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En torno al debate LOS CRISTIANOS Y EL SOCIALISMO DEL COMUNISMO. Y ANTICOMUNISMO EI Dr. Valentin Arenas, lectdr y co- laborador de SIC desde hace muchos aos, nos ha enviado un articulo sobre el tema Cristianismo y Socialismo que el lec- tor puede apreciar en este mismo numero, En él hace comentarios a propésito del folleto titulado “Cristianismo y Socialis- mo" escrito por mf y publicado en el Cur- 0 de Formacién Socio-Politica que edita el Centro Gumilla. Me alegré que el Dr. ‘Arenas enviara esta colaboracién porque pienso que expresa con claridad y hones tidad- intelectual_una opinién personal con la que seguramente coincidirdn una buena parte de nuestros obispos, sacerdo- tes y aquellos laicos que en las décadas anteriores recibieron una formacién eris- tana més sistemética en alguna organiza- cién catélica. Yo mismo durante afos re- cibf, compart y ensené esa manera de abordar el socialismo, Entiendo muy bien que el Dr. Arenas sea cerebral y emocio- nnalmente anticomunista, Asi nos forma- ron y la historia reciente nos ha dado ra- Zones al menos para no ser entusiastas cie- 4g0s de un modelo politico como el instau- ado en la Unién Soviética. A nosotros ‘nos ensefiaron a ser antisocialistas y ant ‘comunistas de una sola pieza y sin matiza- ciones. Ahi no tenfamos nada que buscar los catélicos, Entonces no tenia ningdn sentido entre nosotros la afirmacién re- ciente de Pablo VI citada por mien el fo- Neto: “Hoy dia, los cristianos se sienten atrafdos por las corrientes socialstas y sus diversas evoluciones. Ellos tratan de reco- nocer alli un cierto ndmero de aspiracio- thes que llevan dentro de sf mismos en nombre de su fe” (1). Por consiguiente tampoco tenia lugar el “‘atento discerni- miento” que nos pide el Papa sobre qué socialismo puede tratar de construir el creyente y cudl no. El rechazo era rotun- do y total. En correspondencia, salvo no- tables excepciones, cierto contenido anti- treligioso era bastante comiin a todos los socialismos y esencial para alguno de ellos. Hoy somos muchos los cristianos {que rio nos consideramos anticomunistas. ‘Mas ain estamos convencidos de que ne- cesitamos superar el capitalismo por de- terminado tipo de socialismo que hay que 28 éPOR QUE SOCIALISTAS inventar como realidad, pero cuyos ras- {g0s principales podemos definir. Sin em- bargo no deseamos para Venezuela la im- plantacién det modelo econdmic®, social ¥ politico como el que reina en la Unién Soviética y algunos pafses afines. Perso- nalmente levo varios artfculos escritos so- bre el tema en SIC, con indudable simpa- tia socialista pero con clara diferenciacién del modelo soviético actual, Quiero citar nada més dos de esos articulos donde més itamente abordé el tema y que el Dr. Arenas como suscriptor de SIC tal vez cconoce. En enero de 1971 comenté el li- bro de Teodoro Petkoff “Socialismo para Venezuela”. Extraigo un pérrafo de aquel articulo que resulta esclarecedor de la opinién sobre:el modelo de sociedad que ‘esult6 en la Unién Soviética (no el que se bused). “Un sistema que permite, sin critica ¥ casi siempre con adulacién’ masiva el reinado omnipotente de un monstruo de la talla de Stalin (s6l0 comparable con Hitler), tiene fallas notables como sistema ¥ M0 meramente circunstanciales. Falla ue sin duda radica en la instauraci6n de lun poder oligérquico e incluso monérqui 9, sin control alguno” (2). Sin embargo considero que la realidad sovidtica es de gran importancia para la Humanidad que ‘busca superar el capitalismo y que los cristianos debemos perder todo complejo para estudiar con seriedad el marxismo y asumir todo aquello que sirva de instru ‘mento para una mejor comprensin de la fealidad y para la transformacién huma- nista dela misma, En marzo de 1976 escri- bi un articulo titulado “Cristianos Socia listas”. De nuevo ahf puede encontrar el lector mi actitud de discernimiento de acuerdo a lo que el Papa PabloVI ha pedi- do en relacién con el socialism. “Ciertas formas de represién, de adocenamiento colectivo, de burocratiza ‘cién y de dggmatismo se pueden tal vez ‘comprender como producto de condicio- tes histéricas