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EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA

ANSALDI
(pags. 245-287)

En América Latina el suceso más importante fue la proclamación socialista de la revolución cubana iniciada en
1959.
La revolución cubana desde 1961 se proclamó socialista.
En las tres revoluciones (México, Bolivia y Cuba) la efervescencia social expresó una crisis de implantación del
capitalismo, pero la cubana acabó con el capitalismo y se proclamó socialista.
La dicotomía violencia/orden ha opacado algunas preguntas que hoy son relevantes acerca de los procesos
revolucionarios latinoamericanos, en particular su relación con la democracia, la nación y la ciudadanía.
Cuba no conoció un Estado oligárquico, si bien tuvo ciertos rasgos comunes a las sociedades de dominación
oligárquica: gran propiedad de la tierra, exclusión política, violencia y corrupción. Sin embargo, su
desvinculación de España en 1898 estuvo inmediatamente seguida por la ocupación norteamericana y por la
incorporación de la Enmienda Platt al texto constitucional que entre 1902 y 1934 afectó gravemente la
soberanía nacional. Desde entonces, una clase dominante débil, oscilante entre la intervención militar y un
ejército civil de la política igualmente violenta, fueron la clave de la inestabilidad política del país.
En el plano material, la abolición de la esclavitud en 1886 permitió la desarticulación de las plantaciones
tradicionales y un avance hacia una economía capitalista basada en una economía de enclave, pero muy
permeable a la proletarización rural. En Cuba, los conflictos de clase fueron manifiestamente visibles y en cierto
sentido favorables a la inclinación nacionalista y luego a un desenlace socialista del proceso revolucionario tal
como se aprecia en la fuerte proprensión al igualitarismo, concebido este como base para la construcción de
una nueva sociedad, integrada, cohesiva y cuyos miembros comparten una experiencia común.
Esa voluntad igualitarista se percibía, inter alia, en el achicamiento de la brecha salarial.
En Cuba, el proceso que culminó en una revolución socialista comenzó como una lucha democrática contra la
dictadura instaurada en marzo de 1952. Los gobiernos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás,
ambos del Partido Revolucionario Cubano Auténtico, se caracterizaron por ineficiencia, corrupción y
persecución a dirigentes políticos y sindicales apelando a la violencia. Contra ese estado de cosas se levantó una
fracción disidente del partido gobernante, encabezada por Eduardo Chibás, quién en 1947 fundó el Partido
Ortodoxo. La nueva agrupación política adoptó como distintivo una escoba, símbolo de la disposición para
barrer la corrupción. Fue ganando un creciente apoyo popular. El 16 de agosto de 1951 Chibás se suicidó.
Empero, el Partido Ortodoxo siguió creciendo y todo iniciaba indicaba el triunfo de un nuevo candidato
presidencial, Roberto Agramonte, en las elecciones de 1952. Lo apoyaban pequeños burgueses, trabajadores y
sectores humildes. Ante esa perspectiva Fulgencio Batista dio un golpe de Estado -conocido como "El
Madrugazo"- el 10 de marzo de 1952, 4 meses antes de las elecciones. Fue apoyado por la gran burguesía
cubana, el capital norteamericano y el Gobierno de Estados Unidos.
Fidel Castro Ruz, un joven abogado simpatizante del Partido Ortodoxo, se presentó ante la justicia denunciando
a Batista por violar la Constitución. El recurso fue rechazado. Así, para él y un grupo de jóvenes pertenecientes
y/o adherentes a este partido, la lucha armada se presentó como única opción para enfrentar a la dictadura. El
26 de julio de 1953, asaltaron dos cuarteles con la intención de hacerse de armas y llamar a la insurrección
popular mediante una huelga general. El operativo fracasó.
Fidel fue preso y por su condición de abogado se hizo cargo de su propia defensa en el juicio. Su alegato final "la
historia me absolverá". En el se espesaba las motivaciones y el programa de reivindicaciones -meramente
reformistas y democratizantes- de los insurgentes.
