LA PASION DE JE
REDE!
RISTO-LA FUERZA DE
‘ION PARA EL SER HUMANO
Distinguidos amigos:
Han pasado ya muchos siglos desde que aparecié entre los
hombres el gran profeta del sufrimiento: Vejez es sufrimiento ~
enfermedad ¢s sufrimiento ~ separacion es sufrimiento ~ morires
sufrimiento ~ estar separado de aquello con que se quisiera estar
unido es sufrimiento ~ estar atado a algo que no se desea es
sufrimiento, Estas palabras, este mensaje del gran Buda, del Gautama
Buda, surge repentinamente cual luz. Buda busca la causa del
sufrimiento en el afan de vivir, ya que cuando esta avidez de existir
desaparece, el sufrimiento también cesa.
Ahora bien, ,qué significa esto? {Es ésta la salida? Pues
significaria un huir de la existencia terrenal.
Enfoquemos el tema mas detenidamente. ;Qué hay de aquellos
sufrimientos que surgen como dolores corporales, que segtin el
caso son terebrantes, punzantes, extenuantes — formas estas tipicas
de dolor puramente fisico? ;En qué se nos sumerge cuando sufrimos
de esta manera? {Qué clase de mundo experimentamos en ese mundo
de dolor fisico? O fijémonos en el dolor y suftimiento animico: las
preocupaciones, aflicciones, privaciones, penas y tribulaciones: y
finalmente en el dolor espiritual. Se suele opinar que no hay tal,
pero existe también. Recordemos cuanto sufte una individualidad
como cl Fausto en el drama de Goethe por los grandes enigmas1 su incapacidad de hallar explicacion en cuanto a
inal hombre: o recordemos cuanto nos puede
netamente espiritual que la vida
del mundo y po!
Jos misterios que rodea
1a duda; la experienc
istencia en si carece de sentido.
atormentar I:
es absurda, que ae
esfera nos perdemos al hundirnos cn el mundo de los
6 de los dolores animicos, 0 de los suftimientos
gEn qué
dolores fisicos,
espirituales?
Seria un error creer que sol
este mundo de dolor; porque las in
Espiritual comprueban que todo proceso de coagulacién, de
alizacion y de solidificacién como por ejemplo en la naturaleza
puramente fisico-mineral esta impregnado de dolor. Y en el mundo
vegetal, aunque Ia rotura de alguna parte verde brinde a la planta
una sensacién mas bien agradable, arrancarla de raiz le causa dolor.
{Quién no se ha de dar cuenta de lo intenso que puede ser el
inocente sufrimiento animico en el mundo animal? Nos vemos
confrontados con algo cuya naturaleza no podemos comprender
de inmediato. ,Se trata de un reino del sufrimiento? ,O se trata
solamente de una experiencia subjetiva de ciertas entidades? ;Oes
el sufrimiento una sustancia universal?
Si elevamos la vista hacia los mundos superiores constatamos
que las fuerzas adversarias, desde hace eones libran una guerra
contra los buenos dioses «legitimos». Estas entidades {son «felices»
luchando? Asimismo podemos preguntarnos {qué experimentan
los seres espirituales buenos? {No participa un angel guardian
también del mundo de sufrimiento, a través de su relacion con elser
humano que ha de guiar? ;No pasara por experiencias dolorosas,
por causa del caracter y comportamiento del ser humano bajo su
Cuidado? Quiz podamos pensar ~aunque sea algo atrevido- que
Reese catia alguna que no comparta este primordial
a sustancia del sufrimiento.
