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La profesi6n y el enfoque ético 1. CARACTERIZACION E IMPORTANCIA La profesién, docente o no docente, se caracteriza por dos rasgos: el perfeccionamiento propio, del individuo como tal, mediante el e- jercicio pleno de la actividad a ja que libremente aplica sus energias espirituales y fisicas, y el servicio social con el cual esté relacionada toda profesién, de un modo muy especial la profesion docente. Todo trabajo honesto dignifica al hombre, ademas de facilitarle los medios honestos para subsistir. Se puede decir que en la teleolo- gia de la existencia humana el trabajo tiene un fin, que no es otro que el desarrollo del mismo hombre, el desarrollo de todas sus facul- tades espirituales y corporales, La Tierra es para todos los hombres: para que nazcan en ella, para que vivan en ella y para que mueran en ella: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te converti- ras”, sentencié el Génesis. Respecto de estos tres momentos de la existencia es necesario ejercer el trabajo, porque nada esta totalmen- te terminado en nuestro planeta. Ni siquiera en los afios idilicos de la infancia de la humanidad hubo completa holganza, segiin lo de- muestra el precepto biblico: “Dios puso al hombre en el Parafso pa- ra que lo cultivase y lo guardase”’. Como el hombre no ha sido hecho para vivir solo, sino para vivir en sociedad y para la sociedad, el trabajo cumple simulténeamente una funcién personal y una funcién social, Sea remunerativo, o sin cargo, voluntario o involuntario, el trabajo extiende sus frutos al contorno personal de Ja persona que trabaja, Si el trabajo es honesto, esos frutos son un bien para la sociedad, En este contexto no es exacto sostener que cada hombre trabaja porque lo necesita para subsistir,; aunque no haya realmente necesi- dad, tiene que trabajar para darle algiin sentido serio a la existencia. =U Escaneado con CamScanner El hecho de que.sea inmensamente rico no lo exime de esta obliga- cién, porque puede trabajar sin percibir paga, gratuitamente. Y de ese modo se hace un bien a si mismo y hace bien a los dems. El trabajo humano es virtud y ayuda a las demés virtudes; la ociosidad es un vicio y “es la madre de todos los vicios”. EI trabajo es util para el individuo, pero también es un “servicio social”. Estas consideraciones bastarian para que muchas ‘personas que creen ser inutiles, que. se sienten frustradas, trabajen de algin modo (y hay muchos) en beneficio de sus semejantes. . Por pequefio que sea el grupo social —con mayor razén en una ciudad— se hace indispensable Ia distribucién de las tareas, nece- sarias unas, convenientes otras, que satisfacen los objetivos de toda comunidad humana que ha alcanzado un grado elemental de civili- zacién. No todos pueden vender pan, no todos pueden vender carne, no todos pueden ser médicos, no todos pueden ser maestros, etc. Los oficios y las profesiones liberales son tanto mas imprescindibles cuanto mas compleja y mds densa es la estructura de una poblacién, La satisfaccién de la subsistencia material inmediata (alimentos, viviendas, servicios ptiblicos) depende de quienes ejercen oficios; la salud corporal es atendida por los profesionales médicos, enferme- ros. y farmacéuticos; para la solucién de conflictos interpersonales estén los abogados; para recibir una conveniente educacién estén los maestros y los profesores, etcétera. El ejercicio de un oficio y de una profesién es trabajo; trabajo humano para seres humanos. La persona que ejerce un oficio o una profesién realiza un acto humano en beneficio de seres humanos. Por consiguiente, la connotacién ética de los actos realizados por un profesional (0 por el técnico en cualquier oficio) esta marcada por una relacién binaria en la que intervienen el profesional y. el que solicita los servicios del profesional; por esta razén, si cual- quier trabajo es —como lo dijimos— una funcién social, el ejercicio de una profesidn. (0 de un oficio) lo es “reduplicativamente”. Pero ademas lleva implicito un “contrato”, aunque no esté de por medio i acto juridico, ningiin documento escrito: el que solicita la atencién de un profesional —con honorarios, 0 sin ellos— lo hace Para que el profesional lo ayude en la solucién de un problema; si el profesional acepta —con honorario’ o sin ellos—, “ipso facto” queda establecido un contrato, en el sentido en que lo hemos expli- cado, como relacién bilateral. Quiero decir que el profesional que acepta atender al cliente, aun en forma gratuita, se obliga con ello a hacer todo lo posible por dejarlo satisfecho, La Etica Profesional, que se denomina también DEONTOLOGIA, s una aplicacién de los principios generales de la Etica a la activi. dad especifica de cada profesién u oficio. Esencialmente no constituye 142 Escaneado con CamScanner etl eotuos} ey 10d o eiouals ey 10d sopeidoj sojuarwiaqnosep SO] ap asrednsoe1d urs uesojmbue as somo ‘oyUaTWIeUOTDDaj1ad ap sos -IMD-UOd UeZITENJOe as sOUN seAQUOTW ‘OUTITI OUISIUE Ja UOD uadeY Of SOpo} OU ‘ULJUATIEION OC] Is £ ‘osaiZa ns ap spndsep Jeqes ns ueUATO -9198 SOPO} OU ‘soyUArLIOOUOD ap [vpN¥d OUISILL [9 UOD URselBa seyeu -ofsajo1d so, sopo} ou anb soulaqes uatq ‘osiequia UIS “Oplus}qgo ey of onb ojafns jap vous; o voryjuaIo ugioeiedeid ev] op enuer -e3 eUN se ‘]eIDIJO ZapyeA uod o1ad ‘opeatid o ‘[eIOIJO ONIN 1y *soqual]> sopluaaerdsap soy e sorinfsed uesnes (e190 -uandaij eyonur uos) eanbiod ‘uaasod ou soj[a enb sojUstwtoou0Z soy gasod onb opuesuad jp e uapnoe souamnb e euesua [euorsejoid osjey 1 enbiod ‘sajesowruy sejonpuos sp ee as onbiod eByses Aa ve] KX “epiqiyoid yysa saj onb peplaroe wun uoo uezony anb eqanidutos 3s opuens fo] ef ap osod ja opoy vorde sop as so1aiusBur 2 sopezoqe JSOS[RJ,, SOT & 1 (,VUISIpeu eT ep [eSo]I orrosols,,) saqzUstpuodse14109 SOIpNy}se sO] OpeulUiis} Jaqey UIs O ‘BUIIpat op esoIIZd eB] Opes Md JaQLY UIS sOULIajUS IeIND v ULsIpap as anb sot v LBNses Aa] eT opezaio sted xombjens uq ‘uorsojoid ey ta010f9 vied epesrvdoid Bsa euosied vI onb ap [eID1Jo oJUeqoIduIOD Ja UOS OPeBI0}0 O|MIN [2 & sopeqoide souowyxe soj ‘sorpnysa sol ep osino [q ‘oprZeya ey as anb ugtsajoid ey v ouvjye anb of opoy ‘ajuauesnoyad A ayUaUTesTIOA1 ‘Iapuaide vied (OU O vLILySIAAIUN) OLreID.19) Ody) ap eBidIed veuN AmZas o1resasau sa :[euorsajoid pepianoe ey e asivotpep eaed a]UatD Js so OU ‘eIPay vjONIsy e] 2p SOU sles O ODUID soy UA eZURITL as anb ey] so ouloo ‘vide sousw o spur jeimyjno seq euQ ‘[eIeUra|a opeaZ us uauel} SO] O ‘soyUaTWUIDOUOD sosa uduUAaT] OU soO[[a onbiod uasey Of [euorsojoid [ev uspnoe onb soy squsuresioosd ‘aozafo ev] uanb ua soorjyoadss sojusius0u09 suodns ugisajoid epoy, ‘wiouary (e NOISHAOUd WT Ad OIOIONALA OLOAU TA VUVd SOLISINOAU 7 ‘ugiseyoid ns ao4a/a opuvno euotsajoid ja 1399s0d aqap anb saye.our sopepiens sey £ ‘ugiseyord vun equsureysouoy sz0sa/a vind udilixa as onb soyisinbar so] ajuaureAeiq IejUauI0D £ 1e1sWINU e soWeA *(oya ‘ajuaz0p vISojojUoe ‘vIIppiu vISojoJUOaG ‘voIpjan{ vd -o]0}U02q) VIOOTOLNOA #1 A1SIsu0d isa Ug “souO!ENTIS seaonu seso & Aep uaqap Se] aS 09119 enbojuo gnb K 7p} o1u09 Jeuorsajoid 19 Ua uaZixa as Safe1OUl sauOIOIpuoD enb ejunZaid os ojosoyiy [a :se1qel “ed svajo Uq ‘JpuoIsafosd OyuvNe ua. ‘e1quIoY JEP ¥>11p LIONpUOD UI Jos ap ey Owwod ‘peplteisedse epes ud ‘xD91qQuIS9 op LIEN os and *guosied ve] aoar10ut anb ojedsax jo tod eurspour eljosojly ef ap pnio -yos ve] epunjoid uey & ‘squotsajoid seunsye ap o1joisfa je ue uey L b squoPeNys sepesedsaur 9 seANU svI sejUL} UO “LISP -uaseid as an ap ug}oeaTiap wun OI9S SP {[eJoUsD FON YI oP eIUNS!P eYoUsTO euN Escaneado con CamScanner Por razones de ética (dificilmente puede la ley incursionar en este terreno) el profesional debe completar sus conocimientos, sobre todo en los primeros afios inmediatos a su egreso; debe actualizarse no sélo en cuanto a contenidos sino también en cuanto a métodos y técnicas de procedimiento, segtin sea la indole de la profesién. El profesional debe saber