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JORGE LUIS BORGES El gusto de ser modesto Rafael Gutiérrez Girardot JORGE LUIS BORGES 0: {QUE SE SACA DEL GUSTO DE SER MODESTO?! Cuando aparecié en 1962 una seleccion de cuentos de Jorge Luis Borges titulada Labyrinthe en la traduccion ale- mana, Gunter Blocker, quien en ese entonces era el supre- mo jerarca de la critica, se permitié anunciar su asombro sobre el hecho de que en un pais tan lejano como Argenti- na se hubiera podido dar un escritor de formato universal como Jorge Luis Borges. Argentina no era en ese entonces un pais tan lejano como Bléckner opinaba. Algunos nazis prominentes habian distinguido el pais, previendo en él el paraiso donde podrian empezar una vida inocente. Para los 1 Conferencia pronunciada en junio de 1997 ante el Club de Eméritos dela Facultad de Filosofia de la Universidad de Bonn. 185 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto lectores de Karl May, entre quienes se contaba nada menos que Ernst Bloch, Argentina era conocida ademas como el pais de los vaqueros, que se denominaron Gauchos; de manera que ese conocimiento de una subrepticia justifica- cion del malentendido geografico de Gunter Blocker no se podia esperar. Para enmendar el renombre en el mundo literario de la critica literaria alemana de entonces, Karl August Horst, traductor de Laberintos, publicé un articulo extraordinariamente bien documentado sobre “Borges y la lirica del gaucho”, que prueba por si mismo que Argentina no solo no era remota, sino que para quienes estan mas al tanto, era tan familiar que inclusive sabian que los vaque- ros de la pampa habian creado un subgénero de la lirica, Aue precisamente se solia denominar “lirica gaucha” Borges visito la Republica Federal Alemana en 1964. El, que habfa aprendido aleman en Ginebra con un diccio- nario, una gramatica y las obras de Heinrich Heine, y se habia dejado influenciar por el pensamiento y la prosa de Schopenhauer; que en uno de sus cuentos mas magistrales habia conjurado la figura del hoy olvidado poeta —pero a pesar de todo, desde el punto de vista estético, mas rele~ vante que Martin Walser— Detlev von Liliencron, fue llama- do a dar su opinion sobre los juicios en torno a su obra y también sobre la traduccion de sus cuentos. Borges no las conocia, pero habria podido censurar con todo derecho la traduccion alemana. Como caballero, es decir, como ele- gante y sobrio hombre de mundo -esto es una tautologia—, Borges replico que él concordaba con las apreciaciones y que la traduccion de sus cuentos era mucho mejor que el original. Borges no se percato, o le fue indiferente, que su caballerosa respuesta fuera tenida por cierta. Esto dejaba traslucir que habia dos Borges: el Borges valioso y el que 186 Rafael Guvérrez Girardot tenia el formato aleman, el escritor universal; el Borges ele man y su doble el argentino, el que escribia cuentos en es- panol para que los perfeccionaran los alemanes. Esta inversion de las relaciones reales no fue pensada hasta el final, es decir, los oyentes de Borges, el traductor entre ellos, no sacaron las consecuencias de la respuesta del } escritor argentino, pero la inversion de las relaciones no! fue improbable. Los nacionalistas hispanicos y los marxis- tas-leninistas-stalinistas explicaron el desarraigo intelectual de Borges con el argumento de que no se entusiasmaba con los mitos y misticos de los indios y con la naturaleza lati- noamericana, que no se habia comprometido con la eman- cipacion de los indios, que leia literatura inglesa, alemana, italiana, francesa y latina en sus respectivas lenguas y, en consecuencia, que no era proletario, es decir, estos defectos no lo hacian latinoamericano, sino lo contrario. El general Juan Domingo Peron y la profesora de litera- tura comparada de la universidad Bochum del Ruhr, Maria- nne Kesting, enriquecieron el debate sobre la nacionalidad literaria de Borges, en el sentido de que ambos tenian la misma opinion: Borges no es (0 no era) un escritor argenti- no. El general Peron, pragmatico y de mentalidad retro- grada como todo caudillo de alto rango, decidio alejar a Borges del frente de los escritores y, por asi decir, ponerlo fuera de combate. Como estratega militarmente dotado, implanto la pesada maquinaria de dominacion del régimen civil, que dispuso la degradacion de Borges. El asistente de una division de la biblioteca nacional, que era Borges, fue £ telegado a la posicion de inspector de carnes de aves y co-* nejos en un pequefio mercado de Buenos Aires. Marianne Kesting no tenia este poder de suprimir a Borges como es- critor argentino. Para tal fin disponia de la ignorancia sobre 187 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto la lengua espatiola, de las claves historicas y literarias de la literatura hispanica, de la obra misma de Borges, quien ofrecio una opinion clara e historicamente fundamentada a la pregunta sobre las relaciones entre Latinoamérica y Euro- pa. En su ensayo “El escritor argentino y la tradicion” de 1932, Borges habia escrito: “Creo que nuestra tradicion es toda la cultura occidental, y creo también que tenemos de- recho a esta tradicion”. Pero esta explicacion de la pregunta trivial por la patria espiritual de Borges solo en parte era fecunda, porque ocultaba algo de fondo tras su presunta inocuidad. Si Europa era la tradicion historica y espiritual de Borges, que él con todo derecho reivindicaba, o si em- pero Borges no tenia derecho alguno sobre esta tradicion y si dejo de invocarla, para ser lo que él era, es decir, argenti- no, estas preguntas reconducen a la pregunta propiamente dicha: “;Quién es (0 fue) Jorge Luis Borges?” Borges mis- mo ha rechazado esta pregunta, pero ella no puede respon- derse biografica 0 psicologicamente. El la ha planteado como la plantea un artista o un hombre genial, o como un auténtico adulto en el estado de eterna pubertad, aquellos que buscan su identidad y gozosa o patéticamente excla- man: “Dios mio, ;quién soy yo?” A esta pregunta se somete Borges a partir de un ensayo sobre la proclamacion de Nietszche de la doctrina del eterno retorno de lo mismo, ique Borges concibio como ejercicio de ficcion y titule “Nueva refutacion del tiempo”. Este ensayo 0 ejercicio de ficcion sirve para caracterizar los rasgos de los ensayos y algunas ficciones de Borges Borges cita las fuentes de las teorias y las relaciones tedricas en torno al eterno retorno de lo mismo; llama a Nietzsche, el ultimo representante de ésta doctrina —el titulo del ensa- yo, que suena periodistico, es una alusion ironica a lo sen- 188 Rafael Gutiérrez Girardot sacional que esta adherido a una nueva refutacion del tiem- Po-, pero estas fuentes no son para Borges pruebas de he-¢ chos ni testimonios autorizados, sino simplemente suce- | sos en el aventurero camino del pensar y del inventar, que no persigue ninguna meta pragmatica inmediata. Esta alusion a las fuentes le permite a Borges instalarlas como acontecimientos dentro del ensayo o del ejercicio, es decir, exponerlas narrativamente. Estos acontecimientos > del pensamiento se pueden narrar, como cualesquiera otros, manteniendo un suspenso. Luego de la exposicion de las mas notorias teorias sobre el eterno retorno de lo mismo, Borges pregunta y responde: “And yet, and yet... Negar la sucesion temporal, negar el yo, negar el universo astronomico; son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la mitologia tibetana) no es espantoso por irreal; es espantoso, porque es irreversible y de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El - tiempo es un rio que me arrebata, pero yo soy el rio; es un ligre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciada- mente es real; yo, desgraciadamente soy Borges”. El ensayo sobre el “eterno retorno de lo mismo” condujo a Borges a una respuesta, que no se habia esperado, a una respuesta adyacente, que expresa tristeza: “Yo, desgraciadamente soy Borges” puede significar que Borges deplora que él sea real- mente, que él no sea ningtin suefio. Pero esta significacion entraria otra mas, la cual es evocada por una sentencia de ¢ ¢ { Lt Lichtenberg: “gQuién esta ahi? Solo yo. Ah, esto es bastante ~ superfluo”. Borges deplora que él y el mundo son reales, porque ét concibe la realidad como un enigma, que se le representa 7 189 modesto Jorge Luis Borges. El gusto d “ (siempre de nuevo como realidad, como algo que es pero no puede ser, porque no es reconocible. En un poema suyo que comienza con éstas lineas El vago azar o las precisas leyes Que rigen este sueno, el universo... (In memoriam A.R. El hacedor 1960.) el universo, la realidad, es un suefio o, dicho con mas exactitud, es como un sueno en el que el vago azar o las | inflexibles leyes tienen igual validez. Azar y ley o ley natural | se excluyen entre si; en todo caso no tienen capacidad expli- 