1 Antigua Biblia de Jerusalen Antiguo Testamento Parte62

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LOS LIBROS DE JOSUE, JUECES, RUT, SAMUEL Y REYES LOS LIBROS DE JOSUE, JUECES, RUT. SAMUEL Y REYES Introduccion A los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes se les lama en la Biblia hebrea los «Profetas anteriores» en contraposicion a los «Profetas posteriores«: Isaias, Je- remias, Ezequiel y los Doce Profetas Me- nores. Este apelativo se explica por una tradicién que atribuia la composicion de estos libros a «profetas»: a Josué, ta del libro que leva’ su nombre; a Samuel, la de Jueces y Samuel; a Jeremtas, la de Reyes. ¥ se justifica por el cardcter reli- gioso que les es comin: estos libros, que nosotros lamamos «histéricos», tienen como tema principal las relaciones de I rael con Yahveh, su fidelidad 0 su infide- lidad, sobre todo su infidelidad, a la pa- labra de Dios, cuyos portavoces son los profetas. En realidad, los profetas inter- vienen con frecuencia: Samuel, Gad, Na- tin, Elias, Eliseo, Isatas, Jeremias, sin contar las figuras de menor relieve. Los libros de los Reyes ofrecen el marco en que se ejercié ei ministerio de los profe- tas escritores antes del Destierro. Estos libros. asi eslahonados con to que inmediatamente les sigue en ta Biblia hebrea, lo estén también con lo que les precede. Por su contenido, vienen a ser una prolongacién del Pentateuco: al fin del Deuteronomio, Josué es designado sucesor de Moisés, y el libro de Josué comienza a raiz de la muerte de Moisés. Se ha supuesto que incluso existia uni- dad literaria entre los dos conjuntos y se ha buscado la continuacién de los «do- cumentos» 0 de las «fuentes» del Penta- teuco, en el libro de Josué; de este modo se ha legado a delimitar un Hexateuco; € incluso se ha ido mas lejos, Hegdndose a abarcar los libros de los Reyes. Pero fos esfuerzos realicados para descubrir los documentos del Pentateuco en Jue- ces, Samuel y Reyes no han dado ningtin resultado satisfactorio. La situacién es mds favorable en cuanto a Josue, donde se distinguen corrientes que estan mas.o menos relacionadas con ta yahvista y ta elohista, si es que no son continuacion de éstas. Sin embargo, la influencia del Deuteronomio y de su doctrina resulta més clara atin’ y los partidarios de un Hexateuco deben admitir por su parte una redaccién deuteronomista de Josue. Estas conexiones con el Deuteronomio prosiguen en los libros siguientes, si bien de manera variable: son extensas en los Jueces, muy limitadas en Samuel, pre- dominantes en los Reyes, pero siempre distinguibles. De ahi que se haya elabo- rado la hipotesis de que el Deuteranomio era el comienzo de una gran historia re- ligiosa que se prolongaba hasta el fin de los Reyes. Justificada histéricamente en el Deute- ronomio la doctrina de la eleecién de Is- rael, y definida la constitucién teocratica que de ali se sigue. el libro de Josué na- rra el establecimiento del puchto elegido en la tierra a él prometida; el de los Jue- ces esboza la sucesin de sus apostastas y de sus conversiones a la gracia; los de ‘Sumuet, después de ia crisis que condujo @ la institucién de la realeza y puso en peligro el ideal teacratico, exponen como se realizé este ideal con David; los de los Reyes describen la decadencia que se inicid desde el reinado de Salomén y que, por una serie de infidelidades, y a pesar de algunos reyes piadosos, con- dujo a la condenaciin del pueblo por su Dios. El Deuteronomio habria sido des- prendido de este conjunto cuando se quiso reunir todo lo que se referia a la persona y la obra de Moisés (cf. la In- troduccion al Pentateuco, pags. 6-9). Esta hipétesis parece justificada, pero ha de completarse, 0 corregirse, con dos corolarios. Por una parte, la redaceiin deuteronomista ha operado sobre tradi- ciones orales 0 documentos escritos. dis- fintos por su antigitedad y cardcter que, generalmente, estaban va agrupados ha retocado de forma desigual lox mate- riales que utilizaba. Esto explica que los libros, 0 grandes secciones en vada libro conserven su individualidad, Por otra parte, no se legs de un golpe a esta ‘misma redaccién deuteronymista, y cada libro. muestra indicios de varias edi- ciones. A juzgar por el libro de los Re- yes, cuyo testimonio es el mas claro, hubo ai menos aos redacciones, una a ratz de la reforma de Josias, otra durante 231

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