y debe estar seguro de lo que sabe, para que el cliente pueda creerle; cuando se sorprenda a si mismo en un error o en ignorancia, debe subsanar el defecto. Y si el defecto ha sido advertido por el cliente, cl profesional debe admitir con toda honestidad su error o su ignorancia, aun con el riesgo de perder al cliente. La incompetencia profesional no es otra cosa que la falta del minimum de ciencia; matematicamente no es mensurable este mi- nimum: no tiene sentido, por ejemplo, establecer que cinco mil o seis mil conocimientos acreditan un saber suficiente. Con un crite- tio flexible se puede pensar que no carece de conocimientos suficien- tes el profesional que sabe cémo resolver la mayoria de los casos comunes (no necesariamente “faciles”) que se suelen presentar en su especialidad. Los casos muy dificiles de resolver hay que poner: los en la cuenta de la limitacién humana; por lo tanto, la ignorancia (privativa invencible) y aun el error (invencible) son éticamente excusables. Cuando se trata de estos casos muy dificiles el profe- sional debe tener la humildad, la sana humildad de consultar a sus colegas. Si un eminente especialista en medicina consulta a otros colegas no tan eminentes como él acerca de un caso grave que se le ha presentado, suben los quilates de su conducta ética, y su ciencia no se desprestigia ante los ojos de nadie. jCudntos males graves se evitarian en el campo de Ia actividad profesional si el orgullo per- sonal se doblegara ante los valores éticos! Cada profesién es una especialidad. No consultamos a un abo- gado por un malestar estomacal, ni a un arquitecto por un pleito de aranceles. Pero ademas el ejercicio de las profesiones modernas se ha sub-especializado por la variada gama de los problemas que se presentan. Es como si dijéramos que algunas profesiones se.sub- dividen en sub-profesiones: hay abogados que se especializan en de recho penal, otros en derecho comercial, o en derecho internacional, © en locaciones; hay médicos cardidlogos, endocrindlogos, traumaté. logos, pediatras, geriatras, etc. En estos casos hay una ciencia gene- ral, pasica, que caracteriza a la profesién (la medicina, el derecho, etc), y una sub-ciencia, derivada de Ia anterior, que profundiza y particulariza algunos de los conocimientos que estan en ta ciencia general. Pues bien: la Etica exige que el profesional no traspase Tos limites de la especialidad a Iu que se dedica, salvo en casos de emergencia, y advirtiendo al consultante que su especialidad no con- templa el problema sobre el que se lo consulta. Cuando no se trata 14 Escaneado con CamScanner de una emergencia (urgencia), la actitud ética que corresponde es aconsejar al cliente que acuda a un especialista en la materia. b) Idoneidad. Es la aptitud para ejercer la profesién. La cien- cia, por muy vasta y profunda que sea, no implica en quien la posee aptitud para el ejercicio de la profesién. Aunque tedricamente el titulo es una habilitacién profesional, es un aval de ciencia y de idoneidad, puede ocurrir que haya en la persona, antes de obtener el titulo, o después de obtenerlo, alguna falta de idoneidad que haga inmoral (no necesariamente ilegal) el ejercicio de la profesién. La falta de idoneidad antes de obtener el t{tulo impide obtenerlo, aun- que se posea mas que suficiente ciencia, en la profesién docente, por ejemplo; un tartamudeo crénjco, no importa que sea psiquico, © una semisordera, 0 la gangosidad son deficiencias que al profesor de Practicas le impediran aprobar a un alumno tanto en los cursos de Magisterio como en los de Profesorado. Pero en otras carreras universitarias donde no se toma mucho en consideracién el aspecto practico del desenvolvimiento personal ante los demas, alguna falta de idoneidad puede no ser impedimento para obtener el titulo pro- fesional. La falta de idoneidad después de terminada la carrera profesional es mas frecuente, por el desgaste natural del organismo, o por hechos accidentales: el mal de Parkinson contraido a los cin- cuenta afios por un cirujano lo hace no idéneo para operar; la pérdida total o casi total de la audicién es una falta de idoneidad en el profesional de la ensefianza. c) Vocacién. Es el requisito mas diffcil de detectar objetiva- mente, por la simple razén de que es totalmente personal. “Voca- cién” significa “llamado” interno hacia un tipo determinado de acti- vidad. Hay vocacién para la docencia, para el arte, para la mater- nidad, para el matrimonio, para el comercio, para la vida religiosa, para Ja artesania, etc. Y, naturalmente, hay personas que no tierern vocacion para el matrimonio, para el comercio, para la docencia, etcétera. La vocacién, que es una inclinacién del espiritu hacia una acti- vidad que produce en el sujeto satisfaccién y gusto, generalmente supone CJENCJA e IDONEIDAD, pero no siempre es asi. Hay per- sonas gue experimentan un Jlamado hacia la actividad docente, y cuesta convencerlas de que no son aptas por alguna razén; otras quieren dedicarse al canto, porque tienen un hermoso timbre de voz, pero no tienen ofdo musical, La ciencia a veces origina la vocacién; otras, Ja vocacién Ieva a la adquisicién de la ciencia, sin Ja cual el Iamado no se convertiré en realidad. La profesién (lo mismo que el oficio) es un medio de vida; es actividad lucrativa, es decir, con ella se obtiene lucro, ganancia de dinero, el cual se utiliza como medio para conseguir todas aquellas M45 Escaneado con CamScanner cosas que ayudan a conservar y a perfeccionar la existencia. Pero ademas —lo hemos afirmado y explicado— es un servicio para la comunidad, un servicio que revierte al propio sujeto que sirve, al profesional. Servir a los demas es un objetivo ético de la actividad de la persona; por ende, también lo es de cualquier profesién. Cuan- to mas culto sea el profesional y cuanto mas sepa respecto de todo Jo que de algtin modo concierne a su profesién, cuanto mayor sea su aptitud para la clase de trabajo que ha elegido, cuanto mas clara ¢ imperiosa sea su vocacién, mejor serviré a sus semejantes, mejor se realizara. Si Io wmico (0 lo primero) que motiva al hombre para elegir su profesién u oficio es el lucro, esta mal orientado; puede ser que acierte en un enfoque econémico, en cuanto al porvenir de su posi- cion social; puede ocurrir también que ogre su plenitud personal, pero no es lo mds probable. Si se orienta en primer término por su _vocacién y sus aptitudes, y ambas coinciden, sélo entonces podra pensar si la profesién que elija lo sostendra econémicamente a él y a su familia. No se trata de elegir la profesién que dé mas ingresos mensuales, sino la que satisfaga la idoneidad y la vocacién de la persona y que, al mismo tiempo, proporcione ingresos mensuales holgadamente suficientes para subsistir. Asf, es éticamente mds acep- table, aplicada a los adolescentes de la Escuela Media, la Orientacion Vocacional que la Orientacién Profesional: aquélla debe indicar el camino a ésta, no a la inversa. Esta forma de pensar, esta concepcién ética no se ajusta mucho a las concepciones materialistas y positivistas de la actualidad, al afan de enriquecimiento rapido, al principio de “trabajar muy poco, emplear poco tiempo y ganar muchisimo dinero”. Sin embargo, esta concepcién ética respecto de las profesiones humanas es la nica que ayuda a vivir en paz y a lograr la felicidad. 3. CUALIDADES MORALES DE LA PROFESION a) Autoridad y responsabilidad. El profesional.es una autori- dad; no una autoridad en sentido politico sino en sentido cientifico. Se llama autoridad en sentido cientifico a una persona que, en una determinada rama de la ciencia, posee un vasto y profundo conoci- miento y tiene la virtud de la veracidad, que consiste en manifestar Jo que se piensa. En otras palabras: una autoridad es una persona competente en un determinado nivel cientifico y es veraz. Los que conocen estas dos cualidades de una persona estan dispuestos a creer lo que esa persona diga respecto de los otros temas. La auto- ridad es el fundamento de los actos de fe que una persona hace en cuanto a lo que manifiesta otra persona acerca de los temas que conoce. 