EL SENOR M.
RESENA DE “UN GASO DE MASOQUISMO PERVERSO"
DE MICHEL DE M'UZAN*
Romina Geltussi
ANCA 100
El presont trabjo tiene por fin efectuar una reseaa de caso
sefiorM.,publicedo por el psicoanalista francés Michel de M's
‘nel aho 1972, poco més de 10 afos después de haber tenida
dos entrevistas que equi se comentan, El interés del mismo re
‘en pod indagarolestatuto de las prcticas perversasy la
del ciezpo en este aujto, asf como también las difcultades
posenta en aquello que atafie fundamentalmente al
Aifrencal, ya que si bien el autor pions el caso desde la
tiva dal masoguismo -baséndoso en algunos trabajos de.
We Roich y al importante trtado de T. Reik sobre esto
‘encumnra diversos y marcados elementos que lo toma atpico;
‘quo 10 se adecuan a las caractristicas expuesta por las
‘mds elfsicas sobre ol tema.
Ln libertad y 1a bisqueda infinita del dolor
‘Bn el transcurso de tnicamente dos largufsmas sesiones ~Ies
“A OMUZAN M, De. (1972) “Un cao de masoquismo
| Bonu de un tori”. fin La soxualidad porvorsa, Granta,
ies, 1925, p. 1-85. El texto entrecomilado corespande a esta
én etstellana, los subrayados son nuestros.Sa
les decidié no proseguir pose a la posibilidad de hacerlo- Michel
do M’uzan entrevista al sefior M,, un hombre de 65 afios de edad
ccuya presencia y relato Je generan “una mezcla de fascinacion y
horrorizada incredulidad”, asf como también cierto rechazo, en
vvirtud de su “actitud maliciose y provocadora”, sumada a las
monstriosas y espectacularmente extremas pricticas “perverses”
| en las que ha incurrido durante afios: Resulta importante resaltar
que este material no provieno de una cura, es decir, de un trata-
miento en sentido estricto, sino de solamente dos extensos
‘encuentros que, de todos modos, han genorado en de M’uzan no
s6lo angustia sino también sumo interés, Para dicho outor este
caso comporta sin dudas clerta rareza, ya que son oscasas las oca-
siones pasibles de encontrar a un *masoquista perverso”, ese en
quien las sovicias, es decir, ln erueldad y el trato cruel excesivos,
‘actian sin el menor género de duda, experimentando en su cuer-
po lo que para otros s6lo queda a nivel fantasmitico
Bl sujeto concurre a estas entrevistas por sugerencie de una radié-
loga, quien durante un examen fisico ha observado detalladamen-
‘te las huellas que han dojado us pricticas. Al respecto, cabe des-
tecar que el sefior M. acept6 esta proposicién sin dificultades,
‘explicando que “ello podria resulta util algtin dia « otras perso-
nas que tuviesen 1a misma perversién que él", Asimismo, deseaba
entender mejor "su extralo estatuto”, ya que todo lo lefdo por él
a
ANCL A 181
acerca del masoquismo no lo habia hecho sentir sino “decepcio-
ie
‘Medignte une apariencia tranquila y modales cabellerescos, el
cotrora obrero en radioslectricidad y altamente calificado ~actual-
‘mente jubilado- refiere que en virtud de su competencis en esta
‘rea ha podido imponer a sus empleadores diversas condiciones
laborales. No obstante, le gonerabe una especial y total repugnan-
cia la idea de ejercer una autoridad, de ocupar un cargo dirigente
‘pues el heche de impartir 6rdones o recibirlas le parecta algo de
{indole alienente para su libertad, de la que hacia uso de manera
singular en unes solitarias, kilométricas y erréticas caminatas.
