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Tema - La Formacion Del Delincuente
Tema - La Formacion Del Delincuente
La utilización no autorizada de esta obra, así como los perjuicios ocasionados en los derechos de
propiedad intelectual e industrial de la Universidad Europea de Madrid, S.L.U., darán lugar al
ejercicio de las acciones que legalmente le correspondan y, en su caso, a las responsabilidades que
de dicho ejercicio se deriven.
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LA FORMACIÓN DEL DELINCUENTE
Índice
Presentación 4
El entorno sociofamiliar 13
La ruptura familiar 15
Factores socioeconómicos 24
Resumen 28
Referencias bibliográficas 29
Presentación
Presentación
En las sociedades democráticas parece existir un consenso alrededor de la idea de la necesidad de
prevención de los comportamientos delictivos. La aplicación en exclusiva de políticas punitivas se
ha demostrado insuficiente para atajar tales comportamientos, que son vistos por el conjunto del
cuerpo social como peligrosos para la estabilidad de la sociedad. Por ello, parece necesario
implementar políticas de actuación sobre el entorno temprano del niño, ámbito en el que se
modulan los comportamientos desviados, que son el germen de futuros comportamientos
delincuenciales.
Analizar la figura del delincuente y los procesos sociales por los que adquiere pautas de lo que
denominamos "comportamiento desviado".
Conocer los distintos paradigmas bajo los cuales se ha abordado el estudio de la cuestión de la
delincuencia.
Estudiar la evolución del estudio de la figura del delincuente bajo los distintos paradigmas.
Abordar la cuestión de la discusión acerca de la determinación biológica de la personalidad
criminal.
Desde el punto de vista jurídico, "delincuente" es aquel que delinque, es decir, que comete un
delito. Cuáles sean las razones que empujan a un individuo a cometer un delito quedan, por
tanto, fuera del foco del análisis legal.
Cierto es que en los textos legales están previstos algunos supuestos que exoneran la condena, o
al menos la atenúan, al individuo que delinque motivado o influenciado por aquellos, siempre y
cuando hayan podido ser probados y demostrados en el proceso judicial previo a la sentencia. Sin
embargo, como ya hemos señalado, este enfoque "legalista" obvia las circunstancias y el contexto
del sujeto que delinque. Actúa sobre aquel, castigando o perdonando, según unos supuestos
tasados y recogidos en textos normativos, y aplicando unos criterios éticos, morales y políticos,
variables en el tiempo, conforme a la ideología de la clase dominante en un determinado momento
histórico y conforme a un contexto sociocultural.
Pero como sabemos, la Sociología centra sus estudios en los factores que inciden e impactan, de
manera determinante, en la conducta social del individuo, que en un primer nivel será solo
desviada, y que posteriormente puede conducir al delito. Veamos en la siguiente figura la evolución
que se producen entre el individuo normalizado y el delictivo.
Individuo normativizado
Aquel que actúa normalmente conforme a la norma social y a la norma jurídica. Actúa
conforme a lo que la sociedad espera de él.
Individuo desviado
Aquel que decide actuar conforme a la normal jurídica, pero no siempre según la norma
jurídica.
Individuo delictivo
Bordas, J. (2011). Temas de Sociología Criminal: sociedad, delito, víctima y control social
(pp. 40-41). Madrid: UNED. Colección Máster.
El proceso de desviación
Para la teoría del aprendizaje social, la conducta humana es "una interacción recíproca y continua
entre los determinantes cognoscitivos, los comportamentales y los ambientales". Las variables
sociales son, por lo tanto, vitales para explicar el comportamiento del delincuente, en particular las
etapas de la niñez y la adolescencia, así como el entorno familiar, pues son esas etapas las que
influirán decisivamente en las pautas de conducta. Desde esta teoría se propone analizar el
proceso por el que se alcanza la socialización de la conducta, con un énfasis particular en la etapa
de la infancia.
