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La taconuda

Narrador: la historia comienza con Ana Sánchez una joven de 7 pies, de estatura, joven, pelo largo
que le llega hasta la pantorrilla, delgada, zapatos de tacón altos y curvos, de cara seca, de ojos
hondos labios pronunciados pintados y risueños, chalina negra, bustos respingados, vestido blanco
con un fajín de plata y hebilla cuadrada grande y un cintillo dorado en el pelo. que vivió alrededor
de los años 1966 de la cual se dice que era hija de un español criollo de apellido Sánchez, dueño de
haciendas llamadas Corinto y Las Mercedes entre Managua y Masaya al ser hija única de un
hombre adinerado le gustaba llevar una vida de lujos y su belleza atraía a los hombres quienes le
regalaban cosas ostentosas.

Ana: ¡hola buenos días!

Papa: ¿Cómo esta hija?

Ana: bien papa

Papa: hay hija quisiera poder decir lo mismo

Ana: a que te refieres papa ¿te encuentras bien?

Papa: hija tengo algo que confesarte…

Ana: antes de eso quiero que veas lo que me regalo un chico que conocí en la fiesta de ayer. Mira
es un perfume muy caro.

Papa: está lindo… pero ya te he dicho que no me gusta que te relaciones con extraños y mucho
menos que les aceptes regalos.

Ana: (con un tono irónico) okey está bien… ¿y qué era lo que querías contarme papa?

Papa: lo que quería decirte es que me encuentro mal de salud y por más que he pagado doctores
no han podido darme un diagnóstico y no sé cuánto tiempo me quede, por lo que al ser tu mi
única hija serás heredera única de todo lo que poseo.

Ana: (con un tono preocupado) (lo abraza) espero que te mejores.

Narrador: pasados los años el papa de Ana falleció y ella heredo todas las riquezas de sus padres al
ser hija única a quien le encantaba salir de fiesta y divertirse por las noches. Y excusas no le
faltaban para disfrutar de la vida nocturna. Siempre había una fiesta a la cual ir a bailar hasta que
se hiciera de madrugada.

Narrador: Una noche, la muchacha se maquilló cuidadosamente, un ostentoso perfume que era
percibido desde lejos, se puso un vestido que acentuaba cada una de las formas de su cuerpo y
unos altos zapatos de tacón, que resonaban al caminar ella por la calle.

Ana: (arreglándose frente al espejo) hoy seré el alma de la fiesta.

Narrador: No le importó salir tan tarde de casa, ni irse sola a tales horas de la noche.

Narrador: Ahí bailó y se convirtió en la reina del lugar. Los jóvenes, impresionados por su
personalidad y belleza, la sacaban a bailar y le invitaban un trago tras otro.
Narrador: Antes del amanecer, entre las 2:00 y 4:00 de la madrugada la chica salió de aquel sitio
riendo, con sus altos tacones haciendo ruido al andar y muy satisfecha por su éxito durante la
velada. Era joven, hermosa y se sentía imparable. Lamentablemente, su estado no le permitió
darse cuenta del peligro que corría al ser perseguida por dos hombres que rechazo esa misma
noche.

Extraño 1: Esa mujer merece pagar por lo que nos hizo.

Extraño 2: sigámosla hay que darle su merecido.

Narrador: Cansados de su desprecio llegaron a su casa y con botellas rotas le desfiguraron la cara.

Narrador: Ana, después de la tragedia que paso seguía vistiendo bien, pero al verse al espejo
lloraba por haber perdido su belleza y sentirse fea. Una noche solitaria decidió invocar a lucifer.

Ana: are lo que sea si me devuelves mi belleza

Satanás: está bien, pero a cambio el sexto día de cada semana deveras entregarme el alma de
algún hombre.

Narrador: lo que ella no sabía es que satanás la hubiese convertido en un espectro que acechaba
en los cafetales en las cuchillas cerca de las haciendas que llevan por nombre Corinto y Las
Mercedes. En 1968 aparece por primera vez en el sector de El Crucero.

Ana: (risas y alaridos espeluznantes)

Don Mario: (sorprendido) y ese ruido tan extraño… será mejor que vaya a asomarme.

Don Mario: (se encuentra con Ana) muchacha, muchacha estas bien?… oye te encuentras bien?

Hermana: (a la mañana siguiente) (con voz de preocupación) hay hijo que raro que desde ayer tu
tío no vuelve.

Sobrino: a lo mejor se quedo coqueteando con alguna muchacha después de todo ya sabes cómo
se pone cuando ve una cara bonita.

Hermana: silencio chamaco no digas eso de tu tío (con voz de regaño) anda muévete vamos a
buscarlo.

Hermana: (en la calle yendo a buscar a don Mario) hay que se abra echo este viejo. Ojalá y con
esta aprenda que ya no está para estos trotes.

Sobrino: hay ese viejo nunca aprende.

Hermana: shhhh cállese y siga buscando.

Don Mario: (quejidos de dolor).

Hermana: hijo escuchaste eso.

Sobrino: ¿qué cosa?


Don Mario: (quejidos de dolor)

Hermana: eso chamaco anda y ve asomarte que es

Sobrino: (con vos de susto) mama es mi tío.

Hermana: déjame ver. (con tono preocupado) ¿qué le paso?

Sobrino: espera mama… mi tío esta sin ropa.

Hermana: pues tápalo y llevémoslo a casa

Esto solo es una acción que debe ser escenificada por los últimos 3 personajes del guion por ende
no debe ser narrado: ‘’la hermana de don Mario y su sobrino deberán cargarle y dirigirse fuera
del escenario, tarima o lo que sea que pongan ese día’’

Narrador: Desde entonces, se dice que el alma de la Taconuda busca para vengarse de los
hombres que tienen malas intenciones. Muchos han sido los que han visto pasar a una jovencita
de silueta atractiva a la que no se le ve el rostro, pero que puede distinguirse fácilmente por los
elegantes zapatos de tacón que lleva y el ruido que hace al caminar. Se dice también de personas
que aseguran haberla visto, cuentan que La Taconuda aparece en la noche en la terminal de la
ruta 119 entre las 2:00 am y las 4:00 am. Buseros y taxistas comentan que los ruidos de los
tacones se escuchan a lo lejos y que al tener de cerca a este ser se percibe un hedor comparado a
un animal muerto.

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