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Tema 3 EIE
Tema 3 EIE
El plan de producción
1. ¿Que producir?
1.1 El producto
Un producto es todo aquello que se puede vender en un mercado (los compradores pagan un
precio por él) y que sirve para satisfacer necesidades.
Productos complementarios: aquellos en los que uno va unido al consumo del otro. De
forma que el aumento del consumo del "producto A" produce un aumento en el consumo
del "producto B"
Ejemplo: coches y gasolina (a más coches vendidos más gasolina se demandará)
A la hora de crear una empresa es esencial determinar con precisión cuál es el producto o
servicio que vamos a ofertar. Es una de las primeras e importantes decisiones. Generalmente,
el éxito comercial de las empresas sólidamente instaladas en el mercado está ligado a la oferta
de buenos productos. Esto no quiere decir que siempre un buen producto sea garantía total de
éxito, pero sí que es cierto que partir de un mal producto es la peor base para unos buenos
resultados de la empresa.
Por lo tanto, en el Proyecto Empresarial uno de los apartados debe consistir en definir con la
mayor exhaustividad posible cual es nuestro producto: qué tipo de producto es, qué
necesidades satisface, cuáles son sus características o utilidades, en suma, describirlo.
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Para ello hay que partir de saber que en todo producto se pueden establecer tres niveles
diferente:
Producto formal: es el producto concreto que ofrece nuestra empresa, con todos sus
atributos concretos (calidad, utilidades, tamaño, prestaciones, materiales, envase, marca,
etc...)
Ejemplo en la leche: Puleva Calcio Omega 3 semidesnatada en tetrabrik de litro, en colores
azul blanco y verde, con el diseño elegido y la marca y el logotipo de la empresa
productora.
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III. El producto ampliado: decidiremos si a nuestro producto formal le añadimos otras
ventajas. Es aconsejable porque hace que el producto sea más competitivo, pero
evidentemente aumenta los costes de producción. Son prestaciones como:
la instalación del producto: importante para productos tecnológicos (internet,
ordenadores, electrodomésticos….. )
La garantía: supone la posibilidad de devolver el producto en un determinado plazo si
tiene algún tipo de deficiencia. No hay que olvidar que la ley impone a determinados
productos un plazo de garantía mínimo. La empresa lo puede aumentar. Al consumidor
le aporta seguridad y puede decidirle a hacer la compra.
Los servicios post-venta: reparaciones, consultas, asistencia técnica, etc…
Financiación: facilidades de pago, poder pagar en plazos sin intereses
Rapidez en la entrega.
IV. En el Plan de Empresa habrá que detallar en qué se diferencia nuestro producto de los
productos ofrecidos por las empresas de la competencia. Este es un aspecto clave del
éxito empresarial. Nuestra empresa es nueva en el mercado. Los productos de la
competencia ya se están vendiendo en la actualidad a los consumidores. Si queremos
captar a esos consumidores habrá que ofrecerles algo que les atraiga, en relación a
cualquiera de los aspectos hasta ahora enumerados: calidad, utilidades, envase, diseño,
producto ampliado etc….
V. Habrá que precisar también en el Plan de Empresa si nuestro producto se caracteriza por
la estacionalidad: variación de la demanda según las épocas del año. Por ejemplo un hotel
en la playa. Esto hará que la producción tenga que aumentar o disminuir según el
momento.
VI. Hay que averiguar también si nuestro producto o servicio está sometido a algún tipo de
normativa específica en cuanto a su producción o comercialización (por ejemplo
productos químicos). Además de las reglas generales sobre salubridad, ingredientes y
certificados aplicables a cualquier producto (indicar ingredientes, fecha de caducidad,
tejidos, país de producción etc… En caso de duda acudir a las instituciones públicas de
consumo del Ministerio y de la Comunidad Autónoma).
VII. En caso de que hayamos creado un producto innovador si queremos evitar que sea
copiado o imitado debemos protegerlo mediante la correspondiente patente (Registro de
la Propiedad Industrial).
VIII. Hay que tener en cuenta que todo producto tiene un ciclo de vida integrado por cuatro
fases:
1º Lanzamiento: introducción del producto en el mercado.
2º Crecimiento: las ventas comienzan a elevarse.
3º Madurez: las ventas son altas pero se han estabilizado, se produce una gran
competencia entre las empresas.