146 Escaneado con CamScanner i ; ea lo que otro dice deben darse simulta. ici encionadas: competencia en los co- neamente las dos condiciones jad en la manifestacién de esos cono. nocimientos (ciencia) y veraci fi is ‘mientos (verdad moral). Una persona de gran profundidad de Ciber en fisica o en biologfa, pero de cuya veracidad se duda, no es digna de crédito, porque no se tiene ee en ee) responde a una pregunta sobre fisica 0 bio logia, dice lo que piensa. Si duidamos de los conocimientos del médico le perdemos la con- fianza, no acudimos mas a él. Si no dudamos de su saber, pero nos hemos enterado de que suele mentir, de que no es habitual- mente veraz, también le perdemos Ia confianza. De donde inferi- mos que la autoridad, asi entendida, es una persona que tiene el “habito” de saber y el “habito” de ser veraz; y que no toda persona que sabe mucho es, sdélo por eso, una autoridad. Es claro que el vulgo cree a aquel que sabe, sin investigar si es, 0 no, veraz; pero aunque no haga ninguna investigacién, le cree porque supone que es veraz mientras no se le pruebe lo contrario. Y el profesional debe ser una autoridad. Los que acuden a con- sultarlo, los que solicitan sus servicios lo hacen porque suponen que él “sabe” (si no, gpara qué lo van a consultar?) y que les dira lo que sabe, y que tiene seguridad de lo que les dice 0 meramente una opinién; y que si no. sabe, les confesar Manamente que no sabe; con lo cual su confianza en él no desaparecera ni disminuira, sino que se aumentard, porque ven la autenticidad, la “veracidad” con que se comunica con ellos. Asi procede un profesional que tiene Etica. Y asi nos ratificamos en la persuasién de que es necesario el incremento y la actualizacién de los conocimientos especificos del profesional: asi crece paralelamente su autoridad por el flanco de la inteligencia; y por el flanco de la voluntad también crece su auto- ridad si a los ojos de sus clientes va creciendo el prestigio de su veracidad, que es una virtud moral. Cabe, entonces, una enorme responsabilidad ética y juvidica en el profesional; y mas ética que juridica. Porque algunos actos hu manos del profesional acusan una irresponsabilidad que sélo es co nocida por su propia.conciencia moral, sin trascenderla; no estan, por consiguiente, al alcance de la accién juridica. La responsabilidad mora] no se cimenta en las normas legales, ni en las sanciones ju- ridicas, ni en Ja imagen que el profesional proyecta con su actuacion en Ja pantalla de la sociedad. El profesional que parece y aparece éticamente correcto, cuya responsabilidad es ptiblica y notoria en el desempefio de sus actividades especificas, cumple con su deber, con el compromiso que ha contraido con los miembros de la comin” dad, realiza un servicio social, aunque su irresponsabilidad mor, Pero para que uno’ cr * ci de si algunas o muchas veces Ja hubo, no salga del secreto fein de Ja conciencia. La imagen no queda alterada; pero la realidad, 4 147 Escaneado con CamScanner es la persona misma del profesional, queda intimamente vulnerada, consciente de que, en lugar de progresar hacia la plenitud del ser, regresa a los primeros estadios de su desarrollo humano. _,_ 10 importante es sefialar que, cuando el sentido de responsabi- lidad no echa sus raices en la conciencia moral, el hombre, sea pro- fesional 0 no, tiene muchas dificultades en mantener exteriormente la mascara de “responsable”; tal vez la mantenga durante un corto lapso, en una constante situacién de violencia, con el temor de que _ Salga a la luz la disociacién entre el “dentro de” y el “fuera de” que se niegan mutuamente. La conciencia de la responsabilidad no se adquiere al ingresar en el profesionalismo. El proceso largo y lento de la educacién, en el que intervienen, completando los unos la accién de los otros, padres y educadores, incluye la formacién de esa conciencia de la responsabilidad. Cuando se dice de un nifio de cinco o seis afios, que es un inconsciente, lo que se quiere decir es que es un irres- ponsable. Y, efectivamente, a esa edad lo es; no ve el alcance de lo que hace, de las palabras que pronuncia, de sus “desobediencias”; por esa razén no existe en él propiamente el arrepentimiento, no capta la nocién de culpa. La responsabilidad va naciendo y creciendo con el desarrollo paralelo de Ja inteligencia y de la voluntad, sobre todo de esta ulti- ma. El que hace el bien moral es responsable de lo que hace, por- que la voluntad tiende a ese bien moral; y el que hace el mal moral también es responsable de ese mal gue hace, porque la voluntad tiende al bien del que se aparta. En la profesién no hay otra res- ponsabilidad: hay otra clase de actos humanos, distintos de los de Ja vida privada del individuo. En conciencia sabe el profesional !o que debe hacer y cémo lo debe hacer y cudndo lo debe hacer y donde lo debe hacer; si descuida alguno de estos aspectos de su accion, 0 todos, es consciente de que ha obrado mal, de que debe dar cuenta a los damnificados de que ha obrado mal, o de que ha de reparar el mal hecho a los damnificados, aunque éstos no lo adviertan. Es una forma de cumplir con la virtud de 1a justicia. Deber de justicia es, en el Ambito de la Deontologia, el cumpli- miento de todo aquello quc el profesional promete hacer para sa- tisfacer a su cliente; si hace todo lo que puede, cumple con la justicia, aunque no se obtengan los resultados apetecidos; si es ne- gligente en preocuparse de lo que interesa a su cliente, comete _ injusticia en la medida de su negligencia. b) La honestidad intelectual: buscar, aceptar, amar, vivir y transmitir la verdad. Como el objeto de la voluntad es el bien, asi el objeto de la inteligencia es la verdad. La expresién “honestidad intelectual” designa una combinacién de voluntad e inteligencia, pues- to que “honestidad” es lo mismo que decir “bondad moral”, y el 148 Escaneado con CamScanner adjetivo “intelectual” designa todo lo que es relativo a la inteligencia. De modo que la honestidad intelectual es la conducta moralmente buena en el ejercicio de la inteligencia. Toda persona debe ser in- telectualmente honesta; pero necesitan mas esta honestidad aquellos que tienen como profesién la actividad intelectual: investigadores, historiadores, escritores, docentes, conferenciantes, periodistas, fil6é- sofos y profesionales en general. Buscar la verdad no significa otra cosa que conocer la verdad, entendida ésta en su acepcién légica (adecuacién del pensamiento con la realidad objetiva). Los juicios de los hombres, que se reflejan en Ja palabra oral o escrita (conferencias, conversaciones, clases, libros, revistas, periddicos, etc.), son todos ellos —los juicios— ver- daderos 0 falsos. El problema de la verdad, que ha preocupado al ser pensante desde la época de los presocraticos hasta nuestros dias, es cémo conocer si un juicio emitido por una inteligencia es verda- dero, o no. En principio sabemos que la verdad de un juicio con- siste en la conformidad de su contenido con la realidad; y que la falsedad es la disconformidad del juicio con la realidad. Cuando piensas que Ilueve, y Ilueve; cuando piensas que no Ilueve, y no Ilue- ve, hay verdad en tu pensamiento. Cuando piensas que Ilueve, y no llueve; cuando piensas que no Hueve, y Iueve, hay falsedad en tu pensamiento. La tinica forma de comprobar la verdad de un juicio es confron- tarlo —directa o indirectamente— con la realidad objetiva. A veces es facil esta confrontacién; otras veces es dificil, o muy dificil. Pero al hombre le incumbe siempre buscar la verdad en los asuntos cruciales de su existencia; y al profesional, buscarla respecto de todo lo que esta relacionado con su actividad especifica. La biisqueda de la verdad se realiza en el plano del conocer. Las decisiones que se tomen después de conocida la verdad dependen de muchos facto- res, que