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Resiliencia familiar Estrategias para su fortalecimiento Froma Walsh 2504- . Amorrortu editores Buenos Aires - Madrid CRUE ‘o ‘Tedas las familias tienen posibilidades de resili posibilid jores esfuerzos y fortaleciendo Da eats eee te tintas consecuencias. Una conviccién central del enfoque de la resi- -ia familiar es que la colaboracién entre los miembros de la fa- eee ee ae ee cacia si identifica los proce indamentales para la resiliencia y estimula los esfuerzos realizados por la propia familia con vistas a su recuperacién y crecimiento. {2 Familias cambiantes en un mundo cambiante } «Si pretendemos tener una cultura més rica (,..) debemos reconocer toda la gama de potencialidades humanas y de ese modo entretejer tuna trama social menos arbitraria, en la cwal diversas dotes hhuma- nas encuentren su justo lugar Margaret Mead, Blackberry winter El concepto de resiliencia familiar se ha vuelto particularmente |, cada vea més complejo e impre- sible y en el cual las familias enfrentan retos que no tienen prece- Gentes, En una época de difundida preocupacién acerca del derrum- ‘es més importante que nunca identificar los proce- ceapaces de permitir a sus miembros eapear los rtalecidos de estos como unidad familiar. Nues- funcionamiento della familia y nuestros esfuer- \iencia deben adecuarse a los distintos desa- familias contemporéneas. ‘En el siglo XI, la estructura de las sociedades de todo el mundo se halla en transformacién. Los profundos cataclismos sociales y ‘eeonémicos que so han producido en las tiltimas décadas han hecho ‘as y el mundo circundante cambiasen a un ritmo acele- reniente destacar cuatro tendencias y situarlas en su istérico: je las formas de familia. roles de género. dad y expansion del cielo vital de la. resento capitulo comenzaremos por de: sndencias; luego analizaremos la importancia de la re- 55 siliencia cuando las familias enfrentan el futuro; por dltimo, con deraremos algunas implicaciones que todo esto tiene pari Diversidad de las formas de familia La reconfiguracién de las relaciones humanas en las tiltimas dé- ‘eadas ha puesto en tela de juicio la propia supervivencia de la fami- lia, Sin embargo, Ja inguietud en torno de la crisis de la familia no es exclusiva de nuestra época; eambios y controversias con respecto a la definicién de la familia han estado presentes en toda la historia de Estados Unidos (Skolnick, 1991). Todas las generaciones han, manifestado dudas acerca de la estabilidad y continuidad de la fa- milia; todas creyeron asistir al derrumbe de la «familia tradicionaly: ‘una imagen popular de cémo, supuestamenta, debia cor la familia, Los temores sobre la defuncién de la familia aumentaron en épocas de turbulencia social como la nuestra, ‘La imagen idealizada de unidades familiares multigeneraciona- les intactas, propia de un pasado remoto, distorsiona la que nos ofre- ‘ce su inestabilidad y diversidad actuales (Walsh, 1993). En el pasa- do, los patrones familiares no eran més ordenados y estables que las complejas y variadas estructuras y roles que presenta la familia de hoy. Ms aun, las transiciones familiares eran antes més impre- decibles, como consecuencia de las miitiples incertidumbres de la vida, en particular los embarazos no planeados y las muertes impre- vistas, El riesgo de no sor criado en una fami prana do algiin progenitor, que ocasionaba un nuevo casamiento y la formacién de familias ensambladas, o a causa d los nifios en el hogar de algrin integrante de la fa hogares sustitutos o en orfanatos. En la actual jenen un control més grande de las opciones y la opor- tunidad del matrimonio y la paternidad, debido en gran medida al control de la natalidad y a los progresos de la medicina, que han au- mentado la expectativa de vida. familia sustituta a los luos que estaban solos, amén de facilitar 1a adaptacién de los ‘nuevos int compaitia a los viudos y ancianos. En rigor, diversas ostructuras fai redes de apoyo, 8 nombre de «formas no tra ejemplo, cuando dos progenitores que han quedado so nan sus respectivos hogares y recursos, fortalecen su familiar, ; ; ‘El predominio de la estructura de la familia nuclear surgiécon la cera industrial y tuvo su apogeo on la década de 1950. 