Jamente el ser humano participa de
vestigaciones de la Ciencia
cr
10Nuestra pr
{Qué sucede realmente en los seres que
sufren? Y no olvidemos que no solamente el hombre, sino todo ser
suffe en una u otra forma. Vemos como un simple gusano se retuerce
y se encoge al ser pisado. De pronto nos damos cuenta que a todo
este mundo, a toda esta sustancialidad del sufrimiento que impregna
el universo le subyace una inmensurable fuerza de contraccién. Al
contemplar el sufrimiento animico constatamos no solamente que
esta compenetrado con esta fuerza constrictiva, sino que ademas,
no existe nada en absoluto que profundice al alma tanto como el
mismo sufrimiento. Al contraerse el ser que sufre, éste tiene por
necesidad que profundizarse e interiorizarse. De esta concentracién,
contraccién, compresién y profundizacién surge algo como un
«fruto». Este fruto tiene una propiedad peculiar, surge de ello algo
que perdura, como es el caso de todas las experiencias impregnadas
de sufrimiento. Este «algo» perdura no solamente como un
sentimiento determinado por la experiencia, sino en forma de
conciencia definida; perdura como algo que nos garantiza una
«conciencia suprema», permanente, que desde un comienzo se
denomin6é sabiduria. Porque son aquellas vivencias que no nos
expanden o exaltan sino que por el contrario nos comprimen,
profundizan y constrifien; las que en realidad nos pertenecen,
convirtiéndose en auténtica propiedad individual. He aqui entonces
como se presentan las experiencias de sufrimiento y dolor:
contraccién, profundizacion, interiorizacién,
individualizada, sabiduria.
Si ahora con todo esto en mente dirigimos la mirada a la Pasion
de Jesucristo, podemos quiza contemplar el sufrimiento del Ser de
Cristo con un enfoque diferente. Meditando sobre la Pasion de
Cristo surgen justo de la tradicién Cristiana, las imagenes conocidas
de la Semana Santa, o sea la detencion, las bofetadas durante el
interrogatorio, la flagelacién, la coronacién de espinas, el largo
caminar con la cruz, la misma crucifixion, hasta aquel suspiro:
«{Tengo sed!». Luego vemos la esponja con vinagre y finalmente
vivencia
1la muerte misma. Tratandose de este Ser todo lo que aqui se
como meros hechos visibles exteriores tiene el mas ae
trasfondo oculto. En vez de detenernos con Seorieitalicsy be
que ocurrié en el plano fisico -tal como lo ha hecho el wn ‘
cristiano por siglos~ es preciso ahora indagar por la realidad aa
de los hechos fisicos. Entonces nos daremos cuenta que cna
fondo Cristo ya estaba sufriendo la pasién durante los tres afios
tres meses que camin6 sobre la tierra. ;Cudn dificil es reproducires
el propio corazén aquellos sufrimientos que este Ser divino
sobrellevé en cada encuentro con seres humanos! En cada
entro la misma naturaleza humana le provocé sufrimiento. No
Jestis, sino efectivamente la naturaleza de
todo hombre. No hay necesidad de pensar en aquellos casos
extremos donde El encuentra odio o difamaci6n, o en los casos
menos radicales cuando es malentendido, incomprendido y
desestimado. Mas bien, El sufre en cada encuentro con cualquier
hombre por lo que el ser humano habia Ilegado a ser.
Rudolf Steiner en su Hamado Quinto Evangelio, sin hablar
del hombre Jestis, aquella alma
todavia del Cristo Jestis sino
jnocente que en forma de hombre anduvo sobre la tierra; reveld
como este Ser sufre por el rumbo que la humanidad y el ser humano
individual habian tomado.
Nos encontramos ante un:
com-pasién, sufrir con y Por elotro.
Aunque la sustancia del sufrimiento y del reino del sufrimiento
estan profundamente arra igados en elser del hombre comin, recién
por medio de la com-pasion y el sufrimiento por el otro de parte de
este Ser; se hace posible ilumi fundidades,
inary comprender las pro
Ja verdad y la realidad del sufrimiento del projimo de manera que el
hombre comin quiza no podria por su propia cuenta tomar
conciencia. Asi anda EI entre nosotros, el que sufre nuestros
sufrimientos con una intensidad mucho mayor que |:
encu
Ja naturaleza del hombre
a forma especial de pasion:
la nuestra.