in relacién com su vida actual, procura que su familia ~st hija
adoptiva, el marido y los hijos do ambos no tome conocimiento
dde las acciones que ha ejercido durante afios, las cuales de M'uzan
‘expone de manera pormenorizada, seftalando en primera instan-
da el carécier de extremo dolor y sufrimiento que les mismas
ccomportan. Entre ellas so destacan “la némina de tatuajes..que
cubren précticamente todo el cuerpo, exceptuando el rostro. Un
tatuaje posterior: "Cita de Jas cabronadas”. Lateralmente, con una
flocha: “Entrada de los organitos". Adelante, ademés de los penes
‘tatuados en los muslos, una lista impresionante: "Soy une puer-
ca”, “Soy un culeado”, * Viva el masoquismo", “No soy varén ni
‘mujer, sino una puerca, una puta, came de placer”, “Soy una‘mierda viva", "Me hago mear y cagar en Ia boca y enguilo todo
con placer”, “Me gusta recibir golpes en todo el cuerpo: golpeen
fuerte" "Soy una puerca: culéenme”, “Soy una puta: sirvanse de
‘mf como de una hembra, que gozarén", “Soy el rey de los cofios:
‘mi boca y mis nalgas se ofrecen ales vergas". En cuanto alas cica-
trices y los rastros de sovicias, M.refiore quo su tetilla derecha ha
desaparecido, luego de quemarla con un hierro, atravesarla con
‘pias y errancarla. Ademés, en su ombligo le introdujeron plomo
fundido y, en razén de las proyecciones debidas al sudor, mantu-
vieron fundido el plome mediante un palo metéico caliente. En la
espalda a su ver le habfan cortedo le piel para pasar por ella unos
ganchos, de los cuales é permatiecia suspendido mientras un
hombre lo paneteaba. Asimismo, le falta ol dado del pie derecho,
al que el sujeto ha amputado con una sierra por orden de un com>
pafiero. En diverses partes del cuerpo se le introdujeron agui
auin hasta en el térax. El recto le fue ensanchado para que tenga ol
aspecto de una vagina. Por otra parte, durante afios ha ingerido
diariamente orina y excrementos. M. le habfa mostrado ala radié>
Joga, por pedido de ésta, diversos instrumentos de tortura: tabli-
lias provistas de centenares de puis, ruedecitas con pas de foné=
‘grafo y montadas en un mango, para golpearlo. Por iltimo, nota-
blemente, 3t0 genital no habia escapado a las précticas
‘gran nsimoro do psi do fondgrafo habfan sido puestas en ol into-
AWcLA
ror de los testiculos, tal como Io atestiguaban las radiografia
pone estaba integramente azul, quizd como consecuencia de
inyeccidn de tinta de China en un vaso La extremidad del bal
hhabe sido rajada con una hojita de afeitar afin de agrandar su ore
ficio. Un anillo de aceo, de varios centimetros de didmetro, haba
sido colocado de menera ij en la extremidad do la vorga, des
‘de habor hecho del prepucio una especie de cojin Ueno de ps
‘a Bnel cuerpo del pene habfan clavado une agujaimantada; er,
si me atrevo 2 decirlo, un rasgo de humor negro, pues el pene, en
tuna domostrecién de su potencia, tenia ol podar do dosviar la
Aguje de la brijule. Un segundo anillo, éste amovible, apretaba ol
origon de las bolss y la base del pene.” .
Todasosts peculiares experiencias dotan # M. de una “conviceiéa
profurda de disponer de una potencia sin igual", buscando el
suffimiento como cataizador y amplificador de la excitactén
sexual llevada alsin Limite, ya que toda la superficie de su cuerpo
“sara oxcitable por medio del dolor” sobreviniendo la eyaculacién,
nel momento en que més lo experiments.