1 hogar con- sistfa en la unidad familiar intacta conformada por los dos proge- nitores, en la cual el hombre ganaba el sustento y era apoyadoen las taroas del hogar por su esposa, dedicada al manejo de la casa, 1a cerianza de los hijos y la atencién de los ancianos. Muchos afirman erréneamente que este modelo constitufa una institueién esencial ‘que ahora corre peligro, cuando on realidad fue idiosinerdsico de su 6poca (Skolnick, 1991). Luego de los traumas Gran Depi ; l prosperidad alimentada por una sélida economia de posguerta y por Jos beneficios sociales otorgados por el Estado en materia de educa~ cién, empleo y vivienda propia. Todo esto permitia a la mayorfa de las familias vivir eémodamente con el ingreso provenionte de una sola persona, Revirtiendo la tendencia de declinacién constante de la tasa de natalidad de la primera mitad del siglo, Ias parejas co- ‘menzaron a casarse mas jévenes y en mayor eantidad que en ningu- na otra época, : | En otros tiompos, la familia cumplia una vasta serie de funciones ‘econémicas, sociales, educativas y religiosas, entrelazadas con la co- munidad global. riedad de eontribuciones que realizaban ala uni va, La familia nuclear moderna, en consonancia con el resurgi- riento del ethos del hombre rudo, estaba destinada a mantener su autonomfa dentro de los limites fijados por los «vallados blancos» «que dividian una casa de otra. Se convirtié en un sistema cerrado, rgido, aislado de conexiones con Ia familia extensa y la comunidad en general —fuentes relacionales de resiliencia y adaptabilidad— Pordi6, asimismo, la flexi ‘7 Los perfodos de grandes turbulencias sociales y econémicas son tremendamente disociadores de la vida famil sgligencia de los nifios asf como la indigencia ios procanfor Ela achueldad eotamoe sumidos en otra tensinante transformacién encaminada hacia una oconomia posindustrial ba- sada en la tecnologia. Las pautas familiares han sido alteradas por tun ciimulo de factores entrelazados: ereciente diversidad cultural, reestructuracién econémica, mayor brecha entxe los rieosy los po- bres, envejecimiento de Ia sociedad y movimientos a favor de la igualdad y la justicia social para las mujeres, los homosexuales y la sbi] mado idelizada de a déeada de ‘ ia nuclear intacta de blancos de clase media, diri- {inp un pao oo gana al sutentay apgada 9 na ad ama do cas, slo se encuentra hay en el 3% de los hagare (Czont, :997). En su lugar tenemos uma nueva conformacién de la vida fa. miliar contemporénea Hamada «familia posmoderna», que abarea tuna mezcla de miltiples culturas y estructuras familiares en evolu- cidn: madres que trabajan fuera del hogar 0 casas mantenidas por dos porsonas; familias divorciadas, monoparentales 0 resultado de ‘nuevos matrimonios; concubinos homosexuales y heterosexuales. Han disminuido tanto el indice de matrimonios como el de naci- mientos, Hoy las familias de doble ingreso son la norma: représentan teroeras paras del total de hognres con doo pregenitares Bametty Rivers, 1996), En la mayorfa de las familias se necesitan dos sueldos ara mantener un modesto nivel de vida (Piotrkowski y Hughes, 1998), Las tradicionales divisiones de roles por género ya no son ‘ipicas, en 1a medida en que las aspiraciones profesionales de las ‘mujeres, el divorcioy las presiones econ6micas han hecho que casi el ‘10% de las madres se incorporasen a la fuerza laboral. La mayoria elas madres (casadas y solteras) —casi el 75% de las madres de ni- haber retornado al hogar por motivos esonémicos, es mucho mayor adultos viven durante aunque la mayoria ten ‘Los progenitores sol ‘vez més comunes; se estima que casi la mitad-de los nifios —y més {el 60% de los nifios pobres pertenecientes a grupos minoritarios— \ivirén al menos una parte de su infancia en un hogar monoparen- tal. Las madres solas que dirigen el hogar abarcan el 25% de las uni dades familiares (en 1960 oran el 5%), proporcién que se cleva a ‘alrededor del 50% entre las afronorteamericanas. Aunque la tasade ‘embarazos do adolescentes no casadas parece haber comonzads a disminuir dltimamente, el problema sigue siendo grave: los estu- dios realizados documentan el alto riesgo de pobreza a ‘erianza deficiente y una plétora de problemas de salud y psicosocia~ las entre «los nifios que tienen nifios» (Chase-Lansdale y Brook’- Gunn, 199. ‘Lo’ indices de divorcio, que en los tiltimos tiempos habfan trepa- do répidamonte, fluctdan hoy en algo menos del 50%. Dado que més del 70% de los divorciados vuelven a casarse, se prevé que dentro de constituidas por muevos matrimonios seréi la for- ‘més corriente (Visher y Visher, 1996). También han ias creadas por adopeién ya sea entre indivi- duos solos o en las parejas (Anderson, Piantanida y Anderson, 1998). Pese a que las estructuras familiares sufren estos enormes cam- bios, la gente sigue considerando que la relacién comprometida de tuna pareja es una de las mayores fuentes de felicidad, y a los 50 afios de edad el 90% de Ins personas se ha casado legalmente, La mayorfa lo hard més de una ver.n su vida. El movimiento a favor de Jos derechos de los homosexuales les otorgé creciente propende a la normalizacién y I domésticas» o concubinato entre 1993; Laird y Green, 1996). Le casdndose, Iteros o divorciados) se han vuelto cada ‘dad, gratificacién romantica y sex Ja vida. Pese a todo ello, nuest ‘brigamos sobre la «fami nar los patrones de la relacién f Jenguaje habitual y los pr In expresiGn slaichkey child» (nifio que tiene las Haves de jue nos habla de la negligencia materna cuando ambos trabajar, La frase «familia monoparental> ‘tancia del papel de un progenitor on rogei puede hacernos olvidar queno tiene la custodia desi © un padre adoptivo se considera contraponerlo al progenitor snatural» o «verdadero», Un juez neg6 irinsecamente deficitario al derechos parentales a una lesbiana que compartfa la erlanza hijo biol6gico de su compatiera, sobre la base de que para e inito to ner dos madres resultaria un factor de gran confusién, Preconceptos ‘semejantes suelen restar derechos a los padrastros y madrastras oa Jos padres adoptivos. Sin embargo, se han hecho progresos en lo to. canto a la redefinicién de la familia. Un hist6rico fallo judicial en apoyo de los derechos parentales de los homosexual deelaraeién del juex: en titima instancia, 1 que una és la totalidad de la relacién, tal como se manifiesta en ta dedicacién, euidado y sacrfcio personal de las parts» (itado en cey, 1990, pag. 4), Bs preciso que tengamos conciencia de que en ®8l pasado remoto y en la mayoria de las demas culturas la familia ha \ido misltiples y variadas estructuras, y de que los procesos fami. res importan més, para un funcionami eficaz, asumida por la familia, a aga Jambio de los roles de género y de Jas rélaciones ») ‘Si examinamos los recientes camibios estructm ce rales de la fami ‘2m parte do un continuo hstrio,apresiare tes de la época victoriana hasta el presente el i a a Pn ShAmico fue la cambiante posicién social de la mujer: A lo largo de 28 siglos (y atin hoy en muchas culturas), el matrimonio era visto en érminos funcionales: las familias conformaban a oxigia la absoluta fi asaderas (Walsh, 1985) stos valores fueron puestos en préctica eon frecuencia n so del velo y la rechisién de las mujeres en la casa, In al i ' \ la mutilacién de los genitales de las jovenes asega- las el sexo nunca sea una tentacién placentera. Fin mia es el sistema familiar normal. A menudo el esposo ‘a Sus mujeres y numerosos hhijog en una misma casa, y su prestigio social aumenta con cada la vez que el de esta riltima aumenta con el naci- io. Enel pasado las familias tenfan muchos més hijos, pero las mu- jeres dedicaban a su crianza comparativamerite menos tiempo, ya que contribufan a la economia comtin de la familia de diversos mo- dos, desde el tejido hasta la contabilidad. Tanto los padres como los hijos mayores, otros parientes y vecinos participaban en forma ac- tiva en la crianza. La integracién de la vida familiar y laboral pormi- tia que los miembros de la familia compartieran intensamente mu- chas actividades laborales. La industrializacién y la urbanizacién provocaron una redefinicién de los roles y fu El trabajo familiar y el trabajo «productivo» asal ser esferas separadas, como lo fueron el hogar y (Bernard, 1982). Alas mujeres se les asign6 e] rol exclusivo de eus- todiar el hogar, tar y cuidar a los nifios y hacerse cargo de los ancianos, y se glorificé su domesticidad. En las sociedades de Amé- rica del Norte y Gran Bretafia, en particular, el rol maternal fue cosificado hasta tal punto que la mujer lleg6 a ser considerada la da- reomplazable de cuidados para el de- rrado, se lo degrad6yy se toms invisible, haciendo que ella dependiera totalmente del apoyo éconémico del vartin que sustentaba el hogar. Cuando la necesidad obligé a la mujer a sumarse a la fuerza laboral, su salario y condiciones de trabajo fueron inferiores a los del honibre y quedaron ligados a sus obligaciones familiares primarias. Esta doble disparidad todavia persiste. La creencia de que el rol de ama de.casa y criadora de los hijos cumplido por la mujer en todo momen- to era esencial para el bienestar de todos los miembros de la familia alenté el mito de que el trabajo externo era pernicioso para ella, que socavaria la estima de su marido y pondria en peligro el desarrollo saludable de sus hijos. ‘modelo dual del sostén del hogar y la ama de casa fue muy funcional para las demandas gidos roles de género, la subordinacién de las mujeres a sus maridos {la posiciért perifériea de los padres en el hogar exigida por su tra- lia ni para el bienestar de sus integrantes; Ademas, la pérdida dol ‘ontido de comunidad aisié aun més a hombres y mujeres, privén- dolos de la compaiifa y apoyo que cad; otro. Las expectativas sobre ol rol de la mujer, que era mantens funcionalidad de la familia, implicaron un alto eosto personal: tocé una carga desproporeionada en el cuidado y atencién de los demas, mientras se les negaban sus propias necesidades y sa iden, tidad (McGoldrick, Anderson