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reo, cl café después de la salida, etc. Pero Ia asistencia do- dianidad de un grupo social. 202 10. La entrevista antropolégica: Introducci6n a la no directividad Gierta informacién puede obtenerse s6lo parcialmente a través de Ia observaci6n: cas, valores, not Si bien advertimos que no es conveniente caer en simplific ‘entrevista es una de las técnicas mas apropiadas para acceder al univer. s0 de significaciones de los actores. Asimismo, la referencia a aeciones, pasadas o presentes, de si ode terceros, que no hayan sido atestiguadas por el investigador puede alcanzarse a través de la entrevista. Entendi- da como relacién social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones, es ademas una instancia de observacién; al material discursive debe agregarse la informacién acerca del contexto del en- ‘revistado, sus caracteristicas fisicasy su conducta. ‘Sin embargo, existen muchas variantes de esta téenica, cada una con su respectivo marco, fines y modalidades. Pueden identificarse las entrevstas, irigidas que se aplican através de un cuestionario preestablecido; las semies- ‘ructuradas,focalizadasen una temticas las entrevista clnicas, orientadas ala interpretacién sociopsicolégica. Las entrevistas se emplean tanto en la investigacién cientifica como en encuestas de opinin y de sondeo polit co. En este y el préximo capitulo nos ocuparemos de lo que algunos au- tores llaman “entrevista antropologica o etnografica” (ethnographic interview, segiin Agar, 1980 Spradicy, 1979), también conocida como “en- ‘revista informal” (Kemp y Ellen, 1984) o “no directiva” (Thiollent, 1982; Kandel, 1982 y otros autores provenientes de la sociologia)." Esta especie se afiade al bagaje técnico metodol6gico del que se ha valido la antropolo- ¢gia para conocer otras sociedades y culturas, bajo la premisa de que ese co- nocimiento no caiga en perspectivas emo y sociocéntricas, 1. No hay preguntas sin respuestas (implicitas) tificidad por parte de los antropélogos fue realizada cu: zaba a decaer el reinado po: profundo y “objetivo” treinta irrumpieran los estudios naturalistas ciudades; el investigador abandons el gal to donde se desenvolvian habitualmente los actores;, centrevist6; tomarios en su propio medio parecia garantizar una infor macién confiable y veraz. A pesar de que esta perspectiva, clisica en las etnografias, levara consigo la impronta de un acusado empirismo, su rescate es posible desde una mirada epistemologica alternativa, dado su gran aporte al conocimiento de otras culturas y de la cultura y sociedad del investigador. Revisaremos este potencial, contrastando la entrevista antropoldgica con la entrevista estructurada. ‘Segdin la metodologia tradicional en ciencias sociales, e] entrevis- tador debe suministrar un cuestionario idéntico a todos los entrevis- tados, con las mismas preguntas cerradas (a responder por si-nono sé), abiertas (a responder en palabras del informante) y de eleccién :iltiple (mas conocida como multiple choice, en las cuales se presenta un niimero determinado de respuestas optativas). Las preguntas de- ben ser formuladas en la misma secuencia, registrando puntualmente las respuestas (Thi interrogaci6n y, por lo tanto, sus afirmaciones tienen el mismo valor. ‘Veamos un cuestionario suministrado a agentes oficiales y vecinos de una villa miseria para penetrar en su imagen acerca de los residen- tes de villas y los prejuicios sociales hacia ese sector socio-residencial. El analisis de este cuestionario nos permitira hacer algunas puntua- lizaciones sobre las caracteristicas de esta herramienta. Nuestra tesis €s que su mayor limitacién proviene de que los supuestos del investi- gador se proyectan en el discurso, cerrando el acceso al universo de ‘sentidos que componen la perspectiva del actor; puede ser, entonces, una herramienta de conocimiento sociocéntrico. 204 Cuestionario lay prejuicios contra los villeros? 