son independientes de la verdad misma. Hay virtudes mo- rales —entre ellas, la prudencia— que aconsejan en qué sentido debe tomarse una decisién; por desagradable que sea ésta, no hay que cerrar Jos ojos.a la luz de la verdad, porque “la verdad nos hara libres”. Aceptar y amar la verdad es la veaccién légica y natural de quien ha buscado Ja verdad y Ia encuentra, La btisqueda es volun- taria; eso significa que uno ja va a aceptar y la va a amar cuando la encuentre, y que se alegrard de poseerla, pese a las consecuencias de todo orden que se sigan del hecho de conocer 1a verdad. Muchas veces los perjuicios que trae consigo el conocimiento de la verdad induce a negarla, a ignorarla, como si fuera posible lograr con un acto de la mente que no haya sido lo que realmente ha sido, 0 que no sea lo que realmente es. Vivir la verdad es tomarla tal cual es: 140 Escaneado con CamScanner si va acompafiada de la fortuna, alegrarse; si viene con la desgracia, levantar el 4nimo, obrar con fortaleza, que es una de las virtudes morales. Transmitir la verdad es honesto siempre que esa transmisién se ajuste a las normas de moralidad; porque, aunque la verdad en si siempre es un bien, los efectos de su conocimiento pueden ser a veces malos, fisica o psfquicamente, para aquellos a quienes se transmite. Aqui también la prudencia es la infaltable consejera. La afirmacién de que siempre hay que decir la verdad es un sofisma. La tnica verdad, éticamente hablando, es que siempre que se deba decir la verdad, hay que decir la verdad. Si un profesional revela un secreto de su cliente a otra persona, dice la verdad y comete un acto inmoral y, ademas, ilegal. Si un funcionario policial le dice a una mujer que ha tenido un infarto el dia anterior, que su hijo ha sido detenido por haber asesinado a una persona en la via ptibli- ca, comete un acto inmoral, aunque diga la verdad. Si es verdad que no siempre hay obligacién de decir la verdad, también lo es que hay obligacién moral de no mentir. La mentira es la expresién oral o escrita destinada, por la intencion del que la usa, a engafiar a otra persona. Distinguen los autores tres clases de mentira: la mentira jocosa, que se dice por juego, por diversién; la mentira oficiosa, que se dice por interés de quien la dice, o de un tercero; la mentira dafiosa, que se dice para perjudicar a un tercero. Decir algo que de hecho no se ajusta a Ja realidad objetiva, pero que es lo que el sujeto piensa, no es mentir, puesto que la persona es, en ese caso, veraz: manifiesta lo que piensa, aunque, sin ella saberlo, lo que piensa es légicamente falso. La mentira es intrinsecamente inmoral, dentro de una escala que va de lo escasamente malo hasta lo gravisimamente malo. La men- tira dafiosa es muchas veces una falta grave y hasta gravisima, segan sean las consecuencias que de ese acto se sigan en perjuicio del projimo. La calumnia, oral (en conversaciones) o escrita (en diarios © revistas o libros), es una especie de mentira dafiosa; y por cons- tituir un tipico caso de injusticia, exige una reparacién proporcional al dafio infligido, como ocurre con el robo, La mentira dafiosa es gravemente. mala si hubo intencién de causar un dafio grave, aun- que de ‘hecho no lo haya causado, Lo peor que le puede suceder a una persona en el.ejercicio de su profesién es que lo consideren mentiroso, con fundamento, en el medio donde actia. El profesional debe guardar el secreto de lo que sabe por su profesién. Si al ser interrogado acerca de la materia sobre la que versa el secreto, contesta: “No sé”, su.acto no es una mentira, por- que (se supone) su intencién no es engafiar al que pregunta, sino darle a entender que no puede decirle la verdad sin quebrantar el 150 Escaneado con CamScanner secreto profesional. Toda persona medianamente culta debe saber que un “no sé” de un profesional significa que éste realmente no sabe, o que sabe, pero no puede decir nada por razones de ética. Hecha esta salvedad, es claro que el profesional, como cualquier hombre, debe transmitir la verdad para ilustrar a sus clientes, para hacerles comprender el porqué de los pasos que da, las dificultades que aparecerdn antes de llegar al fin, las probabilidades (muchas, pocas o escasas) del éxito de su empresa. El profesional debe ser franco con su cliente y no engafiarlo (dilatando un proceso médico, juridico 0 psicoanalitico, por ejemplo) por motivos de lucro. Asi como algunas veces debe confesar su incompetencia para resolver una cuestién, también debe manifestar al cliente que no necesita ninguna atencién profesional, que puede resolver solo: el problema, si realmente ésa es la verdad. Todas estas consideraciones sefialan un camino de rectitud mo- ral, una conducta ética que no debiera estar nunca separada de la actividad profesional. Vivimos una época en la que las graves situa- ciones econémicas afectan no sdélo a las clases menos pudientes de Ja sociedad, sino también a las clases profesionales. Médicos y abo- gados, que antafio tenian su propio y cspacioso lugar de atencién, se ven obligados hoy a compartir el mismo consultorio, alternando los dias y/o los horarios de consulta. La clientela mengua en los estudios, consultorios y auditorfas cuando hay escasez de dinero y desempleo, porque la gente acude al profesional sélo en los casos de urgente necesidad, y deja la solucién de los problemas menos urgentes para tiempos mejores. Pero el profesional debe mantener, aun en esas circunstancias, su equilibrio ético; no debe tratar de compensar su ajustada situacién econémica utilizando recursos y tacticas que son, sin lugar a dudas, faltas de ética profesional. Escaneado con CamScanner Pero, en fin, para algunos ser monitor constituia una verdadera experien- cia, la cual les permitia adquirir conciencia de sus fuerzas y de sus aspiraciones; legado el momento, éstos Ppasaban con satisfaccién de submaestros a maestros, por cuanto se sentian dispuestos y lamados a ello. Pero, ¢llamados a qué? Evidentemente, a dejar de ser por completo lo que segufan sicndo casi todos los dias: alumnos, estado manifiestamente inferior, y a ser lo que no eran sino accidentalmente y por favor, no de derecho: maestros, estado manifiestamente superior... De modo que la vocacién pedagégica que algunas veces sentian crecer ciertos monitores no era otra cosa sino cl deseo de mandar a su vez, no accidentalmente ni por delegacién, ... sino de modo permanente y personal. Y esta falsa vocacién resultaba doblemente peligrosa. (La escuela nueva, pags. 123-126). Escaneado con CamScanner Deontologia de la profesion docente 1, OBLIGACIONES DEL EDUCADOR CONSIGO MISMO La gravisima importancia de la educacién esta en la mente de todos los gobernantes, de izquierda y de derecha, democraticos y totalitarios, esta en la mente de todas las organizaciones eclesiales, cristianas y no cristianas; esta en el corazén de los padres que se preocupan del porve- nir de sus hijos. Si en el orden material la seguridad de un Estado exige mantener’ un presupuesto de armamentos, para defenderse de los enemi- gos exteriores e interiores, también en el orden espiritual la seguridad de un Estado exige mantener un presupuesto para la educaci6n de la nifiez y de la juventud. Y con mayor razén, Porque la defensa de un pats obe- dece a principios de alta politica, y esos principios son el fruto (bueno o malo) de la educacién recibida, Suele decirse que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece -cuando los ha elegido libremente-; es verdad: si a los nifios y a los j6venes no se los educa de acuerdo con una menta- lidad de convivencia humana, con el respeto a las normas fundamentales de la ética y a Ja jerarqufa de los valores, cuando tengan que ejercer los derechos civiles de votar no sabrén a quién elegir, qué plataforma elec- toral es la mds conveniente para el bienestar general de la nacién, El Ministerio de Educacién y Justicia de la Nacién, teniendo en cuen- ta los principios de alta politica a que nos hemos referido, considera que los futuros docentes-alumnos de los Institutos de Profesorado para Escaneado con CamScanner Ja Ensefianza Preprimaria, Primaria y Media- “deben: a 1- adquirir la formacién ético-profesional ,requerjda, en sus dimen-. _ siones individual y social; 2.