You are on page 1of 3

ÉL detenido por el tiempo, espera. Mira el abismo que separa realidad y deseo.

El
tono gris dibuja el viento como el humo de una chimenea sin nombre. El mar ruge,
las montañas gimen. Aparece Ella, con prisa, arrastrando una cuna. Esta agotada,
lleva tiempo arrastrando esa cuna. El sonido de una radio que se sintoniza pero que
nunca llega a poder sintonizarse, suena. Como el canto monótono de una soprano,
que busca ser reconocida pero que ya no tiene voz, suena lejana como golpeada por
el viento y las olas. El silencio arropa a los personajes, que se mueven sin ser vistos.
Ella ve a él, ambos se reconocen.

ELLA: Aquí estoy. He llegado corriendo. No podía parar. Por que parar me daba más
miedo que continuar. He estado tantas veces aquí, que reconozco cada piedra de
este abismo.

ÉL: Salta.

ELLA: No puedo. Llevo a mi hijo en su cuna.

ÉL: Excusas.

ELLA: Es un nonato. Es lo único bueno de mí. Su misión es asumir mi yo.

Él: Salta.

ELLA: He caído muchas veces. Podría perderlo. No puedo lanzarme al vacío. Esta vez.
He de ser fuerte.

Él: Salta.

ELLA: He ido cargada con él No tengo casi fuerzas

ÉL: Excusas.

ELLA: No me atrevo a saltar con él.

ÉL: Suéltalo.

ELLA: No quiero dejarlo caer. Es lo ultimo bueno que queda de mí.

ÉL: Palabras.

ELLA: Es mi legado.
ÉL: Tonterías.

ELLA: Da sentido a todo aquello que soy y a lo que dejo de ser.

ÉL: Me aburres.

ELLA: Vendrá al nuevo mundo y dejaré de estar sola.

ÉL: Lanzalo.

ELLA: No puedo. Me llena de responsabilidades que me son extrañas, que nunca me


han importado y a las que ahora he de nombrar y enumerar. Como deberes propios.
Estoy unida a él por una fibra de plástico invisible. Que me ata a cada una de sus
extremidades, que oprime y agrieta mis pezones y me hace gritar de dolor.

ÉL: Cometela.

ELLA: Eso sería más sencillo. Devorar cada uno de sus miembros hasta hacerlos
desaparecer.

ÉL: Hazlo.

ELLA: No es el momento. Nunca lo es.

ÉL: Come.

ELLA: Lo como.

ÉL: Come.

ELLA: Como. Mastico cada uno de sus gimoteos.

ÉL: Calla.

ELLA: Callo, y mi cuerpo se llena de responsabilidad. Y en realidad, nunca he querido


ser responsable, siempre me ha gustado no tener reloj, nada que controle mi
tiempo. Ese tiempo que me gusta organizar a mi antojo. Y dejarlo detenido en los
agujeros de la pared. Nunca me ha gustado la combinación de risas y llantos, ese
sonido agudo que paraliza mis pensamientos y no me deja pensar. Amo demasiado
mi libertad. Soy egoísta por naturaleza. Soy deforme de nacimiento e una
individualista certificada, amo convertirme en otras cosas y no estar sujeta a ninguna
forma ni color. No sé echar raíces, ser nómada es mi profesión, no me importa tener
cien amigos o no tener ninguno, no le tengo apego a las cosas, amo el momento, mi
presente, el pasado me distrae de lo que soy. Este ha sido siempre mi decálogo. No
sé por qué hui con esta niña, que sin lugar a dudas no es mía. No sé parece a mí.
Nunca seguirá mis pasos. Le falta la fuerza que me da mi independencia. Toma ahora
es tu responsabilidad. He dejado de sentir nada. He empezado a sentirlo todo a la
vez. Soy libre, soy feliz de no tenerla atada a mí. Por que su responsabilidad me
empequeñece. Me hace sentir vieja, cuando mi cuerpo florece cada estación del
año. Tengo sed. Tengo ganas de beber por su ausencia, abrir otra botella y llegar al
coma. A que mi cabeza no piense, no sienta el dolor del eclipse entre lo que deseo y
mi realidad. Pero bebo y cada vez me siento mejor, la risa tiñe mi rostro, las palabras
conjugan el verbo amar y mi cuerpo baila sin música. Estoy aquí… Lanzalo al abismo,
haz que desaparezca, cuanto antes desaparezca más crecerá esta pena que me
domina. Yo amo, tu amas, él ama… Nunca amé, nunca me amaron.

You might also like