La teoría de las subculturas de Albert Cohen focaliza también la atención en una etapa temprana
del desarrollo del delincuente: la de la adolescencia. Para Cohen, el comportamiento desviado es el
resultado de continuos esfuerzos para superar problemas de adaptación, esto es, su falta de
reconocimiento por el grupo de referencia. "Las personas seleccionan, en un primer momento, las
soluciones que son compatibles con las expectativas de sus grupos de referencia corrientes; pero
cuando estas soluciones no son adecuadas, se buscan otros grupos cuya cultura proporcione
respuestas adecuadas".
Por ejemplo, eso es lo que sucede con niños que nacen en barrios que fundamentan su
subsistencia en la desviación o en la delincuencia. Verán esos comportamientos como
válidos y no tendrán problema en llevarlos a cabo.
Bandura, A. (1987). Teoría del aprendizaje social (pp. 10). Madrid: Espasa-Calpe.
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Principles of criminology
Citado por David, P. (1979). Sociología criminal juvenil (5ª edición). Buenos Aires:
Depalma.
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Pero antes de continuar recordemos que denominamos como "proceso de socialización" a las
diferentes etapas por las que pasa el individuo desde su nacimiento, y que le permiten estar
integrado plenamente en su sociedad, socializarse y culturizarse, pasando a convertirse en un
individuo normalizado y que responde a la sociedad de la manera que esta lo desea. Veamos el
siguiente gráfico.
Debemos tener muy claro que un fallo en alguna de las etapas puede tener consecuencias para el
individuo y, por defecto, para la sociedad si este se decide a ir en contra de ella porque carezca de
opciones. Por tanto, el hecho delincuencial es multifactorial. Los factores endógenos son poco
relevantes al lado de los sociales, de ahí que se identifiquen tres núcleos sociales básicos.
Veámoslos en la siguiente figura.
Fuente: Conclusiones del Primer Congreso Internacional Infancia y Sociedad, citadas por Urra, Javier (1995). Justicia con
Menores y Jóvenes (pp.16-17). Madrid: C. de Estudios Jurídicos del Ministerio de Justicia.
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El entorno sociofamiliar
El entorno sociofamiliar
Los estudios sobre el entorno sociofamiliar del delincuente comenzaron analizando las
necesidades afectivas del niño hasta los cinco años de vida, y fueron extendiéndose tratando la
relación afectiva padre-hijo y la etapa de la adolescencia.
Carencias afectivas
Reflexión
Fuente: Soria Verde, M. A. (2006). Psicología criminal (pp. 49. Cap: II). Madrid: Prentice Hall Ibérica.
Por ejemplo, estudios sobre las familias de delincuentes arrojan una mayor tasa de rechazo mutuo
(delincuente-familia y a la inversa) que las familias de no delincuentes (ejemplo dentro del ejemplo:
también se han estudiado las relaciones de disciplina en el seno de las familias de delincuentes y
se estimaron que estas eran: "Duras, punitivas, laxas, erráticas y con un desarrollo muy pobre de
las habilidades sociales").
Carencias afectivas
En este sentido, se estima que las carencias afectivas llevan al individuo, luego adulto, a
tener una actitud más hostil hacia el entorno.
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Etapa de la adolescencia
Soria, M. A. (2006): Psicología criminal (pp. 48). Madrid: Prentice Hall Ibérica.
Habilidades sociales
Soria, M. A. (2006). Psicología criminal (pp. 48). Madrid: Prentice Hall Ibérica.
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La ruptura familiar
La ruptura familiar
Otra circunstancia importante contratada en la mayoría de los estudios hace referencia a la
ruptura de la familia como un factor decisivo, a la hora de configurarse un perfil delincuencial. Si
bien debemos distinguir entre lo que sería una situación conflictiva y otra donde predomina la
ausencia de supervisión. Veámoslo en la siguiente tabla de ruptura familiar:
Tipos de
Consecuencias en el menor
situación
Situación Precedida por enfrentamientos previos, con el menor como observador activo
conflictiva (genera nerviosismo, irritabilidad, traumas e inseguridades).
Fuente: Soria Verde, M. A. (2006). Psicología criminal (pp. 50. Cap: II). Madrid: Prentice Hall Ibérica.
