Dentro de los movimientos sociales de 1968 pueden localizarse,
países como1 Estados Unidos con protestas contra la Guerra de Vietnam, especialmente las que tuvieron lugar durante la Convención Nacional Demócrata de 1968, el Movimiento por los derechos civiles —que concluyó ese mismo año con el asesinato de dos líderes significativos: Martin Luther King y Robert Kennedy—, el Festival de Woodstock2 —1969— y otros hechos y procesos relacionados.
Checoslovaquia, la Primavera de Praga inició con la propuesta
de socialismo de rostro humano, quizá el desencadenante o precipitante3 del movimiento parisino, mientras que su represión por los soviéticos significó una honda decepción en gran parte de la opinión progresista occidental. En México tuvo lugar la masacre de Tlatelolco, coincidente con la celebración de los Juegos Olímpicos de México 1968. España se suscitaron algunos movimientos universitarios de oposición al franquismo, de menor entidad. Mientras que otros países europeos sufrieron notables sacudidas.
Un poco más tarde en Italia, en 1969 se presenta el movimiento
otoño caliente o las movilizaciones laborales de 1972-1973 en el país de Reino Unido.4 Existe una similitud no tan evidente con la Revolución Cultural china (estuvo dirigida desde el poder por el propio Mao, que dirigió una gigantesca movilización juvenil —Libro Rojo— contra sus enemigos dentro del aparato del Partido Comunista Chino) ya que los grupos occidentales pretendían inspirarse en ella. El deber de los revolucionarios es hacer la Revolución. Vosotros la estáis haciendo con vuestras propias manos de obreros, de estudiantes, de intelectuales, a despecho y contra los fetiches de los partidos políticos y los sindicatos bajo el mando de la burocracia insensible.
La independencia de vuestra clase obrera unida a los estudiantes,
a los intelectuales, a los campesinos, clase obrera cuyos sectores más conscientes y revolucionarios se colocan, en virtud de su naturaleza misma, a la cabeza de todo el movimiento.
La cual tendrá que renovarse o será rebasada por la clase obrera
en pie de combate. Ya habéis vencido con la desobediencia de los militantes a ha directivas reformistas del PCF (Partido Comunista Francés) y con el repudio de su burocracia por los comunistas verdaderos y honrados.
Emancipar al marxismo, liberarlo de la estrecha prisión mental y
de la irrespirable atmósfera de los partidos comunistas, arrancar de la teoría la camisa de fuerza de un "centralismo democrático" espurio, constituye el requisito esencial de la Revolución.
La guerra total no es ya solamente la guerra entre todos los
miembros de una nación contra todos los miembros de otra: es además total en el sentido de que probablemente llegue a no acabar con el mundo entero.
Y no sólo porque el genocidio sea un crimen universalmente
condenado por el derecho internacional, sino porque, poco a poco, toda la especie está siendo subyugada por este chantaje genocida, apilado encima del chantaje atómico; esto es, la humanidad está siendo condenada a la guerra absoluta, total. Este crimen, llevado a cabo diariamente a los ojos del mundo, convierte en cómplices de quienes lo realizan a todos quienes no lo denuncian, de modo que hoy se nos degrada para preparar así nuestra futura esclavitud.
Todos los hombres de la tierra debemos luchar hasta el último
aliento contra la guerra nuclear, contra el genocidio y contra cualesquiera clases de guerra de agresión.
Todos los pueblos de la tierra, sin excepción, luchan contra la
guerra nuclear y que ésta constituye su más grande angustia.
Debemos buscar formas nuevas de combate integral, a fondo y
que resulten necesariamente victoriosas. Para ello será preciso despojarnos de las viejas ideas esquemáticas y de los supuestos teóricos del pasado, que en las condiciones del presente han dejado ya de tener la menor eficacia y, por el contrario, representan un obstáculo, enajenan las voluntades a ilusiones jurídicas a política soviética de repartirse el mundo en zonas de influencia con el imperialismo anglosajón después de la victoria aliada sobre Hitler, impidió traidoramente que los pueblos ya maduros para ello transformaran con sus propias manos, mediante la acción armada revolucionaria, las consecuencias imperialistas de la guerra en consecuencias favorables para tomar las vías del socialismo, tarea que se planteaba como impostergable al día siguiente de la victoria sobre los nazis.
