You are on page 1of 11
Uxcack Goocwl4 Desenter lo sociedad . FCB. 187, 200g Clase del 17 de marzo de 1976 Del poder de soberania al poder sobre la vida — Hacer vivir y dejar morir — Del hombrefcuerpo al hombrelespecie: nacimiento del biopoder — Campos de aplicacién del biopoder — La poblacién — De la muerte, y de la de Franco en particular — Articulaciones de la disciplina y la regulacién: la ciudad obre- ra, la sexualidad, la norma — Biopoder y racismo — Funciones y dmbitos de aplicacién del racismo — El nazismo — El socialismo. DEBO TRATAR de terminar, de cerrar un poco lo que dije este afio. Intenté plantear en parte el problema de la guerra, considerada como grilla de inteligi bilidad de los procesos histéricos. Me parecia que en su inicio, y précticamente ain durante todo el siglo XVIII, esa guerra se habia concebido como guerra de raas. Lo que quise reconstruir fue un poco la historia de ésta. Y la vez pasada intenté mostrarles cémo la nocién misma de guerra habia sido, finalmente, eli- ninada del andlisis histérico por el principio de la universalidad nacional.” Hoy me gustaria mostrarles que el tema de la raza no va a desaparecer, sino que se retomard en algo totalmente distinto que es el racismo de Estado. Por eso que- tria contarles ahora el nacimiento de ese racismo de Estado, o al menos hacerles un cuadro de situacién. Me parece que uno de los fenémenos fundamentales del siglo XIX fue y es lo que podriamos Hamar la consideracién de la vida por parte del poder; por decirlo de algtin modo, un ejercicio del poder sobre el hombre en cuanto ser vi- viente, una especie de estatizacién de lo biolégico o, al menos, cierta tendencia conducente a lo que podria denominarse la estatizacién de lo biolégico. Creo que, para poder comprender lo ocurrido, podemos referirnos a lo que era la teoria clésica de la soberania, que en definitiva nos sirvid de fondo, de marco pata todos esos anilisis sobre la guerra, las razas, etcétera. Como saben, el dere- cho de vida y de muerte era uno de los atributos fundamentales de la teorfa clé- " Enel manuscrito, la frase prosigue: después de “nacional”, “en la época de la Revolucién”. 217 218 DEFENDER LA SOCIEDAD sica de la soberania. Ahora bien, ese derecho es un derecho extraio, y lo es yaen el plano teérico; en efecto, qué significa tener un derecho de vida y de muerte? En cierto sentido, decir que el soberano tiene derecho de vida y de muerte sign fica, en el fondo, que puede hacer morir y dejar vivir; en todo caso, que la vida y la muerte no son esos fenémenos naturales, inmediatos, en cierto modo ofi- ginarios o radicales, que estan fuera del campo del poder politico. Si ahonda- mos un poco y Ilegamos, por decirlo asi, hasta la paradoja, en el fondo quiere decir que, frente al poder, el stibdito no esta, por pleno derecho, ni vivo ni Desde el punto de vista de la vida y la muerte, es neutro, y correspon- plemente a la decisién del soberano que el stibdito tenga derecho a estar vivo 0, eventualmente, a estar muerto. En todo caso, la vida y la muerte de los stibditos slo se convierten en derechos por efecto de la voluntad soberana. Esa es, por decirlo de algtin modo, la paradoja tesrica. Paradoja tedrica que debe completarse, desde luego, con una especie de desequilibrio préctico. Qué quiere decir, en realidad, ef derecho de vida y de muerte? No, desde luego, que el so- berano pueda hacer vivir como puede hacer morie. El derecho de vida y de muer- te sélo se ejerce de una manera desequilibrada, siempre del lado de la muerte El efecto del poder soberano sobre la vida sdlo se ejerce a partir del momento en que el soberano puede matar. En definitiva, el derecho de matar posce efec- tivamente en si mismo la esencia misma de ese derecho de vida y de muerte: en el momento en que pucde matar, el soberano ejerce su derecho sobre la vida. Se