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Mohandas K. Gandhi amado Mahatma («alma grande») por Rabin- LE | svar Tagore, este hombre fragil y enjuto encarn6é durante medio siglo la santidad de la acci6n politica a través de su doctrina de la no- violencia (abimsa). Logré que los ingleses se retiraran de la India no como enemigos sino estrechandoles la mano. Su vida (1869-1948) consistié en la busqueda de la verdad y se vertiéd en compasién por los més pobres. «Mi vida es mi mensaje», dijo en una ocasi6n Una vida que qued6 sellada por el martirio, debido a la intolerancia de sus propios correligionarios, que no aceptaron su postura ante el islam ni su trasgresién continua del sistema de castas. Su personalidad no estu- vo exenta de paradojas: de una amabilidad exquisita, pero tenaz y firme hasta la exasperaci6n; sagaz, pero con una inocencia de nifio; progresista, pero, en ciertas cuestiones, desconcertantemente tradicional; rapido y diligente para la accién y para la toma de decisiones, ala vez que dedicaba dos horas diarias a la oraci6n y todos los lunes guardaba silencio, independientemente de las obligaciones que entonces tuviera, consciente de que recibja su fuerza de una Fuente de la que no podfa pres- 107 cindir ni un instante y que era mds importante que los alimentos qué ingeria, de los que en muchas ocasiones se abstuvo. Consiguié la unificacién entre contem- placi6n y acci6n, entre lucha y docilidad, mediante la atenci6n a lo que él Ilamaba «la Voz interior». En el mundo ha habido siempre seres humanos que han asegurado hablar en nombre de la Voz inte- rior. Y sus actividades no han hecho ningtin dafio al mundo. Antes de ser capaces de escuchar esa Voz, hay que pasar por un largo y muy severo aprendi- zaje y, cuando es la Voz interior la que habla, es inconfundible, Después de haber realizado un esfuerzo incesante por obtener la autopurificacidn, he desarrollado una pequefia capacidad para escuchar correcta y cla- ramente la «silenciosa y suave Voz interior» [...]. Cuando afirmo que he escuchado la voz de Dios, no estoy diciendo nada nuevo. Lamentablemente, s6lo conozco una manera de demostrar esa afirmacién: a través de los resultados. Pero El da a su siervo volun- tario el poder de pasar las pruebas mas diffciles. He sido un esclavo voluntario del Amo mas exigente durante mds de medio siglo. La voz de Dios se ha hecho cada vez mas audible a medida que los afios han ido pasando. Dios nunca me ha abandonado, ni siquiera en los momentos mas oscuros. Dios me ha salvado muchas veces de mi mismo y no me ha dejado ni una pizca de independencia. Cuanto mayor 108 Af 8 ee PARARAAAAA 5 ’ » ‘ , , , ’ b ’ ’ ’ ‘ ' 5 y ' ' ' ! ’ , ; | ' | ' | ' } } | 1 | ha sido mi entrega a Dios, tanto mayor ha sido mi alegria[...]. Para mf, la voz de Dios, de la concien- cia, de la verdad, la Voz interior 0 «la silenciosa y suave voz» significan una Unica e idéntica cosa No he visto a Dios bajo ninguna forma, y nunca lo he intentado, pues siempre he crefdo que Dios no tiene forma. Pero una vez of algo asf como una voz lejana y, sin embargo, bastante cercana. Era tan inconfundible como una voz humana que me hablaba claramente y era irresistible. En el momento en que la escuché no estaba sofiando. La escucha de la Voz estuvo precedida por una lucha terrible dentro de mi. De pronto, la Voz me habl6. Escuché, me cercioré de que era la Voz, y la lucha ces6. Me quedé en paz. Y tomé la determinacién de ayunar periddicamente en recuerdo de aquel dia y aquella hora. La alegria me invadidé. Sucedié entre las once y las doce de la noche. Me sentf renovado. Dios tiene tantos nombres como criaturas hay. Por eso también decimos que Dios no tiene nombre. Y, asf como Dios tiene muchas formas, también consideramos que Dios no tiene forma; y del mis- mo modo que Dios habla a través de muchas len- guas, también consideramos que Dios no habla; y asi sucesivamente. La gota de agua que se ha separado del océano podria tener un momento de descanso, pero la que est4 en el océano no conoce tal descanso. Lo mismo 109 sucede con nosotros. Tan pronto como nos hace- mos uno con el Océano, ya no hay descanso para nosotros y, de hecho, ya no tenemos necesidad de descansar nunca mas. Incluso nuestro propio suenho es accién, porque dormimos con el pensamiento de Dios en nuestro corazén. Esta actividad conti- nua constituye el verdadero reposo. Esta agitacién incesante contiene el secreto de la paz inefable. Es dificil describir este supremo estado de experiencia humana. Lo han alcanzado muchas almas entregadas y también podemos alcanzarlo nosotros. 110

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