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JAVIER CABALLEROS – 610-19-4480

CAPÍTULO 5
DESPLAZAMIENTO HACIA EL
PUNTO MEDIO INESPERADO
§. UNOS CUANTOS RECUERDOS DECISIVOS
Las autobiografías mantienen diversas diferencias con las biografías, y una de ellas es la
inclusión de ciertos recuerdos esenciales a los que cuesta creer que pueda acceder un
biógrafo. Esos recuerdos suelen provenir de épocas en las que la gente cree haber sido
más pura, más libre de preocupaciones, completamente comprometida.
Como doctor en lógica matemática que soy, me duele un poco constatar que el
pensamiento lógico dificulta con frecuencia vivir el momento.
Aunque el pensamiento lógico sea absolutamente indispensable, puede conducir a un
endurecimiento de las categorías y a una pérdida de la percepción vívida.

§. RECUERDOS Y LA LEY DE BENFORD


Hay estudios que han revelado que con el tiempo van cambiando el número, la intensidad
y la perspectiva (ya sea prerreflexiva e inmediata o reflexiva y distante) de los recuerdos
autobiográficos a los que accedemos con facilidad. Desde la adolescencia y la primera
adultez se produce un gran incremento en la cantidad de recuerdos fáciles de recuperar,
lo que se denomina «golpe de reminiscencia», debido, según se cree, a que es entonces
cuando son más comunes los cambios de identidad, la toma de decisiones importantes y
el asentamiento de la persona adulta.

Diré que la ley de Benford se ha utilizado para detectar fraudes en informes financieros
y en devoluciones de la Hacienda pública. Si aparecen, por ejemplo, muchos cincos en
primer lugar y no suficientes unos, se está violando la ley de Benford y, por tanto, el engaño
se convierte en una posibilidad probable. Podría emplearse la propia ley de Benford si
aparecieran muchos datos numéricos en la (auto)biografía. Asimismo se podría recurriria

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otros resultados matemáticos, como las denominadas leyes de potencias (la base del
principio 80-20 de Pareto, según el cual el 80 % de los efectos se derivan tan sólo del 20
% de las causas) y las adaptaciones de los algoritmos que se utilizan para detectar plagios,
si tendiéramos a cuestionar la veracidad de las biografías.

CAPÍTULO 6
FLUCTUACIONES DEL PASADO
AL PRESENTE
§. LOGROS PRETÉRITOS FRENTE A POTENCIAL
ACTUAL
¿Cómo equilibra esos dos extremos (el presente y el pretérito) un biógrafo o un
observador interesado, a la hora de escribir sobre alguien vivo?
Lo que se considera un logro destacado también varía a medida que transcurre la vida de
una persona, imaginemos que alguien ha dominado la mayor parte de los algoritmos de
las matemáticas en la universidad. Si vive lo bastante, verá que su proeza se volverá cada
vez más insignificante a medida que programas y aplicaciones muy simples consigan
efectuar esos mismos cálculos con más rapidez y fiabilidad.