El matrimonio Glueck ha estudiado los efectos criminógenos de los broken homes (hogares
desestructurados): una investigación realizada en 1950 demostró que el 60% de los delincuentes
provenían de hogares desestructurados; la cifra en los no delincuentes era del 34%.
No obstante, hay que señalar que no hay evidencia empírica de que la pobreza en las familias, por
sí misma, conduzca al menor por el camino de la criminalidad. Son más bien los factores de falta
de liderazgo y malas prácticas educativas los que alientan o inducen comportamientos desviados.
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Por ejemplo, no controlar las horas de llegada del hijo a casa, las tareas que deben
desarrollar en la escuela o sus amistades.
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Por ejemplo, toda educación basada en el refuerzo negativo hacia el menor con la
intención de que crezca como individuo le hace desarrollar problemáticas relacionadas
con la autoestima en el futuro.
Disciplina férrea
Por ejemplo, un exceso de control de su vida, no permitirle que tenga intimidad, etc.,
genera un alejamiento de la familia que hace que el menor deposite la confianza en un
grupo que puede ser desviado.
Familia numerosa
Explicación: por no poder prestarles la atención que se merecen cada uno de los hijos, o
por no tener suficientes recursos.
Por ejemplo, que los progenitores consuman drogan delante de sus hijos, se dediquen a
robar, etc., predispone negativamente al menor a eso.
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Carencias afectivas
Consecuencia: hace que los menores en el futuro sean más vulnerables socialmente a
cualquier otro tipo de valor más vinculado con lo económico, por ejemplo.
En suma: la familia juega un papel fundamental en la socialización de los niños y jóvenes. Las
disfunciones en el seno familiar tienen una influencia decisiva en el posterior comportamiento de
aquellos. El análisis estadístico ha demostrado que, en una proporción relativamente elevada, los
futuros adultos reproducen los comportamientos patológicos de los que han sido víctimas.
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La escuela es un factor de doble socialización: en lo que respecta a las materias que habrá de
estudiar y en lo que tiene que ver con su interacción con quienes le rodean. A la hora de
analizar la relación de las escuelas con las conductas delictivas, la evidencia empírica no
arroja una correlación significativa.
Estudios como el de Farrington (1972) en escuelas de Cambridge han concluido que las escuelas,
en sí mismas, tienen un limitado efecto sobre la delincuencia, resultando infinitamente más
importantes las características de los niños. Los procesos escolares tienen, según la evidencia
empírica, poca influencia sobre la marginalidad de ciertos alumnos; además, en ciertos casos
pueden inhibir el proceso de marginalización.
Sin embargo, para autores como Bandini y Gatti, el abandono escolar interrumpe una vertiente del
proceso de socialización del menor. Si la familia de este carece de las habilidades y aptitudes
necesarias para reconducir al menor y proporcionarle alternativas atractivas para él, puede
allanarse el camino para que el menor desarrolle una autoconciencia de fracaso y busque la
complicidad y refuerzo integrándose en un grupo subcultural criminal (pandillas).
Maguin y Loeber (1996) ponen de manifiesto, en un estudio experimental, la relación entre el pobre
rendimiento escolar y el nacimiento de comportamientos antisociales.
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Proceso de marginalización
Soria, M. A. (2006): Psicología criminal (pp. 48. Cap: II). Madrid: Prentice Hall Ibérica.
Comportamientos antisociales
Vid. Howell, Juvenile Justice & Youth Violence, cit., en Vázquez, C. (2003). Delincuencia
juvenil. Consideraciones penales y criminologías, (pp. 142. Cap: 4). Madrid: UNED.
Comportamiento antisociales
Bandini y Gatti. (1990). Dinámica familiar y delincuencia juvenil. Nueva York: Cárdenas
editor y distribuidor.
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Hoy en día es significativo el aumento de los niveles de violencia en la escuela. En este tipo de
violencia se centró el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia, realizando un informe
bastante interesante recomendado.
