=o sta, nuestra dni Tierra ‘Antonio Ello Brallow
oS, Ta Bcologia en ol argo trinsito de ahumanidad 95.
El suefio de Bolivar es ecologista. El 19 de diciembre,
desde su palacio de gobierno en Bolivia, decreta la proteccior
de las aguas y los bosques. En los considerandos afirma q
“una gran parie del territorio de la Reptiblica carece de aguas y por
consiguiente de vegetales titiles para el uso comin de la vida".
Agrega que, "la esterilidad del suelo se opone al aumento de la
oblacién y priva entretanto a la generacién presente de mu=
chas comodidades'
Afirma también que, "por falta de combustible no
hacerse 0 se hace inexactamente 0 con imperfeccién Ia extr
cién de metales y la confeccién de productos minerales qu
por ahora hacen casi la sola riqueza del suelo".
BasAndose en estos criterios, Bolivar decreta:
"Que se visiten las vertientes de los rios, se observe el cur
so de ellos y se determinen los lugares por donde puedan co
ducirse aguas a los terrenos que estén privados de ellas
"Que en todos los puntos en que el terreno prometa hace
prosperar alguna especie de planta mayor cualquiera, se
prenda una plantaci6n regulada a costa del Estado, hasta
niimero de un millén de drboles, prefiriendo los lugares dont
haya més necesidad de ellos".
"Que el Director General de Agricultura proponga al
bierno las ordenanzas que juzgue convenientes a la creacié
prosperidad y destinos de los bosques en el territorio de
Republica".
Para nosotros esta claro, que Bolivar sabia mucho més:
contar soldados, que de contar Arboles. El arbolado de parq
plazas y calles de una gran ciudad como Buenos Aires pue
tener varios cientos de miles de arboles. Mas alld de la but
voluntad del Libertador, un millén de arboles en un pais ent
ro ni siquiera se notarian.
Sabemos lo que pas6 después. La ola de la guerra ci
pas6 por encima de las propuestas ecologistas y también
suefo bolivariano de integracién latinoamericana. Bolivia si
gue siendo un pais sin bosques, y sin agua, con el agravant
que ahora tampoco tiene el mar que tenia en tiempos de
En las pendientes andinas, el suelo se escapa después de
ada cosecha, sin que haya formas eficaces de detener la ero-
sidn, Bolivia es uno de los pafses en los que la desertificacién
Wvanza a mayor velocidad. No hay arboles y la gente de pocos
os necesita lefia para calentarse y cocinar, por lo que ter-
a con los pocos arbustos que quedan. Sin vegetacién, tam-
co habré nutrientes en el suelo. Sin suelo y sin drboles, la
via se transforma en torrentes que destruyen todo a su paso
a dejar, nuevamente, la tierra seca y desierta.
Una realidad muy distinta de la softada por el Liberta-
; en una época en la que los hombres prefirieron los caiio-
alos arboles.
La ecologia en la Revolucién Industrial z
La ideologia de la Revolucién Industrial iniciada en el
slo XVIILes la del apoderamiento de la naturaleza. No es ya
miedo a fuerzas oscuras ¢ incomprensibles, ni tampoco el
Jo ante la obra de Dios; la naturaleza pasa a ser exclusiva-
mente materia prima, alimento para las méquinas de vapor,
objeto de presiones internacionales y de guerras de conquista.
Un texto caracteristico, entre miles de ellos, es el discurso
del ministro norteamericano Henry Clay, al pedir al Congreso
de su pais el envio de un representante oficial a las Provincias
Unidas del Rio de la Plata, en 1818. Nos interesa destacar que
(0 habla del vinculo diplomético con los ciudadanos de un
nuevo pais, sino de los recursos naturales que nuestro pais tie-
ne. Necesita un embajador para que le informe cémo apode-
arse de ellos.
"En los limites de tan vastos territorios, nuestra vista des-
cubre los mas sublimes e interesantes objetos de Ia creacién, las
Mmontaiias més elevadas, los rios més majestuosos de la tierra,
as més ricas minas de metales preciosos, los productos més
cctos de la tierra".be alee a See
La actitud es, otra vez, la del rey de la creacién: d
os rfos, talar los bosques, arrancar minerales de las entr
de la tierra. El mundo es mercancfa, la naturaleza es la
mienta para construir esa mercancia. Para esto, la politica y
Suerra estardn orientadas hacia el control de los recursos nat
rales. Las guerras medievales habfan estado orientadas al.
‘rol politico, tributario o religioso de los hombres. Las gu
de la Revolucién Industrial se hardn para asegurar ma‘
Primas para las fébricas.
En 1873, el industrial y fabricante de armamentos Al
Krupp est ‘Para asegurar nuestro futuro, es esencial
nuestras plantas obtengan independientemente sus propit
recursos de mineral, y puedan extraerlos y procesarlos co
ahora obtienen el agua pura, en el interior de sus propios
‘minios, libre de agentes e intermediarios y bajo su control, ef
cido sin influencias externas". Con esta idea, las grandes
's de fines del siglo XIX exploraron e invadieron la
totalidad del Africa.