Los jóvenes se exiliaron en México, país en el cual permanecieron poco más de un año y medio, durante ese
lapso repitieron el patrón de cultura política inaugurado por Martí, dedicándose a organizar un destacamento
de militantes, decididos a desembarcar en la isla y, en consuno con una huelga general, provocar, una
insurrección popular para derrocar al Gobierno. Los conspiradores se entrenaron militarmente.
En cuanto a su composición social estaba integrado por hombres y mujeres de clase media: estudiantes,
abogados, médicos -a veces caracterizados como "intelectuales revolucionarios"- e incluso algunos
desocupados urbanos.
La dirección del Movimiento 26 de julio (M26) planteó combinar el desembarco de los exiliados y el comienzo
de una insurrección y huelga general en Santiago de Cuba, hechos que debían producirse el 30 de noviembre de
1956. El Granma, con 82 combatientes abordo, salió de México con la intención de arribar a Cuba en la fecha
acordada, pero el sobrepeso que experimentó la nave y una tormenta tropical demoraron su llegada dos días.
La asincronía fue fatal para los insurgentes.
El 5 de diciembre, en Alegría del Pio, la columna del M26 fue sorprendida, diezmada y dispersada por las
fuerzas de la dictadura: entre capturados muertos y prisioneros las pérdidas sumaron 70. Más tarde, los 12 de
sobrevivientes serán llamados "los 12 apóstoles". Comenzó así una verdadera odisea que culminó 25 meses
después, tras una serie de batallas.
Como consecuencia de los desastres de Santiago y de Alegría del Pio, la dirección del M26 se vio obligada a
tomar dos cursos de acción no previstos originalmente: operar militarmente en la sierra (la guerra de
guerrillas) y reestructurar la organización del Movimiento en el llano, preparándola para el sabotaje, la
agitación y la propaganda en todas las provincias.
El M26 fue una organización amplia en cuanto a su composición ideológica en contraste con una dirección
política y militar unificada, centralizada e incluso, "relativamente autónoma respecto al resto de la
organización".
El M26 se mantuvo fiel a la estrategia originaria, en virtud de la cual convocó a una huelga general a realizarse
el 9 de abril de 1958. En el ínterin se conoció el Manifiesto de la Sierra (15 de julio de 1957), documento en el
cual se invitaba a la unidad más amplia de las fuerzas contrarias a Batista y se reclamaba la realización de
"elecciones verdaderamente democráticas e imparciales" con el objetivo de elegir un nuevo presidente para
sustituir al Gobierno provisional que sucedería a la dictadura. El llamamiento del M26 contenía 8 puntos
básicos: 1) Constitución de un frente cívico con una única estrategia de lucha; 2) designación de un presidente
del gobierno provisional; 3) renuncia de Batista; 4) rechazo a la mediación o intervención de terceros países en
la confrontación, incluyendo una solicitud al Gobierno norteamericano de suspensión de la ayuda militar al
dictador; 5) rechazo a una junta militar constituida como Gobierno provisorio; 6) apartamiento de los militares
de la política; 7) convocatoria a elecciones de forma conforme a la Constitución de 1940 y el código electoral de
1933; 8) bosquejo de una de un programa mínimo a realizar por el gobierno provisorio. El documento sólo se
refería, en materia económica, a la necesidad de formular por parte del gobierno las bases una reforma agraria.
Reiteró la oposición del Movimiento a la posibilidad de establecer una junta de gobierno militar y ratificó que la
lucha no era sólo contra Batista sino contra el sistema político dictatorial y que se trataba de ocupar el poder
real, no el poder formal.
La convocatoria la huelga general insurreccional de abril de 1968 concluyó en un rotundo fracaso. Entonces,
Fidel y la dirección del M26 decidieron un cambio de estrategia. Los jóvenes combatientes, provenientes de la
clase media urbana, "descubrieron" a los campesinos y sus duras condiciones de vida, al tiempo que obtuvieron
apoyo solidario y nuevos soldados de entre ellos. De allí provino buena parte de los efectivos del Ejército
Rebelde, por entonces lanzado a una serie de acciones guerrilleras de mayor envergadura contra de la
dictadura, dejando atrás las acciones esporádicas de ataques seguidos de fugas típicos de la fase inicial. Este
cambio produjo un fuerte incremento de la capacidad militar del Ejército Rebelde.