Algunos antecedentes de su infancia
Respecto de su historia familiar, el seftor M, tinico hijo depareja mayor, establece una diferencia entre la temura de la
madre la rigidez paterna. Refiere haber permanecido apegado a
ambos durante su infanea, sobre todo a su padre, en virtud de la
atencién puesta por ést an su actividad escolar Cabe sefialar que
cuando muoro éste,'M. ~e 21 aos de edad por ese entonces~
doscubre al revisar la correspondencia que aquel también era
‘masoquista, En relacién eon su infancia y con algunas conductas
‘que luego edoptara, M. rcuerda haber visto, hac Is edad de 4
atios, a una nifia vecina que coma sus propios excrementos, acto
respecto del cual afirma "me sontf asquoado, pero después lo
volv/a pensar”. Frase que reitera al hablar de la sensacién que le
produjo le Iectura de las actividades realizadas por faquires. Esto
‘vuelve a experimentarse a los 10 aflos, edad en ls que M. ubica el
‘comienzo de sus précticas. Refiore que fue en la escuela donde
pudo percatarse tanto do su intenciGn de recibir castigos corpor
les como de su atracei6n por Ia orina ‘Tras tun breve tiempo en ol
que sintis cierta repugnancie por ello, su actividad masoquista
retomé de modo amplificado, pasando # ser objeto de diversos
‘actos de indole sexual por parto do sus pares luego de ser sodo-
‘mizado por un celador, Sin embargo, sus compatieros “solfan
‘echarsoatrés, no se atrovian @ pasar eabalment al acto, como por
ejemplo para atravosarle tun brazo con agujes; se contentaban con
doptando 6) all{ “une posicién exclusivamente
i i a
ANCLA 183
femenina: “Era resueltamente una ramera, y eso me satisfacfa",
firma.
Una felicidad sin nubes
Las précticas del seflor M. adquieren pleno desarrollo con su
‘matrimonio, Se casa a los 25 fos con una prima diez afios menor
« la que también califica como masoquista. Se acercé a ella preci-
‘semente al descubrir esta comtin perversién y tuvieron ocasién de
infligitse algunas sevicias "por mutuo afecto”. De todos modos, lo
‘esencial es que ambos ocupaban el lugar de “victimas” y esclavos
frente a los dos hombres que también participaron de las précticas
durante tres alos y de los que actualmente no recuerda sus nom:
‘bres. Se sometian, sogiin sus dichos, a un “verdadero sulcidio
moral”
Respecto de su vida conyugal con esta mujer, M. refiere que ha
vvivido “ocho afios de felicidad sin una nubo”. Es decir, entre sus
25 y 38 afos tuvo tun matrimonio absolutamente “feliz”. Durante
los tres primeros afios ellos han mantenido en paralelo una activi-
dad sexual normal y prictices masoquistas compartidas con terce-
10s. No obstante luego, por orden de uno de estos ltimos, M.
“renuncia definitivamente al coito como parte integrante de las,exigencies masogustes". Bs pasiblo salar que dicho abandono
se produce poco tiempo después del nacimiento de su hi
auien no dice demasiado, slo que actualmente mantiene un con
tact epistolar con ella, agregando ademés no coer que la misma
sea masoquist, aunque destace el hecho de que haya tenido diez
hij.
