El documento resume un libro sobre la existencia humana ante la religión desde la perspectiva de filósofos como Nietzsche y Heidegger. Nietzsche argumenta que el hombre ha "matado a Dios" al negar su existencia, mientras que Heidegger habla de la "ausencia de Dios". El libro también explora cómo la finitud humana se relaciona con la búsqueda de trascendencia a través de la religión.
El documento resume un libro sobre la existencia humana ante la religión desde la perspectiva de filósofos como Nietzsche y Heidegger. Nietzsche argumenta que el hombre ha "matado a Dios" al negar su existencia, mientras que Heidegger habla de la "ausencia de Dios". El libro también explora cómo la finitud humana se relaciona con la búsqueda de trascendencia a través de la religión.
El documento resume un libro sobre la existencia humana ante la religión desde la perspectiva de filósofos como Nietzsche y Heidegger. Nietzsche argumenta que el hombre ha "matado a Dios" al negar su existencia, mientras que Heidegger habla de la "ausencia de Dios". El libro también explora cómo la finitud humana se relaciona con la búsqueda de trascendencia a través de la religión.
Finitud y trascendencia, la existencia humana ante
La religión (Luis Romea Oñate)
Filosofía de la Religión
Presentado Por: SEM Héctor Danilo Bustos Parada
Presentado A: PBRO. Sergio Armando Cáceres Blanco
I Etapa Discipular
Seminario Mayor Santo Tomas de
Aquino Pamplona N.S 2022 El libro de Luis romea Oñate. Llamado finitud y trascendencia, la existencia humana ante la religión, nos habla de una pregunta que surge en el ser humano, que es conocer si ¿Dios existe?, como es la finitud y trascendencia desde el ser humano ante esta pregunta, trataremos de hablar desde el punto de vista de algunos filósofos sobre Dios, en el caso de Nietzsche que fundamenta la muerte de Dios y en Heidegger tocará el tema de la ausencia del ser superior. Desde el nacimiento del ser humano, la persona alrededor del tiempo va creciendo y entendiendo las cosas, va razonando y aplicando el ente, ese ente en el que analiza y opina como es el objeto desde el punto de vista, pero llega el momento en que la persona llega al “sin sentido” en el que deja al ser humano indiferente y deja un poco de creer, se puede tener la certeza de que el hombre habría cesado de ser hombre, es decir, el hombre porque ha sido creado y para qué ha sido creado; y es que Dios ha creado al hombre, para venir al mundo, experimentar los entes que hay alrededor de él, pero llegando a tener un fin para que el hombre pueda subir hasta Dios, sea llevado al cielo para que conozca a este ser superior, el hombre es capaz de conocer y amar a su creador (Tomado de CIC). El hombre es un problema para sí mismo, porque Dios ha enviado al ser con el libre albedrío, ha recibido en las manos la propia existencia, ha podido tener caídas, pero lo que se quiere es, que, el ser humano tenga una creencia exacta ante la existencia humana en la religión, sobre nuestro ser superior que es Dios, la visita conduce al viajero a sí mismo, a mantener una fe intacta; en el que este mundo se tendrá un trayecto que termina en el extremo opuesto en el campo, en el que ser humano decidirá que edificios puede escoger: una construcción hebrea, una iglesia protestante y un convento de carmelitas, según la libertad del ser. Ante esto el evangelista san Juan, en el capitulo sesto, se expresa la situación del hombre ante la religión: “Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna”, es el poderoso el que tiene palabras de vida eterna, por eso el nos quiere demostrar la causa de su existencialismo que ha venido a este mundo para demostrarnos su amor y hacer obras y grandes maravillas en nosotros; esta frase del evangelio Se trata de una confesión de fe, en la que se expresa de una forma muy precisa la actitud religiosa del cristiano, Ante todo, su afirmación manifiesta confiesa— la propia fe, que consiste en una convicción intelectual que engloba también la actitud de fondo de la persona en su integridad, ante sí mismo, ante la realidad y, sobre todo, ante Dios; de ahí que sea un acto eminentemente religioso y no sólo intelectual o práctico.
