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PATRIMONIO. ALJARANDA De ermita a fortin: Apuntes sobre la historia del Cerro y Castillo de Santa Catalina (I); LA ERMITA DE SANTA CATALINA E110 de febrerode 1771, el coronele ingeniero Jefe del Ejército, Manuel de Navacerrada, comisio- nado en Tarifa para proyectar un puerto y sus {ortficaciones escribia: “A distancia de quatro cientas veinte y sinco varas de la torre[de los Guzmanes] se forma otro serrillo mayor que en la cumbre hace una meza de setenta varas de largo y veinte y sinco va- ras de ancho setenta y sinco pies superior al nivel de Jas aguas en la bajamar y en el extremo de Levante hay editicada una Hermita dedicade a Sta. Catalina, Ja cumbre es de roca mas consistente que lo demas det hilero mencionado y la calidad semejante a la de asia” (2), Nada queda hoy de aquella antigua ermita que habfa sido erigida en el siglo XVI y que, dedicada a Santa Catalina de Siena, acabaria por dar nombre al cerro sobre el que se levantaba y a cuantas cons- trucciones le sucedieron con posterioridad en aguel Juan A. Patron Sandoval mismo emplazamiento. Con todo, el primer testimo- no grfico de la ermita de Santa Catalina es el dibujo que en 1567 realizara de ella el pintor holandés Anton Van den Wyngaerde en su vista de Tarifa. Gracias a quel dibujo, sabemos que la ermita consistia en una sola nave y una pequefia espadafia que indicaba su carécter religioso. Estructuraimente era mas modes- ta que la ermita de Nuestra Sefiora del Sol y muy simi- lara ia de San Telmo, otra de las ermitas extramuros de la ciudad y que habria sido edificada en 1552. EL ALMACEN DE POLVORA ‘Adin cuando en el Cabildo de 6 de julio de 1768 se traté ya el establecimiento en la ermita de Santa Catalina del lazareto donde debian hacer la cuarente- na quienes desembarcaran en Tarifa procedentes de lugares sospechosos de epidemia (3), el cardcter re- ligioso del viejo edificio debi6 mantenerse hasta fina~ les del siglo XVIIl. Asi, para cuando Espinalt realiza su “Vista Septentrional de (a ciudad de Tari- fala ermita se rotula ya como Santa Catall- nay la Pélvora (4). En efecto, en este sentido hay que ‘apuntar que en 1762, antes de que Espinalt visitara Tarifa, el teniente coronel e ingenie- Yo.en segundo Segismundo Font y de Milans, ‘encargado de las obras y reparos del Cam- po de Gibraltar, en su reconocimiento de 11 de julio practicado por orden de Carlos Iilen la playa y radas de Tarifa, ya habia hecho otar que el almacén de pélvora de la plaza, que entonces se localizaba en un pasadizo del Casillo de los Guzmanes, estaba nece- sitado de un tamboro pequefia defensa de- lante de la puerta para protegerlo de un in- cendio ya que aquel punto era paso obligar do cuando la tropa se dirigia a su cuartel (6). En octubre de 1768 aquel improvisado al macén de pélvora continuaba en iguales condiciones, incluso necesitado ahora de ALJARANDA, PATRIMONIO puertas nuevas. Pese a ello y atin sin contar la plaza con un alma- cén apropésito, el marqués de \Vanmarck, Capitan General de Andalucia, se daba por ente- radoel 13 de diciembre de 1770 ante el entonoes ministro de Guerra, Juan Gregorio Muniain, de la conduccién des- de Barcelona a Tarifa de 14 caftones de bronce del calibre dea 24 libras, con 18 cureias, 3.600 balas, ios juegos de ar- mas correspondientes a su servicio y también 200 quinta- les de pélvora que deberian almacenarse en la antigua er mita de Santa Catalina, cuyo edificio pasaria asi a ser utile Estado actual del foso seco del antiguo recucto construido por los ingleses entre 1812 zado también como almacén de ¥ 1818. Foto del autor) pélvora, atinsin reunirtampoco las condiciones necesarias para su nuevo uso (6). Para habiltarla como almacén, el comisariode Guerra en el Campo de Gibraltar, Diego de Beramendi, con fecha 14 de septiembre de 1771 remitia al Inten- dente General una relacién del costo que tendria fo- rrar de madera, por suelo y paredes, 4 varas (7) del nuevo almacén de pélvora de Santa Catalina, donde ya se custodiaban los 200 quintales de pélvora remi- tidos desde Barcelona. La necesidad de aquel res- uardo era tal que sin el mismo la pélvora se inutliza- rfa con la humedad del invierno. En ausencia del In- tendente fue el marqués de Malespina quien, el 21 del mismo mes, enviaria aquella relacién para suapro~ bacién por el ministro de Guerra. Aquel gasto extraor- dinario, que ascendia a 865 reales de vellon (8), seria aprobado el 1 de octubre siguiente. Lo improvisado de la situacién seria expuesta por el mismo gobernador de Tarifa, Isidro de Peralta y Rojas, quien en la revista a la plaza de 31 de diciem- bre de 1772 se encargaba de poner nuevamente de manifiesto el mal estado de la misma: ‘sin almace- nes de pélvora, ni de pertrechos, por cuya falta tenfa ocupada una iglesia (ermita de Santa Catalina) con dichos efectos”. Pese a ello, todavia en 1790 el Cabil- do habria de dirigirse al Comandante General del Cam- po, manifesténdole ahora lo peligroso que suponia el almacén de pélvora en Santa Catalina (9). LOS PRIMEROS PROYECTOS La situaci6n preeminente del cerro de Santa Catalina, a la entrada del canal que por aquel enton- ces separaba Ia isla de Tarifa del continente, haria desde antiguo observar este enclave