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CAPÍTULO 7
EL IDILIO ENTRE
TRANSHUMANOS Y
NOSOTROS, CISHUMANOS
§. . ENAMORAMIENTOS ROMÁNTICOS,
ESTADÍSTICAS BAYESIANAS Y VIDA
El enamoramiento casi no se puede explicar, pero es indiscutible. Con una prosa preciosa
y repleta de ejemplos, Botton describe asimismo la rapidez con que la atracción se
transforma a menudo en alborozo, si bien, por desgracia, poco a poco decae en desilusión
y va desvaneciendo el espejismo.
Su artículo desató mi esporádica mentalidad reduccionista y me hizo reparar en que el
esqueleto puro y duro de la tesis de Botton se puede expresar en términos estadísticos.
Un encuentro fugaz o una breve conversación animada con alguien sólo revelan una
muestra tan sesgada de los rasgos de esa persona que, en la situación adecuada, pueden
desencadenar el enamoramiento.
Pero lo que tanto nos atrae suele ser una caricatura idealizada; vemos lo que queremos
ver. Cuando nos adentramos en una bruma romántica incipiente, usamos lo que el
psicólogo Daniel Kahneman llama pensamiento del sistema 1 en su obra Pensar rápido,
pensar despacio45, que es rápido, automático, habitual, emocional, estereotipado y
subconsciente.
Las muestras, la estadística y el teorema de Bayes se usan constantemente, por supuesto,
en tareas científicas durante las cuales los científicos (y también los matemáticos) se
enamoran (sufren corazonadas desenfrenadas, especulaciones con muy poca base,
formulaciones favoritas de las que se quedan prendados) de todo lo que hay bajo el sol y
hasta más allá de él. Después retroceden y meditan más despacio y de forma crítica para,
en la medida de lo posible, no dejarse llevar por las ilusiones. Tal vez estos dos ámbitos
tan dispares tengan este sorprendente punto en común.

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CAPÍTULO 8
LAS PROBABILIDADES SON LO
QUE SON
§. . . Y SI… PROBABILIDAD Y COINCIDENCIAS:
EL BUENO, EL FEO Y EL MALO
La mayoría de la gente tiene una percepción muy limitada de la probabilidad, un
vocabulario muy reducido para ese concepto y, en algunos casos, se limita a variantes de
estos tres términos: milagroso, 50 a 50, y completamente cierto. Esta indiferencia ante el
tema se manifiesta en todos los ámbitos de la vida, incluida la manera en que la gente
habla, escribe y piensa sobre su vida. A veces pregunto a mis alumnos qué vidente es más
asombroso desde un punto de vista probabilístico, ¿el que predice bien 54 de cada 100
lanzamientos de una moneda al aire, o el que atina en la predicción de 26 de cada 100
lanzamientos de una moneda al aire? La mayoría se decide por el primero y no ve lo
asombrosas que son las predicciones del segundo. Sería impagable que alguien lograra
una cantidad tan baja de aciertos; bastaría con negar todo lo que dijera para estar ante un
auténtico vidente.
Este desconocimiento de las matemáticas omnipresentes en el azar se acentúa cuando los
acontecimientos no están tan bien definidos como el lanzamiento de una moneda al aire,
y son más nebulosos.
Imaginemos que ocurre una desgracia, como un accidente de coche mortal. Cuesta no
repasar todo lo que ocurrió antes del accidente y concluir que si algo de todo ello hubiera
sido distinto, el accidente no se habría producido. Es más, hasta es posible que nos
planteemos qué probabilidad había de que se diera cada uno de esos hechos previos. ¿Y
si hubiera comprado antes la leche? ¿Y si las tiendas de alimentación cerraran más tarde
y no hubiera decidido acudir a la más cercana? ¿Y si no hubiera tomado ese atajo para
llegar antes? ¿Y si no se hubiera saltado el semáforo y hubiera llegado al cruce un minuto
después? ¿Y si al conductor del otro coche no lo hubieran despedido esa mañana? ¿Y si
no le hubieran fiado en el bar? ¿Y si no lo hubieran echado del bar en aquel momento,
sino en otro? Y así sucesivamente.

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La probabilidad de que se dieran todos los hechos previos al accidente es de una
insignificancia casi imposible.

CONCLUSIONES GENERALES

Este experimento mental también se puede aplicar, por supuesto, a sucesos positivos de
interés, por ejemplo, un encuentro con tu futura esposa en una manifestación en Madison,
Wisconsin, o que el libro de uno figure en la lista de los más vendidos del New York
Times. ¿Y si no hubiera acudido a aquella manifestación o no hubiera escrito aquel texto
para reseñar el libro? Y si calculamos la probabilidad de que se diera la secuencia de
hechos que derivó en un acontecimiento tan significativo, la respuesta siempre será
minúscula, un número minúsculo diferente, pero minúsculo de igual modo.

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