tara, fundamentalmente, de un derecho de la espada. No hay en él, por lo tanto, una simetria real. No ¢s el derecho de hacer morir © hacer vivir. No es tampoco el derecho de dejar vivir y dejar morir. Es el derecho de hacer morir o dejar viv. Lo cual, desde luego, introduce una disimetria clamorosa. Y yo creo que, justamente, una de las cransformaciones mas masivas del derecho politico del siglo XIX consistié, no digo exactamente en sustituit, pero sien completar ese viejo derecho de soberania hacer morir o dejar vivir— con un nuevo derecho, que no borraria el primero pero lo penetraria, lo atravess- ria, lo modificaria y seria un derecho 0, mejor, un poder exactamente inverso: poder de hacer vivir y dejar morir. El derecho de soberania es, entonces, el dé hhacer morir 0 dejar vivie. ¥ luego se instala el nuevo derecho: el de hacer vivir y dejar morir. Esta transformacién no se produjo de una ver, desde luego. Podemos se- guirla en la teoria del derecho (pero en esto voy a ir a toda velocidad). Podrin ver que ya los juristas del siglo XVit y, sobre todo, del siglo Xviit planteaban esta cuestiGn con respecto al derecho de vida y muerte. Cuando los juristas dicen: ‘cuando se contrata, en el nivel del contrato social, vale decir, cuando los indivi CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1976 29 duos e retinen para constituir un soberano, para delegar a un soberano un po- {er absoluro sobre ellos, por qué lo hacen? Lo hacen porque se sienten apre- sniados por el peligro o la necesidad. Lo hacen, por consiguiente para proteger in vida, Constituyen un soberano para poder vivir. 2Y puede la vida, en esa me- dda incluirse, efectivamente, entre los derechos del soberano? zAcaso no es ella ia que funda esos derechos? ;Puede el soberano reclamar concretamente a sus sibditos el derecho de ejercer sobre ellos el poder de vida y de muerte, es decir el poder liso y Hano de mararlos? :La vida no debe estar al margen del contraro, tn h medida en que fue el motivo primero, inicial y fundamental de ést? Todo «sto corresponde a una discusién de filosofia politica que podemos dejar @ un lado pero que muestra con claridad cémo comienza a problematizarse la cues- fién de la vida en el campo del pensamiento politico, del anilisis del poder po- liico. En realidad, me gustaria seguir la transformacién, no en el nivel de la teotia politica sino mas bien en el de los mecanismos, las técnicas, las tecnologlas de poder. Volvemos, entonces, a cosas familiares: puesto que en los siglos XVIt y XVIII constatamos la aparici6n de las técnicas de poder que se centtaban esen- calmente en el cuerpo, el cuerpo individual. Todos esos procedimientos me- diante los cuales se aseguraba la distribucién espacial de los cuerpos individua- les Gu separacién, su alineamiento, su puesta en serie y bajo vigilancia) y la omganizacién, a su alrededor, de todo un campo de visiblidad. Se tataba tam- bien de las técnicas por las que esos cuerpos quedaban bajo supervisién y se in- tentaba inerementar su fuerza titil mediante el ejetcicio, el adiestramiento,etcé- tera. Asimismo, las técnicas de racionalizacién y economia estricta de un poder que debia ejercerse, de la manera menos costosa posible, a través de todo un sistema de vigilancia, jerarquias, inspecciones, escrturas,informes:roda la te<- rologia que podemos Hamar tecnologia disciplinaria del abajo. que se intro- duce desde fines del siglo Xvit y durante el siglo xVUtL! Ahora bien, me parece que durante la segunda mitad del siglo xViU vemos apatecer algo nuevo, que es otra tecnologia de poder, esta vez no disciplinaria. Una tecnologia de poder que no excluye la primera, que no excluye la tenica disciplinaria sino que la engloba, la integra, la modifica parcialmente y, sobre todo, que la utilizaré implantindose en cierto modo en ella, incrustindose, sfectivamente, gracias a esta