como punto pri- vilegiado donde establecer algtin tipo de fortificacién.. En efecto, el primero de que tenemos noticia ‘se remonta al dictamen de la comisién que encabez6 el ya citado coronel e ingeniero Jefe Manuel de Navacerrada, y de la que también formaron parte el ‘gobernador Isidro de Peralta y Rojas, el teniente de Navio Luts Mufioz de Guzméin y el oficial de Artileria Carlos Gallo, Firmado el 22 de marzo de 1771, en dicho dictamen se evalu la elevacion de puestos en donde establecer los fuegos de la costa para cruzer los que habrian de situarse en la isla. Se estimé en- fonces que seria el menos costoso establecer fue~ {gos en el cerrilo de Santa Catalina, edificando una bateria para ambos objetos a Levante y Poniente y porque aquel puesto tenia la ventaja de flanquear ‘ambas playas “tanto la del frente de mediodia de la ciudad como la de la parte de poniente y sus fuegos podrian y debian quedar rasantes cominando toda la superticie de /a isla con s6lo abatir los escombros sacados de las canteras y rellenarlas pues con la ébrica de la obra precisa excederia treinta pies ala ‘mayor altura de la [sia" (10). Sin embargo, pese a que la comisién fue del parecer que Tarifa era el Unico punto que reunfa las ventajas de proteger el comercio y navegacién con las de restituir a la Corona de Espatia la dorninacién exclusiva del Estrecho de Gibraltar, perdida desde 1704, no se llev6 a término aquel vasto proyecto de {ortificacion que inclufa la construccién de un puerto PATRIMONIO en la ensenada de Levante y cuyo coste fue calcula- do en 320 millones de reales. No se abandoné por ello la idea de establecer un puerto en Tarifa, si bien en lo referente a Santa Catalina hay que esperar hasta abril de 1792, fecha en que el brigadier e ingeniero Director de la Armada, ‘Tomas Mufioz y Calvera, firmaba su proyecto para la formacién de un puerto para fragatas, jabeques y buques de comercio, manifestando en su Memoria, ain en contra de lo que dictaminé la anterior comi- sién, que de nada servia el cerro de Santa Catalina ya que mas bien podria ser perjudicial de establecer- se una bateria en la isla, sirviendo al mismo tiempo de abrigo al enemigo. En su memoriallegariaa expre- sar que “Este cerro es de piedra mucha parte de ella igual a la de Ja isla, particularmente la de su cima’ ésta se podria emplear con oportunidad en el cierre del canal, reduciendo su altura aun quedando domi- nada por la de la baterfa de la isla’. Por otro lado, ‘opinaba que aunque se quisiera fortficar aquella atu ra, muy poco o nada podria defender a la ciudad y no tendria tan ventajosa situacién para defender los muelles y parte de la playa de los Lances como la bateria que é! mismo habia propuesto. Por lo demés, tendria el inconveniente “que tomada esta fortitica- cién 0 solo la altura, desde ella pudiera hacerse mu- cho dafio a la de la isla” (11). Al tiempo ponia de ma- nifiesto la existencia en el mismo cerro de un manan- tial de agua potable del que se hacia eco indicando que ‘no he examinado la cantidad que puede producir sin embargo como aquella falda esté cubierta de are- fen la roca del mismo cero. 1812-13. (Foto del aulor) ALJARANDA 1na, por ellas se ve bastante filtracién y me persuado odré dar la necesaria para hacer aguadas los bu- ques trayéndola a fe orila del mar’(12). EL REDUCTO DE LOS INGLESES: LA DEFENSA DEL FRENTE DETIERRA Pese a que su presupuesto ascendia a poco mas de 32 millones de reales, tampoco se llevd a término el proyecto de Tomas Mufioz y lo cierto es ‘que el almacén de pélvora permanecié en el cerro de Santa Catalina, a 1.400 pies (13) de las murallas de la plaza y al principio del camino de escollera que desde septiembre de 1808 comunicaba ya la isla con el continente. Asi fue hasta finales de 1811, cuando en plena Guerra de la Independencia y muy préximo el asedio francés a la plaza, el 2 de diciembre el ma- riscal de Campo Francisco de Copons ordend sutfor- tifcacién con un parapeto de barricas por todo el frente de tierra, formando a poca distancia de su cispide otro de piedras y barrles a prueba de cafion en el que se colocé uno de a 12 libras (14). Fracasado el Sitio, cuando se procedia toda- via la reparaci6n de la brecha abiertaen la muralla y ala demolicién del barrio de San Sebastian, espa- ‘oles e ingleses aprobaron las obras de defensane- cesarias en la plaza e isla de Tarifa. Inmediatamente, a propuesta de teniente gobernador de Gibraltar Colin Campbell y con aprobacién de la Regencia espariota, los ingleses tomaron a su cargo las correspondientes alaisia, comenzando en febrero de 1812 los trabajos consistentes en el escarpado del frente de tierra, la ejecucién de un foso cortando elarrecife en aquel punto don- de se colocaria un puente le- vadizo, una bateria o revellin que flanquease el arrecife y el foso y una linea de 3 casama- tas para abrigo de la tropa. A cada uno de los soldados es- Pafioles y presidiarios que es- tuvieran empleados en ios tra- bajos dirigidos por los ingenie- ros ingleses, al frente de los cuales se situaria el 2° capi- tan Henry Vavasour, se le pa- garia un real diario de Gibraltar. Asi, alin cuando los in- genieros esparioles serian de la opinion al definir las obras de defensa para la plaza que “seria utilisimo