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Introducción

En el siguiente trabajo hablaré de la problemática ambiental que son


los incendios
forestales, fenómeno bastante habitual en nuestro planeta.

Algunos causados por la naturaleza, pero otros por descuidos del hombre, que
no se preocupa por este tipo de problemas. Cada año este fenómeno crece y
nadie hace nada para evitarlo, si uno ve las cifras de hectáreas perdidas por los
incendios a lo largo de la historia, es de no creer.

En lugares donde los bosques forman un papel preponderante en la vida, se


queman miles y miles de hectáreas cada año y sin parecer que a nadie le
importe. La mayoría de las veces los crean la naturaleza y siempre es la
naturaleza (la lluvia) quien los apaga.

Además de donde se dan los incendios y conque proporción, hablaré de las


diferentes formas con que se tratan de apagar los incendios, y así también la
forma de evitarlos, porque es mejor evitarlos, y no esperar a que el fuego crezca
de una forma incontrolable, (como sucede siempre) y dejar que lo apague la
naturaleza.
¿Qué es un incendio forestal?

Los incendios forestales son fuegos incontrolables alimentados por condiciones


climáticas como la humedad del ambiente y la velocidad de los vientos. Se
presentan en todos los continentes del planeta Tierra, impactan con mucha
fuerza las zonas boscosas y las grandes planicies y hacen parte de los desastres
naturales más críticos y frecuentes.

Estos fenómenos se originan por agentes naturales como las descargas


eléctricas atmosféricas o las erupciones volcánicas. Sin embargo, en la mayoría
de los casos, son ocasionados por la actividad humana. Entre las causas más
frecuentes están los residuos en zonas boscosas que ocasionan chispas o
puntos de ignición al contacto con el sol, por ejemplo: botellas de vidrio, colillas
de cigarrillos, fogatas, fuegos artificiales, líneas de transmisión de energía o
catenarias de vías férreas que generan puntos de contacto directo con la
naturaleza a su alrededor; incluso, las quemas controladas para la fertilización
de suelos con fines productivos pueden salirse de control y causar incendios.

¿Cuáles son los tipos de incendios forestales?

Existen tres clases de incendios forestales que varían según la ubicación de los
fuegos, la severidad del fenómeno y su velocidad de propagación:

Subterráneos: el material combustible de este tipo de incendios está compuesto


por residuos forestales compactados en el suelo, como hojas o madera en
descomposición. El fuego se propaga lentamente debido a la ausencia de viento
en el subsuelo de los bosques. Es difícil extinguir la llamas debido a la
profundidad en la que se encuentran y a los estratos de materia orgánica
presente en los suelos
Fuego de superficie: sus llamas se extienden únicamente por la superficie del
terreno. Es el incendio que genera menores daños en los bosques y es más fácil
de controlar.

Fuego de corona o copa: se propaga por la parte alta de los árboles con mayor
rapidez que los fuegos de superficie. La velocidad del viento es clave en el nivel
de afectación del área.

¿Cómo se mitiga y se controla un incendio forestal?

Luego de entender cómo es la formación de los incendios forestales y los


elementos indispensables para la creación del fuego, la estrategia básica para
controlarlos es interrumpir alguno de los tres elementos que forman parte del
triángulo de fuego (oxígeno, calor o combustible). Esta interrupción se realiza
mediante diferentes métodos, dependiendo de cuál sea el objetivo o elemento
que se quiera suspender. Estos métodos de intervención pueden ser directos o
indirectos, dependiendo del frente de acción.

Los métodos de control y mitigación pueden ser complementarios entre sí. Al


aplicarlos es posible tener el dominio total de la zona afectada y detener el
avance de las llamas en los alrededores.

Las acciones para detectar focos de incendios forestales son el primer paso para
culminar la extinción de los fuegos. Cuanto más rápido se detecten, más eficaces
serán las operaciones de extinción y se presentarán menos afectaciones.