técnica disciplinaria previa. Esta nueva ténica no suprime la técnica disciplinaria, simplemente porque es de otto nivel, de otra ‘scala, tiene otra superficie de sustentacién y se vale de instrumentos comple- tamente distincos. "Sobre la cuestion de la tecnologia disciplinaci, véase Surv et Pani ob. ct 20 DEFENDER LA SOCIEDAD A diferencia de la disciplina, que se dirige al cuerpo, esta nueva técnica de poder no disciplinario se aplica a la vida de los hombres ¢, incluso, se destina, por asi decirlo, no al hombre/cuerpo sino al hombre vivo, al hombre ser viviente; en el limite, si lo prefieren, al hombrefespecie. Mas precisamente, ditia lo si- guiente: la disciplina trata de regir la multiplicidad de los hombres en la medi- da en que esa multiplicidad puede y debe resolverse en cuerpos individuales que hay que vigilar, adiestrar, utilizar y, eventualmente, castigar. Ademis, la nueva tecnologia introducida esta destinada a la multiplicidad de los hombres, pero no fen cuanto se resumen en cuerpos sino en la medida en que forma, al contratio, tuna masa global, afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte, la produccidn, la enfermedad, etcétera. Por lo tanto, tras un primer ejercicio del poder sobre el cuerpo que se produce en el modo de la individualizacién, tenemos un segundo ejercicio que no es indivi- dualizador sino masificador, por decirlo asi, que no se dirige al hombre/cuerpo sino al hombre-especie. Luego de la anaromopolitica del cuerpo humano, intro- ducida durante el siglo XVIII, vemos aparecer, a finales de éste, algo que ya no es esa anatomopolitica sino lo que yo llamaria una biopolitica de la especie humana. {Cuil es el interés central en esa nueva tecnologia del poder, esa biopolitca, ese biopoder que esta estableciéndose? Hace un momento lo sefialaba en dos pa- labras: se trata de un conjunto de procesos como la proporcién de los nacimien- tos y las defunciones, la tasa de reproduccién, la fecundidad de una poblacién, etcétera. Estos procesos de natalidad, mortalidad y longevidad consticuyeron, a mi entender, justamente en la segunda mitad del siglo XVIII y en conexién con toda una masa de problemas econémicos y politicos (a los que no me voy a refe- rir ahora), los primeros objetos de saber y los primeros blancos de control de ea biopolitica. En ese momento, en todo caso, se pone en préctica la medicién es tadistica de esos fenémenos con las primeras demografias. Es la observacién de los procedimientos mis © menos espontincos o mas 0 menos concertados que se ponian efectivamente en prictica entre la poblacién cdn respecto a la natalidad; ‘en sintesis, si lo preficren, el sefialamiento de los fenémenos de control de los nacimientos tal como se practicaban en el siglo XVIII. Fue también el esbozo de una politica en favor de la natalidad 0, en todo caso, de esquemas de interven- Gién en los fenémenos globales de la natalidad. En esea biopolitica no se trat, simplemente, del problema de la fecundidad. Se trata también del problema de la morbilidad, ya no sencillamente, como habia sucedido hasta entonces, en el plano de las famosas epidemias cuya amenaza habia atormentado a tal punto 4 los poderes politicos desde el fondo de la Edad Media (esas famosas epidemias que eran dramas temporarios de la muerte multiplicada, la muerte que era inmi- CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1976 a see para todos). En ese momento, a fines del siglo XVI, no se wata de es ter as sino de algo distinco: en lineas generales, lo que podriames llamar ls rpms, es decir, La forma, la nacuraleza, la extensién, la duracién a incens- ‘id de is enfermedades reinantes en una poblacién. Enfermedades mis 0 me- tosdificiles de extirpar y que no se consideran, como las epidemias, en concep- tode causas de muerte mas frecuente sino como factores permanentes~y aise fh wat de