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Pontificia Universidad Catélica del Pert Instituto Riva -Agitero Estudios de Filosofia EL PROBLEMA DE-LA VERDAD EN LA FILOSOFIA ACTUAL Y EN SANTO TOMAS * Por Fernando Inciarta Ar, El tema de mi conferencin presenta aspecios que no dudo en a- lificar de paraddjicos, Primera paradoja. Ningiin filésafo actual ha esctito tanto co- tre. la verdad como Santo Tordis de Aquino. Sus Quaestiones Dispu- titae de Veritace, ocupan en Ia ediciin de Marietti no menos de 600 paginas en custto, por cierto bien apretadas. Sin embargo, ni San- fo Tomds, ni ningiin otro autor del pasado han dado tantns vueltas al Problema de fa verdad como las eatin dande multitud de fildsofos y Ge waricos de In siencia en la actualidad. Segunda paradoja. Le eantintia reflexién sobre el problema de Jn verdad de que somos testiges en Ii filosoffa y en Is teoria de la cenela aatusles esti conduciendo a una yolatiliracién progresiva det concepto mismo de verdad, cosa que no sucede en Ia filoscfia de Santo Tomas. Por ahora me basta eon aludir a estas dos paradojas, Ya hae bri tiempo do.atender, por lo menos, @ otra, Tas dos paredojas indicadas tienen une explicacién parecida y, en mi opinién, sencilla, En Ta filosofia, como en cualquier otra actividad cientificn o hn- mana, hay conceptos que podriamos ealificar de conceptar operatives } eonceptos que podriamos calificar de conceptos temétieos. Conceptos temiiticos son aquellos sobre Jos que In filosofia, o cualquier otra setividad clentifics 0 humane, reflexion expliciiamen- te para Megar a conecerlos 9 parn Weear a conocerlos mejor, Tales eoneeptos teméticas constituyen los terms preferidos de In investiga cin humana. En filosofia, 9 més coneretamente en metafisien, esos (9) Conferoneia que dicté cl Dr, Inctarte; de Ia Universidad de Friburge (Alemanta), en: el Tastinito Rive.8 pier. 4g 105 temiticas coinciden en términos generales cun Io que Kant § de intereses fundamentales de la humanidad. Tales son, se gin Kant, la cuestion de Dios; tal ¢s, segtin el mismo Kant, le cues tién de Ja libertad humans; tal es, también para Kant, la cuestién de Ja inmortalidad del alma. A diferencia de estos y otros conceptos teméticos, de estos y otros temas © cuestiones fundamentales tonto para el hombre como, por eonsiguiente, también para Ia Filosofia, los eonceptos que he lumado eperatives no suélen ser objeto inmediato de la investigacién cienti- fica y filoséfica explicitas, sino solamente en cuanto siryen de medio para dilucidar aquellas otvas cuestiones fundamentales que he eitado. y tantas otras mas que podria haber citado. Para dilucidar Ja euestin de Dios, la enestién de Ja inmorta- lidad del alma y Ja cuestién de la Hbertad o de 1a moralidact humanas, uno se puede servir, por ejemplo, de conceptos tales como Ios. con- ceptos operatives de acto y de potencia. Y de hecho, por lo menos desde Aristételes y atin antes de él, todos los fildsofos se han servido de tales conceptos, sea bajo el mismo nombre, sea bajo el nombre de realidad y posibilidad, ote, para dilucidar las cucstiones mis apre- miantes y los intereses mas clevados de In humanidad. Como so ve, Ios conceptos operatives (acto - potencia - realidad ~ posibilidad - etc.) son coneeptos puramente instrumentales, conceptos al servicio de otros. A nadie se le ocurriria decir que el problema del acto o el de la potencia, ¢] de Is realidad o el de 1a posibilidad despierton el mismo interés ospecificamente humano que el problema de la libertad, por ejemplo, yPor qué he aludido a esta distincién? Hasta qué punto ofre- ce Ia distincién entre conesptos teméticos y conceptos operatives una explicaeién de las paradojas a quo he aludido al principio? Yo diria lo siguiente: a diferencia de Ia filosofia actual, en Sato Tomds juega el problema de la verdad el papel de un coneepto predominantemen- te operativo. Esto expliea que slo la primera de sus veintinueve cuostiones disputadas De Veritate trate explicitamente de Ia verdad yy més especificamente, que silo el primero de los doce articulos de esa primera cuestin se pregunte explicitamente qué sea la verdad (et primo quacritur quid sit verites), mientras que en el resto de la obra el concepto de verdad, previamente elucidado en eta primera cuestién o, més explicitamente, en su. primer articulo, apareer sdlo en relacién con sus miiltiples aplicaciones a euestiones fundamentales de la humanidad y de la fe oristiana. En cambio, en Ja filosofia aemal el concepto de verdad es ob- jeto directo y, por tanto, objeto tematico o tema de una investigacién 49, explicita, Prucha de ella com los innumerables trabajos que, sole 13- éo en el dmbito anglosajon, aparecen hoy dia bajo el excueto titulo Verdad (Truth) 0, con frecuencia también, Verdad y Sentide (Truth nd Meaning), Bs verdad que todos ellos. incluso el canotido de Tarski sobre el concepto seméntico de verdad em Jos lenguajes for- malizados, son mucho mis cortos que el de Sunto Tomds. Pero a cam- bio de esto, en su mayoria tratan Gnica y exclusivamente del tema que su titulo promete, cosa poco freevente en titulos, es decic, tra- tan efeetivamente de In verdad y sélo de la yerdad. Pero con esto sélo he dado cuenta de Ja primera paradoja, que decia: ;por qué en muchas mis paginas Santo Tomas habla explice tamente menos de Ia verdad como tal que tantoz y tantos filosolos ac- tuales, desile Heidegger hasta Strawson? La segunda paradoja se refcria al hecho de que Ja insistencia en el tema de Ia verdad esti Mevando a una yolatilizaciin progresiva del concepto mismo de verdad. Paya dar cuenta de esta segunda y mas inquietante paraddoja no basta con lo dicho basta ahora. Por supursto, no, onbe duda de que tun inodo efieaz de acabar- eon cualquicr cosa os utilizarln demasiado. El nso. gasia. Pero, por ota parte, Sunte Tomds usa el concepto de verdad no menos que 1a filosofia ectunl, aunque no del mismo modo. Ls cuestién es, pues, ésta: gpor qué el uso del eoncepto de verdad como eoneepio operative en Santo Tomas. no lleva a un deszaste. te: ‘mejanite al del azo det concepto de verdad coma eonespto temiltica em In netualidad? Para responder # esta segunda pregunta lo mejor seri alndir a cira peradoja, Cuando hablo de una volatilizacién paulatina del con- ceplo originariamente operatiyo en un eoneepte temilico Teva de por aun aléjemiento también paulatina de Tus cucstiones fundamentales, de Ios temas primordivles de a humanidad. Es evidente que libros dle segunda mana sobre of acto y la potencis, sobte 1a anslogia,.sobre 1 sex, coneeptos todos ellos operatives, alejan de estas cucstiones res: jeeta # libros de primer mano, come lox de Aristteles, en los que jos conceples de eto, potencia, analogit, ser, estin puestos per ente- yo al servicio del problema de Dios, del hombre y det mundo, Y sin embargo, cahe aqui preguntar: zno 68 el concepto de ver dad un eoneepto tal que Tava de por si a las bors niisinas y. por lo tanto, al planteamiento’y, posiblemente, a la clucidacién de esas otras cuestiones mis fundamentales en qué s¢ cifran los intereses supremos del hombre y de Ja Filosofia? Si asi fuera, Ia reflexién explicita sobre el problema de! ver- dad como concepto temitico (y no s6lo camo. concepto, operative} no 50 debetia alejarnos-de Ins cosas misraas y de Ins euestiones primordiales, ‘sino nds bien acercarnos a ellas, Y, sin embargo, Ja filosofia actual, en cuanta que (sea en el terreno fenomenolégico o en el anelitieo) yuelve una y otros vex al problema metédico de Ia verdad nos aleja ada ver més de esos mismos otros problemas. Esta es la tereera pa- radaja. Para resolverla, y para resolver com ella Ia segunda paradoja, conviene tener en cuenta que aqui interviene otro factor que convie- ne retener de antemano: Ia transformacién del concepto de verdad, de concepio fundamentalmente operative o instrumental, como en Aristoteles y en Santo Tomds, en concepto fundamentalmente temi- fico, como en Ia filosofia actual, entraiia una transformacion no s6- Jo del uso de ese concepto, sino también de su contenido. Porque al conyertirse en un concepto fundamental 0, incluso, puramente refle- xivo 0 tematico, el concepto de verdad deja de girar scbre Ia relacidi de adecnacién entre ol intelecto y las cosas o entre el Ienguaje y Ia