Calor

El uso de agua en el combate de incendios forestales es el método más efectivo


para la reducción del calor generado en la combustión. El agua y su capacidad
para absorber el calor mediante la evaporación constituyen un factor clave en el
control de las llamas. Cuando se cuenta con la disponibilidad del recurso se
considera como un método directo de control de incendios.
Pero, en condiciones donde se presentan dificultades topográficas para acceder
al recurso, el uso del agua o retardantes químicos es indirecto y se logra
mediante la construcción de cortafuegos de agua o con retardantes que impidan
la ignición vegetal en franjas cercanas al evento.

Combustible

Las grandes dificultades para eliminar por completo el oxígeno en el aire y la


poca disponibilidad del agua como recurso para el control de los incendios hacen
que los mayores esfuerzos se centren en la eliminación del material combustible
de la zona potencialmente afectada. Para esto, existen varias labores que se
realizan de manera previa, como la elaboración de cortafuegos en grandes
plantaciones forestales y zonas boscosas naturales que interrumpen la
vegetación y eliminan en una franja de varios metros de ancho todo el material
que pueda servir de combustible; de este modo se impide que el fuego se
propague.

Otra alternativa para la eliminación del material combustible son las quemas
controladas o “franjas de fuego”, que consisten en fajas de terreno en la
trayectoria del incendio donde se elimina, con fuego controlado, todo agente
combustible que pueda potenciar el incendio. Con estas acciones se pretende
eliminar el combustible al establecer un cerco al incendio, para evitar así la
propagación del mismo hacia áreas más grandes.

Oxígeno

Para eliminar este elemento lo que se hace, comúnmente, es cubrir con una capa
de tierra el material combustible que se encuentra en llamas. También, se puede
reemplazar el oxígeno presente con vapor de agua. Este es un método de
intervención directo y se puede aplicar en caso de incendios forestales de
material vegetal de poca altura, en la etapa inicial de los incendios o para el
control de focos aislados en situaciones de mayor magnitud.

Equipo e instrumentación para el control


Los gobiernos y los departamentos encargados de la conservación y la
preservación de los ecosistemas en los países deberían estar preparados para
combatir las temporadas de incendios forestales que se den en sus territorios.
También deben hacer lo propio las empresas y las personas que tengan grandes
extensiones de tierra. Para ello, es indispensable contar con equipamiento e
infraestructura que posibiliten una adecuada atención del evento en el menor
tiempo posible para disminuir el área afectada.

Detección aérea

Se utilizan aeronaves pequeñas que permiten tener una visual amplia de la zona.
Junto al piloto va un observador que se encarga de tomar los datos de todos los
focos de incendios que se detecten desde la aeronave. La ventaja de este
método es la gran área que se puede observar; su mayor dificultad son los costos
operativos que genera.

Maquinaria pesada y vehículos

Helicópteros y aeronaves pequeñas para el transporte de personal, equipo, agua


y productos químicos retardantes. Por su gran versatilidad en terrenos remotos,
los helicópteros son uno de los principales vehículos utilizados durante una
emergencia de incendios forestales.

Terrestre fija

Son torres de vigilancia construidas en madera, que están ubicadas a gran altura,
en cerros que permiten tener una visual extensa de plantaciones y reservas. El
ejercicio de monitoreo es constante y, una vez se generan focos de incendio, los
guardabosques pueden identificar, rápidamente, el lugar exacto del evento y
comunicarse con los entes encargados de la atención de los incendios.

Sistemas televisivos

Son circuitos cerrados de televisión que se pueden instalar en los alrededores


de las zonas críticas más vulnerables a los incendios forestales. Pueden estar
instalados en torres de vigilancia, postes, aeronaves y tener una visual de 360
grados. Requieren, además, un centro alterno de control donde el personal
pueda observar todas las cámaras instaladas y dar aviso a las autoridades sobre
posibles eventos.

Herramientas de mano para supresión terrestre

Hachas, palas, rastrillos, motosierras, bombas de agua portátil, lanzallamas y


antorchas.

Terrestres móvil

Son cuadrillas establecidas con personal de vigilancia dentro de plantaciones


forestales o reservas naturales, que realizan un recorrido determinado a pie o en
algún medio de transporte adecuado. La observación no es continua, pues la
cuadrilla pasará cada cierto tiempo por un mismo lugar.

