Professional Documents
Culture Documents
Schreiner, Josef. (1974) - Introducción A Los Métodos de La Exégesis Bíblica. Barcelona Herder Editorial.
Schreiner, Josef. (1974) - Introducción A Los Métodos de La Exégesis Bíblica. Barcelona Herder Editorial.
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1974
INTRODUCCIÓN A LOS MÉTODOS
DE LA EXEGESIS BÍBLICA
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1974
Versión castellana de RAFAEL PUENTE, de la obra dirigida por
JOSEF SCHREINER. Einfuhrung in die Methoden der biblischen Exegese,
Echter Verlag, Wurzburgo 1971
"Josej Sájreiner
CON ARTÍCULOS DE
7
Prólogo
8
Prólogo
9
I
Breve historia de la exéresis veterotestamentaria-.
épocas, objetivos, caminos
11
Josef Schreiner
2. Las explicaciones que siguen sólo pueden ofrecer un bosquejo esquemático del camino
recorrido en las diversas épocas por la exégesis veterotestamentaria. Por eso citamos a
continuación las obras que más extensamente se han ocupado de la historia de la inter-
pretación del Antiguo Testamento, que mencionan autores, valoran sus obras y que des-
criben con detalle los distintos períodos; cf. especialmente: L. DIESTEL, Geschichte des
Alten Testaments in del christttchen Kirche, Jena 1869; B. SMALLEY, The study of the
Bible in the Middle Ages, Oxford 1952; R.M. GRANT, L'interprétation de ¡a Bible des
origines chrétiennes, á nos jours, París 1967; C. SPICQ, Esquisse d'une histoire de Vexégése
latine au moyen age («Bibliotheque thomiste» xxvi) París 1944; J. BONSIRVEN - G. BAEDY-
M. JUGIE - C. SPICQ - A. ROBERT - L. VAGANAY, art. Interprétation, en DBS ry 561-646;
H.J. KRAUS, Geschichte ier histortsch-kritischen Erforschung des Alten Testaments, Neukir-
chen 21969.
12
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
13
Josef Schreiner
14
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
15
Josef Schreiaer
7. Ct. para este capítulo: J. CHRISTIANSEN, Die Technik der allegorischen Auslegungs-
wissenschaft bei Pkilon vori Alexandrien («Beitrage zur Geschichte der bibliscben Herme-
neutik» 7) Tubinga 1969.
* En castellano se suele decir «alegoría», pero hemos preferido respetar la dis-
tinción que hace el autor entre la alegoría como figura literaria y la «alegoresis» como
método de interpretación (cf. las notas lexicográficas, al final del libro). Nota del traductor.
16
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
17
Schreiner, Introd. 2
Josef Schreiner
18
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
19
Josef Schreiner
20
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
21
Josef Schreiner
22
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
23
Josef Schreiner
24
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
25
Josef Schreiner
26
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
textos bíblicos, y que sólo 100 años más tarde tendrá repercusiones
importantes en Alemania (con J.S. Semler). Después de estos y otros
trabajos preliminares, el Antiguo Testamento se vio sometido en
la época de la ilustración a un examen crítico que abarcaba todas
sus facetas. Bajo el lema «Ten el valor de usar tu propio entendi-
miento», idea que a partir de Kant constituyó la divisa de la época,
se modifican la estructura del conocimiento y las normas que habían
servido para interpretar el Antiguo Testamento. La nueva tendencia
de los espíritus repercute primeramente en J.S. Semler con una do-
ble consecuencia: por una parte, se emplea también con la Biblia
la «crítica profana» que se aplica a cualquier obra literaria; y por
otra, se distingue en ella el contenido divino de la forma humana,
se pide una clara diferenciación y valoración dentro de los mismos
libros veterotestamentarios y se considera que un extracto de ellos
sería suficiente para la religión y la fe cristianas. Pero luego apare-
ce con G.E. Lessing el principio de que «las verdades históricas
casuales no pueden llegar a ser nunca una demostración de las
verdades racionales necesarias», con lo cual la verdad eterna co-
nocida por la razón viene a ser el criterio normativo para todo lo
que se encuentra en la Biblia. Al Antiguo Testamento no le queda
otra significación que la de haber sido un medio para la educación
del pueblo elegido en orden a aquella verdad eterna de la razón.
Así es como el Antiguo Testamento, en parte con Semler y total-
mente con Lessing, se hunde en el pasado.
Superada la ilustración, al alborear el siglo xix, J.G. Herder
tuvo gran importancia en lo que toca a la concepción del Antiguo
Testamento. Se podría decir que, en un contexto de valoración de lo
natural, el Antiguo Testamento adquire vida en la vivencia del lec-
tor que intuitivamente penetra en él, aunque no por eso alcanza
una relevancia teológica y comprometedora frente al hombre autosu-
ficiente. J.G. Eichhorn resume los principios críticos del siglo XVIII
y se esfuerza por establecer un nuevo punto de arranque con las po-
siciones de Semler y de Herder: «Dentro de la evolución del mun-
do, que representa a escala universal la evolución natural del hombre
desde la infancia hasta la madurez, el Antiguo Testamento ocupa la
"edad infantil del mundo".» La forma de expresión propia de aque-
lla época es el mito, que ahora se entiende, contraponiéndolo a las
27
Josef Schreiner
28
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
29
Josef Schreiner
30
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
JOSEF SCHREINER
31
II
33
I. INTERPRETACIÓN EN LA TRANSMISIÓN TEXTUAL DEL
NUEVO TESTAMENTO
34
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
35
Johannes B. Bauer
36
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
37
Johannes B. Bauer
38
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
39
Johannes B. Bauer
40
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
41
Johannes B. Bauer
42
1
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
7. Para lo que sigue véase K.H. SCHELKLE, Wort und Schrift, Dusseldorf 1966.
43
Johannes B. Bauer
44
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
8. Die Bedeulung der Vater für die gegenwwrtíge Theologie, ThQ 148 (1968), 257-282
(traducción resumida en «Selecciones de Teología» vm (1969), 265-272: Significado de los
Padres para la teol. actual.
45
Johannes B. Bauer
46
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
47
Johannes B. Bauer
48
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
49
Schreiner, Introd. 4
Johannes B. Bauer
50
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
51
Johannes B. Bauer
52
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
53
Johannes B. Bauer
54
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
55
Johannes B. Bauer
56
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
57
Johannes B. Bauer
58
La exégesis del Nuevo Testamentp y su trayectoria
JOHANNES B. BAUER
59
III
61
Karl Lehmann
62
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
63
Karl Lehmann
64
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
65
Schreíner, Introd. 5
Karl Lehmann
es
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
67
Karl Lehmann
3. Radicalización de la crítica.
68
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
69
Karl Lehmann
los grandes descubrimientos de la critica histórica y sus momentos estelares (cf., al res-
pecto, las exposiciones de W.G. KÜMMEL y H.-J. KRAUS). Especialmente la formación del
método llamado historia de las formas seria un ejemplo luminoso para mostrar cómo
también la crítica histórica sale una y otra vez al encuentro del carácter peculiar de
la Biblia. Resulta instructivo al respecto W. KLATT, H. GUNKEL (FRLANT 100), Gotinga
1969. W.M. D E WETTE ofrece otro ejemplo (a este respecto H.-J. KRAUS, Geschtchíe
der htstorisch-kritischen Erforschung... 174s) (con bibl.).
26. Cf. W.G. KÜMMEL, op. cit., 250-258, 362-368, 377-382, 385s, 388-392.
27. Además de los textos reproducidos en W.G. KÜMMEL, op. cit., 253ss, 256ss, cf.
también F. OVERBECK, Selbstbekenntnisse, Francfort 1966 (bibliografía 149-153).
28. Es especialmente sugerente el texto de su trabajo: Über aufgabe und Melhode der
sogenannten Neutgstamentlichen Theologie (1897) que puede encontrarse en W.G. KÜMMEL,
op. cit., 389-391.
70
El horizonte hermenéutico de la .exégesis histórico-crítica
29. El problema persiste desde luego hasta el día de hoy (cf. el movimiento confe-
sional Kein anderes Evangelium); ejemplos importantes en E. KASEMANN, Exegetische
Versuche und Besinnungen II, Gotinga 1964, 268-290; G. KLETN, W. MARXSEN, W. KRECK,
Bibelkritik und Gemeindefrommigkeit, GUtersloh 1966; de entre el diálogo oficial de las
Iglesias, cf. H. SCHNELL (dir.), Kranzbacher Gesprach der Lutherischen Bischófskonferenz
zur Auseinandersetzung um die Bibel, Berlín 1967.
30. En las páginas siguientes sólo nos remitiremos a K. BARTH y R. BULTMANN, cons-
cientes de la simplificación que ello significa. Para más detalles puede consultarse
W.G. KÜMMEL, op. cit., 286ss, 310ss, 358ss, 394ss, 439ss, 466ss; id., Das Erbe des 19.
Jahrhunderts für die neutestamentUche Wissenschaft von heute, en Heilsgeschehen und
Geschichte, Marburgo 1965, 364-381.
31. Desgraciadamente hemos de pasar por alto en este estudio la reacción de los
teólogos de orientación más fuertemente sistemática, así como la. de los grandes histo-
riadores (cf., p. ej., M. KXHLER, A. SCHLATTER, A. HARNACK).
32. Los materiales más importantes son fácilmente asequibles en la obra de J. MOLT-
MANN (dir.), Anfange der dialéktischen Theologie I (ThB 17), Munich 1962, 77-152, 197-218.
71
Karl Lehmann
72
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
35. Cf. los primeros escritos de R. BULTMANN en la obra de J. MOLTMANN (dir.), An-
fánge der dialektischen Theologie II (ThB 17), Munich 1963, 9-22. La bibliografía de
estos años puede encontrarse en R. BULTMANN, Exegedca, Tubinga 1967, 486-492. De
entre la interminable literatura acerca de BULTMANN me limito a citar a W SCHMITHALS,
Die Theologie R. Bultmanns. Tubinga 1966; G. HASENHÜTTL, Der Glaubensvolhug. Eine
Begegnung mit Rudolf Bultmann aus kathoUschem GlaubensverstSndnis («Koinonia» i),
Essen 1963; G. BORNKAMM, Geschichte und Glaube I, Munich 1968, 172-175 ofrece un
análisis extenso de la bibliografía más reciente (cf. también ibid., 157-172); así como
también CH.W. KEGLEY (dir.), The Theology of Rudolf Bultmann, Nueva York 1966.
36. Hasta qué punto es esta preocupación la que une al primer BARTH con el primer
BULTMANN, es lo que muestra E. HÜBNER, Entmythologísterung ais theologische Aufgabe,
en Parrhesia (cf. nota 34), 238-260).
37. El concepto «existencial» desgraciadamente no puede ser discutido aquí. Cf.
F.K. MAVR, K. RAHNER y R. MARLÉ, Existenctario, existencial, en Sacramentum mundí 111,
Barcelona 1973, 63-72, (con bibl.). Sobre la problemática de este concepto en el primer
HEIDEGGER cf. K. LEHMANN, Christliche Geschichtserfahrung und ontologische Frage beim
¡ungen Heidegger, en O. POGGELER (dir.), Heidegger («Neue vriss. Bibl.» 34), Colonia 1969,
140-168, esp. 159ss (con bibl.).
73
Karl Lehmana
74
El horizonte hermenéutica de la exégesis histórico-crítica
41. Un análisis más exacto de la relación BULTMANN - HEIDEGGER está todavía por hacer.
75
Karl Lehmann
76
El horizonte hermenéutico de la.exégesis histórico-crítica
1. «Crítica» y reforma
G. EBELING42 no ve en el planteamiento histórico-crítico nin-
gún problema metodológico de tipo técnico-formal, sino una op-
ción fundamental del pensamiento teológico. En cuanto que desde
sus presupuestos ideológicos, este método postula un enfrentamiento
crítico con la tradición, está esencialmente ligado a una «crítica
objetiva». Gracias a la decisión básica que constituye el método
histórico-crítico, el protestantismo del siglo xix ha podido, de hecho,
mantener y reforzar la opción reformadora del siglo xvi. Sea cual
fuere la relación que se establezca entre la reforma y el nacimiento
del espíritu moderno (cf. ya DILTHEY y TROELTSCH), lo que está
claro es que existe una conexión interna entre la justificación sola
fide y el rechazo de todas las seguridades previas a la hora de
actualizar el mensaje cristiano. La fe se encuentra, pues, profun-
damente expuesta a la impugnabilidad de todo lo histórico. La
razón de que el método histórico-crítico pueda adquirir tal poder
sobre la Escritura está en la diferencia interna que hay entre «Es-
critura» y «revelación», «ley» y «Evangelio» *. Mas también ahí
se funda la confianza de que la crítica histórica no puede sacudir
profundamente la verdad de la fe cristiana. La «crítica» sigue
siendo «un medio imprescindible para recordarle a la Iglesia aque-
lla libertad que tiene sus raíces en la iustíficatio impii» M.
77
Karl Lehmann
78
3. La investigación histórica como evocación de una esperanza
que no caduca
79
Karl Lehmann
80
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
5. Enseñanzas
81
Schreiner, Introd. 6
Karl Lehmann
51. Por eso en la obra que se cita en la nota 46, sobre el objeto concreto de un
artículo del credo y de la temática del triduum monis, el autor emprendió el intento de
establecer un diálogo inmediato entre la exégesis, la hermenéutica filosófica y la teología
sistemática (cf. el prólogo que precede la primera edición, p. 6).
82
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
83
Karl Lehmann
2. ¿Ausencia de prejuicios?
84
El horizonte hermenéutico de Ja exégesis histórico-crítica
85
Karl Lehmann
86
VI. LA TEOLOGÍA CATÓLICA Y EL MÉTODO HISTÓRICO-CRÍTICO
1. Aceptación
2. Tendencia a la objetivación
56. Cf. E. KASEMANN, op. cit. (cf. nota 29), 12: «Hemos de reconocer en justicia
que la moderna exégesis católica, al menos en Alemania y en su entorno, ha alcanzado
un nivel que por lo general no desmerece ya del trabajo protestante, y que incluso lo
supera no pocas veces en precisión. Este proceso demuestra que el método histórico-
crítico ha llegado a generalizarse fundamentalmente. Ya no constituye la característica de
una posición teológica de la exégesis, sino que solamente separa lo. que es ciencia y lo
que no pasa de especulación primitiva. La adecuación y aproximación de los distintos
frentes quizás sea la nota característica de nuestra época.» (1957!). En cuanto a la dimen-
sión ecuménica de la exégesis moderna cf. G. HARBSMEIER, Historisch-kritische Exegese
und personóle Existenz, en P. ASCHER (dir.), Evemgelium und GescMchte in elner
rationalisierten Welt, Tréveris 1969, 102-112, esp. l l l s . Se podrían multiplicar los ejemplos
a placer.
87
Karl Lehmann
88
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
4. Correcciones de detalle
89
5. La pregunta clave indispensable
90
El horizonte hermenéutico de la exjégesis histórico-crítica
57. Cf., por lo demás, artículos aislados y valioso material constructivo en los cono-
cidos trabajos por ej. de K. RAHNER, E. SCHILLEBEECKX, P. SCHOONENBERG, X. RATZINGER
y otros, y de la parte exegética K.H. SCHELKLE, A. VOGTLE, R. SCHNACKENBURG, F. M Ü S S -
NER, etc. A mi me siguen pareciendo los más significativos los estudios de H . SCHLIER,
cf. especialmente Was hásst Auslegung der Heiligen Schrift? en Besinnung auf das Neue
Testament 35-62; más atención merece H.U. V. BALTHASAR, Verbum Caro. Skizzen zur Theo-
logie I, Einsiedeln 1960, 11-99.
