You are on page 1of 9

7 VICIOS DE LA MEDIOCRIDAD ESPIRITUAL

De lo siguiente que vamos a hablar, nadie, yo creo que ninguno podemos decir, yo
no he caído en eso, más bien, todos debemos reconocer con humildad que hemos
caído en casi todos y necesitamos curarnos de esta enfermedad, vamos a hablar
de la mediocridad espiritual, más concretamente de siete vicios que trae consigo la
mediocridad espiritual.

Es triste que muchas veces en la vida espiritual en vez de ir creciendo, en vez de


ir mejorando, en vez de ir haciéndonos cada día más santos, a veces miramos
hacia atrás y nos damos cuenta que hay elementos en nuestra vida espiritual que
han empeorado, nos damos cuenta que nos hemos estancado en ciertos
aspectos, nos damos cuenta de que ciertos fervores iniciales se han ido
perdiendo.

Y por eso es importante estar examinándonos permanentemente sobre el tema de


la mediocridad espiritual, podemos decir que la mediocridad es algo parecido a la
tibieza espiritual, el que no es ni frío ni caliente, el mediocre es el que no es ni de
un lado ni de otro, es un medio criterio, no es un criterio completo, no es una
persona que asuma un criterio determinado, claro, fijo establecido, sino que más o
menos es un criterio acomodado a las circunstancias.

Entonces empecemos con lo que dice el apóstol San Pablo en la carta a los
romanos capítulo 12 versículo 2 “Y no os acomodéis al mundo presente, antes
bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis
distinguir cuál es la voluntad de Dios lo bueno, lo agradable, lo perfecto”. Palabra
de Dios, te alabamos Señor.

Muy bien este acomodarse al pensamiento presente, este acomodarse al espíritu


del siglo, es precisamente el fundamento de la mediocridad, y este acomodarse,
amoldarse al espíritu de mundo ha hecho que nos contaminemos con unos vicios
que nos han llevado a tener una vida espiritual mediocre, entonces los vamos a
conocer.

Empecemos:

1. Esconderse en los mínimos morales.

Cuantas veces en la vida espiritual, cuando estamos haciendo un examen


de conciencia, cuando estamos viendo como crecer en vida espiritual, o
empezar una auténtica conversión, cuantos resumimos la vida espiritual en
esta frase ¿ES PECADO? ¿Es pecado?, quiero saber hasta dónde puedo
llegar para saber si es pecado o no, es decir, mi vida espiritual no comporta
un profundo amor a Dios, mi vida espiritual no es el encuentro con una
persona, mi vida espiritual no es querer hacer a Dios lo más feliz del
mundo, mi vida espiritual no consiste en hacer sonreír a la virgen maría
como decían los santos, en hacer sonreír a Dios como decía alguna santa.
No no no mi vida espiritual consiste en saber hasta dónde me puedo
aproximar, hasta dónde puedo llegar, cuál es el límite al que puedo llegar
sin pecar, sin pecar, es una mediocridad espiritual, es una vida espiritual
bastante triste, bastante triste, porque si la vida espiritual se entiende en
términos de amor, pensemos una relación afectiva, una relación amorosa
que viva de mínimos, a ver le dice el novio a la novia o el esposo a la
esposa, a ver mi amor, cada cuánto debo venir o cuánto puedo espaciar las
visitas a tu casa o cuánto puedo espaciar el hablarte por celular el escribirte
el whatsapp para que no te enojes, es decir a las cuantas horas de que no
te haya escrito, o a los cuantos días de que no te haya visitado te enojas,
para saber hasta dónde puedo llegar, eso no es amor, es un vicio que me
hace vivir el amor de forma mediocre, es que los enamorados no piensan
así los enamorados no están pensando hasta dónde puedo llegar, cuál es
el mínimo del amor, cuál es el mínimo moral, sino que siempre están
pensando en cómo hago para entregarme más, cómo hago para amar más,
cómo hago para entregarlo todo.

Ahora, es cierto qué doctrinalmente y teológicamente y moralmente


necesitamos saber dónde termina la gracia y dónde empieza el pecado, es
importante saberlo y tener mucha claridad para que no se vaya a caer
tampoco en escrúpulos o en fanatismo en términos morales, es importante
tener mucha claridad, pero más bien con propósitos de la evangelización,
más bien para poder dar buenas catequesis, pero no para vivir la vida
espiritual así, en materia de moral sexual hasta dónde puedo llegar sin
pecar, no, es que no hemos entendido aun, no hemos entendido que el
amor, la entrega, la generosidad, la donación mutua es la base de todo y
cuando uno vive así el amor a Dios, entonces uno siempre está lejos de los
límites, porque el amor no me lleva a el extremo hasta donde deje de amar,
sino que el amor me lleva al otro extremo de darlo todo y amar más.