realidad, para girar en torno a la relucién de congruencia del inte- Teeto consigo mismo 0 del Ienguaje consigo mismo. ‘Ahora bien, en el momento en que la filosofin deja de girar en torno a Ia congruencin entre el inteleeto y Tas cosas o custiones, pa- ta gitar on torno a la eongruencia del intelecto consigo mismo o del Jenguaje consigo mismo, en ese momento Ia filosofia deja de sex una reflexién sobre as cosas para convertirse, a su ves, en una reflexién en ultimo término sobre In reflexion, Se trata aqui de una transformacién semejante & In operada por la filosofia-al transformarse de metafisies en filosof{a treseendental: Ins cosas mismas (sea Dios, el mundo, el alma o Ia libertad) quedan en el plano teérico reducidas a una “x” mas ¢ menos desconosida ¢ ineog: noscible. La mente humana sc ve entonces implicada en un proceso de reflexién sobre si misma y sobre-cus propios productos, ¥ csta re- flexién sobre si misma y sobre “sus productos constituye Ta quinta- cseneia de la filosofin trascendental, filosofia de caracter eminentemente antorreflexivo & idealista. La pregunta es entonees mis exactamonte ésta> por qué Ta ro- flextén explicita sobre Ia verdad tal y como se Teva a cabo en Ia filesofia actual Ueva consigo la desaparicién paulatina del concepto de ‘verdad como adecuacién con las cosas para dar paso al concepto de yerdad como teflexién y congruencia do la mente o del lenguaje con- sigo mismos? ‘Antes de contestar a ests pregunta, creo oportune volver a San- to Tomas de Aquine, No tanto paique estemos en su sétimo cen- tenario y resulte por ello en cierto modo imprescindible hablar de. él, 51 sino por uma razén mucho menos ocasional y mucho mis fundamen. tal o de principio. La razon es Ia siguiente: los dos modelos de Ia verdad a que he aludido iltimamente (el modelo de la adecuacién con Jas cosas o cuestiones, propio del uso operative del concepto de verdad, y el modelo de congruéneia 0 reflexién dé In mente o del lene guaje sobre si mismo, propio del xiso temética del concepto de ver dad) so dan ya en Santo Tamds, si bien convenientemente dosificados. Y es precisamente In desaparicion de uno de esos dos modelos en favor del otro, lo que conduce a Ia desaparicién o diselucién del con- copto de verdad en Ia filesafia actual a que aludi al principio: Sobre el modelo de sdecuseiin en Santo Tomds no tengo que insistir demasiado. De todos es snbido que 1a formula adaequatio rei et intellectus, que Santo Tamas atrilmye a Isaac Fsruolt, jucga un pa- pel preponderanté en el coneepio aquinatense de verdad, sea légica, ea ontolégica. Pero el otro modelo, el modelo de reflexién @ de congruencia, esti también presente en Santo Tomds, aunque tal vez no de un mo- do tan patente, Sento Tomdés Wega incluso a decir que la verdad se da de'un modo preminente en el juicio, precisamente porque en el juicio, a diferencia de Is simple aprehensién, la mente reflexiona so- bre si misma, Pero In reflexion de la mente sobre si misma que Stnto Tomds tiene a Is vista aqui no es una reflexién de tipo pura- mente idealista’o trascendental, sina que es una reflexién por la que Ja mente, en vex de adecuarse pura y simplemente con Ia realidad, como ocursria en un uso puramente operative de la verdad, eonoce ineluso ess su conformidad con las cosas, Tal roflexian cobre [a men- te como conforme a li realidad oonstimye para Santo Tomds nada meno que In verdad en su estado perfecto. Pero se trata en él, co» mo. digo, de una reflexién por Ia que Ia mente canoes su adecuncién con [ns cosas con otras palubras: el modelo de adecuacion aparece en Santo Tomas « la base del modelo do reflexian. Por otra parte, el modelo de adecuncién no hastarian por si solo, Esto se ve probablemente con lo maxima claridad en el tratamiento que Santo Tomds ds.a Ya cuestion de los futuros contingentes, cues- Nién tan debatida desde los tiempos do Aristételes hasta nuestro dias, Si yo digo, por ejemplo, “dentro de tres afios a esta misma hore se desencadenara ta tercera guerra mundial" (el ejemplo elisico desde Aristételes hasta Gilbert Ryle rede: “maiiana tendrd lugar una ba- fella naval") no estii-en sbsoluto