limitantes, pero no parece justificable su persistencia hoy y més bien parecen ser a expresion ue engendra el control del poder colecti- ¥o por una minora” (3) CRISTIANOS? LUIS UGALDE CRISTIANOS EN LA ACCION Disponia de 34 breves piginas para tratar de exponer escuetamente la rela- cin y la vinculacién que hacemos algu ros cristianos entre la fe en Jesis de Na~ zaret, el Hijo de Dios con quien Ia libera- in del hombre, esta entre nosotros en ‘germen y en esperanza, y la busqueda de tuna sociedad socialista, No se trataba de presentar todo un mostrario de alterna tivas sociopoliticas para que el cristiano ccémodamente instalado en la proclama- i6n universal de valores abstractos-com- prara a la medida de su gusto. El socialis- mo, como toda otra alternativa histrica, no es una receta para comprar en botica Temedios que surten efecto con seguir fielmente las instrucciones. Es algo que hay que construir con los materiales dis- ponibles en cada pais de acuerdo a unas {gufas maestras que lo identifican como al- ternativa especifica. Estoy totalmente de acuerdo con los parrafos finales del Dr. Arenas sobre papel de los cristianos en la busqueda de Una sociedad més humana. También pa- rece bien que haya cristianos que recha- cen razonadamente a denominacién so- cialista para la sociedad que tratan de construir. No comparto en cambio el re- chazo visceral de todo socialismo por los cristianos puesto que con frecuencia nos ha llevado a manipular la fe y ponerla al servicio del capitalismo; servicio altamen: te valorado por éste. Hoy tadavia la ma- yoria de los creyentes y de los dirigentes ‘de la Iglesia Catélica estamos asimilados y acomodados en esta sociedad capitalista antihumana y nuestro antisocialismo nos legitima -nos tranquiliza la conciencia de ‘complicidad- en la medida en que nos re- Petimos que cualquier alternativa socials: aes atea, totalitaria y contraria a la dig: nidad humana, Me gustar(a ver alguna vez disefada esa sociedad que proponen quienes se consideran anticapitalistas y antisocialis tas a la vez, Y no disefada en abstracto, sino convertida en lucha real, en des- identificacién con los grupos opresores, en esfuerzo creador de las condiciones eco- inémicas y politicas que impidan que un srupo -sea cual sea- se apodere de la eco: fnomia y del poder para perpetuar la do- minacién dei hombre. La misién det cris: tiano no es discernir desde un mundo abs- tracto de valores, no es juzgar desde la ba- rrera cudles son los errores que comete to- do torero. Ahora no somos jueces sino constructores de la historia como libera- cién, El cristiano, si quiere contribuir a hacer la faena que le corresponde en la historia, debe bajar al ruedo y acercarse al toro, es decir entrar en contradiccin real con Su sociedad inhumana que dice recha- Zar y buscar en la préctica las condiciones de posibilidad para que la sociedad sin opresién, que dice querer, sea realidad. El Jiscernimiento cristiano no es algo mera- ‘nente mental, sino eminentemente pric tico y transformador: se trata de estable- cer una nueva relacién humana, mas acor- sie con el Evangelio, para lo cual es nece- “9 entrar a construir una nueva socie- d. EL SOCIALISMO COMO PROYECTO. El folleto en cuestién no trata de presentar ni el cristianismo, ni el socialis: mo como alternativas hechas que hay que tomar o dejar. Los presenta como dos Ii- rneas matrices que gu‘an la accién histori- ca de muchos cristianos. Cada linea tiene tun aporte especifico. Una cosa es el don de la fe y otra el conocimiento propio, en tuna etapa histérica, de las alternativas de sociedad mis beneficiosas para el hombre. Entre ambas se establece una relacién que alld se trata de explicar. Por eso no veo mucho sentido al re- clamo de que falta un capitulo donde se desacrolle la critica a los socialismos his- toricos. Mas bien faltarfan muchos capitulos donde se analizara cémo y por qué las mejores “aspiraciones” del hom- bre al hacerse historia eficaz degeneran en realidades antihumanas, Y esto es valido para muchos socialismos y es vilido para tantas encarnaciones reales de sociedades que hemos llamado cristianas, Lo que Feclama el Dr. Arenas