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Cobertura Sanitaria Universal
Cobertura Sanitaria Universal
La atención médica de calidad y asequible es la base para que las personas puedan llevar
una vida productiva y satisfactoria y para que los países desarrollen economías sólidas.
El concepto de cobertura sanitaria universal (CSU) implica garantizar que las personas
accedan a los servicios médicos que necesitan sin que esto les genere dificultades
financieras. Es un elemento clave para lograr los objetivos del Grupo Banco Mundial
(GBM) de poner fin a la pobreza extrema e incrementar la equidad y la prosperidad
compartida, y como tal es el motor que impulsa todas las inversiones que la institución
destina a los sectores de salud y nutrición.
La CSU permite a los países aprovechar al máximo su principal activo: el capital humano.
El apoyo a la salud constituye una inversión fundamental en el capital humano y el
crecimiento económico: si no gozan de buena salud, los niños no pueden asistir a la escuela
y los adultos no pueden ir a trabajar. Este sector es uno de los más importantes de la
economía mundial y representa 50 millones de puestos de trabajo, la mayoría de ellos
ocupados por mujeres.
Los servicios de atención primaria de la salud son un elemento fundamental de la CSU; sin
embargo, en diversas investigaciones se advierte que, si se mantienen las tendencias
actuales, en 2030 todavía habrá unos 5000 millones de personas sin acceso a la atención
médica. La mortalidad materna e infantil sigue siendo elevada en diversos lugares del
mundo. Más de una cuarta parte de las niñas y las mujeres de África subsahariana no
pueden acceder a los servicios de planificación familiar, lo que da lugar a embarazos no
previstos e incrementa la mortalidad y morbilidad materna, neonatal e infantil. En 2015, el
GBM y sus asociados establecieron el Mecanismo Mundial de Financiamiento (i),
iniciativa de múltiples partes interesadas que busca ayudar a los países a mejorar los
servicios de salud maternoinfantil y adolescente.
Muchos países que registran un rápido crecimiento demográfico tienen una población joven
que podría impulsar la expansión económica y reducir la pobreza. Pero para hacer realidad
los beneficios de este dividendo demográfico, deben invertir en la salud y el bienestar de
sus habitantes de modo de desarrollar el capital humano e impulsar el crecimiento
inclusivo.
Para lograr la CSU es crucial mejorar la salud reproductiva, materna, neonatal, infantil y
adolescente, y abordar los trastornos de salud mental. Aún persisten grandes desafíos, como
los siguientes:
· Mortalidad infantil: Las cifras de mortalidad entre los niños menores de 5 años se
han reducido a menos de la mitad entre 1990 y 2018, período en el que pasaron de
12,5 millones a 5,2 millones, según un informe publicado en 2020 conjuntamente por el
GBM, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (Unicef) (PDF, en inglés). Sin embargo, las posibilidades de supervivencia de
un niño todavía dependen del lugar donde nace: en todo el mundo, aún mueren
15 000 niños menores de 5 años cada día. En África subsahariana, 1 de cada 13 niños
muere antes de cumplir 5 años, mientras que, en los países de ingreso alto, la proporción es
de 1 cada 199. El GBM, la OMS y Unicef también colaboraron en otro trabajo publicado en
2020, en el que se puso de relieve la muerte prenatal (PDF, en inglés), un tema que
continúa en gran medida desatendido. Cada año nacen muertos 2 millones de bebés en todo
el mundo; el ritmo de la reducción de estas cifras no ha acompañado el de la disminución
de la mortalidad de menores de 5 años. En el año 2000, la relación entre muerte prenatal y
muerte de menores de 5 años fue de 0,30; para 2019, había subido a 0,38 en todo el mundo.
En África subsahariana, la cantidad de mortinatos aumentó de 0,77 millones en 2000 a
0,82 millones en 2019.