demoler el ce- Vista dota entrada at ‘cuerpo de guardia del antiguo reducto, excavado completamente '70 de Santa Catalina, porque sielenemigo se apoderase de ALJARANDA PATRIMONIO que lo permite tan ventajosa- ‘mente su aisposicién y figura’. Para entonces, la guardia his- pano-briténica asignada al re- ducto en construccién de San- ta Catalina era de 1 subalter- 1, 1 sargentoy 15 cabos y sol dads espajioles, por 1 sargen- to, 1 tambor y 15 cabos y sol- dados briténicos (17). Un afio después del co- mienzo de los trabajos, el 25 de febrero de 1813, Vavasour comunicaba al gobernador de Tarifa, el coronel Manuel Daban y Urrutia, que pronto dejarian las obras y que sus oficiales y tropa se acuartelarian en la Salmén el 1 de marzo de 1819. S.G.E. n° 888, 6! sus fuegos dominantes serian un padrastro contra (a isi la fuerza demostrada durante el anterior ase- dio por aquel improvisade reducto, cuya defensa ha- bia sido encomendada al capitan Robert Wren, del 111 regimiento briténico, haria que los briténicos de la guarnicion de Tarifa también tomaran a su cargo la {ortificacién de este punto, desde el que se enfilaba la costa de los Lances y se dominaban las alturas inmediatas a su frente (15), Efectivamente, poco des- pués y en previsién de un nuevo ataque con la llega- da del buen tiempo, los ingleses habrian dado co- mienzo alas obras de un fuerte en el cerro de Santa Catalina tras demoler la antigua ermita-almacen. El reducto proyectado, que seria excavado completa- mente en la roca, contaria con un foso de unos 25 pies de ancho, un cuerpo de guardia y seria capaz para 6 piezas de artilleria, Por otro lado, tras prevalecer a utilidad del en- clave e iniciadas ya sus obras, el 7 de junio de 1812 el brigadier Nazario de Egula, Jefe de Estado Mayor del 4” Ejército,informaba lo siguiente: “La Bateria de Santa Catalina hoy dia artllada con tres piezas de a 12, favorece esencialmente la salida 0 retirada (en una desgracia) de la guamicién para la Isla, cuya co- municacién protege en gran manera, y por lo tanto es demasiado interesante, para que deje de manitestar a VA. la necesidad que hay de que se le hagan buenas explanadas, siendb intles las que tiene, se restablez~ can bien sus parapetos revistiéndolos de fajinas 16), cubriendo bien la unica entrada que debe tener y dif- cultando por todas las demas partes ol acceso ya ‘de las Palomas con las obras propuestas por Antonio Gonzalez isla, aunque dejarian una guar- diaen el reducto de Santa Ca- talina, El recelo de los mandos espajioles ante el comunicado de los ingleses, que todavia pretendian seguir ocu- pando varios puestos, hizo que el gobernador de Tarl- fa pidiera autorizacién al Consejo de Regencia para reclamar cada uno de aquellos para las tropas espa- fiolas, haciendo nolar respecto de las obras de Santa Catalina que: “.. estén para concluirse y no hay mas tropa que inglesa, la Artileria es toda espafiola y de consiguiente este importante punto a lo menos, de- bia ser guamecido por esparioles, no sélo por aquella causa sino por su inmediacién a fa plaza, dominacion que tiene sobre los fondeaderos de Levante y Po- niente, como toda la costa para dar aviso de los bu- ques que fondean a aproximar a ella y ser mejor no se mezelen unas y otras tropas”. El fuerte o ya castillo de Santa Catalina fue hecho cortando la piedra del cerro que le da nombre en figura de un prisma irregular, formando asi la escarpa del oso, de algo mas de 8 m de profundidad, que circundaba todo el frente de tierra y abriéndose en ella cinco cafioneras con varios embutidos de mamposteria para regularizar sus merlones. Solo la contraescarpa se realizé con mamposteria ordinaria, ‘aunque en un principio los ingleses no concluyeron la formacién de la pendiente del giacis, de forma que no quedé enrasada. El reducto, escarpado también por su parte trasera 0 gola, tenia sus fuegos dirigidos hacia tierra y para acceder a la banqueta donde se situarian las piezas era necesario hacerlo por la es- calera en cuatro tramos que comunicaba la bateria con el cuerpo de guardia, un habitéculo abovedado que habia sido abierto completamente en el corazén PATRIMONIO de la piedra para repuesto de municiones y alojamiento de algunos ariileros. Tras la mediacién del ex-cénsul de Esparia en Ma- rruecos, Antonio Gonzélez Salmén, intendente honorario del Ejército y también director de! Presidio tarifero, quien tras construir el arrecife que uniala isla permanecia en Tarifa en- cargado de las obras de esta- blecimiento del fanal, se logré una prérroga hasta conseguir los fondos de Hacienda con los que hacerse cargo posterior- mente de las obras de fortifi- ‘cacién que alin restaban por ejecutar. Con todo, el 21 de marzo los ingleses suspendie- ron definitivamente los traba- jos de laisla y de Santa Cata- lina a su costa, pese a lo cual permanecieron en Tari- fahasta abril de 1813. Finalmente, las obras de forti- ficacién quedarfan en suspenso en 1814 por la total falta de recursos. LAS OBRAS DE SALMON: LA BATERIA MIRA AL ISTMO ‘Sin embargo, cuanto realizaron en laisia y Santa Catalina nuestros entonces aliados no tenia otro ob- jeto que la detensa de estos puntos contra un ataque por tierra, Unico que podria intentar el ejército francés ante la superioridad