Compañías negativas
Ejemplo
Para Cohen, quien formuló la ya citada teoría de las subculturas, el joven en conflicto o inadaptado,
frustrado por no poder acceder a las metas socialmente establecidas (las cuales son dictadas por
la clase media, según Cohen), se encuentra ante la disyuntiva de incorporarse al ámbito cultural de
los jóvenes de la clase media o integrarse en un grupo subcultural delincuente, que goza de una
subcultura propia y en cuyo seno el joven se ve reconocido y apoyado por otros miembros del
grupo. Es decir, el joven busca en el grupo lo que la sociedad es incapaz de ofrecerle.
En este sentido, el sentimiento de pertenencia hacia un grupo subcultural tiene un potente impacto
sobre la conciencia que sobre sí mismo tiene el delincuente; lo que Becker denomina "la subcultura
desviada", consistente en que los miembros del grupo subcultural comparten un "conjunto de
perspectivas y modos de entender el mundo y de cómo enfrentarse con él, y un conjunto de
actividades rutinarias basadas en esas perspectivas". La pertenencia a tal grupo cristaliza una
identidad desviada.
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Informe
<http://213.0.8.18/portal/Educantabria/RECURSOS/Materiales/Biblestinv/Informe_Viol
encia_entre_compa%C3%B1eros_en_la_escuela.pdf>
Compañías negativas
Identidad desviada
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Factores socioeconómicos
Factores socioeconómicos
No podemos afirmar que exista realmente una fórmula en la que se determine que bajos niveles
económicos es igual a delincuencia, pero sí podemos hacer unas aclaraciones:
La estadística afirma que los jóvenes de clase baja delinquen más que los de clase media y
alta. Pero esto tiene más que ver con una cuestión ambiental que económica.
Cuando nos referimos a clases desfavorecidas y su relación con el crimen debemos saber qué
factores propios de la teoría ecológica, como entornos deteriorados y sobrepoblados con
carencia de infraestructuras, favorecen más la aparición de la delincuencia y que suele darse
en ambientes propios de clases desfavorecidas.
Así mismo, las clases sociales bajas adolecen de una menor estimulación intelectual, mayor
disparidad entre oportunidades y aspiraciones, y una mayor probabilidad de asociaciones con
delincuentes, e intentan cubrir sus necesidades de otra forma.
Existe entre los grupos desfavorecidos un mayor nivel de etiquetamiento que dificulta
conocer otras realidades o generar nuevas oportunidades. En este sentido debemos ser
conscientes de lo difícil que es abandonar las clases bajas si el Estado o la sociedad no lo
favorece.
Además de que, según la teoría del labelling, el carácter selectivo del sistema penal y el
resultado de un proceso de selección y estigmatización penaliza a las clases desfavorecidas.
En este sentido, concluiríamos diciendo que más que la estructura de clases, lo que provoca o
fomenta la aparición de comportamientos delincuenciales son los altos índices de desigualdad
social. Es decir, poblaciones con una gran brecha social, donde la separación entre las mismas
es muy amplia, hace que los individuos busquen alternativas desviadas para poseer lo que
otras clases tienen.
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Garrido Genovés
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Algunos estudios ponen de relieve que determinadas características biológicas que incrementan la
conducta delictiva pueden transmitirse genéticamente. La perspectiva biológica es insuficiente
para explicar la criminalidad en la inmensa mayoría de los casos.
Puede darse el caso de que el menor experimentara desarreglos emotivos como consecuencia de
un desarrollo físico respecto a parámetros anormales, lo que le impide alcanzar la madurez
emocional. La experiencia empírica demuestra que los factores biológicos, salvo en casos
extremos, si no actúan en combinación con otros factores ambientales, no son determinantes en
la adquisición de comportamientos antisociales.
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Algunos autores han desarrollado investigaciones que demuestran la existencia de una relación
entre delincuencia y la estructura psíquica. Investigadores como Sheldon afirman que la tendencia
a la criminalidad es hereditaria.
