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Eduardo Miguez Critica (y reivindicacién) de la universidad publica 3K) gerne Ken Gils Grete) de ured pin / Bando ‘Mique sed Cat Attnorn Se Baekoe Avr Siglo Xt hops ts Figen. (acer aor) Isms or80b7 6008557 {© 2018, Siglo Veinuno Eitones Argentina SA SBN o7S8r500850-7 feimes de epee de ¥008 Hecho dep gu paren ey 1.728 Tipps cu hepsi 7 ae Arges indice Introduceién. Universidad y desarrollo ‘ena Argentina 4. Marco institucional, Gobierno, gestién ce infraestructura de Ia universidad. Los limites de la reforma 2, Algunas consideraciones sobre poliieas tuniversitarias, Buenas intenciones, pobres resultados ‘g-La programaction académica. Entre el profesionaliamo y el academiciame 4-Docencia universitaria, Una actividad Indefinida is jon y transferencia. El divorcio de la creacién y la ensesanza 6. Las universidades privacas. Una alternative ‘poco prometedora 7-gUniversidad para el desarrollo? Notas 29 2 99 ass, 145, 158 169 Pr i Introduccién Universidad y desarrollo en la Argentina La univetsdad estatal argentina no esté en crisis, ‘Desde 1084 hasta la fecha ha experimentado un crecimiento sélido en cantidad y calidad. Hay muchas més universidades, ‘muchos mas alumnos en ellas, y la calidad de la educacion jmpartida ha mejorado en la mayorta de las reas. Las con- ‘ducciones de las casas de estudio son conscientes de que hay problemas ~"desaffor", en el lenguaje de las insttuciones de ‘eralaciGn-, pero estos no impiden que, a su modo, las unk versidades argentinas satinfagan las necesidades de educacién superior de la sociedad, ‘Si bien todo esto es cierto, también lo es que resulta in- suficiente, La Argentina es un pais no desarrollado; habria ‘que decir con mis propiedad que esti “en vias de subdesa- rrollo”, para parafriscar inversamente el eufemismo de los aiios sesenta. Los historiadores econémicos, no sélo de la ‘Argentina, hemos discutido largamente las razones que ex pllean que una de las economfas que en el primer tercio del siglo XX estaba entre las més rieas del mundo se en- ‘cuentre hoy en el pelotéi de los paises que, sin ser pobres, ‘carecen de los equilibrios y la pujanza de lo que Tanamos desarrollo, ¥ lo peor es que no s6lo no logra un avance en. términos relativos que le permita alcanzar a los paises de- sarrollados (lo que los economistas laman “converget"), ‘sino que, dentro del grupo de los que podriamos lamar los “poco desarrollados’, va perdiendo posiciones. Si muchos altos después de su momento de gloria todavia seguia sien- do por bartante margen el pats mis rico de América Latina, 40 exITIca (¥ MHIVINDICACION) DE LA UNIVERSIDAD POREICA hoy eso ha quedado atris. Mientras que en 1970 el PBI per cépita argentino era un 77% mayor que el promedio de Brasil, Chile, Colombia, México, Perd y Uruguay, en 2010 cra slo un 165% mayor, y pasd del primer al tercer higar, detris de Chile y Uruguay. Convergencia Iatinoamericana, pero mds por el fracaso argentino que por el éxito de los ¥ecines; 0, en todo caso, un poce de ambos Aunque no es este el Iugar para plantear esta diseusin, resulta claro que en la Argentina dejar que las cosas “sigan ‘su curso” es asegurarnos un progreso inferior al de los demas palses. Es decir, que no haya tna mejoria en nuestra indices de pobreza y de indigencia, que no te reduzca la mortalidad infantil y que la expectativa de vida sea menor que lo espers- bile, que la educacign y la salud no estén a la altura de las po- sibilidades que brindan las nuewse teenologiss y que las com diciones materiales de vida no mejoren tanto como podrian, {odo lo cual, como siempre, afecta mucho mas los que me nos tienen. Que el crecimiento de nuestro pais ni siqulera se acerque al promedio de América Latina equivale a condenar alos sectores menos favorecidos a extar, en términos relativos +, en cierta forma, también absolutos-, cada ver peor. Si bien 1a universidad no es responsable de esta situacidn, tampoco contribuye, tal como esti, a revertirla, Por es0, aunque no puede decirse que esté en crisis, es una universidad para el Subdesarrotlo. Si observamos lo que ha ocurrido en la Argentina, se hace evidente que subdesarrollo no es igual a pobreza, La pobreza consiste en carecer de lo necesario para llevar una vida acor- dea las expectativasindividuales y colectvas, El ibdesarrollo Ia incapacidad para generar las condiciones que permitan, satisfacer esas necesidades, Un pais puede set pobre, y sin ‘embargo poseer o adquirir las habilidades necesarias para progresar, y eventualmente dejar de serlo, No seria correc- to Tlamar subdesarrollados a esos palses. Es el easo de paises icos devastados por la guerra (come Alemania o Francia en 1045) 0 de paises que, siendo pobres, encontraron el camino, ermomucet6s 11 Gel crecimiento, como Japén a comienzos del siglo pasado y fos Hamados “tgres asiticos" unas décadas ats ‘Desde luego, Alemania y Francia contaban con los recur sos humans, la euluiray las experiencias pasadas dle insite ones que propiciaban au desarrollo. Pero las experiencias de los paiues que se han ido sumando al progeeso, y de los fque avanzan hacia alli, muestra algo esencial: no es la falta Ge recursos lo que impide que una nacién erezca y mejore su calidad de vida, sino su mal uso, St se optimiza el aprove- thamniento de los recursos disponibles, es posible superar las Timitaciones de manera paulatina. No es ficil Las naciones pobres tienden a hacer un uso inadecuado de sus recurtos, eso contribuye al circulo del subdesarrollo. Para progresar, por tanto, hace falta romper ese circulo vicioso y encontrar la forma de hacer el mejor uso posible de los medios de que se ispone. Ta universidad resulta central en este punto, por dos mo- tivos. Por un lado, porque experimenta la mala utlizacién de recursos en su propio seno. Lo que ha ocurrido en la so- ‘edad argentina ha oeurrido también en su universidad. Ha progresado, pero lo ha hecho en menor medida que las uni versidades de otras naciones, se ha distanciado cada vez mas de las mejores del mundo y ha perdido hasta cierto punto ‘ee lugar de referencia latinoamericana de que gozaba hase ta hace unas décadas, Por supuesto, algunas faeultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y otros centros de exce- lencia dispersos a Io largo de todo el pais siguen ecupando tun lugar destacado en la regién. Pero el conjunto del sste= mma ha ido quedando «la zaga del mundo, y de no reverts situaciga, st camino de deterioro relativo no se detendré. Y tho porque earezca de los recursos humanos 6 financieros, sino por el mal uso que hace de ellos. Este es el tema central del presente ibro. El otro motivo es que si el subdesarrollo consiste en un uso Inadecuacdo de lor recursos disponibles, nadie mejor que Ia luniversidad para contribuir a superar ese problema. La edu: 1s sims (7m {CACION) ORLA UNIVERSIDAD HORLECA ‘cacién desempesia un papel crucial en el bienestar de un is: tema tocial,y la educacion se renuicva de arriba hacia abajo [No es posible tener buenas escuelas primariss si no se dispo: ine de buenos maestros, yn « posible contar con ellossin bic nos proferores. Unia buena formacién de lor sectores profe- sonales, cientifcos, éenicos y docentes es clave para resolver él atraso en relacion con las otras naciones. Obviamente, no todo depende de ellos; también es necesario que Ia sociedad aproveche los recursos que la universidad esté en condiciones dle brindar. Pero sila propia uniwersidad no puede garantizar fe puede al menos aprovechar al maximo sus potencialida- des para poner a disposicidn de la sociedad los mejores gra ‘uaddos posibles, los conocimientos cientificos y tecnicos de avanzada, In asistencia mas efectiva para el desarrollo. Ese es tl verdadero desaffo para cl sistema universtario de gestion Plblics: contribuir a romper el efreulo viciowo y potenciar el ‘recimiento, para tatar de recuperar el dinamismo perdido, para funcionar como un agente importante del desarrollo y hho como un factor mas del estancamiento, ‘Lor problemas de li universidad argentina conciernen al sistema y no a cada inssticion en particular, aunque, por supuesto, cada universidad tene sus propias difcultades, En Tadécada de 1900 se instal6 en nuestro sistema wniversieaio In cultura de Ia evaluacion de las instinuciones, yla Comisiin ‘Nacional de Evaluacion y Acreditacin Universitaria (Coneau), el Ministerio de Edueacion, l de Ciencia y Técnica (Mincyt), ¥ seguramente otras instancias, ast como las propias univer. Sidades, han evaluado una y otra vez su funcionamiento en diferentes dimensiones. La Coneau realiza diferentes tipos de cevaluaciones; por un lado, acredita ls carreras de grado con Sideradas de interés piblico (Ia acreditacién es wn requisto ‘obligatorio para estas carreras, yconsiste en certficar estinda- res minimos), yacredita y categoriza ls carreras de posgrado. Por ot, evalia la calidad institcional general de las univer: sidades, requisito indispensable para habilitar a lis privadas