- desarrollar y afianzar conductas y actitudés relativas a la funcién’ social y a la vocacién de servicio inherente al ejercicio de sui pro- < fesion; 3.- contar con un espacio para la reflexién, el estudio e integracion de conocimientos ‘teérico-practicos sobre el fundamento de las acciones vinculadas al ejercicio de la profesién docente; 4,- conocer las condiciones indispensablés para el ejercicio de la mis- ma; 5.- conocer y comprender la responsabilidad administrativa para su correcto cumplimiento; 6.- adherir a los valores de la cultura nacional, la defensa del estado de derecho y la convivencia democratica, asf como a la armonia entre los pueblos”. (Resolucién Ministerial NO 564 del 20 de marzo de 1986). Estas seis obligaciones que el Ministerio impone a los que aspiran‘al noble ejercicio de la docencia, se adecuan a los objetivos de una educa- cion fundada en los prin¢ipios democraticos;'a los objétivos de una edu- *') caci6n que es mucho mas que instruccién, ‘porque contempla al indivi- i duo todo; atiende a su desarrollo somatico y espiritual, apunta a una madurez de totalidad, a una adultez que independiza al hombre de quie- nes lo engendraron y que le permite tomar decisiones por sf y ante si. Es un proceso que abarca el perfodo pre-escolar, la ensehanza primaria y la secundaria (a veces también, aunque no es de rigor,-la terciaria y la universitaria). El hombre nace no-educado, pero educable, La educacién no modifica sustancialmente la naturaleza humana; modifica accidental- mente al ser sustancial que es el hombre ya‘cuando es concebido y, por * Jo tanto, en el momento de nacer; y lo modifica con el fin de que Negue ala maduracién perfectiva de sus facultades naturales. Los padres son los primeros y natos educadores de sus hijos; pero en vista de que la educacién que imparten es generalmente parcial y asiste- mdtica, se impone como una verdadera necesidad la sistemdtica, que co- ire por cuenta de instituciones oficiales y privadas. Ya se ve que la educacién tiene como fin, y como fruto, tanto la per- feccién del individuo como el bienestar de la comunidad nacional e in- ternacional. Se educa para el bien del educando, que es el propio sujeto de la educaci6n; se educa para la familia, de la cual es miembro; se edu- ca para el pais a que pertenece y se educa también para la comunidad 158 Escaneado con CamScanner internacional, porque, ahora mds que nunca, las naciones todas consti- tuyen una sola sociedad humana. Una enorme responsabilidad pesa sobre los hombros de los educado- yes. Son responsables de sus palabras, del tono con que las dicen; de sus silencios, de sus gestos, de los contenidos de sus ensefianzas, de las ex- periencias en las que hacen participar a los educandos, de los ejemplos que dan con su propia conducta; son responsables de su vida publica (porque de un modo o de otro son funcionarios, delegados por el Esta- do o por los padres) y de su vida privada. La vida privada de un profe- sional puede no interesarle al cliente: el paciente seguiré el tratamiento que le da su médico, aunque éste, que padece la misma enfermedad que 4l, no lo siga. El “mal ejemplo” del profesional no suele perjucicar al cliente. En la educacién las cosas pasan de otro modo, no tanto en el or- den de los conocimientos que se imparten, cuanto en lo referente a la conducta general del educador; el nino y el adolescente ven muy alto al maestro o al profesor, lo admiran, lo idealizan (como idealizan a un ac- tor de cine, a un cantante, a un deportista famoso, pero con un enfoque diferente, mucho mds profundo en el caso del educador). “No me gusta la materia que Ud. ensefia —le dijo un dia un alumno a su profesor—- “pero me gusta la manera con que Ud. ensefia”. Y Lucio Séneca escri- bid en el siglo I: “Elige por maestro a aquel a quien admires, mas por lo que en él vieres que por lo que escuchares de sus labios”. Dijimos en el Prélogo que las crisis politicas y econémicas que sacu- den al mundo en la actualidad son, en ultima instancia, crisis éticas. Ra- tificamos la asercion. Y aceptamos con honestidad intelectual —aunque nos duela— la verdad de las declaraciones de algunos pensadores contem- poraneos, quienes sostienen que todas las crisis actuales son “crisis de educacién’”’. Esto significa que la crisis en la formacién ‘‘intelectual” de ja juventud, pero sobre todo en la formacién “moral”. No se puede esperar mucho de los alumnos que egresan de la Escuela Media con al- tas calificaciones en las asignaturas cientificas, pero poco ‘tinformados” y mezos “formados” en cuanto a.los problemas practicos que se plan- tean a la cociencia moral del hombre del siglo XX. En el educador, como en todo profesional, deben.cumplirse los-tres requisitos ya mencionados: ciencia, idoneidad y vocacién, El educador —el docente— tiene la obligacién de dominar las asignaturas que ensefia, no contentandose con poseer tnicamente las conocimientos que adqui- ri6 en los afios de sus estudios; los cursos de perfeccionamiento y sobre todo ia asidua Jectura de obras actualizadas le permitirdn ampliar la ex- nsisn y la profundidad de su saber, Aceptar una catedra para la que no es ta cientificamente preparado es una falta de ética, aunque hubiera obtenido el titulo correspondiente. No ser apto 0 poco apto para ense- far es también una falta moral; porque la ensefianza de quien carece de 159 Escaneado con CamScanner aptitud resulta ineficaz para los alumnos. Ser un insigne escritor, un bri- lante literato, un prestigioso cientffico, un gran pintor, no son cualida- des que implican necesariamente la aptitud docente, como lo comprue- ban con frecuencia colegas y alumnos. La posesién de la ciencia no es suficiente para que su transmisién sea eficaz. En cuanto a la vocaci6n, en pocas profesiones es tan importante como en la tarea educadora; di- ficilmente pueda estar ensefiando y educando durante mucho tiempo una persona que carezca de vocacién; pero lo més pernicioso es que la falta de vocacién se refleja en casi todas las conductas habituales del docente. El educador debe serlo de alma, y el que no tiene vocacién pa- xa educar no tiene alma de educador. Toda persona que aspira a entrar en la carrera docente tiene la obli- gacién de pensar si es capaz de afrontar con éxito el estudio de todas las asignaturas que hay que aprobar para obtener el titulo docente; si tiene aptitudes fisicas y psiquicas para ejercer como docente, una vez obteni- do el titulo; si tiene inclinacién (si le gusta) a ensefiar més que a dedi- carse a cualquier otra actividad. Si no hace este examen de conciencia (recabando la opinién de los expertos, para salir de dudas), esa persona es temeraria: se expone a la propia frustracién y a la de sus alumnos. En la Unidad 7, 3.a) explicamos el alcance de la responsabilidad mo- ral (no tnicamente juridica) de todo profesional. En el caso del docente hemos de agregar que él es responsable no s6lo de todo lo que dice y hace en sus clases, sino de todo lo que él es, de su comportamiento mo- ral; debe ser como Sécrates, que enseiié a sus discipulos a respetar la ley y él murié por respetar la ley que lo condené a beber la cicuta: “Algunos razonamientos més —escribe Jenofonte— se afiadieron por el filé- sofo y por los amigos que hablaron en su defensa. Mas no ha sido mi inten- tovreferir los pormenores de ese célebre proceso. Bastame haber demostra- do que Socrates crefa de gran importancia el no mostrarse irreverente con los dioses ni injusto con los hombres. Lo de conservar la vida crefa que no debfa pedirse con humillaciones; antes bien, estaba convencido de que era la ocasién oportuna de morir; y que era ésta su conviccién claramente se vio después