El dictador dispuso una "campaña de liquidación" de los rebeldes, la cual devino en un verdadero desastre.
Unidades militares enteras fueron capturadas por los guerrilleros, incluyendo armas, municiones y los códigos
secretos, la represión dictatorial se acentúa, especialmente sobre los estudiantes y la clase media sospechoso
de colaborar con el M26. Cuanto más aumentaba la represión, tanto más se incrementaba el prestigio de Fidel y
el apoyo a su lucha, incluyendo más incorporaciones a las filas del Ejército Rebelde. En agosto, tras varias
derrotas, el ejército batistiano abandonó la sierra.
La lucha contra Batista sumó otros contendientes, entre los cuales descolló el Directorio Revolucionario, una
organización básicamente estudiantil universitaria. El Directorio fue tenaz opositor a la dictadura y decidido
partidario de la lucha armada. En 1958 el grupo terminó coordinando sus acciones con las de las columnas del
M26. Después del triunfo, el Directorio se sumó a las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), en
1961, y a su sucesor el Partido Unido de la Revolución Socialista, en 1962, que fueron antecedentes directos del
nuevo Partido Comunista.
Otras fuerzas antibatistianas, pero partidarias de la negociación con Batista, fueron la Sociedad de Amigos de la
República, el Partido del Pueblo Cubano, el Conjunto de Instituciones Cívicas y un sector del Partido
Revolucionario Cubano Auténtico dirigido por el ex presidente Grau San Martín. Incluso el Partido Socialista
Popular comenzó a cambiar su posición frente al M26 así, algunos de sus militantes se sumaron al Ejército
Rebelde.
Fue el terreno político donde el M26 mostró clara superioridad.
La política de alianzas del M26 fue uno de los factores clave en su triunfo militar. La toma del poder fue el
resultado de una "combinación de fuerzas militar y extrema delicadeza política". Las alianzas fueron primero,
dentro del propio M26; luego con el Directorio Estudiantil Revolucionario y los Partidos Ortodoxos y Auténtico,
con sectores del Ejército, con los comunistas, con los sindicatos, con los campesinos.
A fines de 1958, el Ejército Rebelde lanzó su ofensiva final.
Batista que, como Machado en 1933, ya había perdido el apoyo económico y militar de Estados Unidos,
renunció y huyó del país. Fidel entró en Santiago de Cuba el 1° de enero de 1959. El 2 comenzó la huelga
general, Cienfuegos asumió el mando militar de Columbia y el Che en la fortaleza de La Cabaña. El tres triunfó la
huelga general revolucionaria y el nuevo poder se estableció en todo el país. El 5 llegaron a La Habana el
presidente provisional Manuel Urrutia y el Consejo de Ministros, quienes dispusieron la disolución del
Congreso, la supresión de los tribunales de urgencia y la Sala Segunda de lo Criminal del Tribunal Supremo.
Durante los años iniciales se produjeron reacomodos dentro del nuevo gobierno y se promulgaron importantes
leyes reformistas.
Una de las primeras medidas fue la aplicación de castigos ejemplares a los principales responsables de los
crímenes cometidos por el por la dictadura, si bien muchos de ellos lograron asilo político en Estados Unidos.
También se procedió a la confiscación inmediata de todos los bienes mal habidos por los funcionarios
batistianos. El viejo ejército fue disuelto y reemplazado por el Ejército Rebelde. La administración pública fue
saneada de los cómplices de la dictadura y se procedió a erradicar la malversación de fondos públicos. Se
establecieron los derechos de los trabajadores, se reintegraron a aquellos despedidos por su posición política y
se desplazaron los las direcciones corrompidas y entreguistas de los sindicatos. Cesaron los despojos de
campesinos. Las playas fueron abiertas a todo el pueblo, suprimiendo el exclusivismo y la discriminación. Se
puso fin al juego, el tráfico de drogas, el contrabando y, más tarde, la prostitución y la mendicidad.