y Walsh, 1989). Ex el caso de los hom. bres, la ética laboral y los horarios de trabajo hicieron que mermara 6 ida de la familia. dre aparece como un visitante que vi - sar la noche [y la sufvida ama de casa tiene demasiadas, coe us hacer (Skolnick, 1991, pag. 60). La ereencia de quo los «roles apropiados para cada género» eran esen se pretendia un sano funcionamiento de la familia y de- 0s, ; iderazgo «instrumental» mocional» de Ja mujer. Diversas autori- iquiatria y el desarrollo infantil adhirie- ron a este modelo familiar y a su corolario: que si una familia no lo. gabe: mantener los rales de género apropiados, los hijasresultarian los y hasta podrfan llegar a tener en el fu esquizot nia (Lid, 1963), een La primera oleada feminista de la década de 196 reae- ; inista de la dée: 0 fue una ciGn contra los efectos embrutecedores y explotadores de este mode. Jo de familia moderna, con sus esferas separadas y hombres y mujeres, La opcién roproductiva y la pl liar permitieron a la mujer incorporarse al émbi do ese cr oe ‘odo» combinando jos con el trabajo extrahogareio, sélo para com- probar al poco’ tiempo que estaban sumando un «segundo turnos 32 Jos hombres atin no (Hochschild, 1989), puesto que la may habfan efectuado ningtin cambio correspot compartir en mayor medida las responsabi ‘merosos estudios han puesto de relieve que li fuera del hogar siguieron encargandose domésticas y de sus obligaciones en materia de crianza (Hochschild, 1 bien es cierto que hoy muchos hombres se ocupan de la ca- ‘sa en mucho mayor medida que sus propios padres en el pasado, su orei6n de la carga signe siendo mucho meno que la de las mujeres + Lamb, 1997), Bn consecuencia, la segunda oleada del movimiento femenino tomé como eje la politica familiar, en su afin de rediefinir y reequilibrar las relaciones entre los géneros en cuanto a sus respec- tivos roles, de modo tal que tanto hombres como mujeres pudieran alcanzar su realizacién personal, tener un empleo remunerado y compartir las responsabilidades y placeres de Ia vida familiar (MeGoldrick et al., 1989). jente movimiento por la nueva masculinidad ha exigido, asimismo, una partici padres en la crianza, junto dies, a quienes apenas habfan conocido. Al por una vuelta al modelo patriarcal tradicional, pero la mayoria tie- nen en comtin con Ia mujer el deseo de gestar una asociacién fami- liar més cabal e igualitaria (Napier, 1988). eee ‘Una de las caracterfsticas més notorias de las familias nortea- ‘mericanas actuales es su creciente diversidad cultural. A rafz de Ia inmigraci6n, y por las mayores tasas de natalidad —y a una edad ‘més precoz— de las familias afronorteamericanas, hispanoameri- canas y asisticas, se prevé que para el afio 2000 las personas de co- Jor van a representar més de una tercera parte de la poblacién esta- puede considerarse una pero, las recientes turbulencias econémicas han agravado Ja intolevancia hacia los inmigrantes y Ins mino- rias que noson de origen europeo, complicando asi los desafios adap- tativos que deben suftir dichas familias, ‘Los cientificos sociales han tendido con frecuencia a generalizar a todas las familias la experiencia de los blancos de clase media. No Jos cambios estructurales experimentados por la economia as décadais han hecho que se redujera la clase media y se jores a las que tuvieron sus padres; la mediana de los ingresos decayé mas de 1un 30% y os mayor la cantidad de familias que viven por debajo dela nea de la pobreza (Rubin, 1994), Como ya sefialamos, la mayor pa te de las familias necesitan dos ingresos, para tener al menos un nivel de vida modesto y poder pagar sus gastos do salud y la educa cin de sus hijos, Muchos viven momentos anguetiantes ‘tidumbre a rafz del achicamiento de las empresas, que dejan en la calle a muchos padres de familia después de muchos afios de leal servicio. Y como la economia se desplaz6 de la fabricacién industrial a los gervicios y la tecnologia informatica, las clase trabajadora, que son las de menor nivel dé cacién laboral, son las que tienen menos oportunidades de empleo y Jas més duramente golpeadas. La decadencia econémica y el desplazamiento de los puestos de trabajo tuvieron un efecto devastador en la estabilidad y bienestar de muchas fan uulando el constumo de drogas, los contlic- i es, la disolucién de los vineulos matrimo- lferacién de las personas sin techo y el aumento de los hogares monoparentales pobres. La pérdida de la autonom{a eeond- mica y social ha contribuido, asimismo, al alto indice de progenito- es adolescentes solteros. El hecho de que los jévenes negros, barrios urbianos de clase baja no se casen ni asuman responsabilida- des econémicas por sus hijos se ha vinculado en gran medida a sus sombrias perspectivas de trabajo, reforzadas