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Universidad Nacional de Costa Rica

Universidad Bíblica Latinoamericana

Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión


Maestría en Estudios Teológicos

Informe de Lectura:
Destructor de los dioses: El Cristianismo en el Mundo Antiguo.
Homosexualidad y el Discurso Eclesial Católico sobre “Antinatural”
.

Elaborado por:
Sergio Vinicio Molina Vásquez

Trabajo presentado como requisito parcial del curso:


Propuestas Éticas en Pablo y Juan, EPG 706

Costa Rica, 2022


Destructor de los dioses: El Cristianismo en el Mundo Antiguo.
El cristianismo se volvió una religión que exigía un comportamiento correcto a sus
creyentes. Se empeñaba en moldear la conducta por medio de la obediencia a los normas y
leyes; “las principales razones para adoptar la conducta que defendían eran la virtud del
dominio de sí y el interés por evitar la vergüenza social” (Hurtado, 2017 p. 220).

La temática del sexo y matrimonio era muy importante para la religión del primer
siglo, por lo que se imponía y exigía una santidad sexual, a pesar de las practicas cotidianas
referidas dentro del Imperio, las cuales eran catalogadas como porneias, y estas abarcaban
cualquier aspecto de idolatría, fornicación, adulterio y parafilias, por tal razón “el sexo
conyugal era considerado como bastión contra la tentación de mantener cualquier tipo de
relación sexual extramatrimonial” (Hurtado, 2017 p. 235).

Se exigía además la fidelidad sexual tanto de los hombres y de las mujeres, para ser
considerados honorables dentro la comunidad y sociedad, en ese tiempo “la fidelidad
conyugal era idealizada sobre todo como conducta femenina” (Hurtado, 2017 p. 236). Un
tema delicado para abordar era el uso y abuso infantil ya que en la actualidad “se ha
convertido en un vicio justamente condenado” (Hurtado, 2017 p. 237), pero en la época
romana el abuso de menores, incluyendo niños y adolescentes estaba tolerado y la objeción
no era la pederastia sino la corrupción de los niños y su explotación sexual.

Homosexualidad y el Discurso Eclesial Católico sobre “Antinatural”


Se analizan el empleo de los términos natural y antinatural referidos a la
homosexualidad, por medio de la antropología cultural que nos permite evidenciar los
anacronismos en los discursos eclesiales y dogmáticos que contienen los juicios éticos de la
sexualidad, y estereotipos justifican la violencia contra los géneros y diversidades.

La tradición judío-cristiana presenta y reconoce a la familia como la base


monógama y heterosexual de la sociedad con el fin en la procreación, privatizando de esa
manera las relaciones amorosas y el placer. “La distinción natural vs. Antinatural fue
recibida de la teología moral y de la interpretación de cierto pasajes bíblicos” (Zúñiga,
2018, p. 141), los cuales sin una correcta hermenéutica han sido base de posiciones que se
han estructurado y establecido en la sociedad, generando dolor, discriminación,
marginación, rechazo, expulsión y separación de las familias. Es evidente “que esta
perspectiva moral no está en la mentalidad colectiva de forma gratuita. Es la reproducción
de una estructura ideológica que las iglesias han promovido de forma programática hasta
generar discursos violentos que claman por la muerte de toda persona que no calce lo
normal” (Zúñiga, 2018, p. 141).

Además, es interesante ver las afirmaciones del CEC en los últimos años, donde se
invita al respeto, compasión y delicadeza por las personas que tengan alguna tendencia
profundamente arraigada, y se insta a evitar todo signo de discriminación injusta, pero hace
un fuerte llamado a las personas homosexuales a vivir en castidad. Todo ese tipo de
discurso puede mostrar en cierta manera inclusivo o tolerante, pero va acompañado de una
violencia que busca sujetar el deseo, la orientación y atenta directamente contra la dignidad
de la persona humana.

Continuando con las referencias a la época del primer siglo, los destinatarios de la
epístola a los Romanos vivían en tiempos donde las políticas estatales del emperador no
solo abarcaban la vida publica y externa sino también la moral matrimonial y sexual. Las
prácticas sexuales tenían mucho menos que ver con corporalidad y aspectos biológicos y
mas con el poder imperial, ya que el sexo solo era solo un reflejo de la estructura social y
sus roles asignados.

La jerarquía cósmica, masculino y femenino se situaban en lugares opuestos del


espectro: “dominador-dominado en el poder, superior-inferior en la clase social,
penetrador-penetrado en el rol sexual” (Zúñiga, 2018, p. 156), en ese sentido la dominación
y la penetración eran muestras de poder, en el mundo de la guerra y en el de la política
porque la esencia de la virilidad era el poder, es por tal razón que es necesario entender que
“la sexualidad no es un comportamiento social que podríamos describir de manera aislada,
la sexualidad es inseparable de otros roles y funciones del individuo en la sociedad”
(Zúñiga, 2018, p. 151) y que “la diferenciación de los miembros de una sociedad según su
orientación sexual es una inversión moderna” (Zúñiga, 2018, p. 151).

Comentario:
La religión debe avanzar de aspectos teóricos y normativos, que han estructurado por medio
de sus discursos ideológicos y han perpetuado posiciones de carácter dogmático que se han
arraigado en las distintas esferas de la sociedad. Considero que ninguna religión debe exigir
formas de conducta o pruebas de discipulado, sino que debe permitir que cada persona de
manera libre y autentica participar de sus bases de creencias sin hacer y dejar de hacer;
aprovechando también este espacio para pronunciarme en contra de todo abuso y
explotación sexual infantil, sumándome al clamor popular que exige justicia por los
crímenes cometidos por familiares, amigos y lideres religiosos.

Sobre el matrimonio y la familia considero muy prudente, la concientización con respecto a


las porneias ya que por muchos años por medio del discurso religioso se ha justificado el
divorcio exclusivamente solo por causa de fornicación, permitiendo muchas situaciones
que colocan en riesgo las vidas de las personas con la excusa de Jesucristo afirmó que solo
por esa causa puede haber una separación, pero el termino tiene una aplicación mucho más
amplia y profunda, por lo que ayudara a muchas relaciones disfuncionales a dar fin a
situaciones de abuso, agresión, violencia, vicios, parafilias, por medio de la decisión de
salvaguardar y preservar las vidas.

Finalmente, con la relación a la temática homosexualidad, puedo afirmar y compartir que


cada ser humano es valioso ante los ojos de Dios, y que Jesucristo afirmó la dignidad de
todos los seres humanos, extendiendo compasivamente su mano para ayudar y fortalecer a
las familias que sufren las consecuencias del pecado y el mal. Es pues mediante un
ministerio cariñoso, con palabras de consuelo y de apoyo a las personas que luchan por la
igualdad en materia de derechos humanos, creo que integrar e incluir a todos y todas hacen
a una sociedad más justa, equitativa y feliz, por lo que debemos trabajar para por medio de
una Ética Inclusiva y participativa podamos desarraigar y el odio y la discriminación.
Bibliografía:
Hurtado, Larry. Destructor de los dioses, Salamanca: Sígueme, 2017, p. 219-239
Zúñiga, Hanzel. “Homosexualidad y el discurso eclesial católico sobre lo ‘antinatural’: una
revisión desde el contexto cultural de Rm 1,26-27”: Vida y Pensamiento 38 (2018),
p. 137-184

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