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SE RUEGA CONTESTACIÓN

Blog de Isabel Gómez Acebo, Religión Digital, 15.09.12

Hace 50 años por primera vez en la historia, las mujeres ingresaron en una asamblea de obispos.
Sucedió durante el Concilio Vaticano II, un evento que cambió a la Iglesia Católica y que ha dado la
posibilidad de conjugar la fe eclesial con la conciencia de las mujeres. A las mujeres y su relación con el
Concilio, se dedicará el Congreso Teológico Internacional (CTI) que se celebrará en Roma del 4 al 6
de octubre del 2012, organizado por el Coordinamento Teologhe Italiane (www.teologhe.org). El
Congreso lleva por título “Las teólogas releen el Vaticano II. Asumir una historia, preparar el futuro”, y
tendrá lugar en el Pontificio Ateneo Sant’Anselmo. Contará con la participación de especialistas
provenientes de todo el mundo.
El CTI pretende ofrecer un encuentro ecuménico especializado en los ámbitos del saber teológico y de
la vida eclesial. También se realizará una celebración para recordar con imágenes, palabras y música la
apertura del Concilio y para reflexionar sobre la presencia de las mujeres en la iglesia posconciliar
y hacer visible la contribución de las mujeres, haciendo que crezca esta herencia recibida.
“Si hoy las mujeres católicas y protestantes estudian y enseñan teología en todo el mundo,con lo que
eso supone, es, en gran medida, consecuencia de la profunda renovación eclesial que el Concilio
supo interpretar y promover”, declara la presidenta del Coordinamento Teologhe Italiane, Marinella
Perroni.
“Parecía imposible que por primera vez en la historia, a una asamblea de obispos, reunidos en la
basílica vaticana, se sumaran algunas mujeres. Un hecho que muchos desconocen y que otros no
tienen interés en recordar, pero para nosotras, tiene un gran valor histórico y una gran carga simbólica.
(Cf. http://www.teologhe.org/wp-content/uploads/2011/12/ComunicatoStampaSp.pdf)
En este contexto del CTI, han invitado a Luz Longoria Gama (Luzma), auditora laica mexicana y
asistente a las sesiones del Concilio Vaticano II como perita en familia; a participar durante los días
del CTI con su palabra y testimonio.
Luzma, como cariñosamente le conocemos muchas, ha considerado necesario invitar a otras a
formar parte de un ejercicio de diálogo y construcción colectiva en el que su voz y testimonio también
sea la voz y testimonio de muchas mujeres latinoamericanas que durante todos estos años han gastado
la vida en recrear la participación de las mujeres en las iglesias, decir su palabra en clave liberadora y
tener un aporte estratégico en la renovación eclesial a la que nos invita el CVII, principalmente en su
participación como sujetos sociales y eclesiales de transformación.
Fiel al espíritu en el que ella y su esposo, José Alvarez Icaza, vivieron durante su participaron en el
Concilio, ella, junto con un grupo interdisciplinario de mujeres creyentes, les invita a ustedes mujeres,
a participar en este ejercicio a través tres vías principalmente:

I. Con el llenado del siguiente cuestionario para abonar en al realización de un documento colectivo
que Luzma presentará durante su presencia en el CTI.

1. ¿Qué tienes que decir a 50 años del Concilio Vaticano II? (balance, recuento, retos, desafíos, etc.)
2. ¿Cómo has visto el caminar de la Iglesia en estos 50 años? ¿cuáles han sido sus avances y
retrocesos?
3. ¿Cómo ha sido la participación de las mujeres en la Iglesia a lo largo de estos años? ¿Por qué?
4. ¿Qué gozos y esperanzas hemos vivido las mujeres y que dolores y sufrimientos hemos
encarado?
5. ¿Qué iglesia queremos las mujeres? ¿Cómo podemos construirla?
6. Comparte alguna reflexión o testimonio que te parezca importante añadir y que no esté
considerado antes.