Detección satelital

En zonas remotas o en poblaciones que no cuentan con la disponibilidad ni los


recursos para desplegar mecanismos de detección, las imágenes satelitales son
la fuente más confiable para determinar y observar cómo se desarrollan los
incendios forestales.

Las imágenes generadas por los satélites de misiones internacionales son fuente
de información valiosa para la atención de eventos y, también, para la comunidad
académica e investigativa. El seguimiento de eventos a través de imágenes
satelitales es un proceso más lento que todos los anteriores, debido a los tiempos
de paso de los satélites por una misma zona, las condiciones de nubosidad en
la atmósfera y el procesamiento de la información obtenida.

Sin embargo, los satélites pueden brindar información de variables físicas


relevantes para el control preventivo de incendios forestales, como el contenido
de humedad en la vegetación o los cambios en las condiciones de la vegetación.
Además, después de un evento, pueden monitorear cómo es la recuperación de
una zona y precisar, exactamente, el territorio afectado.
Cuando los incendios son de gran magnitud, y abarcan grandes superficies, es
necesario usar aeronaves de mayor capacidad como los tanques aéreos. Son
aeronaves de uso militar con una gran capacidad de transporte de agua y
autonomía de desplazamiento que se adaptan para el combate de grandes
eventos. Incluso, brindan un apoyo a nivel internacional en zonas que no cuentan
con aeronaves de este tipo.

¿Cuál es el impacto de los incendios forestales?

Los perjuicios que causan los incendios forestales en los ecosistemas y en el


medio ambiente están relacionadas con la recurrencia, severidad, intensidad y
duración del incendio. La intensidad del fuego se asocia con la energía liberada
en el incendio forestal y se expresa en términos de calor (calorías) o poder
(wats); la severidad, por su parte, con los efectos que este genera en el ambiente
y en los ecosistemas.

Los impactos de los incendios forestales pueden ser:

• Directos: mortalidad de animales, vegetación y degradación del suelo.


• Indirectos: modificación de hábitats, migración de especies, disminución de
poblaciones, erosión del suelo, contaminación del agua y deslizamientos de
tierra.

En el suelo

Las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos pueden afectarse


durante un incendio forestal y esto podría traer consecuencias en el desarrollo
de los ecosistemas. El nivel de intensidad del fuego liberado durante el proceso
de combustión, el espesor del terreno y la temperatura a la cual cambian sus
propiedades determinarán las afectaciones en los suelos.

La estructura del suelo es el factor físico más relevante que resulta afectado con
los incendios forestales, puesto que se puede generar un aumento en la
densidad del terreno y una reducción de la porosidad (espacios vacíos ocupados
por partículas de aire o agua). Esto deriva en la disminución de la productividad
del suelo, debido a la interrupción de la capacidad de infiltración de agua y a los
daños irreversibles en la materia orgánica.

Otras propiedades físicas y químicas que pueden sufrir los suelos debido a un
incendio forestal son:

• Capacidad de retención de humedad.


• Cambio en los contenidos de nutrientes.
• Expulsión de elementos a la atmósfera (emisión de gases).
• Erosión del terreno afectado.
• Pérdida del suelo de los bosques por combustión.
• Reducción o pérdida de la capa orgánica.
• Aumento de escorrentía (agua de lluvia que circula libremente sobre la
superficie de un terreno).
• Alteración (o pérdida) de los microorganismos y su dinámica en la
composición del suelo.
• Eliminación o degradación parcial o total de las raíces de las plantas.
• Grado de acidez o basicidad (pH).
• Conductividad eléctrica.
• Textura.
• Porosidad.

En el aire y en la atmósfera

Por su naturaleza intensa y destructiva, los incendios forestales pueden liberar


grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera en poco
tiempo, en comparación con otras fuentes emisoras de estos gases.