Entrando en contesto vamos a profundizar un poco sobre la muerte de Dios,
desde un punto filosófico de Nietzsche, partiendo desde su libro de el superhombre y la voluntad de poder, este filosofo contempla tres mascaras que se pueden decir que el ser humano las puede obtener, y en una de ellas analizamos, observamos la máscara de Zaratustra; donde nos va a hablar del ser humano y la apariencia que el tiene, donde se la pasa pensando palabras cognitivas en las que le pueda afectar a el como son: “estoy triste”, “quiero morirme”, son análisis del mundo contemporáneo, en el que se relaciona con la realidad que se vive en este mundo, el hombre quiere creer en la nada a no querer nada; con este filosofo llega a decirnos en pocas palabras que el único ser nihilista, es el ser humano, partiendo en darle un significado a que en este mundo no somos nada, donde no se tiene a nadie que nos pueda dar la energía, solamente es Dios, pero llega con su afirmación Nietzsche a decir: “Nosotros hemos matado a Dios” solo con nuestros actos lo hemos matado, y que sin ese Ser superior no podemos seguir adelante que es esa alma en la que tenemos conectado solo con él. La esencia de Dios es la causa o fundamento, sin la presencia de Dios, no podemos seguir avanzando en nuestros días, porque la esencia de todo lo que hacemos en este mundo es transmitida de Dios hacia cada uno de nosotros, por eso lo decía la palabra nihilismo es el “no ser nada, sin el ser superior que creo todas las cosas”, pero este filosofo pone esta premisa es para ver y sostener la fe en el ser humano. Este primer capítulo, se engloba o enfatiza sobre la pregunta o cuestionamiento acerca de la pregunta de Dios, añadiendo el relativismo, que el hombre puede dar respuesta a la misma pregunta, El pensamiento filosófico no excluye ni desacredita las restantes disciplinas antropológicas; antes bien, las considera atentamente para acceder a lo suyo propio de un modo integral; el Nietzsche de la muerte de Dios es el pensador que intenta elaborar una hermenéutica del hombre desde la negación de Dios y de lo que se asociaba a él, una ves bajo el signo de la perdida de Dios, vendrá Martin Heidegger con la dichosa ausencia de Dios; como lo dice en el libro, lo principal es La comprensión del hombre como un ser que busca aparece tanto en Occi- dente como en Oriente, encamina a la búsqueda del hombre “conócete a ti mismo”. Es un ser que busca intentar arribar a lo que son las cosas y a buscar la verdad, el hombre es un ser que busca llevarse a cabo en la existencia, frente a esto lo que se trata de decir en este capitulo es, que, el hombre se conozca así mismo en las debilidades, dificultades para así tratar de conocer e indagarse por la pregunta de la existencia de Dios, para que el hombre se vaya autoconfigurando así mismo a través del tiempo, el hombre se sabe referido a un Infinito, en relación con el cual, y únicamente así, puede expresarse plenamente en cuanto hombre libre. Es cuestión de la religiosidad humana. Por eso Nietzsche, niega la verdad definitiva para el hombre, de que Dios existe, pero el asume y anuncia radicalmente la muerte de Dios, desterrando definitiva- mente del horizonte humano la religión, al menos tal y como él la combatió. El hombre, en el tiempo de su historia, ha logrado comprenderse así mismo, de lo que esta mas allá de lo aferrable, ha sabido valorar cada uno de sus aspectos, ante la esencia de acercarse a lo divino y la belleza a través de manifestaciones; la presencia de Dios no es susceptible, Dios no se toma a mal , incluso cuando ha de ser experimentado como lo es, a través de las cosas materiales, como lo es el arte, la cultura, las relaciones interpersonales, todo esto son vías que se posibilitan para poder llegar a tener un acercamiento con Dios; el hombre religioso llega incluso a mantener que sin la referencia a Dios, ninguna de ellas alcanza la