A partir de lo expuesto, se puede inferir que Is spose he jgado
tn papel clave on la vida de este sujet, o més bien un “papel
doble" en lo que state, por un lado la identificacién con él en
al suliminto y por otra pate porque le brindabe wna ocasién
“nuplamentari’ de experimentar hurllaién, como cuando, por
«jmplo, “sofocado entree eléstico y el colchén,assta a ln rel
cones sexuales quest mujer tenia encima de él con el ot com:
paiiero, el ual scsbaba de abofsteslo, de hacere esas mis manos
¥rsus pies y de ordenarle absorber sus excromentos”.De esta rela:
cién, de M'uzan efirma que la misma “no parece entrar on el sis-
‘ema’, aunque en el plano erético os posible armar cata coyun
tura en Ja que pueden intercambiar sus roles de modo tal de se,
win eta dable dentificacion, espectadares, victimes y verdugos
Una vez més se subraya la dimension extrema de las actividades
sfoctuadas que, en cierta medide, han llevado a la esposa. ala
muerte ocho afios mas tarde, a raiz ademés de una tuberculosis:
plmonat. Tal como lo seiala de M'uzan, es notable la rlacin
ANCLA 184
aque prevalece entre ambos, ya que "M. amaba profundamente a su
ser yno por ello dejeba de contribu diretamente a su destruce
cf. Per oto Indo, cama su mujer no er del todo distints de él
‘mismo en raz6n del carécter incierto de las identidades en juego,
1M, soguiasiendo masoguista a través do ls eruoldades que ola
foportabe". Dicha pérdida lo afecé y, deprimis profundamenty |
ontrayendo posteriormente él la misma enfermedad, de la cual
snare os aos més tarde
La depresién y la extincién de las précticas
‘Tal como hemos sofialado, Ja muerte de la esposa sumié aM. en
luna profunda depresién. Es posible infer que portal motivo,
9 sino més de una década después, entre sus 46 y 47 afos, que el
befor M. decide contraer un nuevo y “esperanzado” matrimonio
‘on una prostituta. Las esperanzas puestas en dicha eleccién
‘caban en el saber supuesto de ese mujer respecto de las experien=
‘ins cams a este sujeto. Sin embergo, esta unién pronto culmina,
‘mismo tiempo que sus précticas perversas, las cuales se extine
‘quen hacia sus 50 afios de edad, Los motivos del divorcio se
daron en que “las actividades ilegaes de esta segunda mujer, par:
ticularmente actividades de celestina, Ia exponian a persenes judiciales, cosa que 61 no deseaba a ningin precio". Por otra
‘parte, M. deja ver que “se habfa sentido ofendido por la falta de
rmoralidad de su nueva compatiera” en aquello atinente al manejo
dol dinero. De todos modos, lo notable es que en esta relacién M.
‘no logra recrear la felicidad que tuvo antafio con su primera espo-
sa, allf donde también su accionar perverso alcanz6 su punto més
alto.
‘De esta segunda y ultima unién s6lo conserve a la pequefa muca-
‘ma que los atendia, a la cual ha adoptado y con quien actualmen-
te-convive en un tranquilo medio familiar, No cbstante, mantiene
‘ocasionalmente relaciones homosexuales y por otra parte presen
fios eréticas de contenido heterosexual. Sue
voluptuosa, con Ia que las relaciomes sexuales se eproximan al
‘amor normal”. Con respecto al masoquismo y su extincién afade
‘que “ol interés se ha apagado. Yo haba evolucionado y, a juzger
por los suefios, habia vuelto-a ser normal”. Bs asf como M, final-
mente “arma” una familia con esta muchacha, su marido ¢ hijos
=y no con su verdadera hija, cumpliendo funciones acerdes y
ranteniendo sumo cuidadoen que las huellas de sus experiencias
zo sean vistas por ellos. Sucede éxactamente Jo contrario con los
médicos, ante quienes guarda el gusto por exhibir sv cuerpo y dar
testimonio sin el menor pudor
SESE
ANCLA 105
lestatuto del masoquismo para de M’uzan:
tuna dificultad diagnéstica
‘Las peculiaridades de este caso presentan, para dicho autor, algu-
nos problemas a nivel diagnéstico & los que intentaré delimitar en
funci6n de tres elementos: la evolucién del masoquismo de M., su
relacién con el dolor fisico y las caractersticas prosentes en su
vinculacién con otras personas.