El humo es una consecuencia de la combustión de bosques y ecosistemas que


trae implicaciones en la calidad del aire a escala local y en las condiciones
climáticas. La emisión de compuestos orgánicos a la atmósfera y de gases de
efecto invernadero en un incendio forestal contribuye con el calentamiento global
y, a su vez, con la destrucción de bosques y ambientes forestales, puesto que
altera directamente los mecanismos para remover el CO2 del ambiente. Así
mismo, disminuye la visibilidad, lo que influye negativamente en el tráfico aéreo
y terrestre.

En el agua

Los incendios forestales afectan todos los procesos del ciclo hidrológico:
intercepción, infiltración, evapotranspiración, retención de humedad del suelo y
los flujos naturales del agua. Además, contribuyen con la pérdida de material
vegetal y la degradación de las propiedades físicas y químicas de los suelos, que
determinan, en gran proporción, cómo se impactará el ciclo natural del agua. Los
cambios en el material orgánico y las coberturas de los suelos en las cuencas
hídricas a causa de los incendios forestales también tienen implicaciones en este
ciclo.

Caso de estudio: tormenta de fuego en chile (2017)

¿Cómo ocurrió el evento?

Entre enero y febrero de 2017, en las regiones chilenas de Coquimbo,


Valparaíso, O’Higgins, Maule, Biobío y Araucanía se presentó un fenómeno
particular durante la temporada de incendios forestales.

Entre el 1 de enero y el 10 de febrero se consumieron cerca de 520 mil hectáreas,


de las cuales un 75% del área estaba conformada por ecosistemas de bosques,
incluyendo reservas naturales y plantaciones comerciales.

¿Cuáles fueron las regiones más afectadas?

Maule fue la zona más afectada por los incendios forestales, con una
participación del 54% sobre el área total consumida, seguida por Biobío y
O ́Higgins, con 19% y 17%, respectivamente. La zona más afectada,
denominada “Complejo de incendios de Las Máquinas”, cubrió un área de 187
mil hectáreas. Durante 14 horas, en este sector se consumieron alrededor de
115 mil hectáreas, lo que indica un avance de 8.142 hectáreas por hora.
Este fenómeno, denominado “Tormenta de fuego”, se desarrolló entre la tarde
del 25 y la madrugada del 26 de enero de 2017. En esa ventana de tiempo, los
incendios en toda la región superaron intensidades del orden de 60.000 kW/m y
velocidades de propagación máximas superiores a los 6 km/h. Este fenómeno
particular se presentó durante el verano del hemisferio sur del continente
americano y registró temperaturas máximas récord en la región central de Chile
y largos periodos de tiempo seco.

Anticiclón del Pacífico Sur

La presencia de una tormenta anticiclónica* (que aumentó la presión entre el


océano Pacífico y los Andes), la acumulación de aire caliente y la sequedad de
la atmósfera debido a los incendios convergieron en el “Complejo de incendios
de Las Máquinas”, que ocasionó un ambiente de fuego convectivo.

Durante la noche del 25 de enero y la madrugada del 26 de enero, dicho complejo


provocó vientos con intensidades cercanas a los 100 Km/h, según el análisis del
Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea. Este evento alteró el
comportamiento atmosférico de la región y potenció los demás focos de
incendios que se desarrollaban en las regiones.

El fenómeno en cifras

25.021 viviendas resultaron amenazadas durante la emergencia. En total, se


afectaron 2.288 hogares.

78,2 millones de toneladas de CO2 fueron las emisiones de gases de efecto


invernadero que se liberaron a la atmósfera durante el evento, una cifra
equivalente a 3,5 veces las emisiones del parque automotor de todo Chile.

1.300 millones de dólares es el costo que tuvo que asumir el Estado chileno para
cubrir la emergencia, reconstrucción, restauración y recuperación de la zona
impactada.
¿Qué consecuencias tienen los grandes incendios forestales en los
ecosistemas?

A medida que el cambio climático intensifica incendios a un ritmo sin


precedentes, las labores de prevención se vuelven un imperativo para
aplacar las graves consecuencias.

Más de 75 000 hectáreas de bosque han sido calcinadas en lo que la primera


mitad de 2022 en España, según cifras de Copernicus. El incendio de Sierra de
la Culebra en Zamora ha sido declarado por el Ministerio de Transición Ecológica
como el más devastador de las últimas décadas en España: ha arrasado casi 30
000 hectáreas de bosques y cerca de una cuarta parte de la Reserva Natural de
Sierra de la Culebra.