igualmente hubiera podido reclamar cualquiera sobre los elementos de identidad cristiana presen- tados. Me puede echar en cara que ese cristianismo no existe en ninguna parte, que es mera “aspiracién”. Entonces ef tuno dirfa que por qué no se habla de Stalin, de la invasién de Checoesiovaquia, de la discriminacién de los creyentes o dei imperialismo soviético, El otro me acusarfa de realizar una engafiosa presen- tacién del cristianismo por no haber hablado de la Inquisicién, de la expolia ci6n “eristiana” esclavista de Africa, del papa Borgia o del proceso de Galileo. . Esa manera de cerrar los caminos del futuro es un recurso dialéctico facil, pero estéril, Lo omit por eso y porque No estoy recomendando ni ese “‘sociais- mo", ni aquel “cristianismo”, sino que presento unas Iineas de accién que inspi- ran hoy la busqueda concreta construc: tiva de una sociedad alterna. Se habla de resto capitalismo porque de ahi tene- mos que salir, es el punto de partida. No fs una doctrina, es nuestra realidad: so- mos capitalists. No hablo de la Unién Sovitica ni de la Inquisician porque no @ alld a donde quisieramos llegar. Se se- fialan si algunos elementos que en todo tiempo tendordn a desvirtuar el cristians. imo para converttlo en ideologialegitima- dora de una sociedad injusta y otros ele- imentos cuya presencia irremediablemen te llevard ala dominacién del hombre por ei hombre as se llame "socalsta” la nue va sociedad, Asf pues hablamos del socia lismo como proyecto. Es sabido que la bisqueda del socialismo ni empez6 en Rusia en 1917 ni termina anf. Es mucho rds rica y variada, Dentro de esa variedad hay algunos elementos comunes a todos los grandes luchadores por el socalismo Y que condujeron la esperanza de libertad el proletariado oprimido. Elios (ni los marxistas ni los no marxistas) no vieron su realizacin (oi siquiera Lenin); tal vez tampoco nosotros lo veremos: el tiempo de los modos de produccién como alter- rnativas hist6ricas se mide en silos y la edad de los hombres en-décadas. Sin em- bargo considero como cristiano y como socidlogo dedicado a estos estudios que es posible y conveniente que la Humanidad Togre superar et inhumano capitalismo y logre una etapa ulterior que merece el nombre de socialista, El desarrollo de los elementos més positivos de la historia apuntan hacia alla Si queremos esquematizar los rasgos fundamentales “més alld de las mltiples diferencias- que caracterizan a los grandes luchadores socialists tendrfamos os si auientes 1) Eliminacién de la propiedad privada de los medios de produccién como real dad dominante. Esta propiedad del capi- tal y su ley de maximizacin de la ganan- cia impone la dictadura y el “imperialis: imo internacional del dinero” como lo afirmé hace 45 afos el mismo Pro XI (4). Pero no se puede eliminar sin sustituir. En {a tradicién socialista se proponen dos ele rmentos que integran la alternativa soci lista 2, Planficacién central con capaci- dad de sefalar las metas y priorida- des humanas colectivas y de condu- cir eficientemente tos recursos de capital al logro de dichos fines. b, Autogestién obrera_de manera que las unidades de produccién sean de los trabajadores y el capital Sea un instrumento a su servicio. En la tradicién socialista estos dos elementos se combinan con diverso énfa- sis segin las corrientes. Los anarquistas proudhonianos (que tienen sus herederos) acentuaron més el control obrero de la empresa. Los marxistas (con divergencias entre sf) ponian mas el acento en el Esta- do y en la planificacién central. En la me- dida en que uno de los dos elementos ahogue al otro, el sotialismo deja de ser tal para convertirse en un totalitarismo estatista y burocratizado 0 una anarquia ineficaz y conflictiva, Esta unilateralidad es dificil de evitar y ha prevalecido histé- ricamente, La combinacién de estos dos ele- ‘mentos supone al mismo tiempo la suse titucién del ordenamiento capitalista de la propiedad por la combinacién equili brada entre propiedad estatal, propiedad social de los trabajadores y propiedad pri vada de pequefas unidades, siempre su- bordinadas a las metas colectivas. 