naval de los briténicos durante la Guerra. En este sentido, hubo que esperar hasta fe- brero de 1815, al efectuarse un reconocimiento de la costa peninsular del Estrecho, para que se advirtiera Ja urgente necesidad de reforzar la isla con algunas baterias que garantizasen la conservacién de aque punto parala fécil comunicacién del Mediterraneo con ‘el Océano, evitando la exposicién de que una poten- cia extranjera se aprovechase de su debilidad imprevistamente (18). Dicho informe venia a corrobo- rar el realizado a comienzos de aque! mismo afio por Gonzélez Salmén, quien habia propuesto ya la cons- trucoién de dos nuevas baterias, al Este y Oeste de laisia, como defensa ante una posible guerra, propo- niiendo los medios para llevar a término la ejecucién a su costa. Previendo los graves datios y perjuicios que se experimentarian, en caso de que dicha guerra fue~ ra contra cualquier potencia maritima, antes de con- luir y perteccionar los fondeaderos y las obras de Rostos de Ia bateria en forma Concluida en 1821. (Foto del autor) 10 ALJARANDA, erradura que enfilaba el camino de la Isla y que fue ‘ortiticacién de la isla de Tarifa que atin permanecian a su cargo, el 30 de julio de 1817 Antonio Gonzalez ‘Salmén present ante la Secretaria de Estado, al frente de la cual estaba Garcia de Leén y Pizarro, una Me~ ‘moria en la que recopilaria lo mas interesante de cuan- to se habia escrito sobre el particular. Hizo ver las, principales ventajas de esta posicién, enumerd las obras que faltaban tanto para el abrigo y comodidad de los buques como para ia defensa de Ios fondeade- 08, ofreciendo de nuevo el ejecutar a sus expensas las de fortiticacién siempre que el Estado tuviese a bien satisfacerie la cantidad que le debiera por ello. Para la construccién de un nuevo muelle, f050 y la prolongacién y elavacién del arrecife que unia la isla al continente, propuso también que se le facilitase alguna péivora iniil, los presidiarios que fueran ne- cesarios, cien mil quintales de lefia de los montes propios de Tarifa y el importe del derecho de 10 rea- les de vellén, impuesto sobre cada viaje de las faltias que se dirigieran a Gibraltar conduciendo viveres y pasajeros. ‘Como consecuencia, el 28 de enero de 1818 se emitia la real orden por la que el Cuerpo de Inge~ nieros del Ejército debia copiar el plano remitido con su Memoria por Gonzalez Salmén. La copia se realizé en Madrid con fecha 27 de febrero del mismo aio (19) y remitida a los oficiales del Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Lorenzo Medrano Juan Pirez, para que se arreglaran a ella y a las instruociones fijadas en la real orden de 6 de marzo por la que s° les habia nombrado para proyectar las defensas de ALJARANDA la Plaza de Tarifa, su isla unida y la de sus dos fon- deaderos (20). En su proyecto, cuya Memoria aparece firma- dael5 de julio siguiente, tocante a Santa Catalina se puso nuevamente de manifiesto elinconveniente de laaltura de suemplazamiento, que superaba de 6.a7 varas la de la cima del escarpado de la isla en el punto mas alto de su frente y en 7 al plano que le rodeaba por su propia gola. En el mismo se expon- ria igualmente *...que fa idea con que fos ingleses fortficaron este punto fue la de enfilar la costa de Ios Lances y dominar las alturas inmediatas a su frente, mas esla obra no est concluida en sus glasises, y en estas circunstancias no la consideramos de utili dad para nuestro objeto por su mucha altura sobre el nivel del mar”(21). ese a todo, si bien el nuevo plan para la de- fensa de Tarifa contemplaba principalmente la fortf- ‘eacién de Ia isla al proponer la ereccién en ella de tres baterias semicirculares a barbeta (22) al Nores- te, Noroeste y Sur de la misma (cada una de aquellas con 4, 6 y 4 cafiones de a 24 respectivamente), de forma complementaria también establecié la necesi- dad de construir una cuarta bateria semicircular a barbeta en el cerro de Santa Catalina, que vendriaa suplir al fuerte existente que, como hemos visto, en vano dirigia sus fuegos hacia tierra (23) Lanueva baterla, que se construiriaen labase del reducto delante del cuerpo de guardia y cuyos fuegos debian cruzarse con los de la isia para defen- der los fondeaderos, tendria su frente al Oeste y un radio de 20 varas, podria montar hasta 3 cafiones de a 24 yno haria sino retorzer el control sobre el istmo, dada su inutilidad para ac- tuar sobre la playa de fos Lances por lo ele- vado del emplazamiento. La parte del pre- supuesto atribuido a esta bateria del pie del castillo de Santa Catalina se establecié en 3.692 reales. ‘Aprobade el proyecto por real orden de 1 de marzo de 1819 (24), se encomendé su ejecucién al director del Presidio Antonio Gonzalez Saimén, quien, como hemos vis- to, habia propuesto los arbitrios necesarios para llevar a cabo las obras a su costa y, por tanto, con cierta independencia de la Co- mandancia de Ingenieros del Campo de Gi- braltar. Los trabajos, si bien comenzaron in- mediatamente, quedaron suspendidos cuan- do el 20 de octubre de 1819 se le concedi6 a Gonzéilez Salmén los honores de ministro del Consejo Supramo de Guerra y posterior mente, con fecha 3 de noviembre, se lennom- Detalle vista de péjaro”. 