y obligatorio para las publica, que, sin embargo, carece de rT ereonucertn 13 consecuencias operativas EI Ministerio de Educacién cvala fas carreras alas que otorga reconocimiento y los programas ‘Gpeciales que implements, El Mineyt ene un Programa de rnluacién Institucional (PEI) al que se acogen las universi- aes en forma voluntaria. A tavés de é, eval el desarrollo cla funcidn de investigacién y apoya la implementacion de planes de mejoramiento, Las evalsaciones insdtucionales de fa Coneau, y en algunos aypectos las del Mineyt, oftecen un iagndstico bisico de Ie situacin de las universidades exami nando diferentes dimensiones (la investigacin, el desarrollo teenolégico y la innovacién en el caso del Mincyt), son un valioso aporte para detcctar los problemas © desaffos que {debe enfrentar la institucion Es trectente leer en esas evaluaciones ~yo mismo lo he es crito en los informes- que determinada inaduucién no esté fmalen talo cual aspecto -porcentaje de desercién, duracién de las carreras, eantidad de docentes con posgrado o nivel de ddedicaciGn- con relaciGn al sistema. cuando se evalta una instituctOn individual, es justo sedalarlo asi, porque para me= dirla es necesario tener tn parametro, y s6lo el resto del sis tema puede sero, Una comparacién internacional diria algo muy diferente, pero serfa inadeeuado pedirle a una insti ‘Gn en particular que haga por s sola lo que el sistema uni- terstario argentino es imeapaz de hacer. Los problemas son Inherentes al sistema como fl, por lo que lo que cada insticu- ién haga en forma individual es insuficiente para abordarlos. Esta situacion no es vin seereto para nadie. En fas nume: rosas experienciae de evaluacion en que he participado, mu- hos de mis colegas evaluadores, que son, al gual que yo i= tegrantes de as comunidades universtaras,y que han tenido fo tienen cargos de alta responsabilidad en ellas, a parr de teayectorias y perspectivas diferentes, coinciden plenamen- teen el diagndstico, o al menos en la deteecion de algunos de estos problemas. Desde luego, no todas son coincidencia, peto en general elaboramot informes en los que, de manera Sxplicita 0 tits, acordamos en tin amplio conjunto de eri- 14 cntrtoa (7 merwnenicAciOn) nx a USHYERSIDAD POBLICA terios bisitos. Numerosos programas generales para el con- Junto del sistema, 0 especificor de cada universidad, apun- fan a resolver algunas de las limitaciones que sefialaremos, Pero aunque podamos llevar a cabo acciones fraymentarias fen nuestras instituciones para mejorar en tal o cual specto, los rasgos bisicos del sistema, esos que considersmos poco convenientes, se reproducen y no se modifican. El presupues- to univeritario erece, la cantidad de insttuciones se amplia, Ia oferta académica se diversifca, los programas de posgrado se rauluplican, pero Ia media de las universidades argendnias continta estando lejos de poder hacer un aporte significative ‘como agente de cambio y desarrollo. ‘Si bien a titulo individual hay univessidades que estin en condiciones de aportaren este sentido mucho mis que la me- dia del sistema, no parece factible que en las universidades pblicas pueda levarse a eabo de manera individual en un perfodo fizonable la mejora sistemdtica y ereciente de los in- Scadores bésicos que expretan ls imitaciones de desarrollo, ‘Vale decir, no parece factible que los problemas estructurales del sistema universitario argentino puedan ser resueltos por ln mejora de cada institucidn en particular, La mejora exige ‘un cambio profundo del conjunto del sistema. ¥ para levarlo fa cabo, ex necesario ante todo un diagnéstico de los proble- ‘mas y algunas ideas para comenzar a buscar soluciones inte- igrales para el conjunto, y no simples programas parciales de zugjoramiento, que en sa marco yen el mediano plazo logran cambiar muy poco. ‘Una experiencia parcial y limitada, levada a cabo hace ya sis de dos décadas, pone de manifesto que programas cen tuales dirigidos a cambios insitucionales pueden tener cierto tfecto aun sin avasallar Ia autonomia de cada universdad, LLucgo de Ia ereacién de la Secretaria de Polticas Universita. ‘as, a Coneau y otros instrumentos de cambio en las univer- sidades, hubo un importance aggiomamentoen las insitucio- nes de educaciGn superior. Muchos de los eriterios hoy gene riliados (aunque eseasamente practicades) se difundieron r nermooucerOs 15 a partir de ese momento. Fi programa de transformaciones, Sin embargo, se agots répidamente yno ha tenido nuevas ma hifestciones 0, para ser precizo, las que han persistido han sido muy débilesy sus efectos, muy limitados. No se wata de pproponer un determinado sistema universario ya conocido, {To que deberia estar en consideracién es cémo abordar los ‘problemas cstructarales de In universidad argentie ina Problemas sobre los que, como veremos, hay importantes Consensos y puntos a debair. Lo que ha falado desde enton- ‘esha sido la decsign polftica de avanzar en el mejoramiento integral del sistema universcario argentino sobre la base de lineamieatos elatos y con objetivos precisos, Cuando evaluar mos universidades individuales, les pedimos que desarrollen ft plan de mejoramiento, y que para ello establezcan metas precinasy concretas El sistema, sin embargo, si bien acuerda sobre ciertos objetivos, ha demostrado ser incapar de avanzar hnacia ellos en forma definida ~objetivos tales como lograr que Iaamplia mayoria de los integrantes de sus plantas docentes tengan estudios de posgrado, una alta dedicacién a la docen- cia y buena produccién clentifica en investigacion, y dismi- hnuir Ia desercion ya relacin entre la duracion media real de Ja carreras y las previsias en Tos planes de estudios~ Desde Inego, esto no e¢nicastalidad, ni cinismo, ni imperk cia, Podemos estar de acuerdo en que deberiamos ineremen tar, por ejemplo, la cantidad de docentes con alta dedicacién y bajar la proporcién del gasto en personal (dos objetivos no Contradictorios, pero tampoce ficiles de conciliar). Sin em- Dargo, cuando lis universidades reclben un incremento de [presupuesto, las personas que lideran las institaciones, aan ‘que a titulo individual compartan este criterio y lo apliquen fen la evaluacidn de otras instituciones, terminan asignando |i mayor parte de los recursos nuevos de manera tal que la roporcién del gasto en personal se mantiene muy alta res- pecto del gasto total, y el porcentaje de “exclusives” sigue ‘asi igual que antes del incremento. Esto se vincula con la es- ‘uuctura y la dinmica de Ine instituciones, yno con la inept 16 cxirtea (y mIVINDICACION) Dea UNIVERSIDAD PORLICA ‘ud o mala voluntad de as autoridades, Con el fin de afrontar ‘sta situacidn, los organisms presupuestaros suclen asignar Fonds pata programas espectficos, por ejemplo, para exch sivizaciones. Pero cuando se evalia el resultado, se observa {que otras instanciasy mecaninmios dilayen los efectos de estos Programas, y la estructura general no se modifica de maners sustandal 1RASGOS GENERALS DE NUESTRO SISTEMA UNIVERSITARIO! Aunque no es la intencién de este trabajo realizar un andl fis cuantitativo de nuestro sistema Universitario, quizs sea it ‘ofrecer una idea general al lector que no esté famillarizado con él. La Argentina es, por tradicién, un “pais de clase m ¥¥, como tal, su sistema Universitario es relatvamente grande. Seqgin el Censo 2010, un 15,2% de la poblacién mayor de 18 aitos ha completado estudios universitarios 0 asiste a ese nivel feducativo (esta proporcién trepa a mas del BO% en un pais ‘como los Estados Unidos). Al jgual que en el mundo, yen pecialen América Latina, el niimero de estudiantes universiea tos entre las personas de 18 a 30 afios ha ereeido de manera muy mareada en este siglo (un 50% entre 2000 y 2018), lo que implica un aumento a tn ritmo bastante mayor que el de la poblacion en general (al 2.2% anual entre 2010 y 2014, east el doble del estimado para el total de la poblacién). Ese cre- {imiento ¢s mas rapido en la universidad privada (3,4 anual fen esos afios) que en la pablica (1,8% anual en igual perio- do). En 3010, sobre 1,72 millones de estudiantes universitaris, '352 000 asistan a instiruciones privadas (e1 20,5%); en 2014, sobre 1,87 millones, lo hacian 4085 000 (el 21,5%). En 2016 habia en total 51 wniversidades nacionales (lle ‘gan 56 en el presupuesto 2018), nimero que incluye alg ‘as instituciones atipicas, como la Universidad Tecnolégica Nacional (UTN), una instieucién con miilples sedes disper- . reermonvecten 17 sas en todo el pais ycon un rango de oferta académica cx peatico (ingenteriaa), y la Universidad de lar Artes (UNA), {ombign cow una ofers expecifica,con sede en Buenos Aires [La mayor, sn embargo, son universidades teritorales, que ‘ds alld de la ammpivado lritaciGn de sa oferta, axpiran a ‘atsficer las necesidades educaivas de una region expec, El sitema ha ido aumentando en ndmero de manera regular y-desordenada, como se espeifcaré mis adelante, ya que no Tot hecho segin un plan sno a partir de