‘Tal como se ha mencionado al comienzo, de M’uzen. recurre alos
trabajos de distintos autores, tales como Freud, Reich y Reik, a fin
de pensar el estatuto del masoquismo en este caso. Atento a estas
concepeiones y ala evolucién del mismo, encuentra que en M. no
‘se vorificen las leyes comdnmente enunciadas respecto de este
tema, tales como la preservacién de los geniteles o el sufrimiento,
el cual nunca supera determinado umbral y de ningiin modo
Ievado al sin mite como en eh presente caso. Por otro lado, tam-
poco aparece aqut el papel de la mujer cruel que ordena autorita-
riamente las précticas. Muy por el contrario, su compatiere man-
tenia la misma posicién que 61. Asimismo, este hombre no mostra-
‘ba rasgos masoquistas en lo atinente a sus relacionos Inborales, en
tanto imponia a sus empleadores determinadas condiciones al res:
pecto
Con respecio al segundo punto, de M'uzan enfatiza Ia relaciénexistent entre dolor y ol placer: Es deci, ol dolor como dasenca-
denante de la eyaculacién, y que no pocas veces dabe Luger @ una
coprofagia posterior, adecuada para prolongar el “placer psfqui-
co". Gabe senalar nuevamente el carécter ilimitado de estas accio-
nes, en las que sin el minimo temor las tortures se incrementaban
cada vee y donde, finalmente, quien rtrocedsa ante el extremo
doloroso de las exigencias incesantes del sujto era el compafiro
“sédico", es decir, ante estos variados,prolongados y suspendidos
estimulos “cada vez més fuerte, siempre en contraste. En rela-
cin con ello, el autor afirma claremonte que “de la busqueda inf-
nita del dolor, tal cual nos la ejemplifica M., se puede deducir
logicamente une necesidad igualmente infinite de goce”,agregan
do que se incursiria en error #1 s0 pensara que este hombre "ee
libre de querer 0 rechazar esa felicidad. Paradéjicamente, le ha
sido impuesta. Se halla, por ast decir, condenado a gozarla, y esto
#6 lo que vuelve tan dificilmente descifrable su aspecto. Suir los
‘eores tormentos para gozar en virtud de une compulsién absolue
ta: tal es la fatlidad que debi6 subir M. la mayor parte de su
vide",
De la relacién entonces que ost sujeto mantiane con los otros, es
pasible sostener qu le misma so compone de sontimientos de dos:
precio, orgllo, desefio y superioridad. fl buscabs con sus pti-
as la humillacién, la “eniquilacién completa de su voluntad”
ANCLA 186
docir, €eseaba ante todo un “rebajamiento de la personalidad”, un
“verdadero suicidio moral”, el cual so obtenfa mediante las pocu-
liares relaciones homosexuales quo ofectuara y que comportaban
para 61un sentido injuriante. Con respecto a las frases que se hacia
escribir, manifiesta haberlo hecho a fin de patentizar el hundi
‘iente y rebajamiento necesitado. Al decir de M: "Yo daba la
Jimpresién de ser invertido, pero no lo era por placer, sino por
‘bumillaci6n. No sentfa com ello satisfacci6n fisica alguna, porque
‘ocurrfa en e! plano moral". No obstante, de M’uzan pone en cier-
‘to modo en cuestién el carécter excesivo de este renunciemiento a
‘8u voluntad en pos de quien ordenaba, ya que ello comportaba la
renuncia a todo tipo de poder. Ast, afirma que on M. en modo
alguno se trata do tal renuncia, ya que ol aparente abandono es en
realidad e1 subterfugio de la afirmacién de su orgullosa omnipo=
toncia. Ello en tanto que, de este modo, arraige el sentimiento de
‘er “cas! nico”, pues “s6lo existia una persona més fuerte que él,
alguien que vivia en una jaula erizada de pias". Afirma que retro-
‘coda solamente ante el temor que le generaban las complicacio-
nos médico-legales y los problemas de hemostasis que habrian
‘scarred mutilaciones atin més graves, como por ejemplo, la
‘amputucién de! miembro, no dejando de agrogar una vez més que
“el sédico siempre se achica on ol iltimo momento” En relacién
‘con dicha omnipotencia extrema, cabe saftalarse un hecho muy
|particular: M. relata que una noche ha sido victima de una agre-
sién, en donde resccioné tomando por la garganta a su agresor.
Pensé que lo habfa asesinado, ya que al dia siguiente se habria
‘encontrado el cadaver de un hombre con rotura de laringe. De este
modo, los otros son desvalorizados, despreciados 0 reducidos a
‘una mera funcién instrumental. Sin embargo, M. afirmaba a su vez,
que 61 mismo “no existfa como sujeto”, pues “sélo corporizaba los
fantasmas del sédico".
