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Sexualidad responsable

Para hablar sobre sexualidad responsable, es imprescindible referirse en


primer término a una educación sexual adecuada y efectiva. Una buena definición
de ella es que la educación sexual consiste en la enseñanza tendiente a desarrollar
la comprensión de los aspectos físico, mental, emocional, social, económico y
psicológico de las relaciones humanas, en la medida en que afecten en las
relaciones entre hombres y mujeres.

Es necesario sostener una buena educación sexual como parte del


aprendizaje para la vida, que tenga una permanencia y una continuidad en la casa,
en la escuela y en los medios de comunicación.

La sexualidad es la dimensión del ser humano desde su concepción que


compromete un conjunto de factores como; lo biológico, lo psicológico, lo social,
lo ético, lo filosófico e integra razón y conciencia. Durante el transcurso de la vida,
la sexualidad es moldeada de acuerdo con las experiencias cotidianas de la
cultura, mediadas por el sistema de creencias, valores, actitudes, sentimientos y
otros aspectos referentes a la posición en la sociedad, tales como la raza, el grupo
étnico y la clase social.

Se expresa en la relación de la persona consigo misma y en la convivencia


con los otros a través de los vínculos emocionales, el papel sexual, la respuesta
sexual, así como la reproducción.

Educar a las personas en la expresión de la sexualidad es un proceso


desafiante y placentero, dinámico y de nunca acabar, que permite construir y
reconstruir sistemáticamente actitudes, valores, sentimientos, intereses,
conocimientos y formas de comportamiento sanos racional y emocionalmente.

Por lo tanto; se afirma que la educación de la expresión de la sexualidad se da


durante toda la vida para:

• Aprender a convivir juntos.


• Aprender a conocer.

• Aprender a hacer.

• Aprender a ser.

Todo en nuestro marco de derechos humanos, con el objetivo de construir


formas inteligentes, cognitivas y emocionalmente, que lleven al disfrute pleno y
voluntario de la sexualidad.

La sexualidad es innata al ser humano, una parte de su desarrollo es


instintiva y la otra es aprendida. Distinguir entre los aspectos naturales y los
condicionamientos sociales que se imponen determinadas metas y conductas, a
menudo, resulta muy difícil. Todas personas en las distintas etapas de su vida
enfrentan la contradicción entre la necesidad innata de liberar su energía sexual y
las necesidades culturalmente aprendidas que orientan su sexualidad.

Componentes básicos

a. El biológico o sexo biológico, del individuo que anatómica y


fisiológicamente lo representará en toda su vida.

b. El psicológico, que surge gracias al proceso de interpretación del “yo”

c. El social, donde actúa la cultura, el sistema de creencias, valores, actitudes


y sentimientos.

Las tres interactúan a lo largo de toda la existencia humana, y de esa misma


manera repercutirán sobre todas las diversas etapas del ciclo vital.

En la declaración de los derechos sexuales (WAS, 2014) se expresan el inciso 13:


“El derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión”, que significa
que “toda persona tiene el derecho a la libertad de pensamiento opinión y
expresión sobre la sexualidad a través de, por ejemplo: su apariencia,
comunicación y comportamiento con el debido respeto al derecho de los
demás”

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