· Fertilidad elevada: En todo el mundo, hoy en día las mujeres dan a luz a menos niños
que hace 30 años. Sin embargo, aún hay un puñado de países con tasas de fertilidad
persistentemente altas, como Níger (7,0), Malí (6,0) o la República Democrática del Congo
(6,0). En otros países con menor fertilidad, como Etiopía, la tasa varía según las diferentes
regiones. Va desde 1,7 en Addis Abeba, la capital, a 6,4 en Somali, un estado regional. Los
países con tasas de fertilidad persistentemente elevadas a menudo registran también una
fuerte carga de mortalidad materna, neonatal e infantil.
Dado que los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias se inician a
una edad temprana —a menudo en la infancia o en los primeros años de la adolescencia—
y tienen elevada prevalencia en la población en edad laboral, generan pérdidas en la
producción económica cuyo valor se estima entre los USD 2,5 billones y los
USD 8,5 billones a nivel mundial, cifras que, según las proyecciones, aumentarán a casi el
doble para 2030.
En junio de 2019, Japón, que ocupaba en ese momento la Presidencia del Grupo de los
Veinte (G-20) organizó la primera reunión conjunta de ministros de Finanzas y Salud. El
propósito de estos debates era impulsar a los Estados miembros hacia el objetivo común de
financiar la CSU en los países en desarrollo. Las conversaciones se basaron en un informe
del Banco Mundial en el que se indica que, para acceder a los servicios de salud, las
personas de dichos países gastan de su propio bolsillo medio billón de dólares al año (esto
es, más de USD 80 por persona). Tales gastos golpean más duramente a los pobres y ponen
en peligro los avances logrados a lo largo de décadas en el área de la salud.
ESTRATEGIA
Hoy en día, la mayoría de los países de ingreso bajo y mediano diseña e implementa
estrategias que aceleran el avance hacia la CSU. En la primera Reunión de Alto Nivel de
las Naciones Unidas sobre la CSU celebrada en septiembre de 2019, los Estados miembros
reafirmaron su compromiso de alcanzar la CSU para 2030 y reivindicaron el derecho de las
personas a disfrutar del mejor nivel posible de salud física y mental como parte integral de
los ODS.
En primer lugar, es importante incrementar las inversiones destinadas a lograr una atención
primaria accesible y de calidad. Los sistemas de salud que se construyen a partir de una
base sólida de atención primaria son más eficientes y equitativos, y producen mayor valor y
mejores resultados: si se destinan más recursos para detectar y tratar las afecciones
tempranamente, antes de que se vuelvan más graves, no solo se salvarán vidas, sino que
también se reducirán los costos sanitarios.
En segundo lugar, es clave redoblar los esfuerzos para involucrar al sector privado y abrir
paso a nuevos modelos de financiamiento y prestación de servicios en el área de la salud.
Las necesidades de cobertura y de financiamiento son demasiado grandes para que el sector
público pueda satisfacerlas por sí solo.
En tercer lugar, el GBM va más allá del ámbito sanitario para mejorar los resultados de la
salud y apoyar a las comunidades mediante una educación de mayor calidad (i), la
ampliación de los servicios sociales (i) y la creación de empleos (i). El Proyecto de Capital
Humano tiene como objetivo ayudar a los países a adoptar un enfoque integrado que
abarque todo el Gobierno para mejorar los resultados en el área del desarrollo humano.
Cuarto, la forma en que se financia la salud debe cambiar para que los países obtengan
mejores resultados con el dinero que gastan. El GBM y otros asociados internacionales los
están ayudando a catalizar los recursos internos para construir sistemas nacionales de salud
sostenibles.
Es fundamental unir fuerzas, por lo que el GBM trabaja con varios asociados para acelerar
el avance hacia la CSU. Junto con la OMS, promueve la iniciativa UHC2030 (i), el
movimiento mundial dirigido a desarrollar sistemas de salud más sólidos con miras a lograr
la CSU. Esta plataforma, en la que participan múltiples partes interesadas, también aboga
por un mayor compromiso político con la meta de la CSU y facilita la rendición de cuentas
y el intercambio de conocimientos. Asimismo, el GBM, uno de los 12 signatarios del Plan
de Acción Mundial a favor de una Vida Sana y Bienestar para Todos (i), se ha
comprometido a alinear su modalidad de trabajo con la de sus asociados a fin de reducir las
ineficiencias y apoyar los esfuerzos que llevan adelante los países para cumplir con sus
compromisos internacionales en el ámbito de la salud.