91
Karl Lehmano
58. Para lo que sigue cf., sobre todo, E. KASEMANN, Vom theologischen Recht histo-
risch-kritischer Exegese: ZThK 64 (1967) 259-281; J. BLANK, Die Interpretatlon der
Bibel ais theologisches Problem, en Schriftauslegung in Theorle und Praxis, Munich 1969,
15-29; id., Das politische Element in der hístorisch-krttischen Methode, en P. NEUENZEIT
(dir), Die Funktion der Theologie in Klrche und Gesellschaft, Munich 1969, 39-60; cf.
también por otra parte O. Kuss, Schrift und Kirche, en Auslegung und Verkündigung n ,
Ratisbona 1967, 1-31.
92
1. Punto de partida
93
Karl Lehmann
94
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
65. Con el concepto de «historia de salvación» habrá que ir con cuidado, pues lleva
a una discusión irremediablemente desfigurada y desenfocada por la polémica. Para una
aproximación cautelosa al tema cf. K. LEHMANN, Auferweckt am dritten Tag... (cf. nota
46) 286-290 (cf. también el índice).
66. Con la filosofía moderna el método histórico-crítico padece las consecuencias de
que no se haya elaborado mental y estructuralmente ningún concepto adecuado de
«positividad» en el sentido que arriba se describe. La dualidad entre verdades racionales
y verdades históricas casuales, entre el hecho y su significación, entre lo trascendental y
lo categoría!, no proporciona el puente necesario para llegar hasta la facticidad indeducible.
Aquí se precisan horizontes filosóficos completamente nuevos.
95
Karl Lehmann
67. Sobre las reflexiones metodológicas cf. también R. PESCH, Neuere Exegese - Verlust
oder Gewirm?, Friburgo 1968; id., Grundsatze tur Auslegung des Neuen Testamentes,
en O. LORETZ, W. STROLZ (dir.), Die hermeneuttsche Frage in der Theologie, Friburgo
de Brisgovia 1968, 243-289 (con abundante bibliografía), cf. también ahí los trabajos de
C. WESTERMANN, R. MAYER, J. SCHREINER, H.L. GOLDSCHMIDT, R. SCHXFER y O. LORETZ;
J.B. BAUER (dir.), EvangeHenforschung, Graz 1968; J. GNILKA, Jesús Chrístus nach
frühen Zeugnissen des Glaubens, Munich 1970; J. ROHDE, Die redaktionsgeschichtUche
Methode, Hamburgo 1966.
68. Más detalles al respecto por ahora en K. LEHMANN, Rechenschaft des Glaubens,
en Rechenchaft vom Glauben, Viena 1969, 74-96 (bibl.).
69. Más información en K. RAHNER-K. LEHMANN, en: Mysteríum Salutis P, Madrid
1969, 704-791 (con bibliografía).
96
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
neos, interpretaciones ligadas al mundo circundante, dependencias de
la imagen del mundo, etc. Pero el carácter específico de la fe bíbli-
ca en la revelación resulta precisamente de cómo los patrones men-
tales y las formas de expresión extrabíblicos adquieren una nueva
«figura» propia gracias a la fuerza conformante y primordial de la
«palabra de Dios» que actúa en la historia; esta fe, a pesar de todas
las implicaciones y dependencias que se dan en el curso de las
múltiples combinaciones y en el sentido último del «sincretismo» ™
que reúne los distintos elementos, representa una realidad propia
al menos en el sentido de que se acredita históricamente frente a
todas las preguntas del hombre, imponiendo de esta manera la legi-
timidad de su carácter revelatorio71. De este modo el método histó-
rico-crítico pone de manifiesto que la historia de la revelación, a
pesar de encontrarse ligada al mundo histórico, no puede trocarse
en una magnitud objetiva que pudiera separarse perfectamente de
la apertura a la fe, propia de los primeros destinatarios de la re-
velación.
d) De esta manera el método histórico-crítico diluye una y otra
vez el mundo histórico petrificado en la objetivación, pues muestra
cómo la llamada exigente de la revelación se dirige a un mundo
concreto; es decir, a un mundo marcado por la referencia a su
propio tiempo. Después de los análisis pertinentes, la presunta uni-
cidad de la letra bíblica queda relativizada y diferenciada en sí
misma, o al menos resulta no estar donde se la buscaba. Positiva-
mente esto significa que el método histórico-crítico conduce al
camino en el que hay que preguntar a la fe por el verdadero funda-
mento de su certeza; cuenta con la realidad humana como el puer-
97
Schreiner, Introd. 7
Karl Lehmann
72. No podemos discutir aquí expresamente este problema, que incluye la cuestión del
canon y una critica teológica objetiva. Acerca de la discusión sobre el tema cf. el
volumen en colaboración: E. KASEM&NN (dir.), Das Neue Testament ais Kanon. Dokumen-
tatíon und kritische Analyse zur gegenwartigen Situarían, Gotinga 1970; W. TMLLING,
Vielfalt und Einheit im Neuen Testament, Einsiedeln 1968, 9ss, 32ss; id., Die Schrift
Mein. Moderne Exegese und reformatorisches Auslegungsprinzlp, Stuttgart 1970, 18ss,
98
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
4. Repercusiones teológicas
99
Karl Lehmann
73. Cf. al respecto la nota 53, en la que se citan los trabajos de E. KASEMANN y
I. BLANK. Junto a la diferencia que existe entre Jesucristo y la Iglesia, no se puede
eliminar, incluso desde el punto de vista hermenéutico, la unidad existente entre ellos
a pesar de su enfrentamiento crítico permanente, cosa que sin embargo se hace con
demasiada frecuencia. Más bien hay que tener en cuenta la unidad en la diferencia
y la diferencia en la unidad. Desde el punto de vista dogmático cf. J. RATZINGER, £2
nuevo pueblo de Dios. Esquemas para una eclesiología, Herder, Barcelona 1972, 257-273.
100
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
101
Karl Lehmann
1. Razón y revelación
Methoden der Dogmatik, Munich 1967; junto a los trabajos pertinentes de K. RAHNER,
B. WELTÉ y otros, cf. G. SAOTER, Vor anem neuen Methodenstrcit in der Theologie
(ThEx 164), Munich 1970, espec 15-49, 88ss; B. CASPER, K. HEMMERLE, P. HONERMANN,
Theologie tus Wissenschaft («Quaestiones disputatae» 45), Friburgo de Brisgovia 1970.
102
2. La legitimidad de una «exégesis teológica»
76. Glauben und Wissen, en Nachgelassene Werke I, Munich 1962, 272; cf. a este
respecto O. WEBER, Der Ort der historisch-krítischen Methode in der Selbstauslegimg
der Heiligen Schrift, en Die Treue Gottes und die Kontinuitat der merischlichen Existenz I,
Neukiichen 1967, 6Sss.
103
Karl Lehmann
104
El horizonte hermenéutico de la .exégesis histórico-crítica
105
Karl Lehmann
Biblia no posee autoridad en cualquier sentido, y esto por su misma finalidad. Y tam-
poco en el sentido que le es propio puede reclamar una autoridad de tipo formal
externo, sino que la autoridad que ejerce ha de conquistar su propia validez, manifestando
de esta manera cierta relación con el fenómeno de la evidencia. Corresponde al juicio
teológico el determinar positivamente el aspecto bajo el cual tiene vigencia la autoridad
bíblica, asi como su modo de funcionar, y esto quiere decir: articular el tema funda-
mental de los textos bíblicos, así como su fuerza específica de convicción, como cri-
terios para un manejo adecuado de esos mismos textos.» Por supeusto que aún queda
por diferenciar lo que no es más que un intento de solución. Pero con ello se han
perfilado el punto de arranque y las alternativas con que ha de enfrentarse una hermenéutica
fundamental en la teología católica. Simultáneamente queda señalado el único nivel
de los problemas en el que puede tener sentido discutir esta cuestión.
81. £1 problema ha sido también formulado recientemente, y de forma impresionante,
por J. RATZINGER, Dar Hollandische Katechismus. Versuch áner theologischen Würdigung:
«Hochland» 62 (1970) 301-313: «La investigación histórico-crítica nos ha vuelto a abrir
la Escritura, y desde luego también nos la ha vuelto a cerrar. Nos la ha vuelto a
abrir, porque gracias a los esfuerzos de la exégesis percibimos la palabra de la Biblia
de una manera completamente nueva, en su originalidad histórica, en la multiplicidad de
una historia que se hace y que crece con sus tensiones y contradicciones, que cons-
tituyen al mismo tiempo su insospechada riqueza. Pero de esta manera se nos ha
cerrado también la Escritura de una forma nueva al convertirse en objeto de los téc-
nicos, un objeto sobre el que ni el laico, ni el teólogo que no sea exegeta, se pueden
atrever a decir nada, hasta el extremo de que parece sustraerse también visiblemente
a la lectura y meditación de los fieles, puesto que lo que se saca de ella a la llana
sólo puede dar la impresión de diletantismo. La erudición técnica se convierte en un
cerco que rodea la Escritura y que la hace inasequible para el hombre corriente. Pero
al mismo tiempo cuando se lee la Biblia a partir exclusivamente de ella misma, y no ya
en el contexto de la tradición, resulta que la Biblia eleva su pretensión de totalidad y la
plantea de un modo nuevo a la teología, que entonces tiene que acreditarse saliendo
al encuentro de esa pretensión, encuentro del que no puede salir como entró» (303).
106
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
107
Karl Lehmann
la verdad de Dios, que aconteció en la historia y que desde la
Escritura se dirige a todas las épocas; y es ella la que mantiene
abierto en el mundo y para el mundo el señorío de esa verdad.
Vivir bajo la llamada exigente de Dios, bajo su palabra revelada
y reveladora de todo, que introduce de lleno en el futuro de Dios...
¿quién no lo desearía en un mundo que no sabe cómo será ma-
ñana?»
KARL LEHMANN
108
IV
109
Erich Zenger
de d a r ^ Í V a ° ^ ^ ^ U SCUra
° '« <«** ° **«**>
SUSCltar n U e V a S P r e g U n t a S las
ladas ° «««^ ya * ™ -
En todo caso la pregunta, cuya cualidad es definitiva para la
candad de la respuesta, es siempre el punto de partida metodológico.
Las respuestas pueden ser incluso aparentemente contradictorias
según los métodos que se apliquen. Así, por ejemplo, la física
puede describir la luz de manera exacta y verificable experimen-
talmente, como unos corpúsculos o bien como una onda, todo
depende del método aplicado. De igual modo la interpretación de
un texto desplazará los acentos según el planteamiento que haga
de la cuestión, es decir, según su imagen del mundo, del hombre
y de la historia. Y, sin embargo, no será en ningún caso falsa, sino
que responderá válidamente a la situación respectiva. Por tal
motivo la interpretación de un texto hecha por un padre de la
Iglesia podrá tener legítimamente una apariencia distinta que la in-
terpretación hecha por un exegeta de la época histórico-crítica.
A esto se añade que la interpretación de textos es un procedimiento
lingüístico y, por tanto, se encuentra sujeta a una situación con-
creta y a unos condicionamientos históricos de lenguaje, con lo
gung einer alttestamentlichen Perikope, en id., Gesammelte Studien zum Alten Testament
(ThB 22), Munich 1964, 151-181; HAIXER, E . , Ad virtutes exegendi, EvTh 25, 1965, 388-
395. FROR, K., Wege zur Schriftauslegung. Blblische Hermeiieutik für Unterricht und
Predigt, Dusseldorf 1966; KAISER, O. - KÜMMEL, W.G. - ADAM, O., Einführung in die
exegetischen Methoden, Munich 31965; KOCH, K., Wea isl Formgeschichte? Neue Wege
der Bibelexegese, Neukirchen J1967; LOHFINK, N . , Zur hístorisch-kritischen Methode, en
idem, Bíbclauslegung im Wandel. Ein Exeget ortet seine Wissenschaft, Francfort 1967,
50-75; WESTERMANN, C , Zur Auslegung des Alten Testamente, en LORBTZ, O. - STROLZ, W.
(dir.), Die hermeneutische Frage in der Theotogie, Friburgo 1968, 181-239.
110
Notas para la práctica de la .exégesis bíblica
cual nunca se puede decir que esté terminada. Por eso es posible
que los métodos actuales y la actual interpretación no tengan
para la generación siguiente —con planteamientos nuevos y un
lenguaje diferente— la misma fuerza obligatoria ni la misma uti-
lidad que tiene hoy para nosotros.
Toda interpretación bíblica tiene que abarcar dos elementos
que, considerados en sí mismos, no pueden separarse por completo:
la constatación de «lo que dice ahí», y la comprensión de lo que
se ha constatado que dice. El primer elemento se fija primordial-
mente en el lugar y origen del texto mismo; el segundo considera
el texto, ante todo, desde el punto de vista de quien en cada caso
lo lee o escucha entendiéndolo. En la exégesis actual el primer
elemento comprende los pasos del método histórico-crítico. Éste
es histórico en la medida en que interroga y describe el lugar
histórico del texto. Y es crítico en la medida en que, conociendo
la plena historicidad del texto, examina y juzga su contenido desde
su lugar histórico. Mediante este carácter crítico hace posible el
encuentro del texto con la realidad actual. En su condición crítica
es el requisito indispensable para el segundo elemento de la
exégesis bíblica, que es la interpretación teológico-crítica. Es teo-
lógica en la medida en que quiere entender las exigencias objetivas
que impone el texto bíblico. Y es crítica en la medida en que, ante
esa pretensión, adopta una postura desde su propia concepción
de la realidad.
Es evidente que el compromiso del exegeta será diferente en
cada uno de los dos momentos. En el primero le mueve el «ethos
de la luz» (N. LOHFINK), el impulso de iluminar la oscuridad del
pasado. En el segundo, le mueve el «ethos de la decisión», la ne-
cesidad de referir a sí mismo lo que el texto dice. Si de hecho
en el primer momento las diversas posturas, como pueden ser la
cristiana o la atea, quedan en un plano bastante secundario (desde
luego tampoco pueden estar completamente ausentes), en el segundo
elemento de la interpretación sí que juegan un papel importante.
No es necesario trazar aquí el panorama teológico y de historia
de la investigación en que se mueve la exégesis bíblica. A ello
están dedicados otros estudios específicos en este volumen. Las tres
colaboraciones siguientes sólo quieren ilustrar la práctica de la
111
Erich Zenger
ERICH ZENGER
112
Ejemplo de critica textual bíblica <
113
Schreincr, Introd. 8
Josef Schreirier
114
Ejemplo de crítica textual bíblica
115
Josef Schreiner
116
Ejemplo de crítica textual bíblica
de catenae, que están en relación con los dos anteriores (C), y una
versión más reciente (R) que muestra asimismo influencias hexa-
pláricas. Estas recensiones están descritas detalladamente en las
excelentes introducciones que escribieron J. ZIEGLER, A. RAHLFS y
R. HANHART para las ediciones que, en Gotinga, se hicieron de
dicha versión. En la recensión de Luciano se encuentra, como se
observó hace ya tiempo n , abundante material procedente de una
recensión especial, probablemente palestina, del AT hebreo. «Incluso
es posible que los antiguos códices unciales representen de alguna
manera un texto especial, de modo que se puede hablar de un texto
B-S, un texto A y (en Jer) de un texto Q-V» u. Por eso en los
manuscritos de los LXX hay variantes que no pueden utilizarse
indiscriminadamente para un trabajo de crítica textual Hay que
sopesarlas: el primitivo texto de los LXX, al que nos acercamos
tras haber establecido la diferenciación de OLCR, y para cuya
fijación son importantes la Vetus Latina y la traducción copia
(en especial la sahídica), atestigua la recensión de su arquetipo.