inicttas particu lares,originadas en los territorion. En términos geograticos, muchas universidades (al ver fa mayoria) funciona com di. ‘erst sees, en ener relatvanente prGimas entre #f, 0 {nel marco de una misma provinls, municipio © conjunto ‘de munkdpios,y ofeccu diferentes carreras en dittas1o- ‘alidades orepiten en ells parte de su oferta, Varias mucvas Lniveridades han surgido de ia autonomizacién de algunas ‘de as aubedes ‘Como es previsible, ef Area Metropolitana de Buenos Aires concentra Ia mayor cantdad relatva de instituciones. ‘Ademas de a UBA, la UNA y es sedes de la UTN en lacapi- tal otras ues en focalidadescereanas, otras 13 universidades funcionan en la regién, y dos mis, La Plata y Lujsn, en un radio de unos 60 Kilémetros.Varias de esan eas son relat. ‘mente nucra y estén en proceso de organizaion. El resto de Jas universidades funciona en localidades de diverso tama. Toda lat capitaes provinciales eventan con su tniversidad nacional (Resistencia y Corientes comparten la misma, que lune amba orillas del Pavan), y hay muchas extablecidas en localidades intermedias, que en gencral rondan Tor 100 000 habiantes (la universidad en la localidad mas pequei, sn dda, es la Universidad de Comecbingones, ecientemente ‘etablecida en Merlo, San Luis una chudad que no llega a tos 20 00 habitantes-, puesto que antes correspond ala de Gilecto, La Rioja, caya poblacion asciende @60 000), aun ‘que varias denen subvedes on otras localidades,yabarean una Poblacién mayor. 18 africa (¥ REIVINDICACION) DELA UNIVERSIDAD FERLICA Como es natural, el tamao de ls institaciones es muy de igual fn 2016 habia cas un mila y medio de estudiantes en fl conjunto de las universidades nactonales argentinas, de los ‘ouales «1 23% estudiaba en la UBA (poco menos de 850 000), 1.8% en Cérdoba y otro tanto en La Plata (unos 120 000 en, ‘cada una), mientras que Rosario y Tucumsn tenian algo me- nos del 6% y B% respecivamente (80 000 y 70 400). La UTN ces ms grande que ellst, con 86 000 estudiantes, pero, como ‘mos, dsurbuider en un amplio espacio geogratico. Exas son. Is universidades que suclen considerarse grandes. Hay otro conjunto -Nordeste (Resistencia-Corrientes), Litoral (Santa Fe), Cayo (Mendoza), Salta, Comahue (Neuquén-Rio Negro), ‘Mar del Plata y algunas de las més antiguas del conurbano (La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes)~ que retinen entre 125.000 y 60 000 estudiantes, ysumadas alcanzan una propor- ‘cn siilar ala de Buenos Aires, Por sitimo, el conjunto de as ‘oniversidades pequelias, que en pocos casos superan los 20 00 alumnes, suman entre todas un ntimero similar. Ast el sistema ‘aparece dividido, en cuanto a su matricula, en cuatro partes ‘ds 0 menos iguales: lr UBA, las ous universidades grandes, Jas medianas y las pequefas. Como veremos, os niimeros de matricula deben ser tomados slo a modo indicative, ya que en ‘buena medida son hipotéticos. Pero como eso no varfa mucho centre instituciones, las proporciones reales no son tan dliferen> tes, Sise toma por parimetro el ntimero de graduados, mas alli de variaciones que pueden responder a causis especiticas, las proporciones también tlenden a ser similares. El sector de gestion privada es decididamente menor, aun- ‘que muestra una tasa de crecimiento mis acelerada que ta del festatal. Segsin el Anuario de etadisticas universitarias 2013, las [50 universidades privadas y los 13 institutos universitarios®te- _nfan casi 100 000 estudiantes ese aio, un 28% dela matrieala de las estaales. Existen, ademas, cinco universidades provin- cies, en general bastante pequetias. ‘Une de los problemas de la universidad argentina es la casa ide graduacién. La informacién disponible no brinda un in- Tr rereonuccron 19 icador simple y claro de esta variable, ya que en los datos fe mezclan fenGmenos distintos. Conocemos el mimero de ingvesantes cada ho (unos 320 000 en 2018 para todas las tuniversidades nacionales) el nimero total de estudiantes (en fornoa 1,44 millones exe ao} y el mtimero de graduados para ‘ada universidad (algo mas de 80 000 en el conjunto). Pero la felacidn entre estas cifras se ve afectada, en priruer lugae, por diferente duracion de kas carveras. Las estadistcas dispo- nibles lenden a incluir en fa misma categoria graduados de ‘arreras “de grado” (que son las carreras "normales", como Ingenieria, Medicina, Contador Pablico), que en general de- ‘nen gna duracién prevista de entre cinco y seis afios, y de fas Uamadas “de pregrado", carreras cortas como tecnicatu- sas, en general de dos o tres afios de duraci6n, Por otro, es tas duraciones “tedrieas” de las carreras, como veremos, no son realistas, la media de alumnos tarda bastante mas de un 80% adicional en recibirse. Pero ademés, bastante mis de ‘un 60% de los ingresantes abandona antes de completar sus cestudios. ‘Una investigaeién sobre este problema? que compars los ingresantes de un aio con los graduaclos cinco aiios mas tar- deen una misma carrera, sefialé que en promedio el ntimero de graduacos en 2007 fue poco mis de tun 20% de los ingee- antes de 2002, y los de 2012, un 27.5% de los ingresantes ‘de 2007. Pero ex probable que no se tate de las mismas per- ‘onas; una considerable cantidad de los egresidos en 2007 hrabrian ingresado mucho antes de 2002, ys de 2012, antes de 2007. Por otra lado, los estudiantes cle pregrado, que po- siblemente tiendan a desertar menos y a curnplir mejor los tiempos previstos, mejorarfan la tasa de graduacién, lo que ppuede en parte explicar Ia marcada diferencia en Ia porfor- mance de diferentes universidades (en 2012, cuato universi- dades graduaban menos del 11% de su matricula de cinco aos atrés, mientras que tres estaban entre el 40 y el 50% la Aamplia mayoria sc ubieaba entre el 115% y el 30%). En todo ‘aso, la cifras revelan el problema de la deserci6n (los datos 120 cxf (x RMVINDIEAEIC) BELA UNIVERSIDAD POMLICA de Fanelli sugieren cifras de entre ol 10% y el 80%), que ana Ilzaremos mis adetance. ‘En lo que respecta al nanciamiento, es complejo evaluar Iainversion en educacin superior en la Argentina. Segin el ppresupucsto 2016, el total destinado i las universidades na- ionales era de unos 50 000 millones de pesos, que sein la cofizacién del propio presupuesto, representaban unos 4700 iillones de délares, pero site tiene en cuenta la eotzacién de mercado del délar en ese momento, Ia cifra era conside= rablemente menor. Ia atignacién de exe presuptesto no es ‘strictamente proporcional al tamafio de las universidades, 10 ‘que implica que existen desigualdades signifcativas. En pro- Imedio, el presupuesto 2016 implicaba una inversion de unos $100 délares por alumno —segtin el dolar oficial," pero mien- tras quc la universidad de La Matanza no Megaba a los 1700, 1a ‘de San Jusn,histérieamente muy bien financiada, legaba casi ‘3 los 6900; las de La Pampa y Cuyo (Mendoza) estaban en el ‘orden d= los 5500 y la del Centro de la Provincia de Buenos ‘Aires (Unicen 0 Unepba, que abarca Tandil y regidn) ron ‘abs los 5000, para ela algunos ejemplos de universidades relativamente “caras” En general, por "economn{as de escala", ls grandes universidades esaaban entre las mis “econémi- ‘caren relacidn con st famafio, con valores de entre los 2300 (OBA) los 3000 délares (Rosario) por esuudiante, Garecemos de analisis similares para afios mis recientes, Los datos disponibles indican que, como porcentaje del PB, [a inversion universitaria, que era del 0,58 en 2003 y habia alcanzado et 1,03% en 2012, bajé al 0,76% en el presupuesto [para 2016 aprobado en setiembre de 2015, en tanto el pres ‘Pucsto para 2018 la estimaba en 0,9% en 2017, y proyectaba €10,8% para 2018." Eso nos estaria dando una media aproxi- Imada de unos 3300 dalares por estudiante a valores corrien- tes del délar. “Ahora bien, geémo resulta ea inversion en términes in- temacionales? Un estudio sobre Uruguay realizado en 2004 sefialabs: Fr Es nccesario tener en cuenta que los sistemas educa tivor, fundamentalmente a nivel superior, son hete- rogéneos en cuanto a la participacién del sector pr biico ya la modalidad de financiamiento.Sin embar- 0, #156 consideran los casos de Argentina, México y ‘Costa Rica, qc son similares alos de Uruguay, salvo Argentina en el nivel terciario, la proporcién de re- ‘cursos pablicos que Uruguay destina a la educacion ‘es baja on términos comparados. ‘Los datos que justfican Ia afimaci6n muestran que la inver- ‘sin por estadiant, en relacién con el ingreso per capita, era desélo et 17,8% en la Argentina, contra el 24,6% en Uruguay, 11 35% en México, el 46% en Casta Rica y el 48,5% en Brasil, En el mundo desarrollado, las variaciones no eran menores: tan 21,59 en Espaiia, cerca de un 30% en Francia yel 69% en Dinamarca TLo primero que debe destacarse es que, tal como seftala 1a cita, los sistemas de financiamiento universtario son muy dispares,y exo hace difciles las comparaciones internaciona- les, Foeas naciones basan el grueso de su sistema universtario ‘en cl