2) Socialismo significa primacta’ del hombre en cuanto trabajador sobre el ca- pital, El hombre se humaniza a través de su trabajo en la medida en que éste no se realice en las actuales condiciones de alie- rnacin y de despojo por parte del capital privado, aunque en cualquier sistema con- viene que parte del trabajo se convierta en bien de capital y no en bien de consumo. 3) Este dificil equilibrio entre Es: tado y empresa autogestionada, entre cen tralismo e iniciativa local auténoma, esta socializaci6n de la economfa permite la socializacién del poder, es decir la elimi- rnacién de la dictadura de uno u otro signa. De nuevo agui no basta denunciar la dictadura del poder existente en el ca pitalismo, aun en forma de democracia, sino que es menester buscar los modelos e participaci6n para que todo e! poder no recaiga en una oligarquia de grupo ‘econémico o de partido onmipotente, EL SOCIALISMO COMO TAREA Planteado asf el socialismo se pre senta como tarea propia y no como re- chazo de lo ajeno, Es un reto 2 la imagi racién y creatividad. En el folleto aludi do se seftalan algunos rasgos imprescin- dibles y se plantea un conjunto de inte- rrogantes que 2 lo largo de Ia accién los ‘constructores de la alternativa venezola- rna deberin ir resolviendo, A manera de ilustracién citaré algunos de esos rasgos. ‘cuya busqueda para Venezuela creo debe orientar la acci6n de muchos y que se pre- sentan en el folleto: “l Apropiacion: colectiva de las riquezas naturales del pats, 2, Apropiacién colectiva de los ingresos producidos por la liquidacién del acti- vo petrolero. 3. Destino de dichos ingresos a potenciar la capacidad productora de todos los venezolanos: tanto producto material ‘como cultural. 4, Planficacién colectiva de las metas y 29 de la manera como los recursos econé: ‘micos del pais van a convertirse en ins- trumentos para la produccién de di- chias meias de bienestar Colectivo. © ~ 5. Ordenamiento de todo el aparato edu- cativo formal y de la educacién infor. ‘mal, a crear una nacién productora de su futuro material, cultural y social. 6, Para que el trabajo sea el elemento pre. dominante en la produccién material se requiere un socialismo con empre- sas autogestionadas por los trabajado- res y combinadas dentro de un plan global. La mera estatizacién no hace justicia al trabajador, pues entrega los medios de. produccién y de coaccién fen-una minor‘a opresora, Et poder econémico deberd estar en los trabajadores duefios de sus empre- 7. El poder politico deber ser la expre: si6n de la voluntad colectiva det pais fen una verdadera democracia, La eli- minacién de los monopolios politicos y la vigorizacién de los diversos grupos intermedios hard que las metas no sean imposicién de un grupo privlegiado particular. 8. En estas condiciones la relacién con el extranjero no seré de sumisién e impo- sici6n de sus metas a un pais que flora a la deriva, sino que seré una relacién de intercambio mutuamente enrique: ‘cedor porque Venezuela serd un centro Benerador de sus propias decisiones y Ro una mera periferia sumisa a las deci- siones de otros. 9. Todo este esfuerzo debe estar enmar- cado en la creacién de la unidad latino americana con un mismo esfuerzo in- dependiente” (5), CRISTIANISMO POLITICA E HISTORIA Nuestra propia bandera “Hagamos -dice el Dr, Arenas- un mundo nuevo, si, pero con nuestra propia ‘bandera. Hagamos esta promocién con coraje y sin miedos. Y cuando los demas vean esta actitud decidida y propia, sin componendas ni con unos ni con otros, nos seguirdn. Sélo entonces nos seguirsn. Esto nos parece, por lo menos, mas viril y mis digno que hacer de comparsa”, Hay muchos catélicos que plantean ast el problema de las alternativas politi cas. Creo que es una concepcién errénea Y gravemente perjudicial para la humani- dad y para el servicio que los creyentes en Jess le debemos'a ella. No es problema de machismo ni de honor. Nosotros no tenemos ninguna ban- ddera propia en cuanto modelo politico de sociedad. Los no creyentes pueden com- partir proposiciones hechas a este nivel por creyentes y al revés los creyentes po- 30 demos. compartir proposiciones politicas hhechas por no creyentes, La fe es algo muy distinto