La no transformación de los resultados imperialistas de la segunda
guerra en resultados socialistas, bajo la forma de revoluciones obreros populares en todos o la mayor parte de los países beligerantes, trajo como consecuencia la carrera armamentista entre las potencias victoriosas, por un lado, y por el otro el desarrollo de las premisas para el desencadenamiento de la tercera guerra mundial, ya iniciada en la esfera imperialista con la guerra genocida de Vietnam, y en la esfera socialista con “la guerra fría" entre la Unión Soviética y la República Popular China.
Las formas genocidas de la guerra imperialista, que preceden al
empleo de las armas atómicas, muy nucleares y termonucleares, despliegan el problema de la revolución socialista en términos nuevos, más audaces y más radicales. Los pueblos que se enfrentan, o han de enfrentarse más tarde o más temprano, al genocidio imperialista, no tienen ninguna otra opción, como Vietnam, que la lucha a muerte por su supervivencia en la simple condición de comunidades humanas.
La única forma de impedir la guerra nuclear y toda clase de
guerras, es la destrucción de los arsenales atómicos, así sea un solo país el que la lleve a cabo en forma unilateral.
Los intereses nacionales abiertamente geopolíticos y en pugna
con el internacionalismo proletario de las potencias socialistas, impiden que estas asuman el problema de impedir la guerra en otra forma que no sea del acrecimiento del poderío nuclear propio y el chantaje, en idéntica respuesta a la actitud nuclear pueda evitarse, sino que ninguna de las potencias nucleares (socialistas e imperialistas), en conjunto e individualmente tomadas, esta ya en condiciones de poder liberarse de la enajenación atómica que las conduce, de paso en paso, en la catástrofe. En 1912 la Dinastía Qing había sido derrocada, naciendo así la República de China cuyos primeros años se caracterizaron por las luchas internas, en lo que se conocería como la era de los señores de la guerra, y por la sumisión del país a Occidente y al Imperio Japonés, un problema heredado del imperio. El Partido Comunista de China reivindica sus orígenes en el Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919, una oleada de protestas contra la cada vez mayor influencia japonesa en China.
En el Movimiento del Cuatro de Mayo las ideologías occidentales
radicales como el marxismo y el anarquismo ganaron terreno entre los intelectuales chinos. Chen Duxiu y Li Dazhao estuvieron entre los primeros intelectuales chinos destacados que apoyaron públicamente el leninismo y la revolución mundial. Ambos intelectuales consideraron la Revolución de Octubre en Rusia como un ejemplo a seguir. La teoría de Vladimir Lenin de un partido de vanguardia tendría especial influencia dentro del movimiento comunista chino.
En el verano de 1919, el Partido Comunista de la Unión Soviética
pone en marcha una política centrada en el Lejano Oriente y en abril de 1920, la División de Asuntos Exteriores designa a Grigori Voitinsky encargado de difundir las ideas marxistas en la República de China y el Imperio de Japón. Shanghái acabaría por convertirse en la sede del Komintern en el Lejano Oriente. El Congreso Fundacional del PCCh se celebró del 23 al 31 de julio de 1921.19 Ni Li ni Chen pudieran asistir al primer congreso, lo que no evitó que Chen se convirtiera en el primer secretario general del partido. En el contexto de la Guerra civil rusa, los bolcheviques buscaban aliados en Oriente para hacer frente a Japón, la principal fuerza anticomunista en el este de Rusia. Por ello, además de fomentar la creación del Partido Comunista Chino, los bolcheviques entablaron relaciones con el Kuomintang, un partido fundado por Sun Yat-sen, el hombre detrás de la Revolución de Xinhai de 1911 que provocó el derrocamiento de la Dinastía Qing.
El Kuomintang, o KMT, estaba localizado en el sur de China. El
norte del país estaba en manos del Gobierno de Beiyang, fragmentado en facciones rivales. El 6 de octubre de 1923, el Komintern envió a Mikhail Borodin a Cantón. Eran muchos los que esperaban una fusión entre el KMT y el PCCh. El Comité Central del partido,20 Stalin,21 y el Komintern22 esperaban que los comunistas acabasen por convertirse en la fuerza dominante dentro del KMT. Sun Yat-sen logró aliviar las cada vez mayores tensiones entre izquierdistas y derechistas dentro del KMT pero su prematura muerte en marzo de 1925 en un accidente aéreo llevó al general Chiang Kai-shek, de ideología derechista, al poder. No obstante, la alianza entre derechistas e izquierdistas, el que se conocería como Primer Frente Unido continuó en el contexto de la Expedición del Norte, una campaña iniciada en 1926 que buscaba echar del poder al Gobierno de Beiyang y a los señores de la guerra.