O, y también las recensiones LCR en cuanto están emparentadas
con O, se apoyan, como, por otra parte, también la Vuigata en su .
conjunto, en el texto masorético tardío, que ya es normativo. Las
huellas de otras recensiones, como las que aparecen en L, deben
valorarse caso por caso. Para una gran parte del AT la edición
de los LXX hecha en Gotinga a incluye las diversas recensiones y
ofrece, en cuanto esto es posible, el texto básico.
117
Josef Schreiner
118
II. LA CRÍTICA TEXTUAL COMO MÉTODO
119
Josef Schreiner
120
Ejemplo de crítica textual bíblica
21. Siguiendo a ZIMMERMANN, op. cit., 37-53, y a J. COPPENS, op. cic, 36-17.
121
Josef Schreiner
122
Ejemplo de crítica textual bíblica
22. Se da por supuesto que el icetor tiene a mano ios textos utilizados y las siglas
adoptadas según el cuadro correspondiente que suele ofrecer cada edición; véase W C R T H -
WEIN, Der Text des AT, Sluttgart "'1966, y Jas obras citadas de Vogsis, MeOger, Zim-
mermann.
123
Josef Schreiner
124
Ejempio de critica textual bíblica
125
Josef Schreiner
24. eDe tórrenle (n vía 6¡6eí» (Ps 110, 7a): VD (1948) 351-353.
25. Cf., por ej., el artículo básico: Ugaritic andtlie OM Teslntuent, ETL 44 (1968)
35-54.
126
IV. Oreo EJEMPLO: Me 12,35-37ct
127
losen Schreiner
JOSEF SCITRÜINER
128
VI
£os métodos exegéticos en un ejemplo tomado
del Antiguo testamento
129
Erich Zenger
130
A) OBSERVACIONES PRELIMINARES SOBRE EL TEXTO
I. E L TEXTO
131
Erich Zenger
que se honran los dioses y los hombres, para ir a mecerme sobre los
árboles? 10Dijeron, pues, los árboles a la higuera: :¡Ven y sé rey
sobre nosotros! " Y les dijo la higuera: ¿Voy a renunciar a mis
dulces y ricos frutos :para ir a mecerme sobre los árboles? 12 Dije-
ron, pues, los árboles a la vid: :¡Ven y sé rey sobré nosotros!
13
Y les dijo la vid: ¿Voy a renunciar a mi mosto, alegría de los
dioses y los hombres :para ir a mecerme sobre los árboles? 14 Y di-
jeron todos los árboles a la zarza espinosa: :¡Ven y sé rey sobre
nosotros! 15 Y dijo a los árboles la zarza espinosa: Si de buena fe
queréis ungirme rey sobre vosotros, venid y poneos a mi sombra,
:y si no, que salga fuego de la zarza espinosa y devore a los cedros
del Líbano. 16 Ahora bien: si al hacer rey a Abimelec habéis obrado
de buena fe y con lealtad; :si habéis obrado bien con Jerobaal
y su casa, si lo habéis tratado según el mérito de sus acciones —
— 17pues mi padre combatió por vosotros :y exponiendo su vida os
libró del poder de Madián; 18 levantándoos hoy contra la casa de mi
padre y matando a sus hijos, setenta hombres sobre una misma
piedra, :y haciendo rey sobre los notables de Siquem a Abimelec,
hijo de una esclava suya, porque es hermano vuestro— 19 si hoy
habéis obrado de buena fe y con lealtad con Jerobaal y su casa, :que
haga Abimelec vuestra felicidad y que hagáis vosotros la suya.
20
Pero si no, que salga fuego de Abimelec y devore a los habitantes
de Siquem y la ciudadela, :y salga fuego de Siquem y de la ciuda-
dela y devore a Abimelec. 21 Retiróse Jotán y emprendió la huida,
yéndose a Ber : donde habitó por miedo a Abimelec, su hermano.
22
Tres años fue príncipe Abimelec sobre Israel. a Mandó elo-
him un mal espíritu entre Abimelec y los notables de Siquem, :se
hicieron traición los notables de Siquem a Abimelec, 24 para que
llevara sobre sí el asesinato de los setenta hijos de Jerobaal :y la
sangre de ellos cayese sobre Abimelec, su hermano, que los había
matado, y sobre los notables de Siquem, que le habían prestado
ayuda para matar a sus hermanos. 25 Pusieron los notables de Si-
quem en las cumbres de los montes asechanzas, que despojaban a
cuantos pasaban cerca de ellos por los caminos, :y llegó esto a co-
nocimiento de Abimelec
26
Vino a Siquem Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos. :Los
notables de Siquem pusieron en él su confianza; 27 y salieron al cam-
132
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
133
Erich Zenger
44
Abimelec y la sección que con él tenía desplegaron y formaron
posiciones a la puerta de la ciudad. : mientras los otros dos cuer-
pos desplegaban contra todos los que estaban en el campo arre-
metieron contra ellos. 45Abimelec combatió todo el día contra la
ciudad, y tomó la ciudad; al pueblo que estaba en ella le dio muer-
te; : destruyó la ciudad y la sembró de sal.
46
Así que lo oyeron los notables de la fortaleza de Siquem; : se
retiraron a la torre del templo de el de la Alianza. 47 Supo Abi-
melec .que se habían reunido todos los notables de la fortaleza de
Siquem; ^ y subió al monte Selmón con toda la gente que con él
tenía, y tomando en su mano un hacha, cortó la rama de un árbol
y se la puso al hombro, : y mandó a su gente que hiciera prestamen-
te lo que le veían hacer a él. 49 Cortó, pues, también toda la gente
cada uno su rama y siguieron a Abimelec. Las pusieron contra la
fortaleza y prendiéndoles fuego la incendiaron. :Así murieron to-
dos los notables de la fortaleza de Siquem, unos mil entre hombres
y mujeres.
50
Fue luego Abimelec a Tebes, :1a sitió y la tomó.
51
Pero había en Tebes en medio de la ciudad una fuerte torre,
en la que se refugiaron todos los habitantes de la ciudad, hombres
y mujeres, y cerraron detrás de sí :y se subieron a lo alto de la
torre. n Abimelec llegó a la torre y la atacó. :Se acercó hasta la
puerta para pegarle fuego. 53 Entonces una mujer le lanzó contra
la cabeza un pedazo de rueda de molino :y le rompió el cráneo.
54
Llamó él enseguida a su escudero y le dijo: Saca tu espada
y mátame, para que no pueda decirse de mí que una mujer me mató.
:E1 joven le traspasó, y murió Abimelec. 55 Viendo los hijos de Is-
rael que había muerto Abimelec, fuéronse cada uno a su casa.
56
Así hizo caer elohim sobre la cabeza de Abimelec el mal :que
había hecho a su padre, asesinando a sus setenta hermanos; 5 ?y
sobre las gentes de Siquem hizo caer elohim todo el mal que habían
hecho, : cumpliéndose en ellos la maldición de Jotán, hijo de
Jerobaal.
134
II. SORPRENDENTES PECULIARIDADES LINGÜÍSTICAS DEL TEXTO
El ejemplo de Jue 9
135
Erich Zenger
136
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
2) Modismos llamativos
137
Erich Zenger
138
Ejemplo tomado del Antiguo, Testamento
139
Erich Zenger
b) fraseología teológica solamente en 23s.
56s. (cf. núms. 35.36.42)
c) en general predominan los verbos de mo-
vimiento.
B) EL ANÁLISIS HISTÉRICO.CRITICO
I. LA CRÍTICA LITERAL3
140
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
141
Erich Zenger
142
Ejemplo tomado del Antigüe Testamento
143
Erich Zenger
1) La delimitación crítico-literal
a) Agrupamiento de los duplicados (motivos, relatos, tenden-
cias dobles).
b) Agrupamiento de incongruencias y contradicciones (en el
mismo texto y en el contexto inmediato en relación con per-
sonas, topografía, cronología, representaciones, acciones, mo-
dismos).
c) Minucioso examen crítico-literal en vistas a delimitar las
unidades menores y fragmentos (análisis del texto verso por
verso).
d) Agrupamiento de las unidades menores y de los fragmentos
así delimitados.
2) Ordenación crítico-literal
144
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
3. El ejemplo
1) Delimitación crítico-literal
a) Agrupamiento de los duplicados
145
Schreiner, Introd. 10
Erich Zenger
146
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
147
Erich Zenger
148
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
Jerobaal, mientras que en Jue 8,31 es Gedeón (cf. n.° 49); el doble
nombre de Jerobaal-Gedeón en 8,31 es, desde el punto de vista
de la historia de los nombres, una formación artificial (literaria).
El v. 2 ofrece dos diferentes puntos de vista en la argumenta-
ción de Abimelec en favor de su dominio: la alternativa oligarquía-
monarquía y la fórmula del parentesco (cf. n.° 27), La pretensión
de los hijos de Jerobaal de gobernar sobre Siquem no se puede
fundamentar en el contexto de nuestro verso; Jue 6-8 no sabe nada
del dominio de Gedeón sobre Siquem. También este detalle cons-
tituye una separación de 9,lss con respecto a Jue 6-8. En el v. 2a
llama la atención el dato ampuloso «setenta hombres, todos hijos de
Jerobaal».
El v. 3G relata, ciñéndose literalmente al v. 2a (cf. n.° 1), la
ejecución de la propuesta de Abimelec. En el v, 3& los siquemitas
se deciden por Abimelec. La única razón que dan para ello es la
fórmula de parentesco; la alternativa mencionada en el v. 2a no
parece pesar nada en su decisión (cf. n.° 50). Con todo, esta pe-
queña incongruencia no requiere ninguna operación crítico-literal.
El empalme del v. 4 no es del todo fluido; no se dice por qué
recibe Abimelec los 70 sidos de plata, ni para qué ajusta a sus
seguidores. Tampoco nos enteramos de ello en el curso ulterior
del texto. Ciertamente que los 70 sidos de plata hacen pensar en
los 70 hijos de Jerobaal.
El v. 5 mendona a Ofra como nuevo lugar de la acción. La
colocación de la palabra Ofra detrás de «la casa de su padre» es
insólita. Según Jue 6,11.24; 8,27.32 Ofra es la residencia de Gedeón
cuyos 70 hijos, según Jue 8,30, se hallan igualmente allí. A éstos
se les llama en el v. 5 «hermanos» de Abimelec, a pesar de que la
madre de éste es sólo «esclava» (v. 18) o «concubina» (Jue 8,31)
de su padre (cf. n.° 70). Con respecto al v. 2 ofrece un orden
distinto de palabras: «sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta
hombres», con inusitada aglomeración de aposiciones. El adjetivo
«todos» del v. 2 aquí se ha suprimido, puesto que Abimelec no
mata a Jotán. Queda oscuro si el número de los hijos de Jerobaal
es 70 (en el v. 2 «todos» = 70), 71 ó 72 (los 70 asesinados más
Jotán y Abimelec).
El v. 6 nos traslada otra vez en rápida sucesión a Siquem (cf.
149
Erich Zenger
150
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
151
Erich Zenger
con Siquem, sino ante la fortaleza de Tebes. El v. 24, con los dos
infinitivos que presenta el texto original, empalma con dificultad con
el v. 23; pero no por eso habrá que separarlo de él, pues su conte-
nido concuerda bien.
El v. 25 difícilmente puede ser el castigo anunciado en el v. 23s
para Abimelec, por lo tanto, hay que deslindarlo de él. Pero es
un versículo que tampoco forma originalmente una unidad de sentido
con el siguiente. La actuación de los siquemitas en el v. 25 apenas
es posible si está en Siquem Zebul, el gobernador de Abimelec, tal
como aparece en los v. 26-41. De lo contrario, los siquemitas no
podrían colocar tan fácilmente a los salteadores. Por lo menos
Zebul tendría que haber dado aviso a Abimelec; sin embargo, en el
v. 25 sólo se dice de manera impersonal y pasiva «llegó a conoci-
miento» (cf. n.° 73). Las «cumbres de los montes» que se mencio-
nan en el v. 25 aparecen también en el v. 36, pero con otra función.
En el v. 25 son el escondrijo de los salteadores, en el v. 36 son el
camino por el que avanzan las tropas de Abimelec (cf. n.° 74).
También esto justifica el que separemos el v, 25 de lo que sigue.
La entrada en escena de Gaal en el v. 26 marca una nueva sec-
ción en el curso de los acontecimientos. La acción de Gaal termina
en los v. 40 y 41. La sublevación de los siquemitas contra Abi-
melec en los v. 26ss, provocada por Gaal, es un duplicado de los
v. 23s, donde Dios mueve a los siquemitas a la insurrección. No
se puede distinguir claramente si el final de la pequeña unidad
está en el v. 41 o ya en el v. 40. La doble expulsión que tiene
lugar, primero a cargo del mismo Abimelec (v. 40) y luego de
alguna manera post festum a cargo de Zebul (v, 41), habla más
bien en favor de una separación de ambos versos (cf. n.° 47).
Los v. 42-45 forman en sí mismos una unidad menor. En el
v. 45 Abimelec pone fin a la nueva situación que se produce al
salir los siquemitas al campo. Una crítica del contenido aconseja
también deslindar estos versículos de los v. 26-40. A pesar del
campo lleno de cadáveres que según el v. 40 llegan hasta las mis-
mas puertas de la ciudad, en el v. 42 el pueblo al día siguiente
ya vuelve a salir al campo para trabajar (cf. n.° 76). En los v. 42-45
tampoco hay ninguna huella de una estancia de Zebul en Siquem.
El v. 46 introduce una nueva escena cuyos «héroes», los nota-
152
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
153
Erich Zenger
2) Ordenación crítico-literal
a) Unidades y fragmentos que posiblemente tienen un mismo
origen:
a) 26-40.46-49.50-54: estas unidades presentan una serie coherente
de acontecimientos.
P) \-6H.\6aba.. 196-21: el dato «súpolo Jotán» al principio del
v. 7 empalma directamente con los v. 1-6.
Y) 22.55: ambos fragmentos se interesan por «Israel».
5) 23s.5ós: ambos fragmentos presentan casi el mismo vocabulario
(cf. n.° 14) y se relacionan recíprocamente según el esquema pro-
mesa-cumplimiento.
s) l-6.7.16a¿oc. 196-21.23s.56s: la presencia común de elohím hace
suponer una relación (cf. P).
b) Unidades y fragmentos que necesariamente tienen distinto origen:
a) 8-15 = l-7.16aba.l9b~21: cf. las contradicciones que comen-
tábamos antes entre la fábula y el relato (cf. n.os 58-64).
P) 8-15 = 26-40.42-45.46-49: el final sufrido por los siquemitas
sólo en parte concuerda con la fábula; sólo en los v. 46-49 perecen
abrasados, en los v. 40-45 son degollados (cf. n.° 65).
y) 26-40 = 23s: o es Gaal quien subleva a los siquemitas contra
Abimelec, o es Dios (cf. n.° 45).