de una alternativa concreta sOcio-Bolitica'en una etapa de la historia. Ello es verdad aunque la fe no se pueda compaginar con la indiferencia 0 desinte- 16s por la busqueda de alternativas socio politicas eliminadoras de 1a opresién del hombre, Lo espectfico cristiano es la pro- funda conviccién de que en Jesis de Na~ zaret se nos ha revelado humanamente el ‘amor de Dios a la humanidad entera, Esta fe-amor sélo es realidad en la medida en que se verifica en el amor de enteega a los demas hoy y aqui, En ese amor Dios esté presente, Sin ese amor Dios esté ausente, Pero esta profunda relacién humano-divi- ‘na no conileva ningin proyecto politico que haya que aceptarlo por el simple he- ccho de ser cristiano. Sélo exige a los cris- tianos abordar la tarea politica con res- ponsabilidad y con radical e insoborna- ble defensa del projimo y con los conoci- mientos econémicos, politicos y. sociales ue en cada época de la historia estan al alcance de la Humanidad, Conocimientos que no son confesionales ni estin abiertos s6lo al creyente. EI Concilio afirma que “La Iglesia, que por razén de su misién y de su com- petencia no se confunde en modo alguno ‘con la comunidad politica y no esta liga da a sistema politico alguno, es a la vez signo y salvaguardia del cardcter trascen- dente de la persona humana”(6). Esto 1n0 implica que los grupos de la Iglesia e incluso la propia Jerarquia se deban de- sentender de la situacion politica, tnvito ‘alos lectores a leer ei documento del epis- copado brasilefio que publicamos en este mismo ndmero que me parece un buen ejemplo de radical compromiso politico sin confundirse con una alternativa parti: dista, Pero creo que nosotros no hemos si do educados en la linea de ese parrafo del Concitio y a cada rato nos sale eso de la “propia bandera”, Ese papel de la Iglesia al servicio det cardcter trascendente de la persona humana es justamente lo que me lleva a rechazar toda manipulacién de la fe en Jess para sacralizar un modelo po- litico, Es asi mismo -creo- el sentido de la frase de Pablo VI citada por el.Dr. Arenas ‘como nota final. El cristianismo no puede usarse como instrumento en el sentido de que preste la radicalidad absoluta de la adhesién del creyente para absolutizar y sacar de la libre discusién alternativas po- \ticas contingentes. ‘eGuardianes del pasado o creadores ‘del futuro Pienso que por desgracia el papel de la dirigencia de la Iglesia -dirigencia en el sentido amplio- en 10s dos iltimos sigios. artoja un saldo bastante negativo al juicio de la mayoria de historiadores serios y se- renos. Negativo en cuanto resistencia de toda busqueda de modelos sociales y po- liticos superadores de aquella amalgama de monarquia absoluta y feudalismo en la ‘que parecfan haber echado el ancla el es: tamento social de la clerecfa y la nobleza “reyente” que imponta sus criterios en la Iglesia. Justamente la identificacién del cristianismo con un orden socioeconémi: 0 conereto y su sacralizacién como or- den querido por Dios (Rey por la gracia de Dios) llev6 a la Iglesia a erigirse en te- naz defensora del “antiguo régimen” don- de ella gozaba de un status de predominio ¥ de privilegio lejos dela inspiracién evan- agélica, Esta misma situaci6ny la manera de hacer teologia y moral social llevé ala Iglesia a oponerse con ufas y dientes al progreso humano e instaurar una politica de condenas y anatemas contra el mundo contemporineo. Fue Juan XXIII quien quiso romper con esta politica Vaticana hecha carne y sangre no sélo en movimien- 10 integristas como la ‘Accién Francesa” (que parece resucitar hoy con movimien- 105 como el de Monsefior Lefebvre), sino también en la formacién ordinaria que impartia la Iglesia a sus sacerdotes y cre- yentes. Por eso Juan XXIII tuvo que re- chazar los esquemas preparatorios que los, hombres de la Curia le presentaron con la 6ptica del “anatema” del mundo. ‘Yo no creo que la Iglesia debe acep- tar sin més cualquier novedad histérica, pero es evidente que el rechazo 0 la modi- ficacién de ella no se puede hacer desde el “viejo orden”, sino desde el futuro, desde la Nueva Humanidad que inspira nuestra “marcha” histérica. Para mi