La pérdida de reservas monetarias -saqueadas por la dictadura-, la baja del precio del azúcar y la creciente
dificultad para obtener créditos mercancías y tecnologías proveniente de Estados Unidos, obligaron al gobierno
a adoptar severas medidas de austeridad, que incluyeron la supresión de las importaciones de bienes
superfluos y suntuarios, y a establecer una distribución igualitaria de los productos esenciales.
El Gobierno Revolucionario se hizo cargo de sus funciones en un contexto económico dominado por la fuerte
dependencia respecto de Estados Unidos. A mediados de la década de 1950, el peso de la inversión de capitales
norteamericanos en la economía cubana era "mayor que el ejercido en cualquier otra parte del mundo".
El 15 de febrero de 1959 renunció el Consejo de Ministros y Castro asumió el cargo de Primer Ministro.
El 17 de mayo del mismo año, el Consejo de Ministros, reunido en La Plata firmó la primera Ley de Reforma
Agraria. Mediante ella se fijó el límite máximo de las propiedades rurales en 30 caballerías y se prohibió a los
extranjeros acceder a ellas. En octubre de 1963, se promulgó una segunda Ley de Reforma Agraria, la cual
dispuso reducir el máximo de sí a 5 caballerías, nacionalizándose las fincas con una superficie mayor. Mediante
esta ley el 70% de todas las tierras fértiles pasó a manos del Estado
Entre las propiedades afectadas se encontraban algunas de capital norteamericano. Así la revolución
democrático popular se hizo también agraria y la suma de ambas generó una revolución nacional, medida que
le granjeó al Gobierno Revolucionario la enemistad de Estados Unidos.
En julio de 1959 el Consejo de Ministros aprobó una ley Estableciendo sanciones para quienes atentaron contra
la estabilidad de la nación. El Senado norteamericano facultó al presidente del país para suspender ayuda a
todo país que confiscara propiedades norteamericanas sin justa compensación. Ese mes se produjo un conflicto
en el seno del Gobierno cubano, que llevó a la renuncia de Castro al cargo de Primer Ministro, al tiempo que
acusaba al presidente de estar involucrado en una operación contrarrevolucionaria. También renunció Urrutia,
quién perseguía, en realidad, culminar con éxito una maniobra destinada a desplazar al comandante. Pero un
paro general convocado por la CTC, y una concentración campesina frustraron los la intentona. Urrutia debió
dejar el cargo definitivamente siendo reemplazado por Osvaldo Dorticós Torrado, mientras Fidel retomó su
cargo de Primer Ministro.
El 11 de agosto se anunció la compra de a Cuba, por parte de la Unión Soviética de 170000 toneladas de azúcar,
y el 20 del mismo mes, el Consejo de Ministro dispuso rebajar el 30% el precio de las tarifas eléctricas. Se
crearon las Milicias Nacionales Revolucionarias y se establecieron los tribunales revolucionarios por el
juzgamiento de las actividades de terroristas y contrarrevolucionarios. El 24 de noviembre el consejo de
ministros aprobó una ley que creaba el certificado de ahorro del pueblo y al día siguiente designó a Guevara
como presidente del Banco Nacional. El 27 de inició la expropiación de los latifundios mediante una resolución
del Instituto Nacional para la Reforma Agraria (INRA).
En febrero, fueron confiscados el consorcio petrolero RECA y las propiedades del gran capitalista José López
Vilaboy e intervenidos 14 grandes centrales azucareros. Se dispuso la confiscación de las propiedades de todos
los que se exiliaron y el agravamiento de las penas impuestas a los responsables de delitos de malversación de
caudales públicos, fraude, exacciones ilegales y otros, llegando, incluso a la pena de muerte. El 13 de ese mes se
firmó el primer convenio comercial cubano-soviético. El 16 de marzo se creó la Junta Central de Planificación
(JUCEPLAN). El 4 de abril se expropiaron los latifundios de la UFCo. El 8 de mayo se restablecieron las
relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. En junio fueron detenidos diplomáticos norteamericanos que
estaban reunidos con conspiradores cubanos.
El 2 de julio de 1960, el presidente de Estados Unidos, promulgó una ley que suspendió la compra de azúcar
cubana. El Consejo de Ministro del Gobierno Revolucionario respondió con el otorgamiento de poderes al
presidente de la República y el Primer Ministro para nacionalizar las propiedades norteamericanas existentes
en Cuba.