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II. Con el envío de testimonios o entrevistas de mujeres, alusivas a la participación de estas en el
proceso de aggiornamento eclesial y social en los últimos 50 años, así como sobre la situación, retos y
desafíos que ven las mujeres en lo referente a la situación de las Iglesias hoy en día.
III.Contribuyendo en la conformación de un archivo que recupere la memoria y voz de las mujeres en
el CVII y en el proceso de apropiación del espíritu conciliar en las iglesias latinoamericanas y
particulares (y otras iglesias, añado yo, sobre todo a partir de los procesos de liberación, enviando
fotos, documentos, material hemerográfico o bibliográfico digitalizado o alguna otra evidencia que
consideren importante o significativa.
Como resultado de lo anterior, elaboraremos un documento que Luzma presentará durante su
participación en el Congreso como resultado de nuestra reflexión colectiva (haciendo eco de la misma
experiencia que ella y su esposo, José Alvarez Icaza Manero, vivieron hace 50 años cuanto
prepararon su participación en el CVII con una documento entregado a Pablo VI y a los padres
conciliares, resultado de una encuesta latinoamericana que recuperó el sentir de muchas y muchos
sobre el tema de las familias y cuyos resultados contribuyeron significativamente en el Esquema XIII,
antecedente de la documento conciliar Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el
Mundo Moderno).
Sabemos que los tiempos son breves, pero nos parece importante y muy significativo, guardadas las
proporciones, tener la oportunidad de compartir esta experiencia. Esperamos que puedan participar
en alguna de las propuestas que les hacemos (principalmente en la encuesta de 6 preguntas).
Les pedimos que la información la envíen a más tardar el 19 de septiembre, a las siguientes
direcciones:
gomalic@yahoo.com, melita112@hotmail.com, malvarezicaza@gmail.com
Bajo el título del mensaje: La voz de las mujeres rumbo a Roma- aporte de (y el nombre de la mujer o
grupo de mujeres que lo envía)
Muchas gracias y estamos en comunicación. Sororalmente
Grupo de mujeres mexicanas en camino a Roma.

PER LA PRIMA VOLTA

Blog de Isabel Gómez Acebo, 08.10.12

Se ha celebrado del 4 al 6 de octubre, en el Pontificio Ateneo de San Anselmo en Roma, un congreso


organizado por la asociación de teólogas italianas, Coordinamento Teologhe Italiano, en recuerdo de las
23 mujeres, que fueron admitidas como auditoras en el concilio Vaticano II. Las personas que
participaban tenían que tener la licenciatura en Teología, Filosofía o Ciencias Religiosas para que
pudieran entender y debatir en las discusiones abiertas.
El refectorio del ateneo, un local muy grande, se llenó con 300 personas, la mayoría mujeres de 21
nacionalidades distintas, siendo el colectivo español, después de las italianas, el más numeroso. La
suma de latinoamericanas hizo que nuestra lengua formara parte de las oficiales junto al inglés y al
italiano. Curiosamente, había poquísima participación francesa e insuficiente alemana, naciones que
han sido pioneras en el estudio de la teología.
Del grupo de auditoras que participó en el concilio solo quedan dos en este mundo, Gladys
Parentelli, que no pudo asistir por enfermedad pero mandó una adhesión escrita y Luz María de Icaza,
una mujer mejicana que había sido nombrada con su marido, ambos copresidentes de una asociación
católica de matrimonio y familia. Tuvimos la posibilidad de conocer algunos recuerdos y experiencias de
aquellos años, gracias a la entrevista que le hizo una periodista italiana. Nos contó que ellos sólo
participaron en la última sesión y que llevaron a Roma algunos de sus 12 hijos, una cifra que creció más
tarde a 14.
Al matrimonio le dejaron tomar parte en la comisión que trataba sobre el matrimonio y la familia,
pues habían llevado al concilio 23.000 respuestas de matrimonios católicos, que daban su opinión
sobre algunos temas que la jerarquía debía de considerar. Una mayoría abrumadora se mostraba
partidaria de cambios en el trato a los divorciados y en que fueran aprobados los métodos