plenitud a la que apunta su esencia, es decir, que sin Dios el hombre no va a poder llegar a un feliz término, a su misión encomendada en este mundo; Pero el saber de Dios no se reduce ni agota en ninguna de ellas, ni se modaliza según los parámetros que tenga. En este tema de la finitud, entre la inmanencia y trascendencia, es una de las fuentes de la inquietud que caracteriza a la humanidad, es fruto del convencimiento, del carácter insuficiente de lo ya alcanzado, que impulsa a proseguir camino adelante, y es que el ser humano es finito, porque va a tener un predeterminado fin, en cual no puede determinar si puede morir o no, porque el que hace que esto suceda es Dios, es por eso, que se habla de la existencia de Dios, de la pregunta por ese ser infinito, en el cual nos llegara a conducir a un feliz termino de todas las obras que hemos hecho en el mundo terrenal, por eso hablaba de que Dios no es susceptible, porque no podemos llegar a tocarlo, sino es él, el que nos puede tocar, por eso, estos dos términos de inmanencia y trascendencia, son totalmente distintos, lo inmanente: es sobre la personalidad del ser, en el que actúa con diversas personas y hace grandes obras, somos inmanentes en esta tierra, lo trascendente va llevado de la mano con la religión, ya que es una espiritualidad que la religión tiene forma de conectarse con la divinidad, es decir el poder ser llevados hacia el cielo, hacia esa trascendencia divina que es el reino de los cielos. El valor de lo finito, como ya lo decía, es el hacer obras en el que tendremos un corto y determinado tiempo para realizarlas, porque va tener un predeterminado fin, en el que Dios venga a llevar nuestra alma, hacia la divinidad celestial; Somos finitos, puesto que nuestra existencia en el mundo tiene un término. Pero la finitud no es la muerte, es su condición; es por aquello, que Nietzsche crea al superhombre, entendido como un individuo capas de cultivar sus valores, en un sistema individual con la capacidad de pensar en si mismo y poderse superar. La sentencia de Dios, «Dios ha muerto y sigue muerto» priva al hombre del horizonte que le permitía orientarse; sin él, todo parece precipitar en un vacío, en la ausencia de sentido que hace tambalear la base misma de la existencia, por eso el hombre, ha llegado a descubrir el origen oculto de los valores de los que el antaño creía, de tal modo que ahora no cree en ningún valor, de ahí se puede descubrir el advenimiento del nihilismo, como se hablaba en el segundo capítulo del libro del superhombre y la voluntad del poder, en el que el ser humano no va a llegar a tener una trascendencia en el tiempo y su vida. El hombre existe en cuanto hombre en la medida en que es creador; sólo así se afirma y expresa. Sin embargo, la voluntad que crea valores es una voluntad finita que crea valores finitos, ninguno de ellos definitivo; Por eso es necesario destruir lo anterior y seguir creando: «quien debe ser un creador, no puede sino destruir, y ese que puede destruir la maldad es Dios, la existencia de Él; por tanto, La finitud se experimenta constantemente en la presencia del dolor que acompaña a la existencia. Una finitud que se afirma sin referirse a una trascendencia es una finitud que debe decir sí a la vida tal y como es. El ser humano, se la da la finitud, en la que se hace constantemente la presencia del dolor, que acompaña a la existencia, puede acontecer momentos de alegría, tristezas y sufrimientos, por eso, Nietzsche encamina a una idea, difícil de aceptar como él mismo reconoce, y a la que, sin embargo, concede una importancia capital: la idea del eterno retorno de lo mismo; A la idea del eterno retorno se puede acceder desde diferentes perspectivas; en todas ellas una de sus claves estriba en la finitud. Una creatividad finita no puede ser cualitativamente infinita en sus creaciones, de ahí que, si lo único sin fin es el tiempo, lo