En 1927, tras una serie de importantes victorias contra los señores
de la guerra del centro de China, Chiang Kai-shek centra su atención en el Partido Comunista, que ya contaba con miles de miembros.23 En la que pasaría a la historia como Masacre de Shanghái las facciones derechistas del KMT atacan a los izquierdistas provocando más de cinco mil muertes. Si bien muchas figuras importantes dentro del KMT, incluyendo Soong Ching-ling, la viuda de Sun Yat-sen, criticaron a Chiang por su desmedida violencia, el general continuó con su campaña anticomunista que no tardaría en convertirse en una guerra civil en toda regla.
l Partido Comunista de China siguió apoyando al gobierno del
Kuomintang, con sede en Wuhan, pese a las acciones de Chiang en Shanghái. Sin embargo, el 15 de julio de 1927, el gobierno de Wuhan expulsó a todos los comunistas del KMT. El PCCh reaccionó fundando el Ejército Rojo de Trabajadores y Campesinos de China, el germen del futuro Ejército Popular de Liberación, para luchar contra el KMT. Un batallón dirigido por el general Zhu De recibió la orden de tomar la ciudad de Nanchang el 1 de agosto de 1927 en lo que se conoció como el Levantamiento de Nanchang, considerada la primera batalla de la Guerra civil china.
Un joven Mao Zedong fue nombrado comandante en jefe del
Ejército, saltando a la fama con el Levantamiento de la Cosecha de Otoño en Hunan. No obstante, las tropas de Mao se ven obligadas a huir al este, donde en 1931 establecen la República Soviética de China, más conocida como Sóviet de Jiangxi, en torno a la ciudad de Ruijin.
La Guerra de las Planicies Centrales entre facciones del KMT y
otros conflictos como la guerra sino-tibetana o los conflictos fronterizos con la Unión Soviética dan tiempo a Mao. No obstante, para 1934 las tropas del Ejército Nacional Revolucionario, nombre dado al ejército del Kuomintang, está listo para atacar Jiangxi. Esto lleva al comienzo de la Larga Marcha, un éxodo de miles de kilómetros a través del interior de China en dirección a Shaanxi, el principal núcleo comunista después de Jiangxi. En la Reunión de Zunyi, celebrada en Guizhou durante la huida, se reconoce a Mao Zedong como líder del partido.
La destrucción de las células urbanas del PCCh llevó al auge de
las facciones rurales. El propio Mao defendía la idea de que el agente revolucionario debía ser el campesinado y no el proletariado, idea que acabaría por convertirse en el principal pilar del maoísmo. Igualmente se adoptó una política de centralismo democrático24. Chen Duxiu sería expulsado del partido y pasaría a liderar el débil movimiento trotskista chino.
La Segunda Guerra Sino-japonesa marcó el final de la primera
etapa de la guerra civil china. Ante la existencia de un enemigo común, Chiang Kai-shek se vio obligado, tras el Incidente de Xi'an, a colaborar con el Partido Comunista. Las derrotas del Kuomintang en ciudades como Pekín, Nankín o Wuhan contrastan con los éxitos de los comunistas en el medio rural, como la Ofensiva de los Cien Regimientos de 1940, al mando del general Peng Dehuai. Para finales de la guerra los comunistas gozaban de un gran poder en el norte de China, reforzado tras la invasión soviético-mongola de Manchuria de 1945. Ese mismo año Mao Zedong recibe el cargo de Presidente del Comité Central del Partido Comunista de China. Pese a los intentos del general estadounidense George Marshall de conseguir una tregua entre el KMT y los comunistas, para finales de 1945 la guerra civil se había reanudado.