excluide que esta-proposicién eoin- eida o'Ilegue a coincidir con la realidad. Sin embargo, a diferencia de lo que pudiera parecer primera vista, aum euando fuera asi, la conformidad de esa proposicién cin In renlidad no seria sufieiente, se 52 grin Santo Tomés, para hacer de mi proposicién una proposicion ver dadera, ya que en el momento de pronunciar tal proposiciom no co- nozco 1a adecuacién de mi mente o de mi frase con Ja realidad y, por tanto, carezco da razones reflesivas para afirmarla. ‘Tomaré un ejemplo aim mis soncillo en el que Ia evordenada temporal ni interviene. Si yo dijera ahora “en el aula contigua hay én este momento once personas”, aunque Jas hubiera realmente, mi frase no podria ser verdadera en sentido estricto, porque earezco tan» bién en este easo de rozones para afirmarla. Esto quiere decir: en este momento carezeo de In pocibilidad de reflexionar sobre la verdad y de conocer de ese todo la adecuactén de mi mente o de mi propa: Sicién con la realidad, Ahora bien, ¢sa era una de las dos condi clones que, sein Santo Toms, hay que eumplir para poder hablar con rigor de verdad. Por tanto, In adecuatién sola no basta. La filosofia anslitien abla em los casos de una frase conforme con Ia realidad, pero sin ravones para ser ofirmada, de una eontradiecién practioa o pragmé- fica, que es la que impide que en tales casos so purda hablar con propiedad de verdad. La contradiecién, que impide en tales eafos Ia verdad, no se sefiere aqui al contenido de lo que digo (que no en- trade contradiecién alguna) sino a mi decir del contenido, es decis, sul afiemaci No sélo hay contradieciones, por decirlo asi, fuertes, contradic: clones Isgicas 0 contradicciones semanticas, sino también contradiceio- hes pragmétiens, pero que también invalidan In verdad. Tgual que, segiin el conoeide dicho, para matar al gato no hace falta alogarlo en mantequilla. Una contradiceién pragmédtica’ ex como si dijera: “en el aula contigua hay once personas, pero yo ho lo s6”, o “dentro de tres. aiios, a esta misma hora, estallnré In tereera guerra mundial, pero yo no lo ss", Lo que yo no sé ni puedo saber, tampoco puedo afirmerlo de una manera reflexiva o consecuente. La contradicciin se refiere. pues) efectivamente, no al contenido de lo que digo, sino a mi decir de ese contenido. ‘Aqui tenemos elaramente ante la vista los dos elementos, facto- res'o modelos que, segiin Santo Tomds, son negestrios para que sc dé Ja verdad, por lo menos en su estado perfecto: el factor de adccus- cin y el factor de reflexion, EL primero constituye el aspecto seman- tieo de In verilads el segundo, su aspecto pragmitico. El aspecto’semantico de la verdad se refiere a lo que en la fi. Josoffa analiticn se denomina contenido proposicionsl de una frase: el sspecto pragmético, por ol cantrario, se tefiere a su ves a Io que en 53 ‘sa misma filosofia analitiea so Hamm fuerza ilocucional de ta frase, En la fuerza ilocucional de una frase se trata de aquello que hace wnos al decir esto o lo otro, Por ejemplo, al decir “jno fumes!”, estamos dando (0, por decirlo asi, huciendo) uma orden negativa; al éccir, “te voy « regalar un coche”, no estamos simplemente diciendo algo sino que estamos haciendo una promesa, al-decir “hoy haco fri ostamos fiaeiendo una afrmacin, ote. Es lo que el fildsofe anulitico de Oxford, J. L. Austin Hama “Como hacer cosas con palabras” (How to do things with words) que es, como se sabe, el titulo de sa fibro fundamental. La fuctea ilocucional de una frase es lo que Sunto Torads lama en eu comentario al De Interpretatione de Aristételes, usus orationis. El usus orationis puede ser, como en el caso especifico de frases verdaderas o fal- sas, Un lise aseverative 0 afirmativo; pero el uss orationis puede también cet un uso de otro tipo: un uso interrogativo, un uso imperativo, un uso optativo, ete. Estos diverts usus orationis © tipes de fuerza ilocu- cional entran en juego en el Ienguaje segin que el mismo: contenido proposicional (por ejemplo “mafiana - cdmienzo - tereera guerra mun- dial” © “aula contigua - once personas”, ete.) sea utilizado o usedo mo ya para afirmar o negar