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anticonceptivos. Estos últimos no se pudieron discutir en el aula, pues el papa había formado una
comisión de expertos en diversas disciplinas para analizar el tema.
Luz María tuvo un protagonismo decisivo a la hora de discutir los fines del matrimonio gracias a
que un obispo canadiense, le pidió que intercediera a favor de la causa que un grupo presentaba y
que no estaba siendo bien recibida. Se trataba de cambiar el segundo fin del matrimonio “como
remedio para la concupiscencia” para considerar que la sexualidad contribuía al aumento del amor
entre los cónyuges. Esta mujer, la única esposa y madre de la sala, pidió la palabra temblorosa y ante
cardenales, obispos y expertos en teología, les rogó que pensaran si sus madres, a la hora de
haberlos engendrado, lo hicieron como remedio a su concupiscencia o por amor a sus esposos.
Parece que en la sala, tras sus palabras, se produjo un silencio que fue seguido de una fuerte
discusión, que nuestra auditora no pudo entender porque se hablaba en latín. El mismo obispo que le
había pedido su intercesión se acercó unos minutos después para darle las gracias porque la enmienda
fue finalmente aprobada. Es curioso que mentar a la madre de los padres conciliares, fue lo que
permitió un cambio trascendental en la mirada de la Iglesia sobre el matrimonio.
Podría parecer que en estos 50 años las mujeres no habían avanzado mucho en la Iglesia, pero solo
la visión del aula lo desmentía, numerosas catedráticas de teología en el mundo entero estaban
allí presentes, haciendo visible el pensamiento de las mujeres que acababa con el monopolio
masculino. En el congreso se trataba de asumir la historia, con sus luces y sombras, pero para
preparar el futuro. No es éste el lugar de desarrollar las conclusiones y debates del congreso que trató
sobre muy variados temas como los modelos antropológicos, las instituciones, las relaciones
eclesiales, sexo y género, el sujeto femenino, el desarrollo de las mujeres en otros credos… Se quería
reflexionar sobre nuestra fe y la presencia de la Iglesia en el mundo, colocando el acento sobre el
protagonismo femenino. Aparte de las actas que se publicarán en su momento, hay dos libros ya
editados, uno científico Tantum aurora est. Donne e concilio Vaticano II y otro más divulgativo Madri del
Concilio. Ventitré donne al Vaticano II» que trata de las auditoras
Terminamos con un momento celebrativo muy emotivo para llevarnos la idea de que las mujeres
somos sujetos evangelizadores y que 50 años no son nada en la vida de los concilios de la Iglesia.
Aquellas auditoras pioneras, dejaron la simiente echada, y aunque algunas plantas ya han nacido,
otras esperan con ilusión el momento oportuno para asomar sobre la tierra.

TEÓLOGAS EN EL REFECTORIO DE LOS MONJES BENEDICTINOS

Mari Paz López Santos


18 de octubre de 2012 
Eclesalia

Impresiones del Congreso Teológico Internacional “Las Teólogas vuelven a leer el Vaticano II: asumir
una historia, preparar el futuro” celebrado en Roma del 4 al 6 de octubre de 2012 en el 50 Aniversario
del Vaticano II
Al llegar al Pontificio Ateneo S. Anselmo, bellísimo enclave monástico de monjes benedictinos, me dí
cuenta inmediatamente de que el Concilio Vaticano II, que inició el Papa Juan XXIII en el año 1962, y
del que celebramos este año el 50 aniversario, era la causa inicial de que este Congreso de teólogas se
pudiera estar celebrando en semejante espacio.
Me comentaron que hasta principios de los años setenta, ninguna mujer había entrado en los metros
cuadrados de este monasterio benedictino masculino. En los días que ha durado el Congreso, el gran
refectorio (comedor de los monjes) se ha convertido en sala de conferencias para acoger a más de
doscientas teólogas de veintidós nacionalidades: Argentina (3), Austria (1), Australia (2), Brasil (2),
Canadá (2), Chile (1), Colombia (1), Croacia (3), Francia (4), Alemania (3), Italia (136), México (5),
Nicaragua (1), Noruega (1), Paraguay (1), Perú (1), Rumania (3), España (43), Suiza (1), Reino Unido
(8), USA (3), República Dominicana (1),
Como mujer me siento agradecida a Dios, a los padres conciliares y a los monjes benedictinos por este
detalle que, como tantos otros que se introducen en la vida y dejan no llaman la atención, pero que no

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hay que perder de vista sobre todo pensando en lo que todavía queda pendiente después de cincuenta
años del Vaticano II y hay que seguir en la brecha.
Si el espacio del Congreso me llevó a esta primera e inocente reflexión, qué decir del hecho de ver
aquella gran sala llena de mujeres teólogas, muchas de ellas catedráticas en diferentes universidades
del mundo. También me alegró ver la presencia de algunos hombres en este Congreso, tanto asistentes
como ponentes de algunas charlas. Al fin, de lo que se trata es de caminar juntos.
Las 15 ponencias han tratado de transformaciones en la Iglesia y en el mundo en estos años, de
antropología, relaciones eclesiales, instituciones, temas ecuménicos, cambios culturales,
comunicaciones, etc. desde la perspectiva femenina en la Iglesia y en el mundo.
La presencia académica femenina en la Teología es un hecho sin retorno, pero además tiene por
delante un camino que, como todo lo que es vida, no puede quedarse anclado en los logros y los
reconocimientos, ni en los rechazos o zancadillas, sino avanzar haciendo posible que la mujer sea
ciudadana de pleno derecho en la tierra como en el Cielo.