que acontece ya habrá ocurrido y volverá a tener lugar. Si lo finito en constante devenir no se dirige hacia una meta, el tiempo no puede tener una estructura linear sino circular. Una voluntad finita que se quiere a sí en el tiempo, es una voluntad vuelta sobre sí misma, que vuelve una y otra vez sobre sí. En el rechazo del cristianismo, se ha percibido grandes problemáticas en el ser humano, en que la finitud implica sobre todo esto, El pensamiento y la libertad pueden hacer caso omiso durante un cierto tiempo de las preguntas que plantea el carácter finito de la realidad propia y ajena; el problema que se percibe es, La problematicidad que recibe el hombre ante la conciencia de la finitud se agudiza cuando cae en la cuenta que finitud no significa únicamente carácter fraccionado y fugacidad; este filosofo quiere dar a conocer es, que, el hombre es el supuesto conocedor de la finitud, que sabe cuando se va a morir, pero no lo es así, sino que, el ser humano no sólo es vulnerable como cualquier otro ente de la realidad, sino que, además, puede hacerse cargo, mental y emotivamente, de su situación vital; Las experiencias del dolor, del sufrimiento del inocente, de las catástrofes o de las injusticias cometidas y padecidas, de la muerte, etc. nos hablan de una realidad que es finita no solamente porque todo en ella está dotado de confines temporales y formales, por otra parte, este filosofo, nos viene a hablar del sufrimiento en la cruz, que es el mal para la humanidad, Dios en la cruz, es una maldición a la vida del ser humano, sin embargo el resucitado, mas sin embargo el resucitado, es el que ofrece al hombre una nueva vida que ya empieza a ser realidad desde el nacimiento; es revelación y que ama hasta el extremo de la cruz, que ha querido nosotros para la salvación de nuestros pecados, en lo que se demuestra en su crucifixión, muerte y resurrección, lo que nos ha dejado, para tener sufrimientos, pero, para después tener una gozosa alegría en el cielo, suficientemente divino para ello. El cristiano niega la suerte más gozosa sobre la tierra: él es débil, pobre, lo suficientemente desheredado como para sufrir en toda forma todavía en vida. En este segundo tema, nos presenta “la ausencia de Dios”, desde el punto filosófico de Martin Heidegger, en el primer tema se hablaba de la negación de Dios, ahora se presenta desde la ausencia, que el ser superior falte en nosotros, se siente el vacío de la existencia de él. Se toma sobre la sentencia nietzscheana, en el que aparece el hombre loco, en el testo citado de este filosofo “Busco a Dios”, Martin Heidegger, considera que Dios debe ser buscado, no en un sentido eufemista, que sustituye la muerte, sino un ser superior que hace grandes obras, esta ausencia de Dios, se manifiesta como la muerte del ser superior; en esa ausencia se enraíza la menesterosidad de la época en la que culmina la Modernidad; el titulo “la ausencia de Dios” significa que no hay ese alguien que visible y claramente reúna a todos los hombres, las cosas, para que disponga la permanencia en ellas; El tiempo de la noche del mundo es un tiempo indigente, porque es cada vez más indigente. Es ya de tal modo indigente, que no es capaz de advertir la ausencia de Dios como ausencia». Dios ha desaparecido y, sin embargo, el hombre aún no ha entendido la lección nietzscheana: el tema de Dios se ha tornado irrelevante, es decir, el tiempo indigente es un tiempo corto, un tiempo en el que no podemos controlar y que puede llegar a solo actuar nuestro subconsciente, que muchas veces no puede llegar a tener esa presencia o existencia, del algo trascendental como lo es Dios; El camino que permite empezar a remontar la pobreza de este tiempo de indigencia es el que conduce a percibir la ausencia como ausencia. Heidegger, ha dedicado varios años en su carrera universitaria, a meditar el pensamiento de Nietzsche en su obra