1831. Res Patrimonio Nacional. PATRIMONIO braba secretario del Despacho de Hacienda (25). Asi petmanecieron hasta el 14 de abril de 1820, fecha en que desde Gracia y Justicia se notificaba al Despacho de la Guerra que Antonio Gonzélez Sal- mén, al que le concedian ahora los honores del Con- sejo de Estado, tras su paso por la Secretaria del Despacho de Hacienda volvia a la direccién de las obras de Tarifa. quedando en vigor todas las anterio- res reales érdenes sobre las mismas (26). Ya.en Tarifa, en octubre de 1820 se iniciaron de nuevo los trabajos, que estarian proximos a su con- clusién el 1 de junio de 1821, fecha en que Gonzalez ‘Salmén, ahora como consejero honoratio de Estado y director de las Reales Obras de Tarifa, “halléndose efectivamente muy adelantadas y en vispera de con- oluirse las obras de fortificacién” solicitaba al inge~ niiero Sub-inspector encargado de la direccién facul- tativa de las obras, Juan Pirez, que le indicara las piezas de artileria precisas y su calibre para las ba- terias de la isla y Santa Catalina. Aquel mismo dia Pirez le notiicaria que creia necesarios 5 caniones para la bateria de Levante, igual numero en la de Po- niente, 7 en la del Sur, 3 en Santa Catalina y 2 obuses que deberian colocarse en el emplazamiento supe- rior de la casamata que fuera la obra central de la isla. En consecuencia, al dia siguiente Salmén solici- taba al Secretario del Despacho de la Guerra que se le remitieran un total de 20 cafiones de a 24 y 2 obuses deaz (27) Previa peticién de informe al respecto de la minuta de artilado para Tarifa, el 9 de julio de 1821 el director General de Artilleria, Martin Garcia y Loygorri, 1 “Plano topogratico de Ia Isla de Tarifa, unida al continente, a Biblioteca (en adelante R.B.). Sign. W1721. il PATRIMONIO informaba al Seoretario de Guerra que por descono- cer las obras realizadas recomendaba que se man- dara al Comandante de Artillaria del Campo de San Roque, José Maria Reyna, para que informase sobre la dotacién realmente necesaria, advirtiéndose sin embargo que aunque las piezas solicitadas podrian ser enviadas desde las plazas de Cadiz y San Fer- nando, no existia en ese momento curefias sobre las que montarlas. En efecto, si bien el 22 de julio se daba la orden y el 14 de septiembre se remitia la dotacién segtin la estimacién que hiciera finalmente el Comandante Reyna (28), ol 2 de abril de 1822 el Ministerio de la Guerra notificaba la suspensién de la remesa a Tarifa porno haber curefias, ajustes, armas y utensilios para el servicio (29). Cabe decir que de las cuatro baterias semi- circulares proyectadas en 1818, las tres situadas en laisla fueron construidas finalmente como baluartes ‘cerrados por su gola mediante un muro aspillerado: la de Levante o bateria de “San Antonio", semicircular ‘de 305 metros de diémetro y con una dotacién final de 7 piezas, que harian fuego por cafioneras delimi- tadas por merlones aunque hoy dia presenta varios ‘embutidos que le hacen mostrar un frente corrido oa barbeta; la situada al Sur o bateria de ‘la Torre o del Fanal", de iguales dimensiones y en cuya parte tra- sera se elevaba el faro; y la de Poniente de la isla, la llamada bateria de “Guzman el Bueno”, también de las mismas dimensiones, aunque con la particular dad de que de las 7 piezas que montaba, 3 harian fuegoa barbeta; es decir, sin meriones, todo ello para que sustros pudieran dirigitse hacia la playa. La cuarta de las baterias, la correspondiente al cerro de Santa Catalina, de menor entidad y a la que finalmente se le dio forma de herradura, fue la Unica construida abar- beta, siendo su dotacién de 3 piezas. ‘Transcurrido poco mas de un afio, el 5 de agos- to de 1823, el ingeniero militar Francisco Serrallach realizaba un reconosimiento de la plaza e isla de Tari- fa al objeto de dictaminar el grado de defensa que debian proporcionar las obras ya terminadas, al tiem Po que redactaba el proyecto de las que deberian eje- cutarse a continuacién (80). En el nuevo proyecto de fortiicacién estableci6, contrariamente a lo que ha- bla venido manifesténdose desde el final de la Gue- rradela Independencia, que el viejo fuerte de Santa Catalina si podia responder en parte a su cometido, que no deberia ser sino el proteger la retirada desde la plaza a laisia cuando ésta fuese indispensable. Al mismo tiempo, hacia hincapié en que para que se pudiera mantener su posicién de forma que pudiese impedir la aproximacion del enemigo a la isla y con ello la completa circunvalacién de la plaza por los 12 ALJARANDA frentes del Sur y del Oeste, el reducto necesitaba todavia de una obra de consideraci6n que se reduci- ria a sacar desde su foso dos fuertes alas de mam- posteria aspilleradas con una puerta o rastrillo en una de ellas y que deberian terminar en los mares de Le- vante y Poniente. Sin estos muros, el enemigo “en un golpe de mano” podria rodearlo y ocupario, pues por estar aislado podia ser doblado por su derecha e iz- quierda. Dejaba a la autoridad del Gobierno que el fuerte fuese artilado 0 no, pues para entonces tanto Santa Catalina como las nuevas baterias de la isla continuaban sin pieza alguna, en cuyo caso deberian construirse dos pequefios edificios sencillos para depésito y cuerpo de guardlia, en caso contratio “inte- resaria cegar las carioneras