Entonces refugiarme en los mínimos morales es un vicio, ocultarme,


esconderme en los mínimos morales, empecemos a hacer examen de
conciencia ¿Yo en mi vida espiritual me refugio en los mínimos morales?

 ¿Cuántos días en semana como mínimo debo ir a misa? mínimos


morales

El mediocre está viviendo habitualmente así, a ver hasta dónde puedo


llegar en la misa para que sea válida, hasta donde puedo besar a mi novia
sin pecar en lujuria, hasta donde la puedo acariciar, es que cuando uno
ama en verdad uno está alejándose de esos límites, porque yo entiendo
que el amor a Dios fue un amor de entrega total, que a quien amamos es un
crucificado.

El Señor no dijo, hasta cuando puedo demostrarles que los amo sin tener
que sacrificarme tanto, Él lo dio todo.
2. Compararse hacia abajo:

Es un vicio muy feo, porque entonces uno se compara espiritualmente con


aquellos que están peor que uno, que talvez aún no se han convertido, y
uno dice no me he podido salir de este vicio, pero es que hay otra gente
que está en vicios peores, hay otra gente que está en vicios horrorosos, hay
otra gente que está metido en unas cosas terribles, yo nada que ver con
eso, y esto está mal.

Porque con los que debemos compararnos en nuestra vida espiritual es con
los que están mejor que nosotros, con los santos, por ejemplo, mi edad san
Agustín todavía no se había convertido, pero a tu edad san Luis Gonzaga
ya era santo, eso miramos hacia abajo pero no miramos hacia arriba, a mi
edad 'san pablo' todavía no se había convertido, sí, pero a tu edad santa
Teresita del niño Jesús ya estaba santa.

Entonces la mediocridad espiritual es esa que nos lleva a compararnos con


los de abajo, pero no a compararlos con los de arriba, refiriéndome a los
debajo de los de arriba en términos de personas más o menos virtuosas no,
esto es importante, porque si nosotros seguimos mirando hacia abajo, si
nuestro criterio y nuestra medida es aquel que no conoce nada de Dios,
aquel que está pues completamente alejado de las cosas espirituales, aquel
que no quiere saber nada, pues si nos comparamos con Hitler, Calígula, o
nerón, pues de pronto si, somos un poquito más virtuosos, pero seamos
honestos, la comparación es con los santos, tenemos que mirar es hacia
los santos, tenemos que mirar es hacia aquellos que lo supieron dar todo,
que se entregaron sin condiciones.

Y esto funciona de la misma forma en todo, o sea desafortunadamente la


mediocridad espiritual no es sino reflejo de la mediocridad humana, el que
es mediocre en lo espiritual normalmente es que es mediocre en todo,
mediocre en su escuela, en su trabajo, en todo.

Es la ley del mínimo esfuerzo, la ley del mínimo, esto es muy


contraproducente en la vida espiritual, porque querido hermano querida
hermana si seguimos así, seguramente nos salvaremos, seguramente, pero
nos espera un muy buen purgatorio, y en el purgatorio purificaremos con
rigor lo que nos faltó amar en esta tierra, lo que nos faltó amar con entrega
generosa.

3. Refugiarse en la opinión de la mayoría:

Entonces este vicio hace que uno no se esté comparando con lo malo y con
lo bueno sino con lo que dice la mayoría, más o menos todo el mundo es
así, más o menos todo el mundo piensa así, más o menos yo veo la gente
espiritual promedio procede de esta manera, más o menos la gente de mi
grupo de oración actúa así, entonces hasta ahí llegó.

Yo creo que no ha habido una frase más manipulada en la historia de la


espiritualidad que aquella frase de santo Tomás de Aquino que dice “En el
medio está la virtud”, porque sí que es cierta esta frase, en el medio está la
virtud, por supuesto que lo es, pero muchas veces manipulamos esta frase
no para encontrar un justo medio, un medio equilibrado sino para justificar
nuestra pereza espiritual, para justificar nuestra blandura, para justificar el
hecho de no querernos esforzar más, para justificar el hecho de
mantenernos como una maceta de corredor, mantenernos en el montón, en
el medio está la virtud, sí claro, pero el Señor nos dijo, sean perfectos como
mi padre del cielo es perfecto.