de “ser y tiempo”, el nuevo rumbo que se ha caracterizado, pero Heidegger ha sido puesto repetitivamente a su versión, pero analizándolo desde lo mas profundo, e implicando buscar un nuevo sendero de vida, en el que, el ser humano pueda transitar, solo es accesible si se ha recorrido el camino que anduvo el primer Heidegger, A este respecto, declaraba Heidegger: «Para el pensamiento de la edad moderna, el modo en que el ente ‘es’ se basa en la objetividad de los objetos. Evidentemente, si la verdad del ente es lo que se manifiesta en la idea clara y distinta en el concepto transparente para la razón, entonces, lo verdaderamente ente es lo delimitable, El planteamiento moderno de la verdad del ente y del ente verdadero implica que la razón impone sus propias condiciones al ser, en la medida en que una pretendida racionalidad pura, a priori, demarca el ámbito de la verdad, y decide y discrimina lo que puede ser enjuiciado como verdadero. En otro capitulo encontramos sobre el silencio de Dios, nos habla de las trazas y señas que Dios nos da, El planteamiento moderno de la verdad del ente y del ente verdadero implica que la razón impone sus propias condiciones al ser, en la medida en que una pretendida racionalidad pura, a priori, demarca el ámbito de la verdad, y decide y discrimina lo que puede ser enjuiciado como verdadero; es decir pocos son los que saben que Dios espera la fundamentación de la verdad en el ser, pero no debe ser así, sino que, debemos ser nosotros que esperemos a ese Dios, quien es, el que nos va a recompensar a cada uno de nosotros, en las pocas obras que realicemos en este mundo terrenal. El ser requiere ser pensado porque ha sido mistificado por la metafísica de la razón, frente a eso se puede decir que, el hombre hace parte de la esencia divina, hace parte de lo trascendental, porque, es fuente de todo sentido de lo existente que hay en este mundo, puede mover cosas, tomar decisiones etc; es fuente principal de la vida; el ser, ha accedido a representaciones y demostraciones en el mundo, en efecto, Heidegger, en el libro de “ser y tiempo” tratan de plantear sobre el cuestionamiento del ser, en mirar cada uno de sus aspectos en saber como es la creencia y el conocimiento que tiene el ser humano sobre Dios, reponiendo una palabra clave que tiene el ser humano que lo identifica a él, es, el concepto de “Verdad”, es esa palabra, en el que, el ser humano saca a la luz y ostenta el ente, por eso es importante que este ser, haga presencia en cada uno de los entes, que es conocido como cosa, que tiene existencia real o imaginaria. Hay tres insuficiencias, que son muy fundamentales en la persona del ser, en las cuales va caracterizando la relación del ser con el mundo, en sus conocimientos propios, estas insuficiencias llegan a lograr su pensamiento y el cuestionamiento sobre Dios; la primera insuficiencia que se nos presenta es: El rechazo de las grandes reflexiones de la tradición metafísica, es decir, la metafísica, ha buscado lograr comprender varias cuestiones del ser sobre Dios, en saber como puede obtenerse el ente en la humanidad, que a través de la creación del universo, del cosmos, ha hecho que se oculté la existencia de Dios, que no se considera tan importante, y es por eso, que se ha tenido el rechazo de la tradición en la metafísica “el estudio de las causas primeras”. Otra de las insuficiencias es, la que va de la mano con santo tomas de Aquino, para así poder comprender el conocimiento de la verdad, un tratamiento significativamente amplio, al indicar que debe ser enfocada según tres direcciones: 1) como declaración, manifestación u ostentación, 2) como lo propio del ser y 3) como apertura acontecida (adecuada) del hombre al ser, una manifestación del ser para el mundo, su propia cultivación de los valores del ser, sosteniendo esa gran existencia de Dios en la humanidad y saber demostrar al ser