12Al tratar de concebir el aleance de este hecho, debemos
reconocer que si bien podemos presentirlo, nosotros no somos
capaces de realizar algo parecido, ya que gran parte de lo que
sufrimos en la forma que sea, tiene su causa en nosotros misMos.
En cambio, el sufrimiento de Jestis no tiene origen en su propia
persona; de
hi resulta que su capacidad de sufrir con y por los
eres humanos sea perfecta, algo que nosotros nunca por nuestra
cuenta podremos lograr ni aproximar, Por lo tanto, nos corresponde
contemplar con humildad este misterio, por un lado con la mirada
abierta y por otro bajarla con reverencia y veneracion. Sin embargo
estimados amigos, podemos hallar el camino a una comprension
mids honda si acatamos las advertencias que hace el Apéstol Pablo
en su epistola a los Filipenses sobre la esencia intima de Cristo:
«Habéis de tener en vuestros corazones los mismos
sentimientos que tuvo Jesucristo en el suys
de
teniendo forma
er divino, no estimé ser igual a Dios como cosa a qué
aferrarse sino que se vacié a si mismo, sacrificando todo su
Ser y adoptando la forma de siervo se encamé en la forma
humana y se mostré en su vida como hombre. Se humill6 a si
mismo en devocién y abnegacién y se sometié a la luz de la
existencia tomando también sobre si la muerte, la muerte
cruz.
Filipenses 2: 5-8
nla
{Para empezar a comprender—mas ni siquiera comprender sino
solamente contemplar- la totalidad de este hecho precisamos de
un concepto que abarque su dimension, y con ello su intensidad.
La correcta dimensin, empero, solo se puede encontrar si no la
buscamos en la esfera terrenal, sino mis bien elevando la vista
hacia las vastedades del universo reconociendo al Cristo como Ser
divino-césmico. Podemos divisar al sol, esta grandiosa entidad
que recorre al cosmos respirando, pulsando, reluciendo, {Cudnto
se expresa en el simple hecho de las lamadas «granulaciones» que
13los telescopios observan en la superficie del sol, y con Ja
proyeccién de llamas con diametros de tamafio de la superficie de
la peninsula Ibérica! ;Traten de imaginarse una llama de vela de ese
tamaiio, cuya altura es igual a la distancia entre Méjico y la Tierra
del Fuego! Estas Ilamas inmensas arden constantemente, flamean,
se mantienen por minutos, desaparecen luego, mientras que otras
surgen. jMillares y millares de tales Jlamas cubren por entero la
superficie solar! No quiero hablar de los demas fendmenos que
ocurren en el sol; con este cuadro solamente quiero Ilamar la atencién
sobre las dimensiones que tiene todo ello; para recorrer una vez el
diametro del sol tendriamos que recorrer 109 veces el didmetro de la
tierra, Vean ustedes se puede tomar este majestuoso, inmenso
cuerpo de Ilamas y luz como el cuerpo césmico de Cristo, un Ser
cuyo tamajio y dimensién césmica interior es idéntica a la dimension
césmica exterior del sol. Asi lo ha explicado Rudolf Steiner, en base
a sus investigaciones esotérico-espirituales.
Antes que Cristo hiciera del Sol su cuerpo, tuvo otro muy
distinto: el mundo sideral entero. No existe astro alguno que no
haya sido en un comienzo una joya en el manto que abrigé el cuerpo
animico de este Ser sublime. Al vislumbrar nuestra alma un cuadro.
de tales dimensiones nos quedamos sin aliento y tenemos que
Jimitarnos a una contemplacién exterior mas 0 menos reverente.