por el racismo (Wilson, 1987, 1996), larry Aponte (1994) subraya que los problemas emocionales y relacionales de las familias pobres pertenecientes a minorias deben comprenderse en su contexto socioeconémico y politica: lop un barrio de mejor nivel si sus urban’ se tornan demasiado 64 { Poligrosas, Cuando la sociedad se tambalea, sus \ bres son dejados a un lado y a menudo aplastad Las condiciones econémicas y sociales de | empeorado MoGoldiek et gualdades de género, Aunque en - ‘gresos entre hombres y mujeres mejor6 un poco (debido en parte ala caida de los ingresos masculinos), la mujer sigue ganando menos de 175 centavos de délar por cada délar que gana un hombre. La mayo- ria de las mujeres solteras y divorciadas erian a sus hijos con escaso © nulo apoyo econémico de sus padres. En algunos casos, tener un empleo de jornada completa no basta para dejar la pobreza, La cantidad de nifios pobres ha aumentado un 42% desde 1970. En la ‘actualidad, casi uno de cada cuatro nifios vive en una pobreza ab- yeeta, y sus posibilidades de vida se agravan aun més a raiz do la teriales de los vecindarios, la insuficiencia de las escuelas, el delito, Ja violencia y la falta de oportunidades, ‘Estas enormes disparidades estracturales perpetiian la existen- cia de un gran abismo entre los ricos y los pobres, aumentando la vulnerabilidad del creciente ntimero de familias que «viven al borde de una falla geol6gica» (Rubin, 1994). Es decisive que nuestra sociedad vaya més allé de la retérica de los «walores familiares» realice cambios estructurales que promuevan y sustenten la vitali- dad de las familias (Schorr, 1988), ,\ Variedad y expansion del ciclo vital dela familia. ) El envejocimiento de las sociedades y familias en todo el mundo plantearé grandes desafios en los afios venideros, El aumento dela cexpectativa de vida, que de un promedio de 47 afios en 1900 pasé a més de 75 en nuestros dias, ha prolongado las relaciones maritales e intergeneracionales, y hoy es cada vez més comts i lias con integrantes de cas o graves que también ocasionan g1 lias que deben atenderlas (véase el capitulo 8), Hacia el afio 2020, una cuarta parte de la poblacién norteamericana tendré més de 65 afios. Como la cantidad de jévenes que pueden sustentar al crecien- 65, .es intergeneracionales, ‘La importaneia de las relaciones entre hermanos suele aumen- tar a medida que se avanza en la vida (Bank, 1997; Sandmeier, 1994), Las centenarias hermanas Delany, nacidas en una familia afronorteamericana del sur de Estados Unidos, vivioron juntas toda Ja vida, y atribuian la notable resiliencia que alcanzaron a la s6lida relacién existente entre ambas, Cuando una periodista le pregunt6 alla doctora Bessie Delany (fallecida recientemente a los 108 afios) a qué atribufa su longevidad y la de su hermana, brome6 diciendo: «Querida, nunca nos hemos casado; jno tuvimos matridos que nos preocuparan hasta levarnos a la tumbals, En euanto a la posibili- dad de morirse, agreg6: «Nunca le tuve miedo a la vida, y no le ten- dré miedo a la muerter (Delany y Delany en colaboracién con Hearth, 1998, pa Irénicamente, la tasa actual de divorcios se debe en parte a iferencia de lo que sucedia con los matri- cuarenta aiios después de haber para una pareja satisfacer las cambiantes necesidades evolutivas de ‘ambos en tin periodo tan prolongado. Margaret Mead (1972) apunté {que én las relaciones hutiianas las prioridades cambian con el tiem- po: en la juventud, la pasin y el romance tienen suprema Ia etapa de la crianza de los hi td mds ligada a compartir las alegrias yes- ¥ de hacerse compet. En vista de estos eam. bios, Mead recomendaba que los contratos matrimoniales fueran por un tiempo limitado y renegociables, y sugerfa que para un eurso vital prolongado el sistema més adecuado a todas las circunstancias era tal vez el de la monogamia serial, Muchos entendieron que su idea socavaba la familia, pero lo cierto es que las familias actuales, han incorporado cada vez mas esta pauta. Pese al alto indice de en el pasado, de fases y tran: derivadas de las distintas preferencias y desafios que hacen de cada familia algo tinico, Hay hombres y mujeres que tienen su primer hijo cuando otros de su edad ya son abuelos. Haj quienes se vuelven a casar y tienen hijos més jévenes que sus nietos. Los adultos solteros (Anderson y Stewart, 1994) y Ins parejas sin hijos establecen una variedad de relaciones intimas y de lazos importantes de parentes- co y amistad, por ejemplo las redes estrechamente entrelazadas de homosexuales de ambos sexos, amadas «familias de eleccién» (Weston, 1991). Las nuevas teenologias que facilitan la eoneepeién y otras tée- nicas que prolongan ‘el proceso del morir plantean desafios sin precedentes a Ia familia, Un hecho traégico es