4, | cativa para el supersticioso ni para el ilustrado, pero no obs- tante rigen el mundo, el universo, el sueno. En este universo, en esta realidad, en este sueno, en que las leyes de los con- ceptos intelectuales y el azar son superfluos, el individuo, el portador y beneficiario de estos conceptos, es de manera consecuente aquello que Lichtenberg dice de manera preci- \ sa: “Solo yo. Ah, esto es apenas suficiente”. La constatacion de la casual afinidad espiritual entre Borges y Lichtenberg puede con facilidad Ilegar a dar pie a una investigacion com- parada, que tendria que llegar a resultar tanto mas extensa y especulativa como lo exija la materia, para recordar una vez mas el incisivo diagnostico de Lichtenberg sobre tales traba- jos: “Tramados durante la erudicion en vela y el adormecido entendimiento humano” (D-325). Para escapar de este peligro, puede ser suficiente estipu- lar que ambos evitaron desperdiciar tinta y papel, para traer al mundo impresos, que pudieron ser “tramados durante la erudicion en vela y el adormecido entendimiento humano”, que ambos denunciaron publicamente “la prosa brillante” y el “estilo brillante” y cultivaron el “modo simple de escribir”, el “genus humili dicendi” o la “oratio subtilis”. Esto puede 190 Rafael Gutierrez Girardot residir en que ambos estuvieran enraizados en el sutil espiri- tu de la lucidez supratemporal. Borges ha aludido a lo que podria entenderse concretamente por lucidez en la necrolo- gia de Paul Valery, a la que titulo Valéry como Simbolo: “Pro- poner a los hombres la lucidez en una era bajamente roman- tica, en la era melancolica del nazismo y del materialismo dialéctico, de los augures de la secta de Freud y de los comer- ciantes del surréalisme, tal es la benemérita mision que de- sempeno (que sigue desempenando)”. Valéry era un hombre que “en un siglo que adora los caoticos idolos de la sangre,) la tierra y de la pasion, prefirio siempre los licidos placeres del pensamiento y las secretas aventuras del orden”. La luci- dez era en 1945 el pensar y el orden, el opuesto de las nebu- losidades emotivas y cadticas como las dos versiones de la ideologia del “Suelo y la Sangre”, que pequenios burgueses y proletarios, por ejemplo, como los “augures de la secta de Freud” y los “comerciantes del surréalisme” se caracterizaban por un activo dogmatismo, por un egoismo que revelaba la” necesidad de conmemoracion e inmortalidad anticipada. La lucidez era, por lo tanto, la modestia. Que al lado de la alu- ¢ sion a la lucidez, Borges contraponga a la “era bajamente ro- miantica” las “secretas aventuras del orden”, le ha ganado el reproche de abogar por la época clasica y, por consiguiente, que él es un conservador digno de censura. Lo fue en un sentido que a primera vista parece confuso. Se afilié al parti- do conservador argentino y justificd su adhesion diciendo que se declaraba partidario de “las causas perdidas”. La razon para que no se le concediera el premio Nobel, para el que fue propuesto varias veces, fue que acepto una condecoracion de Pinochet. De todos modos se callo que en su discurso de agradecimiento elogiara altamente al confeso stalinista Pablo Neruda, quien le parecia, y con razon, insoportable. wh 191 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto El Borges conservador desafiaba irénicamente a la bu- rocracia conservadora, que no se sentia aludida porque Borges de hecho sustentaba opiniones que eran tenidas por ultraconservadoras. Asi, por ejemplo, él opinaba que habia perdido la fe en la democracia porque esta representaba un abuso de la estadistica. Pero tanto los marxistas-lenistas- stalinistas como los conservadores mismos, a quienes gus- taba, no entendieron la frase “las secretas aventuras del orden”, y quiza no podian entenderla, porque ellos, quienes la criticaron o estuvieron de acuerdo, aun sin haber leido su obra, no se pudieron imaginar que su concepto de orden no era el de “Ley y Orden” (Law and Order). Su concepto de orden parece a primera vista contradicto- \ rio, paradojico cuando no absurdo. El orden, que invita a una secreta aventura, es y solo puede ser desorden. Esto no es ex- plicable dialécticamente, sino paradisfaca, bibliotecaria, cos- micamente. Cuando se escucha la palabra “cosmico” en el contexto latinoamericano, se tiene que pensar en la cosmolo- gia indigena, en la concepcion mitica de los aborigenes e in- clusive en Rigoberta Menchu, ganadora del