El 19 de octubre de 1960, el Gobierno de Estados Unidos decidió el embargo de todo tipo de mercancías
enviados desde el país hacia Cuba, medida que llevó al Gobierno Revolucionario a nacionalizar todas las
empresas norteamericanas que aún quedaban en el país.
Cabe destacar que uno de los puntos de mayor fricción entre los gobiernos cubanos y norteamericanos fue el
relativo al petróleo, un insumo vital para cualquier economía, agravado en el caso de un país que, como Cuba,
carecía de él. El Gobierno de Estados Unidos logró que Venezuela, gobernada por Rómulo Betancourt, y otros
países dejarán de enviar crudo a la isla. Para superar la situación el gobierno revolucionario firmó un acuerdo
con la Unión Soviética. Las empresas norteamericanas Texaco y ESSO y la anglo-holandesa Royal Dutch Shell
presionaron al Gobierno de Estados Unidos para que tomará medidas contra Cuba, al tiempo que se negaron a
refinar petróleo soviético. El desenlace fue la nacionalización de las empresas en agosto de 1960.
Mentiras enero de 1961, el Gobierno de Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Cuba. El 16 de
marzo Fidel proclamó el carácter socialista de la revolución y declaró el estado de alerta. Al día siguiente 1500
efectivos militares desembarcaron en Playa Larga y Playa Girón. Esa fue la operación montada entre la CIA y
cubanos contrarrevolucionarios exiliados en Estados Unidos desde julio de 1960, cuando el pueblo cubano no
les dio su apoyo y se movilizó masivamente en defensa del Gobierno y la Revolución. Las Fuerzas Armadas
Revolucionarias destrozaron a los invasores. Unos días más tarde que Kennedy asumió la plena
responsabilidad por el operativo. Inmediatamente, se impuso un embargo total de las mercancías destinadas a
Cuba.
La Revolución nacionalista y anti-imperialista estabas y en condiciones de entrar en el campo de posibilidades
de convertirse en una Revolución socialista al margen de la intención originaria de los revolucionarios.
En diciembre de 1961, Fidel se proclamó marxista-leninista. Poco después, el 31 de enero de 1962, la reunión
de la OEA en Punta del Este decidió expulsar al gobierno de Cuba de su seno el 4 de febrero más de 1000000 de
cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución, en la capital, aprobó la Segunda Declaración de La Habana.
En octubre de 1962 se produjo la llamada "crisis de los misiles". Decididos a apoyar a los cubanos, los soviéticos
acordaron con el Gobierno Revolucionario la instalación, en la isla, de misiles de alcance medio, capaces de
impactar en ciudades y centros estratégicos ubicados en territorio norteamericano. Por otro lado, los misiles
soviéticos en Cuba aparecían como la contrapartida de los de Estados Unidos en Turquía.
Kennedy exigió el Primer Ministro soviético Nikita Kruschev, el desmantelamiento de las rampas y retiro de los
misiles. El 28, Kruschev, unilateralmente -es decir sin consultar al Gobierno cubano-, acordó con Kennedy el
retiro de los misiles soviéticos en Cuba, a cambio del desmantelamiento de las rampas estadounidenses en
Turquía. Mediante una cláusula secreta, el Gobierno de Estados Unidos se comprometió a garantizar que Cuba
no sería objeto de ninguna agresión por parte de su país y por otros países occidentales. Castro y Guevara
consideraron que Estados Unidos había querido destruir físicamente pero que la Unión Soviética los había
destruido jurídicamente.
El arreglo entre los jefes de las dos superpotencias por encima de la soberanía cubana hizo que Kruschev
privara Castro de una excelente ocasión para plantear mejores condiciones de negociación y resolución del
conflicto con Estados Unidos.
Después de Playa Girón el Gobierno Revolucionario comenzó a definir una estrategia de desarrollo planificado.
El Che Guevara, a cargo del recientemente creado Ministerio de Industrias, preparó un plan de 4 años cuyos
objetivos principales eran la diversificación agrícola y la industrialización. Para Guevara era primordial y
estratégico el desarrollo de investigaciones científicas y tecnológicas que le permitirían a Cuba producir nuevos
productos y nuevos procesos productivos adaptados a la geografía económica del país.