que en las eomuni- dades empobrecidas, la falta de una adecuada atencién médi gran cantidad de muertes prematuras por la vi drogadiccién y el sida ha reducido drésticamente el ciclo vi pobres, Los estudios realizados al respecto indican que existe una ‘entre una orientacién vital centrada en el presente inme- diato, los embarazos precoces y esta sombria perspectiva futura Burton, 1990). es familias frente al futuro: importancia de! la ‘Asi pues, Tas far caracterizarén por orientacién sexual, cultura, clase social y patrones de ciclo debates sobre el futuro de la familia han puesto el dedo er Jn angustia que crea In vida actual en la era posmoderna (Gergen, actnales y futuras se han caracterizado 0 ‘va sobre una frail barea, en medio de un n .08 mitos relacionados con la famil ar en transicion. Hay una difundida sensacin de trastorno y confusion con respecio a la estructura y el significado mj pautas familiares tradicionales, pero cuestionan los modelos idex. zados del pasado, quo no se ajustan a su situacién, nevesidades y desatios presentes, ‘mayoria de las familias e hoy evidencian una no- sacando el mejor partido posible de sus circuns. lo nuevos modelos de conexién humana, Estas ices," como las ha denominado la sociéloga Ju- estan reformulando creativamente la vida fami. ad de marcos hogareiios y de parentesco, A fin de hhaver frente a los nuevos retos, las personas aplican una gran sonic dle recursos, amoldandolos a nuevas estrategias relacionales y de fénero, en lo que Stacey llama «vida familiar recombinantes. Ex sa fatudio etnogréfico sobre las familias de la clase obrera, esta autora fan los quehaceres domésticos {lata reclamaban que se les reconociera cierto tipo © parentesco. Ademés, como consecuencia de que los homosexviales ibos sexes buscan con mayor franqueza que antes relaciones timas, comunitarias y espirituales fuera de Ins formulas que les oftocen las institueiones convencionales, habia personas del mens 0x0 quo realizaban votos matrimoniales y compartian el compromi, 0 de riar alos hijos, La autora se sinti particularmente improsio. tivas creativas tendientes a modificar la ex- que dejase de ser un penoso y amargo la de recursos y diera lugar a la forma- sco viable, involucrando en el hogar tanto las anteriores y a los multiples conjuntos idemés, se establecfan siste- lias se las tilde de «no tradi- dad, diversidad y cardeter comunitario, logiacon Brave, lucida al eastellane omo Ui tial lobre novela ido feliz). (N. del) erdan la resiliencia de los v Sianoe vagamente vinculados del ; ‘Dado que nuestro mundo actual esté signado por un eambio y a fragmentacién asombroso aes jpredecible: quedan pocos absolutes. La pér- 0 puede resultar avasalladora y alarmante, Pero en capaces de crear nuevas configuraciones psicoldgicas, socia- Bi familar, do explorer nuevas sioroativan y de transformar muestra vida varias veces a lo largo de nuestro periodo vital. Ané- Jogamente, Mary Catherine Bateson (1994) sostiene que la adap- tacién «es el producto de eneuentros con lo novedoso que pueden [parecer caéticos» (pdg. 8), Las familias que hoy enfrentan este cam- ‘tumultuoso necesitan una multiplicidad de visiones que aumen- ten su comprensin y su creatividad. Nunca estaremos del todo pre- pparados para satisfacer las exigneias del momento, pero, dice Bate- ‘on, podlemos fortalecernos ante la incertidumbre: «La vida actual, en medio de la incertidumbre y con todos los res- uomores que provocan las alternativas, se caracteriza eada vex mas por i wundo interdependiente que eam- bia répidamente, es menos probable que nos sirvan los modelos i jento de com- ible riesgo de causar conflicto y ‘otal incomprensién, pero el affin de adherir ciegamente a algiin mo- delo tradicional de vida tambi i a catastrofe, no s6lo para la persona que lo sigue sino para todo el sistema en que ella esta inserta y, mas aun, para todos los demés sistemas vivientes Tigados a esa vi Si conociéramos el futuro de una far tas y otros profesionales podriamo: las actitudes y hal han dicho los sociélogos de la fan existido esa clase mirse, Tenemos que ayudar a las fa medio de la complejidad. Segiin la ap «Hemos sido Hamados a sumarnos a una d mos aprender sobre la marcha. Incluso en responsables de nuestros pasos» (1994, ‘euyos pasos debe. tidumbre somos mt tomamos conciencia de In multiplicidad y diversidad de la experioncia humana, come zamos a vor que cada comunidad étnica, grupo politico y clase econ, mica tiene sus propias perspectivas limitadas y parciales y da fon al mundo desde su propio punto de vista, Dice Gergen: Enel mundo posmoderno, tal vez hayamos perdido no, t lolas protensio- nes a una verdad, objetividad y autoridad seguras e indubit, ‘asi como la idea de que el yo es el centro del sentido, Sin em. la otra mano y abre con ella las : 0 uertas de lo desconocido» (pag. 9). 