premio Nobel; de todos modos de una manera que no es la correcta, pues el tiempo ha devorado la figura del fundador de estos cultos a los “caoticos idolos de la sangre” y hoy solo saben pocos, entre los cuales no pueden contarse evidentemente los benefi- ciarios de los cultos, que este “cosmico” Latinoamericano pri- mordial era un conde biltico llamado Hermann Keyserling, que adorno la Alemania de la década del 30 con una “Escuela de la Sabiduria’, quien “pragmatizo” la filosofia —huelga la ex- presion~ como anticipacion del turismo, con su libro Viaje a través del tiempo. Esto nada tiene que ver con Borges. El orden como desorden debe ser entendido paradi- " siaca, bibliotecaria, “césmicamente”, “como objeto de gozo”, 192 Rafael Gutiérrez Girardot podria afadirse, en un sentido simple que él expresa clara- mente en unas pocas lineas de una poesia y en un cuento. Las lineas del poema, cuyo titulo es “El poema de los do- nes” —un agradecimiento, raro dentro de la lirica hispana, al don mundano de la existencia—, dicen: “Yo, que me figuraba el Paraiso bajo la especie de una bibliote: Esto decia el ciego Borges, pero no solo la ceguera le dicto estas lineas. En su ensayo sobre Quevedo cita con notoria pasion un famoso soneto del gran lirico y satirico, que deja barruntar el significado que tienen los libros y las bibliotecas para ambos: “Retirado en la paz de los desiertos, con pocos, pero doctos, libros juntos, vivo en conversacion con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos”. Los libros, la biblioteca, “al suetio de la vida hablan despiertos”, ellos son a la vez la puerta a la vida y a la muer- te; son ellos, para utilizar un concepto catolico-cristiano, una “ultimidad”, una de las “cosas ultimas”. Esta “cosa ulti- ma” no posee en Borges significado teologico alguno, pero precisamente por ello tiene para él efectos teolégicos. Cuando Borges comienza el relato “La Biblioteca de Babel” con la frase: “El universo (que otros llaman la Bi- blioteca) se compone de un numero indefinido, y tal vez infinito, de galerias hexagonales...”, niega que el universo sea teolgicamente describible y es asi explicable. El no niega esto, antes bien, presupone ademas que el universo no es explicable teologicamente, que no tiene ningun senti- do teoldgico, pues —asi escribe él en su ensayo sobre “El 195 + Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto idioma analitico de John Wilkins” evocando a David Hume- “cabe sospechar que no hay universo en el sentido ‘organico, unificador, que tiene esa ambiciosa palabra. Si lo hay, falta conjeturar su propésito; falta conjeturar las pala- bras, las definiciones, las etimologias, las sinonimias, del secreto diccionario de Dios. La imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos, aunque nos conste que éstos son provisorios”. La ultimidad, la cosa ultima, la biblioteca, el universo, no es solo un esquema provisional, es provisional por su | misma naturaleza. “La biblioteca de Babel” es, segun la ma- nera como esta construida, complicada, compleja, laberin- ( tica. La disposicion de los libros pone en relacion elementos / heterogéneos y contrapuestos; hay libros que constan de | wes letras, otros cuyas paginas se repiten (los innumerables | libros sin duda que fueron tramados), los innumeros bi- bliotecarios y visitantes de la biblioteca siempre tratan de ‘descubrir el libro de los libros, que ayuda a descifrar la monotonia de las repeticiones de los libros de la biblioteca. Este nunca ha sido hallado. Borges sospecha que una solu- cion al problema, que se equipara a la busqueda del sentido de la biblioteca, podria consistir en imaginar a un eterno viajero que recorriera la biblioteca en cualquier direccion. Después de siglos constataria que los mismos volumenes se repiten en identico desorden. El “repetido desorden” seria el j orden. Borges aludio a este “orden” con la frase sobre “las secretas aventuras del orden”. Las aventuras son secretas en el sentido en que ellas estan ocultas detras del orden, tras el sentido de la bibliote- | ca o de las repeticiones del universo que parecen ser nue- vas, pero que en el fondo no lo son. Las repeticiones del 196 Rafael Gutiérrez Girardot desorden, es decir, el orden, son el universo, cuyo sentido j. es inalcanzable e inexplicable. Ellas son simples esquemas, que los hombres proyectan y tienen que proyectar, aunque* saben que son provisionales. En un ensayo sobre