algo, lo cual corrosponderi al uso aseve rétivo @ supositivo de ese contenido groporcional, sino para pregun- tar, ordenar, pedir algo, etc. Seria hacer una pregunta si se dice: “zemperara dentro de tres aios exactamente a ‘esta misma hora. la tercerh guerra mundial? Seria dar o bnoer uma orden si se dice: “tno fume!” Seria amenumr y, por eonsiguiente hacer unn ame- naza decir “si Israel no se retira del Golfo del Sinai, los rusos inter- yendrin en favor de Egipto”. Por supueno, Ia amenaza se hari, ‘no si digo yo esa frase, sino si In dice un dirigente sovistico. Porque, para poder hacer cosas con palabras, se requicren determinados pre- supuestos pragmitticos, que en el caso de la amenaza seria el poder para Hevarlo a cabo, en el caso de'una promesa, la poscsion de lo que se pro- riete, y en cl caso de Ix afirmacién, las razones para hacerla. Pues bien, la importancia eminente de la teorin de la verdad en Santo Tomés respecto a In filosofia astual reside a mi modo do ver, on el hecho de que Santo Tomds tiene en cuenta siempre enos dos {octores impreseindibles para’ que se pueda hablar propiamente de Ia verdad: el factor tematico, por una parie, y el reflexive w operative, por otra; el factor seméntico, de un lado, y el factor pragmitico de otro; el contenido proposicional con su componente de adecuacién o de no adecuscién, por un lado, y Ia fuerza ilocucional o el usus orationis con st componente aseverative o afirmativo, en el caso especifico de Ia verdad y Ia falsedad, por otro, 54 En cambio, la filosofia actual se caracteriza en este pute por cl hecho de que descuida mis o menos uno de esos dos factores ne- eesarios, segiin Santo Tomes, para poder hablar em rigor de verdad © dw propostcién verdadera. ‘A este respecto, hay que distinguir un tipo-de filasofia actual que slo tiene en cuenta el modelo de adecuscién, haciendo, en cambio, caso omiso por completo: del factor pragmitico o de reflexiém sobre lo que se dice (factor decisive para poder afirmar lo que digo sin car en una contradiccién pragmitica como el que acabo de senalar en los ejemplos aducidos) y otro tipo de filosofia actual que, por cl con- trario, sélo tiene en cuenta el factor pragmation o de reflexién so- bre lo que se dice, prescindienda, a In inversa, por completo de) fac~ tor de adecuacién con las cosas y sucesos (y, por ello mismo, prescin- diendo de In misma realidad), El primer tipo de filosofia, que silo tiene em cuenta cl factor semintico del Jenguaje y, on relacién con el conespto de verdad, lo tiene en cuenta el modelo de adecuscidn, carresponde a In filosofia positivista. Para Ia filosofia positivista no cuenta para nada Ia re- flenién del entendimiento humano sobre si mismo y sobre suis pro- pias condiciones de posibilidad, sino tnica y exclusivamente la con formided o no conformidad de una proposicién con Ia realidad. El prototipo de esta filosofia se encuentra on el Tractatns Logica - Phi- losophicus de Wittgenstein; vinieamente acepta como frases con sen- tido. las Hamadas proposiciones at6micas o elementales cuyo sentido eonsiste en una pura constatacién de hechos (reales a posibles), y las frases moleculares que se derivan de las frases atémicas aplicando sin mis el método légica de las funciones veritativas. Cualquicr otra pro- posicién carece, pues, para el Wittgenstein del Tractatus, de todo sen- tido. Por lo tanto, también carecen do sentido para él Ins frases refle- savas prapias de In filosofie, incluso Ins frases de su misma filosofia. Es evidente que, segtin esta concepcién rigurosamente positiva. cual- quier definicidn que se quicra dar de Ia verdad carece también do sentide, puesto que toda definicién implica, por lo menos, un maximo de reflexién sobre lo definido. En esta extrema posiciin positivista, en Ja que cl campo del sen- tido queda reducido a Ia pura verifieacién de hechos y, en todo caso, 2 su eombinacién veritativo-funcional, la verdad queda también rele- gada a um concepto puramente operativo, sin. atisho alguna de concep- to, temiitica © reflexive, El vinico modelo posible de verdad en esta con- cepeién es el modelo de adecuncién Wevade a sus tiltimas