Ha sido Eysenck quien ha formulado la teoría más completa en este sentido, interrelacionando los
factores biológicos y genéticos con los ambientales, en particular con el ambiente familiar. En su
teoría de la condicionalidad del delincuente, desde un punto de vista neuropsicológico, defiende que
el comportamiento se adquiere por aprendizaje, mediante el sistema nervioso central, y por
condicionamiento, mediante el sistema nervioso autónomo. Un comportamiento delictivo responde
al deficiente aprendizaje de las normas sociales de forma condicionada. Distingue entre varios
tipos de personalidad, los cuales clasifica en función de su mayor o menor tendencia a cometer
delitos (personalidades introvertidas y extrovertidas; en función de la pertenencia a una de ellas, el
individuo será más o menos susceptible de ser condicionado), y los interrelaciona con el
condicionamiento recibido en su entorno familiar.
Transmisión genética
Criminalidad hereditaria
Curran, D.; Renzetti, C. (2011). Theories of Crime (pp. 37). Boston: Allyn & Bacon.
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Resumen
Resumen
En el presente tema hemos analizado:
La figura del delincuente: resulta imprescindible analizar los procesos sociales que modulan
su comportamiento y le impelen a abrazar conductas antisociales.
E l enfoque estructuralista, construido sobre la base teórica de los trabajos de Durkheim, ha
contribuido a desechar la visión legalista que se tenía sobre el delincuente.
Hoy resulta imprescindible el análisis de las instituciones de socialización primaria del
delincuente, que son las de todos los individuos. Lo hemos abordado desde el paraguas teórico
de tres paradigmas fundamentales: la teoría del aprendizaje social y la teoría de la asociación
diferencial enfatizan la importancia capital de los primeros años de vida del delincuente y de la
influencia decisiva que sobre ellos ejercen las instituciones de socialización primaria; la teoría
de la subcultura focaliza el estudio sobre los grupos de iguales. Del estudio de tales factores
dependerá la capacidad de actuación de las sociedades para poder prevenir el
comportamiento criminal, por cuanto se ha demostrado la inoperancia de la aplicación de
políticas punitivas en exclusiva.
Por último, hemos recogido las teorías de la fundamentación biológico-psicológica de los
comportamientos delictivos, en general muy cuestionadas por la ciencia, si bien es cierto que
el punto de vista intermedio de Eysenck, que combina factores previos neuropsicológicos con
factores ambientales, es el más completo y sólido de entre todas las teorías que hacen
hincapié en los factores endógenos de la persona.
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Referencias bibliográficas
Referencias bibliográficas
Bandini; G. (1990). Dinámica familiar y delincuencia juvenil. Nueva York: Cárdenas editor y
distribuidor.
Bandura, A. (1987). Teoría del aprendizaje social. Madrid: Espasa-Calpe.
Becker, S. (1971). Los extraños: sociología de la desviación. Buenos Aires: Tiempo
Contemporáneo.
Bordas, J. (2011) Temas de Sociología Criminal: Sociedad, delito, víctima y control social. Madrid:
UNED. Colección Máster.
Curran, D.; Renzetti, C. (2011). Theories of Crime (pp. 37). Bostón: Allyn & Bacon.
David, P. (1979). Sociología criminal juvenil (5ª edición). Buenos Aires: Depalma.
Durkheim, E. (1995). El suicidio. Madrid: Akal.
Garrido, G. (1986). "La investigación actual en la delincuencia juvenil: una perspectiva diferencial".
Tercera época (año III, 12).
Glueck, S.; Glueck, E. L. (1957). Unraveling Juvenile Delincuency. Cambridge: Harvard University
Press.
Matza, D. (1981). El proceso de desviación. Madrid: Taurus.
Merton, R. (1987). Teoría y estructura sociales. México: F.C.E.
Soria, M. A. (2006). Psicología criminal. Madrid: Prentice Hall Ibérica.
Sutherland, E. (1947). Principles of criminology (4ª edición). Filadelfia: J.B. Lippincot.
Vázquez, C. (2003). Delincuencia juvenil. Consideraciones penales y criminologías (Cap: 4). Madrid:
UNED.
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