Continuando con la enumeracién do los problemas presentes en el
‘caso, al autor destaca otros tras puntos que no carecen de impor-
tancia: la angustia la castraciGn y la fantasmatizacién. Con respec-
to. la primera, de M’uzan aflrma quo on ¢! masoquismo perverso
la misma no tiene lugar. En M. la angustia era rechazada y en stu
lugar estaba el dolor, pero no como placer, sino como agente direc-
to de éste, ya que el aumento de la excitacién sexual dabe lugar a
tuna exigencia suplementaria de sufrimiento fisico. Asimismo, el
6nfasis se ubica en el hecho de que M. no siente temor por nada,
ni siquiera por la castracién, asf como tampoco tiene aqui curso la
idea de castigo. De esta manera, “el sujeto permanoce al margen de
todo verdadero valor simbélico en el que se exprese el primado
del falo y su potencia orgéstica le asegura une posicién megaloma-
nace inviolable” donde el otro queda reducido a no ser més que
tun instrumento, En relacién con ello, este autor agrega que la dis-
ANCLA 187
tincién quel sujeto hacia de sus padres no estaba basada sino en
elementos caracterol6gicos y bioldgicos -padrey prima masoquis
tas-,no recenociendo la leyesfiliatorias « nivel relacional, pre-
valeciendo cierta confusién en torno a las identificaciones, on la
medida que “las personas se confunden: él es como su mujer y su
mujer es como él; ella es su pariente, y 6 es como sus padres".
Como consesuencla refiere que en lo relacionado con la filiacion
Yel parentesco, no se traten aqui de identificaciones enol sentido
activo y diferencado propio de las estructures nouréticas, sno de
fenémenos *puramente reduplicatvos",concluyendo por ello que
la personalidad de M, se ha estructurado al margen de la proble-
miética edipica
En lo relacionado con la actividad fantasmética, una voz mas se
‘vuelven a encontrar diferencias, pues en este caso de M'uzan
seal que nose instaur e fantasia petognoménico preperatorio
‘nf la imaginaciGn previa a la accién como motor primero del acto
perverso que segin 6! resultan ceractristicos del masoquismo.
‘Aquf, por elcontario, se destaca la falta ycaroncia imaginativa
como el carkcter rudimentario, estereotipado y repettivo de sus
experiencias perversas, Asi los fantasmas no son generadores do
1a perversia, sino més bien el eleto elemental de ésta. Tal como
sostine de M’uzan: “La imaginacin eraen él tan decadente, quo
nocesitaba buscar ideas por todas partes, en los libros acerca del‘masoquismo y Ie Inquisici6n ene ejamplo de otro, las cuales no
bstante le ocasionaban clerta decepeiéa.
En sintess para concluir esta resefi, resulta importante mencio-
nar los diversos elementos singulares y caracteristicos del caso
que dan cuenta de uns dificultad nivel diagnéstico: on primer
Iuger Ja bsisqueda de humillacién y el renunciamiento a la volun-
tad, como contrapartida del orgulloy el daeprocio hacia el oro,
Asimismo, la dimensién de marginalidad que se juege respecto,
del Edipo, la castracién y el fantesma. ¥ por timo, la busqueda
dol sufrimientofisco como vis exigida e impuesta afin de contra:
rrestar la desgarradura amenazante que pesa sobre la identidad,
alli donde el exceso se expresa en un apetito de goce infnito y
compulsive que conlleva ala vez una posibilidad de descarga, del
modo més brutal
Finalmente, podemos afirmar que, si ion de Muzan no contabe
on las categorfs lacanianas para pensar le estructura subjetiva la
lucidez con la que desarolla este caso permite dilucdar aquellos
elementos que no condicen con el modo en que piense el maso-
quismo, Por ello, aunque culmine forzando el diagnéstico hacia la
porversién, es realmente notable su esfuerzo por dlimitar justa:
mente aquello que no encej al.
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