consecucn- clas. De este lenguaje puramente extensional. Ienguaje reducido a 55 constntasién de hechos positives, quedan en especial desterradas, por sin sentido, todas aquellas frases que podriamos Iamar fraees de dis- curso indireeto, es decir, frases introdveidas por In propdsieién eonse- eutiva “que”. No edlo frases como “es verdad que... tal y cual” (a no ser que el gira “cs yerdud que” s# considere como superfluo y, por lo mismo, éliminable) sino, en general, las| Wamadas frases de actitudes proposicionales tiles como “Pulanito de tal diee, piensa, cree que... tal y cual”, El motivo por el que cualquier frase de este tipo queda eliminada del lenguajo puramente extensional propio del positiviemo extremo del Tracraius wittgensteiniano, €s que en cllas el sentido de la frase subordinads (“que mafiuna habrd una batalla navel”,-y “que tl _y cual") es completamente independiente de cualquier constate- cién de hechos positives o de cualquier vetifieacion. Si digo, por ejem- plo, “el cristiano erve que Jestis de Nazareth ex Dios echo hombre”, lp verdad de la frase total no depende, es decir, io ¢s una funcién ie Ia verdad @ dol valor de yerdad de Ja frase subordinada, sino unica y exclusivamente una funcién de su sentido. Con otras palabras: las frases de actitudes proposicionales o dé discurso indirecto (se las Ie fia también Belief-semtenees, frases de creencias) no pueden ser redu- cidas al esquema de Ins funcionts veritativas propio de um Lenguaje puramente extensional o pasitivista, es decir, propio de un lenguaje en el que el sentido quede reducido a Ia constatacién de hechos y a su ensamblaje formal segiin el patron de Ia ldgica dé praposicioacs. El sentido de: Ins frases do discurso indirecto y de las frases reflexivas re- basa siempre el modelo en él positivismo légica. ¥ cs por eso por lo que el primer Wittgenstein, que relucia el contide s verifieaciin, eon. sideraba que tules frases de discurso indirecto’ 0 de actitudes proposi- clonales (propositional attitudes) carccen por completo de sentido. Para decirlo brevemente, este extremo positivismo ex perfecta- mente ingosteniblé. La evoluctin ulterior del positivismo légico de Wittgenstein mismo Io demuestra ya cloramente. Segin el Wittens. jin del Tractatus, 26lo podrfan tener centido las frases de Ins ciencins naturales, Supuesto que tales frases fueron puramente conststativas o verificativas. Sin embargo, es precisamente este supuesto lo que resulta eumpletamente inadmisible, porque m siquiera las ciencias neturales pueden preseindir de,un margen de interpretacién, es decir, de inter- pretacién de sentido no avalado (o no avalado min) por In constata- cidn de hechos. De no ser asi, no habria lugar en Ins ciencias natura- les para el ensayo tentative (trial and errar de Popper), pars la expe- rimentaciin, pura In hipdtesis, ete., factores todos cllos no redneibles al modelo de adecuacién y, sin embargo, vitales, como es obvio, para la existencia y el progreso incluso de [a ciencia nitural. 56 Como aeabo de decir, la evolueién posterior del positiviemo lo- gico 0, mejor dicho, de Ja filosofia analitica, da cuenta de esta li fueién insostenible de los comienzos de este tipo extremo de positivis- mo, para el quo no hay més que proposiciones atémieas como consta: tucidn de hechos y tautologias légicas a partir de eis proposicioncs elementales. Pues bien, esa misma evolucién ulterior del vise Idgico ha Mevade en nuestros dias al extreme opuesto, es decir, al ex tremo consistents no ya en reducit el sentido a pura constataci de o adecuacién con los hechos, (eomo-en el famoso principio de verifies cion en cuanto criterio de sentido), sino, al revés, em reducir la verdad 1 puro sentido reflexivo; dicho en un cjemplo: esta reduccién ha Ue- yado a redutir todo tipo de proposicién al tipo de proposicin de Ins belief-sentences, de las frases de creencia. Lo que enenta aqui es enton- ces, para poner un ejemplo, no la resurreccin de Jesucriste como hee cho, sino Ia ereencia de la humanidad cristina: “el cristiano cree que..." ‘A ato rospecto, Ia importancia de In concepeién que Santo Tomés tiene de la verdad