sustraccién de fuerzas, disminucién del tiempo de trabajo, reduc- fbn de las energias, costos econémicos, tanto por lo que deja de produc co- mno por los cuidados que pueden requerit. En suma, la enfermedad como fené- mneno de poblacién: ya no como la muerte que se abate brutalmente sobre la ‘ida epidemia~ sino como la muerte permanente, que se desliza en la vida, la ‘arcome constantemente, la disminuye y la debilia sos son los fendmenos que a fines del siglo XVIII se empiezan a tener en cuenta y que conducen a la introduccién de una medicina que ahora va a tener a fancién crucial de la higiene publica, con organismos de coordinacién de los aiidados médicos, de centralizacién de la informacién, de normalizacién del sa- ber.y que adopta también el aspecto de una campafia de aprendizaje de la higie- ney medicalizacién de la poblacién. Por tanto, problemas de la reproduccién, dy también el de la morbilidad. El otro campo de intervencién de hbiopolitica va a ser todo un conjunto de fendmenos, de los cuales algunos son niversales y otros accidentales pero que, por una parte, nunca pueden compri- mise por entero, aunque sean accidentales, y que tambien entrifan consecuen- «as andlogas de incapacidad, marginacién de los individuos, neutralizacién, etcé- tea. Se tratari del problema de la vejez, muy importante desde principios del siglo x1x (en el momento de la industrializacién), del individuo que, pot consi- fuiente, queda fuera del campo de capacidad, de actividad. Y, por otra part, los sccidentes, la invalidez, las diversas anomalias. En relacién con estos fenémenos, la biopolitica va a introducir no sélo instituciones asistenciales (que existan desde tmucho tiempo atris) sino mecanismos mucho mis sues, econémicamente m= cho més racionales que la asistencia a granel, ala ver masva y con lagunas, que sstaba esencialmente asociada a la Iglesia. Vamos a ver mecanismos mis sutiles, mis racionales, de seguros, de ahorto individual y colectivo, de seguridad, ercétera? Por fin, ultimo ambito (enumero los principales 0, en todo caso, los que apurecieron entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX; después habré mu- hos ottos): consideracién de las relaciones entre la especie humana, los seres * Sobre todas estas cuestiones, véas el curso en el College de France del cl lective 1973-1974, 4 Peuvoir prychiaarique, de pedxima aparicion. 222 DEFENDER LA SOCIEDAD humans como especie como seresvivientes ysu medio, su medio dg cia, yase trate de los efectos en bruto del medio geogrifco, climavges CMe arifico los problemas, por ejemplo, de los pantanos, las epidemas ht presencia de terrenos pantanosos durante toda la primera miead del st? ‘Tambien el problema de un medio que no es natural y tiene efecrgs go SX solpe sobre la poblacién; un medio que ha sido creado por ella Eye oo,°%* cialmence, el problema de la ciudad. Simplemente les sefialo algunos a," Partir de los cuales se constituy6 esa biopolitica, algunas de sus prieten 8? Primeros dmbitos de intervenciin, saber y poder ala vex: la biopolaanae tear su saber y defini el campo de intervencién desu poder en la nachos morbilidad, las diversas incapacidades biolégicas, los efectos del medio, ‘Ahora bien, creo que en todo eso hay una serie de cosas que son impor tes. La primera seria la siguiente: la apaticion de un elemento ibe. dkeir og Personaje- nuevo, que en el fondo no conocen ni la teoria del derecho si Prdctica dsciplinaria, La teorfa del derecho, en el fondo, no conocia mis que individuo y la sociedad: el individuo coneratante y el cuerpo social que se habs constituido en vireud del contrato voluntario o implicito de los individeos Lat disciplinas, por su parte, tenian telacin prictica con el individuo y su cuerpo La nueva tecnologia de poder no tiene que vérselas exactamente con la socieded (6, en fin, con el cuerpo social tal como