Las consecuencias son obvias, ya que siempre algtin
Pensara lo mismo en relacién con el mismo recurso natural.
en Inglaterra:
"Usted —dijo don Julio~ni siquiera mencion6 el paituelo negro
-gauchos llevan atado al cuelto. Para tejer esa tela, y otras como
voaron decenas de miles de mujeres y hombres de Escocia, de
la, del pais de Gales. Gente de campo, que criba vacas y ovejas,
iba trigo y cebada y vivia en casas de madera al pie de las colinas
re verdes. Un dia esos campos fueron cercados y resulté que la
habia sido de empoloados lores que se bafiaban con la peluca
que ocupaban su tiempo en aspirar rapé y en jugar a las car-
"Y esta nobleza decadente, que vivia de las rentas de sus
ampos y del tributo de las colonias, comenz6 a comprar ac-
nes de hilanderias, tejedurfas, fundiciones de acero, y cuan-
igot6 los brazos disponibles en las ciudades, decidid cercar
8 lierras y enviar a sus propios campesinos para que fuesen
carne de la maquina.
"Las colinas quedaron desiertas, y en los alrededores de
Manchester se fue formando una triste parodia de ciudad. Por
itre el humo espeso del carbén de piedra, siguiendo el rio al
ue las descargas de las tintorerias daban aqui un color amari-
lo, allé un rojo subido hasta uniformarse finalmente en el ne-
gro liso y lustroso de las aguas muertas, alli, junto a esa orilla
dlesolada, viven los hombres que tejen esos paftuelos negro:
"Y ahora que estas ciudades son posibles gracias a la ma-
quina de vapor, déjeme contarle lo que hemos hecho con ella.
Volvamos a Manchester, donde se hacinan los tejedores de pa-
los negros. Junto a ese rio oscuro, de un olor similar al que
dan los saladeros al Riachuelo de Buenos Aires, hay enormes
barracas en las que viven decenas de familias, algunas en ca-
mas, las mas en el suelo, separadas apenas por una tela
que cuelga del techo. Esa es la casa de los recién Ile-
gados. Los que llevan, en cambio, una o dos genera-
ciones junto a las maquinas, ya pueden alquilar una
pieza junto a otra, y otra y otra mds, separadas entre
por corredores que hacen las veces de patios, de
calles y de letrinas, donde se acumula basura que el
§uerras para obtener materias primas que les permitan fal
car los cafiones que se usardn en otras guerras. Al respecto,
deberiamos olvidar que la peor forma de contaminacién y
terioro ecolégico es la guerra.
Esto se vincula con un nuevo disefio del mundo. La
quina de vapor unifica la economfa mundial y esta unidad
hace a expensas de las condiciones de vida -sociales y ambit
tales— de los sectores menos favorecidos.
El siguiente texto literario describe esa relacién entre
Nomia, sociedad y ambiente durante la Revolucién Industri
Esta tomado de mi novela"Elasaltoal cielo"? y esta ambienta
en Paris en 1871. En el parrafo anterior se destaca que durant
las guerras civiles argentinas el poncho celeste era el simbol
de las unitarios y el poncho colorado era el de los federal
Pero ambos ponchos habfan sido teftidos por la misma maqui-5 Tat, nesta Gna Ferra ‘Aniono Bio Ba 1°3____Us Bcologin on el largo tanaitodeInhumaniad 9
duefto de casa aprovecha para criar cerdos."
“Recuerdo—dijo Martin— que Aristételes decta que sila
dera volase por si sola no se necesitarfan esclavos."
"Los fildsofos suelen ser ingenuos —dijo don Julio— Of
rri6 exactamente al revés. Hoy los obreros se levantan antes
sol y trabajan catorce o dieciséis horas continuadas, y ain
veces que deben hacerlo por més tiempo. Cuando se propt
limitar a doce horas el trabajo diario de los nirios menores
diez aftos, los lores y los duefios de las maquinas, los periédi
y el Parlamento entero, pusieron el grito en el cielo dici
que se empujaba a los nifios a la vagancia y que en la fabri
estarfan a cubierto de los peligros de la calle.
“Ahora entiendo —dijo Martin—a los artesanos que des
ron las primeras méquinas."
"No fueron sélo los artesanos ~dijo don Julio-. Hace de
cientos aiios, en la ciudad alemana de Colonia, un inventor
hibi6 un telar mecénico que podia hacer el trabajo de doce te}
dores. El Concejo de la ciudad mand6 quemar el telar eh
ahogar en secreto a su creador para que nadie volviese a ha
méquinas que le quitaran el trabajo a los hombres. Finalme
se hicieron, y si hoy viviera la madre del Presidente Sarmien
con seguridad no podria competir con su telar de madera
tra esas maquinas inglesas.”
"Para ponerlas en movimiento se explotan las minas
carbon de Gales y de Escocia, donde enterraron en vida a mil
de hombres, mujeres y nifios, que penetran en ellas antes
amanecer y salen a medianoche, con lo cual sélo ven el sol
dias domingos. Alli los asfixia el gas grist, o quedan sepult
por explosiones o derrumbes, o se llevan en sus pulmones
polvo negro del carbén de piedra, donde echa sus raices la
berculosis.”
-i¥ todo esto para que un paituelo negro Ilegue has
Mendoza o Santa Fe! dijo Martin."
“Es que la historia recién comienza —dijo don Julio~ Pe
que las maquinas se hacen de acero, y si las fabricas textiles
nen por la noche, los altos hornos no se paran nunca. Asi
adenan a los hombres a un ritmo vertiginoso, vomitando
joche y dfa lucientes coladas de acero para forjar mas y més
qiquinas de vapor que hilen y tejan, tejan e hilen."