A continuación comparto algunos apuntes rápidos tomados en las conferencias

- “Contra el poder, desafiar el sentido común: soñar y creer, crear lo que creemos y soñamos”
- “La espiritualidad avanza a pasos agigantados, no así la teología”
- “La teología feminista ha recuperado la conciencia de las mujeres sobre su noción de dignidad”
- ¿Por qué se habla de toda la Iglesia si no está representado el 50% de la Iglesia?
- “Hombres y mujeres son iguales, toda discriminación está contra el plan de Dios”
- “Hay una dimensión moral en el trato de las mujeres en la Iglesia”
- “Queda mucho por hacer para aumentar la autoridad de las mujeres en la Iglesia”
- “En el Concilio de Nicea ya hubo participación de las mujeres”
- “La mujeres fueron invitadas a participar en el Vaticano seis días después de empezar el mismo. No
obstante, fue un paso importante, aunque tomado a toda prisa”
- “Algunos padres conciliares habían solicitado la participación de los laicos,
hombres y mujeres, que participaron como auditores y en los ritos solemnes”
- “Una mujer que fue invitada a participar, preguntó: ¿En qué reuniones puedo participar? Le
contestaron: Sólo en las que afecten a las mujeres. Ella contestó: Bien, entonces, podré participar en
todas”.
- “La Iglesia puede aprender de las mujeres que enseñan con autoridad en nuestro tiempo”
- “El magisterio es el arte de enseñar con autoridad”
- “Magisterio, cuestión de qué y no de quién”
- “Teología y Doctrina es el medio con que la Iglesia evoluciona con la Historia”
- “La participación de las mujeres en la Iglesia se da desde el primer día de la creación de esta”
- “Jesús fue ayudado por muchas mujeres que iban con Él”
- “Desde el principio de la vida apostólica hubo mujeres: maestras, discípulas, profetas…”
- “El magisterio debe involucrar a todo el pueblo de Dios” “Debe escuchar a las mujeres”.
- “El Papa Benedicto XVI dijo refiriéndose a otras religiones: “No hay que tener celos”. Esto vale igual
para las mujeres”
- “El Papa Pablo VI, al ver a una auditora del Concilio, en una reunión con todos los auditores le dijo:
“¡Ah, nuestra colaboradora!”
- “Muchas voces de mujeres en la teología se consideran con sospecha”
- “Teología: como ciencia (investigación) y como servicio a la Iglesia, aunque el resultado no esté de
acuerdo con lo que dice la Iglesia, como ocurrió antes del Concilio con teólogos como Rahner, Congar,
Lubac…
- “La crítica a la Iglesia nunca ha sido bienvenida”
- “Las mujeres han ejercido el magisterio en el servicio pastoral y en la enseñanza”.
- “El Vaticano II tiene un futuro para los que nos siguen. Hay que contar el Vaticano II sino morirá con
nosotros”
- “Hay que seguir adelante más allá de las dificultades del momento”

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- “Se habla demasiado de las mujeres y sucede lo que decía Aristóteles: que cuando un modelo se llena
de contenidos ya no sirve como modelo universal”
- “Prevalece la idealización de la mujer, la exaltación de lo materno”
- Situación ambivalente: por un lado se alaba a la mujer y, por otro, no se acepta en espacios eclesiales
y políticos”
- “Hay que llegar a comprender cuál es el miedo que provoca lo femenino, para llegar a una justicia
social”
- “Concilio: todos los fieles y no sólo los obispos son responsables de su fe, conferida en el bautismo”
- “La conciliaridad debe suceder no sólo a nivel eclesial sino también a nivel local, regional, universal,
ordenes religiosas, etc”
- “Situar otra vez a Cristo en el centro, no sólo en la espiritualidad sino también en la teología”.
- “Se pide a la Iglesia que presente y hable de Dios y no tanto de la Iglesia”.
- “La Iglesia ha de ser signo de los tiempos compartiendo con otras Iglesias que pueden tener otras
perspectivas”
- “Ha de considerar el tema de las mujeres como prioritario, tomando en cuenta los dones de las
mujeres. Tiene que ser la Iglesia de todo el pueblo de Dios”
- “Hay que predicar el evangelio de manera creíble”
- “Ante los cambios no se puede ser sólo observador”
- “El empuje de Pedro se quedaría en nada sin Cristo”
- “La confianza debe estar presente”
- “La profecía es en nuestros días, más que nunca, cosa a ver de forma personal y comunitaria”
- “Se pide al Sínodo que se plantee que la infecundidad de la evangelización hoy es un tema de
espiritualidad y compromiso”
- “La situación actual es complicada y compleja, y mucho más para la mujer”

Por último, quiero resaltar escuetamente, lo que dijo una joven teóloga italiana (Simona Borello) en su
ponencia “La tensión intergeneracional”:

- “¿Quiénes serán nuestros compañeros de viaje?”