2Quiénes los sustentan? Usted los comparte? StNo. ‘Gas metacomunicativas puedan por fin enconirarse. Su ‘es que los hablantes provienen de dsinias competency no todos denen la competencia de conducine En tuna entrevista con fines de invesigacin, aunque pueden ser competentes en o craccionea come la docencia, la conversacion, fa seduecion amoros, la entrevista a judici investigador debe aprehender esas {de abajo, la entrevista policialo judicial, ete. Fl investiga = Shrs omens no rer qc espns osene a pega en “Nerd en cortespondencia con su competencia comunicasva e interpreta {Emin Cuber, 2001, 210 * ria. En las sociedades complejas y mas atin en la del investigador, esas “naturales diferencias” parecieron diluirse. A medida que se fue acercando a su propio medio, a su sector social, a las instituciones que frecuentaba desde su més temprana mn empleando un lenguaje que le resulta conocido “des- la distancia etmografica se acort6 peligrosamente. Para Westigador necesit6 ubicarse en una posicién de >. sospecha y duda acerca de sus certezas, que cons- ‘4s ni menos que el fundamento de sus formas de actuar Combinada con el enfoque empirista, la no directividad se funda cen el supuesto del “hombre invisible”, como si no focalizar en un tema y no proponer consignas garantizara que el informante pudiera ex- presar cuestiones relevantes y significativas 0, incluso, como si el investigador pudiera internarse en la mentalidad misma del entrevis tado. 2Bs ésta la soluci6n para contrarrestar los inconvenientes de las ‘encuestas estandarizadas y los cuestionarios que imponen problems ticas a los informantes? Esti acaso menos presente cl investigador aplicando entrevistas no dirigidas que dirigidas? Ambas preguntas ameritan ana respuesta a la ver afirmativa y negativa. Lano directividad puede ayudar a corregir la imposici6n del mar co del irvestigador si, como venimos sugiriendo en capftulos ante- jores, ¢sa no directividad se entiende como el resultado de una n socialmente determinada en Ia cual cuentan la reflexividad de los actores y la del investigador. Esto requiere incorporar al cam- po de estudio al investigador y las condiciones en que se produce la ‘entrevista. La reflexividad en el trabajo de campo, y particularmen- te en la entrevista, puede contribuir a diferenciar los respectivos contextos, a detectar permanentemente la presencia de los marcos interpretativos del investigador y de los informantes en la relacién, 2 elucidar c6mo cada uno interpreta la relaci6n y sus verbalizaciones, quizas ai sea posible establecer un nexo progresivo entre ambos uni versos, pero no como resultado de observaciones aisladas, sino del proceso global de aprendizaje en campo. Parte de este aprendizaje ‘comienza a dar sus frutos, como sugieren Black y Metzger, cuando el investigador puede identificar qué respuestas subyacen en sus pro- pios interrogantes y, eciprocamente, cuando puede descubrir a qué Preguntas responde implicitamente el informante (en Spradley, 1979: 86). El problema planteado es cémo descubrir e incorporar temiticas del universo del informante a la entrevista que no hayan sido previstas por el investigador. Gémo incorporar las categorias, Qu dad del investigador como la de los La no directividad se basa en el supuesto de que “a el éxito de esta intervencién mes reside en dejar fluir la propia actividad inconsciente del analizado (Thiollent, 1982). La aplicacion de este supuesto, valido con matices, a la entrevista antropolégica, resulta en la obtencién de conceptos ‘experienciales —experience near concepts, segiin Agar, (1980: 90) 0 cate- gorias sociales, segiin Rockwell, 1980)— que permitan dar cuenta del modo en que los tes conciben, viven y Henan de contenido un término 0 en esto reside precisamente la significa tividad y confiabilidad de la informacién. Pero para alcanzar esos con- ceptos significativos, e] antropélogo se basa en los testimonios vividos que obtiene de labios de sus informantes a través de sus lineas de aso- ciacién (Palmer, en Burguess, 1982: 107; Guy Michelat, en Thiollent, 1982: 85). El investigador aprende a reubicar el control propio de las cuales formula las preguntas y pide al 6n de entrevista, a su di- centrevistado que se subor i ‘cuestionario y a sus categorias. En las no dirigidas, en namica, a caml icita introduzca en su universo cultur ral, que le dé indicios para descubrir los pasajes que Ie permitan com- prender su légica y en esto se incluye un nuevo ritmo de encuentro, nuevas prioridades tematicas y expresiones categoriales (este planteo que se opera desde participar en térmi- par en términos de los informantes). Para entrevista antropolégica se vale de tres procedimientos: la aten- flotante del investigador, la asociaci6n libre del informante y la categorizacion diferida del investigad ‘Aliniciar su contacto el investigador lleva consigo algunos interro- gantes que provienen de sus intereses mas generales y, por consi 212 bien conocemos desde nuestro bagaje conceptual y de miin en relacién con el objeto de investigacién, vamos e temas y conceptos que la poblai pregunta y de pregunta, Gonde revelan los sudos 1aticos de su real : a en atenci6n flotante (Guy