de que la presencia de Dios es real, que es infinito en todo, que es el único que puede mirarnos pero que no podemos tocar, por eso, se nos hablaba que Dios no era un ser susceptible. Todas ellas son posibles, en cuanto dimensión trascendental del ente que hace referencia a la inteligencia; una de las ultimas insuficiencias que se nos presentaba, es, la comprensión del hombre como ser personal, supremo, omnipotente y omnisciente, nos dice que, el hombre es quien vive en la cercanía del ser, es Dios, quien vive al lado de cada uno de nosotros, es el hombre que constituye esa casa del ser, es el hombre, el que empieza a hacer hijo de ese Ser supremo que es Dios, que nos custodia a todos nosotros; donde debemos tener la relación interpersonal con todos, pero es primero esa relación a la que debemos estar cerca al ser supremo, que el hombre nunca sea instrumentalizable, que no sea primero para amar a la humanidad, sino que podamos cumplir ese primer mandamiento que es “amar a Dios sobre todas las cosas”, que es, Dios, el que ha enviado a su hijo Jesucristo, en el que ha muerto en una cruz, para la salvación de nuestros pecados y el bien de las almas; debemos saber diferenciar que, la insuficiencia no es la misma ausencia, esa insuficiencia de lo que se esta hablando, es poder llegar al fondo de la cuestión que el ser humano se hace o pregunta. Las señas de Dios, con las que se manifiesta al hombre, empiezan por eso que se ha denominado acción creadora. El Dios creador es el Dios personal y trascendente que dona el ser por amor, que dona a su hijo Jesucristo, para enviarnos su amor a nosotros. Ahora pasamos a un cuarto tema, donde se nos va hablar de la libertad en la existencia y la religión, donde se nos va a presentar algo muy importante en el que surge esta pregunta: ¿se puede vivir la existencia sin pensarla?, pues, la existencia significa suprimirla en su esencia; el hombre empieza a existir, se encuentra, surge en el mundo, empieza a relacionarse con las personas, pero después de haber realizado y disfrutado varios momentos, es que empieza a definir la esencia de las cosas, porque, debe experimentar primero esa esencia, en la que Dios nos ha dejado para vivirlo y asumirlo de la mejor manera, que después vendrán los resultados para el ser humano. Por eso el filósofo Kierkegaard lo viene afirmar “que el hombre no es nunca un hombre en general, sino un yo, un tú, un él, «cada uno por sí mismo”; es el hombre en el que puede realizar las cosas por si mismas, puede tomar decisiones, escoge la creencia por si mismo, es cada uno, el que tiene la fuerza y la constancia de realizar cada una de las cosas, según sea el ente, imaginario o existencial. La visión del hombre que se presenta en Ser y tiempo es de carácter dinámico. El hombre es un ser que se relaciona consigo mismo, como ponen de manifiesto la experiencia de decidir sobre uno mismo y la autoconciencia. La relación consigo mismo, fundamenta que el hombre pueda afirmar de sí que su ser es siempre suyo, que él es un sí mismo; contemporáneamente, su modalidad de autorrelación lleva consigo que, en su existencia, su mismo ser esté en juego, frente a esto ya lo decía, que, el ser toma sus propias decisiones, es esa persona la que defiende su vida, su propio existir ante un mundo, estará en juego su propia vida; porque, es un ser en el mundo que convive con otros hombres, ocupándose de los asuntos o actividades cotidianas, por eso se resume como el “ser ahí”, que se proyectara hacia un futuro, haciendo la posibilidad real en asumir la propia situación. Tenemos a nuestro Dios, un ser supremo, omnipotente, pero que también es trascendente en todas sus cosas, destinadas para el ser humano, que conocemos solo a Dios, como un carácter personal, que a partir de la creación, se conoce en él su relación personal, como lo trascendente en lo divino, que él ha creado y ha dejado con absoluta