Pascal, Borges conjetura que la historia del mundo es quiza la his- toria de las mas diversas variaciones de unas pocas metafo- ras. Estas metaforas son los esquemas provisionales, que ~ los hombres tienen que proyectar e interpretar. La mezcla de proyeccion e interpretacion no es para( Borges una inadmisible equiparacion entre el hecho y la in- { terpretacion del hecho. Para Borges tiene que haber un libro —un libro secreto— que los hombres escriben y que a la vez escribe a los hombres. Borges se sirve de la pluralidad de sentido del verbo espanol “escribir”: “escribir historia” pue- de significar “redactar historia”, pero tambien, en sentido heroico, “hacer historia”. El significado de la frase de Borges \ sobre el libro que “a la vez escribe a los hombres” quiere ( 1 decir que este libro, que es un libro de historia universal, | “nos crea”. Nosotros proyectamos esquemas provisionales ; del universo, pero nosotros somos proyectados como es- quemas provisionales. De ello se tiene que concluir que nuestra autoconsciencia, nuestra mismidad, que descansa sobre el orgullo de ser hombre, el derecho natural cristiano como base del derecho del hombre, no justifican este orgu- llo y sus repercusiones. Esto es modestia, pero no es ningu- na modestia cristiana. En divergencia radical con la modestia presadoma- soquista, ~que los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyo- la prescribian a sus castos oprimidos-opresores soldados, es decir que ellos deben sentirse y acttar como gusanos, men- digos y semejantes— la modestia de Borges es una modestia escéptica que solo puede tener relaciones con lo que podria 197 x Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto ; llamarse lucidez. Modestia significa también, tal como anota ‘ el diccionario de Grimm, scientia, comprension. la comprensi6n de que no se puede penetrar en la esen- ( cia del universo, de que no existe yo alguno, sino una cria- ’ qura de la historia del mundo, es la modesta presuposicion de la conjetura borgiana, que él expone en sus cuentos, en- sayos y poemas. El cuento “Los tedlogos”, por ejemplo, narra la historia de un debate teologico, que tuvo lugar en la Edad Media. Johannes de Panonia, un escrupuloso y erudi- to tedlogo, estudia la obra de un colega, a quien envidia y es su rival. Descubre muchos pasajes, en los cuales sostiene las opiniones del envidiado rival, que son suficientes para denunciarlo y juzgarlo como hereje. De hecho el envidiado colega es sentenciado a muerte. Cuando aun vivo es abraza- do por las llamas de la hoguera, él grita: “También a ti te abrazaran y consumiran las llamas”. Diez ahios después, otro minucioso y erudito tedlogo estudia la obra de Johannes de Panonia, porque ésta tenia el valor de obra modelo. Estu- diandola descubre pasajes que encarnan puntos de vista /heréticos, semejantes a los que dieron pabulo a Johannes de Panonia a denunciar a su rival por herejia. Johannes de Panonia fue condenado a muerte. Hoguera y herejia se repi- ‘ten. Pero Johannes de Panonia no grita como su envidioso. El recuerdo, es decir, el cuento de Borges verifica el instante en que las llamas devoran al hereje, que habia per- seguido al hereje. E] resumen del cuento tiene que omitir ‘detalles y matices que dan vida a esta repeticion. Borges los menciona en frases subordinadas, en oraciones principales sencerradas dentro de oraciones subordinadas y dentro de paréntesis, tal como lo ejemplifica la primera oracion del cuento “La biblioteca de Babel”: “El universo (que otros Ila- man. la Biblioteca)”. Tales detalles, como la descripcién de 198 Rafael Gutiérrez Girardot la rivalidad de los tedlogos, cuya elegancia y poesia psico- logica poseen una rica gama de relaciones y significados, recuerdan la Inquisicion y las rivalidades entre los escrito- res. Pero la leccion que de alli se saca es a la vez tan equivo- ca como univoca. Equivoca 0 con muchos matices: prime- ro esta el lado hispanico y el matiz historico, es decir, el Siglo de Oro catolico, que también fue llamado el Siglo de Hierro: es la voluntad de hierro, la unidad y pureza de la doctrina catélica para protegerse ante el peligro de la esci- / sion. Borges sugiere que esta voluntad se superé incluso por medio de la férrea vigilancia y la rivalidad humana. Este aspecto historico es comprensible entonces sdlo cuando se reflexiona que el mundo hispanico se resistio a lo largo de cuatro siglos contra todo lo que