"-Recuerdo unos versos de Enrique Heine ~dijo Martin—
_ Se refieren a los tejedores de Silesia: ‘La lanzadera vuela y el
Jelar cruje; dias y noches sin cesar tejemos, vieja Alemania, tu
sudario helado. Ya tejen en la sombra nuestros dedos, y mez-
clan nuestros labios al tejido de maldicién y célera los ecos.
|lejemos! ;Tejemos!"
*-Esas maldiciones recorren el mundo ~dijo don Julio-.
Porque para alimentar a los tejedores de Silesia, de Manchester
yde Lyon, se cultivan las grandes lanuras del este de Europa,
om Polonia y en Rusia, y como los siervos producen trigo mas
barato que ios hombres libres, allf se ha mantenido el feudalis-
mo, que tendrfa que haberse abolido hace siglos, como en otros
paises que se dicen civilizados.
"Pero también hay que alimentar las méquinas, y para eso
plantaron algodén en el sur de los Estados Unidos. Para culti-
varlo y cosecharlo, para tomar de a uno en uno esos capullos
blandos que come la méquina, se fueron a buscar hombres
al Africa.
"Y el esfuerzo que no hicieron para disenar ciudades en
las que los hombres no perdieran la alegria, 0 méquinas en las
que no perdiesen sus brazos, lo utilizaron en montar la mas
compleja organizacién que el mundo habia conocido desde la
época de las legiones romanas. Se movilizaron masas inmen-
sas de capitales, recursos, buques y soldados para ir a robar
hombres al Africa inmensa, criadero natural de mano de obra
gratuita, que allé estaba como una riqueza sin explotar, y bas-
taba con sélo ir a tomarla.”
“Es curioso ver cémo se relacionan las cosas dijo Mar-
tin-, porque esos esclavos coméan carne salada, que les llegaba
de dos estancias argentinas: la del dictador Rosas y la de su
segundo -y después enemigo-, el general Urquiza. Los ingle&
=100- ta, nuestia nica Tierra “Antonio Blo Brallows
NS ‘La Beologia en ol largo tinsito de la humanidad 10
ses dicen: la carne argentina es tan mala que s6lo los negré
pueden comerla.”
"-Ademds de carne salada comieron litigo y plomo di
rante dijo don Julio para que las maquinas pudieran com
algod6n, Pero ocurrié que una vez que tuvimos tanto algodén,
ya no supimos qué hacer con él. Se acumularon kilémetros
pafios sin vender y se desataron crisis terribles. Los hombre
gue habian creido que el trabajo en las maquinas era la po
maldicién posible quedaron desocupados y en peor miseria
la que estaban."
"Quebraron las grandes compaiifas, hubo panico en l
bolsas de valores, en los ejércitos y los parlamentos. Fue el
esos dias inciertos que descubrimos que Dios nos habia pues!
en el mundo para civilizar a los demas pueblos, lo que apro
chariamos para venderles paiios. Asi nos metimos a caiioi
zos en Argelia, los ingleses en la India y las demds potencie
donde pudieron. Las fabricas que hacfan pariuelos negros par
Ios gauchos también hicieron saris de colores y turbantes blan:
0s y rojos. Los huesos de los tejedores blanquearon los cami:
nos de la India’.
En el gran esfuerzo por transformar la naturaleza
nero, todo lo que pudiera servir como materia prima se ut
sin ninguna preocupacidn por su capacidad de renovarse.
Inglaterra, "los bosques quedaron exhaustos ante las demai
das conjuntas de la industria del acero y de los astilleros'”.
En América Latina, los bosques de quebracho de Ar;
tina y Paraguay fueron arrasados para abastecer a la indust
taninera. Asi como en la época de los descubrimientos se
taron los rboles para hacer barcos, a partir de la Revolu
Industrial, los ferrocarriles fueron el mayor impulso a
deforestacién. Las maquinas de vapor funcionaron a lefia
rante largas décadas. Por debajo de los rieles, los troncos
Arboles grandes, de maderas duras, sostenian la red ferrovi
ria. Los llamaron durmientes, y la gente decia que por del
de cada uno de ellos, estaba enterrado uno de los hombres qi
habia trabajado en la construcci6n del ferrocarril,
La Revoluci6n Industrial es la época de las grandes rea~
lizaciones materiales, de la alteracién profunda de la natura-
za, realizada sin reparar en las condiciones de trabajo 0 en el
»sto en vidas humanas. El Canal de Panama costé tantas vi-
das como una guerra.
La expansién industrial precipita la destruccin de espe-
cies. El bisonte americano, por ejemplo, fue exterminado para
privar de su base de sustentacién a las poblaciones indias que
habjan basado su economia en la caza de este animal. Cientos
dlemiles de bisontes fueron muertos, sin darles ningtin uso eco-
jomico, solamente para impedir que fueran usados por los
Indios para su sustento.
Posteriormente, la leyenda habria de glorificar las tristes
aiias de Briffalo Bill, uno de los muchos pistoleros contrata-
0s por las compaiifas ferroviarias para extinguir los bisontes
ycercar por hambre a los sioux. Entre ellos, mataron dos millo-
hes y medio de bisontes al afo entre 1870 y 1875”.