presiptesto pablico nacional; de all la comparacién ‘de Uruguay con la Argentina, Costa Rica y México. La otra ‘consideracién es que estos datos se presentan en relacién con la riquera de cada sociedad; en tétmninos absolutes Ia inver- sion en Espatia era similar ala de Brasil, y bastante me del doble de la Argentina, que no legaba nial 10% de a danesa. En todo caso, In Argentina y Uruguay mejoraron mucho su Snanciacién universitaria desde entonees (ambos afectados ‘en aquellos datos por I erst de 2001), ¥en Ta actualidad el ‘costo financiero por estudiante en la nica universidad ¢5- fatal unaguaya, que tiene alrededor de 150 000 alumnos,:no difiere demasiado de universidades equivalentes del otro lado ‘del Plata, En Brasil, en cambio, la stwacién es muy diferente Muchas de Iss mayores y nejores universidades dependen de Ios estados, yno del gobierno federal, que sin embargo finan- fee cxreca (# mavexptexciOn) DE LA UNIVERSIDAD POMIEA, ‘ia mis de 100 universidades en todo el pais. La inversion por estudiante all también es muy desigual, pero mientras fque en la Argentina y Uniguay tende a extar en el orden de {ox 8000 0 4000 datares por estudiante, en Brasil mas que dux plica exas cifras, La diferencia se genera en buena medida, camo veremos, en las estructuras de las plantas docentes y los mejores salarios en Brasil. La que tl ver sea la universi- dad mis prestigioes de ese pais, I de San Pablo (USP), tenia fen 2014 un presupuesto de casi 1600 millones de dares, y {unos 60 000 estudiantes, lo que implica que el estado de San Pablo invierte unos 26 600 délares por cada extudiance de esa ‘universidad.” ‘Las cifras de la USP pueden sorprende. Pero las diferen- cias son menores si tenemos en cuenta que la tasa de graduse ‘cin de esa universidad es superior al 75%. Si el gasto por ‘estudiante e3 8,5 veces superior al de la universidad argenti- tha, la diferencia en el costo por graduado, siendo ain muy importante, ela mltad, es decir, cuatro veces mayor. Esto es asi porque sla inversiGn media por estudiante en la univer- ‘dad estatal argentina esta en el orden de los tres mil y tan- tos dolares, la inversin media por gradiado trepa hasta casi 557 000 délares segtin los datos de 2016. En algunas universi- sdades, que no son precisamente las més prestigiosas,iguala el ‘conto de tn graduado dela Universidad de San Pablo. La diferencia, naturalmente, emerge de la protongacién de los estudlios y de la desercién, Sila tas de gradvaci6n fuera del 75% y In duracién efectiva de las carreras la prevista en. fl plan, el costa por graduado no deberfa exceder en mur cho lor 20 000 dlares (un nimero no tan distante del de las universidades mis “eficientes" en 2016: Rosario, Lomas de Zamora y La Matanza estaban entre los 22000 ylos 31 500 dé- ares), Pero.ema er sa forma poco realista de ver las cosas, yt ‘que buena parte de la matrictla es en realidad ilusoria, pues Incluye alumnos que no lean a aprobar ni un par de ma- terias de sus planes de estudio. Si tenemos esto en conside- racién, el costo medio por estudiante estar en el orden de rnermopuceson 25 to 5000 dolares,y ls universidadles ms earas aproximaria fs costos por estudiante a lor de las universidadiesfederales nds "caras” de Brasil, Pero no vale la pena seguir especulan- fo. Antes bien, tratemos de entender eémo funciona este six tema y por qué lo hace de esa manera. ‘Un dingnéstico de las dificultades de la universidad argenti- na, de aquello que le impide ser un agente de cambio y ere ‘dimiento, no puede detenerse s6lo en sus manifestaciones. Debe ademis reflexionar sobre las eausas. ¥en la medida de lo posible, propoaer caminos para avanzar en la busqueda desoluciones, Fs esto lo que nos proponemos en este ensayo rae la pena subrayarlo, este texto es un ensayo~, Contames, por fortuna, con estudios mas precisos sobre la evolucién y 1 estado de la educacién superior en la Argentina, con tex- tos documentades, producto de serias investigaciones. Este ‘wabajo se distancia de ellos en su propésito, en la medida en. {que lo que busea, nds que reconstruir un panorama exhausti to, <# poner en discusin algunos problemas centrales del sis- tema Universitario argentino. Problemas bien conocides por ls conduceiones universitarias. No hace falta analiza cifras de desercion © porcentajes de docentes con alta dedicacion pata saber que estos con problemas decisivos. Desce nego, fobviar las cifras puede conducir a imprecisiones, e incluso = Injusticias, ya que los datos duros pueden permitiridentificar instinciones cuyo rendimiento en algtin aspecto espectiico sea mejor que lo que se observa en fa generalidad del sistema Pero no es nuestro propésito considerar a las instituciones en forma individual, De hecho, las referencias partieulares se hari con el solo fin de destacar aspectos positivs. Este libro se propone discutir los problemas de fondo de la ‘universidad argentina y los mecaniemios para comensar a supe- _2g cnfrica (x mmVINDICACION) DE LA UNIVERSIDAD POBLIEA ratlos. Aquello que las comisiones de evaluacién tenen stem: [pre presente pero omiten en sus recomendaciones, porque ho tendria sentido pedirle # una instimacién en particular que hhaga algo que, das las circunstanciay, esi fuera de su alean= ce. Tal propiisito surge de la experiencia acumulada alo largo ‘de toda tuna vida, Me cng en una institucion de educacién si [perior (particular, por cierto, pero que en muchos aspectos era Similar a otras facultades)y ya como militante estudiansi fa Facultad de Filosofia y Letras de la UBA, me interesé por ls imcjora de fa universidad, a la que siempre consideré mi dest= ino. Desde chico, a través de mi padre, tave vinculos con otros ‘stemas universitarios, y mis studios de posgrado en Oxford Acentuaron y expandieron esa perspectiva. ‘Cuando regresé a la Argentina, en 1981, con mi lamante doctorado, tveun precozbaiiode realidad. Miprimerempleo fue en una universidad pequetta, desquiciada ~especialmente con el Srea de clencias socales~ por una estructura auoria- fia y excluyente, Al inicio de la wansicién democrtica, y con. “apenas 38 aitos, me tocé intentar normalizar la Facultad de Humanidades de la Unepba. Junto con mis colegas en esa {area, forzados por complejas Gircunstancias, intentamnos ad- ‘ministrar fonds escasos para mejorar la ensefianza, discutir {Cl diseio de las plantas docentes, buscar apoyo estudiantit para compensar la presién de docentes hostles,*incorporar Teeursos humaziot con los exiguos fondos adicionales que pte igramos conseguir o atraetlos para que participasen en los Tnicié alli wna larga carrera de gestién universiasia, [que sicmpre acompané mi labor de docenteinvestigador. ‘Ademas de decano normalizador, en la Unepba fui integran- te del consejo superior, director de departamento e insituto de investigacion, seeretario de ciencia y téenicay vicerrector. Pudimos intentar muchas reformas, en especial como deca no y desde estos dos tltimos cargos. Los Exitos y os fracasos ‘eterminaron los limites de lo que se podia logras. Como ve- {einon mis adelante, una onda renovadora atravess la univer: ermonvecrds 5 sidad argentina 4 mediados de fos afios noventa,y ella hizo [posible muchas de Ise iniciaivas de cambio que tuvieron Iu rr dentro de las insituciones, Cxiando esa cortiente se ex- finguld, tambien las posbilidades de transformacién desde {dentro se hicieron més remotas, ‘Parte de esa transformacién fe la ereacién de insticucio- res que tenian por objetivo evaluar y mejorar el sistema unt yersitario, Probablemente por mi experiencia en gestin, fui Convocado con regularidad a participar en las comisiones del Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria ~el Fomec, que financlaba proyectos presentados por las uni versidades con miras « mejoras en equipamiento, formacién {de posgrado, planta docente, ete, donde la evaluacion de proyectos nos ponia en contacto con la realidad de las ea is de altos extdios. Mis tarde partcipé en varias evaluacio thes institucionales de I Cones, que me permitieron ver lun mapa integral de diversas insttuciones universtaras. Ya fen el siglo XX1, el Mincyt derarroll6 su propio programa de ‘evaluacion y mejora de las actividades, y cuando se incluy6 a ies universicades nacionales, también tuve Ja suerte de par- ticipar en varias evaluaciones, Si algo denen en comin estas ‘experiencias, es Ia seriedad y responsabilidad com la que en igeneral se leva a cabo Ia labor, asf como la destacable soli> {dez de los jévenes que integran (o integraron, en el caso de once) los equipos técnicos de las instivuciones. Asf quie~ ries hemos partieipado en ellas hemos aprendido mucho en fl proceso, Aunque ligado mas estrictamente a la investiga- ‘gn, mi trabajo en Ia coordinacin de rea en la Agencia Nacional de Promacién Cientifia y Teenolégica asf como la integracién ce comisiones en el Consejo Nacional de In- vestigaciones Gientifias y Técnicas (Conicet) yla Fundacion, Antorchas también me permitieron conocer el sistema acadé- miico