libertad, para que cuidemos cada una de ellas, que se quiere ir a tener un profundo conocimiento sobre la existencia y la esencia de nuestro ser supremo; Reconocer a un Dios personal, siendo característico de la persona la relacionalidad con el otro, hace que el existente empiece a tener conciencia, de que Dios no es un fundamento para la humanidad, sino que es ese fundamento, en el que, ha dejado a su hijo Jesucristo, lo ha enviado a la humanidad, ha muerto en una cruz para la salvación de nuestros pecados, a veces como persona uno se hace esta pregunta: ¿Cuál será el destino que Dios nos tiene para nosotros?, pero no debe preocuparse por ello, porque, hay alguien mas que nosotros que tiene esa respuesta, no lo dará ahora, sino ya en nuestro destino final que es morir. Es ahí, donde el ser supremo, nos da a cada uno de nosotros para escoger lo que queremos en nuestra vida, a través de la libertad, teniendo una infinita libertad de elección, si no, que también es llegado a la posibilidad de hacer sus obras realidad. El hombre es espíritu, pero, ¿cuál es ese espíritu?, ese espíritu del que nos habla Kierkegaard, es el del “Yo”, como ya se nombraba anteriormente “relacionarse consigo mismo”, es el que se autodetermina en las decisiones que toma cada uno. Por otro lado, en la existencia y la religión, nos va a fundamentar un poco sobre, el decidir hacer o realizar algo el ser humano, para el beneficio de él o ella; En la decisión por Dios reaparece la conciencia de la propia finitud, ahora como certeza de la imposibilidad de realizar por sí mismo la aspiración a unirse con Dios. La unión de que ahora se trata no es el mero ser consciente de la existencia de Dios; no estamos considerando el reconocimiento teórico, especulativo, Allí se afirma que lo más grande que se puede hacer por un ser consiste en hacerlo libre, que sea un ser omnipotente, “que tiene bondad”, la bondad de darnos la libertad para poder hacer libres, poder realizar cosas buenas para beneficio nuestro, como lo cita en este libro de finitud y trascendencia, “porque solamente la Omnipotencia puede retomarse mientras se da, y esta relación constituye la independencia de quien recibe. La Omnipotencia de Dios se identifica, por esto, con su Bondad; porque la Bondad es el donar completamente, pero de tal modo que, retomándose a sí mismo de un modo omnipotente, se hace independiente al que recibe. Por eso la oración tiene sentido, cuando la persona, ha intentado a reconocer a Dios, a través de su creencia en su existencia, como nos lo cita en el salmo 141 “suba a ti señor mi oración, como incienso en tu presencia”, que elevemos nuestra oración ante Dios, que a través de su existencia escucha nuestra suplica, para ayudarnos y librarnos del mal, y poder hacer gratos sacrificios ante él. Entrando en el ultimo tema, que nos habla de la existencia finita y el cristianismo, donde se nos hablara que: “Cristo es capaz de revelar al hombre de un modo pleno quién es el hombre. Cristo lo hace”, lo vemos en el nuevo Adán y la nueva Eva, es la primera figura del hombre, del que había de venir, nuestro señor Jesucristo, en la misma revelación del misterio del padre y de su amor, nos manifiesta la sublime vocación, nos hemos revestido del pecado, en el que se nos purifica, porque a través de cristo que murió en la cruz, ha querido hacerlo por el amor y el perdón, para llegar a la salvación del reino de los cielos, es el ser, quien llama al hombre a la comunión con él. Jesucristo quiere llegarnos a dar una respuesta intelectual, de poder llegar al camino que nos introduce al plan salvífico de Dios, donde llegaremos a concluir con ese plan que Dios nos tiene para nosotros. Debemos saber que, para llegar a una conclusión definitiva de conocer sobre la existencia de Dios, se necesitaba hacer encajamientos o preguntas sobre la cuestión del ser supremos, para poder tener un final y único