habilitando toda su cres- ta para el uso de! fusi”. Sin que llegaran a ejecutarse tales obras, la necesidad parcial de aquelias y el mismo temor que Serrallach habia manifestado en su proyecto se puso en evidencia cuando a comienzos de agosto del afio siguiente el corone! Francisco Valdés ocupé Tarifa al rite de jVivaila Constituoién! Fracasada la intentona liberal que comenzara el 3 de agosto de 1824, Santa Catalina se convirtié de nuevo en reducto de los su- blevados cuando tras ponerse sitio a la plaza por una brigada francesa al mando del coronel conde d'Astorg y tropas espariolas de infanteria y caballeria, el capi- tan Pedro Gonzélez Valdés, otro de los cabecillas re~ beldes, y algunos de sus compafieros consiguieron refugiarse en el fuerte mientras el resto buscaba amparo en laisla. Alas 5 dela tarde del 19 de agosto la plaza fue tomada por las tropas realistas y una hora después cay Santa Catalina, que fue asaltado @ cuerpo descubierto por las tropas espafiolas al mando del coronel José Barradas. Pese a todo, aun- que la falta de artilerfa y de los muros aspillerados habia impedido su propia defensa, de nuevo aquel punto habia manifestado lo ventajoso de su posicion al cubrirla retirada de la mayor parte de los liberales a laiisla de las Palomas desde donde lograron huit. Fue entonces, a raiz de aquel episodio, cuando se procedié al refuerzo de la posicion de Santa Catalina, en parte conforme al proyecto de Serrallach. Asi, al menos desde finales de julio de 1831, fecha en que Gonzalez Salmén envia un informe a la Secretaria de Estado sobre el avance de las obras a su cargo, ‘se encontraria ejecutado un nuevo muro de mampos- teria situado al Este, en la prolongacién de la ccontraescarpa y en sentido perpendicular al camino de la isla, El reducto continuaria perfeccionéndose de forma que no es hasta el afio siguiente que se describen por primera vez, sobre los frentes Sur y este de la explanada o banqueta del viejo fuerte, ALJARANDA, PATRIMONIO Ya tile cife y a los surgideros {fondeaderos]; la que cubre al cuerpo de guardia y subida al alto emplazamiento, Material: Desde inclusive ef pa- rapeto, las carioneras, la banqueta, el cuerpo de guaraia en lo inferior y su- bida a la bateria, suemplazamientoy gola, todo es cortado en peta viva con solo algunos suplementos de material donde el corte no prestaba la necesaria configuracion y planos correspondientes, manteniéndose asi en buen estado de servicio. Esclarecimiento: Con todo lo di- cho, aun no es fécilconcebir una exac- ta idea del conjunto de! descrito fuer- te, siendo preciso para éste y otros conocimientos dar mas sencilla ex- plicacién tomando mejor por primer ‘objeto ef mismo cero: seria éste an- teriormente en su cdspide o cresta de Plano de planta del Fuerte RB. Sign. 1N1721. Fol. 4r. n° 2. Patrimonio Nacional. dos nuevos sencillos muros aspillerados de 50 varas, de longitud el primero y 20 el segundo. En este sentido, quizas la mejor descripcion de la fortiticacién existente hasta entonces en el ce- 110 de Santa Catalina es la que nos oftece el ingenie- ro militar Josef de Sierra tras una visita de inspec- cién a la plaza de Tarifa. En su informe, que firma en Sevilla e130 de noviembre de 1832 y que seria copia- do literalmente en marzo de 1841 por el también inge- niero militar de la Direcoién Subinspecci6n de Inge- nieros de Andalucia, Eusebio Ruiz, se manitestaria lo siguiente (31): “Descripcién: Consiste el reducto en un empla- _zamiento trapecio cono de 36 varas de su mayor lado que hace frente a lo septentrional en el qual tiene la bateria de un grueso parapeto algo convexo hacia dentro a meriones con cuatro embrasuras que se dir- gena batirlas alturas al N y O de Tarita, e igualmente descubren la despegada playa de este ultimo rumba, ypor la derecha del dicho parapeto que hace chaflén, en su extremo hay otra embrasura dirigida en lo posi- ble al E, siguiendo por lo demas a cerrar con un sen- cillo muro, escarpado su contorno. En lo que corres ponde a la bateria o frente principal tiene corrido un foso de 6, 8 y hasta 11 varas de ancho, con 10 de profunde, y en la vuelta por la espa y pie del escar- pado hace e! cerro otra planicie o falda, circuide {ro- deada] con un segundo muro, concluyendo hacia el S ‘con una bateria de herradura a barbeta dirgida al arre- anta Catalina. ‘Vistas de las obras de Tarifa”. 1691. 13 26 1/3 varas de altura sobre e! nivel ordinario del mar; de alll se le tue re- bajando 3 varas 1 pie a figurar el pa- rapeto y banqueta de la bateria dejéndole el posible ensanche al emplazamiento; al frente se abrio e/f080 ‘angular y por la espaida se cort6 la escarpada de 6 1/2 varas franca sobre una ancha meseta que ahora su- pone la altura del cerro de 15 varas 2 pies sobre el mar, cercado de un bajo muro y en el mismo plano del lado hacia la isla se hizo la citada bateria a barbe- ta, detrés de la cual esté minado en la antedicha escarpa un cuerpo de guardia y la subida por escale- raa_la dicha baterfa; quedando por vitimo que decir serd de 120 varas el mayor eje o didmetro de la base del referido cerro. ‘Observaciones: De lo expresado se deduce que la bateria de Santa Catalina esta a 22 varas 6 pulga- das sobre el nive! del mar y por consiguiente 4 varas 6 pulgadas