A pesar de ser el más desolador, el incendio de Zamora no ha sido el único. Los


incendios forestales recientes que han arrasado varios territorios de España,
afectando a casi el doble de la superficie que se ha quemado en total entre los
años 2006 y 2021.

El riesgo de fuegos cada vez más intensos continúa al alza en España debido al
cambio climático. Las altas temperaturas del pasado junio rozaron, aún durante
la primavera, los 40 grados en numerosas zonas del país, lo que ha ayudado a
provocar varios incendios y miles de personas han tenido que ser evacuadas en
una situación que deja tras de sí una catástrofe más para los ecosistemas que
mantienen a numerosas poblaciones.

Tan solo en el fatídico junio de 2022, además de Zamora también Navarra se ha


visto afectada por las llamas, que han arrasado más de 10 000 hectáreas, Artesa
de Segre en Cataluña lleva calcinadas 1600 hectáreas en uno de los 240
incendios que se han registrado desde la semana pasada, el pueblo de Castejón
de Tornos, en Teruel, también se ha visto afectado por 20 kilómetros cuadrados
de incendio y Pujarra, en Málaga, tuvo el dudoso honor de inaugurar la época de
incendios estivales.

Un cambio sin precedentes en los incendios de Europa


Un reciente estudio, publicado en la revista Scientific Reports titulado El
calentamiento global está cambiando las relaciones entre el clima de incendios
y las emisiones de CO2 inducidas por incendios en Europa, ha revelado un
cambio sin precedentes en el régimen de incendios del continente europeo
relacionado con el cambio climático.
Este cambio histórico en Europa es especialmente intenso en el área del
Mediterráneo, aunque las zonas afectadas se encuentran en el sur, centro y
norte del continente. Según el estudio, los veranos y las primaveras con riesgo
de incendio han alcanzado cifras sin precedentes durante los últimos años, y por
ello muchas zonas de Europa meridional y del Mediterráneo alcanzan
condiciones extremas, cada vez más frecuentes por las olas de calor y la sequía.

"Este aumento del riesgo extremo es bastante reciente y en momentos críticos


supera la capacidad de extinción del fuego de las sociedades europeas,
provocando mayores emisiones de CO2 asociadas al fuego en veranos
extremadamente cálidos y secos", afirma el investigador del CREAF Jofre
Carnicer, quien también es profesor de ecología de la Facultad de Biología e
investigador del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la
Universidad de Barcelona.
Por primera vez, este estudio vincula el aumento del riesgo de incendio con un
mayor número de emisiones de CO2 causadas por el fuego y medidas en
observaciones de satélite por todo el continente europeo.

"Las zonas boscosas y montañosas del sur y centro de Europa son las áreas
donde se detectan los mayores aumentos del riesgo de incendio", afirma
Carnicer. "Estas zonas son grandes reservorios de carbono que estarían
amenazados por el fuego, como la cordillera de los Pirineos, los macizos Ibérico
y Cantábrico en España, los Alpes, el macizo central francés, los Apeninos
italianos en Europa central, y las montañas de los Cárpatos, los Balcanes, el
Cáucaso y el Póntico en el sureste de Europa".

"Los aumentos más significativos del riesgo de incendio afectarán a zonas del
sur de Europa que tienen bosques y sumideros de carbono que son claves para
la regulación del clima", continúa el investigador. "Los bosques del continente
europeo absorben anualmente cerca del 10% de las emisiones totales de gases
de efecto invernadero. En concreto, captan unos 360 millones de toneladas de
CO2 al año, una cantidad superior a las emisiones de un país como España, con
un valor de alrededor de 214 millones de toneladas".

Los mega incendios de quinta y sexta generación

“Siempre que hay un incendio, supone un retroceso en la evolución natural de


los ecosistemas”, explica Sonia Roig Gómez, experta en ecología y gestión
forestal. “En ecosistemas complejos con muchas interacciones y altos niveles de
biodiversidad, supone ir hacia atrás hacia especies más rústicas, más pioneras,
y perder las que son más exigentes”.

