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La Bulira

Había una vez he que cada noche le


pregunta su hija.
Hija – ¿Cuándo conoceré al príncipe
elegido para yo poder enseñarle
nuestros grandes secretos que
tenemos la formula sagrada y la
cueva del tesoro? No me queda
mucha vida.
Bulira dijo ay padre no me hables así que me entristeces hija el
tiempo pasa rápido y los que envejecen tenemos que buscar a
quien entregarle nuestro poder.
Un poco después de la aldea, al oeste acampaba Tota un
príncipe apuesto que quería enamorar a Bulira. Tota con su
guardia de honor, su brujo y sus capitanes. Opia, un
pretendiente más de Bulira, Opia acompañado de su madre y
de un criado. El no llevaba ni un arma, Tota para poder
enamorar a Bulira hacia desfiles de honor y torneos. En cambio
Opia le enviaba colibrís de colores hermosos a los que Bulira le
encantaban.
Ella era amable con los dos pero era notable que ella amaba
más a Opia pero no se decidía.
Tota empezaba a enojarse y hacia planes.
Una mañana Opia invitò a Bulira a salir al arrollo a agarrar
flores frescas Opia de forma cariñosa le miraba a Bulira, de
repente Tota apareció con tanta furia, preparó su arma; una
gran espada, Tota le atravesó la espada en el pecho a Opia, él
cayó al agua con una sonrisa mirando a Bulira, Bulira gritó de
rabia lloró sin consuelo y Tota huyó.
Y dice la leyenda que desde entonces el rio Opia se llenó de
ostras que son cada lagrima que Bulira derramó por Opia.
Primaria Belisario Domínguez

Compendio de leyendas

Leyenda La Bulira

Alumna: Natalia Rodríguez

Córdova

5to grado

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