La ecologia en la posmodernidad: zacaso existe la
naturaleza?
El cardcter distintivo de las alteraciones ecol6gicas de los
afios recientes es la maxima artificializacién del medio. No es
ya dominar la naturaleza como en la Revolucién Industrial,
sino reemplazarla por algo que se califica como mejor que lo
natural. Por ejemplo, cambiar los ecosistemas naturales por un
sistema agrario, en el que las sustancias quimicas cumplan las
funciones que en la naturaleza cumplen los seres vivientes.
Una de las formas més agudas de artificializacién es el
cortar los ciclos naturales en los que la materia circula conti-
nuuamente de unos otros seres vivientes, y reemplazarlos por
materiales que no pueden ser reciclados. Nos cuesta imaginar
en qué medida esto representa una alteracién profunda, ya que
fn la naturaleza todo debe.circular permanentemente de tn
Jado para otro. Algunas de estas sustancias no pueden ser= sta, nuestra dniea Terra “Antoni Ho al
NS Ta Ecologia en el Fargo tinsito de la humanidad
biodegradadas. Otras son t6xicas o peligrosas. Veamos
implicancias de estas dos situaciones.
+El hombre es el tinico animal que produce sustanci
que no son biodegradables
Cada tanto nos enteramos, por alguna nota periodist
que algtin estado norteamericano o algiin pais europeo ha
cidido prohibir los envases de plastico. Casi siempre la noti
pasa desapercibida, pero en otras ocasiones genera pregun
zpor qué los prohiben? ;Seré que sueltan alguna sustancia t6
cuando se los tira?
En este momento, siempre alguien recuerda que al
nos aceites resultan indigestos si se los guarda en determin:
dos envases de pléstico. "Es por un 4cido que sueltan’, dic
Y, a continuacin, agregan que ése debe ser el motivo por
cual no quieren transformarlos en desechos.
La realidad es exactamente la opuesta. Los envases
plastico no son contaminantes por producir sustancias si
envases no se pudren. No se van a pudrir ni hoy ni mafiana,1
dentro de veinte aitos. El sachet en que estaba la leche que
tomaron mis hijos los va a sobrevivir. Atin més: los materi
que forman muchos de estos envases, permanecerén sin te
nar de destruirse durante el préximo millén de afios.
Las decisiones de prohibirlos ~y obligar a reemplazar!
por otros que sean biodegradables~ cierran, de alguna
ra, un circulo de paradojas. Ocurre que las ventajas de es
productos llegarona transformarse en defectos, porque el au
de los envases de plastico se debié precisamente a que no
biodegradables. Se trata de envases inalterables, que aislan
protegen el contenido, que no puede ser atacado por comp.
nentes del producto que transportan ni por agentes externos
En fin, una maravilla tecnol6gica que actu como simbolo
la cultura del tiselo y tirelo.
‘Cuando esos desechos comenzaron a invadir las playas,
calles y los parques, prestigiosos organismos internacionales
aron a hablar de la contaminacién como un fenémeno
ado por el crecimiento de la poblacién. En consecuen-
, recomendaron el uso masivo de pildoras anticonceptivas.
Pero el problema no pasaba por allf. Un ecdlogo norte-
icano, Barry Commoner, se dedicé a comparar estadisti-
iversas. Y se encontré con que en las dos décadas poste-
in de la Segunda Guerra Mundial, la poblacidn de su
Pero, en el
inismo periodo, la produccién de botellas de gaseosas no
ornables habfa aumentado un cincuenta y tres mil por
minacién no se debia al crecimiento de la poblacién. Se ha-
oducido un cambio en la orientaci6n tecnolégica, el mismo
que cre6 la civilizacién del desperdicio”.
legamos asi a la nocién de desperdicio, de desecho 0
la naturaleza no existen desechos, porque lo que
inismo viviente expulsa es absorbido por otro organis-
», Humanos y animales respiran el oxigeno que expulsan
y las plantas obtienen sus nutrientes del suelo abo-
por las deyecciones de los animales.
Para que este mecanismo funcione, todas las sustancias
aclucidas por los seres vivientes son biodegradables. Esto sig-
que siempre habra una bacteria capaz. de degradar la ce-
losa de las hojas, las espinas de los peces o nuestra propia
. Asi se garantiza el continuo reciclaje de materia orgéni-
planeta Tierra.
\énsese en un insecto, una especie de cucaracha, por
ue por una magica mutacin pasara a producir una
que no fuese biodegradable. Luego de varias gene-
s, el mundo se encontraria saturado por enormes mon-
indestructibles caparazones de cucarachas.
‘comervarian a escasear porque se encontrarian blo-
los por estos caparazones. Una cantidad de seres vivos
io nos costarfa bas-Taz cta inka Tem Teno Bi nay
=o
Capitulo" 15
a Ecologia en el largo tansito de Ia humanidad
falta de esas sustancias. A la larga, la vida del planeta se em-
pobreceria significativamente.
Por suerte, tal insecto es biolégicamente imposible. El
finico animal capaz de producir sustancias que no son
biodegradables es el ser humano, y esperemos que esté comen-
zando a recapacitar. Porque cuesta imaginar lo que significa
decir que los plasticos no se destruyen nunca, a menos que se
quemen.