Mejorar los servicios de salud reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente, y los
de salud mental
Garantizar que todas las mujeres y los niños tengan acceso a la atención médica y que se
reconozcan y aborden los trastornos de salud mental es una tarea fundamental para mejorar
los resultados en el área del capital humano y constituye además un elemento central del
programa del GBM dirigido a desarrollar economías prósperas y poner fin a la pobreza. Es
también esencial para lograr la CSU.
Para subrayar la magnitud de los problemas de salud mental y los beneficios que se pueden
lograr al abordarlos, el GBM, en asociación con la OMS y otras organizaciones nacionales
e internacionales, apoya los esfuerzos que se llevan adelante para poner este tema en el
centro de los programas mundiales de salud y desarrollo. Diversos eventos internacionales,
como el simposio titulado Mover la aguja: Historias sobre salud mental en todo el mundo,
han generado mayor conciencia sobre la salud mental como desafío de desarrollo y sobre
los costos económicos y sociales que trae aparejados la inacción.
Los datos de la OMS muestran que, si bien a menudo se subestiman o se ignoran, los
problemas de salud mental representan el 30 % de la carga de morbilidad no mortal y el 10
% de la carga global de morbilidad en todo el mundo, lo que incluye la muerte y la
discapacidad.
La falta de capacidad de los servicios de salud de los países es un factor clave que
obstaculiza el avance en la lucha contra las enfermedades mentales. En los países de
ingreso bajo y mediano, más de las tres cuartas partes de las personas que sufren trastornos
mentales graves no reciben tratamiento. Sin embargo, el financiamiento de los servicios de
salud mental genera dividendos a largo plazo: según la OMS, cada USD 1 invertido en
salud mental produce un rendimiento de USD 4.
Las investigaciones que lleva adelante el GBM en la actualidad ayudan a evaluar los
avances en la CSU en todo el mundo, tanto en lo que respecta a la calidad de la atención
primaria como a las iniciativas de expansión de la cobertura y las desigualdades en los
resultados. El GBM y la OMS publicaron conjuntamente el Informe de monitoreo mundial
de la protección financiera en relación con la salud 2019 (PDF, en inglés), en el que se
observó que las dificultades financieras provocadas por los gastos de bolsillo en salud
aumentaron de manera constante entre 2000 y 2015. Solo en 2015, cerca de 90 millones de
personas se vieron empujadas a la pobreza extrema porque tuvieron que hacer frente a
gastos de salud con su propio dinero. En 2015 (i) y 2017 (i), el GBM y la OMS dieron a
conocer informes similares en los que se medía la cobertura de los servicios de salud y la
protección financiera para evaluar el avance de los países hacia la CSU. También
elaboraron conjuntamente un marco de monitoreo (i) que ayuda a las naciones a observar
sus progresos y sus resultados en esta área.
Con frecuencia creciente, los países incorporan en sus sistemas de salud reformas que
benefician a los hogares pobres y que tienen el objetivo de garantizar la CSU, según indica
una investigación en curso del Banco Mundial (i). Publicado originalmente en 2015, el
informe titulado Going Universal: How 24 Countries Are Implementing Universal Health
Coverage Reforms from the Bottom Up (i) (Hacia la cobertura universal: Cómo 24 países
implementan reformas de abajo hacia arriba para lograr la cobertura sanitaria universal)
describe la forma en que diversos países buscan lograr la CSU. El documento se basa en
datos recopilados sistemáticamente para brindar información práctica a los responsables de
formular políticas. En 2018 y 2019, se publicaron estudios sobre otros 17 países.