argentino. ‘Ror lo dems, apasionado por la vida universitaria, he ad- quirido experiencia en el sistema a partir de numerosas sc tividades, Ademés de Is Unepba, en la que trabajé desde mi 16 catmica (wmntvnetcacton) nx LA UMIvERSHOAD PORLICA primer cargo universitario, yla Universidad de Mar del Plata, ‘onde ingresé por uno de los primeros concursos de la nor- ‘malizacin y atin permanezco, uabajé en varias universidades ppblicas y en algtinas privadas, yen una de estas dltimas in- fegeé el Consejo Directivo, Siempre he mantenido relacién ‘con mi alma mate, “Filo” de la UBA, y he recorrido un gran ‘numero de universidades piiblicas del pais como profesor in- vitado, jurado de concursos, evaluador, asesor, ete. He tenido ‘bastante contacto con autoridades universitarias inclayendo cexhecarios mios que han si deeanor, rectores 0 secretarios dc universdad-, y he tatado de aprender de ellos y sobre sus Instiuciones, Yen lor viajes porel mundo que los académicos solemos hacer, visitando oes sistemas de edueacién supe rior, siempre me interesé por su funcionamiento. ‘Aut en el trasfondo de este libro hay’ mucha informacién y reflesion, Desde luego, nada de lo que digo compromete ni 4 los organismos que en alguna ocasién integré 0 asesoré, Inia las inetir clones en las que he trabajado 0 con las que he ‘colaborado, 0 en uy evaluacisn participé. Es un ensayo, una reflexion genérica, que se basa en una experiencia amplia y variad, yen informacién basica que rara vez seri traida a co- Iacién, porque no es ese el propésito de esta obra. ‘Para desarrollarl, me result til el modelo de los andll- sis institucionales que ponen en préctica los onganismos de fvaluaci6n, consistente en desplegar los diversos sspectos de J dindmica universitaria: aqui tomaremos esos lineamientos para orrlenar nuestra consideracién del sistema. En el primer Capitulo abordamos sus formas institucionales y mecanismos fadministrativos. Incluimos ademés el tema de la iniraestruc- ‘tra porgute, como se vers, carece en este texto de la entidad sfciente como para ser tatado de manera independiente El segundo eapitulo tiene un orden diferente al resto. En tanto los otros se vertebran en torno a temas claramente de> finidos, aqu abordamos una variedad de pollticas adoptadas por nuestra sistema pabico, Su reunion es algo arbivaria, pero se trata de algunos de los Fundamentos tanto materia Tr ermopvecion 27 les como simbélicos de nuestro sistema, y e¢ ttl tenerlos fen cuenta al comienzo de nuestro wabajo, para referimmos & ‘los en los capitulos posteriores. Comenzamos por lis que “lisicamente se definen como funciones de la universidad: ddocencia, investigacion y extensién: pero como las dos pri- eras merecen capitulos especificos, aqui nos centramos en Iatercera, A coninaeidn, abordamos uno de los temas mis ‘controvertidos: sus mecanismos de financiaeiGn y su gratal- ‘dad. Un tercer aspecto, en parte vineulado con el segundo, e+ la internacionalizacién, tanto por la recepeicn de estudian- tes externos, como por la integracidn de nuestro sistema con. ‘otros paises. Otro punto es el de los mecanismos de ingreso ylaarticulacién con la escuela media, Por ttimo, el capitulo Aborda el problema de la ampliacion del sistema universitaio Imediante la creacién de nucras instituciones, o de centros Universitario: dependientes de otras casas. Como se ve, aqut ‘se consideran temas variados y sélo parcialmente vinculados entre sf, pero que resultan muy significativos en la evoluci6n, ‘de nuestro sistema universitario, ‘Los capieulos restantes tienen un ordenamiento mis sis: temitico. Fl tercero trata de la programacion académica; I oferta de carreras, su duracién yu yineulo con el mereado I bora El euarto, sobre los cuerpos docentes dela universidad pblica, en tanto el quinto aborda el winculo entre muestro ‘Sstema universiario y la produccién y transferencia de nue vot conocimientos al medio social y productivo. En cl sexto capitulo inchuimos una breve reflexién sobre lat uunWersidades privadas, que apunta a mostrar que su nouble ‘expansiGn en los dtimon afios no parece ofrecer una via de so Tueién a los problemas del sistema nacional staal. Finalmente, ‘en un capitulo final, vlvemos sobre varios de los problemas ‘desarrollados en el texto para poner a discusin ideas que bus. ‘ean mejorar diversos aspectos de nuestras universidades. 1, Marco institucional Gobierno, gestién e infraestructura de la universidad. Los limites de Ja reforma La universidad argentina moderna tiene un mito fundacional Ia veforma de 1918, ¥ si ese acontecimiento his- torico ha devenido mito, se debe a que, como suele suceder {con ls tltos, su significado y valor han abandonado el terre tne de a historia para tranaformarse en wna referencia simbé- Tica, El mito de a reforma es la justificacion de una estructura luniverstaria que no se corresponde con la que emergié de laquel acontecimiento, pero que guaréa algunos rasgos deri- ‘adios de é1, nada menos que la base simbélica de nuestra es- Tructura universtaria: en su centro, desde luego, el gobierno tripartto, No viene al eao reflexionar sobre emo se constr yo el mito, Baste sefalar que en realidad, hasta 1988, fueron ‘casas las etapas en las que la vida institucional se rigi6 por sus principios (e6lo unos afios en Ia década de 1920, inte- ‘mumpidos con el golpe de 1920, y ego entre 1958 y 1966), y ‘eso contribuyé a elevar su prestigio simbslico. Por otra parte, las formas institucionales de la reforma fueron cambiando y [adaptindose a ciertas condiciones y procesos, por lo que no tienen tin contenido preciso. ‘Dos cosas vale la pena destacar de esta tradicin, La refor sma como movimiento respondia a una situacién concreta de la universidad argentina en un momento dado, y estuvo hlstéricamente condicionada." Por lo mismo, los fundamen- tos simbalicosy los valores de democratimacién que contiene I reforma te refieren a ete contexto. Desde luego, Ins for- ‘mas instiuucionales concretas de las wniversidades se han ido Adaptando a la cambiante realidad, pero en una sociedad en 0 cxfriea (¥ REIVIEDICACION) De LA UNIVERSHDAD FOBLICA _muchos aspectos tan conservadora como la argentina, el valor indicative de aquel fenémeno ha servido para justifiear una tcstructura universtaria que tiene mucho dle idiosineratico y fe anacrénico, As, ls Argentina ha desarrollado y conserva. ddo en sus wniversidades una estructura institucional que ha aprovechad poco las experiencias ajenas, Si bien la reforma repereutio en muchos paises de América Latina, en otras lati- tutes la evolucion posterior fue modernizando las formas; en Ta Argentina esos cambios se dan en mrgenes mis estrechos, {algunos moldes te perpetian sin suficiente consideracisn, Critica, Vale Ia pena, entonces, poner en discusién algunos de los fundamentos del sistema institucional Es imprescindible que la universidad tenga un grado de aw ‘tonomia y autarquia mayor que el de otras dependencias pi- blicas, Depender dicectamente de otros poderes del Estado restringiia la libertad necesaria para asegurar a pluralidad Yel dinamismo que requiere wna instivucion universtaria, Por otro lado, es evidente que la autonornia y la autarquia son limitadas por las eyes, por el presupuesto, ete. Se trata, fentonces, de Considerar cudl es ef mejor equilibrio posible fentre la libertad y la responsabilidad ante los poderes de 1a Sociedad civil. Por fortuna, el respeto a certa autonomia de Tas universidades no ha motivado contflictos intensos desde la recuperacién de Ia democracia. Sin duda, otros Srganos cstatales se han inmiscuido en la vida de la universidad, pero (sta nunca ha visto avasaliada si libertad. De hecho, siempre than existide universidades de signo politic diferente al del gobierno de turno, y mas alld de algunas quejasy acusaciones de privilegios para clertas universidades, la dinémica de laau- Conomnia no ha sido puesta en peligro deste el poder."