es igualmente evidente que en los ditimos dos o tres si- ‘los perdimos esta capacidad y a muchos que la mantuvieron se les amargé Ia vida hasta silenciarlos 0 echarlos de Ia Iglesia Asi se explica que a la democracia liberal y todo pero democracia al fin- contrapu: sieramos la_monarquia absoluta teocré tica, que a la creacién de la Nacién italia- na contrapusiéramos los intereses de los Estados Pontificios cuya realidad muy po- co tenia que ver con el Evangelio, Me te- ‘mo que con et socialismo muchos tiendan 22 hacer lo mismo, Nos cuesta creer en la sociedad que no existe. Y en lugar de di- sefar el futuro humano y ponernos a lu- ‘char para hacerlo real sacamos argumen- tos con los que poco se contribuye al avance de la historia: "Zen cual porcién del planeta tierra florece ese socialismo idealizado como no sea en la mente del autor? {aNo se podia hacer esta misma pre- gunta y esta misma acusacién de idealis- tas a Bolivar y Mart/ que sofiaron en na- ciones independientes e idealizadas cuan- do estas no existian o a quienes lucharon ppor la supresién de la esclavitud, el sala rig de ocho horas, la eliminacién del tra bajo de las mujeres o la supresion de la ena de muerte? Justamente crear en la historia es actuar soflando en las realida- des que todavia no existen. Para mi el problema no es de este o ¢l otro caso, sino de metodologi2, de manera de entender 1a transformacién de ta historia ¥ del papel del creyente en ella. Por eso = traigo los ejemplos, no para aplicarselos al Dr. Arenas pues no dudo que en este punto coincidirfamos. Me preocupa un tipo de razonamiento que a muchos cristianos bloquea totalmente para hacer tuna contribucién més positiva y significa- tiva ‘en la construccién de la historia humanizadora. —"~Errores condenados porta Iglesia ‘Tengo delante de mf un libro escri- to por un jesu‘ta editado cuidadosamente con fecha de 1889 (7), Se titula "Es li- cito a un catélico ser liberal en politica?” Naturalmente contesta que no. Y contes- ta en nombre del Papa y de la doctrina = obligada para todo creyente con la que hhace una cerrada defensa del antiguo ré- gimen y de la monarquia absolute. El autor se pregunta: “ ¢Qué doctri- nas del Liberalismo ha condenado la Santa Iglesia?” Contesta “Respondo que todas fen general y cada una de ellas en particu- lar”. ¥ pasa a sefalar “las cinco como ba- ses del sistema liberal”, “errores condena- dos por Ia Iglesia” “Ta, base, Separacion de la Iglesia y = + del Estado, con sus consecuencias’ “2a. base. Soberanfa nacional y sus consecuencias”, "3a, base. Absolutismo de la ley y sus consecuencias”. "4a, base, Libertad alo liberal y sus consecuencias”. ‘5a, base. Igualdad con sus conse- ‘cuencias” (8) El autor argumenta todas estas condenas y las fundamenta en el docu- mento del Papa Pio IX el Syllabus. Ya el s6lo enunciado de los temas cexpresa una verdadera tragedia, sobre to- do para millones de hombres cuya espe: ranza de mejorar gracias a esas conquistas de Ia humanidad entraba en contradiccién con sus ereencias, Abandonaron la Iglesia porque ésta puso entre ellos y el Evange- Tio el peso muerto de lo acostumbrado y de los privilegios. Los catélicos ‘republi- anos” que creian en estos cambios fue- ron puestos en el dilema de abandonarlos © abandonar la Iglesia. Exactamente el di- _ Fema que algunos quisieran defender hoy con respecto al socialismo y a los cat6li- + Cos socialstas No se piense que al rechazar esos principios se rechazaban posiciones extre- mas, se rechazaba todo. Los catélicos no tenfan nada que aprender de la llustr cién de la Revolucién Francesa y del Li beralisma porque los catblicos tenfan sus “propias banderas” que lejos de ser pro- pias eran las de los privilegiados del “an- tiguo régimen”” entre los que se contaba, claro esté, el estamento clerical “el alto clero”, Y ‘esto hoy no es doctrina discu tible para nosotros sino historia famenta- ble, de la que hay que sacar conclusiones doctrinales y enseianzas précticas. Al re- chazar la separacién de Iglesia y Estado se consideran como “horribles negaciones” poor ejemplo la afirmaci6n de que la Igle sia no debe “‘ejercer tutela sobre el Esta do, sino més