You are on page 1of 1

Atlantis: el imperio perdido

Atlantis (también conocida como la Atlántida) es una civilización perdida que, según se dice, existió
en la antigüedad y fue la más avanzada de todas, contando con un desarrollo social, político y
tecnológico único y que aún hasta el día de hoy no ha podido ser alcanzado.

Se dice que se era un pequeño continente ubicado en la zona que hoy está ubicada Islandia, entre el
océano Pacífico y el Ártico (de hecho, una teoría es que Islandia tiene esos climas y auroras boreales
extrañas como consecuencia de alguna tecnología extraña que hubo en Atlantis); otros dicen que, en
realidad, se ubicaba entre América y África, como una especie de continente intermedio entre el Viejo
Mundo y el Nuevo Mundo. Su ciudad central, según cuenta el mito, estaba rodeada de una enorme
catarata y formada como una serie de discos circulares concéntricos (o sea, que van de más grande a
más pequeños según nivel de importancia) resguardados por portales místicos que impedían la
entrada de cualquier extraño.

Hablaban una lengua propia, la lengua atlante, que se dice que provenía del latín (como el español y
el portugués, entre otras) y que se han encontrado algunos textos en piedra en símbolos extraños
pero parecidos a los de las lenguas actuales, y se cree que podrían ser de esa lengua. En Atlantis
había un sistema político de monarquía, por lo que había un Rey que gobernaba y, además, un
representante de los dioses, que comentaremos un poco más adelante.

Sus habitantes, los atlantes, lograban mantenerse eternamente jóvenes (o estirar de manera
indefinida su envejecimiento) gracias a una fuerza mística resguardada en el corazón de la ciudad,
protegida por las almas de los reyes y los dioses antiguos que se sostenían en unas enormes
máscaras elaboradas por toda la ciudad una vez muertos los mismos. Esta energía se alimentaba de
la energía, la fe y las emociones de los habitantes (dándoles, a cambio, la juventud, fuerza y
seguridad) y gracias a eso logró crear una consciencia propia, podía pensar y decidir, y cada cierto
tiempo seleccionaba a uno de los atlantes para que sea el privilegiado portador de su poder, quien
sería un enviado en la tierra y se convertiría en uno de los nuevos dioses cuando le llegara la muerte.

Esa energía se conduce y comparte a través de unos diamantes llamados cristales del alma, que
también servían para manejar vehículos y herramientas de la tecnología atlante, única en su especie,
donde había vehículos voladores, máquinas demencialmente grandes que protegían las fronteras
y, también, titanes guardianes de las fronteras que eran capaces de detener cualquier avance natural
o amenaza que intentara atacar la ciudad. A su vez, esos diamantes podían utilizarse para curar
heridas y enfermedades.

Atlantis, según se cuenta, desapareció tras la muerte de su última diosa y la intromisión de una fuerza
corrupta que provenía del exterior. Esto hizo que la fe de los atlantes se debilitara y, con ello, se
debilitara también la energía mística que la protegía. En consecuencia, los titanes perdieron su poder
y una enorme tormenta de maremotos junto a una erupción volcánica destruyeron y
sumergieron a la ciudad en el fondo del mar.

You might also like