lo definen los juristas); tampoco con e individuo/cuerpo. Se trata de un nuevo cuerpo: cuerpo miiltiple, cuerpo de muchas cabezas, si no infinito, al menos necesariamente innumerable. Es la idea de poblacién. La biopolitica tiene que ver con la poblacién, y ésta como problema politico, como problema a la vez cientifico y politico, como proble- ma biolégico y problema de poder, creo que aparece en ese momento. En segundo lugar, también es importante al margen de la aparicién de exe elemento que es la poblacién- la naturaleza de los fendmenos que se toman en cuenta. Como pueden ver, son fenémenos colectivos, que sélo se manifiestan en sus efectos econdmicos y politicos y se vuelven pertinentes en el nivel mis- ‘mo de las masas. Son fenémenos aleatorios ¢ imprevisibles si se los toma en s1 mismos, individualmente, pero que en el nivel colectivo exhiben constantes que es cil, 0 en todo caso posible, establecet. Y por tiltimo, son fenémenos que se desarrollan esencialmente en la duracién, que deben considerarse en un limite de tiempo mas © menos largo; son fenémenos de serie. La biopolitica abordaré, ‘en summa, los acontecimientos aleatorios que se producen en una poblacién tome da en su duracién. de A partir de ahi ~terceraspecto que me parece importante-, eta tecnologia poder, esta biopolitica, va a introducir mecanismos que ticnen una serie de CLASE DEL 17 DE MARZO DE yg ns diferentes de las eotrespondienes ls mean 0 ismos inttoducidos or la poi, el mene fas een las previsiones, las estimaciones etadaeas et soe eB igualmente, no de modificar tl o ey ‘enone i ot nviduo en tanto que loc, sine en seen eels dercrmincions de esos fenémenos generales, st je global. Serd preciso modiiaey Bra Is mente’ tend: habrd que estimular la natalidad. Y se trata, sobre ee neansonos reguladores qUe, en esa poblacién global on wns uelanfjar un equilibrio, mantener un prometio, esses a a Pes asegurar compensaciones en snes de inealag rhe aleededor de ese caicter aleatorio que es inhetente a vyos, optimizar, si ustedes quieren, é lina, Principio, diciones glo. en particular, deintervenit en el ‘80s fenémenos en lo meca! que de estar po alea- 1 especie ismos de ‘una poblacién de tun estado de vida: mecanismos, po- ‘Fn advectilo, como los disciplinarios, destinados en suma a maximiaas heen frenitlas, pero que recorten caminos enteramente diferentes. Puesto que ‘pa diferencia de las diseiplinas, no se trata de un adiestamiento indi Eno mediante un trabajo sobre el cuerpo mismo. No se erat, (econecatse a un cuerpo individual, como lo hace la ae a en absoluto, iplina, No se trata en tro dlguno, por consiguiente, de tomar al individuo en el nivel del detalles. taal ontario, de actuar mediante mecanismos globales de ral manera ques dbengan estados globales de equilibrio y regularidad; en sincesis, de tomar en «atna la vida, los procesos biolégicos del hombrelespecie y asegurar en ellos touna dsciplina sino una regularizacién.> Mis acé, por lo tanto, de ese gran poder absoluto, dramético, sombrio que tnd poder de la soberania, y que consistia en poder hacer moris, he aqui «wz con la tecnologia del biopoder, la tecnologia del poder sobre /a pobla- ‘én como tal, sobre el hombre como ser viviente, aparece ahora un poder con {auo,sbio, que es el poder de hacer vivir. La soberania hacia mori y dejaba vic Y resulta que ahora aparece un poder que yo llamaria de regularizacién y Peconsistc, al contratio, en hacer vivir y dejar morit. Creo que la manifestacién de ese poder aparece concretamente en la famosa lificacién progresiva de la muerte, que los socidlogos y los historiadores Hon con tanta frecuencia, Todo el mundo sabe, sobre todo gracias nas “*decsrudios recientes, que la gran ritualizacin piblica de la muerte ha dessps , clotige de efoteevolerk a adonexos meaniamon sobre coo lsc ed CORE ro ecivo 19771978, Sure, Tee