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Había una vez un cabellerango que tenía dos hijos, Niño 1 y Niño 2.

El cabellrango
los mando al pueblo a conseguir un pedazo de pan a casa de su tío.

Los llegaron a casa de su tío, el cual gustoso les dio el pan que le habían pedido.

Cuando iban de regreso a su casa ya era de noche, por lo que el Niño 1 le


dijo al Niño 2

Niño 1: Yo me sé un atajo para llegar a casa


Niño 2: Regresemos mejor por el mismo camino que ya conocemos

Niño 1: No, no seas miedoso no pasará nada


Niño 2: Bueno!

Desde ese día no se supo nada más de los niños, solo se encontró un camino
de migajas del pan que se iban comiendo.

El gobernador del pueblo en memoria a los niños perdidos mando hacer una
fuente con las estatuas de los niños.

La gente del pueblo cuenta que por las noches los muñecos cobran vida y
ahora la llaman "La fuente de los muñecos".

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