4a capacidad de combinar miltiples oles y de enfrentar nacecs de, ios puede aprenderse. Alentar el logro de osa visign y de exe Ina n ientos centrales de un enfoque de la rctica profesional basado on la resiliencia familian Implicaciones clinieas El examen de la nocién de normalidad que sustenta cada familia y de su propia identidad Hemos col de la nor y de la salud se 1993). Los ideales cul cién de la famil «normal» gravi in en las normas mediante las 70 smalidad y se autoconsideran n que la sociedad estima conveniente, En mis estudios de fami- ino afectadas por problemas clinicos comprobé que muchas de = querian confirmar que, en verdad, eran normales. Otras se jusaban a participar en los estudios por temor de que al exami- {rselas se las encontrase anormales. Esa renuencia me hizo ver ‘otros ojos lo que comtinmente se llama «resistencia» en la prcti- clinica. Creo que a menudo las familias no acuden en busea de porque temen ser consideradas deficientes y disfuncionales. les también ‘nalidad, salud y disfuncién de la familia que introducimos en nues- tra labor a partir de nuestra wundo, basada en nuestros ‘patrones culturales, experiencia personal y teorias clinicas (Walsh, 193).A través de estos filtros, co-construimos junto a nuestros sultantes las patologias que «escubrimos» en las famil Blecemos objetivos terapéuticos vinculados ‘nuestras concepciones de la normalidad familiar y explorar las que _aportan los consultantes al encuentro terapéutico, Estas ereencias confluyen e influyen en nuestra definicién y explicacién de las Situaciones problematicas, los sentimientos de éxito o fracaso y los __objetivos terapéuticos. ortante analizar la identidad de cada familia y su idea de Ja normalidad. Al hacerlo, debemos formular preguntas como las siguientes: ;Cémo ven los miembros la familia que componen, y ©6- | Mocreen que la ven los demas? ;Qué comparaciones establecen en- rest actual situacién familiar ylos ideales Si-creen no estar ala altura de estos ideal tos de fracaso y vanos empeios por dos. Por ejemplo, ls das son int deficitarias suelellevarlas a tratar de Jar a las familias nucleares intactas, y para ello se cierran en si n los hijos y sienten que han fracasado si su imagen colectiva no es la de The Brady Bunch.* (Por supuest ‘bfa ex esposos ni «personas fuera de la ley», y el ama de casa p ante contribufa a suavizar las asperezas do le vida eatdiana,) Co- mo sefial6 Carl Whitaker, social de familia normal profundos dolores. ‘Losvinvestigadores empiezan a comprobar que familias de las més diversas configuraciones pueden ser funcionales. Lo que impor- ta para tener entereza no es la forma de la familia, sino mas bien los, pprocesos que se dan en ella y la calidad de la relacién. Hay muchas modalidades de organizacién familiar potencialmente validas, y ninguna de ellas es intrinsecamente sana o patolgica, Familias con diferente forma (por ejemplo, una fa monoparental o una que es ol resultado de nuevos ) enfrentan diferentes desatlos, tienen distintas limi- taciones estructurales y poseen diversos recursos para su funcio- namiento apropiado. Las familias de doble ingreso deben organizar le ser el origen de muchos problemas y nios, asi como de personas que viven solas. rick y Gerson, 1985) os un tanto los 2 lidad concreta de vida en distintos hogares, janza, contlicto y ruptura, e identifi recursos exis tentes y potenciales de las redes familiares y sociales extensas, juras familiares han cambiado tanto en los «do deben definir a esta, a quiénes consideran significativos y qué sentido confieren a los distintos roles y relacio- PSE tas deinicionesjuridicas y consangusneas de la efamilan, asi ‘como las normas sociales que entronizan la familia nuclear idealiza- ‘da, pueden impedir a los consultantes discernir vinculos esenciales. ‘Siuuna madre no est4 easada legalmente, tal vez.no mencione siquie- a como miembro de la familia a su novio que vive con ella, pero pue- de ser importante incluirlo en las sesiones de pareja o de familia a fin de aclarar su situacién y su posibilidad de asumir un rol de apoyo ala madre y sus hijos. Un hombre homosexual renuente a revelar la relacién que mantiene con su amante tal vez necesite ser estimu- Jado a incorporar al didlogo terapéutico esa relacién vital. Los con- sultantes que presumen que «familia» son todos los que viven bajo ‘un mismo techo quiz no mencionen a otros pa ‘pulede pasarse por alto si se lo deja de lado y sélo se atiende a ‘cure en la casa en que vive la ex esposa con sus hijos, osi esta, con- siderada el principal progenitor, descarta cualquier aporte de su ex marido por entender que es un caso perdido. sola quiz4 diga que no tiene fa que su marido ha