En la vida espiritual queridos hermanitos, existen entregas definitivas,


existen compromisos de por vida, y no se puede manipular esa frase
simplemente para evitarnos un mayor compromiso en la vida espiritual,
porque Dios te está llamando a ti y a mí a dar más, nos está llamando a dar
más, los que permanecen siempre en esa mediocridad son personas que
no terminan nunca de responder al llamado genuino Dios les está haciendo.

Son personas que siempre están esperando que otro haga lo que le
corresponde a él hacer, ya llegara alguien, ya alguien asumirá el
compromiso serio de sacar esta empresa adelante, llegará alguien para
ayudarnos en este trabajo, ya llegar a alguien para asumir este ministerio
dentro del movimiento, dentro de la comunidad, ya llegar a alguien.

Pero es que ya estamos aquí, Dios te dio cualidades a ti, Dios te dio
virtudes, Dios te dio capacidades y Dios nos pedirá cuenta de cada una de
esas cualidades virtudes y dones que nos ha regalado, los talentos que
recibimos, escúchame bien serán examinados al final de nuestra vida, si,
será un examen en el amor, será un examen en cuanto amamos al prójimo,
pero también será un examen en cuanto utilizamos los dones que Dios nos
dio, cuanto los utilizamos y debemos reconocer con vergüenza que hemos
sido muy mediocres, que puede haber gente con muchas capacidades,
gente con muchas destrezas, gente con muchos dones pero se ajustan a la
media, a cómo actúa y piense la mayoría así este mal.

4. Horror a parecer exagerado:

Y esto sí que el mundo se ha encargado de ir sembrando, este pavor, este


horror de parecer fanático, exagerado, fundamentalista, radical, y es un
vicio que se ha ido sembrando en nuestro corazón para que sigamos en la
mediocridad, en la media, por el horror a dar un poco más y parecer
exagerado.
Ahora no digo que no pueda ver fundamentalismos no digo que no pueda
ver radicalismos salidos de tono, y por eso es importante tener una
adecuada formación, un adecuado equilibrio entre la fe y la razón.

Pero es que hay momentos donde Dios nos va a pedir más, hay momentos
donde nuestra opinión se va salir de la opinión del mundo y vamos a
parecer fanáticos, fundamentalistas, exagerados, evidentemente al juicio
del mundo, el juicio del cristiano auténtico siempre va a rayar con el
fanatismo.

Y por eso san pablo advierte no os acomodéis al mundo presente, no os


acomodéis a la manera de pensar presente.

Repito hay que cuidar a los extremos, el cristiano no tiene como deporte
parece raro, no hace parte del ejercicio de cristianismo oponerme a todo
para verme lo más extraño posible, hay gente en esos extremos, hay gente
que en todo opina radical y aún lo más noble bueno que naturalmente se
encuentra digamos en personas incluso que no son religiosas, lo ven con
sospecha, lo tildan lo señalan, no nos referimos a esos extremos.

Pero seamos honestos queridos hermanos, cada vez hay una sociedad
más secularizada, cada vez hay una sociedad más mundanizada, cada y
cada vez defender aún los principios básicos, defender la libertad de
conciencia defender la libertad de culto de religión, defender la vida desde
la concepción hasta la muerte natural , defender el matrimonio natural como
lo instituyó el Señor, defender lo de siempre, lo que hemos recibido como
don de Dios, cada vez más el defender estas cosas parecer a fanatismo,
radicalismo, exageración.

Mantengamos entonces silencio para no ir a generar, digamos


indisposición, para no incomodar, es lo que piensa el mediocre, el mediocre
adora la paz, y esto es un error, no se puede adorar la paz, la paz es un
regalo de Dios, pero por encima de la virtud de la paz hay muchas otras
virtudes, esto hizo parte de una corriente filosófica que se llamó el Irenismo
que establecía que la paz es el valor absoluto, entonces se debería
sacrificar la justicia, la verdad por la paz.

Entonces pensemos estos está cometiendo un atropello en mi grupo de


trabajo, un atropello a todas luces es necesario que esto deje de suceder
todo el mundo ya se ha acostumbrado atropello yo voy a quedar callado
porque lo importante es que no haya discusión, lo importante es que nos
quedemos tranquilos, lo importante es que haya paz, la paz de los muertos,
la paz de los cementerios y hay paz porque todo el mundo está muerto,
porque nadie está vivo, es la paz del mediocre, ahora bien, debemos por
supuesto procurar que todo siempre marche bien, que no existan conflictos,
pero cuando debo hablar y debo decir la verdad y esto seguramente va a
generar un poco de conflicto, tenemos que decirlo, con toda la caridad, con
toda la delicadeza y si esto va más allá delo que quisiéramos y nos van a
tildar como exagerados, bendito sea mi Dios, cuidado el mediocre espiritual
tiene horror a parecer exagerado.

