Ee Fipcader, 1 de enzo de 2017 52 este paro se produjo en una época en la cual esta modalidad de movilizacién social se habia generalizado en todo el pais, tanto en los grandes centros urbanos como en las ciudades intermedias y en las Zonas rurales. Bs impactante constatar que tanto la guetti- Il como el gobie:no tuvicron una lectura similar de este auge del movimiento social y del paro efvico. Por una paste, la guerrilla leys estos patos locales, regionales y, finalmente, el nacional como la ntesala de Ja tevolucidn, como una evidencia de que estaban ma- Jutando tanto las condiciones objetivas como subjetivas necesarias para llevar a cabo una insurteccién exitosa, Por ejemplo, en el EIN se hablaba de un paro potencialmente insurreccional, 1226 pot la cual se instruyé a las redes urbanas para patticipar de forma acti « incluso, se enviaron algunos cuadros que estaban en la guerrilla vural a varias ciudades para entrar en relacién con distintos lideres ‘ociales inviténdolos a imprimirle al paco un caricter tadical. Fsta \ectura incidi6 profundamente en la reaetivacién guerrillera que vivi6 cl pais cn estos adios. Por otra parte, y en forma similar, el Gobierno y las Fuerzas Militares interpretaron esta movilizaciéa siadical y social como el preludio de una insurreccién generalizada. Fl 14 de septiembre produjo, parafraseando a Sartre, en las élites civiles y tnilitares un auténtico “miedo a la revolucién™”, hasta el punto que Vipez Michelsen no dudé en calificarla como un “pequeiio 9 de ibsit”, Esta lectura falsa de la coyuntura politica, tanto pot parte dle In izquierda radical como de las élites dominantes, tuvo conse- cuencias muy negativas, Los primeros comenzaron a prepararse para clasalto final al “Palacio de Invierno” y los seguados a implementar medidas enérgicas para contenet la revolucién en marcha. Eneste clima de temores ¢ incertidumbres, Lopez Michelsen reci- bhié pocas semanas después del paro civico una carta piblica firmada por los treinta y tres generales y almirantes activos que componéan el slo mando militar, en la que proponian duras medidas pata el manejo 1 aurevise eo Mausiciorujlta, ” Jean-Paul Sorte, Les commas at pen de be ribo, ats, Jolie Dies, 1969. 53 del orden pablico que, a pocos meses de terminar su mandato, se nego 1a tomar en consideracién, Carlos A. Velisquez sostiene que desde In perspectiva de los “reglamentos militares ese acto se podria considerat de indisciplina, pues al militar en servicio activo le es prohibico dirigic coraunicudos piiblicos colectivos”™, lo cual evidencia las enormes preocupaciones en el seno de las Fuerzas Armadas con tespecto al deterioto evidente del orden piblico y su decision de desempeiiar un papel protagénico en este convullso perfoda, ‘A diferencia de Lopez, Turbay sf tomé en consideraci6n la de- safiante carta, En efecto, tan solo a un mes de su posesi6n, bajo el amparo del estado de sitio, expidié el polémico Decreto 1923 del 6 de septicmbre de 1978, mits conocido como el Hstavuto de Seguridad, cl cual fue declarado exequible por parte de la Corte Suprema de Justicia y mediante el cnal se limitaron las libertades de expresi6n y de movilizacién y seamplié el Cédigo Penal Militar sobre los civiles. Este decreto, que se convirtié en una fuente de graves excesos contra Jos derechos humanos por paste de agentes del Estado, fue probable- mente la expresién mas acabaca de la adopci6n tardia de la Doctrina de Seguridad Nacional (oss) en. auestro pats. La psx, que adoptaron Ja mayoria de las Fuerzas Militares del continente en el matco de la guetta frfa, no tuvo en Colombia Ja misma acogida debido al “sindro- me Rojas”, es decis, al rechazo a un nuevo ejercicio directo del poder por parte de las mundos militares. Sin embargo, en el gobierno de “Turbay ese sindrome se habia ya debilitado y la eva ciipula milicar no tuvo tepatos en constituirse en un influyente actor politico con su propia visiéa del pais 0, como se denominaban en la época, en ua activo “partido militar”, No debemos olvidar que en el afio en que “Turbay asume el poder, América Latina se encontraba apabullada pot gobiernos malitares, En 1978, en 13 delos 19 paises de América Latina habia gobiernos militares, es decir, el 62% de la poblacidn estaba bajo la férula de estos gobiernos antoritarios (cuadro 4). 