3) 1-6 = 46-49: terminología diferente para designar al dios de los
siquemitas (cf. n.° 53) y la acrópolis (cf. n.° 56).
s) 166P-196 = l-6.23s: o estaban presentes los siquemitas cuando
la matanza de los setenta, o no lo estaban.
c) Intento de establecer una clasificación relativa de las unidades
y fragmentos dentro del texto analizado:
a) 1-6.7.Í6aba.í9b-2l presupone 8-15. Son unidades que, por una
parte, no tienen un origen común (cf. ba), pero que, por otra, poseen
características lingüísticas comunes que no se pueden pasar por
alto (cf. n.os 12.13). Esto sólo se puede explicar si el autor de
1-6.7.16aba.l9b-21 tenía a la vista la unidad 8-15.
P) 42-45 presupone 25.26-40. No se pueden pasar por alto los
llamativos paralelos lingüísticos que se dan en estas unidades (cf.
n.os 15.16.18-22). Sin embargo, no indican un origen común, sino
que deben explicarse por una imitación intencionada:
154
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
155
H LA CRÍTICA DE LAS FORMAS 5
156
Ejemplo tomado del Antiguó Testamento
157
Erich Zenger
3. El ejemplo:
158
Ejemplo tomado deí Antiguo Testamento
159
Erich Zenger
160
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
161
Schreiner, Introd. 11
Erich Zenger
162
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
4) Ei horizonte
La perícopa nos remite más lejos. El v. 46 presupone un acon-
tecimiento. También los motivos que impulsan a Abimelec parecen
explicarse desde otro punto. Asimismo la presentación de la troja
de Abimelec y de los siquemitas produce la impresión de que
son personajes ya conocidos. En consecuencia no puede tratarse
de una unidad transmitida independientemente, sino que pertenece
a un contexto más amplio. Como tal se nos ofrece el de los v. 26-40:
los ciudadanos de la fortaleza de Siquem se atrincheran porque
están aterrados ante la noticia de la victoria total de Abimelec
sobre Gaal (v. 40). Por tanto, la cuestión del horizonte confirma
la coordinación crítico-literal que hemos hecho.
163
Erich Zenger
164
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
165
Erich Zenger
166
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
167
Erich Zenger
168
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
7. H.W. WOLFF, Gesammelte Studien zum Alten Testament, Munich 1964, p. 159.
169
Erich Zenger
8. Es de todo punto necesario mantener esta distinción contra K. KOCH, Was ist
Formgeschichte, Neukirchen 21967, p. ó5. H. ZIMMERMANN, Neutestamentliche Metho-
denlehre, Stuttgart 1967, p. 135, distingue de otra forma.
170
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
3. El ejemplo
171
Erich Zenger
Respuesta En eso pasó por ahí una fiera del Líbano y pisoteó
la zarza espinosa».
2) La situación vital
Una fábula, que tiene que recurrir al instrumento de la ambi-
güedad para poder criticar un estado de cosas, supone una situa-
ción de opresión y falta de libertad. Los v. 8-15 critican la monar-
quía. Por lo tanto, presuponen su existencia, o más concretamente
una experiencia negativa de la misma. La institución a que se hace
referencia es la monarquía electiva, y la. fórmula de unción del rey
(cf. n.os 31.33) consta sólo en el reino del Norte; ambos datos hacen
suponer que la patria de la fábula es el reino de Israel. En tal
caso lo más pronto que se la podría situar cronológicamente sería
durante el reinado de Jeroboam i (que empezó hacia el 931 a.C,),
y lo más tarde cuando la fundación de Samaría, por Omrí (en el
880 a.C.) como ciudad residencial estable, con lo que terminó la
«oscilación» de las capitales residenciales (cf. n.° 34), Pero la expe-
riencia negativa de la monarquía es posible ya bajo el duro gobierno
de Jeroboam. La fábula tiene su origen en círculos cultivados (cf. su
forma ingeniosa) que sufrían bajo la opresión pero que no tenían
172
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
2) La situación vital
Faltan en la narración unos esquemas y una fraseología que
permitan determinar con más detalle su marco espiritual. Pero la
construcción bien articulada nos remite a la categoría de narradores
profesionales que puede situarse en el tiempo anterior a la mo-
narquía, ya que la narración presenta rasgos de una gran antigüedad.
Así es como ni Abimelec ni los siquemitas aparecen como israelitas.
La fiesta otoñal del v. 27 ofrece todavía la apariencia de una fiesta
yahwista. Las expresiones «el interior de la tierra» y «la encina
de los adivinos» (v. 37), que apuntan por completo a producir un
efecto narrativo, parecen darse por conocidas, cosa que también
habla en favor de una antigüedad relativamente elevada.
173
Erich Zenger
174
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
175
Erich Zenger
176
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
177
Schremer, Ititrod. 12
Erich Zenger
178
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
es decir, describe los diversos estadios que han recorrido las uni-
dades dentro de la tradición (tradición popular, colección, comple-
mentación e interpretación), así como los motivos que las llevaron a
insertarse en el texto actual. A diferencia de la historia de la
redacción (cf. infra), la crítica de la tradición estudia la historia
del fragmento textual a partir de los indicios que él mismo propor-
ciona; el enfoque es, por lo tanto, vertical. No así la crítica de la
redacción, cuyo punto de vista es horizontal y siempre considera el
texto dentro su contexto más amplio.
La tradición (oral y escrita), en cuanto proceso y en cuanto con-
tenido, era uno de los pilares fundamentales sobre los que se
apoyaba la existencia de Israel. Por consiguiente, tiene una impor-
tancia especial a la hora de interpretar un texto veterotestamentario.
La correcta inserción del texto en la (historia de la) tradición de
Israel puede darle dimensiones teológicas que lo coloquen bajo una
luz insospechada. Un texto ha de interpretarse de distinta manera
según se halle relacionado —aquí naturalmente sólo pueden tra-
zarse unas líneas muy esquemáticas— con la teología jerosolimi-
tana (inclinada al sistema y a las fórmulas enfáticas; ligada a
instituciones como la monarquía y el culto) o con la teología del
norte (más crítica, más condicionada en sus fórmulas por la situa-
ción concreta; con una mayor acentuación del carisma y de la
palabra de Yahveh que se dirige inmediatamente al hombre; pero
en cambio con menos «eco» en el pueblo; (cf. las fuertes tendencias
sincretistas que se daban en el reino del Norte). Asimismo hay
que tener en cuenta su pertenencia a una de las épocas principales
de la formación de tradiciones dentro del Antiguo Testamento;
no es lo mismo que un texto proceda de la época en que comenzó la
monarquía con David y Salomón, con una profunda conciencia
teológica, o de la época del exilio, teológicamente bastante des-
orientada.
179
Erích Zenger
3. El ejemplo
180
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
181
Erich Zenger
11. ROHDE, J., Díe redaktlonsgeschichtliche Methode, Einführung und krttische Sichlung
des Forschungsstandes, Berlín 1965; TILESSE MINETTE DE, M. Noth et la Redaktipnsge-
schichte des Livres historiques, en HAURET, C H . , AUX grands carrefours de la révélatlon
et de Vexégise de l'Ancien Testament, Brujas 1967, 51-75; STEIN, R.H., What is Redaktions-
geschichte?, JBL 88, 1969, 45-56.
12. R. PESCH, art. Redaktor, en A. GRABNER-HAIDER, PrakHsches Bibeltexikon, Frlbur-
go de Brisgovia 1969, p. 925.
182
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
3.. El ejemplo13
1) La ordenación de los fragmentos restantes v. I6ba-19a.22.25.
41.55
13. La crítica de la redacción supone el análisis previo del contexto más amplio en el
que se encuentra el texto que se pretende analizar. Aquí no podemos ofrecer ese análisis
previo. Sencillamente aceptamos sus resultados para poder ejemplificar el paso metodoló-
183
Erich Zenger
184
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
185
Erich Zenger
186
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
14. Por ej;, en H.W. HERTZBERO, Die Bücher losua, Richter, Ruth (ATD 9), Gottínga
31965, p. 203-208 (estudio que en parte se aparta de nuestro análisis).
187
C. LA INTERPRETACIÓN TEOLÓGICO-CRÍTICA
I. Los MÉTODOS
1. La interpretación antropológica
188
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
que nos han transmitido ese texto. Para ello se interroga al texto
en busca de la comprensión que de él tenía su autor o sus transmi-
sores, es decir, en busca de la comprensión existencial que habla
en él. Ésta es la esencia de la «interpretación existencial» (llevada
a cabo sobre todo por R. BULTMANN y G. EBELING). Investiga los
presupuestos antropológicos del autor y examina hasta qué punto
la comprensión existencial que se deduce del texto puede llegar a
ser la del intérprete.
Por cierto, que frente a la interpretación existencial «clásica»,
últimamente se ha levantado la objeción de que en su reducción
de la existencia humana a unas cuantas situaciones fundamentales,
olvida el elemento de la historicidad y la concreta trama sociológica
en que vive cada hombre (cf. la crítica de la «escuela de Francfort»
y el objetivo de la «hermenéutica política»). Por consiguiente, hay
que ampliar el enfoque de la «interpretación existencial» mediante
la inserción de planteamientos sociológicos y psicológicos. A una
interpretación entendida de esta manera la llamamos «antropo-
lógica» (en sentido amplio): es la que se pregunta por la compren-
sión que tiene el hombre de sí mismo en su responsabilidad social.
No pocos textos del Antiguo Testamento piden expresamente
esta interpretación; otros, en cambio, se mostrarán poco elocuentes
al respecto. Mientras el yahvista, por ej., se mueve realmente im-
pulsado por el interrogante que se abre en torno al origen y
posibilidad de una.existencia auténticamente humana (cf. su historia
de los orígenes), y toda la literatura sapiencial, sobre todo el libro de
Job, intenta penetrar en el enigma del hombre, en los textos legales
del escrito sacerdotal (P) o en los relatos de los libros históricos
la intención antropológica está menos en la superficie y sólo puede
descubrirse al ordenar el texto dentro de su contexto más amplio.
2. La interpretación histórico-salvíficali
189
Erich Zenger
190
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
3. La interpretación dogmática
191
II. E L EJEMPLO
1. La interpretación antropológica19
2. La interpretación histórico-salvífica
Como parte del llamado libro del caudillo salvador (Jue 3*-9*),
la perícopa hace una crítica de la monarquía de su tiempo. A dife-
rencia de los «salvadores» Ehúd (Jue 3), Barak (Jue 4) y Gedeón
(Jue 6-8) que estaban poseídos por el espíritu de Yahveh, Abimelec
se deja conducir por sus propias ambiciones, razón por la que
finalmente tiene que fracasar. Su padre Gedeón (tal es el punto de
18. FUCHS, E., Zum hermeneutlschen Problem in der Theologle. Die exlsteittiale Inter-
pretatton, Tubinga 1959, espec. 65-90; Kerygma und Mythos VI, 1 (Theologische Forschung
30) Entmythologisierung und exlstentlale Interpretaron, Hamburgo 1963; FUCHS, E., Her-
meneutik, Bad Cannstatt 31963; EICHHOLZ, G., Dle Gretas dar existentialen lnterpretatíon,
en id., Tradition und lnterpretatíon. Studien zum Neuen Testament und zur Hermeneutlk,
Munich 1965, 210-226; ROBINSON, J.M. - COBB, J.B.JR. (dir.), Die neue Hermeneutlk, Zu-
rich-Stuttgart 1965; HORKHEIMER, M., Aufstieg und Nledergang des ¡ndivlduums, en id.,
Zur Kritik der imtrumentálen Vernunft, Francfort 1967, 124-152; STACHEL, O., Die neue
Hermeneutlk. Ein Oberblick, Munich 1967. FUCHS, E., Níarburger Hermeneutlk, Tubinga
1968. MOLTMANN, J„ Existenzgeschichte und Weltgeschlchte. Auf dem Wege zu elner politi-
schen Hermeneutlk, des Evangeliums, en id., Perspektlven der Theologle, Munich 1968, 128-
146. (versión castellana: Esperanza y planificación del futuro. Salamanca 1971).
192
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
vista del autor del «marco») había rechazado tanto para sí como
para sus hijos (!) el poder que le había ofrecido el pueblo después
de su gran victoria. Y es que sólo Yahveh debe ser «rey» sobre Israel
(Jue 8,22s). Por eso resulta tanto más despreciable la conducta
de Abimelec. Se opone a la decisión de su padre, elimina a sus
hermanos, rivales en potencia, sirviéndose del asesinato, y recurre
incluso a los servicios del culto a Baal para alcanzar su objetivo;
además no sólo se hace «señor», sino incluso «rey». Con ayuda
de una religión extranjera y del fratricidio se coloca en el sitio de
Yahveh.
Teológicamente tiene especial importancia el hecho de que
este acontecimiento tenga lugar en Siquem. En la tradición es el
lugar en que a Israel, después de la entrada de Josué en Canaán,
se le plantea la disyuntiva: o servís a Yahveh o a los dioses de
esta tierra (Jos 24). Sobre este fondo se ve que Abimelec y el
criticado reino del norte se han decidido por los dioses de Canaán.
Dado que el origen de una verdadera monarquía norisraelita se
sitúa en Siquem (cf. la división de los reinos de Judá e Israel en
la «asamblea» de Siquem, IRe 12), la crítica de Jue 9 parece
alcanzar a la monarquía en su misma raíz. La edición «israelizánte»
del libro del salvador, y su inclusión en la obra deuteronomista,
consideran a Abimelec como un eslabón en la larga historia de
perdición del pueblo, historia que conduce a sus dos puntos más
bajos: la caída del reino del norte (cf. 2Re 17) y la destrucción
de Jerusalén junto con el exilio. La advertencia y la maldición de
Jotán son una de las muchas acciones de Yahveh para intentar
mover a su pueblo a la conversión. Pero «ellos no escucharon y
endurecieron sus cervices como sus padres, que no creyeron en
Yahveh, su Dios» (2Re 17,13s).
Así que nuestra perícopa es un caso grave de conducta humana
negativa, como el que se describe ya en la historia yahvista de
los orígenes. Los dos elementos que aparecen en el comportamiento
de Abimelec (colocarse en el sitio de Yahveh, cf. Jue 8,22s, y
eliminar al prójimo, cf. el asesinato de los setenta) reflejan la
tentación primitiva del hombre: Adán quiere ser como Dios (Gen
3); Caín mata a su hermano (Gen 4). El resultado más extremoso
de esta tentación es el destino de Jesús, que muere a manos de sus
193
Schreiner, Introd. 13
Erich Zenger
3. La interpretación dogmática
ERICH ZENGER
194
VII
Los métodos exetféticos en un ejemplo
tomado del "Nuevo Jestamento-. Ap i4
A) PREPARACIÓN
I. INTRODUCCIÓN
195
Adolf Smitmans
II. E L TEXTO
1
Y miré, y he aquí que el Cordero está de pie sobre el monte
Sión^ y con él los ciento cuarenta y cuatro mil que llevan escritos
en sus frentes su nombre y el nombre de su Padre. 2 Y oí una voz
que venía del cielo como la voz de muchas aguas y como la voz de
un gran trueno, y la voz que oí era como de citaristas que tocaran
196
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
197
Adolf Smitmans
2. Aplicación
a) Observaciones formales:
aa) El lenguaje es formalista, lleno de giros hechos; así en la in-
troducción de una visión: xal síSov, xal ESoü, v. 1 y 14, y.a.1
sISov, v. 6; para presentar algo que se ha escuchado: y.a.1
fy.ouc<x. <po)vy¡v (<pow¡<;), v. 2 y 13; antes de una alocución en
estilo directo: Áéywv, v. 7.8.9; xpá^tov, v. 15 y 18; para intro-
ducir una explicación: OSTOI, V. 4 (3 veces).
bb) Las imágenes se ordenan en series por medio de sujetos igua-
198
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
199
Adolf Smitmans
200
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
c) Primera articulación
14, 1- 5 El Cordero y los 144000
1 Visión: el Cordero y los 144 000
2.3a Audición: el cántico nuevo que viene del cielo
36 El cántico y los 144000
4s Interpretación de los 144 000
14, 6-13 Los tres ángeles mensajeros
6s El ángel del Evangelio eterno
8 El ángel del juicio sobre Babilonia
9-11 El ángel que anuncia el juicio
12 Amonestación
13 Bienaventuranza
14,14-20 Los ángeles del juicio
201
Adolf Smitmans
I. LA CRÍTICA LITERAL
202
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
dichos de Jesús (fuente de los logia o dichos), y que los habían com-
pletado con un material distinto y propio de cada uno, procedente
de tradiciones escritas u orales. El enfoque de la crítica literal
se mostró también fructuoso frente a otros escritos neotestamenta-
rios. Resultó, por ej., que en algunas cartas de Pablo (2Cor; Flp)
estaban refundidas varias misivas del Apóstol.