Fopeatoh¥ rie 224 DEFENDER LA SOCIEDAD recido, 0 en todo caso se ha borrado gradualmente, desde fines del si hasta hoy. A punto tal que ahora la muerte ~al dejar de set una de ings vat nias brillantes en las que participaban los individuos, la familia, el grupo, sociedad entera- se ha convertdo, al contratio, en lo que se ocula;secoye en Ia cosa més privada y vergonzosa (ys en el limite, el tabi tecae hoy menee bre el sexo que sobre la muerte). Ahora bien, yo creo que la raz6n por la cay muerte se convirtis, en efecto, en algo que se oculta, no estéen una espann de desplazamienco de Is angusta o de moubficacin de los mecanismos rea Radica en una transformacién de ss cnologias de poder Lo que antshe to hasta fines del siglo XVII) daba su brillo a la muerte, lo qu le imponeg tan clevada rieualizacin, era el hecho de que fuera la manifestacign de wane de un poder a oto, La muerte erael momento en que se pasaba de un ea que era el del soberano de aqui abzjo, a oto, que ea el del soberano del a all. Se pasaba de una instancia de uicio a otra, de un derecho civilo pablee ss vida y de muctte a un derecho que era el de la vida 0 de la condenacién oct nas. Trinsito de un poder a otro, La muerte era también tna transmision oe Poder del agonizante, poder que se transmitia a quienes lo sobrevivian, tees palabras, ltimas recomendaciones,titima voluntad, testamentos, etcéen trataba de fenémenos de poder que se ritualizaban de ese modo. ‘Ahora bien, cuando el poder es cada vez menos el derecho de hacer moriry cada vez mis el derecho de intervenir para hacer vivir sobre la manera de vivir sobre el cdma de la vida, a partir del momento, entonces, en que el poder inten viene sobre rodo en ese nivel para realzar la vida, controlar sus accidentes, as riesgos, sus deficiencias, entonces la muerte, como final de la vida, es evidente. mente el término, el limite, el extremo del poder. Esti afuera con respecto a tate al margen de su influencia, y sobre ella, el poder slo tendré un ascendiente ge- neral, global, estadistico. El influjo del poder no se ejerce sobre la muerte sino sobre la mortalidad. Y en esa medida, es muy légico que la muerte, ahora, esté del lado de lo privado, de lo més privado. Mientras que, en el derecho de sobe- ranfa, era el punto en que resplandecia, de la manera mas patente, el absoluto poder del soberano, ahora va a ser, al contrario, el momento en que el individuo sscapa a todo poder, vuelve a si mismo y se repliega. en cierto modo, en su pate mis privada. El poder ya no conoce la muerte. En sentido estricto, la abandona Para simbolizar todo esto, tomemos la muerte de Franco, que es un aconte- 0, de codes modos, muy pero muy interesante por los valores simbéli- ci "En el original, la frase es “le pouvoir laisse tomber la mort” literalmente, “el poder deja cae 2 muerte" (N. del.) CLASE DEL 17 DE MARZO De 97g 2s ego, dado que muere quien ejexc «pone en jues' Que mucte quien ejercis que Pomuerte con el salvajismo que ustedes conoe oe feberano de MJores, que durante cuarenta aos hizo rcinay ga Sngriento de ode vida y de muerte y que, os vid Y AN Ho ¢s simplemente Politico que se introdu- se llega incluso a mante, i de cse biopoder oe XIX, se hace vivir tan bien ala gente que, pane vivos en el momento mismo en que, bioldgicameees fer ca eles N desde mucho tiempo atrds, De tal modo, quien nb SE a eer y do meres wbre caterer ne depen oral aorde un poder que ordenaba tan bien la vida ymitabr an pos ea ni siquiera haba advertido que ya estaba mueitoy se lo hava vivir wang Feeto. Creo que el choque entre es0s los sistemas de pode, el de In alae sobre la muerte y el de la regularizacin dela vida, ex simbolizado en ee pe, gueto y goz0so acontecimiento, ‘Ahora quertla retomar la comparacin entre la tecnologlaregulrizadora de la vida y la tecnologia disciplinaria del cuerpo de la que les