48 Corks A. Velen a esqivarerminacion del cont semado en Colombia, ap 49. Alsi Rouapi, Le rts maitre an Bri, Pars, Presses de Science Politique, 1980. 54 Le indro 4. Gobiernos militares on América Latina (1978) Pais ‘Gobernarte Brasil ‘Gra, Jodo Bapiita de Oliveira Figueredo Monica | rgonvina Gal Joige Falasl Videla [Pera Gia. Francisco Morales Barrier tile Gral Augusto Pinochet | Guatomla | Gre. Fernando Romeo Lucas | reuaese Gonsejo Suprema a Gobiema: Viceeimianta Alfado Povede| — Generales Gullermo Durtn y Luis Laora Franco Cuba | rota ‘Gral. Hugo Banzer Suarez |i Dominieana_[- Honduras ‘inka Milkar: General Poicargo Paz Garcla, Coronel Dominga | ‘rons Arse Cr, Toon Goel Amis 7 Rodriguez. e. Gral Aledo Svoensrer Gral Arastas’o Somoza Debayle (Gral. Carlos Hurberio emoro Mena nama [ony — [earache reine EL Estatuto de Seguridad se acompaié, ademas, de la decision. «lvaplicar de manera generalizada el polémico articulo 28 de la Cons- (iwucién de 1886, el cual permitia retener hasta por diex dias a las personas que el Gobierno, con el visto bueno del Consejo de Minis- 100s, consideraba que podtian ser responsables de la perturbacién del orden piblico. Con base en esta medida, rniles y miles de petsonas theron detenidas en forma arbitratia, y miles y miles fueron objeto «le tortura en instalaciones militares, EL Bstatuto de Seguridad reflejaba, por otta parte, los cambios profundos que habia vivido la ipstitucién militar durante el gobierno de Lopez, Este habia mantenido de maneta poco usual al general Abraham Varén Valencia como ministro de Defensa durante sus ccuatto afios de gobierno, a pesar de que habia debido salir ala re- serva en 1975, lo que afect6 el flujo normal de ascensos y generé un hondo malestar interno, En 1975 estallé una de las mayores crisis cfvico-militares desde la caida de Rojas Pinilla —las cuales eran recutrentes desde el inicio del Frente Nacional—, que culminé con Ia destitucién del comandante del Ejército, general Alvaro Valencia y de otros altos oficiales (Gabriel Puyana, Valentin Jiménez). Bsta crisis, que continué viva hasta la destituciéa, dos aftos mas tarde, del prestigioso general José Joaquin Matallana, le abrié el camino fauna nueva faccién militar caracterizada por sus posiciones muy cenérgicas con respecto al manejo del orden piblico, La nueva copula ailitar fue la inspiradora del Estatuto de Seguridad y del cuestionado manejo del ordea piblico en los afios posteriores, hasta el punto de que muchos analistas crefan que Colombia se hallaba ad portas de un. proceso de “uruguayizacién” inevitable, Esta referencia al proceso de desmantelamiento de la democrt- cia en Uruguay no es arbitraria, pues en Colombia, al igual que en el pafs austral que suftia el embate del Movimiento de Liberacién Nacional-Tupamatos, se vivia una reactivacién de las acciones gue~ rrilleras. Ahora bien, este vitaje autoritasio del régimen politico y de las Fuerzas Militares se explica no solamente por el reavivamiento de la guerrilla, sino igualmente por un fenémeno para el cual el pais xno estaba preparador la emergeacia de poclerosos cazteles de ta iro gas, con capacidad de desafiar abiertamente la autoridad del Estado. Estébamos pasando de las mafias de la marihuana, que lograron disponer de algin poder regional en la costa Adéntica, al auge de las mafias de la cocaina que alcanzaron una influencia de Ambito nacional ¢, incluso, internacional. 