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Edgar Bueno en Perspectiva
Edgar Bueno en Perspectiva
Bueno
en
perspectiva
COLECCIÓN APUNTES DE DISEÑO
EDGAR BUENO EN PERSPECTIVA
ISBN –978–958-44-2305-4
DIRECTOR
Jorge Vergel Ángel
GERENTE DE MERCADEO
Catalina Varela Villota
COMITÉ EDITORIAL
Jorge Vergel Ángel
Catalina Varela Villota
Andrés Barragán Montaña
Davián Martínez Ribón
DIRECCIÓN EDITORIAL
Davián Martínez Ribón
Andrés Barragán Montaña
Francisco Barragán Valencia
INVESTIGACIÓN
Mario Alberto Domínguez Torres
DIRECCIÓN DE ARTE
Davián Martínez Ribón
IMPRESIÓN
Panamericana Formas e Impresos S.A.
FOTOGRAFÍAS
Davián Martínez Ribón
FOTOGRAFÍAS ADICIONALES
Edgar Bueno Tafur
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL, DENTRO Y FUERA DEL TERRITORIO DE
COLOMBIA, DEL MATERIAL ESCRITO Y/O GRÁFICO SIN AUTORIZACIÓN EXPRESA DE KASSANI DISEÑO S.A.
LAS IDEAS EXPUESTAS EN ESTE LIBRO SON RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DEL AUTOR.
Contenidos
dibujo…
Presentación
Tras 50 años de trabajo, Edgar Bueno ha consolidado un legado impresionante en el ámbito
arquitectónico: sus obras y sus dibujos han dejado su impronta indeleble en varias genera-
ciones de profesionales que lo han conocido como profesor, colega o amigo. El presente libro
constituye un homenaje a su vida, obra e imaginación.
La mejor manera de abordar el trabajo de Edgar Bueno es a la luz de sus dibujos. Es por ello
que este proyecto editorial se concentra en tres grandes períodos de su producción gráfica;
su vinculación con Obregón y Valenzuela, la conformación, junto con Rafael Obregón hijo, de
Obregón Bueno y, finalmente, la creación de su propia firma de arquitectos: Bueno y Cía. Cada
una de estas etapas demuestran con creces el papel determinante que el dibujo puede –y
quizás debe– jugar en el proceso de diseño de cualquier arquitectura.
Entre los dibujos seleccionados predominan las perspectivas, pues dan cuenta de la asombro-
sa habilidad de su autor y constituyen un registro de gran valía para los profesionales y estu-
diosos del dibujo arquitectónico; junto a ellas aparecen bocetos artísticos y dibujos de viaje,
documentos elocuentes a propósito de la manera como Bueno conjuga las miradas artísticas y
arquitectónicas en pos de un proyecto de diseño integral. Cada una de sus piezas cuenta una
historia: una historia de creatividad, rigor, maestría y, ante todo, deleite por los problemas del
espacio y su relación con el hombre.
Es un honor para Kassani Diseño publicar “Edgar Bueno en perspectiva” a modo de homenaje
para su protagonista, cuya particular visión de la arquitectura, en la cual el dibujo no sólo es
un recurso sino un modus vivendi, constituye una contribución invaluable al oficio y un aporte
fundamental a la memoria colectiva de Colombia.
Esta publicación es la primera de una serie llamada “Apuntes de diseño”, en la que se celebra-
rá el aporte de aquellas personas que, como Edgar, han dedicado su vida a la creación: en una
época y en un contexto en donde los héroes no abundan, Kassani Diseño quiere reconocer la
trayectoria y el esfuerzo de aquellas personas que han hecho la diferencia y que han mejorado
nuestra calidad de vida desde los ámbitos del diseño y del arte.
arquitectura,
inicios
El norte de los 50 años de carrera profesional Todo empezó en el colegio, cuando cursaba pedían ayuda con los bocetos de anatomía,
de Edgar Bueno es el dibujo. Ha sido el punto sus estudios secundarios en la Universidad él asumía el reto con entusiasmo, pues para
de referencia para su trabajo, su forma de Libre de Colombia y sus primeros dibujos co- él el dibujo no representaba ningún esfuerzo
enseñar, su visión de mundo, su concepción menzaron a llamar la atención de todos. Sus y, por el contrario, le parecía divertido. Las-
del espacio y su pasión. Hoy, a pesar de su cuadernos de biología, por ejemplo, eran es- timosamente esos primeros trabajos no se
amplia trayectoria y experiencia, más que un pectaculares: las imágenes las tomaba de la conservan, ya que algunos se perdieron en
trabajo, considera al diseño como un diverti- enciclopedia de un amigo y las pasaba a su los múltiples trasteos que ha hecho a lo lar-
mento al que podría dedicarle días enteros. cuaderno. Esta habilidad también le permitió go de su vida y otros se quedaron en manos
hacer algún dinero; cuando sus amigos le de sus profesores.