Durante algtin tiempo cumpliran su funcién originaria
de envases, después de lo cual se convertirdn en contaminan-
tes durante miles de afios. Recorra el lector las playas este ve-
rano. En algunas de ellas podra encontrar envases de plastico
arrojados durante la temporada pasada. Estarén con los bor-
des redondeados, alisados por el roce del agua y de la arena.
{Dénde fueron a parar esas partes gastadas? {Qué pasa con el
material desgastado de los objetos de plastico?
Los oceanégrafos conocen la respuesta. En las finas redes
que se utilizan para recoger los organismos microsc6picos del
mar Ilamados fitoplancton y zooplancton, aparecen también
plasticos. Se encuentran diminutos fragmentos de fibras plas
ticas, con frecuencia de color rojo, azul 0 anaranjado. Son dese=
chos de esta civilizacién, que se acumulan en la biosfera.
Una vez, una foto dio la vuelta al mundo: se trataba d
un pato salvaje, con un pedazo de plastico puesto en forma
lar. Pensemos en lo improbable de este evento; el pato
tiene manos para ponérselo de sombrero y que después le
de en el cuello. Para que ocurra un azar de esta naturaleza ti
ne que haber incontables toneladas de desperdicios plasti
en las aguas del planeta.
Esos desperdicios son una trampa mortal para la faut
silvestre. Durante innumerables generaciones, la mayor pai
delas especies animales han aprendido a distinguir visualment
la comida. Un objeto coloreado que aparece en el agua pu
ser un fruto, un pez o un alga. Es decir, algo nutritivo y sus!
cioso en un medio en el cual es dificil procurarse la comi
pero, como estas sustancias no se biodegradan, tampoco se
pueden digerir. Una vez dentro del organismo animal obstru-
yen su aparato digestivo. El pobre pez o la pobre gaviota tie
nen asf una muerte horrible, provocada por el estallido de sus
intestinos.
Anualmente, un ntimero indeterminado pero elevadisi-
mo de ejemplares de la fauna silvestre muere por esta raz6n.
También ocurre lo mismo en los zool6gicos; nunca falta un irres-
ponsable que le da galletitas a los animales con la bolsa y todo.
Después que el animal ha muerto de esta manera, su cuer-
po se descompondré, pero el plistico que ha provocado su
muerte seguiré, inalterado, dando vueltas por el mundo y, qui-
2s, cobrando otra victima animal.
Paradojas del destino: alguna vez nuestra especie desapa-
receré de la superficie del planeta. La erosién terminara des-
gastando las pirémides de Egipto y hard desaparecer la Gran
Muralla China. Algdin plegamiento orogénico transformard en
zonas sismicas a Paris y Nueva York, y habré terremotos que
desmoronen la torre Eiffel y el Empire State Building. En ade-
lante, el testimonio més perdurable del paso de la especie hu-
mana por este planeta, serdn esas mintisculas fibras de plastico
que vagan por los océanos.
Cuando se sequen los mares quedaran en el fondo. Y se-
guirdn alli hasta que el estallido del sol termine de
Asta altura, quizés ya nos hemos olvidado que un enva-
se de plastico esta pensado para ser usado como tal durante
o tres dias. O, a veces, unos pocos minutos como en el caso
tiempo titil y tiempo perjudicial de ese envase deberia hace-
mos reflexionar sobre una sociedad que no tiene en cuenta los
ritmos de la naturaleza, y acttia como si no existieran.
* Los suefios del Ratén Atémico
Quizés el signo mas inquietante de este actuar como si‘ta, nuestra nica Tera
las leyes de la naturaleza no existieran, sea el uso ~pacifico
militar~ de la energia atémica. Pero, esto requiere contar
cierta historia.
Hace muchos afios, una revista infantil publicaba una
torieta llamada El Ratén Atémico. El protagonista era un
milde roedor que, cada vez que se encontraba en una situaci6
ificil, tomaba una pastilla de U-235 y se transformaba en
Superman de los ratones. El Ratén Atémico no necesitaba hi
‘como Jerry. Le bastaba con sacar de su cinturén su magica pas
tilla de uranio para hacer frente a hordas de gatos hambrier
tos. Nosotros, que atin sabiamos lo que era ser pequefios e in-
defensos, seguiamos todas las semanas las aventuras de est
personaje que habia logrado ir més alld de su fragil condici6r
de ratén.
Por esa época, esta historia estaba a punto de salir de
ciencia-ficcién para entrar en nuestras vidas. La energia m
clear para usos pacificos era la gran promesa para el final
siglo XX. Grandes canales excavados con bombas atémicas,
centrales productoras de electricidad a precios ridiculame
bajos, inmensas zanahorias irradiadas que no serfan atacada
ingiin insecto ni bacteria. La cura del cancer estaba al
només, al alcance de la mano, en unas cajas misteriosas Ila!
das"
El dtomo, se nos prometfa, iba a entrar profundamente
en nuestras vidas. Nosotros, que aleanzarfamos a ver el afio
2000, lo tendriamos al alcance de la mano. Mientras tanto, et
todas partes nos prometian el 4tomo pacifico. Nosotros, los
nifios del Tercer Mundo, ibamos a ser como ese Rat6n At6mi-
co. Bastaba con tener confianza en los usos pacificos dela ener=
gia al6mica. En ese momento, no nos preguntébamos por los
riesgos de tener a mano ciertas radiaciones, y ninguno de no-
sotros imaginé la triste suerte de ese ratén obligado a ingerit
uranio. Paradéjicamente, mientras nosotros lefamos la histo-
rieta, en otras latitudes se experimentaba con verdaderos rato-
nes, procurando medir cudnto uranio, cuanto cesio y cobalto
\ctivos, 0 cuanto plutonio necesitaban para morir. Asi, se
cubrid que en energia atémica no hay umbral de seguri-
d, es decir, que cualquier dosis de radiaciones, por minima
e fuera, aumenta los riegos de contraer céncer 0 de dara luz
os deformes.