En la perspectiva del Che, el plan de producción debía ir acompañado de otros planes: los de abastecimiento, de
trabajo y salarios, de costos, financiero y de inversiones.
El Che enfatizaba la necesidad de una revolución cultural en el campo de la economía y en el de la revolución
toda.
Para el Che, la industrialización cubana debía hacerse efectiva en tres fases: la primera era la planificación
estudio y apreciación del rumbo y velocidad del proceso; la segunda correspondía a la construcción y el
reordenamiento Industrial; la tercera la de la expansión y complementación del sistema industrial.
El objetivo de alcanzar una correlación adecuada y justa entre el nivel de vida de la población y la tasa de
acumulación ponía al poder político frente a una verdadera encrucijada enfatizar en exceso la acumulación
implicaba frenar durante un número incierto de años el nivel de consumo. Una alternativa a esa vía era la de
elevar discretamente el nivel de vida de la mayoría de la población, estabilizarla a cierta altura y desde ella
procurar el desarrollo de las industrias básicas.
El plan cuatrienal perseguía colocar, durante ese lapso, las bases de la industrialización, necesarias para
desplazar el centro de gravedad de la planificación hacia la expansión y complementación del núcleo industrial
inicial. Según el Che, tanto la industria como la agricultura diversificada debían producir ajustándose a estas
normas: mayor cantidad de producción, alta productividad, variedad de la producción de acuerdo con las
necesidades nacionales, la más altas calidad posible y el más bajo costo posible. Para el Che, algunos desarrollos
industriales eran clave.
Según el Sistema Presupuestario de Financiamiento, cada empresa no acumulaban y retenido en efectivo, en
una cuenta propia, los ingresos obtenidos, los cuales serán entregados al presupuesto nacional. Asimismo, cada
empresa gastaba según el plan financiero, recibiendo el presupuesto nacional, vía bancaria los fondos
necesarios para atender el pago de los salarios, realizar inversiones y abandonar otros gastos.
Lo más importante del Plan de Industrialización no residía en sus aspectos económicos. Lo central, para el Che,
era la moral, la conciencia, dimensiones claves para la construcción de un hombre y una sociedad nuevos.
Coherente con esa posición, sostuvo la necesidad de la primacía de los incentivos morales en el proceso de
construcción de la sociedad socialista.
En 1965, cuando llegó el fin del Plan de los Cuatro Años -que no alcanzó sus objetivos de máxima- se produjo el
alejamiento de Guevara. Renunció a su ministerio, a sus cargos, a la nacionalidad cubana y desapareció de la
escena pública. Año después se sabría que se había ido al Congo para participar de las guerrillas. Retornó Cuba
tras una corta estadía clandestina en Praga. En la isla, preparó un operativo de envergadura destinado a llevar
la revolución al sur del continente. Este operativo culminó en una derrota la captura y el asesinato del Che por
los rangers el Ejército boliviano, el 8 de octubre de 1967.
Entre 1971 y 1985 publicó una versión moderada del modelo soviético de economía planificada, mediante el
cual se produjo una fuerte alza de crecimiento. El presupuesto nacional pasó a ser deficitario, al tiempo que,
como había previsto Guevara, la Unión Soviética comenzaba a experimentar, serios problemas económicos. Al
concluir este periodo, la situación económica de la isla se había agravado.
Desde una perspectiva comparativa, la revolución cubana muestra algunos rasgos comunes a la experiencia
revolucionarias de México y Bolivia. Uno de los resultados revolucionarios más evidentes en las tres
revoluciones fue el peso adquirido por los partidos de masas, del cual sin duda contribuyó a tan demorada
creación de sistemas de partidos de alcance nacional.
En Cuba el M26 se constituyó al margen y con independencia de los partidos y fue el núcleo duro del futuro
partido de la revolución, resultado de la unificación de varias organizaciones. El M26 era básicamente urbano y
de clase media universitaria, sumando a los campesinos y más tarde a la clase obrera a lo largo de la lucha
contra la dictadura.