En cambio otros intentos de discriminación de fuentes no han
podido imponerse, al menos por ahora. Es el caso de cierta inter-
pretación del Evangelio de Juan basada en la hipótesis de que el
autor utilizó una colección de relatos de milagros y un texto gnós-
tico de «discursos de revelación», interpretación que no responde
a la génesis real del Evangelio. En el caso de los Hechos de los
apóstoles es plausible la hipótesis de un relato de viajes como
fuente; en cambio son poco probables otras discriminaciones más
detalladas de sus fuentes. Por lo que atañe al Apocalipsis de Juan,
no han podido considerarse ciertas ni la hipótesis de que se sirvió
como fuentes de apocalipsis judíos o cristianos, ni la suposición
de que en él se encuentran resumidos diversos escritos del mismo
autor.
En el curso ulterior de la investigación se demostró que el mé-
todo de la crítica literal, entendido como estudio de las fuentes
escritas, es fecundo pero insuficiente. Ni siquiera es capaz de es-
clarecer la historia previa de los escritos neotestamentarios. Y es
que éstos utilizan también en grandes proporciones un material
acuñado en la tradición oral, que es preciso explicar en cuanto a
su origen, sus características y su relación con el texto actual (cf.
el capítulo sobre la «crítica de las formas»). Pero sobre todo se
demostró que las «fuentes» escritas y orales fueron asumidas y
transformadas en un proceso gradual de elaboración viva. Por con-
siguiente, para esclarecer la génesis de los escritos neotestamentarios,
se requieren métodos mucho más diferenciados que los que puede
ofrecer la crítica literal por sí sola (cf. los artículos sobre «crítica
de la tradición» y «crítica de la redacción»).
Por tanto, el método de la crítica literal ha de mantenerse
abierto a su complementación por medio de ulteriores pasos metodo-
lógicos. Su tarea consiste en describir las unidades de un texto, con la?!
mayor exactitud posible en su lenguaje, sus medios de expresión, •)
203
Adolf Smitmans
2. Aplicación
204
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
5-7; 12-14; 17; 19; 21s) y designa siempre a Jesucristo. Fuera del
Apocalipsis la palabra sólo aparece una vez en el NT, en Jn 21,
15, pero ahí designa la comunidad que Pedro ha de apacentar.
A Cristo se le llama también «Cordero de Dios» en Jn 1,29.36; pero
el evangelista emplea la palabra griega ó á(zvó<; (lo mismo en Act
8,32; IPe 1,19). En el AT griego (los Setenta), en los dos pasajes
que se suele citar para explicar el título de «Cordero» aplicado a
Cristo, se dice OL[LVÓC, (IS 53,7), o bienTCpópaxovy ápvó<; (Éx 12). El
término ápvíov sólo se encuentra en Sal 113(114) 4.6; Jer 11,19;
27,45, pasajes en que la palabra no tiene ninguna aplicación cris-
tológica. En la apocalíptica judía no aparece la expresión «cordero»
(Test Jos 19,8 es una interpolación cristiana). Por tanto, cuando en
el Ap se mencione al Cordero, se tratará de la predicación propia
de Juan. Esto queda confirmado por 4Esd 2,42-45, un texto cristia-
no que alude a Ap 14,1 pero que ha abandonado la imagen del Cor-
dero y presenta al Mesías en figura humana.
También el monte Sión (TO Spo? Sidáv) va acompañado de artícu-
lo, a pesar de que sólo se le menciona esta vez. El autor parece
suponer que sus lectores conocen la teología veterotestamentaria
y judía extracanónica acerca de Sión. En el AT Sión es, desde la cons-
trucción del templo, el lugar en el que Yahveh habita y revela su
nombre (Éx 15,17; Sal 43,3; Sal 87 y passim). A partir del exilio
Sión-Jerusalén es la ciudad de la esperada salvación escatológica
(numerosos textos, especialmente de Ez, Zac, Jl, Miq, Sof, y textos
recientes de Is). Según Joel 3,5 en el monte Sión se congregan,
entre los horrores del juicio final, los que invocan el nombre del
Señor y por eso se salvan3. Con todo en el AT no se encuentra una
representación del Mesías en Sión. Pero sí se encuentra en la sexta
visión de Esdras: en ella sale del mar un varón «por el cual el Al-
tísimo quiere redimir la creación». Él aniquila a sus enemigos;
soplan vientos apocalípticos sobre la tierra, «Entonces aparecerá
mi hijo, el varón que has visto salir del mar... Él mismo pondrá
su pie sobre la cumbre del monte Sión ... y convocará y reunirá un
nuevo ejército de hombres pacíficos; son las diez tribus que fueron
deportadas de su tierra en los días del rey Josías (se refiere al final
205
Adolf Smitmans
del reino del norte) ... Pero al mismo tiempo son también aquellos
que han quedado de tu pueblo, los que se encuentran en mi terri-
torio santo. Entonces pues, cuando aniquile al ejército de los paga-
nos reunidos, protegerá a su pueblo, a cuantos queden de él» (4Esd
13,25s.32.35.39s.48s)4. Con respecto a los 144000, cf. 7,3s. Con todo,
el hecho de que se les introduzca sin artículo se ha tomado como
argumento de que no se trata del mismo grupo (cf. infra a propó-
sito del v. 4s). En 7,4 se explica el número: son 12000 de cada una
de las 12 tribus de Israel. La especial importancia que tiene el nú-
mero 12, aun fuera de la Biblia, procede de la división del año en
12 meses. El servicio en los santuarios tenía lugar en turnos men-
suales. Por una anfictionía de este tipo se explica probablemente
la liga de doce tribus que constituían el pueblo de Israel. En todo
caso el número doce llega a ser un número de totalidad. El número
de los «siervos de Dios» sellados y preservados así del horror final
es de 12 X 12 veces 1000. Es decir: es, en conformidad con la vo-
luntad de Dios, un número pleno y enormemente elevado. Una
significación semejante tiene el número doce en Ap 12,1; 21,12.14.
También en Ez 9,4 los que han de ser preservados en el juicio
llevan una señal sobre la frente. Según Ap 13,16s, los secuaces de la
bestia enemiga de Dios llevan una señal en la mano derecha o en la
frente (— Sal Salom 15,6.9 buenos y malos reciben una marca simi-
lar). Aunque Juan dependa de Ez 9,4, su imagen tiene un conte-
nido propio, que es cristiano. Los marcados con el sello llevan el
nombre del Cordero y el nombre de su Padre. Quizás haya aquí un
eco de la teología cristiana del bautismo. Y mientras 4 Esdras se re-
fiere a la historia de Israel —las diez tribus son la población del
reino del norte, desaparecida de la historia, y el «pueblo que está
en mi territorio santo» es el resto del reino meridional—, Juan
dibuja la figura ideal de un pueblo de doce tribus. Para los 144 000
no se encuentra ningún paralelo literario; probablemente son, pues,
el Israel completo de la Nueva Alianza. Se podría entender Ap 14,1
como la «traducción» cristiana de 4Esd 13,25-50. Sin embargo es
206
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
207
Adolf Smitmans
208
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
6. Cf. R.H. CHARLES, The Revelalion of St. John II (ICC) Edimburgo 1920, 65-68.
209
Schreiner, Introd. 14
Adolf Smitmans
Sof 3.9). Tanto Ap 14,1 como 14,5 dejan entrever un paralelo con
Sof 3. Esto habla en favor de la unidad de texto y sentido. Todavía
más interesantes son las conexiones con Jer 2. Allí se describe al
pueblo elegido por Dios como una novia (2,2.32) que sigue a Yahveh
hasta el desierto (cf. Ap 14,46). Al mismo tiempo es santo y por
eso está preservado de toda desgracia como primicia de la cosecha
de Dios (Jer 2,3, cf. Ap 14,4c)7. Con todos estos datos se caracte-
riza a los 144 000 como el Israel de la nueva alianza, cuya fe se ha
mantenido fiel también en las tribulaciones del final.
2) En el NT tanto la imagen del matrimonio (Ef 5,25-27) co-
mo la de la virgen (2Cor 11,2) pueden servir para representar las
relaciones que la comunidad de la nueva alianza mantiene con su
Señor y a la inversa, la infidelidad en la fe puede llamarse forni-
cación o adulterio, cf. Mt 12,39; 16,4; Sant 4,4 y tal vez también
Ap 2,2 y 8,8. Llama la atención el hecho de que las citas provengan
de escritos que están especialmente ligados al lenguaje del AT (Me
y Le, en los textos paralelos a Mt, han omitido (xoix«^k). Sobre
todo (AoXiivw (Ap 14,4a) significa en las otras dos citas neotestamen-
tanas el contacto con lo pagano, cf. ICor 8,7 y Ap 3,4: la fideli-
dad de los pocos cristianos de Sardes no debe reducirse a la pureza en
el terreno sexual. También fuera del NT la Iglesia primitiva con-
serva esta imagen: en el Pastor de Hermas, Sim 10, se presentan
todas las virtudes, y no sólo la continencia, como una «virgen».
3) La interpretación figurada de Ap 14,4 viene requerida final-
mente por dos razones tomadas del contexto del libro. Juan con-
templa a Babilonia como la gran ramera con la que han fornicado
los reyes de la tierra (cap. 17 y 18,3). En cambio, la Iglesia perfecta
es la novia que espera la llegada de su prometido (21,2s; 22,17).
Las dos imágenes representan de manera expresiva las dos posi-
bilidades que se dan en las relaciones con Dios. Además había que
haber dicho ya que Ap 14,1-5 es una contrafigura del cap. 13. Y de
la misma manera que allí están marcados con la señal de la bestia
todos los que le pertenecen (13,16), así también los que están mar-
cados con la señal del Cordero y de su Padre (14,1) tienen que ser
7. Cf. M.-E. BOISMARD, Notes sur l'Apocalypse: RB 59 (1952) 161-181; sobre Ap 14:
161-172.
210
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
211
Adolf Smitmans
212
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
bb) V. 8
La entrada del v. 8, junto con los v. 6 y 9, muestra que la pe-
rícopa 14,6-11 fue compuesta como una unidad. Desde el punto
de vista de su contenido, la exclamación sorprende a todas luces;
de Babilonia no se había hablado hasta el momento, ni hasta el
cap. 18 se describe con detalle su ruina (cf. también 16,19; 17,5).
No se trata de Babilonia, la ciudad edificada a las orillas del Eufra-
tes, sino de Roma («sobre las siete colinas» 17,9, cf. también 17,6).
Ya hay textos judíos que hablan de este modo (OrSib 5,143.159;
Barsir 11,1 y passim, textos rabínicos9) para velar su polémica an-
tirromana. OrSib 5,155-179 presentan una predicción del fin de la
ciudad, que es comparable a la de Ap 18. También fuera del Ap
hubo cristianos que adoptaron esa manera de hablar (cf. IPe 5,13).
Para ello se recurre a las diatribas de los profetas veterotesta-
mentarios contra Babilonia. Para Ap 14,18 cf., además de Is 21,9
(«Cayó, cayó Babilonia...») y Dan 4,27 («la gran Babilonia»), so-
bre todo Jer 51,7s: «Babilonia era una copa de oro en la mano del
Señor, que embriagaba a toda la tierra: de su vino bebían las na-
ciones, y se perturbaban. De repente cayó Babilonia...». Difícil
es la expresión ó oívo? TOÜ 0U(JLOÜ 1% 7ropvsía<;. O bien se entre-
cruzan dos imágenes: de la misma manera que la prostitución
embriaga (ó olvo? TY¡? 7iopveía<; 17,2), también el furor de Dios
está representado en la imagen del vino (ó oívo<; TOÜ 6U¡JIOQ TOÜ 0eoü
14,10 y passim). En tal caso el uso de esta imagen uniría estrecha-
mente la pequeña escena con el resto del libro. O bien 0U¡AÓ¡; tiene
aquí el sentido (como en 18,2) de «éxtasis», «pasión». Entonces
habría que tener en cuenta este modismo peculiar en la marcha
de la interpretación (cf. también la versión más larga en 18,2s).
ce) V. 9-11
La escena anuncia el juicio que tendrá lugar contra los que ado-
ran a la bestia y llevan el signo de su propiedad (v. 9,ílb). De esta
manera queda íntimamente vinculada al cap. 13. Según 13,15-17 los
seguidores de la bestia llevan su señal en la mano derecha o en la
frente. Sólo los que están marcados de ese modo pueden tomar parte
en el mundo de los negocios. Se ha sospechado que es ésta una per-
213
Adolf Smitmans
214
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
215
Adolf Smitmans
216
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
217
1
Adolf Smittnans
c) El juicio
La visión se puede además articular fácilmente según las cuatro
figuras que aparecen en ella. Al mismo tiempo los v. 14-16 y 17-20
presentan dos imágenes. Pero el conjunto de la pieza constituye
ciertamente una unidad en la que se desarrolla más ampliamente
la doble imagen de Jl 4,13: «Meted la hoz porque la mies está
madura; venid, pisad, que el lagar está lleno, y las cavas rebosan,
tan grande es su maldad.» Estas palabras se encuentran en Joel
dentro de un contexto en el que se anuncia el juicio de las naciones
que tendrá lugar en el valle de Josafat. Así pues, sabemos con
certeza cuál es el modelo de nuestra perícopa; pero tal como la
tenemos hoy plantea algunas cuestiones difíciles: ¿cómo hay que
interpretar la figura del que está en el trono, «uno como hijo de
hombre», al lado de los ángeles? ¿Se refiere la primera parte de la
visión, como en la profecía de Joel, a un juicio condenatorio, o
218
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
219
Adolf Smitmans
220
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
221
Adolf Smitmans
ce) V. 17s
Sale del templo el segundo portador de una hoz; pero ahora
se dice explícitamente: del templo del cielo. Viene, por tanto, de la
morada de Dios (cf. 15,5-8). Por el montaje escénico su situación
es paralela a la del Hijo de hombre. Pero se describe su aparición
sin ningún detalle; de ahí que difícilmente pueda tener la misma
categoría.