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4º Declive: las ventas comienzan a disminuir, de forma más o menos rápida, han
aparecido otros productos que los consumidores prefieren. El producto habrá que
modificarlo o retirarlo del mercado.
Para poder tomar todas estas decisiones en torno a nuestro producto y acertar (que el
producto se venda y obtengamos beneficios) será preciso hacer y estudio del mercado y de la
competencia, que vamos a analizar a continuación.
Antes de crear una empresa, y de definir cómo va a ser nuestro producto debemos averiguar
quienes van a ser exactamente nuestros clientes: cómo son, donde viven, qué edad tienen,
cuánto ganan, qué gustos tienen, qué les lleva a realizar una compra e incluso qué piensan
después de haber realizado esa compra. Al conocer a nuestros posibles clientes por una lado
podemos diseñar unas técnicas de marketing que les empujen a consumir nuestro producto,
pero antes que eso, fabricaremos o venderemos un producto que se adapte a las necesidades
o gustos de estas personas. De esta manera tendremos más posibilidades de que nuestro
producto se venda, la empresa obtenga ingresos y perdure en el tiempo. (Vender productos
cada día es más difícil porque existe mucha competencia, hay mucha oferta y además los
gustos de los consumidores cambian constantemente).
Los aspectos que debemos conocer de nuestros posibles clientes son los siguientes:
La edad.
El tipo de familia a la que pertenece: una sola persona, una pareja, pareja con hijos,
familia numerosa, familia monoparental etc….
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Aspectos geográficos: donde viven nuestros clientes:
Núcleo rural o urbano.
Núcleo de población grande o pequeño.
Clima
Región del país, barrio….
El nivel de renta: este es un factor esencial que hay que conocer a la hora de diseñar
nuestro producto: si el nivel de renta es bajo conviene vender un producto barato aunque
de peor calidad, si es alto se puede hacer un producto de más calidad aunque haya que
subir el precio.
La profesión: condiciona no sólo el nivel de ingresos sino también la cultura, los hábitos
de vida, los productos que se adquieren para el propio trabajo, etc…
El estilo de vida: cuánto tiempo libre se tiene, qué se hace en ese tiempo de ocio
(deporte, lectura, cine, bares de copas etc…).
El nivel cultural.
La personalidad: las motivaciones, los intereses, las actitudes. (Por ejemplo una persona
con interés por la pintura probablemente visitará museos, un aficionado al deporte
consumirá ropa deportiva, etc).
Hay que hacer también la distinción entre quién decide, quien paga y quien consume.
Por ejemplo en los libros de texto infantiles decide el maestro, pagan los padres, y usa el
niño. Probablemente la publicidad debe ir más encaminada a convencer a maestros y
padres antes que al propio consumidor del producto.
Conocer con qué frecuencia se va a comprar nuestro producto: todos los días (pan), en
vacaciones (cremas solares…. ).
1.3 La competencia
Para decidir exactamente qué vamos a producir, qué características concretas tendrá nuestro
producto o servicio, es preciso hacer un análisis de las empresas que operan en el mismo
mercado y que ofertan productos o servicios similares al nuestro.
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Identificar quiénes son las empresas que van a competir con la nuestra en el mismo
mercado. Lo óptimo es recapitular el mayor número posible de nombres y marcas
concretas para conocer exactamente con quien vamos a competir.
Conocer la cuota de mercado de cada una de esas empresas, es decir, del total de ventas
del sector cuánto vende cada una exactamente. Habrá que comprobar si alguna de ellas
ocupa una posición de liderazgo. En relación a ello habrá que averiguar el tipo de mercado
en el que nos vamos a adentrar:
Monopolio: un único oferente y muchos demandantes.
Oligopolio: pocos oferentes y muchos demandantes (ejemplos: telefonía móvil,
gasolineras, eléctricas….)
Competencia perfecta: muchos oferentes y muchos demandantes.
Comprobar si el mercado está saturado (en cuyo caso ya hay muchos productos como el
nuestro y nos va a resultar difícil vender) o si por el contrario hay algún nicho de mercado
(alguna demanda sin satisfacer y ese hueco es el que cubriríamos nosotros).
DEBILIDADES AMENAZAS
Puntos débiles de nuestra empresa: Aspectos del entorno que nos afectan
nuevos en el mercado, poco negativamente: tipos de interés altos,
presupuesto... nuevos competidores, etc.
