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EN NOMBRE DE LA MASONERIA UNIVERSAL

S∴F∴U∴

R∴L∴S∴ Jeanne D'Arc No. 18

JURIS∴A LA M∴R∴G∴L∴MIXTA DE LOS ANDES ECUATORIALES

Or∴ de León G∴ 25 de Marzo de 2022 E∴ V∴

QQ∴HH∴Todos

TITULO DEL TEMA: Los viajes del aprendiz y el simbolismo.

FRATERNALMENTE ALEXIA CORTÉS AP∴MAS∴

¿Qué acaba de pasar?


En términos generales, la palabra viaje, deriva de la lengua latina “viaticum”, que literalmente quiere decir:
jornada, etapa, paseo, traslado, peregrinación; es el acto que se ejecuta para ir de un lugar a otro.

Por lo que respecta al significado simbólico, cuyo acto se lleva a la práctica, dentro del ceremonial de la iniciación,
se les considera como una de las partes ritualistas más solemnes, de las pruebas físicas y morales, a que se somete
a los candidatos.

Estos viajes, no son más que una imitación de los recorridos que se obligaba hacer a lo largo de la vida. Como
todos los rituales, los dogmas y las prácticas filosóficas que se relacionan con la masonería y sus enseñanzas
morales, hoy resultan de carácter puramente simbólico en todos sus aspectos; por lo tanto, debemos comprender
que en la actualidad, estos viajes podemos considerarlos únicamente como pruebas físicas, morales, espirituales
e intelectuales, para el fin de que el candidato demuestre palpablemente que es fuerte, de voluntad propia y de
carácter independiente.

En consecuencia, debemos estar seguros de que cuando se trata de poner en práctica las pruebas
masónicas, se entiende que nos referimos a todos aquellos actos a los que, durante la iniciación,
se somete a los profanos; con el objeto de tratar de conocer sus condiciones de resistencia física, del
valor personal, de su temperamento individual; así como de sus cualidades morales, de su capacidad intelectual
y de su firmeza de ánimo, por ese motivo, las pruebas ritualísticas se dividen en tres clases, morales, físicas e
intelectuales; las primeras llevan como principal finalidad, como ya dijimos antes, la de calcular y
apreciar con absoluta seguridad los conceptos sociales, la preparación educativa y las costumbres del
postulante; las segundas se ejecutan para conocer prácticamente la fuerza física y la salud del
candidato; a las terceras se le somete al recipiendario, para el fin de apreciar sus más elevados
principios, sus sentimientos particulares, y sus creencias religiosas, juntamente con sus conceptos
que tenga o se haya formado de la divinidad.

Consiguientemente, al principiar la iniciación de algún candidato, dentro del simbolismo y la filosofía masónicas,
que se imparten en nuestros talleres, prácticamente se le sujeta a las tres pruebas que proporcionan los elementos
primordiales que le dan la vida a la madre naturaleza; como lo son el agua, el aire y el fuego, las que en forma de
viajes,

• Aire. Se trata del primer viaje propiamente dicho, pues hemos dejado en claro que la estancia en la cámara
de reflexiones puede o no ser tomado como un viaje simbólico. En este viaje conocido como viaje del
viento, el candidato es sometido a fuertes sonidos que emanan del choque constante de las espadas de los
hermanos. Estos sonidos estruendosos generan una incomodidad palpable en el recipiendario.
Además de este elemento, el hecho de que el recipiendario vaya con los ojos vendados aumenta su tensión
significativamente; por otro lado, los hermanos presentes suelen colocar obstáculos en el camino del
recipiendario para crear el efecto de estar viviendo una experiencia peligrosa.
El significado de este viaje es bastante claro; se trata de un ejemplo de los problemas de la vida y que si
no tuviéramos la mano de un hermano que nos apoyara en todo momento, lo más probable es que
cayéramos. Esa es una de las lecciones más valiosas de la masonería y es precisamente la que más trabajo
nos cuesta aprender. El elemento de la fraternidad debe estar presente en todo nuestro actuar dentro de la
orden (hasta donde se pueda).

• Agua. El Viaje del agua o el segundo viaje masónico es el paso siguiente dentro de esta ceremonia de
iniciación masónica y es un poco más tranquilo que el anterior. Aquí, los ruidos de las espadas
disminuyen significativamente y todo se vuelve más calmo. El viaje viene acompañado de un momento
especial en el que se sumerge la mano del recipiendario en el llamado «mar de bronce».
Este momento es especialmente conmovedor, pues se hace referencia a la pureza del recipiendario. El
significado de este viaje va ligado con las cualidades que debe tener un hombre libre y de buenas
costumbres. Cuando ingresamos a una logia masónica lo hacemos con nuestros vicios y virtudes
adquiridas con el tiempo. Ahora, al pasar de las tinieblas a la luz, el recipiendario comienza una nueva
vida, simbólicamente hablando, claro.
Los masones de todo el mundo debemos comprender en esta prueba un proceso de purificación que nos
debe recordar durante toda nuestra vida que la masonería ha tomado un hombre bueno, sí, pero con
defectos; y es nuestra tarea intentar que esos defectos disminuyan significativamente para vivir una vida
mucho más plena y apegada a los principios masónicos.
• Fuego. Se trata del último viaje dentro de la iniciación masónica. Este viaje se hace en pleno silencio. Los
hermanos que ayudan con la ceremonia se limitan a blandir fuego al rededor del recipiendario. El fuego suele
provenir de antorchas previamente preparadas para este fin.
El recipiendario cumple con las vueltas reglamentarias a la logia guiado siempre por una mano que le
sostiene para no caer. En este viaje tampoco hay obstáculos, se trata de un momento solemne que le
prepara para el paso más importante de su vida.
La correcta ejecución de este viaje garantiza que el candidato se prepare espiritualmente para recibir el
grado de aprendiz masón prestando su solemne juramento. Masones de todo el mundo viven esta
ceremonia con especial recogimiento espiritual y con una armonía única. Es por esta y otras razones que
el masón nunca olvida su ceremonia de iniciación.
Estos viajes son realizados por los aspirantes, haciéndole dar estas tres vueltas hacia los cuatro puntos cardinales;
lo que tiene por objeto darle a conocer, que ni los hielos que cubren las regiones desoladas del norte, ni
los ardientes rayos del sol de mediodía, que ni los deslumbrantes destellos de la luz de oriente, ni mucho menos
las tinieblas que invaden las apartadas regiones del occidente, son capaces de detener, o de impresionar el ánimo
de los iniciados, durante su peregrinación, por conseguir la conquista de sus ideales, mismos que luego tendrá
que propagar, sobre toda la superficie dela tierra, en bien de sus semejantes.
Es cuánto.

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