5d CE, Daniel Pécont, Cénice de cuatro ddcadas de politica colombinns, Boxy ft fp 274. La expresion “uruguiyirtctda” hace referencia al Pacto de Boiko Lanza (12 {Se febreso le 1973) consenida entre el presidente José Marin Bordabetsy los altos rmandios, quienes exigin tomar medidas represives dristeas conta ls ‘Tupamatos & intcgrabaa las Fuceras Mitares en Ja administracidn pie, Se espresiia ms aca dda fuel creacién, pos dia ns tale, del Consejo de Sita Nacional (Cosens), ‘como expresiin del gobieincivco-miliar insaunalo en axles ios ce Urugay ELingteso de Colombia al mercado mundial de Ia cocaina in- trodujo de lene al pais en la dindmica perversa de la “guerza contra las drogas”. Esta exptesién, que se hizo muy popular tras una con- lerencia de prensa de Richard Nixon el 17 de junio de 1971, vino .compafiada dela declaracién de las drogas ilicitas como el “enemigo priblico némero uno” de la nacién*', Fue, sin duda, una fatal coin- cidencia que mafias colombianas hubieran entrado en el negocio ‘legal de Ia cocaina en este contesto de confrontacién global, el cual habrfa de distorsionar en el futuro Ia agenda Washington Bogoti al contaminarla con el tema de las drogas ilictas. Pero este no fue el tinico factor internacional gue incidié en la «lindimica de la violencia interna en nnestzo pais en aquella época. Es imposible no hacer alusién al impacto del triunfo de los sandinistas on Nicaragua. Veinte afios después de la revolucién cubana, el detro- camiento del Clan Somoza y la entrada triunfal del rs. a Managua cl 19 de julio de 1979 nuevamente revivieron el “mito guertillero” cn el continente. Fista ola, aunque fue meaos extensa que la anterior «4 partir de 1959 —que cobijé pricticamente a todo el continente, con la sola excepcién de Costa Rica— fue, sin embargo, bajo muchos aspectos més Algida, y sus Fuertes oleajes impactaron especialmente Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Ecuador y Pert, Incluso en Chile, que ten‘a una muy débil tradicién guerrillera, cl Partido Comunista decidié impulsar su propio brazo armado: aes soa atin nsa enpanengen tev Hr cone stm gun clepmnblede ert no ahaa y uta ne eo Belo tsa sr SK mts de ae veh el do cng ene Yee mosh es kenny el pcs octet pleco ‘atc sorte nba pskiengkeniare not cad ses mnie xeon ea nace non gu cstibamos mintendo? Claro que si" “ [inca excep importante habia sido el Movimiento de Inuit Revoluco nara (a) Fedo en 1965 y gu desde su Declanekin de Pencpoy red la “va paces” pom aleanrae el pode, Sin embaggo not un gm protagonist nel een mila Cf, Mace Alene Lat Gina Rstrnt le {Hum sn, Saige de Chis Falcone, 2018. 7 el Frente Parridtico Manuel Rodriguez, que inicié actividades el 14 de diciembre de 1983, Los DOs ROSTROS DE LA POLITICA EXTERIOR DE TURBAY, ‘Turbay se enconted al inicio de su mandato con va entorno in- ternacional adverso debido a Ia presencia de Jimmy Carter en la presidencia de los Estados Unidos, la cual iba en total contravia con las modalidades del manejo del orden piiblico interno en el pais. Cartes, quien habia asvmido la presidencia el 20 de enero de 1977 y que habia de terminar su mandato cuatro afios més tarde al caer Gerrotado en su intento de reelecci6n ante el candidato republica no Ronald Reagan, puso como eje de su gobierno el respeto a los derechos humanos y el aislamieato de los regimenes dictaroriales. Sin embargo, julio César Tarbay, quien habia tenido una extensa experiencia en el campo diplomatico como canciller de Alberto Lleras y embajador en Naciones Unidas, Gran Brecafia y Estados Unidos, se acomodé sin mayores problemas a los dos mardatarios estadounidenses, Carter y Reagan, « pesar de la distancia sideral entie uno y otro. Con el primero, y bajo la batuta de su eanciller, Diego Uribe, mantuvo los lineamientos de In politica exterior del anterior gobierno, el repiee sinailia™, mientras que con cl segundo, con el liderazgo de Carlos Lemos, regres6 a la politica tradicional de Colombia del resize polun (0 de In “dependencia consentida” a 53 La Deena Stes anda ent rp pa (thc ene pol) fe wa trudao de imandien deesiaclonpopolien qe sé dp cos pa {Pera on 1908, el enctroomiens de Colonbic al pera el are ice. pckelT Rea oe Spin jacana bal "air eames fee id de AN Epes cies fh ect eset plot oe Sor eon Wathingon, Hl propio Lépen Wo nis de Reon Eee en 1968, planed a sures doce sl mp as ois lon nen). CE Gaahard Pron Hurd spl cre oan ogo, Cate 903, eset Nome da acerca pobre Ct eno a Regu, eg Juan Cae! bien, “EA etal olin meat, Ee ctineerrc cece italia oped obey weatnet cad Intra sb de 20, Washington, segiin el término acufiado por Félix Pefia®) y, sin nin- reticencia, se alined a la politica global que habia de impulsaz cl antiguo actor de Hollywood, en particular su decisién de poner fin a In politica de disteasién entre Washington, Mose y Pekin, inaugurada por Nixon tras la derrota de su pals en Vietnam. Ronald Reagan habfa arrasado en las elecciones celebeadas a fines de 1980 con 43,9 millones de votos frente a 35,5 millones de votos de su contrineante, el entonces presidente Carter. Cuatro afios mis tarde, wrasd igualmente a su adversario demécrata, Walter Mondale. Esta sbramadora mayoria republicana le dio carta blanca para impulsar ou “reyolucién conservadora”, asociado con la primera ministra bnritinica, Matgaret Thatcher, la “cama de hierro”, con quien teji6 luna special relationsbip™ De acuerdo con lo anterior, acomodandose al zobiemo de Carter, urbay adhitié a las politicas de la Casa Blanca con respecto a Amésica Central y con total autonomia ca relaciéa con las graves violaciones a los derechos humanos en la propia Colombia, Turbay se convirti6 en un duro eritico de la dictadura de Acastasio Somoza en Nicaragua. F's + «1 16 de junio cle 1979 los cancilleres del Grapo Andino apro- }aron una declaracién conjunta mediante la cual le reconocieron ua cestatus de beligerancia al rs, Esta fice la iltinna vera nivel rmandial «ue se utiliz6 la figura del reconocimiento a una organizacién no ‘ul como fuerza beligerante, figura que habfa adquitido mucha fuerza cn cl petiodo de la descolonizacién, cuando se otorge este estatus ala ‘Organizacién para la Liberacién de Palestina (1) por peticién de li Liga Arabe en 1974, Pocos meses mis tarde, en septiembre «le 1979 y en compadifa del Presidente de Venezuela, Tarbay hizo en Nuciones Unidas un duro pronunciamiento en contra del régimen vomoeista, Era, sin duda, una manera habil de desplazat la mirada | Vix Peta, “agentina en América Latina”, en Chit diciembre de 1970, Cha Hetiek Smith y ontos, Ronald Ragan gun reelrln concord, Barcelona, Ee ‘orial Planeta, 190 ‘as fuerzis ansomacistas,reconocidas como beligerinees” en Hy Pal, 17 de junio e079, 50 de la situacién interna hacia la guerta civil en Nicaragua". De todas formas, es importante subrayar que Colombia no constituia una priosidad de la politica exterior de los Estados Unidos en aquellos afios, que estaba centrada en otros paises y otras regiones del mundo mas sensibles a los intereses estadounidenses, en Africa, el Medio Osiente, Afganistin y América Central. Ademés, se estaban desarro- llando las “Conversaciones sobre Limitacién de Armas Fstratégicas” (scr m), entre los Estados Unidos y Ia Unién Soviética, sta baja priotidad le permitié a Tarbay mantenerse alejado de los reflectores de Washington. Ei triunfo del rs. el 19 de julio de 1979 hubiera podido obligar al Gobierno a dat un giro profundo que, finalmente, no ocurti6, pues coincidié com la Ilegada al poder de Ronald Reagen, quien expidis lo «que se conoceria como la Doctrina Reagan, como eje de la politica extetior de los Estados Unidos, Con base en esta docirina, la Casa Blanca tomé la decisién de prover apoyo abierto o encubietto a grupos disideates con el objevo de devolver Ia influencia de Occi- dente a los regimenes que habjan entrado en la dtbita soviética en Asia, Africa y América; asi