de pronunciada la sentencia, Se lo invité primero a que conmu- tase la pena capital por una multa; y ni accedié a ello, ni permitié que sus amigos la entregaran, pues decfa que condendndose a una pena pecuniaria tenfa que confesarse culpable, Quisieron luego sus amigos proporcionarle una huida; mas la rehus6 también, y aun les pregunté, con cierto humor, si ellos tenfan noticias de que hubiese fuera del Atica algin lugar inaccesi- ble a la muerte” (Apologa de Sécrates, pig. 97). En funci6n de esta influencia que su comportamiento moral tiene en sus educandos, el educador-docente debe organizar:las demas manifes- taciones de su conducta; El equilibrio psicofisico, es decir, la igualdad de las dos balanzas, la psiquica y la fisica de nuestra personalidad, es una cualidad que la Eti- 160 Escaneado con CamScanner | , ca exige en el educadoy; cuando no se ha legado atin a ese equilibrio, por falta de madurez intelectual, o afectiva, 0 fisiolégica, no se esta en €ondiciones de educar, ya que educar es trabajar en forma vivencial, no puramente teérica, para que otros vayan adquiriendo su propia.madu- rez; y cuando ese equilibrio se ha alterado temporalmente, por algin accidente psiquico o ffsico, o se ha perdido por la avanzada edad, tam- poco se estd en condiciones de educar, aunque el docente se haya distin- guido en tiempos pretéritos por sus dotes de excepcional educador. En este Ultimo caso suele ser doloroso retirarse de la actividad docente; pe- ro es el momento en que, haciendo obrar a la raz6n sobre la afectividad, el educador tiene la obligacién de pasar a situacién pasiva, por el bien de los alumnos, para que éstos no sufran detrimento en la marcha del proceso educativo. Ast como es antiético (y anticonstitucional) dejar cesante a un docente por razones de edad, si tiene suficiente aptitud fisica y psfquica para continuar al frente de los alumnos, asf es obliga- cién del docente retirarse de la ensefianza cuando se ha alterado su equi- librio psicoffsico, aunque las autoridades no hayan determinado atin su retiro. El equilibrio psicofisico supone un firme dominio de la funcién volitiva sobre los sentimientos, sobre las emociones, sobre las palabras, Jos gestos y los movimientos de! cuerpo en general. El educador debera examinar en sf mismo qué excesos 0 deficiencias hacen peligrar ese e- quilibrio, segtin que sus rasgos temperamentales sean leptosomaticos o picnicos, esquizoides o cicloides, hipertiroideos 0 hipotiroideos. El decoro es la manifestacién corporal de la idiosincrasia interna de la persona, de su espfritu: el cuidado que pone cada uno en el aseo per- sonal, en su forma de vestir, que denota sobriedad y buen gusto y ade- cuaci6n a las circunstancias de lugar y tiempo, sin rendir pleitesfa al lu- jo; su modo de andar, sus gestos, las tonalidades de su voz y el vocabula- rio que usa --técnico cuando corresponde, castizo pero no anticuado ca- si siempre, nunca vulgar ni grosero—; todo esto constituye el decoro, que dice mucho en favor del educador, que serd, ante los ojos de sus a- Jumnos, e] modelo de lo que muchas veces, con insistencia, les inculcara de palabra a los nifios y a los adolescentes. No atenta contra el decoro del que ensefia la pobreza con que se viste, pero si la dejadez, la incuri la desprolijidad, el desorden en tener y manejar los papeles... porque es- tas faltas arguyen poco respeto hacia sf mismo y hacia los alumnos. Vie- ne muy al caso refirmar ahora, a propésito del decoro en la presencia fisica del maestro, lo que dijimos en las Ifneas anteriores: el educador tiene la obligacién de ofrecer en s{ mismo el ejemplo de lo que ensefa. La perseverancia en. e) obrar bien, es decir, en el obrar virtuosamen- te, es uno de los escollos con que tropieza la vida moral del ser humano. No es diffcil obrar bien algunas veces, © muchas veces durante algin tiempo; lo dificil —no diremos imposible— es perseverar en el bien; y es dificil porque en general cuesta proceder honestamente, porque surgen 161 Escaneado con CamScanner en el camino, a diestra y siniestra, peligros y tentaciones de dejar el bien comenzado, y porque, en fin, la voluntad es versatil, no se fija mucho tiempo en el bien moral alcanzado, El educador no es una excepcién a esta secuela de la naturaleza humana. El flamante titulo de maestro o de profesor da en los primeros ajios de la erfsefianza un impulso vital que arrasa con todas las dificultades que salen al paso, que supera las contrariedades del quehacer cotidiano, que ignora el cansancio de expli- car las cosas setenta veces siete para que los alumnos las asimilen. La perseverancia en la conducta ética que se ha comprometido a observar el educador se hace menos dificil ( jpuede hacerse facil!) cuando éste se ha decidido a segitir la carrera docente porque se siente con aptitud, porque se siente fuertemente llamado a ella, y porque se ha entregado a esta misién —que es un verdadero sacerdocio laico— con todas las ener- gias de su espiritu. La cosmovisién es la visién de la inteligencia acerca del origen y sen- tido de todo el universo; pero no una vision de naturaleza cientifica — que no le compete al docente como tal— sino una interpretacién de naturaleza filos6fica, que explique racionalmente el porqué de este mundo en que vivimos, el porqué de la existencia del ser humano, el para qué de todo lo que hacemos, etc, Se supone que el educador, mien- tras estudiaba, se fue formando una idea global, aunque tal vez algo im- precisa de estos interrogantes y de las respuestas respectivas, Se supone que después de sus estudios digirié y asimilé algunas de las respuestas conocidas, o que hallé por si otra respuesta. Porque un educador no de- be ser indefinido respecto de los problemas vitales que afectan a la exis- tencia y al quehacer del hombre. Tiene que haber pensado y re-pensado si es una respuesta satisfactoria el escepticismo universal, 0 el realismo, © el idealismo, 0 el positivismo, o el humanismo ateo, o el humanisme cristiano, o el naturalismo, o el indiferentismo, o el pesimismo, o el op. timismo césmico, o el nihilismo. Los alumnos (sobre todo los adolescentes) pueden preguntar en cual- quier rnomento, oportuna o inoportunamente, si es verdad que existe Dios, o que existen los dioses de Homero; si es verdadero el espiritismo y la reencarnacién de las almas; si después de la muerte no hay nada... Y¥ al educador le incumbe darles una respuesta satisfactoria, honesta, que coincidira, 0 no, con la que esperan oir los alumnos. No hay que olvidar que ej educador es un guia; si es un guia ciego, porque no ve dénde esta ni para qué est4, yno es verdad que conduciré al precipicio a quienes guia? La actualizacion y perfeccionamiento a que ya hicimos referencia en Ja Unidad 7, 2, al comentar los requisitos que se exigen para el ejercicio de la profesién, versan, por supesto, acerca de los conocimientos y mé- todos cientificos y pedagégicos modernos; pero, ademds, tienen un al- cance filos6fico: el andlisis y correspondiente critica de los fundamen- 162 Escaneado con CamScanner tos en que esos métodos se apoyan. El educador tiene la obligacién mo- ral —aunque no la tenga jurfdica— de conocer la historia de su profe- sién, la “Historia de la Educacién”, que esté lena de fecundas expe- riencias, con frutos buenos y malos, que es ‘‘maestra de la vida” de los que forman a la juventud. En todas las grandes civilizaciones, en todas las artes y en todas las profesiones la historia marca una tradicion, un pasado que no “por pasado” debe ser considerado necesariamente malo; como tampoco lo nuevo y actual es necesariamente bueno “por ser nue- vo’. Por otra parte, el “hoy” vive gracias al “ayer”, como el ‘‘mafiana”” vivird gracias al “hoy”. La tarea de educar es paralela a la existencia de la humanidad; el e- ducador de hoy es fruto de la educacién de ayer; si es capaz de educar al nifio que sera el hombre de majiana, esa capacidad de algin modo la ha recibido de los educadores de ayer. En