ANTROPOLOGIA ESTRUCTURAL
ismaa Yocnsta:
de Lébdaco, que comprende a Agave, Pentea y a Ja misma Yorasta:
{Es vartantedtebanas sobre Lico, donde Aniién y Zeto desernpefian 6}
papel de fundadores de la ciudad; otras, mis alejadas, relativas 9, DiS-
Zso (prio matrilateral de Edo) y fas eyes sonerees donde
el correspondiente en Tebas a Cadmo es desempefiado aqui
arose ihr poh a
Prantes, ur evadro donde cada elemento seré dispuesto de tal manera
i permite 1a compacacién con el elemento coerespondiente
sare PRindros: la destrucci6n de la sezpiente por Cécrops con el episo,
Gio paralelo de la historia de Cadmo; el abandono de Dionisio y et
Fig 16
one as, que marcha de
Je Edipo, ‘pie-hinchade’, y Dionisio lozias, es decir, que marcha €°
7 ‘a basqueda de Buropa y Ia de Antiope; a fundaeton
Se Tapas. ya por los espartanos, ye por Dioseuros, Anfién y 2105
‘Zeus que rapta a Europa o 8 ‘Antiope, y el episodio similar en el one
‘es Sémele la victima;.el Edipo tebano y el Perseo argivo, etcétera. <
Sh tndsin, asi, varios cuadzos de dos dimensiones, consagrado ex
a vari ue podrin ser yuxtapuestos como otros tantos
legar a un conjanto tridimensional, que puede
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ara my tn fay er
anes Bor de tres maneras diferentes: de izquierda a ,
Te ele fei att [oie eos) bes is
‘ctamente idénticos. Pero Ja experiencia prueba
no serdin nunca, exactiPrenciales, que no han de pasar inadvertidas.
LA ESTRUCTURA DE Los MITOS
ofrecen entre si coreaciones signficativas que permiten someter el
conjunto .2 operaciones légicas, por simplificaciones sucesivas, para
srribar finalmente a i ley estructural del mito considered,”
Se objetaré tal vez que una empresa semejante no podrfa ser
Tevada a término, porque las dnicas versiones de que se dispove
son Iss actualmente conocidas. Qué ocurriria si una nueva versién,
trastornara los. resultados adquiridos? La dificultad es real cuando
se cuenta con muy pocas versiones, pero se vuelve répidamente
tedrica a medida que su ntimero aumenta. La experiencia ensefiard
el orden de magnitud aproximado del nimero requerido de versiones,
que no podrd ser muy elevado, Si conociéramos el mobiliario de una
habitacién y su distribucién por el solo medio de las imégenes refle-
jadas por dos espejos fijados sobre muros opuestos, podrian producirse
dos casos. Con espejos rigurosamente paralelos, el miimero de imi-
genes seria tebricamente infinito, Si por el contrario uno de los espe-
jos estuviera colocado en posicién oblicva con respecto al otro, este
mimero disminuirfa répidamente en proporcién al Angulo. Pero aun
cen este tltimo caso bastarian cuatro o cinco imagenes, si bien no para
procurarnos wna informacién total, al menos para asegurarnos que
ningiin mueble importante ha pasado inadvertido.
sata Ei cambio, jade se instd bastante sobre la mcpidad abao- 7
luta de no omitir ninguna de las variantes que han sido as
Silos comentarios de Frevd sobre el complejo de Edipo forman parte
integrante —como nosotros creemos— del mito de Edipo, pierde sen-
tido la cuestién de saber si la transcripeién del mito de origen de los
zaiit hecha por Cushing es lo bastante fiel como para ser retenida.
No existe versién “verdadera” de In cual las otras serlan solamente
copias 0 ecos deformados. Todas Tas versiones pertenecen al mito.
Estamos ahora en condiciones de comprender por qué muchos
‘studios de mitologia general han dado resultados desalentadores. En
primer lugar, los comparatistas han querido seleceionar versiones pri-
Vilogiadass en lugar de eetminarlas todas, Sea visto, ademés, que el
andlisis estructural de ‘una’ variante de ‘un’ mito, recogida en ‘uns’
‘ribu (a véces inclusive en ‘una’ aldea) permite obtener un esquema
de dos dimensiones. Desde el momento en que entra en juego un
cierto niimero de variantes del mismo mito, para la misma aldea o la
misma tribu, el esquema se vuelve tridimensional, y si Ja compara
cién quiere extenderse, el nimero de dimensiones tequeridas crece
tan répidamente que resulta ya imposible aprehenderlas mediante
procedimientos intuitivos. Las confusiones y Ins trivialidades en que
cae demasiado a menudo la mitologia general derivan, pues, del des-
conocimiento de los sistemas de referencia multidimensionales
‘que efectivamente se requieren, y que ingenuamente se cree poder
‘Remplacar por sstemas de dos o tes dimensiones. A decir verdad,
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