mismo, con esta doctrina se pretendia contenet los avances de organizaciones armadas que contaran con elapoyo del bloque socialista, EI centro de pensamiento de derecha, Heritage Fondation, que incidié en el diseBio de esta docurina y en su conversion en politica prictica, ubieé nueve naciones del mundo como objetive de la politica de “rwi/dack”” Afganistén, Angola, Cam- boya, Ftiopia, Iria, Laos, Libia, Nicaragua y Vietnam. El gobierno de Reagan afiadié a esas nucyy naciones otras en las cuales habia movi- micntos revolucionatios activos, tales como Guatemala, Fl Salvador $7 eng at rete ws ina Po ce inde See eee esos Bidet Meteny Cs Kener rn saan eaten Seay tmoca Tape 2 eee 9° 58 Desds Is presentcibn de la Doctring ‘Touma en 1947, que rion la expericacia inacida de la Doctsina Monme (1823) y el Roosevelt Conallery (1904), cada gobierno desde entonces (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Carte esto basta hos) omens plasteand al eicio de mandawo hs Yeas sue guiasian la pln exe= ‘Horde los Fetado Unidos duran su period de gobierno. oo ee ees y Granada, De esta maneta, “guerrillas de derecha”, como Unitas en Angola, Ia Renamo en Mozambique, la “Contra” en Nicaragua, cl Frente Nacional de Liberacién del Puchlo Khmer en Camboya ys obviamente, los fedayines en Afganiseia, zecibieron un fuerte tespaldo. Un ejemplo ya olvidado tuvo lugar en la isla catibeiia de Granada, R13 de marzo de 1979 habia trian fado en las elecciones el Movimiento New Jewel liderado por el lider de izquietda moderada, Maurice Bishop. El gobierno de Reagan intervino mediante una invasion militar (llamada la “Operacién Furia Urgente”), y depuso al gobierno prosoviético de Bernard Coard, que habia sustituido a Kishop tras su cobarde asesinato, el 25 de octubre de 1983, El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Lemos Sim- inonds, tuvo a su catgo este viraje que, dado los nuevos aires en la Casa Blanca, estuvo lejos de ser traumitico, Se trataba de homogenei- vac los frentes interno y externa, para lo cual se pasé de un modelo «le colaboracién pragmatica en el gobierno de Carter a una aliaaza incondicional en el de Reagan, hasta el punto de que un fancionario «lel Departamento de Estado, James Bell, dijo en su momento que “independientemente de quién fuera el préximo presidente de Co- lombia [...], las relaciones entre Kstados Unidos y Colombia sélo podrian deterioratse, ya que sexfa imposible mantenee el grado de cooperacin logrado durante el gobierno de Turbay”"”. No hay duda de que la actitud del rsin condyuvé a este viraje on la politica exterior colombiana. A pesar del apoyo de Colombia il proceso revolucionario, una vez, instalados en el poder, la Junta de Gobierno de Reconstruccién Nacional de Nicaragua declaré aulo el ido Esguerra-Barcenas suscrito con Colombia en 1928 ymedian- te un Libro Blanco reclainé para sf el Archipiélago de San Andrés y Providencia, Hsta actinad caus6 una justa indignacién en todo el pais”. Bruce Bagley, “Colombia en el Caribe: gel nuevo allado norteameticana?”, ex Juan Wookatian y Kinus Selrabect (es), Rene itrnainaer ext Cues del Cay le olisessonbions, Bogor, Cisata de Comesci-Vescol, 1982, p. 371 () Worique Gavia, “Las pretensiones de Nicarsyna sobie Sam Andis", Hite 161, nay de 20083, él Et cambio de orentaciéa de la politica exterior de los Estados Unidos le cay como anillo al dedo a Tucbag, pues le permitia buscar apoyo en Washington para engrentat el agravamiento del orden publica interno y cl ascenso del trifico de drogas. La alianza incondicional entze los dos gobiemos se evidenciaria en hechos como el rechazo colombiano a la declaracién fzanco-mexicana que reconocia al EMIN como una “fuerza politica representativa”, el sobtario tespaldo a las acciones de Inglaterra, Estados Unidos y Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet, en la guerra de las Mabvinas, el envio del Batallén Colombia al Sinai