hablaba hace un rato, Desde el siglo XVIII (0, en todo caso, desde fines del siglo xvin) venemos, en. tonces, dos tecnologias de poder que se introducen con cierto desfaaje crono- logico y que estan superpuestas. Una técnica que es disciplinatia: esté centrada en el cuerpo, produce efectos individualizadores, manipula el cuerpo como fo- co de fuerzas que hay que hacer tiles y déciles ala vez. Y, por oto lado, tene- mos una tecnologia que no se centra en el cuerpo sino en la vida; una tecnolo- afa que reagrupa los efectos de masas propios de una poblacién, que procura controlar Ia serie de acontecimientos riesgosos que pueden producirse en una masa viviente; una tecnologfa que procura controlar (y eventualmente modifi- «20 st probabilidad o, en todo caso, compensar sus efectos. Es una tecnologia fa consecuencia, que aspira, no por medio del adestamieao individ! sna del equilibrio global, a algo asi como una homeostasis: la seg a dl on junto con respecto a sus peligros internos. Por tanto, una tecnologia : a diacpline. puesta a distinea de una tecnologta de seguridad una teenofope sc tia que se distingue de una tecnologia aseguradora o regulariza as a ae logia que sin duda es, en ambos casos, tecnologia del oe amo Glos se trata de una tecnologia en que el cuerpo se indviduaina op ON dotado de capacidades, y en el otro, de una ecnologia en qh reubican en los procesos biolégicos de conjunto. 226 DEFENDER LA SOCIEDAD Podriamos decir esto: todo sucedié como si el poder, gue ren: como modalidad y esquema organizativo, se hubsess deere | sober para rept el cuerpo econdmico y politico de una sociedad en vn, !"9Perng demogrifica¢ industrialzacin a la ver. De manera que nach © ban ala vieja mecinica del poder de soberanfa, tanto por attiba g <5 sco jo, en el nivel del detalle y en el de la masa. Para Fecuperar el decal Por abe una primera adapracién:adapracion de los mecanismos de pods 4 = Pio dividual, con vigilancia y adiestramiento; eso fue la dsciplins ec SUPP in luego, de la adapracion mis fécil, la mas cémoda de realizar Po, of temprana~en el siglo XVII y principios del xVill— 20 fa smo la escuela, el hospital, el cuartel, el taller, del siglo XVII, tenemos una segunda adapta ee fendmenot de polacén, con los process bolégicos 0 bons es imaas humana, Adapracin mucho mis dificil porque implcaba cg Srganos complejos de coordinacién y centralizacién, e Tenemos, por lo tanto, dos series: la serie cuerpo tuciones y la sere poblacién-procesos biolégicos-mecanismos tepuininae Estado, Un conjunto orgénico insiucional: la organodiciplina delim, por decirlo asi, y, por otro lado, un conjunto biolégico y estaal: la biorregula. E119 de marzo, Hitler habla tomado previsines parla destucin dels MSM Ha anaes ina de Amani Em mle ae ee et cate re bee desde dentro, aime ee i ele is xed, 1973) (traduccion ‘cascelana: Hitler, 430 de marzo y el 7 de abril. Sobee ambos. Verlag, 1969 (raduccion francesa: Ai cr di ibn cascelanas Memories Hitler ye Teer Reich 1974). Foucault sin duda ley6 la obra de J. Fest. ‘sin, 1973 (eaduecisn frances, Hitler, Pa Gall Barelona, Nogucr, 1975] Deh, Fourier, vase sobre todo al respec ‘nérales Leipaig [Lyon], 1808 [traduccion cael Maen ede Destine sears movers 75 det ane Ter El 8S 10 generale, Barcelona, Battal, 1974]: Le Nouweau Monte ingen ca 44 Fause Industrie morceée epuguante, meson Pass 1656 ‘Tori des Que 236 DEFENDER LA SOCIEDAD Me resulta dificil hablar sobre esto. Hablar ast es j tundente. Demostrarlo implicarfa otra serie de cine a Fn emi hacer). En todo caso, querrfa decir simplemente lo si nal (cosa que genera ‘me parece ~y son un poco palabras sueltas— quednca una nt no plantea en primera instancia los problemas cconémicos ol mie As recoil dcths da poichiedtte~an'i medida en 9 tcs dt ee te, no plantea ni analiza el problema de la mecdniea del pot Po" “hin de poder-, no