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Estudio de caso de trastorno por consumo de alcohol

Deisy Ofelia Villamizar Rolon ID 619161

María Rosa Niño Ochoa ID 678902

Yenny Paola Rodríguez Valero ID 674010

Angy Katherine Ardila ID 00675672

Erika Urbina Casas ID 465342

Corporación Universitaria Minuto de Dios

Vicerrectoría Regional Santanderes

Sede Cúcuta (Norte de Santander)

Programa Psicología

septiembre de 2022
Mi nombre es Robert actualmente tengo 50 años.

La historia de mi familia inicia con mis abuelos maternos ambos ya fallecidos, los cuales
tenían una relación muy sólida y estable. Vivieron toda su vida en unión libre, ya que para
ambos el matrimonio era solo un documento que no significaba nada. En cuanto a mi
familia paterna, Socorro Duran comerciante de profesión, fallece a los 70 años por una
alteración a su sistema nervioso, generándole un paro cardiaco. Por otro lado, está mi
abuelo Fernando Díaz dedicado desde muy pequeño a la zapatería, físicamente muy activo,
pero desde la muerte de Socorro cae en depresión y recae nuevamente en el alcohol, ya que
durante gran parte de su juventud y principio de adultez fue alcohólico y duró en sobriedad
alrededor de 20 años, la recaída causó daños evidentes en él, tanto en su productividad
como en su vida personal, falleció a sus 75 años, mi padre, Lucas Díaz Durán, el mayor de
5 hermanos toma la responsabilidad de la educación de mis tíos, obligándolo a buscar
trabajo a sus 20 años, mi padre deja de lado su vida social centrándose solo en el sustento
de sus hermanos y busca refugio en el alcohol del cual crea una gran dependencia, a sus
27 años conoce a mi madre, Isabela Montero García, mujer de 20 años soltera, con una
relación familiar complicada y poco estable es la mayor de 3 hermanas, a tan solo 6 meses
de relación toman la decisión de irse a vivir juntos, con la condición de que él debe dejar la
bebida, los 2 primeros meses en casa de mis abuelos, pero conforme paso el tiempo salen
de allí ya que se encontraban viviendo problemas con sus hermanos.Pasado un año
aproximadamente mi madre queda en embarazada de mí, 4 años después nace mi hermana
Ana y 2 años después nace mi hermano Santiago, mi realidad de una familia perfecta
empezó a cambiar a partir de los 6 años ya que no evidenciaba los problemas problemas
que enfrentaba mi familia, ya que mi padre nuevamente había vuelto a beber alcohol de
manera continua, el mundo era grande y estaba lleno de cosas maravillosas ante los ojos de
un niño curioso, pero el tener un padre alcohólico hizo que mi mundo fuera mucho más
pequeño. No podría expresar con palabras lo asustado que me sentía ya que mi padre
empezó a tener conductas agresivas en contra de mi madre, rápidamente aprendí a descifrar
lo que mis padres pensaban y sentían.

En un momento dado, mi padre con muchos años de experiencia dedicados a la zapatería,


felizmente casado con mi madre que era costurera para en ese entonces tenía tan solo 27
años. Tuvieron 3 hijos de los cuales yo era el mayor, Ana con 4 años y Santiago con tan
solo 2 años. Eran muy felices hasta que mi madre nos abandonó, ya que la conducta
agresiva de mi padre se reflejaba en maltrato físico y psicológico hacia ella. Durante el
tiempo en que mi mamá se fue, mi papá empezó a beber descontroladamente haciéndome
cargo de mis hermanos y con el tiempo se supo que mi madre había fallecido y todo se
complicó, mis hermanos adolescentes sin ningún tipo de estudio tomaron rumbos distintos,
mi hermano decidió irse a prestar servicio militar, por lo que mi relación con él es distante,
mi hermana sin embargo se quedó a mi lado, por mi parte logré sacar la secundaria, pero
mi trabajo era de repartidor y lo que ganaba lo usaba para salir a beber, A los 22 empecé
con mi adicción al alcohol, debido a mi historial familiar me fue mucho más fácil tomar al
alcohol como una alternativa de solución a mis problemas, al cumplir 30 años me casé con
Lupita Osorio, a quien conocí en uno de los restaurantes a los que repartía mercancía, a los
tres años de casados tuvimos a nuestro primer hijo, Pedro y dos años después a Sofía,
nuestra hija menor, Pedro se encuentra cursando sus estudios universitarios, mi relación con
él está envuelta de mucha tensión, ya que me reprocha el hecho de que por mi adicción al
alcohol no vivimos con las comodidades suficientes por lo que tiene que trabajar entre
semana y estudiar los fines de semana, en cuanto a mi hija, nuestra relación es armoniosa,
ella desea que yo deje el alcohol y trata de pasar todo su tiempo libre a mi lado para que no
me refugie en el alcohol. Tengo 50 años donde los excesos a dicha sustancia han dejado
grandes secuelas en mi salud, dejando como evidencia mi diagnóstico de Hepatopatía
terminal, a causa de una dependencia al alcohol con una cirrosis avanzada.

Por tal motivo seré sometido a un trasplante de hígado ortotopico, al estar en un periodo de
negación me exigen iniciar un acompañamiento con un programa de tratamiento sobre mi
adicción y así poder estar en el listado de los pacientes en espera de su trasplante. También
por sugerencia de mis especialistas debo iniciar un proceso medicado para que mi cuerpo
acepte el trasplante en las mejores condiciones posibles.

En el periodo de espera que me encuentro mis familiares evidencian ciertos cambios en mi


comportamiento debido a todo lo que mi proceso de adaptación conlleva, ellos manifiestan
que me ven un poco más irritable, ansioso y un poco apático a los requisitos y
procedimientos del programa de adicción
Al pasar el tiempo uno de sus familiares nos comunica que el medicamento está generando
cambios negativos en el paciente, unos de los cambios evidenciados son: irritabilidad,
somnolencia y en ocasiones olvidadizo.

Lo que el paciente nos dice sobre cómo se siente desde que inicio con este proceso de
adaptación:

Llevo unos meses cansados, desde mucho antes de tener mi diagnóstico, la fatiga está
causando problemas en mi trabajo. Al tal punto que me tuve que retirar del mismo a raíz de
mi estado de salud, aunque considero que mi diagnostico no fue nada agradable para mí y
mi familia, al momento que me dan de alta me siento físicamente estable; pero mis
familiares manifiestan que desde que me dieron de alta he estado más ansioso, nervioso e
incluso dicen que niego el hecho de padecer codependencia al alcohol, también mi familia
comenta que el nivel de irritabilidad en todo mi proceso ha aumento un poco causando en
ellos desesperación y estrés.

Es inevitable para mí no sentir culpa al haber sido yo el que los expuso a este “trastorno por
consumo de alcohol” y a todas las complicaciones y situaciones que este proceso implica
para ellos y para mi.

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