- “La Iglesia ha de cambiar el lenguaje para hacer llegar el mensaje de Jesús a las nuevas
generaciones”
- “Los textos del Concilio habrán de ser leídos de otra manera, de forma que se entiendan”
- “Lugares de misión: nuevas tecnologías”

No puedo dejar a un lado algo que he echado de menos en el Congreso: alguna ponencia sobre la
Teología de la Liberación a cargo de teólogo o teóloga de Latinoamérica. Se me hace extraño ya que
esta teología es fruto del Vaticano II y en cuanto a la incidencia en la vida de las mujeres de los países
comprendidos entre la frontera del Río Bravo y la Tierra de Fuego, es vital. Sin olvidar la opción por los
pobres y su causa, que tiene en su haber mártires venerados por el pueblo sencillo, como Mons.
Romero, y miles “sin nombre” para nosotros pero bien escritos en el corazón de Dios.
Me hubiera gustado más tiempo para la palabra y el debate y también, sin duda, la celebración de una
Eucaristía donde ofrecer lo vivido y pedir alegría y energía para lo que habrá que vivir.
El último día por la tarde asistimos a una sencilla obra de teatro “Il papa, la carezza , la luna” en donde
quedó reflejada la personalidad del Papa Juan XXIII y su inspiración para convocar el Concilio. La
teología de la Liberación tuvo su especial homenaje. Me alegré.
Un momento especialmente interesante del Congreso fue el testimonio de algunas personas que
participaron. Hubo 23 mujeres, entre ellas María Luz Longoria de Alvarez Icaza, mexicana, casada y
madre, entonces de 12 hijos (luego tuvo dos más) fue invitada junto a su marido, como representantes
de una asociación católica de familia y matrimonio. Habían hecho una encuesta en su país recogiendo
más de 20.000 respuestas de matrimonios católicos: el trato a los divorciados y la aprobación de los
métodos anticonceptivos fueron votados masivamente como temas que debían ser tratados y
cambiados en la Iglesia.

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Contó, Mª Luz, una anécdota interesante que ocurrió gracias a que un obispo de Canadá le pidió que
intercediera a la hora de tratar el tema del matrimonio, para que se cambiara el segundo fin del
matrimonio “como remedio para la concupiscencia”… (aquí hubo carcajada general en el auditorio) y se
pasara a considerar que la sexualidad es medio para el aumento del amor entre marido y mujer. Mª Luz
pidió la palabra tímidamente, pues era la única esposa y madre ante cardenales, obispos y teólogos y
les dijo que pensaran en sus madres, considerando si cuando ellos fueron concebidos, se plantearon el
hecho como concupiscencia o bien por el amor entre sus padres.
Cuando acabó de hablar, reinó un gran silencio seguido de un intenso debate. Ella no entendió nada
porque hablaban en latín. Al final la enmienda fue aprobada. Creo que el Espíritu Santo sopló
suavemente a Mª Luz para que hablara a los padres conciliares de la sencilla teología de la vida, la
familiar, la doméstica, la del amor de los que se aman que no es “terapia anti-concupiscencia”.
Queda un año por delante para celebrar el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, será un tiempo bueno
para seguir investigando a nivel teológico en los documentos; también de forma personal como
bautizados y de forma comunitaria: en nuestros grupos de oración, animando al debate a los jóvenes,
compartiendo con sacerdotes, religiosos y religiosas, monjes y monjas… todos.
Hay mucho por hacer y está escrito en los documentos conciliares… sacudamos el polvo y que se
abran las ventanas para que entre el Espíritu que movió al Papa Juan XXIII a convocar el Concilio
Vaticano II y nos anime a todos a seguir adelante perdiendo el miedo a los cambios, nos aumente la Fe,
sin dejar atrás la Esperanza y el Amor: es un trío que siempre va junto.
Desde aquí quiero agradecer a las teólogas italianas y a todas las personas que se han ocupado de la
logística del Congreso, su dedicación, trabajo y buen hacer.
pazsantos@pazsantos.com
MADRID.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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