pudiera hacer peligrar esta pureza de la doctrina catolica Solo hasta 1952 Lutero fue reconocido por primera vez ~ como Lutero, es decir, como hombre, no como la personi- ficacion del mal, como demonio. Alrededor de la década del 80 del pasado siglo el gran erudito espahol Marcelino Me- néndez Pelayo descubrio que los alemanes “son los enemi- gos de nuestra raza”, de la “raza cat6lica” porque Lutero era~ un aleman y tenia seguidores en Alemania. Este lado 0 as- pecto del relato es para un espanol una condicion familiar para saborear el sentido ironico y también ligeramente bur- lon del cuento. El otro lado 0 aspecto del cuento también es irénico y ligeramente jocoso: la reiteracién de la vigilancia fanatica y el celo fatuo, el destino de los tedlogos cuestiona la autoconsciencia de la irrepetibilidad de quienes tienen tal fanatismo. Esta consciencia conduce a la hoguera. En la narracion “Las ruinas circulares”, Borges ilustra y completa estos pensamientos. Un hombre sin nombre en- cuentra, después de una larga marcha a través de bosques 199 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto salvajes, un claro donde él puede descansar. En este lugar tuvo que haber una ciudad de la que quedan solo “las ruinas circulares”. E] hombre se tiende sobre una grada de las “rui- nas circulares” para dormir. Suemia estar ante una multitud de oyentes, que se han reunido en las “ruinas circulares”, y a la cual Jes imparte una catedra. El hombre sin nombre observa a su auditorio, elige un oyente con la intencion de instruirlo, | es decir, de convertirlo en un hombre real. Lenta y paciente- mente le confiere los gestos, las actitudes y el modo de pen- sar de un hombre real. Cuando el sofador corrobora que el discipulo esta preparado para actuar como hombre real en la realidad, lo pone en la realidad. Anos después de hacer esto, escucha que en el sur ha ocurrido una catdstrofe natural: el F fuego se propaga. Fl desea salvarse, dandose a la huida, para no ser consumido por las llamas. Cuando se atreve a traspa~ sar las llamas para ponerse a salvo, advierte que éstas no lo tocan. Entonces comprende que otro hombre lo habia sona- do, que él también era parte de un suefio. ;A donde conduce este juego de repeticiones que escarnece fantastica y joco- samente la vanidad del hombre de ser unico? Los cuentos “El Aleph” y “Pierre Menard, autor del Quijote” ofrecen una parte de la respuesta a esta pregunta. “El Aleph” es un pequena esfera de cristal, que muestra al observador todo el mundo de manera simultanea. El duerio de esta esfera se llama Carlos Argentino Danieri, que es pariente de la difunta Beatriz Viterbo, una mujer a quien Borges habia admirado, y que trabaja en una larga poesia, la cual ha intitulado “La esfera del mundo”. Danieri hasta ahora ha visitado algunos pueblos argentinos, burdeles de Londres, un desierto en Oklahoma, la esquina de una calle de Buenos Aires. Habia conservado en secreto el Aleph, porque era la fuente de informacion del gran poema. Bor- 200 Rafael Gutierrez Girardot ges esta autorizado a examinarlo. Pero no son la pequefia esfera y la simultaneidad de los acontecimientos del mun- do, los que se pueden observar, los que estan en el primer plano, sino Beatriz Viterbo, Carlos Argentino Danieri y el ~ poema “La esfera del mundo”. El nombre de Carlos Argen- tino Danieri, su jactanciosa manera de hablar, el estilo de, parte de su poesia, conducen al lector a adivinar que Danie-/ ries una auténtica mascara argentina que Borges ha puesto, a Dante: Danieri es una abreviatura juguetona de Dan(te Aligh)ieri y el poema “La esfera del mundo” es una caricatu- j ta de la “Divina Comedia”. La repeticion de los destinos, de |. los modelos, de los deseos, de las rivalidades transforma ( esto y todo en una parodia. “Pierre Menard, autor del Quijote”, quiere escribir la novela de Cervantes sin copiarla. Menard pondera las diver- sas posibilidades para hacerlo; después de largo trabajo,, puede escribir tres capitulos del Quijote, que concuerdan’ palabra por palabra con el texto de Cervantes, pero muere antes de poner punto final a su obra secreta. Lega a Borges incontables apuntes y le pide quemar todo, pues la empresa habia fracasado. En una carta a Borges, Menard justificd su pretension e incluso el fracaso, pues “Pensar, analizar, in- ventar no son actos anomalos, son la normal respiracion de Ja inteligencia”. Esta justificacion desvia al lector de que Pierre Menard es la mascara que Borges ha puesto sobre~ Mallarmé, para mofarse de la fragmentaria obra postuma de / éste, el libro que deberia contener todos los libros. Pierre Menard es una parodia de Mallarmé. Si la literatura ha de | concebir la vida como parodia, esto quiere decir particular- mente que puede juzgar la literatura y la vida desde la pers- pectiva de la modestia. Esta perspectiva abre una posibilidad distinta de tratar e] tema de la repeticion. 