muerto 0 qu jen en un Tugar muy ; pero el genograma Puede revelar que cerca de ella vive un sobrino que podria represen- tar un recurso valioso, Hasta las mascotas, que suelen dejarse de lado en las evaluaci cotas gozan de mejor salud que quienes hecho de acariciar a un perro de un nuevo mat nidad. Targa oc! tigeneracional que mi hija elaboré pa lastro, A fin de rastrear los sucesos y transiciones si familia, es preciso adoptar una perspeetiva coos lo. La secuencia cronolégica de la familia es « con el genograma, para advertir la confluencia cesos y sintomas afligentes. Por ejemplo, los gares sustitutos pueden cam! veces de lugar de residen- lan a momentos de desazén 0 los mpo, para c Ia evolucion de la f juirir acerca de las relaciones y la oportunidad en que se produ eréctr as como [os cambios faburos que tomar nota de los cambios recientes o inminentes en l i cin de la familia, pues ellos pueden desencadenar una crisis vinen lada con el problema presentado. La consideracién exclusiva de la unidad familiar actual puede dar como resultado una visién muy parcial, como lo ilustra el siguiente ejemplo, Un padre que vivia solo y tenfa la custodia de su hijo y su hija so- ‘6 ayuda profesional a raiz de la tempestuosa conducta de la caso para su supervision, el terapeta dies gramé6 la estructura familiar asi: ee 7 " rada tres afios antes para obtener la 1c habia sido separada de estos y no ingiin contacto; el padre la habfa condenado de un amorio, Luego de eso, el padre vivis sna mujer que ahora lo presio- ‘Tras una amarga bat ‘eustodia de los hijos, ‘mantenia con ello ‘como «inepta» a r ‘una seria e intensa relacién naba para que se casara con el padre por haberla enemistado con la madre, se sentia triste de haberla perdido y abrigaba rencor por la nueva »madre susti- uta» en cierne, Por su parte, el padre, debido a los problemas que habia tenido en su matrimonio anterior, tenia miedo de vol- ‘yer a casarse. Era menester abordar todos estos tringulos y pér- didas. En especial, habia que encontrar la manera de que los hi- {jos retomaran contacto con su madre, con apoyo del padre, antes de proceder a examinar la conveniencia del nuevo matrimonio y las complicaciones que conllevaria la familia ensamblada. ‘Vale la pena insistir en qui jue no consideran los diversos tipos de organi- trinsecamente patolégicos o como causa de cualquiera de los problemas presentados. Por ejemplo, no debe presumirse que las dificultades escolares de un nif criado en una familia monoparental se deben a la ausencia del padre en Ia casa. Lo esencial es si el nfo se siente abandonado o bien atendido por quie- nes importan para él, y de qué manera pueden fortalecerse los lazos positivos dentro y fuera del hogar. Todas las familias, independien- temente de su organizacién estructural, tienen la posibilidad de al- canzar un funcionamiento saludable. Cémo ayudar a las familias a enfrentar los desafios del ‘cambio ‘Todas las familias tienen valores propios, algunos de los cuales pueden reforzar lac pasado, en términos de com promisos y responsabilidades personales, en tanto que otros quizé 15 largo plazo, ma que las inquictudes relativas a In diversidad de estilos de vida son fuerzas a fin de presionar a favor de tauren el equilibrio entre los compromisos laborales y fa definir el bienestar individual y familiar, pasan a pri ‘euestiones relacionadas con la calidad de vida, incluido el deseo de tener una mayor participacién en la comunidad, de aleanzar una realizaci6n espiritual, de promover la justicia medio ambiente, Dado que la norma de la fa hha dado paso a una multi liar, el reto consiste en e: her, 1997; Stacey, 1996). Hoy son muchas las familias confundidas y perturbadas, pero ‘muchas més las que evidencian una notable resiliencia. A despecho de la inestabilidad de la familia y del contexto global de incertidum- bbre econémica y social, la mayoria de las personas siguen anhelando crear una familia y ser parte de ella. Se ha producido un cambio en Ja definicién misma de la «fam ‘nuevos enfoques de la vida familiar para ampliar el repertorio de Pautas familiares—, es posible que nuestras familias y la sociedad en que vivimos crezcan y se transformen, accediendo a un mayor bienestar individual y familiar. Toda tentativa de forjar nuevas mo- familiar suele toparse con enorme resistencia ins- titucional, pero gracias a las estrategias creativas de las familias co- rrientes estén surgiendo modelos potencialmente viables para las familias del futuro, La crisis y el desafio forman parte de la condicién humana. El concepto de resiliencia familiar reat dos a los puntos fuertes. desafios, también la ede seg bos. Los clinicos eapaces de comprender los proceso. 76 | : | 7

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