Vean ustedes, tan inmenso, tan grandioso, tan divinamente
majestuoso es Aquél, del cual el Apéstol Pablo dice que a pesar de
tener desde el principio de los tiempos forma y poder divinos, no
los consideré cosa a qué aferrarse, sino que sacrificé su divinidad
de grado en grado. Se sacrificé primero al reducirse al tamaiio del
Sol, algo inmenso todavia, y luego al abandonar al Sol cual envoltura
externa siguid comprimiéndose progresivamente hasta que
finalmente comenzé a vivir en la periferia de la tierra. ;Cuanto ha
debido sacrificar, ceder, dejar atras; a cudnto ha debido renunciar
14en el camino! Siguié contrayéndose hasta que por fin en ¢] Bautizo
en el rio Jordan se hizo posible que este ser sustituyendo con su
yo al yo humano, tome morada en un cuerpo humano.
Esta renuncia, esta «Kenosis» como la denomina el Apéstol
Pablo jcon qué esta relacionada? Vean ustedes: en el «Quinto
Evangelion de Rudolf Steiner, encontramos nuevamente una
afirmacién terminante que nos indica que el dolor del Hijo
de Dios —recuerden ustedes lo que expliqué al comienzo, que el
dolor significa contraccién- que la dimensién del dolor sufrido por
Cristo el Hijo Divino en su camino del cielo hacia Ia tierra es
lanamente inconcebible para nosotros. A través de ese dolor el Ser
de Cristo alcanza una interiorizacién mas profunda de la que haya
logrado ningun otro ser; interiorizacién que debido a esta entrega
total, este sacrificio, esta autorenuncia, esta contraccién extrema,
le confiere la facultad de enfrentar todo sufrimiento de tal forma
que sabe: «eso lo conozco atin mas a fondo, no me es extrafio yo
mismo lo he vivido.»
Cuando observamos a Cristo después del bautismo en el Jordan,
se nos presenta por un lado su parte divina en sufrimiento sumo a
causa del dolor de la contraccién, Ia Pasion de Cristo- y por otro
lado vemos la «envoltura» del hombre, del alma humana de Jestis
impregnada de una compasién pura y absoluta por y con el
suftimiento animico de todo hombre -la Pasién de Jestis.
Se ve que la Pasidn del Hijo Divino no es solamente aquello
que la cristiandad enfoca al contemplar los sucesos de la Semana
Santa; la Pasion de Cristo consiste en una total asimilacion tanto
desde el lado divino como del lado humano de aquel mundo, de
aquella sustancia cuya realidad se llama sufrimiento, la
profundizacién y concentracién extrema, Ja experiencia arquetipica,
que implica un desprendimiento, una autorenuncia esencial y total.
15Contemplemos la «sustancia del sufrimientoy que impregna
todo el mundo, tal como lo hemos visto al principio y descubrimos
algo completamente nuevo ha nacido del propio dominio del
que
ny compenetracién
sultimiento por obra de Cristo, por su encarna
del hombre Jestis con Cristo: he aqui que todo suftir cobra de
repente una «sustancialidad» intima, inherente, cuya caracteristica
moral consiste en el hecho de que no sélo es absolutamente no
cgoista sino ademas, fijense por favor! es voluntaria, integramente
voluntaria. Lo que en otros casos se denomina suftir en nuestro
mundo (y es de esto que Buda habla) es siempre Ia consecuencia
de una imperativa necesidad, es siempre la oscilacin del péndulo,
la reaccidn provocada por algo opuesto, es siempre la consecuencia
de causas karmicas que se originan en la avidez de vivir. Aqui mas
bien ingresa en el «mundo del sufrir» algo que da un cardcter
completamente nuevo al mismo suftimiento, por haber el Cristo no
s6lo soportado el sufrimiento dentro de si mismo y en su derredor,
sino por haberse impregnado con el sufrimiento en forma tan
completa, que éste compenetra plenamente la propia entidad,
haciéndose sustancia de su sustancia; por un acto completamente
voluntario, por decisién propia sin buscar algo para si sino
puramente en beneficio de los demés. Asi un impulso nuevo se
transmite a la humanidad. Este impulso consiste simplemente en
gue la contemplacién intima de Cristo y el empefio de dejarse
impulsar por El, produce en el ser humano Ia disposicion de
disciplinarse interiormente, hasta el punto donde desaparece por
completo el instinto de huir del sufrimiento, quedando el ser humano
fundamentalmente dispuesto a aceptarlo. Esto es, dispuesto a decir
«SI» a todo sufrimiento que se le presente como una «necesidad
karmica», Significa entonces no huir del sufrimiento, sino mas bien
acoger voluntariamente lo imprescindible mediante la vinculacién
con Cristo, ¢ identificar este sufrimiento con nuestro propio ser.