objetivo en el que Dios ha enviado a su hijo a este mundo, para cumplir siempre una misión específica para cada uno de nosotros, que es, la revelación divina de Jesucristo para la humanidad que ya concluyendo con este resumen, se va a reflexionar sobre este fin ultimo que él ha dejado. La finitud no remite al Infinito únicamente desde el punto de vista del origen y del fin del ser del hombre; el hombre es consciente de que la consecución de su fin es algo a lo que se abre y que recibe, y no algo que conquista o produce, ese fin a lo que se abre y recibe hablar de llegar a la eternidad; La revelación y acción salvífica de Cristo hacen referencia a las tres dimensiones que hemos desarrollado. En primer lugar, por cuanto respecta a la identidad constitutiva, Cristo nos revela que el amor originario del Padre nos crea para que seamos hijos en Él. La creaturalidad (filiación meramente en cuanto ser personal creado) es elevada al rango de la filiación en el Hijo (filiación divina sobrenatural). Esta es la verdad constitutiva definitiva del hombre en la realidad completa (creatura-sobrenatural) del proyecto de Dios. En segundo lugar, con referencia a la identidad definitiva, la resurrección y ascensión de Cristo nos abren el acceso a la relación con Dios, y el envío del Espíritu Santo, con el que el cristiano se incorpora a Cristo, nos concede empezar a poseer ya lo que será definitivo en el momento escatológico. En tercer lugar, con respecto a la identidad que el hombre constituye en su existencia, Cristo, al asumir en su encarnación lo humano y redimirlo, otorga a todo lo humano su valor y sentido definitivo. Veámoslo someramente. Cristo, en cuanto Hijo unigénito del Padre, nos manifiesta el amor de Dios de un modo definitivo y con una intensidad que supera el horizonte de la oración natural del hombre, Cristo nos revela con su palabra y con sus hechos el infinito amor del Padre para con los hombres, que tanto amó al mundo que le entregó a su propio Hijo. Por último, al enviar el Padre en su nombre al Espíritu que es Amor, nos indica que todo ese amor trinitario se derrama en nuestro interior para que también el hombre pueda participar del amor en la misma intimidad de Dios, como hijos en el Hijo gracias a la acción del Espíritu; La encarnación del Verbo da sentido a toda la existencia humana ya que en ella Dios asume lo humano. De este modo, la referencia a Dios que a lo largo de la existencia se pone de manifiesto como necesidad metafísica y existencial, se lleva a cabo de un modo insospechado. Cristo asume todo lo humano (menos el pecado, que redime), le ofrece su criterio de autenticidad (bienaventuranzas, etc.) y le confiere sentido; hasta el dolor y la muerte. Su finalidad en la que se llega, es conocer el designio del padre, que el hombre percibe se realiza con la muerte en la cruz y la resurrección. De este modo, Cristo carga con el pecado del hombre y alcanza su perdón con su obediencia hasta la cruz, desde que nacimos con el pecado, lo hemos recordado en su crucifixión, en el que se entrego por todos los hombres, por eso lo recuerda en la ultima cena “este es mi cuerpo que será entregado por ustedes”; cuando entregó su cuerpo por nosotros, el nos ha dado un sentido definitivo, en el sufrimiento humano, hasta en la misma muerte, por eso es el verbo divino, el guía que nos ayuda en el caminar, para poder llegar a la salvación, en el misterio encarnado, logrando a que sean todos una misma comunión de la iglesia, como se recita en la profesión de fe, mas conocido como el credo de los apóstoles, esa comunión de hermanos, que tenemos la esperanza de ir algún día al reino de los cielos, que ha resucitado, para darnos a nosotros la vida eterna que tanto anhelamos. De ahí el hombre, empezaba a cuestionarse por Dios, pero es el fin último, la meta, en el que llegamos a obtener el plan de salvación a través de su amor infinito.