El nivel de retroceso en estos ecosistemas va de la mano de la intensidad del


incendio. Según explica la experta, algunos incendios pueden ser muy extensos,
pero a la par muy ligeros, y el efecto del fuego es mucho más suave. “A lo mejor
los árboles no terminan de quemarse del todo y al año siguiente pueden rebrotar,
por lo que cuanto más va aumentando la intensidad, el efecto es más grande”.

Algunas de las zonas asoladas por los incendios más voraces de este siglo, aún
no cuentan a día de hoy con un plan de prevención, según alerta Greenpeace.
Entre ellos, el año 2012 dejó más de 30 000 hectáreas quemadas en Corte de
Pallás, Valencia, y más de 22 000 en Corte de Pallás, también en Valencia. 30
000 más ardieron en Minas de Riotinto, Huelva, en el 2004, donde las
temperaturas de hasta 43º imposibilitaron la extinción rápida del incendio. El
2007 dejó calcinadas más de 19 000 hectáreas en Tejeda, Las Palmas, durante
una ola de calor con máximas de 46º, y el mismo año vio arder 17 000 hectáreas
más en Los Realejos, Tenerife.

(Relacionado: Consejos de seguridad contra incendios no controlados)


Con temperaturas máximas cada vez mayores, sequías cada vez más áridas y
un clima cada vez más extremo, sumado a una falta de políticas de prevención,
dejan unas condiciones climáticas en España que allanan el terreno para que
estos megaincendios se sucedan cada vez con más frecuencia.

Acumulando biomasa, perdiendo biodiversidad


El fuego es un elemento natural en los ecosistemas, sobre todo en los
mediterráneos. Sin embargo, Roig explica que los grandes incendios que se
están dando ahora están causados por circunstancias asociadas al cambio
climático.

“Esto hace que los incendios tengan una severidad muy alta, por lo que, aunque
los incendios son elementos naturales en nuestros ecosistemas, que sean tan
intensos no lo es tanto. La intensidad tan elevada está asociada al cambio
climático y a la acumulación de combustible, de biomasa, de vegetación que no
se consume por parte de los animales y supone una causa efectos como estos
incendios tan grandes de quinta y sexta generación, muy complicados de
extinguir”.

Los incendios de quinta y sexta generación se desarrollan cuando a todos los


factores que añaden leña a la propagación del fuego se añade el cambio
climático y la simultaneidad, es decir, varios focos a la vez que provocan la
imposibilidad de abarcar su extinción con los recursos habituales.

“Un incendio muy severo e intenso puede eliminar totalmente la vegetación, que
las especies vegetales no sean capaces de rebrotar ni regenerarse a través de
semillas, porque han acabado con todo”, afirma Roig. “Si además el incendio es
tan intenso que afecta al suelo, el retroceso en la evolución de los ecosistemas
puede llegar a tener que iniciar la colonización de la vegetación y los animales
desde un paisaje prácticamente lunar”.

En el caso del suelo, un incendio severo puede ser solamente que elimine la
vegetación muy rápidamente y casi suponga un pequeño reinicio, pero si son
muy serveros suponen una esterilización del suelo y empezar de cero la
recuperación. “Estos incendios tan severos suponen que desaparezca toda la
vegetación que hay alrededor y va a ser muy difícil y lenta la colonización”,
explica Roig.

Siglos para recuperar los ecosistemas


En este caso, cuando es muy difícil la colonización de forma natural, se realiza
una restauración pasiva basada en proyectos de recuperación forestal que den
el salto y permitan la recuperación del ecosistema, pero los tiempos son muy
variables dependiendo de la severidad.

“Un incendio leve puede recuperarse muy rápidamente, pero en incendios de


mayores dimensiones, quizá estemos hablando de mínimo decenas de años.
Con repoblación y reforestación adelantamos algunos años pero hay
interacciones en los ecosistemas que necesitan siglos para volver a recuperarse,
como el suelo”.