5. Mañana lo haré:

Posponer las cosas importantes, mañana lo haré, el mediocre pospone lo


importante, el mediocre es una persona que como se enreda normalmente
en cosas inútiles, superfluas, está pegado del celular todo el tiempo
revisando redes sociales, está pegado del computador jugando, mirando la
serie de no sé qué, está disperso completamente en todo, entonces
siempre pospone lo importante, mañana voy al santísimo, mañana me
confieso, mañana hago esta tarea espiritual, este sacrificio, mañana rezo el
rosario bien, mañana, y mañana nunca llega porque mañana hay otro
capítulo de la serie, mañana hay una nueva publicación de Facebook,
Twitter, Instagram, de lo que sea, mañana hay que revisar también los 8 mil
estados de WhatsApp de todos los contactos que tengo, mañana siempre
hay algo que hacer más que hoy.

El mediocre pospone lo importante para mañana, es una persona


acomodada, es una persona que le encanta solo aquello que le genere
placer inmediato, reza hoy, si siente placer inmediato al rezar hoy, si
experimenta placer sensible reza hoy, pero todo lo que requiera el mínimo
esfuerzo, mañana lo haré, no dice que no lo va a hacer porque si dice que
no lo va a hacer, entonces qué pasa con el mediocre espiritual, se va a
sentir mal con él mismo, y el mediocre espiritual tiene terror de sentirse mal
con su propia conciencia, terror.

Lo que dice es que mañana lo haré, para calmar su conciencia y decirle si


lo voy a hacer, mañana, si lo voy a hacer, después, esto sí lo voy a hacer,
pero en este momento estoy cansado y necesito tomar fuerzas, si voy a leer
ese libro, pero empiezo mañana y si llega el capítulo difícil del libro o si nos
aburre lo dejamos a medias.

Si queridos hermanos que esto nos ha pasado a todos y por eso es


necesario reflexionar para que despertemos, porque así jamás llegaremos a
ser santos, nos estamos preparando un muy buen purgatorio, los que nos
salvemos gracias a Dios, un excelente purgatorio, pero si la meta es el
cielo, si la meta es el cielo.

6. Echarles la culpa a las circunstancias.

El mediocre espiritual siempre tiene alguien o algo a quien culpar,


difícilmente asume la responsabilidad de su mediocridad, difícilmente
asume que lo que sucede en su vida espiritual esculpa casi que
exclusivamente suya, entonces ¿porque me falta constancia?, porque mis
papás no me educaron bien, porque no aprovecharon los períodos
sensitivos para educarme en la voluntad, pero ven, hay muchas personas a
nuestro alrededor que vivieron circunstancias parecidas o peores que las
tuyas y las mías, donde los papás tampoco aprovecharon sus periodos
sensitivos y tampoco los educaron en el orden de la voluntad y sin embargo
hoy con la ayuda de la gracia y su esfuerzo personal, oración constante y
una determinada determinación, como diría Teresa de Ávila, lo han logrado.

Porque entonces acusamos a los otros de algo que depende de nuestra


voluntad, sí que es cierto que hubiera sido maravilloso que las
circunstancias nos sonrieran, hubiera sido maravilloso si hubiéramos nacido
en unas circunstancias donde todo el mundo amara a Dios, en unas
circunstancias donde la sociedad completa fuera misionera, en unas
circunstancias donde todo el mundo estuviera en pro de crecer en santidad,
donde llegarás a todas partes y en vez de cafecito te dieran en agua
bendita, qué maravilla que todo fuera así, que belleza que en todos los
colegios, las universidades, lo primero que se hiciera fuera una oración, qué
maravilla que se nos hubiera educado todos en la voluntad firme, en las
virtudes.

Pero la realidad es que no fue así entonces ¿nos vamos a poner a llorar?,
es que me volví malo porque las circunstancias, el mediocre es así, el santo
no, el santo se sobrepone a las circunstancias, porque si Dios permitió
circunstancias adversas querido hermanito tiene su propósito con ello,
significa que nos va a dar más gracia que aquel que no las tuvo tan
adversas, Dios es justo y puede que algunos le favorecen con
circunstancias y a otros le favorece con aumento de gracia, a uno le da
condiciones propicias y a otro le da gracia sobreabundante, pero Dios es
justo y fiel.