Desde el altar le sale al encuentro otro ángel, que corresponde
al ángel del y. 15, y que tiene potestad sobre el fuego; el altar es,
pues, la morada del ángel del fuego. En 16,5 se menciona a un
ángel de las aguas, en 7,1 a un ángel del viento. La concepción
es judía; aparte de Jub 2,2; Henet 60 y otros, se encuentra docu-
mentada en numerosos textos rabínicos17.
Una comparación de los mandatos de 156 y 186 muestra que,
a pesar de todo el paralelismo, el acento es distinto en una y otra:
156: «Mete tu hoz y siega porque ha llegado la hora de segar,
porque la mies de la tierra está madura.»
186: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de
la tierra, porque están en sazón sus uvas.»
Mientras la orden primera pone de relieve que ha llegado el
tiempo de la siega (dos veces STI), la segunda concede mayor im-
portancia a la recolección en sí misma; sólo el v. 186 insiste en
que la guadaña está afilada. El v. 15b corresponde a Jl 4,13o.
En cambio el v. 186 es de nueva formación; en Joel no se habla de
la recolección de la uva; se da por supuesta.
bb) V. 19s
A la diferencia que hay entre las instrucciones que se dan en
el v. 156 y el v. 186 corresponde el diferente relato de la ejecución.
Ciertamente que el cambio de páXXsiv lid (v. 16) por [3áMsiv ele,
(v. 19) no permite dar una interpretación segura. Pero mientras
al final del v. 16 sólo se menciona la cosecha de pasada, en los
v. 19s se la describe por extenso.
Cabe comparar con el v. 20, además de Jl 4,136, la imagen de
la pisa del lagar tal como aparece en Is 63,1-6. Se pisa el lagar
222
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
223
Adolf Smitmans
224
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
225
Schreiner, Introd. 15
2. Aplicación
226
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
227
Adolf Smitmans
228
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
229
Adolf Smitmans
23. Cf. E. KASEMANN, Die Anftinge christlicher Theologie, en Exegetische Versuche und
Besinmmgen II, Gotinga 1964, 82-104.
24. Cf. VIELHAUER, op. cit., 422-425.
230
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
a pesar de que los tres textos están bien acabados desde el punto
de vista formal, la amenaza de los v. 9-11 es incomprensible sin
el cap. 13. Al menos hubiera sido necesario que el destinatario
conociera un enunciado y un lenguaje equivalentes a los de 13,15-17.
Esto nos hace caer en la cuenta de lo estrechamente unidos que
están los tres dichos con otros pasajes de Ap. Los v. 9-11 resuenan
en 19,3. Las palabras decisivas del v. 7 ((po[37)6?jcT8ai; 8o£á£siv;
7Tpoc7xuvetv) reaparecen en el «cántico de Moisés y del Cordero»
que entonan los vencedores como para cumplir el imperativo del
v. 7 (15,4). Ya nos hemos referido al paralelismo del v. 8 con 18,2s.
Pero no queda totalmente descartada una posible independencia
original de los tres vocablos. Podrían ser ellos los que hubieran sus-
citado textos similares. Esta cuestión de la prioridad deberá ser
examinada con más detalle en la crítica de la tradición.
El argumento más fuerte para afirmar que las exclamaciones
de los ángeles tuvieron una historia propia sigue siendo su peso
específico dentro del marco de los v. 6-11. Es inverosímil que Juan
hubiera acuñado él mismo unos vocablos formalmente tan distintos
para montar una serie de visiones. El encuadre visionario que rodea
los vocablos da impresión de artificialidad. La conexión entre visión
y palabra en los v. 6s estaría expresada con mayor claridad si el
vocablo no hubiera tenido ya su forma propia. Por último, el giro
«y delante del Cordero» en el v. 10 muy probablemente no es ori-
ginal (cf. infra m). Esto obliga a admitir que el vocablo tuvo una
historia previa al contexto en que se encuentra.
231
Adolf Smitmans
232
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
233
Adolf Smitmans
2. Aplicación25
a) 14,1-3. En la descripción que hace de las cosas «celestiales»
Juan está ligado también aquí (voz del cielo, cuatro seres), al igual
que en otras partes, a la tradición veterotestamentaria; y más
concretamente a las concepciones profético-sacerdotales que arran-
can del exilio (Ezequiel). De los mismos círculos procede la teología
de Sióri. Esta misma línea de Juan la sigue la apocalíptica judía.
25. Sólo cuando sea inevitable repetiremos aquí los testimonios aportados en p. 202s.
234
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
235
Adolf Smitmans
c) 4,6-11
aa) V. 6s. La idea de que el Evangelio tiene que ser procla-
mado a todos los pueblos antes de que llegue el final, está tomada
de la tradición cristiana (Me 13,10; Mt 24,14).
El mundo conceptual del v. 7 parece ser de corte judeo-vetero-
testamentario. Ya se hizo notar (en el apartado n) que en el «cán-
236
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
237
Adolf Smitmans
238
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
239
Adolf Smitmans
tre el Hijo del hombre y los ángeles (Me 8,38; 13,27; Mt 25,31).
Así el contenido de la escena se aproxima al de Ap 14,1-5.
240
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
241
Schreiner, Introd. 16
Adolf Smitmans
2. Aplicación
242
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
243
Adolf Smitmans
244
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
245
Adolf Smitmans
246
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
C) INTERPRETACIÓN TEOLÓGICO-CRITICA
247
Adolf Smitmans
II. APLICACIÓN
248
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
249
Adolf Smitmans
3. El juicio
250
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
4. La historia
251
Adolf Smitmans
ADOLF SMITMANS
252
VIII
1. Véanse las indicaciones que se dan en la obra de K. KOCH, Was Ist Formgeschichte?',
Neukirchen *1967, 16ss.
2. Cí. W. KLATT, Hermann Gunkel (FRLANT 100), Oottinga 1969.
253
Josef Schreiner
3. Así, según parece, C.A. KELLER, Die Gefahrdung der Ahnfrau, ZAW 66 (1954) 181-
191, 191. Menciona algunos motivos: motivos generales de experiencia, históricos, religio-
so-cúlticos, motivos procedentes del campo dei derecho y motivos humorísticos.
4. Cí. W. RICHTER, Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zum Richterbuch (BBB 18),
Bonn 21966, 344-399.
5. K.H. BERNHARDT, Die gaitimgsgeschichtliche Forschung am Alten Testament ais
exegetische Methode, Berlín s.a., 30.
254
Formas y géneros literarios en el AT
255
Josef Schreiner
256
Formas y géneros literarios en el AT
A) LA TRADICIÓN HISTÓRICA
I. NARRACIÓN
12. E. GÜTTGEMANNS, op. cit., 255; véase allí el § 15, en el que se formulan las
tareas para el futuro.
13. K. KOCH, op. cit., 31-33 expone en paralelo los intentos más importantes que se han
realizado en orden a lograr una visión de conjunto de los géneros velero y aeotestamentarios;
discute sus procedimientos y comenta las ventajas y desventajas que tienen las exposiciones
de orientación histórica y las de orientación sistemática. El esquema que elegimos aquí se
apoya en SELUN - FOHRER, Einleilung in das Alte Testament, Heidelberg "1955 (con bibl.).
14. Cf. KAVSER, op. cit., 366.
257
Schreiner, Introd. 17
Josef Schreiner
15. Véase la descripción que hacen W. RICHTER, op. cit., 376ss; W. DOMMERSHAUSEN,
Die Estherrolle (SBM 6), Stuttgart 1968, 1S4, y sobre todo el estudio fundamental de
A. OLRIK, Epische Gesetze der Volksdichtung en «Zeitschrift für deutsches Altertum und
deutsche Literatura 51 (1909) 1-12).
16. Ibid., 384.
17. Véanse las indicaciones de W. RICHTER, op. cit., 392ss.
258
Formas y géneros literarios en el AT
2. La saga
259
Josef Schreiner
260
Formas y géneros literarios en el AT
3. La anécdota
4. La leyenda
261
Josef Schreiner
5. La «novelle» *
262
Formas y géneros literarios en el AT
II. LA RELACIÓN
263
Josef Schreiner
264
Formas y géneros literarios en el AT
1. El discurso
2. Las homilías
265
Josef Schreiner
3. Tratado
37. Das fünfte Buch Mose. Deuteronomium (ATD 8), Gotinga 1964: 6,4-9.10-15.16-19.
20-25; 7,1-11.12-16.17-26; 8,1-6.7-20; 9,1-6.
38. Das Hauptgebot (Analecta Bíblica 20), Roma 1966,
39. Die sogenannten vorprophetischen Berufungsberichte (FRLANT 101), Gotinga 1970,
116.
39a. Así C. WESTERMANN, Arlen der Erzahlung in der Génesis, en Forschung am AT,
Munich 1964, 9-91, pone de relieve los relatos de promesa (18-34) que en parte (por lo menos
Gen 15,1-6) están estructurados a imitación del oráculo de salvación (cf. infra): introducción
(15,1); promesa de salvación (16), réplica en forma de queja (3.4); respuesta de Dios,
anuncio de la salvación (4); señales (5); conclusión (6).
266
Formas y géneros literarios en el AT
B) TRADICIONES JURÍDICAS
I. PROPOSICIONES AFIRMATIVAS
267
II. FÓRMULAS Y GIROS ESTEREOTIPADOS
268
Formas y géneros literarios en el AT
42. Cf. GERSTENBERGER, op. cit., 110-130; W. RICHTER, Recht und Ethos. Versuch
einer Ortung des welsheltUchen Mahnspruchs (StANT 15), Munich 1966, esp. 118-146.
43. Cf. CHR. FEUCHT, Untersuchungen zum Heiligkeitsgesetz, Berlín 1964, 94-126.
269
Josef Schreiner
este tipo, que reúne (en parte) tres series originalmente diversas.
Lo mismo cabe decir del llamado decálogo cultual (Éx 34,14-26), que
contiene cuatro mandamientos y seis prohibiciones. A su imita-
ción se formaron otras series. También se remontan a estas series
la enumeración de acciones mandadas o prohibidas, que aparece en
Ez 18 y las de las liturgias de entrada (Sal 15; 24,3-6).
Claro está que no siempre es fácil reconocer las series; porque
había la tendencia de ampliar, fundar y contentar las formulaciones
jurídicas, y enriquecerías con argumentos e ideas teológicos. Es muy
probable que el comentario y la profundización teológicas hayan
tenido lugar dentro de la exposición que probablemente se haría
de las mismas en las celebraciones cúlticas. Así se aproximan a la
predicación y al tratado teológico no sólo los trozos que las enmar-
can sino también las series; cf. igualmente los «mandamientos»
1-4 del Decálogo. Esto favoreció el que se las unificara en los ya
mencionados cuerpos legislativos *•.
1. El lenguaje
270
Formas y géneros literarios en el AT
2. Los rituales
45. R. RENDTORFF, Die Gesetze in dar Prleslerschrift (FRLANT 62) Gotinga 21962, 74s.
Cf. ahí las citas de los pasajes.
46. Ibid., 5s.
271
4. La «tora» sacerdotal
5. Prescripción ceremonial
47. Cf. el trabajo fundamental de J. BEGRICH, Die priesterliche Tora, en Ges. Studien
zum AT, Munich 1964, 232-260.
48. Cf. D.J. MCCARTHY, Der Gottesbund im AT (SBS 13), Stuttgart 1966 (con bibl.).
272
Formas y géneros literarios en el AT
V C) TRADICIONES PROFÉTICAS
273
Scbrdner, Introd. 18
I. SOBRE EL ESTILO, LA FORMA Y LA FORMULACIÓN
274
II. LA SENTENCIA PROFÉTICA
1. La palabra de desgracia
275
Josef Schreiner
2. La palabra de salvación
56. Cf. al respecto C. WESTERMANN, Grundformen prophetischer Rede (BEhTh 31), Mu-
nich 1960, 130-135.
276
III. RELATOS PROFÉTICOS
1. El relato vocacional
277
Josef Schreiner
59. The Form and Signifícame of the Narratives: ZAW 77 (1965) 297-323.
278
Formas y géneros literarios en el AT
279
Josef Schreiner
64. Sprache und Slruktur der Prophetie Deuterojesajas, en Forschung am AT, Munich
1964, 92-170.
65. Studien zu Deuterojesaja, Munich 1963 (reedición); cf. también id.. Das priesterliche
Hellsorakel.
280
Formas y géneros literarios en el AT
281
Josef Schreiner
282
Formas y géneros literarios en el AT
283
D) TRADICIONES SAPIENCIALES
68. SELLIN - FOHRER, Eintettung 332; cf. G. FOHRER, aotfla XTX. B. Altes Testament,
ThW vil 476-496 (con bibl.).
284
I. GIROS ESTEREOTIPADOS o FÓRMULAS PARA EL DOMINIO DE LA VIDA
285
Josef Schreiner
286
Formas y géneros literarios en el AT
II. LA SENTENCIA
287
Josef Schreiner
III. E L ENIGMA
288
Formas y géneros literarios en el AT
que debió surgir «del arte popular de la palabra», pronto fue «asu-
mido también por la literatura sapiencial»73. Al comienzo sirvió
seguramente no tanto para la pura diversión, como podría dedu-
cirse de Jue 14,14-18, sino para probar si el interlocutor había de
ser tenido igualmente por iniciado en los misterios de la vida (cf.
IRe 10,1) o de una comunidad determinada. Ciertas realidades, pre-
sentadas en enigmas, muestran, al ser reconocidas, la intuición y la
capacidad del interrogado.
289
Schreiner, Introd. 19
Josef Schreiner
VI. LA COMPARACIÓN
290
Formas y géneros literarios en el AT
75. Cf. para cada uno de los textos O. FOHRER, Das Buch Hiób (KAT xvi), GUtersloh
1963, que cuenta entre ellos 24,5-8.14-16a¡ 28; 30,2-8; 36,27-37,13; 40,15-24; 40,2541,26;
38,4-39,30.
291
I. CÁNTICOS DE LA VIDA COTIDIANA
292
Formas y géneros literarios en el AT
293
Josef Schreiner
81. Para la investigación de los géneros de los salmos siguen teniendo importancia
fundamental: H. GUNKEL-J. BEGRICH, Einleitung iif die Psalmen, Gotinga 1933; cf. tam-
bién C. WESTERMANN, Das Loben Gottes in den Psalmen, Berlín 1953; id., Struktur und
Geschichte der Klage im AT, en Forschung am AT 264-305.
82. Véanse los ejemplos, también de cantos de lamentación y de acción de gracias, en
E. SCHÜSSLER - FIORENZA, op. cit., 388ss; K. KOCH, op. cit., 195-208.
294
Formas y géneros literarios en el AT
«salmos creacionales» (8; 19A; 104), que destacan como tema espe-
cial el motivo hímnico del poder creador de Dios; los cánticos so-
bre Sión (46; 48; 76; 84; 87; 122) que exponen, en cada caso de ma-
nera propia, la alabanza de Yahveh, utilizando para ello la descrip-
ción y glorificación de la sede de su reinado terreno. También en otros
géneros los motivos y enunciados hímnícos van unidos con la ac-
ción de gracias y la súplica.