puede dejar de volver a afectar, a investi hee yo ™*tltnny mos de poder que vimos constituirse a través del Estado conic Mecai. industrial, En todo caso, hay una cosa cierta: el tema del bic serra O el Estady a fines del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX, no slo no fae nt tlido socialismo sino que, de hecho, éste lo retomé, lo desarrollS fence Poed dificé en algunos puntos, pero no reexaminé en absoluto sus hen °™ sus modos de funcionamiento. En definitiva, me parece que el sent? mé sin cambio alguno la idea de que la sociedad sto, oleate sin cambio alguno la idea de que la sociedad o el Estado, o lo que debe tituirlo, tienen la funcién esencial de hacerse cargo de la vida, de onfencl, multiplicarla, compensar sus riesgos, recorrer o delimitar sus oportunidade posibilidades biolégicas. Con las consecuencias que ello tiene cuando ‘same en un Estado socialista que debe ejercer el derecho de matar 0 eliminat, ode descalificar. Y de ese modo vamos a comprobar, naturalmente, que el racsmo =no el propiamente émico, sino el de tipo evolucionista, el racismo biolégio~ funciona a pleno en los Estados socialistas (del tipo de la Unién Sovitica), cn respecto a los enfermos mentales, los criminales, los adversarios politicos, ext tera. Esto en cuanto al Estado. Lo que también me parece interesante y durante mucho un problema para mi es que, una vez mas, no encontramos simplemente ene plano del Estado socialista ese mismo funcionamiento del racismo, sino am bién en las diferentes formas de anilisis o proyecto socialista, alo largo de role el siglo XIX, y, me parece, alrededor de esto: en el fondo, cada vez que ut a Tismo insist, sobre todo, en la transformacién de las condiciones econénict como principio de transformacién y paso del Estado capitalista al Estado an lista (en otras palabras, cada vez que buscé el principio de la transformact el nivel de los procesos econémicos), no necesité el ra al menos eno mediato, En cambio, en todos los momentos en que el socialism s¢ io do a insistir en el problema de la lucha, la lucha contra el enemigos ee rath Gin del adversario dentro mismo de la sociedad capiralisea; ouan®® “1 por consiguiente, de pensar el enfrentamiento fisico con el adversity en la sociedad capitalista, el racismo resurgié, porque era la niet tiempo represents icismo, CLASE DEL 17 DE MARZO DE 157g 237 samiento socialista, que de todas for colt 1 opoder. de pensar la razén de alee Sea Yl ey as del Wversatio, Cand ve de eliminarlo econémicamente, de hace fo Se trata singe hace fala. Pero dese el momento en ~~ sus privileges, alae frente a frente, ¥ que sr preciso combate Pe Pens gue i ern procurar mata, el racismo es necesatio, Me, attiesgar I vi jo tanto, cada Vez que vemos eos socalismos, unas formas de sc cg momentos de socialism que acennian el problema dela cline, mo. De tal modo, las formas de socialismo més racstas fueron sin duda el dine po, a Carma y la aataua, macho mise selena oe haSegunda Internacional y que el propio marxismo. En Europa, el racismo socia- sen eliquid6 a fines del siglo XX, por un ado debi domain de fa cialdemocracia (y, hay que decil, de unreformismo Fado aly. pr ed armsig causa de cierta cantidad de procesos como el caso Dreyfus en Franca, Pe oo fs dl caso Dreyfus, todos ls socialists bueno, l yan mayor des o- ° Tams eran fundamentalmente racists. Y yo creo que ean racists ened fa en que (y terminaré con esto) no reconsideraron -0 admitieron, si lo prefiren, como evidentes por sf mismos~ esos mecanismot de bapa que Pie jntroducido el desarrollo de la sociedad y el Estado desde el siglo xv. (5- mo se puede hacer funcionar un biopoder y al mismo tiempo cjecer los derechos dela guerra, los derechos del asesinato y de la funcién dela muerte s noe p- sando por el racismo? Ese era el problema, y creo que sigue siéndolo.

You might also like