201 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto E] espejo produce una repeticion. El observador en el espejo es él, pero tampoco lo es. Esta constatacion subyace a un fragmento de Borges, que expone uno de los pensa- mientos queridos de él: “Borges y yo”. Quién escribe en realidad lo que Borges se atribuye? ;Otro Borges, el que es- cribe esto que él ha escrito, no lo que se le atribuye a él? El juego elusivo no quiere poner esencialmente en tela de jui- cio la certeza del yo, sino mas bien destacar una incertidum- bre, que se oculta en cada individuo, en tanto incertidumbre. ¢Quién es 0 qué es 0 qué puede ser esta incertidumbre? Na- rraciones como el “Tema del traidor y del héroe” o “Historia del guerrero y de la cautiva” se ocupan de esta incertidum- bre. Alli estan el héroe que en un instante se convierte en /aidor, y la mujer europea, que es capturada por los indios ‘yy voluntariamente se somete a ellos y traiciona su ascenden- ‘cia europea. Ambos traidores no son traidores insignifican- jtes, ellos cometen traicion porque ningun hombre puede ‘escapar a su destino, a su incertidumbre. La evidencia de este punto de vista es clara en Borges. El entiende a los hom- bres, que tuvieron que sacrificarse a su incertidumbre, sin por ello rendir tributo al mal. Algunas narraciones, cuyo tema es el gaucho; como “Hombre de la esquina rosada”, 0 las pocas que aluden a la segunda guerra como “El jardin de los senderos que se bifurcan”, presentan asesinos, traidores, espias, hombre violentos de una forma tan llena de com- prension, que el lector entiende que ellos tuvieron que ac- tuar de manera que su voluntad tenia que doblegarse a la propia incertidumbre. ;Pesimismo o fatalismo? ;O modes- tia que excluye cualquier asomo de condena? En 1949, Borges publico un cuento que fue mal inter- pretado y que en la literatura sobre Borges se ha menciona- do tan raramente, que se puede sostener que ha sido pasado 202 Rafael Gutiérrez Girardot por alto. Nadie ha podido hacer nada con él. Lleva el titulo de “Deutsches Requiem”, porque el héroe del relato confiesa su amor por Brahms. Presuntamente la derrota alemana y el proceso de Nuremberg a los criminales de guerra motivaron a Borges a escribirlo. El titulo se refiere a ello, Otto Dietrich zur Linde escribe en la vispera de la ejecucion de su senten- cia de muerte la justificacion de su conducta en el tercer Reich. Borges publica este escrito. Otto Dietrich zur Linde es un retofo de una familia de héroes. Un antepasado suyo, Christoph zur Linde, murio en el campo de batalla. Su abue- lo por linea materna, Ulrich Forkel fue asesinado en el aio 1870 por guerrilleros franceses. Su padre, Dietrich zur Lin- de, se destaco por su valentia y heroismo en el sitio de Na- mur en el aho 1914. “En cuanto a mi, seré fusilado por tor turador y asesino”. El no pide perdon, sino comprension. El no se reconoce como culpable. En Schopenhauer, a quien venero desde su juventud, habia leido que todo los aconte- cimientos, que ocurren en la vida de un hombre, han sido prefijados por él. “Toda negligencia es deliberada, todo ca sual encuentro una cita, toda humillacion una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suici- dio”. El no reconoce su culpa, pero todo lo que él hizo y ha hecho como miembro del partido, como dignatario nacio- nalsocialista o comandante de un campo de concentracion, lo hizo en contra de su voluntad e inclusive con asco. Como comandante de un campo de concentracion, Otto Dietrich zur Linde invento un método para exterminar a los judios. Probo este método en un poeta judio, David Jerusalem, quien cantaba con alegria cada cosa del mundo. Zur Linde habia comprendido antes que no existe en el mundo nada que no pudiera ser el germen de un infierno posible. Un rostro, un cigarrillo, un compas podian arrastrar a un hom- 203 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto bre a la locura, y aunque no estaba en condiciones de olvi- dar