* "El punto a considerar, entonces, es ms bien el de los imi tesde la sutonomia.Y esto leva a tener en cuenta dos cuestio- hes. Porn lado, el espectro de temas que deberian incluirse ‘en una politica general para el sector. Por otro, los mecanis- ‘mos para adoptar c implementar las decisiones que deberfan sfectar al conjunto de las institciones universtaras, I seanco mesreTUeIONL 51 “Analizarlo requiere recurrie a ejemplos, ¥sin dla el ms obvi es el de Ia oferta académica. Hoy, cada universidad e- te Ia libertad de ofrecer al medio las carreras que considere ‘pareuno, i bien el Ministerio de Educacién dehe reconocer Tos tiilos para otorgarles valider nacional. Ya discutiremos Inasta qué punto el resultado es conveniente. Lo que aqut deseo subrayar es la inexistencia de una politica general, d- sefiada centralmente para el conjunto del sistema, sobre la ‘earictira de ls oferta aeadémica. Una poliiea que tuviers en ‘eventa Ine camblantes necesidades de Ia sociedad (més que conveniencias circunstanciales, que en ocasiones generan ciertas ofertas, como se ver), la complementacicn entre las Instituclones y las tendencias internacionales, para faciitar la Integracién al mundo. Establecer acuerdos generales sobre Ja duracién de las carreras, su estructura, st perfil, parece ide razonable que dejar Ubrada a cada instiuucion la deter- tminacién de estas variables con total liberendy que luego ne- gocie su reconocimiento, en general. con bastante tolerancia por parte del Ministerio. Desde luego, no se trata de que este, una ley nacional, establezca los titulos universtaros, lo que podria dar lugar a rigide2 y arbivrriedad. Pero serfa posible ue algin organismo ~en el que sin duda deberian participar {is propias universidades~ Qj criterios generalesy limites ala oferta. Podsia asimitmo coordinar minimamente st localiza cin, de manera tal de evitar, por ejemplo, que instituciones préximas repitan ofertas de limitada demanda. Fl ejemplo obvio son los seuerdas de Bolonia, que perm Leron compatibilzar la oferta no sélo para el conjunto de 1a Comunidad Europea. Volveremos sobre ello. Lo que agit ‘importa destacar es que limitar Ia autonomia de las univers- dades en temas como la oferta académica no implica avatallar su libertad, sino racionalizar y optimizar el uso de recursos piiblicos, para evitar que se dilapiden, muchas veces, en cons. dderacién a intereses muy particulares y circunstanciales. Vale Insistir,no se trata de imponer, pero sf de acordar y acatar en funcida de los intereses generales de la comunidad, 1 enfrica (rREIVINOICACION) DE LA UNIVERSIDAD FORLIEA Lo que acabo de ttustrar con la oferta académica se aplicn ‘a casi todos Tos temas mds relewantes. En Ta actualidad, las ‘iniversidades interpretan la autonomfa como la capacidad {de decidir por f mismas en casi todo y de acordar con mini- Ina participacion externa en algunos aspectos. Ese libertad implica la posibilidad de utlzar los recursos disponibles de manera arbitraria. Acuerdos obligatorios que encauicen tas polities de cadla universidad serfan resstidos porque impli- arian un limite al manejo discrecional de los recursos. No hablo aqui de corrupeisn entendida como apropiacion i debida de fondos pablicos, sino de desestimar Ia aplicacién ‘de sans principios administratvos toda vez que se priorizan convenieniclas particulares por sobre el provecho de la comu- hiidad. Por ejemplo, cuando se sobredimensionan areas do~ Contes en devimento de otras, por razones de amiguismo o Clientelismo, o cuando, debido a los intereses de un rector ‘Con ambiciones politics, se privilegian actividades que resuk- {an prestigiosas en la sociedad por sobre labores sustantivas de la universidad y su calidad académica.. ‘Uno de los ejemplos mis notables de como se interpreta Ia autonomia universitaria, y sus efectos sobre el sistema, son fas nucyas instituciones ercadas en el area metropolitana de Bucnot Aires. Sin suds, era necesario ampliar Ia oferta en. zonas densamente pobladas y desconcentrar la Universidad ‘de Buenos Aires (UIBA}. Como no exist consenso para una “SubdivisiGn al estilo de la Universidad de Pars, se opto por [a creacidn de nuevas casas en el conurbano. Pero aunque parte del propésito de estas universidades era aliviar Ia de- Thana en las facultaces més numerosas de la URA derecho, ‘Genecias econdiear, los proyectos que se desarrollaron fu ieron diferentes légieas, que no necesariamente atendian ‘eet necesidad, y no siempre daban prioridad a la real deman- {a edlucativa local Los proyectos en si podfan tener muchas Girtudes pero, por cierto, no respondian a las motivaciones por las que esis universidades habjan sido creadas. El resul- ado fite la apariciin de tniversidades nuevas que carectan MaMco INSTEEUCHONAL 85 de estatutos o reglamentos previos,cuyos rectores normaliza- doves eran designados por el Ministerio y que priorizaban su SSutonomia “de nacimiento” por sobre la logica de la politica aque habia levado a su creacisn. En las universidades ya establecidas, la estructura de 1a conduccign se rige por su propio extaruto, Un hecho carac. feritica de nuestra instituctonalidad es que aunque la ley de Educacidn Superior de 1995 establece certs parémetros, es tos se han cumplido s6lo en forma imitada, yen varios casos s tavés de diferentes mecanisios se ha evitade adaptar los status ala ley, aun cuando fos linearlentos de esta son bas. {ante laxos. Tales ineamientos, que se inscriben dentro de la tradicién de la reforms, extablecen una conduccién de la uni- ‘ersidad basada en la eleccin por claustros, aunque se aparta tin poco de ella al ineluiral personal administrative como, tun cuarto componente del “gobierno tipartto", junto con docentes y estudiantes, y deja como opfativa Ia partcipacion Ge graduados, que deberfan ser alenos ala institucion (lo que ho siempre se cumple).” La ley exablece que no menos de la witad de Ia representacin en las autoridades colegiadas debe estar constituida por docentes, lo que tampoco se cum ple en todos los casos. Razones hist6rieat vinculadas al proceso de normalizacién de las universidades en 1984 generaron una sobrerrepresen- {acién estudianul en los conscjor de varias universidades. Cuando asumicron Iss autoridades democraticas después de Ia dictadura militar, resnlieron con sensatez que los inter- ventores que gestionatian el proceso de narmalizacién de la luniversidad debian respetar las plantas docentes exstentes y ‘que si era necesaria Ia renovacidn, esta se llevara a cabo a tra- ‘Es de concursos. Naturalmente, muchos de los doventes que ‘ocupaban cargos desde Ia gestién anterior tengan poca sim- patia por las nuevas autoridades, Los estudiantes, en cambio, tendian a alinearse con la nueva gestin. Si las autoridades ‘normalizadoras buscaban renovar a uaiversidad, debian apo- yare en buen medida en los estudiantes. Yellos, con la matu- 4 onFTHCA (0 mRAVENDICACION) DELA UNIVERSIDAD PEBLICA, ral ambicion juvenil, sotaan una repretentacion fuerte Tos consejoe-Recuerdo con itider usa reunion de as ator dices notmaliadaras en Tani en la que se dseulael fut fontatuto de la uiversdad: la proper que elaborames las Joridades tomando como modelo el etatuto dela Univers ‘ad de La Plata incuta cuatro representantes estudiantes en tos consjonacadémiceny sei docentes (lo que hoy me pare ce cxagerado, dos y sei seria una proporeion razonable). Los Sheadiantes pein una represenacion igualtaria Yo mismo Proptse, como solueldn, ue fueran sey cinco. deade en- Tonees & at, Con dos graduador y el deeano, que debe ser profenor en el conse habla siete profesoreseiual naimero Xe persona que no lo eran. Lege, se decidié que parte de ln sepresentacion docente fuera asumida por cargos de aux- Tiaes de docencia,debide 2 que lo estudiantes se opontan 4 hu incorporacion con representacin nui, ya que eso dis Tminata su peso relativo en los consejos, Conia meorporaciOn dal personal adiintsrativo, los profesores pasaron a ser mit sorta en los consejos aration “academicos' Tate ejemplo no es excepcional en las universidades nue- vas que eareclan de estos propios en 1884 (desde 1906 for erates no regian en las univeridade y las creadas con Jerioridad a ess fecha no los tenfan), pero elas ms ate fas, que tenn extator anteriores ala normalizacién, este {Endmeno no se dio de esa manera Sn embargo, la Fefor- fas posteriores a la normalvzaci6n han tendido en general 2 debit el peo de los profesores eh los consejos, pese ala Uisposccin de I ey tad, que, por To dems, ambien tone Smbighedades en este sentido, al incorporar Ia represent Sim de admininraivos ‘As fa dindmica propia de la vida politica de las univers dq ha levado a que el clausro estan tenga una fuerte cpresentacion en los cuerpos colegados, en tao une lea Social mimiza la particpacton detos graduados. En algunas inattciones eve har es ocupedo por uaiiares de docencia (contra la norma) yy en generals ia tepresentacién es rede cida y poco notoria. La participacién electoral de graduados suele Ser baja, ya que pocos se interesan por la via universi- tari, y con frecuencia es producto de la moviliacién de es fudiantes o docentes, que buscan apoyes para incrementar st ‘peso.en un consejo através de tna representacién afin en exe {laustro. En unidades académicas que forman profesionales ‘en reas de fuerte tradicién coxporativa, la representacién de luados siele ser una via de influencia de los colegios po Iesionales" La participaciga de administrativor er en general bj tiene poca centralidad, por lo que In conduccién efec- tim se concentra en docentss, estudiantes y las autoridades ‘unipersonales (rector, decanos) que, como se vera, tienen un papel protagénico. ‘Hace poco, en una reunién con integrantes de un con sejo superior (Grgano colegiado méximo en Iz conduccién Universitaria)” escuché a un estudiante congratularse, con toda honestidad y buena voluntad, de que hubieran logra- do incrementar su representacisn en érganos de conduecién, ‘hasta igualar, si mal no recuerdo, la representacién docente {contra lo que establece Ia ley). Aunque no podia