bien contentarse con que es- te le reconozca plena libertad e indepen- dencia” (9). Exactamente esa “horrible rnegacién’” es la que va a defender el Con- cilio Vaticano 11 en su Mensaje a los Go- bernantes del mundo. “ZY qué pide ella de vosotros, esa Iglesia, después de casi dos ‘mil afos de vicisitudes de todas clases en sus relaciones con vosotros, las potencias de la tierra, qué os pide hoy? Os lo dice en uno de los textos de mayor importan- cia de su Concilio; no os pide més que la libertad: la libertad de creer y de predi- car su fe; la libertad de amar a su Dios y servirle; la libertad de vivir y de llevar a los hombres su mensaje de vida” (10). Libres para liberar Se rechazaba la posicién de tos “ca t6licos liberales” que defendian “La Igie- sia libre en el Estado libre” (11). Ahora el Concilio viene a defender que la "'co- munidad politica y la Iglesia son indepen- dientes y auténomas, cada una en su pro- pio terreno” (12). Y asf podrfamos ir Sefalando uno por uno tantos otros “errores”. iPero para qué? El pasado no se puede corregir. Veamos si es posible aprender para el futuro, A mi mado de~ ver en todo esto hay un error de método. Es evidente que las grandes conquistas que supuso la Ilustracién, tal y como'eran defendidas, justficaban reparos de parte de la Iglesia. Incluso los “cinco errores” antes sefialados requerfan matizaciones. NoTas: o ‘Pero matizaciones hechas desde su afirma- ‘cién, no desde su negacién. La Iglesia de- bia haber luchado por esas conquistas y haber aportado su propia sabidurfa para lograr los:tatices que los ibraran de cier- tos_absolutismos infantiles. Pero lo que fo tenia sentido cristiano era oponerse desde el pasado, desde el viejo orden de privilegios.- Tampoco tiene sentido opo- nerse desde un mundo abstracto de “valo- res en s(" donde supuestamente estarfa ubicada la Iglesia impoluta combinando lo mejor de cada sistema social en una sintesis imposible hist6ricamente, Sélo 5 cristiano entrar en la conquista de las nuevas etapas de la Humanidad ah, en ese trabajo arduo, hacer presente todos los aportes cristianos que pueden ayudar ‘a que el cambio sea un avance y un retro- eso, Para mi esta necesidad fue verdad ayer y es verdad hoy, con ia llustracién, con el Capitalismo (no tenia sentido re- chazarlo desde la defensa del orden feu- al) y con el Socialismo, Si hay socialistas cristianos con peso significativo el socia- lismo no sera ni anticristiano ni antihuma- ‘Que muchos cristianos no quieran llamar socialista a la sociedad de justicia que buscan estd muy dentro de lo posi ble en la Iglesia. Siempre que se busque tuna real superacién de nuestra injusta so- ciedad capitalista y se haga con realismo y verdadera apertura a tantos que sin la fe fen Jesis de Nazaret tienen’ las mismas reocupaciones que nosotros por una so- Giedad sin explotados ni explotadores, Creo que hay muchos cristianos antiso cialistas que sinceramente buscan esa sociedad como lo afirma el Dr. Arenas, Yo prefiero llamarla socialista por tas fazénes arriba indicadas y porque ayuda a ‘establecer una clara divisoria con el capita: lismo en el que estamos atrapados y probablemente comodamente instalados, ‘aunque Io rechacemos tedricamente 2 la luz de un mundo de valores proclamados en abstracto, UGALDE Lule, {Socialism pare Venezuela? Raflexiones al margen del Ibro ce Potkot. arscas 1976, at. 25 y 2 En SIC No, 331 enero 1071 pd. 15, (3) UGALDE Lule, Cristianos Sociaictat, Une realidad necesaia, Zparo bloquends? En SIC No, 389 morzo 1976 pég. 107 (4) PIO 1X, Enefeliea Quadragetimo Anno No, 105-110 (5) UGALDE Luls, Crstaniemo y Socialiamo. Edit, Centro Gumi 28 (6) Constitueién sobre iglesia en of mundo actual No. 76, (7) OA ARCOS Angel Maria S4., LE Lfelto a un eatéico sor liberal en politic? 2a. Edicign. Impranta eatlie, Burgos 1859 (8) Op. Cit. Pas. 45.69 (@)Op.Cit. ple, 195 (10) Manssje det Coneillo # fe Humanided. En Concio Vaticano I! Constituciones, Decretos, Decleraciones. 33. ‘Ediciones GAC. Madrid 1968 pgs. 838 y 839, (11)__DE ARGOS Op. cit. pla. 196 (12), Constitucién sobre la Iason of mundo setual No. 76 31

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