estas cosas. Zur Linde llevo este punto de vista a la prac- tica. David Jerusalem enloquecio y se quité la vida. Zur Linde se pregunta si Jerusalem se habria imaginado que él lo habia destruido no porque él era un hombre o un judio, sino porque Jerusalem se habia convertido en un simbolo de una parte de su alma que él odiaba. “Yo agonicé con él, yo mori con él, yo de algin modo me he perdido con él; por eso, fui implacable”. Alusiones a Ja interpretacion nacionalsocialista de Nietz- sche, a la idelogia imperialista del nacionalsocialismo son tequisitos de la narracion, rasgos del entomo del héroe, que él asume con repugnancia y fatalismo, Las ultimas frases del informe de Otto Dietrich zur Linde, quien confiesa que era tepulsivo y terrorifico, indican algo digno de nota: “Miro mi cara en el espejo para saber quién soy, para saber como me portaré dentro de unas horas, cuando me enfrente con el fin. Mi came puede tener miedo; yo, no”. En una mirada retrospectiva a los cuentos de aquella €poca, que Borges reunio en el volumen FI Aleph y que jun- to con Ficciones fundaron la fama de Borges en Latinoamérica y Francia, Borges recuerda que los “germanofilos” argenti- nos, eran en su gran mayoria adeptos nazis que no eran ap- tos para entender el sentido de este relato, ni en condiciones de hacerlo. Con razon sefiala que estos germanofilos no te- nfan idea alguna de Alemania. Los germanofilos entendieron, los relatos en tan escasa medida como los festivos demécra- tas, quienes pensaban que Borges reivindicaba a los nazis y los exculpaba ambiguamente. Pero Borges en modo alguno hizo esto. Quien lea el cuento con atencion, puede advertir } los rasgos con que Borges dota a la figura de Otto Dietrich {zur Linde, y pueda descifrar las alusiones a la cultura yla 204 Rafael Gutiérrez Girardot historia espiritual alemana, no se atreverd a interpretar este | cuento como explicacion, justificacion 0 encubrimiento de nacionalsocialismo. Esta época oscura de Alemania no es para el Borges mo- desto, es decir, para el fino y caballeroso Borges, motivo al- guno para presumir de juez. Sobre el cuento Deutsches Requiem dijo en el prologo mencionado: “En la época de la ultima guerra no habia ciertamente nadie que como yo de- seara tanto la derrota de Alemania; nadie que como yo pu- diera compadecer el tragico destino aleman”. Borges apenas exagera, pero cuando dice que durante la Segunda Guerra nadie como él deseo y confirmo la derrota de Alemania, que nadie como él compadecio el tragico destino aleman, esto es ‘una exageracion que evidentemente no se puede justificar por vias estadisticas, puesto que ésta exageracion no es estadisti- camente concebible: es una declaracion de amor a Alemania. - En sus ultimos afos, cuando el ciego Borges no podia leer mas y no tenia un lazarillo que le leyera en lengua alema- na, escribié un poema dedicado a ella, que dentro de la his- toria de la lirica hispanica es unico y raro. El poema dice: AL IDIOMA ALEMAN: Mi destino es la lengua castellana, El bronce de Francisco de Quevedo, Pero en la lenta noche caminada Me exaltan otras musicas mas intimas Alguna me fue dada por la sangre— Oh voz de Shakespeare y de la Escritura—, Otras por el azar, que es dadivoso, Pero ati, dulce lengua de Alemania, Te he elegido y buscado, solitario. 205 Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto | Através de vigilias y gramaticas, De la jungla de las declinaciones, Del diccionario, que no acierta nunca Con el matiz preciso, fui acercandome. . Mis noches estan llenas de Virgilio, Dije una vez; también pude haber dicho De Holderlin y de Angelus Silesius. | Heine me dio sus altos ruisefores; Goethe, la suerte de un amor tardio, Ala vez indulgente y mercenario; Keller, la rosa que una mano deja En la mano de un muerto que la amaba Y que nunca sabrd si es blanca o roja. Tu, lengua de Alemania, eres tu obra Capital: el amor entrelazado De las voces compuestas, las vocales El estudioso hexametro del griego Y tu rumor de selvas y de noches. Te tuve alguna vez. Hoy, en Ja linde De los anos cansados, te diviso Lejana como el algebra y la luna | | Abiertas, los sonidos que permiten | | Es no sdlo un homenaje a los escritores alemanes de | su preferencia, sino el homenaje del modesto Borges a la riqueza de la Biblioteca, que anima la noche de sus ojos, \con “pocos, pero doctos libros juntos”. | 206

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