El género de la descripción teofúnica83 (cf. Jue 5,4s; Sal 29; Hab
3), en cuanto confiesa el poder irresistible y victorioso del Dios de
Israel, está marcado por las características propias del himno. Es po-
sible que tenga su «situación vital» en el cántico de victoria cúltica;
después asimiló algunos motivos e influencias del entorno de Israel.
b) Las lamentaciones presentaban ante Yahveh las necesidades
del pueblo o las del individuo; seguramente que muchas fueron con-
sideradas y utilizadas como formularios, de la misma manera que de-
bió ocurrir con los cantos de acción de gracias. Se distinguen las
lamentaciones del pueblo y las del individuo, reconocibles siempre
por su contenido y su propósito. Cuando el individuo despliega ante
Dios su situación atribulada, aparecen claramente dos sufrimientos: la
enfermedad y la acusación ante un tribunal. Se puede, pues, distinguir
dos grupos de lamentaciones individuales: los «salmos de enferme-
dad» y las «súplicas del acusado». En la estructura básica de la la-
mentación destacan tres partes principales, la introducción, como
llamada a Yahveh, por lo general en imperativo, con la que se pide a
Dios que escuche y ayude; puede ampliarse mediante una breve enu-
meración de motivos o razonamientos; la parte principal, con la des-
cripción de las penas (enfermedad, acusación, u otras semejantes)
— típica de las lamentaciones—, con peticiones, aportación de moti-
vos que deben mover a Yahveh a intervenir (su voluntad salvífica, su
vieja actitud generosa, su honra atacada por los enemigos1, etc.) pro-
testas de inocencia, manifestaciones de confianza, y a veces también
confesión de los pecados. El final, como petición renovada o expre-
sión de la certeza de ser escuchados o de haberlo sido ya M. El cambio
83. Cf. J. JEREMÍAS, Theophanie. Die Geschichte einer atl. Gattung (WMAKT 10),
Neukirchen 1965.
84. Cf. los ejemplos en K. KOCH, op. cit., 209-222; I. SCHREINER, Hirie Israels stell
uns wieder herí Auslegung von Ps 80: BiLe 10 (1969) 95-111.
295
Josef Schreiner
296
Formas y géneros literarios en el AT
III. ORACIONES
87. Véase para todo el salterio la relación de SELLIN - FOHRER, Etnleitung 308-318.
297
Josef Schreiner
298
IX
Jornias y géneros literarios en el
TJueva testamento
299
1. La tradición verbal
300
Formas y géneros literarios en el NT ''•'
301
Heinrich Zimmermann
302
Formas y géneros literarios en el NT
303
Heinrich Zimmermann
304
Formas y géneros literarios en el NT
305
Schreiner, Introd. 20
Heinrich Zimmermann
306
Formas y géneros literarios en el NT
307
Heinrich Zimmermann
2. La tradición histórica
308
Formas y géneros literarios en el NT
310
Formas y géneros literarios en el NT
311
Heinrich Zimmermann
312
Formas y géneros literarios en el NT
313
Heinrich Zimmermann
remite a la tradición normativa sobre la primitiva celebración cris-
tiana de la eucaristía.
Dentro de estos textos pueden distinguirse claramente dos gru-
pos: Marcos/Mateo y Lucas/Pablo. Mateo depende de Marcos;
Lucas, cuando se aparta de Marcos, se retrotrae con Pablo a una
tradición común que parece reflejarse de modo más originario en
su relato que en el del apóstol Pablo.
Los elementos esenciales son comunes a todos los textos: una
relación de lo que hizo Jesús con el pan y el cáliz, de las palabras
que pronunció sobre los mismos, como palabras concomitantes de
su distribución. Si es verdad que los autores de los relatos difieren
en detalles concretos, hay que tener en cuenta que ninguno de ellos
pretendía ofrecer una relación exacta y notarial de lo que el Señor
hizo y dijo en la última cena. Más bien nos transmiten la forma
en que se celebraba la eucaristía en su tiempo y en su comunidad
respectiva. Las diversas formas fundamentales de la tradición te-
nían su «situación vital» en la liturgia de la Iglesia antes de ser
incorporadas a los Evangelios o, más concretamente en nuestro
4
caso, a los relatos de la pasión. Una vez dentro del marco de los
relatos de la pasión, están al servicio de una interpretación de
la pasión y muerte de Jesús, anterior a los acontecimientos (función
similar a la que cumple el lavatorio de los pies en el evangelio
de Juan).
Una especie de relato de institución referente al bautismo
se encuentra en el mandato misional que imparte el Señor resucitado
en Mt 28,19s. También aquí se transmite una frase que pretende
legitimar la praxis de la Iglesia y que probablemente debe su forma
(la fórmula trinitaria) al uso litúrgico.
314
Formas y géneros literarios en el NT
315
Heinrich Zimmermann
rración (v. 10,17-22) con la que van íntimamente unidos los «logia»
siguientes (10,23-31). «Pero la historia original es un paradigma» ».
y más concretamente una historia vocacional. Por cierto que una
historia singular de vocación, en que la iniciativa no arranca de
Jesús sino del que pregunta por la vida eterna (cf. sin embargo
Le 9,57.61). Probablemente está relacionada con esto la actitud ini-
cialmente esquiva que adopta Jesús y que se manifiesta en la
pregunta: «¿Por qué me llamas bueno?» (v. 18), y en la referencia
a los mandamientos (v. 19). Sólo después de la confesión del que
pregunta, «todo esto lo he guardado desde mi juventud» (v. 20) se
produce el cambio repentino: Jesús le elige12 y le llama a su
seguimiento (v. 21). Pero el elegido da media vuelta y se marcha,
pues le tienen atado sus riquezas (v, 22). A pesar de estos rasgos
singulares e individualizantes, no es posible desconocer el carácter
paradigmático de la narración: no se dan detalles sobre la persona
del que pregunta. Ni se dice qué fue lo que le movió a plantear a
Jesús la pregunta sobre la vida eterna, ni tampoco el curso que
siguió su vida después de su encuentro con Jesús. Al igual que las
otras historias vocacionales, también ésta quiere mostrar la manera
con que Jesús llama13 y que se puede rechazar la llamada de Je-
sús; con lo que el relato cobra carácter de advertencia. La última
frase de la narración, «pues tenía muchos bienes», que da la razón
de este rechazo (v. 22b), sirvió de ocasión para empalmar los logia
que siguen, en forma de plática a los discípulos. Esta parte de la
composición 10,1-45, formada por la perícopa 10,17-31, cobra uni-
dad «gracias a la pregunta sobre la vida eterna (v. 17) y su promesa
(v. 30); y, desde el punto de vista del contenido, gracias al tema
de la riqueza y de la pobreza en relación con lá entrada en el
reino de Dios» M.
316
II. LAS CARTAS
317
Heinrich Zimmermann
1. Las fórmulas
318
Formas y géneros literarios en el NT
319
Heinrich Zimmermann
320
Formas y géneros literarios en el NT
321
Schreiner, Introd. 21
Heinrich Zimmermann
322
2. Las formas
323
Heinrich Zimmermann
324
Formas y géneros literarios en el NT
325
Heinrich Zimmermann
326
Formas y géneros literarios en el NT
327
Heinrich Zimmermann
I. LA «SITUACIÓN VITAL»
328
S,
Formas y géneros literarios en el NT
329
2. El cambio de la «situación vital»
330
Formas y géneros literarios en el NT
331
Heinrich Zimmermann
26. H. ScHÜRMANN, Der Paschamahlbericht lk 22, (7-14) 15-18. I. Teil etner quellen-
kritischen Vntersuchung des lukanischen Abendntahlberichtes Lk 22,7-38 (NTA 19,5),
Münster 1953, 42.
332
2. Ejemplos de tradición literaria epistolar
333
Heinrich Zimmermann
HEINRICH ZIMMERMANN
334
X
Supuestos metodológicos para el uso adecuado de los
escritos de Qumrán por el especialista del "Nuevo Testamento
335
Karlheinz Müller
336
Los escritos de Qumrán
337
Schreiner, Introd. 22
Karlheinz Miitter
338
Los escritos de Qumrán
Cada uno de los salmos del Maestro, tal como aparecen en 1 QH,
está provisto de un buen número de imágenes desarrolladas y que a me-
nudo se superponen apretadamente. En cambio el lenguaje metafórico de
los restantes poemas se reduce a figuras aisladas e inmóviles. La esta-
dística de vocablos de los hodayot reseña conceptos que se encuentran
exclusiva o preponderantemente en los poemas del Maestro. Y a la in-
versa, faltan aquí los atributos divinos que en los restantes himnos se
consiguen mediante enlaces de genitivo (cf. 1 QH 1,26; 7,31; 10,14; 11,29;
12,10; 15,25s; 4,15s; 7,8)«.
339
Karlheinz Müller
8. Ibid., 23.
340
Los escritos de Qutnrán
341
Karlheinz Müller
342
Los escritos de Qumrán
343
Karlheinz Müller
344
Los escritos de Qumrán
345
Karlheinz Müller
346
Los escritos de Qumrán
lamerán.] [Hijas] de mi pueblo, rom- ... Hijas] de mi pue[blo], rom-
ped en júbilo ruidoso, adornaos con ped en júbilo ruidoso, adornaos con
adornos magníficos, enseñoread en el adornos magníficos, [... (8) ...
[señorío ...(16)...] Israel con seño- ... ] e Israel con seño-
río eterno. rio [e]terno.
347
Karlheinz Miiller
18. J. CARMIGNÁC, La regle de la «Ohuerre des fils de lumiere contre les fils de ténebresn,
París 1958, 200, considera las columnas 10-14 y 15-19 como una auténtica unidad lite-
raria. Intenta hacer justicia a su innegable paralelismo pronunciándose en favor de una
descripción jerárquica (1 QM 10-14) y otra cronológica (1 QM 15-19) de la misma lucha.
J.P.M. VAN DER Pl-OEO, Zur literarischen Kompositión der Kríegsrolle, en H. BARDTKE,
348
Los escritos de Qumrán
(126) Y el día de su combate con los quíteos (13) sa[len para la ma]tanza
en la guerra. Tres veces está la suerte de parte de los hijos de la luz para
aplastar a la maldad. Y tres (veces) se recogerá el ejército de Belial (hasta
que) se retire la suerte (14) [de la luz. Los batallones de las tropas inter-
medias sirven para que el ejército se desvanezca, y la fuerza de Dios re-
conforta] el corfazón de los hijos de la luz. Pero] en la séptima suerte la
inmensa mano de Dios someterá (15) [a Belial y a to]dos los ángeles de su
dominio.
349
Karlheinz Müller
tada en 1,6, aparece también en 18,2, sólo que en otro orden; en 1,116-
12a y en 15,1 se define el momento de la lucha como «tiempo de la tri-
bulación».
350
Los escritos de Qumrán
Asi que las columnas 7,15-9,2, de manera análoga a 5,16-6,6, están dedi-
cadas al armamento y disposición táctica de la tropa ligera de infantería
19. Cf. Y. YADIN, The Scroll of the War of the Sons of Llght agaimt the Sons of
Darkness, Oxford 1962 passim.
351
Karlheinz Müller
368
ZSZ
pj sauorsnpj SBI anb Bjuano ua jauaj anb A"uq sBuiapy "(t- 'S-l'Z
ranM -p) 82-¿I'0I oniN ° 3 *s*l os anb *cV£l*£ »P «saiJBpuBjsa
SOT ap uapjo» ¡a — «SEpdraojj SBI ap uapjo» JB zaA ns B opfns —
6l" c I JMO l °P BIIBíBq 3 P Buianbsa IB jBoijdB ured ouiureo un
ojjuoona ss f\-9'p uoo anb JBSuad aqBO opadsB ejsa oÍBg -ejaduiojj
ap sa[Buas jod SBPBOJBUI Bqonj BJ ap SBdBja sanrejsaj SBJ ap uop
-uaui BSsq as ou f\-6't/S-9'V u9 s n b JBUBJjxa ap sa ou *BUIJB unSuiu
sa ou aj.repuBjsa un ouioo -osajSai *anbB}B 'uopBzipAoui sopjidBD
soi «sBjadraojj SBI ap uapjo» p ua uapuodsajjoo BrpnBq sun ©uno
-sip anb SBI J o d S3SBJ S3X> SB í s3 V ,(<<jraAlOA>> : £l/8 'i) «uqoni v\
ap esjBaijaj» :(u/¿ *i) «uqoni BI B as.reo.iaoB» Í(«JBZUBAB» :(6/9 *i)
«jBqoni B J;IBS» iBrrejBq BJ ua sBuiaiquia soi ap uopuaAiaiui BI
ap sojuauíoui sajj B ¡Bpuasa oí ua UBJIUIII as anb ojad ajuauqBjajii
uBpaanauoo anb sajJBd SBUHSIB uBjuasajd (W6'P/8-9'V) uopBnup
-uoo B uan8is anb sopBoqdnp soq -sauoroduosur SBI A" uopnqujsip BI
BÍg anb ojuaureiSaj p Buiuna} c> uoo 'Ll'^-Zl'Z op «sajiBpuBjsa
soi °P uapjo» p ua awBfauías ojuaiuiipaooad un asjBp aoajBj
•saiBjipmB SBdojí
SB[ c[|9 ap UBj;i3i as A eqonj BJ ua UBjjua anb soj jod A s}irajj [ap sapBp
-tun SBSJSAJP SBI UBiBdas anb soioedsa soi *jpap sa '«BiianS BJ ap SEjiand»
SBJ ap BjqBq as p'91 A pi'6 'p'S :s 9I'6'¿ 'l'í na ojos x -oiuana ja JEOOJ
ap sopBSjBoua sejiAei uaaaiBdB £\'LX Í8'9I A SI*n"6'8 -H'L u a °I 0 S '-61SI
j^Q j uoo 6'6-6'L trezBpra anb 'sauopBAJasqo sop SBIJO SBUiapB ABH
jarmpv zuraqfiB^j
Karlheinz Miiller
pectiva a la época del desierto. Pues «hace ya tiempo que Dios ha visitado
sus obras» (1. ÍSb-ílcO- De la misma manera que entonces, «cuando Israel
fue salvado por primera vez», Janes y su astuto hermano Jambrés se
opusieron a Moisés y Aarón, así también actúan en los actuales momentos
de «desolación» religiosa del país esos adversarios que «trastornan las
fronteras». Ellos predican la «apostasía» de los mandamientos de Dios y se
cierran a la comunidad de los esenios, que es la única que conserva intactos
los mandamientos (1. 5,176-6,1).
366
Los escritos de Qumrán
367
Karlheinz Müller
364
Los escritos de Qumrán
365
Karlheinz Müller
360
Los escritos de Qumrán
361
Karlheinz Müller
Así pues, los .textos paralelos que nos han sido transmitidos en
los manuscritos Ai y B dejan al descubierto dos recensiones que
presentan unos métodos de trabajo selectivos y no sintonizados entre
sí, de manera que hemos de considerar escépticamente cualquier
intento que valiéndose de adiciones o sustracciones quisiera llegar
362
Los escritos de Qumrán
a una reconstrucción fiable del texto del CD que pudo ser el pre-
cedente, con un tenor similar, de ambas reelaboraciones23. La tenden-
cia del manuscrito B a hacer comentarios nos hace ver claramente
que el copista medieval tenía razones para temer que se entendiera
mal el texto redactado por él, para temer incluso una incompren-
sión bastante general. Por todo lo cual resulta probable que tam-
bién aquellas partes del escrito de Damasco para las que no dispo-
nemos de textos comparativos, y son la mayor parte, hayan sido
objeto de intervenciones parecidas, sin que sea posible verificar
cuáles son esas correcciones secundarias del texto.
A pesar de estos presupuestos poco favorables, una crítica lite-
ral prudente tiene muchas posibilidades de abrirse paso en la super-
ficie textual del escrito de Damasco, plagada como está de amplia-
ciones u omisiones de copistas medievales, y marcada por las repeti-
das reelaboraciones de que ha sido objeto. Se abren así importantes
perspectivas para llegar a conocer el proceso de formación y la
contextura del Cairo Document.