16Distinguidos amigos, en realidad es alpo fundamentalmente
distinto si ¢
bemos suftir algo porque no nos queda otra
allernativa 0 si aceptamos el sufrimiento que nos sobreviene con
fuwena voluntad y opeiin libre, Es s6lo a través de Ja voluntaria
onformidad con el suftimiento que éste puede fructificar. El sufrir
humano que no es
Olamente resultado de una necesidad sino
producto de una libre decision, crea en el universo lo que podemos
Hamar Ja sustancia del sufrimiento; fruto de las experiencias
humanas, Hila produce en cl alma de todo ser humano una
profundizacion, interiorizacion y una «esencializacion» que no
existia antes, HI sufrimiento yoluntario de Cristo impulsa al ser
humano a agrepara Jo inevitable su propio acto libre, que profundiza
el sufrimiento de manera que ya no tuerce y hunde al hombre, sino
le permite tomar el suftimiento entre sus manos, y asi fortalecer
recién de verdad su propio yo. Lo capacita para ir vinculandose en
todo momento voluntariamente con las consecuencias karmicas
de sus acciones, en lugar de quedarse ineludiblemente encadenado
a Jas mismas, De esta manera, ninguna vivencia o experiencia del
hombre es en vano.
Gracias al Ser de Cristo, el sufrimiento de todo el cosmos
incluyendo al ser humano, ha obtenido un valor intrinsico
completamente nuevo. Y por ello ya no es valido lo que el gran
Buda tuvo que proclamar, que la causa del sufrimiento consiste
en la avidez por existir y que para acabar con el sufrimiento es
preciso vencer dicha avidez, sino al contrario: impera aceptar el
sufrimiento como nece:
dad y ademas acogerlo por decisién libre,
cién, su metamorfosis.
. el sufrimiento no desaparece con el cese del afan de
vivir sino se convierte en Ja sustancia esencial de una existencia
intensificada nueva y superior.
logrando de esta manera su espiritualiza
Enton
17Vean ustedes, desde el Misterio del Gélgota se va produciendo
en nosotros, los seres humanos, un triple alcance: primero, nos
acercamos a Cristo toda vez que experimentamos un sufrimiento,
ya sea por nosotros mismos 0 por el mundo. ;{Consideren lo que
esto realmente significa! Segundo, al acercarnos a Cristo podemos
acoger el impulso /ibre de la Pasién sin compadecernos
continuamente de nosotros mismos: y tercero, creamos en el mismo
sufrimiento nuestro futuro personal propio y enteramente
individual. Puesto que nada le pertenece al individuo tanto, como
sus experiencias kérmicas. Y sobre todo, llegamos a saber que lo
que podemos sufrir, lo sufre Cristo con nosotros.
EI Cristo no se dirige al egoismo humano que busca esquivar el
sufrimiento; tampoco se dirige a la cobardia humana que quiere
escapar del sufrimiento; sino se dirige a la valentia del hombre,
Porque el Cristo puede revelamos el sentido de esta valentia, puesto
que en cierto sentido el hombre puede trascender integramente su
propio ser y hallar a través del sufrimiento su propia realizacién.
La Pasion de Cristo no significa que se nos libera de aquel
suftimiento que todavia es algo imperfecto, sino que nos deja la
libertad de decir «SI» a aquel suftimiento, que es la mattiz que dard
a luz al hombre nuevo. Por ello el poeta Novalis pudo escribir
«De los dolores nace el mundo nuevo».
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