pregunta su hija. Hija – ¿Cuándo conoceré al príncipe elegido para yo poder enseñarle nuestros grandes secretos que tenemos la formula sagrada y la cueva del tesoro? No me queda mucha vida. Bulira dijo ay padre no me hables así que me entristeces hija el tiempo pasa rápido y los que envejecen tenemos que buscar a quien entregarle nuestro poder. Un poco después de la aldea, al oeste acampaba Tota un príncipe apuesto que quería enamorar a Bulira. Tota con su guardia de honor, su brujo y sus capitanes. Opia, un pretendiente más de Bulira, Opia acompañado de su madre y de un criado. El no llevaba ni un arma, Tota para poder enamorar a Bulira hacia desfiles de honor y torneos. En cambio Opia le enviaba colibrís de colores hermosos a los que Bulira le encantaban. Ella era amable con los dos pero era notable que ella amaba más a Opia pero no se decidía. Tota empezaba a enojarse y hacia planes. Una mañana Opia invitò a Bulira a salir al arrollo a agarrar flores frescas Opia de forma cariñosa le miraba a Bulira, de repente Tota apareció con tanta furia, preparó su arma; una gran espada, Tota le atravesó la espada en el pecho a Opia, él cayó al agua con una sonrisa mirando a Bulira, Bulira gritó de rabia lloró sin consuelo y Tota huyó. Y dice la leyenda que desde entonces el rio Opia se llenó de ostras que son cada lagrima que Bulira derramó por Opia. Primaria Belisario Domínguez