23. Esto contra la edición de C H . RABIN, The Zadokite Documents, Oxford 1954.
363
Karlheinz Müller
356
Los escritos de Qumrán
357
Karlheinz Müller
358
Los escritos de Qumrán
359
tZ -pcujuí 'jsnjsjqog
£S£
s. a
E?
„-J 8
¡S
r
dotes
£
X
-J o
-
Oí 1 o. g
S- 1 S
Tropí
3
Cfl
r*
M
g
M
¿o
u>
Caba
1—l
o\
$ í
8 ü-
£
Derrota Victoria
«cA« «* col. 15-1:
t—i
369
Schreiner, Introd. 24
Karlheinz Müller
354
Los escritos de Qumrán
que han pasado por el horizonte de Israel a lo largo de una serie de expe-
riencias cuya memoria se conservó en la tradición veterotestamentaria pos-
terior. De modo similar, en l,ls.4-7 se aplican las cifras de las fuerzas hos-
tiles tradicionales a los pueblos en general, tomándolos como el adversario
de Israel al que hay que aniquilar por completo.
4 QM 14,6: 1 QM 14,8s:
(6b) Pero nosotros (Sb) Pero nosotros somos el refsto
somos tu de tu pueblo. Alabado sea] tu Nom-
pueblo. Alabado sea tu nombre, oh bre, oh Dios Heno de gracia, tú que
Dios lleno de gracia. les guardaste la alianza a nuestros
padres:
con (9) todas nuestras generacio-
Tú has manifestado mara[villo]sa- nes has manifestado maravillosamen-
355
Karlheinz Müller
370
Los escritos de Qumrán
polémicos de la parénesis del CD, y que son las siguientes: 6,2-1 la.
20a-7,6a>- 20,176-25a.27b-34.
Los adversarios se manchan con la fornicación (8,5 par 19,17; cf. 4,6-8.
20s); la comunidad se abstiene de toda clase de prostitución (2,16; 7,1).
Aquéllos tropiezan por las riquezas (4,17; 8,76 par 19,19c); la comunidad
evita la riqueza sacrilega (6,15s). Aquéllos son vengativos y rencorosos
(8,56-6a par 19,18a); la comunidad deja la venganza en las manos de Dios
fi9,4s) y no hay en ella ningún resentimiento (7,2). Aquéllos se tratan
mutuamente con odio (8,66 par 19,186); en la comunidad reina un cariño
mutuo y cada uno busca la salvación de su hermano (6,206-7,3a). Aquéllos
no ayudan a sus parientes más próximos (8,6c par 19,18c-19a); la comu-
nidad no actúa «deslealmente con el que es carne de su carne» (7,1).
Aquéllos practican el incesto (5,8a; par 19,196); la comunidad condena el
matrimonio con sobrinas (5,86-1 la). Aquéllos perseveran en el «endure-
cimiento de su corazón» (8,8a par 19,206); la comunidad se rige sin reservas
por la voluntad de Dios (2,15). Aquéllos «no se separan del pueblo» (8,86
par 19,20c) y toman parte en el culto del templo; la comunidad se distancia
de los «hijos de la fosa» y de su culto vano (6,11&-I5a).
371
Karlheinz Müller
372
Los escritos de Qumrán
373
Karlheinz Müller
Aj B
(8,186) Y así les ocurre (19) a to- (19,32í>) Y así les ocurre a todos los
dos los que desprecian los manda- que desprecian los mandamientos de
mientos de Dios, los abandonan y se Dios, (33) los abandonan y se apar-
apartan en la dureza de su corazón tan en la dureza de su corazón,
(20) — a eso se refieren las palabras
que habló Jeremías a Baruc, el hijo
de Neriyías, y Eliseo (21) a Gezzi, su
criado —, a todos los varones que se a todos los varones
han incorporado a la nueva alianza que se han incorporado a la nueva
374
Los escritos de Qumrán
375
Karlheinz Müller
376
Los escritos de Qumrán
377
Karlheinz Müller
378
Los escritos de Qumrán
379
Karlheinz Miiller
IV. CONCLUSIONES
380
Los escritos de Qumrán
KARLHEINZ MÜLLER
381
XI
383
Karlheinz Müller
26, Londres 21963; F.M. CROSS, Die antike Bibliothek von Qumrán: Neu-
kirchener Studienbücher 5, Neukirchen Vluyn 31967, y sobre todo CH. BUR-
CHARD, Bibliographie zu den Handschriften vom Toten Meer ir: BZAW 89,
Berlín 1965, 331-342 (recoge el estado de cosas hasta finales del 62). La
división que elegimos a continuación es relativa (por ej. todos los escritos
de Qumrán tienen mayor o menor influjo apocalíptico). Sirve solamente
para dar una visión superficial de conjunto y en primer término para
encontrar más rápidamente los diversos manuscritos.
384
Literatura exttabíblica de Qumrán
73 (1966) 104
/ Q TLevi ar [1 Q 21] versión más
4 Q ps Jub dos Mss de una obra
antigua del TLevi = CTLevi ar Ox-
similar a Jub: RB 63 (1956) 65; DJD
ford Fr.
4 Q TLevi ar" versión más antigua ni 222
del TLevi = CTLevi ar Oxford Fr.: 3 Q 5 «Una profecía apócrifa». Iden-
RB 62 (1955) 398-406 tificado de momento como fragmen-
4 Q TLevi ar versión más antigua tos de Jub: RQ 5 (1964-66) 415-422
b
Schreiner, Introd. 25
Karlheinz Müller
386
Literatura extrabíblica de Qumrán
387
Karlheinz Müller
388
Literatura extrabíblica de Qumrán
389
Karlheinz Müller
390
'Vocabulario técnico *
391
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
392
Vocabulario técnico
393
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
Áquila. Prosélito que, hacia el afto 130 p.C, hizo una traducción de la Bi-
blia que lleva su nombre y que es estrictamente literal. El texto, que apenas
se conserva (-^Hexapla) es importante para la crítica textual veterotes-
tamentaria.
394
Vocabulario técnico
Asíndeton (gT. sin enlace). Una serie de palabras, oraciones o partes ora-
cionales, ordenadas de la misma manera sin ninguna conjunción que las
coordine; recurso estilístico intencionado para crear un —»climax.
Asonancia. Sonido igual sólo de las vocales (no de las consonantes) que se
da al final de dos o más versos, a partir del último acento.
Códice (lat. tronco). Forma primitiva de libro, usada en Egipto a partir del
siglo ir en vez de los rollos; tablillas de madera unidas entre sí; más tarde
pergaminos o papiros en hojas. Con el tiempo pas6 a ser denominación
general de los antiguos manuscritos bíblicos: así el Códice Alejandrino, el
Sinaítico, el Vaticano, para citar los códices más antiguos de la Biblia
griega.
Colofón (gr. cumbre, punta). Nota final que contiene el nombre del autor, del
amanuense (o impresor) y el año y lugar de impresión.
395
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
396
Vocabulario técnico
Ditografía (gr. escritura doble). Error consistente en escribir dos veces una
palabra, una silaba o una letra (lo contrario de -»• haplografía).
Doblete. Exposición repetida del mismo tema en forma diferente (por ej.,
los dos relatos de la creación). Hay que distinguir los dobletes de los rela-
tos paralelos, que reproducen casi textualmente el mismo tema (Sam y
Re/Cr). También se llama doblete a la reproducción doble de una palabra
o expresión en una traducción.
Duración del relato. Es el tiempo que se necesita para relatar (leer u oír)
un poema épico. Debe distinguirse de la duración de la hazaña relatada,
que abarca todo el tiempo en que transcurre la acción misma. Según la
relación que media en cada caso entre duración del relato y duración de la
hazaña referida, pueden obtenerse importantes informaciones sobre la téc-
nica narrativa y la estructura de un poema. Bibl.: E. LAMMERT, Bauformen
des Erzahlens, Stuttgart 1967.
397
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
Estiquio (gr. fila). «Línea o verso de la copia, cuyo número solía anotarse
al final de los rollos de papiro o de los antiguos manuscritos, para evitar
interpolaciones» (v. WILPERT).
398
Vocabulario técnico
Fórmula (lat. norma, regla). Giro hecho que se usa, casi siempre sin cam-
bios, en determinados contextos mentales; especialmente frecuente en la li-
teratura epistolar, en la administración de la justicia y en el culto; el AT
conoce, entre otras, fórmulas de apelación, de inculpación, de bendición, de
maldición, de auto-presentación, de anuncio, de introducción a una doctrina,
de introducción al acontecimiento de la palabra, etc.
Fuente. Material previo (bien de tradición oral, bien fijado ya por escrito) que
utiliza un escritor al componer su obra.
Glosa (gr. lengua, lenguaje). Nombre que daba la filología antigua a una
palabra incomprensible, y que luego pasó a designar su explicación, la
399
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
cual más tarde fue incluida en el mismo texto en forma de glosa marginal
(escrita al margen) o glosa interlineal (escrita entre los renglones). Es tarea
de la crítica textual el reconocer las glosas; cf. también la palabra in-
terpolación.
Hapaxlegómenon (gr. dicho una sola vez). Palabra o concepto que sólo
se encuentra una vez en general, o en un escritor determinado; por ej.,
ktáomai = adquirir, en Mt.
Hexapla (gr. séxtuple). La obra acometida por Orígenes (t 254) para es-
clarecer la relación que guardan entre sí las diversas traducciones griegas
de la Biblia, y encontrar, por comparación con el texto hebreo, una re-
censión originaria de los LXX. Con este propósito Orígenes colocó en seis
columnas yuxtapuestas: 1.° el texto hebreo en escritura cuadrada; 2.° el
texto hebreo en transcripción griega; 3.° el texto de Aquila; 4.° el de Sí-
maco; 5.° el de LXX, y 6.° el de Teodoción.
Hif'il. Conjunción del verbo hebreo, casi siempre con el significado causa-
tivo de -»Qal y cuya característica es un /w-preformativo (en el perf. hi-)
que forma una sílaba completa con el primer radical; cf. gramática hebrea.
400
Vocabulario técnico
tafóricos). Cf., por ej., la promesa que hace Dios a Abraham, de que tendrá
una gran descendencia, para lo cual se la compara con el polvo de la tie-
rra (Gen 13,16), con las arenas del mar (22,17) y con las estrellas del cielo
(22,17). En parte ocurre que las expresiones hiperbólicas pierden fuerza y
relieve al convertirse en fórmulas rígidas, por ej., la frase que cierra los re-
latos de batallas: «y no quedó ni uno solo con vida» (Éx 14,28; Núm 21,35;
Jos 8,22; 10,8).
401
Schreiner, Introd. 26
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
Itinerario (lat. camino). Índice de las estaciones por las que pasa una ruta,
por ej., las estaciones donde se detuvo el pueblo de Israel en su marcha
a través del desierto (por ej., Núm 33,5-49); cf. también las estaciones que
hizo Pablo en sus viajes misionales (Act).
Ketib (aram. lo escrito). Se dice del sentido literal atestiguado por la tra-
dición del texto consonantico, pero cuya lectura se fijó sin embargo por
razones especiales (por ej., por el uso litúrgico). Esta lectura especial venía
dada por una nota al margen, a la que se remitía en el texto por medio
de un « o un * y a la que precedía casi siempre la letra qof ( = Q = abrev.
de queré = aram. lo que hay que leer). La Q toma las vocales del ketib.
402
Vocabulario técnico
403
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
fijó el texto (masorético) que está en la base de nuestro actual texto hebreo-
arameo de la Biblia.
404
Vocabulario técnico
Morfema (gr. figura, forma). La unidad significativa más pequeña del len-
guaje, llamada también monema.
N5b7 (hebr. el que proclama). Designa al profeta de Israel (de ahí el tér-
mino técnico nabitum — institución profética). Los neba'tm vivían en parte
en comunidades, en parte como figuras aisladas; eran los mensajeros de
Yahveh.
405
Schreiner, Introd. 27
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
para salvar su vida. Llegó a Bersheba de Judá y dejó allí a su criado» (IRe
19,3).
Paradigma (gr. ejemplo). Narración breve que ilustra algo de manera ejem-
plar; (lingüística) ejemplo, modelo de flexión.
406
Vocabulario técnico
407
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
Puntos masoréticos. Signos que indican las vocales, introducidos por los
masoretas hacia el s. v d.G, y que se ponen encima o debajo de las
consonantes hebreas. Las letras vocales que se habían usado ocasional-
mente hasta entonces (matres lectionis) no eran suficientes para fijar clara-
mente el texto.
Queré. La variante marginal que había que leer en las ceremonias litúr-
gicas en vez del texto hebreo consonantico, que era el escrito en el texto
(-> ketib).
408
Vocabulario técnico
Rima interna. Una rima en la que una de las palabras, rimadas, o las dos,
está en medio del verso, por ejemplo:
409
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
Símbolo (gr. signo real, señal). Signo sensible y gráfico que en cuanto tal
remite más allá de sí mismo, a una esfera abstracta que deja transparentarse
en lo concreto algo que es universal e indeterminable. Bibl.: H.G. GADAMER,
Wahrheit und Methode, Tubinga 21965, p. 73s).
410
Vocabulario técnico
variar la expresión: elección del concepto más restringido en lugar del más
amplio, o viceversa (pars pro toto, singular por plural)1.
Sinónimos (gr. del mismo nombre). Palabras que, debido a su sentido si-
milar, son intercambiables en un contexto determinado.
Sufijo. Morfema que casi siempre va detrás del nombre o del verbo, y
unido a él; con el nombre, por ej., sirve para expresar la relación de
posesión (susi = el caballo mío).
411
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
I
i Tetragrama (gr. cuatro letras). Designa el nombre de Yahveh que en
hebreo consta de cuatro radicales (consonantes): Yhwh.
Tiempo con prefijo. Llamado también tiempo preformativo, designa el
«tiempo imperfecto» en las lenguas semíticas y es reconocible por el pre-
fijo que va antes de la raíz y que constituye la característica distintiva
del tiempo. Por ej. yi-qtol. En general expresa el aspecto de la acción
inacabada, ya sea en el presente, en el pasado o en el futuro. Bibl.:
MosCATt, An Introduction to the comparative Grammar of the semitic
Languages, 1964, 131ss; R. MEYER, Das hebr. Verbalsystem im Lichte d.
gegenw. Forschung, VTS 3, 1960, pp. 309ss.
Tipo (gr. cuño, figura). Los tipos son determinados contenidos, sucesos o
personas estereotipadas, dotados de ciertos rasgos característicos que se
repiten en forma parecida. Tiene su continuación y contraposición en el
->• antitipo; por ej., el sacrificio en el AT y en el NT: elevación de la
serpiente de bronce y elevación de Cristo en la Cruz; Adán y Cristo.
Tópico (gr. topos = lugar). Son esquemas o clises fijos, tanto de pensa-
mientos como de expresión, que en general tienen aplicación literaria, y se
extienden a todos los campos de la vida captada y configurada literariamente
(así E.R. CURTIUS, Europaische Literatur und latemisches Mittelalter, Berna,
Munich 51965); giros, frases o fórmulas fijas que se usan en un determinado
ámbito enunciativo.
412
Vocabulario técnico
413
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf
414
ÍNDICE
PRÓLOGO 7
415
índice
416
t
• \
' • *