Después del accidente nuclear de Chernobyl, nacieron
illos de seis patas. Hoy me pregunto, si
los que hacfan la historieta se hubieran atrevido a mostrarnos
cémo nacieron los hijos del Ratén Atémico.
Fue mucho més tarde, que descubrimos que la energia
ca no tiene usos pacificos. O, al menos, que no los tiene
ensuactual grado de desarrollo y en la actual orientacién de la
ciencia y la tecnologia. Por supuesto que todos hemos usado
jeringas descartables esterilizadas con radiaciones, pero hubié-
ramos podido hervirlas y el tomo no habria intervenido en
nuestras vidas.
Se trata de algo més profundo. Lo que nos ocultaron es
que la tecnologia pacifica y la tecnologia militar son, en reali-
dad, la misma cosa. No es que estuviéramos ante la alternativa
de usar el étomo para hacer bombas 0 para hacer centrales eléc-
tricas. Lo que ocurre, es que es necesario construir centrales
atémicas que produzcan electricidad, para después poder fa-
bricar bombas.
Yes que la principal materia prima para las bombas até-
micas es el plutonio, una sustancia que no existe en la natura-
leza y que solamente se forma en las centrales productoras de
energia eléctrica nuclear. De manera, que todo el discurso so-
bre los usos pacificos del étomo y su rol en la modernizacin
del Tercer Mundo, suele encubrir lo que, para ciertos sectores
de poder, es su finalidad principal. Esos sectores las conciben
como instalaciones militares encubiertas, cuyo propésito ver-
dadero es producir el plutonio necesario para fabricar armas
nucleares. De alli el enorme apoyo financiero a la actividad
ios, que le asignan
presupuestos inimaginables para el nivel de desarrollo de sus‘Bia, nuestra nica Tera
“Antonio Elio Brallowsky|
(Capitulo: a Ecologia en ol largo tinsito de Inhamanidad 108
respectivos paises.
Deberiamos destacar la ambigitedad con que fue mane-
jado el tema nuclear por diferentes administraciones de cual-
quier orientacion politica. Por una parte, se insiste siempre en
la orientacién pacifica de los diferentes programas atémicos.
Pero, la historia del desarrollo nuclear a escala mundial tiene
numerosos ejemplos de paises que iniciaron su actividad at6-
mica con argumentos semejantes, y que apenas tuvieron las
condiciones politicas y tecnolégicas adecuadas, detonaron sus
primeras bombas”.
Para producir armas nucleares, se requiere extraer el plu-
tonio del conjunto del combustible quemado en las centrales.
atémicas. Esta técnica se llama reprocesamiento y sobre ella la
revista francesa Mundo Cientifico afirma que "todos los pafses
que dominan esta tecnologia, aungue sélo sea a nivel de labo-
ratorio, disponen de los medios para fabricar armamento nuclear’. Y
son numerosos los politicos, de cualquier signo ideolégico,
que admiten en privado que su pais debe "reservarse el dere-
cho" de producir bombas atémicas cuando lo considere nece-
sario. A menudo, nos olvidamos que la contrapartida de ese
derecho es el riesgo de convertirnos en un blanco nuclear.
El final de la Guerra Fria entre Estados Unidos y la Unién
Soviética no terminé con el problema, sino que le cambié algu-
nos aspectos: ahora ya no hay riesgo de guerra nuclear entre
dos superpotencias, pero si pueden aparecer bombas atémicas
en una guerra més limitada. También puede haber acciones
terroristas que roben material critico, que pueda usarse para
producir armas nucleares.
Para reflexionar sobre el tema, quizas nos ayude recordar
cémo funciona una central at6mica de las usadas para produ
cir electricidad. No es que la energia surja de alguna misterio-
sa transmutaci6n del atomo. Lo que el uranio hace es simple=
mente producir calor, que se usa para hervir agua y ese vapor
hace girar una turbina, que es la que produce la electricidad.
Enotras palabras, que una central atémica es s6lo un gigant
co recipiente para calentar agua. Desde hace muchos miles de
afios, los seres humanos han encontrado diversas formas mas
sencillas e infinitamente menos peligrosas de calentar agua, 1o
que nos lleva a sospechar en un interés mucho mas
energético.
Pero, ademés de los riesgos bélicos, la energia atémica
para usos pacificos también es peligrosa, 0, por lo menos, pue-
de llegar a serlo. Tanto en los Estados Unidos, como en la ex
exterior de centrales nucleares. Sin embargo, se sigue con la
én de que los controles son tan rigurosos, que hacen impo-
les los accidentes.