expresarlo, pensé: spodrias decizme en qué beneficia al fancionamiento de esta institcién y alos estudiantes mismos que un mtimero ‘mayor de personas sin una eapacitacién expecfica, sin haber ‘completado sus extudios, sn grant experiencia de vida, en go- neral con poco conocimiento de los sistemas universitatios ins alld de su Uimitada experiencia local, enga mayor peso ens conduccidn? Cuando uno explica aun vsitante extran- Jero Ia estructura de nuestra conduccién universitatia, no [puede evitar sentir cevta vergiienza ante el habitual estapor 6 Ia socarrona sontisa que le genera al interlocutor conocer I exeéntriea prictica de dar un peso tan importante a Ios ‘estudiantes en la conduceién de wna universidad, Cabe reconocer que el resultado es mucho menos compro- imetedor de lo que podria siponerse. El peso estudiantil en las decisiones clave, en temas en los que poseen escasa com- petencia, come ls extructura de sina planta docente, polities 36 cefrica ( mVNDICACI6) entifca, vinculaci6n internacional, ete, es en general poco Gaterminante, lneluso en temas en los que sueles involuerar emus, come el dete curricular (un rea en que la transmi- fon de Ia experiencia colectiva del claustro es valiosa, pero {En laque su aporte también es Iimitado debido a que carecen ‘Ge conocimientos acerca del medio profesional local y mun- Gal, de las innovaciones, de los avances centificsy tecnicos, {ic}, Io habitual ex que el peso decisivo recaiga en docentes Yautoridades, Entonces, gen qué incide In partiipacion est unui nds alld de laa previsibles eonsignas ideol6gicas. en Gepecal en la representacién de algunas facutades? A pesar Gen que pudiera pensarse, los esuidiantes en la conduceién ‘constinyen un factor fuertemente conservador, ‘Teniendo tn cuenta que su experiencia en el medio académico es muy Timaitada, et poco probable que los consejeros estudiantiles Coan capaces de promover ideas innovadoras 0 basidas en ex porienelas ajenas, St se discute, por ejemplo, un sistema de Botan, un tema de gran interés para ese claustro, sin duda buseardn incrementar los fondos disponibles, pero es impro- able que puedan aportar ideas para innovar en los meca- hismos de funcionamiento sobre la base de experiencia de ‘tros palses o que pucdaa advertir los problemss recurrentes (Que Hegan a detectarse a través de una larga vida wniversita- ART er fuerte peso estudianti, entonces, no es en absolute ton factor de renovacién de las universidades, Tiene, en cam bio, un aspecto diddctico importante, No hay duda de que th experiencia de participar de la vida concejil es un valioso ‘clemento formative para los pocos estudiantes que la atravie= fan, y que luego podrin volear esa experiencia a una earrera polfdca,¢ en la propia vida universitaria, o en otros &mbitos. Pero exo tambien tiene costos importantes. En ocasiones da fungar a concesiones poco razonables a intereses sectoriales Co fancion de acerdon “pts” (por empl, canons {ston para una actividad poco importante, a cambio de votar Sherer sentido en un concurso docente impugnado).® Més peligrosa atin ex I poribilidad de establecer vinculos elien- Danco INEFEFUCIONAL $7 celars segulars con las auoridades, O que sector ieoto- ffanes,teractuando con grupos docentes, pedan infair Setmanera poco ravonableonla politica deta universdad o, on mayor frectcncia, de alguna facta. A veces, la“ {id ideologies” de los docentes con los extughantes swe pars eatar su escasacompetenca profesional ‘Dende luego, ampoco la represontacion docente ex libre de ton peligne del lentligt o de ta defenea de Interess fardculares ¥en general, donde a cepredutr lat condlcio Reside la inaGrucion. En una unidad academicasdlida, con Un clausro docente bien formado, con seguridad mis repre {entantesy sutoridades descollain por su prenigioacadémt fe. dPero que motiacion puede tener para clegit an re- ferente academico de peso un clausro docente conformado ta su mayoria por personas de calificacion muy moderada? ‘Sunque a seceet Heeraogo intelectual ee impone, ea i fe- fuente que lo hagan los intereses propion. Es evidente que Sqvellasauoridaies que extablecen alton estindares ¥ que inh la competencia yt superacion son poco fancionales pam cuerpos docentes Con una ealfleacion poco destcada. En eats condiciones, el gobleruo por caustros slo garantzn reproduccién dela mediocridad,¥ no et fecuente que lot estudiantes alteren esta ecuacion, ya que difilmente ewer ten con la experiencia o los conocimlentos neceraioe para Icelo.Por eto lado, aunque la condcsion estéen manos de autordade con impulo innovador, y aunque hayan le gado hasta al por au propia capaci y Iiderago, muchas ‘cer deben rengnar eu ortonactn ante la resitencia de sce tre que deen pon et Inia pols de ner. jn deeano de una facultad que hace un gran exfuerzo ttrjorar confer queen clerto departarento en los cone tote vorecis de manera arbitrariaellocllsme de docentes ‘mediocre que 1 podia hacer nada por etarlo ya que de AM proventa uno de us fuerte apoyo electorles. ‘ate andlse eva a dos conciusones mporantes, Por un lado, ev dfell que la ronovacion de las dads acaémicas, 8 cxtiica (+ meivinptenct6s) DieL4 URIVEREIOAD POMIICA cen especial de las menos favorecidas, se eve a cabo desde Su propio seno, Por otto, es necesario repensar y poner en ddiscusion la estructura de la conduceién universitaria. Dada la wadicion y la cultura argentina, es indudable que la par- ticipacién estudiantl continuars, aunque seria razonable “Simensionarla de manera mas adeeuada. Si bien Ta presen ‘ia de personal administrativo ene algunos de los mismnos problemas que la estudiantil falta de conocimiento y expe- Frencia en la mayoria de los temas propios de Ia vida univer. Stara, priorizaciin de intereses sectoriales su aporte en | Ciertay Instancias puede resultar significative. El papel de la representacion de graduados, asf como la postbilidad de par. ticipacin de estudiantes de posgrado, becarios y auniliares de docencia, merecen un andlisis detenido. Mas all de estas ‘onsideraciones, ex necesario pensar en una renovaciGn mis ‘reatva de las estructuras de conduccion, diferenciar roles © instancias, combinar eriterios tecnicos con la ampliad y di ersidad de participacién. Una universidad tecnocrétics, por ‘jemplo, con rectores y decanos seleccionados por concur. So. tendria tambien aus problemas. Lo sabernos, no existe un Sistema de poder perfecto, Pero con imaginacién, esfuerz0 y pprudencia, 7 mirando las experiencias ajenas, sin dejar de te- ecen cuenta el peso dela tradiciones, es posible ynecesario reconsiderar los fundamentos mismos de nuestro sistema de conduceién universitario. ‘Vale la pena valver un instante a ponderarla funcién quicla reforma asignaba a la representacién de graduados: era esta Ih instancia de presencia de la comunidad ajena ala universi- dad en sus Organos de conduecin, En la practica, raramente funciona bien en ese sentido. En tempos recientes se ha ge- hretilizado, en eazbio, en las universidades nacionales, Ia pre- Sencia de consejos sociales." Se hallan integrados de diversas inaneras: representacin de corporaciones empresariales y profesionales, organizaciones sociales, gobiernos provinciales ¥y muniipales, Su papel, sin embargo, suele ser poco relevane te. En algunas universidades, en especial en las eapitales pro- arco nesrITUCIONAL. 39 sinciles,suce ser un espacio de contacto con los gobiernon Tocales en cl que se expresanrelacones que se estechan en ‘ous otc, Pero a papel en lav Universitaria x mare foal. En otros pales, en cambio, extor conejo tienen Peroimportanteen lvida de las universidades (incluso de las io que ocr enn en agon sen ms mtejoa de esta naturaera slo pucden tener una Edad de baa lntensidad ~reunirc una o das veces enc {ho pero parecen canals posibles de representacion de fa Comunidad mis dindmicos que el claire de graduads. Su ‘apel pede ser importante ar el logro de equlibrien, en la Inedida en que pueden representa interess locales externas 2a univeroidad, que, st ertin bien dischador,balancecn Ia tendencia a prorizar su propia lgica por sobre las neceidae ‘desde la comunidad. Desde nego, un peso muy alta también tne nu pellgos. Pero dentro de la compleja estructura de tna conden aniversitara, pueden contrbnir al necenaio sitema de equlbviosyconteapeson ‘Desde lugo, node les peligron de et tpo de insttaciones su partdizaion, que las agrupaciones poli partidaras ttaten de tansformaria en wn area mis de accion: Algo que fn general no he olmervado en los conseon que conezco, Yau seria muy negative porque intoducria tn factor de [ragmentacignyconflicto que poco aportarastvida univer- siaria. Ocure lamentabemente qe esto ya ent presente en las universidades sin que los consejos socnes tenga en seneral responsabilidad en ll. La partidizacion proviene, ‘has que dela puja entre modelos diferentes de universidad Ao que seria muy legit, de la licha por a alineacion prtdaria en temas ajenon i vida nierserin, Fl Consejo Interunversario Nacional (el CIN, integrado por los recto: resde ns universidadesnacionales) ests divdido en bloques de peronisas,radicalesy algunos “independientes" que, por lo mismo, denden a tener poco peso en las declsiones del Consejo. Em alineacion no responds cuestiones eopeetbeas de poftica unversttatia, sino s a pardcipacion/ntomision 40 ERICA (© ARIVENDICACLON) DE LA ESIVERSIDAD POREICA de ta politica partidaria en la vida universitaria, Bs més, con frecuencia ls elecciOn de los rectores no responde a Iiness partdarias, pero una vez clectos se encuadran ~a veces se ven Bhligados a hacerlo- en lineamientos partidarios™ ‘En el mundo suclen exist dos modelos diferentes 2 ta hora de elegir lt “cabers” de una instuucién universitaria (rector, presidente, cancller). Uno es el del gerente, el otro ‘elidel simbolo/lider académico. En la Argentina, sin duda no prevalece cl segundo; come dijo ua rector en cierta ocasin: Equi ne se llega con el curriculum’. Pero s bien prevalecen, tas fanciones gerenciales, cn realidad el mecanismo de elee- ‘Gm y de funcionamiento del sistema favorece la presencia de tin rector politico, Vale decir, un funcionario que responde ims a los equilibrios de poder internos y externos de la ins UtuciGin que a su desarrollo planificade segtin un modelo de superacion, Las universidades suelen formular “planes estrae tégicos” que operan mds como declaracin de principios que ‘como guias electiras de sus decisiones, Y seria excepcional {que la evaluacion de la gestion de un reetor se efectara te- Silendo en cuenta los lagros en fancidn del plan. As, los rite. rios de conduecion no necesariamente privilegian Ia mejora eudémica, El éxito ono de In autoridad depende de su habi- Tidad polities para mantener adhesiones, mucho més que de tos logros en teraninos del desarrollo institucional. ¥ esto 0 se debe a la incapacidad de los rectores, oa su cinismo, sino Ta logica del sistema institucional. {En general, la politica interna de Ia universidad no se de- fine por la action de las facciones externas, aunque estas ine ‘uyen en algunos casos. Si bien no ha sido frecuente, se han imanifesiado tensiones en este campo. Es este un tema deli ‘ado, Desde luego, lo partidos politicos tienen el legitimo ‘derecho de actuar en I vida de las universidades. Pero, por ‘Ouro lado, en una sociedad democratica estas no deben al hearse poliicamente, porque ello atenta contra el necesario pluralist, La convocatoria de algunas autoridades universic Eirias wotar por un candidato determinado en las elecciones seanco meeTETUCIONAL 4 de 2015, algo por fortuna excepcional en la vida politica ryentina desde 1984, fue quad la mayor expresion de ree thcein de In autonomia ualversitaria que hayamos suftdo, y pareceria ser mas producto de la decision de las propias 2utoridades que de presiones externas. Por lo demas, como jase sefialo, mae allt del desasosiego de integrantes de esis Comunidades academieas, que se velan presionados nie Dertad, la sitnacion no Hlegd a traducirse en el avasallamien- to efectivo de Ia independencia académica o del pluralismo inaieucional. El peligro, sin embargo, existe, y en algunas instituciones se sins como tuna amenaza no slo te6rica. Pero més allé de ese riesgo, que sélo pride ter conjurado por el respeto a las insttuciones y la semsatez de los actores, la parddizaci6n de las universidadles parece una via muy poco fructfera. En ‘cl imundo, las universidades no tienden 1 ser pensadas como Socialdemécratas 9 democrstianas; deméerats 0 republici- has; aboristas o conserradoras, etc. Desde luego, sus rectores ‘Yotras autoridades pueden tener en otros niveles Ia ms ac- {iva partcipacion en la vida poltiea de sus sociedades, pero no intentan allucar mu institaciGn con una opeién partida- Ha: Un rector puede ser peronista, radical 0 socalista, pero en el CIN, yeh su tiniversidad, deberia ser sélo un rector. Introducir el faccionalismo politico en la vida de la universé dad, en especial cuando lo que se discute no son opciones de politica universiaria, tiende a hacer ms débil a a insttucion ong tal Es curso que en general ex politizacin haya sido bastan- te marginal. Si bien en los skims afos Ia exacerbacion de la confrontacién politica lew la partdizacién a instancias ances Impensadas*" en realidad, salvo en las agrupaciones estdian- tiles en las facultades mis “poitizadas” (en otras predominan sectores independientes"), donde pequetios partidos o agri ppaciones estudiantes de Is izquicrda radicalizada desarro- Ilan una gran actividad, junto con expresiones de fos partidos iayoritario, In vida politica interna de las universidades no (42 onfrice (v mervinpicaciGs) BELA UNIVERSIDAD POMLECA hha seguido lineamientos partidarios, Un rector de extraccién radical o peronista puede ser elegido con el yoto de muchos fque disienten de esa alineacion politica, pero que de todas ‘fbrmas consideran que csa es la persons mis apta para oct par el cargo, No ex habitual que las discusiones en los conse- Jos sigan Lineamientos partidarios; lo cual es Iogico: no hay ‘un plan de estidios de Odontologia radical y oto peronists, zi esos partidos politicos tienen posiciones definidas sobre porcentaje del presupttesto que debe destinarse a becas ¥el ue coresponde a investigacion, Puede en algae caso haber Gert afinidades 0 sensibilidades partidarias en uno u otro, sentido, pero en general desempenan wn papel secundario fon ls diseusiones. Ahora bien, por més que uit rector no sue- laser elegido por ser radical o peronista, luego termina ali- ‘neando, aunque sea de manera simbdlica, su universidad con, supartido” ‘No obstante, aun evando Ia alineacién politi pueda ha- 1ber logrado mayor preupuesto y obras en una instimciGn ‘que en otra, ha tenido en general un efecto marginal en el funcionamiento universtario. Muy diferente, en cambio, es elefecto de lo que a veces se Hama el “federalismo” de la ex {tructura universitaria, y que con mayor precisién podria Te ‘marse “confederacioniamo”. Incluso, en algunos aspectos, po- {rfaiios proponer el neologisma de "confedero-feudalistno™ asicamente, ete proviene de Ia division de las universidades ‘en facuitades, que ha levado a que la frase “federacién de far ‘cultades” se reitere mil veces para referire ala estructura de Ta universidad argentina, El problema es la dualidad entre las acciones centralizadasy las que llevan a cabo las facultades ‘Vale aclarar que hay slgunas universidades nacionales euya estructura no se basa en la divsin en facultades, sino en de ppartamentoso institutos. Aunque etas opciones pueden tener Algiin efecto positivo en cierto aspectos académicos que ana Tizaremos mas adelante, su incidencia en la dindmica de la ‘conduccién wniverstaria es eal inexistente, por dos motives. [EI primero es que esos departamentos o insttutos son alta- 4 Danco SHETUCIONAL 43, “| grente muldidisciplinarios y su eamafio es equivalente al de fina Facultad, Asi, no representan el lugar de una diseiplina ia universidad, sino el de win conglomerado amplio y re- fivamente divervo de disciplinas, cada una con su propia taultura ¢ identidad. Por lo nto, se tata mis de un Sryano politico que de uno académico. El segundo aspecto es mis Rental an. Los drganos maximos de conducei6n se ongani- {an en todas las tniversidades nacionales que conozco com la jpacign confederativa de wnidades académicas (Ilimen- Petacultades, departamentos o institutes). Cada una de ellas ‘Ssconducida por una autoridad propia, que tiene ademas un. {fol importante en la conduecin central En el conscjo supe- flor, los decanos (0 ditectores de departamentov-acultades) ‘cupai tna poricion protagonica,y es bastante habitual que, deinds de reunirse en cl conse, lo hagan en concllios de ecanos con ef rector, verdadero centro de poder donde se “Scocinan” los acuerdos que, de ser necesario por razones re- slamentarias, son ratificados de manera rutinaria en el con- ssjo superior. “Como correlato, ningiin decano suele intervenir en Ia vida interna de Ia ficultad 0 el departamento vecino sino se ve inyolucrado en forma directa, 0s ello no implica una ventaja presupuestaria para elsuyo, Una sterte de dr utd 0 pacto de fquilibrio, en que nadie avanza en terreno ajeno para que no intervengan en el propio, Si bien las instancias centralizadas del poder universitario, como el rectorado y el consejo supe- for, enen en general la Facultad estamtaria de controlar la vida interna de las unidades académieas, rara ver lo hacen fino hay cuestiones presupuestaras en juego. Sila convoca- toria 4 un concursa no parece justificada, pero se hace con presspuesto propio de Ia facultad, o la resolucion de una impugnacién en el smbito de una unidad académiea parece arbitraria, pero no afecta imtereses fuera de esa facultad, los Xdecanos por lo comin no intervienen, En cuanto a las attori- dads centrale, si bien su compromiso con una politica ms ‘general para la instituci6n sucle impulsarlas a interesarse por

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