Michelat y Jacques Maitre, on Thiollent, un modo de escuchar que consiste en no privilegiar de an- temano ningiin punto del discurso (pig. 91). Este procedimiento se del empleado en las encuestas y cuestionarios porque la introducir temas y conceptos desde la nante més que desde la logica del investigador. Al + lalibre asociacién, ello deriva en cierta asimetria parlante en la entrevista antropoligica, con verblizaciones mis protongadas del informante, y mfnimas o variables intervenciones e inducciones por parte del investigador. raat Esta tarea nada sencilla sugiere una metifora: la de un guia por frcas desconocidas; la metifora vale porque el investigador aprende a acom- paiiar al informante por los caminos de su l6gica, lo cual requiere gr: cautelay adverts sobre todo, las intrusionesincontoladas, Exo imp «a, ademis, confiar en que los rumbos elegidos por el baqueano lleva: rinalimesigadora ben destino, aunque poco de lo que Very suponge quede por el momento demasiado claro. Esos troz0s de informacion, verbalizaciones y practicas, es decir, las piedras, frboles y orillas 4que van atravesando a medida que se internan por la selva, pueden parecer absurdos e inconducentes, pero son el camino que se le propo- ze recorrer, Sin perder sentido critico y capacidad de asombro, se trata de confiar en que se Megara a alguna parte, es decir, que todo aq. tiene alguna logica y que esa logica es la perspectiva del actor. En proceso de recepcién de informaciGn, esta confianza se pone de mani- fiesto en el acto de categorizar. Si concebimos el trabajo de campo como ‘un camino por lo incierto ¢ inesperado, las piedras y lianas podrfan asi- milarse a los conceptos que, en tanto sentidosy relaciones sociales, wans- ‘iten los informantes y que el investigador no sabe a ciencia cierta cmo ecodificar. Dicho més acaclémicamente, “el centramiento de la inves- tigacion en el entrevistado supone que cl investigador acepta los mar- 213 cos de referencia de su interlocutor para explorar juntos los 29 Gal problema en discusi6n y del universo cultural en cuestién” (hiollent, 1982; 98, la traduccion es nuestra). Llevando ya varios meses de trabajo de campo, diaba su investigacion sobre la movilidad social en la comunidad ‘ultural de Pinola; un dfa su trabajo tomé un giro inesperado que 6 a reformular profundamente el tema de investigacion. Al in- dagar eon un “natural” sobre la imagen que la poblacion indigena te- nia del gobierno ladino, surgié el siguiente dislogo (Hermitte, 1961): Hi —a¥ cémo es el gobierno de los naturales {los indigenas]? Ls Ab, ése e¢ distinto porque los vijitos vuelan y si hacés algo malo lo cchingan. HL: —gCémo? —pregunté sorprendida investigadora ‘Alrecibir el material diseursivo y actuado, en forma aparentemen- te desordenada e ininteligible como este pasaje, se suele caer en la tentacin de componerlo segin los preconceptos del ejercer, entonces, un control categorial de lo dicho por el entrevis tado, Esta categorizacién a priori, y por lo tanto forzada, se opone a Ia categorizacién diferida, segiin Maitre (en Thiollent, 1982: 95), una tectura de lo real mediatizada por el informante donde se relativizan, Jos conceptos y categorias del investigador, Una “mentalidad inex: perta’, como diria Malinowski, habria seguido de largo, suponien- Go que se trataba de una metéfora para, por ejemplo, indicar la sancién moral (y nada ms que moral) de los ancestros. Hermite reparo inmediatamente en esta formulacién, en principio incom- prensible, y comenz6 a penetrarla hasta encontrar ¢l sistema indi- gena de creencias fundado en el nahual y la brujeria como ejes de Tas nociones y practicas referidas a la salud y la enfermedad. La in- vestigadora se instal6 en la mentalidad indigena, pero no desde una posicién de interés ger sino reparando en aquel argumento que le re: (GTTCE, 2001). ¥si algo puede ser incomprer ‘eso descubrir nuevas preguntas es una muestra mas de la capacidad de relativizar el propio universo. ‘La categorizacién diferida se concreta, en primer lugar, en la for- mulacién de preguntas abiertas que se van encadenando sobre el dis- curso del informante hasta configurar un sustrato basico, el marco interpretativo del actor. Este tipo de diélogo demanda un papel ac- tivo del entrevistador, por un lado, al reconocer que sus propias pau- tas de categorizaci6n son alg bles pero no las vinicas, y, por el otto, a identificar los intersticios del discurso del informante 214 hacer ple” para pentrar en inte j6gica del actor. En segundo lugar, la categorizaci6n di- ferida se lleva a cabo en el registro