FORTALEZAS OPORTUNIDADES
Puntos fuertes de nuestra empresa: Aspectos del entorno que favorecen
patentes, tecnologías, profesionales... nuestros objetivos: tipos de interés
bajos, quiebra de competidores, etc.
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1.4 Las fuentes de información
Hasta aquí hemos analizado qué aspectos del mercado y de la competencia deberíamos
conocer antes de poner en marcha nuestra empresa y diseñar nuestro producto o servicio.
Pero quizá lo más complicado es cómo obtener toda esa información. Además, para una PYME
puede ser aun mas difícil porque las grandes empresas contratan los servicios de consultoras
que les suministran toda esa información. Pero para las pequeñas empresas este es un coste
que quizá es conveniente evitar, por ello, algunas de las fuentes a las que se puede acudir para
obtener estos datos son:
2. Cómo producir
Una vez que hemos decidido qué vamos a producir y cuáles serán las características concretas
de nuestro producto o servicio, debemos pasar a continuación a diseñar cómo será el proceso
productivo (qué fases lo integrarán y describir cada fase) y determinar qué medios materiales y
humanos vamos a necesitar para llevar a la práctica ese Plan de Producción.
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1. Inversiones: activos que no desaparecen en cada ciclo productivo sino que permanecen
en la empresa durante varios ciclos:
Inmuebles y locales (en caso de que se compren, se tengan en propiedad).
Gastos de adecuación del local: obras, pintura, suelos etc…
Mobiliario: hacer una relación lo más amplia posible de todos los muebles y enseres
que se necesitarán: mesas, sillas, estanterías, fotocopiadora, papel, material de
oficina, calculadoras etc…
Maquinaria.
Ordenadores, impresoras y demás recursos tecnológicos.
Herramientas y utensilios.
Vehículos: determinar si vamos a necesitar vehículos para el transporte y de que
tipo.
Gastos de constitución y de puesta en marcha: notario, abogados, impuestos,
estudios de mercado etc… Sabemos que son gastos inevitables a la hora de crear una
empresa pero que son de una vez para siempre.
2. Gastos de cada ciclo de producción: aquellos recursos que se suelen consumir en cada
ciclo productivo:
Materias primas.
Productos semielaborados.
Materiales auxiliares.
Energía y otros suministros: agua, luz teléfono…
Seguros: incendio, robo….
Mantenimiento y reparaciones.
Alquileres.
En una pequeña empresa lo primero que habrá que determinar es si el dueño por si sólo, o, en
su caso, con los socios, ya van a sacar adelante la producción o si van a necesitar contratar
trabajadores asalariados.
2. A partir de lo anterior habrá que precisar el número exacto de puestos de trabajo totales
que necesita nuestra empresa.
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3. Para cada tipo de puesto de trabajo habrá que precisar el nivel de cualificación que
requiere y en relación a ello:
La titulación que se va a exigir al trabajador.
La experiencia profesional.
Los aspectos psicológicos: personalidad, actitudes, motivación etc…
La formación añadida que habrá que suministrar (por ejemplo un curso de formación
de una semana a cargo de la empresa).
Puede haber un único centro o puede haber una sede central y varias sucursales repartidas en
un ámbito geográfico más o menos amplio.
Además, a la hora de tomar esta decisión hay que tener en cuenta qué tipo de actividad
desarrolla nuestra empresa. Es importante diferenciar si la empresa realiza una actividad
industrial (nuestros clientes no serían los consumidores finales) o comercial (a ella acceden
directamente los consumidores finales).
A partir de ahí, los principales criterios que se deben tener en cuenta para seleccionar el
emplazamiento de la empresa son:
Nivel de tránsito de viandantes por el punto de venta. (Por ejemplo un comercio al lado
de una boca de metro por la que pasan cada día cientos de personas tendrá más ventas
que si se ubica en una calle poco transitada).
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Nivel de renta medio de la población de la zona. (Por ejemplo una tienda de ropa de una
marca con altos precios tiene más sentido ubicarla en una zona de renta alta de la
ciudad).
El ambiente o la imagen comercial del área (por ejemplo para un hotel o un restaurante
es importante ubicarse en una zona histórica o céntrica de calles con encanto, en cambio
una fábrica puede estar en un polígono).
Facilidad para el abastecimiento de materias primas, o energía (más importante para las
empresas industriales, a las comerciales les llevan los productos).
Servicios públicos cercanos de interés: bomberos, policía, hospitales, centros de FP, etc.
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