yla raptara de telaciones diplomiticas con el gobierno de Cuba, el 23 de marzo de 1981, las cuales habfan sido reestablecidas haefa pocos 20s por su antecesor, Lopez Michelsen Colombia volvia a ser un “ped. de la guerra fia”, segyin una expresign, utiizada ails atrés por el desapaiecido Movimiento Revolucionasio Liberal (sm). . EL motivo para la ruptura con Cuba fue el adiestrariento militar de miembros del s-19 en la isla y su posterior desembarco en los departamentos de Chocé y Natifio. Ba febrero de 1981 desembarc6 enla costa pacifica del Chocs una columna de 60 miembros del s-49 sen el mes siguiente, una segunda columna de 85 guersilleros en Ta desembocaduta del tfo Mira ceten de Tumaco (Nasifo). La decisién ddl gobierno cubano de apoyar al guerrilla tavo, como trasfondo, Ia agoidom disputa entre Cuba y Colombia para integsar el Consejo de ortina, "Bl acuerdo Méxieo-Ftancia, deptotz a la politica Reagan en Centrou- Prose, 29 de agosto de 1981, Avnique ol minisuo de Relacnnes Exceciozes fle México, Jonge Castaicda, queria concederle un estarus de belgerancia al 10 yal Frente Dempesitico Revahucionaro (Dn), su par en Francia, minisro de wna ‘coalcin de ingienla socinlita-comenistaiderada por Frage Mitterrand, Claude ‘Chesson, np quso 0 no psdo dar ese paso, por Wo caal en la eetaacion es tivo of, Deetaracdn faznco-mesicn cron expres emcnnceria de eget Z vs 1, 28 de agosto de 1981 (hitp:/ /warmcedema.ora/ Sx ear so impact tay postin pate lao fa de reeonosimionto al rc ‘wrphpeid 4610), fate hacia hs negociaciones de paz 62 Roberto Gonzalez, “La politics exsrir de Colombia finales de sgla x. Primers aptoximacion’, en Trsgivy Dasara vol 1, .° 2 diciembre de 2004, p13, 2 Sepuridad de Naciones Unidas®. ‘Tras 156 votaciones en las cuales nin: {uno de los dos pudo alcanzar la mayoria requerida, debieron renunciae uuno y otto a su aspiracién y México entr6 a ocupar la plaza vacante. Cuba vio esta aspiracién de Colombia como una aienta inspirada por stados Unidos y, como eta comin on su teayectoria hist6rica, decidlid ‘como represalia brindade un apoyo eneubierto a la guerilla, 1a “teoria del dominé”, que habia sido utilizada para justificar |i participaciéa de las tropas estadounidenses en Vietnam, tras la dlerrota de Prancia en 1954 en la batalla de Dien Bien Phu, dado el sto de que cafdo Saigén caerfan como piezas de dominé «resto de las capitales del sudeste asiatico, revivié en 1979 en América Contraly, en general, en toda la regidn del Caribe Gincluida Colombia) ) servitia de sustento para justificar el apoyo a la Contra nicaragiense, In intervencién miliar en Granada y, en general, para apoyat la guerra contrainsungente en toda el dtea™, Después de Vietnam, el gobierno ile El Salvador se conyirtié cn uno de los mayores receptorts de \vuda contrainsurgente de los Fistacios Unidos en el mando. Tarbas, ‘criamente preceupaclo por el creciente deterioro del orden pailice en cl pais, aprovech ese temor de Washington por la suerte de Centroa. ‘metia, paca incorporara Colombia en el radar de las preocupaciones «le seguridad de la Casa Blanca, 11, GRAVE DETERIORO DEL ORDEN PUBLICO Y 1.08 DERECHOS HUMANOS I desafio de los grupos guerrilleros se convirti6 en estos afios en \una amenaza real para el orden pablico, Fl 12 de septiembre de 1978, Davo Vins, Jae Bata. Big en ecanarn Bagot Tales de Bl cin Roce, 2018; pp. $82 7 st ect ee denominada “efecto bok de oieve",aplieada a a politica ine temiciondl, sostione que stun pais entra er un de:ermioade sistema poiicn, paeie astra ts sf a otros de la misma regia. No es elie el otigen dela ter, pero genes se mcaciona al 8 john a ntervenci de sv ne ds pales De ins ba Caer Va ats O14, pp. 93 y ss. eatin cle Estado de Biseahenver (1953-195 oster Dales, quien la planted por primers vex pata jut pas en Vietnam. CF, Rafa Pa Iori Laing Mego, Ealioril 63

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