El Partido gana afiliados a la vez que el Ejército Popular de
Liberación gana reclutas. Mientras el Gobierno de Chiang mantenía el control sobre los principales núcleos urbanos del país, los comunistas consiguieron hacerse con el control del medio rural. Para finales de 1948, las ciudades del norte de China se habían convertido en islas rodeadas de territorio comunista. La táctica de Mao Zedong de controlar el campo había sido un éxito.
A lo largo de 1949, las grandes ciudades fueron cayendo una a un
bajo control comunista, y el Gobierno de Nankín hubo de replegarse hacia el sur, hasta acabar en la isla de Taiwán. La victoria de los comunistas en el continente chino llevó a la fundación, el 1 de octubre de 1949 de la nueva República Popular Los primeros años de la República Popular se caracterizaron por una estrecha colaboración con la Unión Soviética y por el miedo a un posible ataque por parte del estadounidense con el objetivo de reinstaurar a Chiang en el poder, razón por la cual China intervino en la Guerra de Corea.
Eran muchos los que temían que los estadounidenses y sus
aliados no se detendrían en Corea del Norte y que entrarían en Manchuria. En el ámbito político, en los primeros años de la República popular se mostró cierta tolerancia hacia los grupos sociales considerados burgueses, si bien cuando el vicepresidente Liu Shaoqi visitó la Unión Soviética en 1952, Stalin le aconsejó establecer un sistema unipartidista.25 La Constitución China de 1954 estableció el unipartidismo de forma oficial.2627 A mediados de la década de 1950 tiene lugar la Campaña de las Cien Flores, en la que el partido pide a los ciudadanos chinos que expresen críticas al funcionamiento de la joven república. Sin embargo, a ojos del partido, las críticas acaban por ser demasiado severas y la campaña es cancelada.
El VIII Congreso Nacional del Partido, celebrado en 1956, fue el
primer congreso nacional tras la victoria en la Guerra Civil, y en él se aprobaron las directrices para los años siguientes. Sin embargo, la aparente unidad en el seno del Partido comenzaría a entrar en crisis poco después de este congreso.
El Gran Salto Adelante, una ambiciosa campaña que buscaba
modernizar y socializar la agricultura china promovida por Mao en contra de las opiniones de los asesores soviéticos y de muchos dirigentes comunistas chinos, resultó un fracaso económico, y enfrentó a Mao a otros dirigentes del Partido, además de provocar el distanciamiento respecto a la Unión Soviética, algo que ya había comenzado a mediados de la década de 1950 cuando Mao Zedong criticó duramente la política de desestalinización de Nikita Kruschev.
En el ámbito interior la oposición al Gran Salto Adelanto llevó a
que se pusiese en marcha el Movimiento antiderechista, aprobado por el politburo en la Conferencia de Lushan de 1959. Fue la primera de las múltiples purgas que viviría el PCCh durante las décadas de 1950 y 1960. Tras el fracaso del Gran Salto Adelante, Mao se vio relegado en el aparato del Estado, cediendo el puesto de presidente de la República Popular China a Liu Shaoqi, y manteniendo sólo su cargo de presidente del Partido. Desde esta posición, Mao, junto a su esposa Jiang Qing y al líder del Ejército Lin Biao, pondría en marcha a finales de la década de 1960 la Revolución Cultural, una campaña que buscaba recuperar la ortodoxia ideológica del maoísmo, que según Mao y sus aliados se había perdido debido a las disputas internas dentro del PCCh. Sin embargo, las purgas no se limitarían a los altos cargos.
El Ejército y las Universidades también serían escenario de
violencia política ya que los protagonistas de esta Revolución serían los estudiantes, organizados en grupos de Guardias rojos quienes incluso llegarían a enfrentarse con el Ejército Popular de Liberación. Se atacó a todo lo considerado burgués y reaccionario. La Revolución Cultural tuvo como consecuencia la salida del poder, tanto del Partido como del Estado, de dirigentes como Liu Shaoqi y Deng Xiaoping. Debido a los enfrentamientos internos durante estos años, el IX Congreso Nacional del Partido no se celebraría hasta septiembre de 1969.
El IX Congreso marcó la victoria de Mao y Lin Biao en la pugna
por el poder. La jefatura de Estado fue abolida y Mao, en su condición de presidente del Partido, se convertía de nuevo en el máximo dirigente del país.hina, bajo la dirección de Mao y el Partido Comunista.