En Cuba, el proceso de institucionalización de la revolución tránsito un camino relativamente largo, cuyo final
puede situarse entre 1976 y 1985. En su primera etapa, 1962 a 1971, se crearon instituciones y fueron políticas
nuevas. En el plano político, fue importante el proceso de fusión de las diferentes agrupaciones políticas
revolucionarias, que pasaron de su autonomía a constituir, primero, las Organizaciones Revolucionarias
Integradas, luego, en 1963, el Partido Unido de la Revolución Socialista y, finalmente, en 1965, el Partido
Comunista de Cuba. El nuevo poder fue conformándose a partir del encuentro de una parte de la dirección del
Ejército Rebelde y de los antiguos comunistas del PSP siendo los ORI el locus de la transición.
Entre 1971 y 1985 se cansó la definitiva institucionalización del régimen revolucionario.
Según la Constitución de 1976, la República de Cuba es un estado socialista de obreros y campesinos, y demás
trabajadores manuales e intelectuales.
La Constitución establece amplia e inequívocamente el principio de la igualdad, aplicables sin distinción alguna
en todos los planos de la vida social.
El Gobierno Revolucionario favoreció inicialmente la pequeña propiedad campesina, más no estímulos su
ampliación, convirtiendo en propietarios a los campesinos que no lo eran. La opción política preferencial fue la
de nacionalizar las propiedades agrícolas y crear en ellas granjas estatales demandantes de fuerza de trabajo,
de modo tal que solucionará el principal problema - y la principal demanda- del campo cubano, el empleo rural,
y dinamizará el proyecto de diversificación de la producción agraria. En Cuba no había hambre de tierra sino de
trabajo una consecuencia de la economía azucarera, que empleaba un importante número de trabajadores solo
estacionalmente.
La Revolución Cubana no tuvo un carácter agrario desde el comienzo, sino que lo adquirió después de la toma
del poder, cuando se incorporaron al programa de Gobierno las reivindicaciones campesinas. Pero fue también
en esa etapa cuando el Gobierno Revolucionario prestó atención a las demandas obreras.
Las revoluciones latinoamericanas como todo proceso histórico, fueron resultado de una doble dialéctica
interna y externa. En el caso de la Revolución Cubana, el carácter nacional condujo a un fortísimo y radical de
enfrentamiento con Estados Unidos y, a un acercamiento con los países del llamado Bloque Socialista y, a
enarbolar una inequívoca política exterior fundada en los principios del internacionalismo proletario.
La revolución puso el nacionalismo antiimperialista en el centro de la construcción de un orden nuevo, con
ánimos que superaban los límites nacionales.
En el caso de Cuba, las condiciones históricas estructurales de dependencia son cruciales para entender el
resultado socialista y multiplicador del proceso.
Ocurrió en un contexto dominado por la Guerra Fría, situación que llevó a atar sus políticas a las de la Unión
Soviética. El acuerdo soviético-norteamericano de 1962, al permitir una salida pacífica a la crisis de los misiles
de octubre de ese año, puso un límite a los designios estadounidenses de intervenir militarmente en la isla,
aunque no eliminó el bloqueo comercial. En 1972, Cuba se integró parcialmente en el llamado Bloque Socialista
al adherir al Consejo de Ayuda Mutua Económica pero no al Pacto de Varsovia.
En el plano de la política mundial, Cuba desempeña un papel muy importante. La Cuba revolucionaria adoptó y
práctico a rajatabla el llamado internacionalismo proletario. La política cubana estuvo orientada a favorecer -
con amplia ayuda material y moral- la creación y acción de organizaciones político-militares revolucionarias en
América Latina con el objetivo de zafar de la repetición de la experiencia soviética de construcción del
socialismo en un solo país.
Pero el institucionalismo de los cubanos no fue sólo militar. Fue más allá y se manifestó bajo la forma de
médicos, educadores, técnicos y especialistas en la agricultura, salud pública, hotelería y otros rubros, enviados
a Angola, Etiopía, Congo, Mozambique, República Ecuatorial de Guinea, Guinea Bissau y, en Asia a laos, Yemen
del Sur y Vietnam.

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