més elevada que la muraila de este lado de la plaza, aunque no dirige a ella sus fuegos y si bien bate ésta las antedichas alluras a 1500 varas de suirente y desde 26 2 40 varas sobre el mismo nivel, tiene no obstante el defecto que atin en la mayor de- presién de punteria dejard cublerto de sus tiros una gran parte de terreno como de 50 varas desde el pie delcerro, ‘A més tiene este a su inmediacién hacia la plaza otros dos montecitos llamados el uno de San Telmo y el otro de San Sebastian, el primero en ais- tancia como de 200 varas y con 10 de altura sobre e! alineamiento a la puerta del Mar, y el segundo distan- te 400 varas hacia e!N y con 18 de alto, ambos aunque PATRIMONIO. no le tienen dominacién son de bastante estorbo a sus visuales y todos son de resguardo a un invasor, por lo que se hace preciso allanar los dos dichos montecitos dejar mas escarpado e! frente de la baterfa’. Por otro lado, atin desconociendo la fecha del mismo, para cuando la Comisién del Proyecto de Vi- gilancia y Defensas de las Costas de! Reino (32) re~ dacté su parecer sobre la importancia y defensa de la plaza e isla de Tarifa, el reducto de Santa Catalina permanecia sin variacién, siendo descrito, casi en los mismos términos que Sierra, como sigue: su forma es cuadrilétera irregular e! lado norte se extiende 50 varas, y esta coronado por un parapeto algo céncavo con 4 carioneras cuyos fue- {gos se dirigen sobre las alturas que se encuentran al Norte y Oeste de Tarifa, y sobre la playa de este ut ‘mo rumbo. El lado oriental tiene 11 varas de longitud y est4 coronado también por un parapeto que forma con el anterior un éngulo muy obtuse. Tiene abierta una cafionera en direccion de la playa que se encuentra delante. Los otros dos frentes, que cierran la gola por las partes Sur y Occidental, estén formados por mu- ros aspillerados de 50 varas de longitud el 1%, y 20 el 22. La altura de esta obra es de 22 varas sobre el nivel del mar, y domina en 4 a las murallas de la Ple- za de Tarifa y en 5 a las fortficaciones de Ia Isla. Al pie de fos indicados mures aspillerados, corre un es~ carpado que se levanta sobre una meseta, que pre- senta e! mismo cerro, 6 varas mas baja que la altura de su cumbre. La cresta de esta meseta se encuen- tra coronada por un segundo muro aspillerado que termina por el Sur Oeste en una bateria de herradura a barbeta, cuyos fuegos se di- rigen sobre el arrecife que con- duce ala Isla y sobre los fon- deaderos colaterales. La entrada al reducto desde esta bateria tiene lugar por una puerta, establecida en el mencionado escarpado que Pertenece a un cuerpo de guar- dia socavado en la misma co- lina; desde alli se pasa a una escalera, construida de mismo modo que desembarca en e! pavimento del educto. Un foso bastante profundo, de 6 a8 y hasta 11 varas de anchura guarnece os frentes Norte y Este de las obras de que trata- ‘mos; los otros dos lados care- amorée cen de foso. ALJARANDA Elobjeto de este reducto es privar al enemigo de la dominacion que ejerce el cerro de Santa Catali- rna sobre fa plaza e isla de Tarifa; proteger la retirada de fa quamicion de aquella Plaza en el extremo caso de verse precisada a abandonarla refugiéndose en la Isla, y batir las alturas inmediatas, puntualmente las playas y fondeaderas contiguos. La situacién es bue- napara elefecto y se encuentra en mediano estado de conservacién, igualmente que las demas obras de la {sla aunque necesita reparos de alguna consideracion’. Sin embargo, pese a lo manifestado por ultimo y.@ que hasta la fecha el reducto habia sido conside- rado como muy eficaz en la defensa terrestre y mari: tima de la posicién de Tarifa, a Comision encontraria varios vicios que debilitaban su propia defensa hasta el extremo de opinar que no podria resistir un ataque brusco. Asi, tras comprobarse tanto la carencia de fuegos en la falda del cerro, en su foso y en la propia escarpa, como la existencia a tan s6lo 196 varas del frente de la bater'a de otra colina, la de San Telmo (de 70 varas de longitud, 40 de latitud y 10 de altura so- bre el nivel-del mar), detras de la cual el enemigo podria organizar su columna de ataque “..cubierto completamente de los fuegos de la obra, para asal- tarla con rapidez, sin mas exposicin que la del poco fuego que sutriria en su breve trénsito hasta aproxi- marse al pie del cerro de Santa Catalina’, parecia claro que una vez apoderado el enemigo de Santa Catalina conseguiria dominar completamente elinte- rior de la plaza y de Ia isla, razén por la que finalmen- te se consideré lafortficacién existente mas perjudi- cial que util para la detensa de ambos puntos (33). Por todo, en el proyecto redactado para Tarifa EI Fuerte do Santa Catalina mirado por su gola, al fondo la ciudad de Tarifa. Dibujo de P. "Vistas de las obras de Tarifa". 