La importancia de la vegetación se debe a que es la base de todos los


ecosistemas. En en caso del incendio de la Sierra de la Culebra, no solo se ha
visto afectada la fauna y la flora, sino que la riqueza micológica, que serían sobre
todo los hongos, son la base de este enclave.

Además, la época estival de mayor concentración de incendios suele coincidir


con épocas de cría de algunas especies, como el lobo ibérico. “Las especies de
fauna como el lobo se pueden mover, a veces quedan atrapadas y es una
desgracia, pero otras veces por suerte se pueden mover, aunque a diferentes
escalas”, explica Roig. “Por ejemplo, los grandes ungulados pueden moverse
más, pero pequeñas especies de suelo no tienen esa capacidad de movimiento
y perecen en el incendio, y también son elementos muy importantes en la
diversidad”.

La paradoja de la prevención
“Lo más importante es la prevención”, alerta Roig. “España es uno de los países
que mejor dotado está para la extinción de incendios, y eso provoca la paradoja
de la extinción; extinguimos incendios en cuanto aparecen, por lo que se va
acumulando cada vez más biomasa, porque ni se quema ni se consume, por lo
que el peligro de tener grandes incendios va aumentando”.

El cambio climático nos lleva a incendios cada vez más severos y hay situaciones
muy difíciles de prevenir y de extinguir en caso de incendio – como el 30, 30, 30,
es decir, zonas con pendiente, con gran cantidad de vegetación, viento y
temperaturas altas.

(Relacionado: Así se inician los incendios forestales y esta es la forma de


detenerlos)
“Sin embargo, ante cualquier riesgo hay que prepararse, tanto la población como
la naturaleza”, declara Roig. “La interfaz urbano-forestal es muy complicada, las
casas dentro de un bosque son muy susceptibles de quemarse, pero además
son la prioridad de los bomberos frente a la vegetación”.

Según la experta, y se deben preparar los montes de forma que, en caso de que
no se pueda prevenir, se pueda recuperar lo antes posible y que el incendio sea
lo menos severo posible.

El trabajo de prevención de la vegetación pasa por tratamientos agrícolas que


modifiquen en las zonas críticas los modelos de combustible, que bajen las
cargas de combustible, es decir, la biomasa.

“Estas zonas críticas son lugares de uso social, carreteras, puntos clave donde
el paso de una ladera a otra pueda ser catastrófico, y seleccionar las zonas
donde hay que actuar porque su riesgo – por ejemplo, por paso de una ladera a
otra – es crítico”.

Combinado con otros tratamientos de prevención, como el pastoreo de de


ganadería extensiva, es una gran ayuda para disminuir la vegetación que
alimentará esos incendios tan severos. La prevención va por tanto de la mano
de la gestión de la vegetación y no tanto estar preparados para la extinción, sino
conseguir que sea lo menos severo posible haciendo una planificación de
biomasa.

(Relacionado: Estas cabras se suman a la lucha contra los incendios forestales)


Para ello, las prácticas y herramientas clave son, según concluye Roig,
“establecer un paisaje tipo mosaico, establecer zonas cortafuegos,
mantenimiento por pastoreo, asegurar una actividad socioeconómica importante
para el reconocimiento del valor de los montes, el establecimiento de
comunidades de pueblos vivos que cuiden el territorio y garantice el cuidado y la
extracción de biomasa de los montes para disminuir la severidad de los incendios
que seguirán sucediendo cada vez más”.
Conclusión

Al finalizar este trabajo nos damos cuentas de lo perjudicial y devastadores que


son los incendios en el mundo, y que casi nadie hace nada para mitigarlos, los
que tratan no tienen los recursos y los que tienen los recursos no les importa y
no se ocupan. Si esto sigue así, no dentro de mucho tiempo la situación será
irreversible y es ahí cuando se van a empezar a preocupar, pero ya será
demasiado tarde. Debemos crear conciencia en las personas para evitar en lo
posible estos incendios forestales.
Bibliografía

https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/que-consecuencias-tienen-
los-grandes-incendios-forestales-en-los-ecosistemas

https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_forestal

https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/que-es-un-incendio-forestal

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