La experiencia de los tiltimos afios nos indica que no es
descartar la eventualidad de un accidente nuclear ca-
tastréfico: Adjudicar dicha eventualidad a la mera irresponsa-
bilidad de los operadores seria si ,¥ caer
enl mn de que un manejo responsable hace imposible los
ccidentes. Se afirma que bastaré con garantizar que todas las,
entrales nucleares estén operadas por los mejores cien
disponibles, para evitar cualquier riesgo.
Sin embargo, es dificil imaginar proyectos sujetos a un
grado de control més meticuloso que los proyectos espaciales.
Y atin, ast, tenemos 29 graves accidentes con destruccién comple-
ta de las naves afectadas”. Los peores son los siguientes:
+ 27 de enero de 1967. Estalla la Apolo 1. Tres tripulantes
muertos.
- Abril de 1967. Muere un cosmonauta soviético al no
abrirse el paracaidas en el descenso.
~ 30 de junio de 1971, en la nave Soyuz, 3 tripulantes
mueren por asfixia.
Eltrasbordador Challenger estall6 el 28 de enero de 1986,
con siete muertos.
~ El Columbia estallé el 1 de febrero de 2003, matando a
sus siete tripulantes.aid at, nuestra Gea Tera ‘Antonio Bio Balak
Capitulonrs La Beologiaen ellargo Wansito delahumanidad iti)
‘Aclaro que aqui no estamos teniendo en cuenta acciden-
tes en tierra, como la explosién de un cohete en un centro espa-
cial soviético en 1960, que maté a 91 personas.
Challenger y el telescopio Hubble. A pesar de ello, el p1
mero estallé matando a toda su tripulacién y el segundo tuvo
errores de construcci6n que lo inutilizaron parcialmente.
Encuantoa accidentes nucleares, los mas destacados son:
+ 1969, Francia, Central nuclear de Saint-Laurent, un error
de operaci6n provoca la fusién parcial de su reactor.
- 1979, Estados Unidos, Central de Three Mile Islands:
una grave fuga de materiales radiactivos a los circuitos
secundarios que obligan a la evacuacién de la planta y
de sus alrededores.
- 1986, Ucrania, Central de Chernobyl: el mayor acciden-
te nuclear conocido, con expulsin a la atmésfera de 8
toneladas de materiales radiactivos. 40 mil personas eva-
cuadas. Los efectos indirectos se estiman en 20 mil muer-
tes y 300 mil casos de cancer en diferentes paises curo-
eos.
+ 1999, Japén, Central de Tokaimura: reaccién nuclear
incontrolada, en una central que habia tenido otros gra-
ves accidentes en 1995 y 1997.
+ 2000, Estados Unidos, Central de Con Edison, escape
de vapor radiactivo.
Estos hechos cuestionan el minucioso célculo de prob:
lidad que se realiza para demostrar que son casi infalibles. A
despecho de tantos calculos, la frecuencia de accidentes en ins.
lalaciones complejas es mayor de lo previsto. "El caso del acci-
dente del reactor nuclear de Oak Ridge es un ejemplo de cudn
equivocos pueden ser los cilculos de probabilidades. En éste
se produjeron siete fallas secuenciales, cada una de las cuales
involucré tres elementos paralelos en redundancia, lo que da
un total de 21 fallas. Si alguna de ellas no se hubiera produc
do, el accidenie no hubiera ocurrido. Se calculé la probab
dad de tal suceso en 10, es decir, uno/cien cuatrillones. El
hecho fue casi increible pero sucedio”.
Sin embargo, no fue el tinico hecho que el célculo de pro-
babilidades daba por imposible: "El accidente del reactor nu-
clear de Dresden II en 1970, ocurrié a pesar de que el més gene-
roso calculo de probabilidades de los sucesos aislados no po-
dia elevar la probabilidad por encima de 10-18... también aqui
loimprobable ocurri6’™.
Sobre estos hechos, una episteméloga argentina sefiala
que "la evaluacién de riesgo es como agua entre las manos, se escapa
antes que nos demos cuenta. Los ‘datos parecen impactantes, los ex-
pertos nos informan con suma seriedad que es casi imposible que suce-
da unaccidente nuclear... y, sin embargo, a pesar de que las probabil:
dades de accidentes son del orden de 10°,.ya en los tiltimos veinte
ayios se conocen ms de 10 accidentes. Debemos pensar que cuaiido el
milagro se hace cotidiano algo esté fallando:
i) Tal vez los andlisis estén mal hechos. No se han to-tado en
cuenta los factores de riesgo, 0 no se los ha ponderado ade-
cuadamente.
1) Silos andlisis fueron realizados correctamente, tcl vez estamos
fallando en nuestra concepcién de cuéindo una probabilidad es
baja.
iii) Otra alternation es que este tipo de andlisis sea totalmente in-
adecuado para el fin perseguido””.
A lo anterior podemos agregar, que el accidente del reac-
tor de Three Mile Island se agravé precisamente por una com-
plicacién inesperada: la formacidn de una burbuja de hidroge-
no sobre el nticleo del reactor, evento que sorprendi a los ope-
radores de la central y a la autoridad reguladora nuclear. De
un modo semejante, algunas de las fallas sufridas por la cen-
tral Atucha 1 no habian sido previstas por sus constructores y
debieron disefiarse herramientas especiales para tener acceso
ala zona daftada y efectuar ia reparacic
‘Andlogamente, el accidente catastréfico de Chernobyl, con
su evento principal, fusién del micleo de una central atémica,Tan eae ine Te Tmo ai]
Caphalon’s Ta Beologia en l Tango trinsito de ls hamanidad
habia sido previamente calificado como "imposible" por los
diversos manuales de seguridad nuclear.