1831. R.B. Sign. 1721. Fol. 3r. Patrimonio ALJARANDA se supeditaria la mejora det débil sistema defensivo de la isla de las Palomas aa propia utilidad de Santa Catalina, de forma que la Comisién concluyé su infor- me manifestando la necesidad de construir en la pri- mera un fuerte ordinario acompariado de un reducto de seguridad acasamatado, contemplando para ello el aprovechamiento de los materiales quo produjera la completa demolicién del de Santa Catalina y ol desmonte del cerro en que estaba construido, cuya altura debia rebajarse 10.6 12 pies. REFERENCIAS Y BIBLIOGRAY (1) Este articulo se corresponde con el toxto dela conte Tencia que organizeda por la Asociacién "Mellaria’ pro- nuncié el autor el dia 20 de julio de 2001 en el salén rojo del Casino Taritero, (2) NAVACERRADA, M. do. “Descripcién de fa plaza de Tarifa’ Tarifa, 10 do febrero de 1771. Servicio Histérico Milter - Coleccién General de Documentos (en adelante S.H.M). n° 3795. Sign 3-5-9-9, Fol. 41 (8) “Sobre ol establecimienio de! lazareto en Santa Cata- lina. Ao 1768", Archivo Particular de Sebastian Trujillo Martinez (on adelante A.PS.T), (4) ESPINALT. "Vista de Tarifa (178-1800)". Biblioteca Nacional. Sign. Gm-M14. (6) "Copia do la Relacién que remitié Dn. Antono Manzo 4 la Corte desde su comando en ef Campo de Gibraltar ‘on fecha 12 de julio de 1762". §.H.M.n® 3796. Sign.25- 9.9. Fol.7¢ (6) "Sobre la conduccién de caitones a la Plaza de Tar- fa’, Puerto de Santa Maria, 13 de diciembre de 1770. Archivo General de Simancas (en adelante A.G.S.). Gue- rra Moderna. Legajo 3632. sf (7)1 vara = 08959 m. (@) “Sobre reparos en el Almacén de Pélvora de Santa Catalina de a Plaza de Tarifa”. Sevilla, 21 de septiembre do 1771. AGS. Guerra Moderna. Legalo $268. si. (9) “Sobre comunicacion del Cabildo al Cte. General dol Campo. Ao 1780". APST. (10) "Acuerdo de la Comisién encabezada por el Inge- nero Jefe Manuel de Navacerrada’. Tarifa, 22 de marzo de 1771. S.HM, Sign 3-5-0-9, Fol. 60. (11) MUNOZ CALVERA, T. "Proyecto para la formacin de un puerto en Tarifa" Gadi, 25 do abril de 1792. Real Biblioteca, Sign. I/ 182. Vol IV.p.80v. (12) bidem. p.63v. (13) 1 pio = 03048 m (14) YRAURGUI, E. “Diario de las operaciones de fa Div- sion Expedicionaria al mando del mariscal de Campo Don Francisco de Copons y Nava... Vic: Imprenta del Primer Ejereito a cargo de Antonio Brus. Afio 1814. Bi- blioteca del Palacio Real. Sign Vil / 15829. p. 70. (18) PATRON SANDOVAL, J. A. "La guarnicién briténica de Tarifa durante la Guerra de fa Independencia (1810- 1813)’. Actas de las VI Jomadas de Historia del Campo de Gibrater. Almoraima, n° 25. Algeciras. 2001. p. 30. (10) Fajina; haz de ramas de que se servian los ingenie- ros militares para varios usos. 15 PATRIMONIO (17) EGUIA, N. de. “Estado de defensa de la plaza de Tarif’. Tarita, 7 de junio de 1812. Servicio Geogratico del Ejercito (en adelante S.G.E.). Sign. C-60.n° 22. sf. (18) "Reconocimianto dela costa de Levante, desde Oéciz hasta ol contin de Granada’. 6 de febrero do 1815. S.H.M. n° 3774, Sign. 345-68. Rollo 34 (19) ‘Plano de Tarifa y su ysla unida al Continente por ‘medio de la obra que ha executado el Yntendente hono- rario de Exercito y Cénsul General de S.M. en Marrus- cos”. Madtid, 27 de febrero de 1818. Archivo General Mi- litar de Segovia (en adelante A.G.M.). Seccién 3°. Divi- sion 3*. Legajo 91. (20) MEDRANO, L. y PIREZ, J. ‘Discurso y Proyecto de Jas defensas de la Plaza de Tarifa, su isla unida y de sus dos fondeaderos”. Tarifa, 5 de julio de 1818. S.H.M. 1°3796, Sign. 3:5-8-10. Rollo 34. (21) Ibidem. Fol. 4 (22) Sin proteccién lateral ni trasera, es decir, protegidas tan sélo por un parapeto liso corrido que facilta el giro de las piezas a la vez que amplia la zona que pueden batir. (23) Véase también SAEZ RODRIGUEZ, A. “Un proyecto para la defensa de Tarifa y su isla en 1816 (I y Il)" ALJARANDA, 23. Tarifa. Diciombro, 1996 (pp. 10.a 14) y ALJARANDA, 24. Marzo, 1997 (pp. 15 a 19). (24) PIO DE LA CRUZ, J. y ESPARZA, A. “Memoria des- Griptiva de la posicién militar del Campo de Gibraltar se- gun existia en su mejor estado de defensa y el modo en que se halla al presente”. Algeciras, 26 de abril de 1826, S.H.M. n? 3799. Sign. 3-5-9-13, Fol. 4r. Corregimos el error de traseripcién cometido en la fecha de la real orden por ‘SAEZ RODRIGUEZ, A. en "Un nuevo documento sobre el témbolo de Tarifa”. ALJARANDA, 40. Tarifa. Marzo, 2001 Nota 5. p.9. (25) “Expediante Personal de Antonio Gonzélez Salmén". AGM Célebres. Caja 071. Leg. G-11. Fols. 14 15. (26) lbider. Fol.16. (27) lbidem. Fols. 25 a 27. (28) tbider. Fols. 37 41 (29) tbidem. Fols. 28 a 32. (30) SERRALLACH, F. “Raconocimiento de la plaza e isla de Tarifa y dictamen del grado de defensa que deben proporcionar las obras existentes...”. .H.M. Sign. 3-5-8- 12. n® 3798. Rollo 34. (31) SIERRA, J. de. ‘Visita de las plazas, castillos, puer- tos fortiicades, torres de costa y edificios afoctos en que ‘se manifesta su situacién, estado e Importancia con las observaciones que esto ofrece”. SHIM. Sign. 3-5-1-7. Rollo 82. Fols. 89r. a 90r. La descripcién aparece copiada lte- ralmente on RUIZ, E. "Visita de las fortiicaciones y edif- cios militares dl Distrito de esta Direccién Subinspeccién, con expresion del estado en que se encuentran y repa- ros que se necesiten’. Sevila, 6 de marzo de 1841. SH.M. Sign. 3-5-1-8. Rollo 32. Fols. 43r.a 45v. (82) “Parecer de la comisién del proyecto de vigilancia y defensas de las costas del Reino, sobre la importancia y defensa de la plaza 0 isla de Tarifa” (incompleto en su principio y fi). S.H.M.n® 8766. Sign.$-5-10-21. Fols. 10r. attr, (83) Ibfctem. Fol. 19v.

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