la tarea educativa no tiene ra- z6n de ser el enfrentamiento que algunas corrientes pedagégicas moder- nas provocan entre “la escuela nueva” y “la escuela tradicional”. La ac- titud seria, sensata, equilibrada y libre de prejuicios del educador consis- tir: 19) en extraer de los hechos y principios sustanciales que le presen- ta la Hiistoria de la Educacién, aquellos valores que por su sdlida racio- nalidad resisten los embates de todos los tiempos, para seguir educando conforme a esos valores; 2°) en sefialar los defectos diddcticos y meto- dolégicos, para evitarlos en el ejercicio de la docencia, no por razones técnicas ya superadas sino por entender que carecen de una firme fun- damentaci6n filoséfica. En otras palabras: hay que salvar los sanos prin- cipios filoséficos de la educacién y eliminar los erréneos, y actualizar los instrumentos y técnicas, siguiendo el cambio de los tiempos, en la medida en que se juzga que ayudan a perfeccionar y agilizar la accion e- ducadora, sin desmedro de la finalidad a que apunta la educacién del hombre, Todos los sistemas ideolégicos de la educacién antigua y medieval tuvieron su importancia y su eficacia; aunque los consideramos inade- cuados en algunos aspectos para el momento actual, tienen valores res- catables. Los sistemas de la educacién moderna (humanismo, realismo, naturalismo) también dejan ensefianzas aprovechables; el “Emilio” de Rousseau recoge observaciones sutiles sobre la educacién de la nifiez, cuya aceptacién no impide rechazar la teorfa naturalista de la educacién. En cuanto a las corrientes contempordneas el educador debe ser muy cuidadoso en el andlisis, porque esta muy mezclada la verdad con el e- rror, la exactitud con la exageraci6n, la novedad con el peligro de bases inaceptables. El maestro-educador tiene la obligacién de estar informado de los principales movimientos que obedecen a determinadas concepciones fi- loséficas sobre la educacién; debe indagar qué antropologia sustenta la 163 Escaneado con CamScanner divulgacién de los métodos y técnicas que se proponen para innovar la educacién de la nifiez y de ia juventud, Hay verdad, Bonin lado y exa- geracion, por otro, en “movimientos” tales como: El aula sin muros @Mac Luhan), Recurrencia educativa (Stoikov), La escuela ha muerto (Reimer), La escuela naturalista de Summerhill’ (Sutherland Neill), Las escuelas deseducan (Goodman), La escuela, taller de esterilizacion (Gui- lard), Educacién bancaria (Freire), La dictadura educacional (Marcuse), La escuela, producto de consumo (Illich), etcétera.1 2. OBLIGACIONES DEL EDU CADOR EN RELACION CON LOS EDUCANDOS Si los principios generales de la Etica han sido asimilados por el edu- cador, su aplicacién a la funcién docente resulta facil: el educando es u- na persona, tanto en el primer nivel del Jardin de Infantes como en el ultimo afio de la Escuela Media, en los cursos de Profesorado y en las aulas universitarias. Y puesto que es persona, lo trataré como a tal, aun en situaciones que exijan severidad y castigo. El respeto al nifio y al a dolescente es la base ética de la educacién. Las advertencias, los avisos deben ser dados con palabras correctas y con un tono de voz que signifi- quen para el educando el respeto, el amor y la buena voluntad que el e- ducador le tiene. Hay palabras que ofenden (sobre todo las groseras), hay tonos de voz y risas y gestos cargados de ironia que hieren profun- damente la sensibilidad del nifio; y como éste no demuestra lo que sien- te (por temor, por impotencia), el maestro puede pensar que tratar asi a un nifio no es ofensa, ya que el nifio, por su corta edad, no es capaz de ser ofendido, como lo es el adulto. Una manera falaz de discurnir, evi- dentemente; porque en el nifio (como también en algunos animales) hay una notable capacidad intuitiva para captar la bondad 0 el odio de las personas mayores. Si el educador quiere educar (y no solamenie ins- truir) no puede demostrar ni odio ni desprecio ni subestimacién a sus a- lumnos; pero sentirlo y no demostrarlo es muy dificil, o por lo menos muy violento; de modo que lo mejor es no sentir ni odio ni desprecio ni subestimacién por ellos, sino todo lo contrario: amor, respeto, aprecio, estima por lo que valen como personas, aunque tengan poca capacidad para el estudio y se muestren rebeldes a la accion educadora. Esta es la Unica actitud ética admisible en el docente, la que siempre dard buenos frutos en los alumnos, a corto plazo o a largo plazo, Y ademas ésta es la nica actitud que haré sumamente gratificante la tarea del educador, pe- se al natural desgaste que ella comporta con el correr de los afios. 1 Véase La Escuela cristiana, de Pedro Chico Gonzélez, Ed. Brufio, Madrid, 1977. 164 Escaneado con CamScanner Es obligacién también del educador comprender, o tratar de com- prender las caracterfsticas peculiares de cada uno de los alumnos confia- dos a su cargo. A esto esta orientada la ‘“‘educacién personalizada”, o- puesta a la educacién masiva, La educacién individual, que da el educa- dor a un solo individuo —“unus ad unum”—, muy frecuente en las fami- lias adineradas de la antigua sociedad griega, romana y medieval, y que constituyd un.estilo casi obligado en las cortes de los reyes hasta fines del siglo XVIII, por lo menos, apenas se utiliza en la actualidad; Gnica- mente se imparte ‘‘instruccién individual’’, con el cardcter de ‘‘clases de apoyo, o refuerzo”’, a los alumnos que necesitan estas clases en determi- nadas asignaturas. Pero ni siquiera las familias de las clases adineradas aceptan en el siglo XX la educacién individual, por la simple razon de que es incompleta, al restarle al nifio o al adolescente el indispensable contacto social, con el consiguiente ciimulo de experiencias que este contacto proporciona, La educacién masiva, que conducirfa a la ‘‘masa de alumnos” como un resero conducirfa al ganado, tampoco existe en los paises civilizados, y probablemente en ninguno. Los nifios y adolescentes reciben “educa- cién colectiva”, es decir, en grupos de 15 a 45 alumnos, con un segui- miento por parte del maestro, que es mds o menos individual; mds, cuanto menos numeroso es el grupo (de 15 a 25 alumnos); menos, cuan- to mds numeroso es el grupo (de 25 a 45 alumnos). Este tipo de educa- cién es, en sentido lato, personalizada; pero no lo es en sentido estricto. Porque la educacién personalizada consiste en educar al hombre como se debe educar a una persona: no a un mero animal, que lo es, pero sélo en parte; no a una cosa, que no es educable, y ademas el hombre no es una cosa; no a un espfritu, que lo es, pero sélo en parte; no a un con- cepto universal, cual seria ‘‘el hombre”, sino a un ente real existente-in- dividual, a este hombre, a aquel hombre. ~@émo es posible realizar la educacién personalizada cuando el hom- bre —el nifio, él adolescente--- est4 inmerso en lo multiple y confuso y difuso de lo colectivo? No es facil responder a la pregunta, Pero como el educador estd obligado a educar personalizadamente a cada uno de sus alumnos mientras educa a todos, debe haber alguna forma de acercarse alo personal sin descuidar lo colectivo, Y hay varias formas, varios ca- minos que conducen al educador a lograr —en cuanto humanamente es posible— Ja educaci6n personalizada, En primer lugar, 4cémo distinguimos a las personas que nos rodean en nuestra familia, en el cfrculo de nuestras amistades, en la escuela, en el trabajo? Por su nombre y/o apellido, Eso es lo que tiene que hacer el docente: identificar a cada uno de sus alumnos por su nombre, El maes- tro puede llegar a conocerlos de este modo, porque esta diariamente con ellos y durante casi toda la jornada de clase, El profesor, que sdlo 165 Escaneado con CamScanner jos trata algunas horas por semana (de 2, como mfnimo, hasta 10, como maximo), tardard quizd dos o tres meses en identificarlos a todos, en proporcién inversa con el ntimero de horas semanales. Es muy impor- tante para el alumno ser reconocido