de informacién que aparentemen- te no tiene raz6n de ser, que no reviste mayor sentido desde el marco interpretativo del investigador. Volviendo a uno de los ejemplos que dimos en el capitulo anterior, la expresién “yo no me doy con la gen- te de aca”, expresada por dofia Vina en Villa Tenderos, s6lo adqui- significaci6n algunos meses mas tarde. En el momento y por un me limité jo atiné a En este proceso simulténeo de recono- , el camino es bidireccional investigador mal. En este dtimo, , para reconocer/ mantes. En la entrevista antropolégica, el investigador formula preguntas pero lo que obtiene por respuesta se transforma en sus nuevas preguntas, Categorias y conceptos, prioridades intereses del investigador se mantienen pero se relativizan. Como ya sefialamos, al comenzar la investigaci6n es inevitable cierta dosis minima de sociocentrismo, cuya superacién no tiene que ver con adoptar Ia al- ternativa empirista, sino con relativizar la propia mentalidad, con- trastarla con el campo y desplazarse ha‘ perspectiva del actor como independiente de la del investigador (por Inisqucecs quien wan de coparura mbna parr marco ceptos y categorias). Para que este proceso sea factible es necesario tiempo, no en su sentido formal, sino en el de la espera paciente y confiada en que, por el momento, sélo se alcanzan a comprender algunas partes, pero que seguramente, mas adelante, se podran integrar los frag- ‘mentos aparentemente dispersos. No se trata de una espera pasiva sino activa, en la cual el investigador va relacionando, hipotetiza, confirma y refuta explicaciones. Esta caracteristica, propia de todo el trabajo de campo antropolégico, se torna algo problematica en el didlogo de la entrevista donde, supuestamente, el informante es- pera que se le pregunte en funcién de los intereses del investiga- dor. La imagen de este camino podria expresarse en dos fases simulténeas, en parte relacionadas y en parte autonomas; una de deconstruccién/relativizacién del universo del de construccién de la perspectiva del actor. El investigador se desempeiia activamente entre ambas y lo que obtiene en una lo re- mite a la otra; desde sus categorias aborda las de los informantes pero desde éstas redimensiona las propias. Para ello es necesario que el investigador se diferencie del informante, cosa que en prin- 215 cipio no sabe cémo hacer porque presupone el lugar de las dife- rencias y desconoce la forma de sus expresiones. Si cl trabajo de igico tiene por leitmotiv esta diferen: que no tiene tiempo para visualizar su reflexividad y ejercer su relativizaci6n. Sin embargo, es en medio de las exigencia: pone la interaccién y el intereambio donde surgen las posibilida- des de nuevos nexos y la manifestacién de la diversidad entre ambas perspectivas. Este proceso no evita avances y retrocesos, uurbulencias y “calma chicha”. Al rechazar el empirismo, algunos investigadores sugicren, {que es la teorfa la que pauta, punto por punto, cada paso y cada avan- cey que, gracias a el es posible encarar ese proceso de diferencia. Si bien esto es cierto en términos generales, , cuando el investigador va al encuentro de un que, tiempo después, serdn la base de su interpretaci la teoria esta, pero no es lo tinico que estructura el tervienen tam s habitos de pensa- miento del se! jen crea que todas las reflexiones y actos del investigador dan cuenta de un solo y cohe- hora de hacer frente al “ping pong” de la entrevista, aquel sustrato no se hace consciente, al menos de modo permanente, ante cada pregunta y cada verbalizaciOn. Existe, pues, mas raz6n entonces para que la categorizacion sea dife sor, este criterio ex- presa el carécter provisorio de todas las herramientas cognitivas del. dor. Pero como s6lo es posible conocer a partir de esta provisoriedad, es conveniente que el investigador registre sus pun- tos de vista, sus impresiones y ex} todavia no pueda dar cuenta total de sus implicancias. El camino de diferenciaci6n y reconocimiento mutuo consiste en acceder a las formas de categorizacion propias y del informante con respecto a la situacién de encuentro, a los temas planteados, a las verbalizaciones, a las personas presentes, a otros actores sociales, 2 actitudes y a gestos y al ambito de la entrevista. Quiz convenga que durante el trabajo de campo y, mas tarde, en el registro, el investiga. dor se pregunte: 216 esto? ‘me va a contestar? detectado a este informante? \e responde? est respondiendo, en verdad, mi informante? ‘© Donde estoy con mi informante? ¢Por qué?

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