7. El creer que esto no es para mí:

Entonces así uno termina dando la estocada final en nuestra vida espiritual,
esta es la coronación de la mediocridad, creer que no es para mí es la
claudicación en la vida espiritual, es simplemente decir, ya lo he intentado y
no funcionó, esto de ser santo no es para mí, yo no tengo madera de
santidad, esto es para esa gente buena, noble, maravillosa, pero esto no es
para mí, ¿que estoy haciendo con esto? Claudicando, rindiéndome.

Y en el fondo estoy diciendo, Dios tú te equivocaste porque me hiciste


defectuoso, es decir, esto que es para ellos, no es para mí, porque
finalmente yo no fui hecho para esto, en el fondo es tú culpa.
Se acuerdan de Adán y Eva, después de que pecan, mediocridad, en vez
de Adán reconocer, sí Señor peque, Adán dijo: La mujer que tú me diste…,
siempre tu culpa Señor, en el fondo, el que dice “esto no es para mí” está
remitiendo la culpa a Dios, le está diciendo “te das cuenta Señor, si me
hubieras dicho mejor, yo podría ser santo, te equivocaste, me hiciste
chueco, defectuoso, no puedo ser santo, esto no es para mí.

De esto no es para mí, hay un paso, ya no solo a la mediocridad espiritual,


sino a caer en el abismo del vicio, porque si para mí no es la virtud,
probablemente para mí sea el vicio, si no estoy hecho para ser santo,
entonces estoy hecho para ser pecador.

Ahí está la consumación de la mediocridad espiritual.

Mis hermanos, esta es la realidad que vivimos muchos, esta es la lucha que
tenemos que enfrentar muchas personas, la pregunta es ¿cómo superar
estos siete vicios? ¿de donde tomamos la fuerza para superar estos siete
vicios?

Les quiero mostrar la fuerza de donde se toman, quiero que contemplen la


cruz, porque es mirando la cruz, es alimentándonos del crucificado, es
contemplando al que traspasaron, es mirando fijamente a aquel que lo
entregó todo, como lograremos salir de esta mediocridad espiritual.

Es reconociendo en primer lugar nuestra triste condición, y aferrándonos a


él para beber de la radicalidad de su amor, de la exageración de su amor,
de la totalidad de su entrega, para beber de allí, lo que necesita nuestra
alma lo que necesitamos en nuestro corazón nosotros.

Yo te pido que en este momento tomes una cruz, a que tomes cualquiera,
la cruz del rosario, la cruz de tu casa, tomen la agarren esta cruz con
fuerza, únanse en torno a esta cruz y vamos a beber del crucificado la
fuerza que necesitamos, para poder salir de esta mediocridad en la que
todos hemos caído.

Vamos a orar en este momento, vamos a mirar al Señor, vamos a decirle al


Señor que tenemos vergüenza, que se nos cae la cara de la vergüenza, por
lo mediocres que hemos sido, por la falta de entrega, porque hemos
escuchado claramente su voz pidiéndonos más entrega, hemos escuchado
claramente su voz que nos asegura que todo nos lo dará él, y sin embargo,
hemos reunido a ese llamado, porque hemos tenido terror a padecer, terror
al sufrimiento, y hemos amado en exceso el placer, aquí está tu alma, aquí
está mi alma, aquí está este pobre mediocre, aquí estábamos Señor como
familia, que reconoce con humildad y con tristeza, que a pesar de tanto que
he recibido, no ha sabido responder con generosidad,
Amado Señor perdónanos porque que nos has dado mucho y hemos
respondido muy mediocremente, porque nos has dado mucho y hemos
respondido de manera mezquina, a tanta gracia, Señor de ti y de tu cruz de
tu gracia, de tu sangre queremos tomarla fuerza, para tomar decisiones
radicales, para prepararnos para lo que nos tocará vivir, reconocemos
nuestra incapacidad, reconocemos nuestra pequeñez, reconocemos
nuestra mediocridad y sabemos que solos no seremos capaces, lo único
que te pedimos es que no permitas que desperdiciemos tu gracia, no
permitas Señor que desperdiciemos tu ayuda, sólo no somos capaces, no
permitas Señor que tu sangre se derrame en vano por nosotros, que tu
gracia sea infecunda en nuestra alma, madre santísima prepara la tierra de
mi corazón, para que la gracia de tu divino hijo, de fruto de entrega
generosa, y me ayude a superar este miedo, este terror, esta mediocridad,
en la que he sido envuelto en mi vida espiritual, ayúdame a sanar estos
siete vicios, y todos los otros que tenga, y ayúdame a dar que un sí
definitivo, un si para siempre, un sí para la eternidad.

You might also like