consiste en que esta concepeion (teniendo cn cuca fay como hemos’ visto, la necesided det modelo de reflexiin 0 de com: gruencia de la mente consigo misma o de las proposiciones unas con otras para ol concepto de verdad) permanece también fiel al modelo de adecuacién a os hechos (resurreccién, etc.) impidiendo asi In vo- Jatilizacién del concepto de verdad en un puro concepto de sentido. Fsto es lo que quiero hacer ver brevemente en Ia riltima parte de mi exposicién. Para ello intentaré mostrar cémo tanto en In fenomenologia co- mo en la filosofia analities posterior al Tractatus de Wittgenstein be Teva a cabo cea volatilizacién del concepto de verdad en el concepto de sentido. Se trata, por lo demas, de la filosofin que esti a In base de Ia teologia kerygmitiea. Y una ver mostrado esta, inteniaré hacer ver hasta qué punto la concepcién de Ja verdad de Santo Tomas evita también el caer en este otro extrema (antipositivista) de In filosofia de nuestro siglo en relacién con el problema de la verdad. Por lo que se reficre a la filosofia anslitica, el eamind va desde Tarski hasta Jos filésofes del lenguaje ordinario en Inglaterra y Amé- rica. Tarski constituye, en cierto modo, un puente entre el Wittgenstein del Tractatus y estos otros fildcofos dependientes del Wittgenstein sobre todo de las Investigaciones Filoséficas. Frente al Tractatus, Tarski cepta In posibilidad de reflexionar sobre Ix verdad sin ener, por ello, en frases sin sentido. Tarski mismo advierte en uno de sus escritos so- lire Ia coneepeidn cemantiea de In verdad que esta muy lejos de consi: 37 derar, como le consideruban los positivistas a ulttansa, que solo él y sus emigos dicen cosas sensatas o con sentido y el resio de Js humanidad ilo insensateces 0 sinsentidos. Pero, por olra parte, In concepeién de Tarski es puraménte semantics, es decir, no tiene en cuenta mas que el moilelo de adecuaciom, al que, desde Iuego, da una depurada inter- pretacion, por lo menos pera los Ienguajes formalizados, Lo que, en cambio, falta por completo on Tarski ex precisamente el aspecto prag- amuitico del lenguaje, que © lo que Santo Tomds lamaba cl usus ora tionis y lo que los filésofos amalitico: actuales Haman Ja fuerza ifocu- sional de une frase, Ahora bien, también este aspecto pragmatico del lenguaje es, 0o- mo hemos visto, esencial para una cancepelén adecuada de la verdad. En efecto,-:6lo cuando utilizo una proposicion en un determinads uso, pretends con ella dar con ta verdad, Ese determinado uso es el uso afirmativo, aseverativo 0, como también decka Santo Tomds, supositive de la proposiciin. Si no se hace esta distincién entre contenido proposicional y uso afimmative, no se puede comprendor la rain de gue una y la misma proposicion en boon de un actor de teatro o en ol discurso indirecto no pretenda ser verdadera, aunque no por ello earezea de sentido, en con- tra de lo que propugmabs un positivismo tan cerril como insostenible, mientras que la misma proposicién en boca de un fildsofa si pretends ser verdadera, La diferencia es que ol fildsofo, al reves que el actor 0 tm erudito que no hace mis que cits, usa Ia frase con la fucraa ilo- cucional de Ia afirmacién, Esta misma diferencia que aparece en Santo Tumis entre compo- sitivo y divisivo del juicio, por un lado, y afirmativa y negatiyo del tmicina juicio, por otro, y que ya en Aristitelés apareeia entre synthesis ¥ diairesis, por un lado y apéphansis (es decir, katciphasis y apaphasis) por otro. Pues bien, Ia filosofia snalitica mas reciente insiste tanto y de un modo tan parcial en la fuerzs ilocucional o ustis oralianis, que (al re ves que el Withgenstein del Tractatus y que Tarski) cada ver presein- fle mis del contenide propasicional y con ello de Ia dimensién semin- tien © de adeeuacién propia del uso tematico de la yerdad. El resultado de esta evelucién son teorias de la verdad tales como la de Ia redundaneia. del seuerda o del consensus 0 eonsentimienta. Segiin estas teorias, el micleo do la verded no ce Ia constatacién de he- chos, no e Ia conformidad con la realidad tal y como es en

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