Es decir, que tanto accidentes catastréficos, como des-
perfectos operatives, parecen tener en comtin el no haber sido
previstos por técnicos y cientificos. Esta serie de hechos pone
en cuestién las diferencias entre cientificos "serios", cuyas ins-
talaciones no sufren accidentes, y cientificos "irresponsables’,
que si los tienen.
Por el contrario, la tendencia reciente de los estudios so-
bre el comportamiento humano lleva a preguntarse si no es
inevitable que haya errores al manejarse sistemas altamente
complejos. Parece existir un limite a la complejidad técnica de
lo que el cerebro humano puede manejar, més alld del cual el
riesgo de errores ~y por ende, de accidentes, atin los del tipo
catastréfico- se eleva rapidamente.
Esto lleva a revisar la ilusidn de las décadas anteriores, en
iento indefinido de la complejidad
tecnolégicos con absoluta seguridad.
En consecuencia, el manejo de tecnologias de riesgo debe
llevar aparejada la previsién de eventualidad de hechos de
Suma gravedad. Lo que plantea una serie de problemas politi
cos de solucién. Imaginemos lo que significar
rar solemnemente una obra presentada como una mar:
tecnolégica, para después realizar simulacros de evacuacién
masiva de la poblacién. O presupuestar las indemnizaciones a
las eventuales victimas de un accidente nuclear. O calcular él
costo econémico de las instalaciones que habria que evacuar, 0
las tierras de cultivo que se perderian para siempre. La logica
politica requiere silenciar los riesgos de un posible accidente
catastréfico.
A pesar de tantas evidencias, la localizacién de activida~
des nucleares no suele tener en cuenta estos riesgos. Se supone
que no puede ocurrir nada grave, por lo cual, se ubican las
instalaciones nucleares en los sitios econémicamente més con-
venientes. Es decir, en lugares préximos a las grandes ciuda-
des que van a usar la electricidad, ya que el transporte de la
energia tiene un costo alto.
Desde el punto de vista ecol6gico, si alguien insiste en
instalar una central atémica, seria preferible que lo hiciera en
un desierto; en la practica, esto no se ha hecho asi, por dos
razones.
*Una razén técnica, y es que estas centrales necesitan
mucha agua para enfriamiento.
*Y la raz6n econémica, de no tener que transportar la
electricidad a lo largo de muchos. kilémetros.
Sin embargo, los politicos suelen pensar sélo en inaugu-
rar obras, pero muy poco en clausurarlas. Una central atémica
tiene una vida ttil estimada en unos treinta afios, después de
Jos cuales, ella misma se transforma en un inmenso residuo
radiactivo. Es necesario desmantelarla, operacién que, para-
ddjicamente, es mucho més cara que ponerla en funcionamien-
to. Por ejemplo, una estimacién indica que instalar una central
nuclear puede costar unos tres mil quinientos délares por cada
kilovatio de potencia, en tanto que, desmantelarla en forma de
hacer manejable esa masa de residuos radiactivos, puede cos-
tar hasta cinco mil délares por cada kilovatio de potencia. Para
tener un término de comparacién, diremos que una central eléc-
trica que funcione quemando gas natural nunca podria salir
mas de mil dolares por kilovatio instalado™.
Se trata de una operacién extremadamente delicada, por-
que es necesario sellarla con cemento por arriba y por debajo,
para estar seguros (gseguros?) de que no va a alterar el agua
subterranea con una filtracién de materiales radiactivos. Para-
déjicamente, el costo de la clausura es més alto, ya que esta-
mos en la proximidad de dreas muy pobladas, porque para
ahorrar dinero no hemos querido instalarla en un desierto.
Pero, ademas de producir electricidad, una central até-Te Tata, nuestra nea Tierra ‘Antoni Blo Brallovely
(Capitulo Ta Feologia en el largo tinsitodelahumanided 115]
mica ha generado nuevas sustancias, los residuos radiactivos,
que permanecerén peligrosas durante muy largos periodos, en
algunos casos por cientos de miles de afios.
Desde el punto de vista tecnolégico, se plantea entonces
la dificultad de construir alguna forma de aislamiento capaz
de perdurar durante un periodo tan prolongado. Para ello, se
programaron diversas barreras. La vitrificacién del material
para volverlo més estal ubicacién en contenedores, éstos
a sui vez en una obra de ingenierfa y todo ubicado dentro de
una zona que se considere geolégicamente estable. Es decir,
libre de terremotos y otras incomodidades en los proximos
millones de afios".
Desde el punto de vista filos6fico, puede preguntarse si
es ético generar problemas y riesgos que persistirén como tales
durante eras geolégicas, y si alguien puede asegurar con algu-
na razonabilidad lo que ocurrir durante el prximo millén de
afios.
Pero, una vez construido el repositorio nuclear, desman-
telada la central y colocados adecuadamente sus
necesario hacer un permanente monitoreo port
ceder algo fuera delo previsto. ;Cudnto cuesta rea
trol durante un millén de afios’
laracionalidad de disfrutar de electricidad durante treinta afios,
y generar problemas, riesgos y costos durante muchisimos
milenios.
ale la pena preguntarse por
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