por su educador, ofr que se lo de- signa por su nombre, que no se lo confunde con otros, que no se le di- ce: “Oiga, Ud., pase al pizarrén”, “Aquel de la dltima fila, conteste a mi pregunta”, Mientras no haya una clara identificacién personal, de edu- cador a educando, ni siquiera comenzard la educacién personalizada. La . docilidad, que es una apertura de la persona del educando a la accién e- ducadora del docente, es como un angulo agudo muy cerrado cuando el alumno se siente sdlo un “‘éste” o un “aquél”, y como un Angulo obtuso muy abierto cuando se lo reconoce y se lo Ilama por su nombre. Y cuando la docilidad es abierta es porque hay confianza del educando respecto del educador: la educacién es, entonces, muy eficaz. El enemigo numero uno de la propia identificacion es, sin duda, el grupo humano muy numeroso, Una clase de 45 alumnos, en la Escuela Primaria, o de 55 alumnos en la Escuela Media, constituye un impedi- mento serio para la eduéacién personalizada. Si el educador necesita (y no precisamente por su falta de idoneidad) todo un trimestre escolar pa- ra identificar totalmente a su alumnado, le quedan sélo dos tercios del curso para educar. He aqui por qué en nuestro pays (y en muchos otros paises sudamericanos) es diffcil la educacién personalizada, al menos mientras las autoridades competentes no exijan rigurosamente el cum- plimiento del méximun de alumnos por curso. Supuesta la identificacién de los alumnos, el educador debe seguir a cada alumno en cuanto a los siguientes items: 1) Grado de docilidad o de rebeldia para ajustarse a las directivas de Jos que lo educan, 2) Grado de atencidén en las clases. 3) Participacién activa en las clases. 4) Inquietudes manifestadas acerca de los temas dados en clase, o de otros de carécter cultural, 5) Relacién de compajierismo con los otros alumnos. 6) Indice de servicialidad para con sus compaieros y de colabora- cién respecto de Ja marcha de la instituci6n. 7) Aplicaci6n general al estudio, 8) Rendimiento escolar por materias, 9) Prolijidad en sus tareas escolares, 10) Asistencia y puntualidad durante el curso escolar. 166 Escaneado con CamScanner 11) Higiene y aseo personal. 12) Actitudes varoniles o femeninas, de acuerdo con su sexo. 13) Preocupacién por los problemas sociales del pais, y de la ciudad o del pueblo en que se vive. 14) Relacién con sus padres y hermanos. 15) Sentimientos religiosos y morales. 16) Temperamento y cardacter. 17) Asignaturas por las cuales siente preferencia o especial dificultad. 18) Defectos fisicos que se manifiestan: hipoacusia, dislexia, miopfa notable, deficiencias de fonacién, enuresis (sobre todo en la es- cuela primaria), tartamudeo, aislamiento en los recreos, dificulta- des en la marcha, exagerada inclinacién de la letra, tendencia a la micrografia o a la macrograffa, resistencia habitual y enfermiza a leer o hablar en voz alta y/o en puablico (parado junto al banco o en el frente), etcétera. Este listado, que no es exhaustivo, da una idea de todo lo que puede jiegar a conocer el educador, maxime si tiene trato cotidiano, o casi cotidiano, con sus alumnos; lo que puede llegar a conocer y lo que pue- de hacer para educarlos personalizadamente, dedicando a cada uno, o- portunamente y con medida, el tiempo que necesitare, sin perjuicio de Ja marcha general de la clase y sin acepcion de personas, E] {tem 15) hace referencia a las creencias religiosas de cada alumno. En nuestro pais, donde la libertad de culto es un derecho que la Consti- tucién establece para todos los habitantes, argentinos y extranjeros (Art, 14), Jas diversas creencias religiosas no constituyen ningin impedi- mento para ingresar en los establecimientos oficiales de educacién. En nuestras aulas primarias, secundarias, terciarias y universitarias conviven sin conflictos estudiantes de todos los credos: catélicos, cristianos evan- gélicos, cristianos luteranos, cristianos metodistas, cristianos anglicanos, cristianos bautistas, mormones, judios, testigos de Jehov, ateos, indife- rentes, etc. Jl respeto a la persona, que es Ja tematica que estamos acen- tuando en estas paginas, es el respeto a lo que vive en el interior de Ia conciencia de cada uno. El educador no debe negar su propio credo, aunque sea distinto del credo de la mayoria de sus alumnos; si lo nega- va darfa un pésimo testimonio de su personalidad, se confesarfa cobarde de su posicién mental respecto del problema religioso; y_ ambas cosas son destructivas, perniciosas para la educacién de los nifios c jovenes que le han sido confiados.”. no son pocos, he tenido hasta este momento —11 2 fafa fire s de ensefianza, que | ; ; ce | cuatrocientos diez alumnos, en los ciclos medio, de septiembre de 1986— trece mil 167 Escaneado con CamScanner ero si no debe negar su fe, tampoco debe convertirse en propagan- | dista de ella; porque el aula no es un templo, porque los alumnos que no profesan esa fe pueden. sentirse violentados a escuchar lo que no a- ceptan, o por lo menos turbados en sus propias creencias; y sobre todo porque los padres de los alumnos, que han delegado confiadamente en el educador la potestad de educar a sus hijos, se tienen que considerar ofendidos en sus legitimos derechos por la actitud del educador. Distinta debe ser la actitud del docente cuando es interrogado por Jos alumnos acerca de su propia fe, o de temas religiosos: debe respon- der segiin su leal saber y entender, con objetividad, sin apasionamiento; debe ensefiar que en nuestro pais, como en casi todos los paises suda- mericanos, existe una tradicién catélica, asf como en otros pafses existe la anglicana, la judia o la musulmana; debe ensefiar que el sentido reli- gioso impregna nuestra Constitucién, puesto que se invoca “la protec- cién de Dios, fuente de toda razén y justicia”’. El tema religioso va unido a veces —no siempre— con el problema ra- cial; en nuestro pais tal vez mucho menos que en otros paises. La acti- tud del docente debe ser intransigente en este punto al educar a sus a- lumnos. Suele ocurrir que el fanatismo religioso y el exacerbado nacio- nalismo de las familias se refleje en las aulas y en los patios del colegio {sobre todo en los colegios de varones) con insultos, invectivas, bromas injuriosas y hasta peligrosas, chistes ofensivos y caricaturas mordaces, que tienen como destinatarios a los alumnos que pertenecen al otro bando religioso o racial. La obligacién moral del educador es clara y ter- minante: debe explicar en publico a todos sus alumnos, con el lenguaje adecuado a la edad, las normas éticas que hemos explicado en esta obra, y en especial el alto valor de la persona, con absoluta prescindencia de su credo, de su belleza o fealdad, de su origen racial, del color de su piel, de la profesién u oficio que ejerce, del apellido que lleva, etc. ¥ a quie- nes reinciden en esta clase de insultos hay que castigarlos con severidad, comunicando sin dilacién a las familias la naturaleza de la falta cometi- da, para que colaboren con el educador en beneficio de su propio hijo. Este tipo de falta debe ser extirpado en la escuela primaria, cuando los terciario y universitario, en instituciones oficiales y privadas, La mayorta de esos alumnos eran de confesion catdlica, lo cual se explica por ser éste un pats de ma- yorfa cat6lica; pero he tenido alumnos de todos los eredos que acabo de mencionar; y jamds, subrayo y repito el adverbio, jamds tuve ningtin problema de orden religio- so con mis alumnos pertenecientes a otros credos distintos del mfo; ni con sus fami- lias; al contrario: he visto a alumnos de otros credos asistir a la Misa de la egresada que se celebra todos los afios al final del curso; y yo he asistido més de una vez, es- pecialmente invitado por alumnos de otros credos, a servicios religiosos celebrados én sus templos, Cuando hay respeto, todas las creencias confluyen, con distintos nombres, en el mismo Dios, 168 Escaneado con CamScanner

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