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Rincón sabanero.
1947. Acuarela sobre papel de acuarela. 17x13 cm.
“Es mi primera acuarela, la realicé cuando contaba con
apenas 15 años. En ella ya se advierte mi interés por
representar espacios arquitectónicos. De no ser por mi
mamá, quien guardó y enmarcó la imagen, este boceto
se habría perdido”.
En su época de bachiller Edgar tenía dos Cuando comenzó sus estudios sólo existían sus amigos le pedían ayuda con sus dibujos.
amigos del barrio que estudiaban arqui- tres facultades de arquitectura en Bogotá, Mientras Edgar se encargaba de los bocetos
tectura en la Universidad Nacional de Co- las de las universidades Nacional, Javeriana a mano alzada, los compañeros con los que
lombia. Aunque tenía inclinaciones por la y Los Andes, lo que hacía que los alumnos solía trabajar se encargaban de los planos
medicina, las planchas de los talleres de de las tres instituciones se conocieran y en- hechos con instrumentos o de las maquetas.
diseño de aquellos y su asistencia, cada tablaran diálogos entre ellos. Eso hizo que No obstante, más que réditos económicos,
vez más asidua, a recitales, conciertos y se repitieran las historias colegiales: Edgar estos “trabajos” le demostraron su pasión
exposiciones cultivaron en él una pasión Bueno comenzó a ser reconocido por su de- por la enseñanza y la necesidad de asumirla
por la cultura y, más concretamente, por el dicación y por la calidad de sus bocetos ar- como parte de su proyecto de vida.
dibujo y la arquitectura. quitectónicos, razón por la cual muchos de
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Bodegón cubista.
1959. Óleo sobre lienzo. 60x40 cm.
“Esta obra es, ante todo, un ejercicio compositivo en
el que exploré la relación entre las figuras y el color de
las mismas. Lo más importante era lograr una claridad
en el dibujo”.
En la Universidad Nacional corrió la suerte de
tener como maestros a profesionales de gran
relieve, que llegarían a convertirse en sus
mentores: Guillermo Bermúdez, Bruno Violi y
Fernando Martínez fueron algunos de ellos.
Estos arquitectos, unos de los más recono-
cidos en el medio y todos grandes dibujan-
tes y excelentes personas, fueron quienes le
transmitieron a Edgar la pasión por su oficio y
le enseñaron a concebir el espacio y a nunca
desligar la práctica de la teoría.
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Cristo cubista.
1954. Témpera sobre cartón. 70x50 cm.
Seducido por la capacidad de abstracción de Picasso,
Edgar hace acopio de las técnicas cubistas para repre-
sentar a Cristo en la cruz. El contraste entre fondo y
figura y el uso de colores llamativos resaltan la imagen
del personaje.
Centro cívico para Bogotá.
1956. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
70x100 cm.
El centro cívico para Bogotá fue el proyecto que Edgar
Bueno realizó en el último año de arquitectura en la
Universidad Nacional. El complejo de edificios revela
un estilo moderno, dominado por volúmenes marcados,
grandes rampas y amplios espacios para caminar. Como
tal, el Centro se proyectó con la idea de generar un
punto de encuentro y de convivencia para la ciudad, así
como un lugar para la representación ciudadana.
Manglares.
1954. Acuarela sobre papel de acuarela. 50x35 cm.
“Una vez estuve de paseo por el Pacífico y me llamó la
atención la retirada del agua de la costa: ese ir y venir
constante de la pleamar y la bajamar, ese esparci-
miento cíclico entre la marea y la playa. Era hermoso
contemplar la manera como las raíces de los manglares
quedaban sumergidas en el agua debido al influjo de
las fuerzas de la naturaleza”.
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IIParte
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Obregóny
Valenzuela
La Oficina
Cuando cursaba el quinto año de la carrera,
Edgar Bueno gozaba de tal reconocimiento
que el propio Rafael Obregón lo llamó a su
casa. El arquitecto fundador de la firma Obre-
gón y Valenzuela, la única que por ese en-
tonces se dedicaba al diseño arquitectónico
–otras firmas como Cuéllar Serrano Gómez o
Esguerra y Pizano se dedicaban más que todo
a la construcción–, necesitaba un dibujante
de apoyo que reemplazara al de planta, que
estaba enfermo, y que terminara los dibujos
para un proyecto que debía presentar a los
pocos días.
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La ciudad imaginada I.
1959. Crayola sobre papel bond 90 g. 50x70 cm.
La técnica con la que Edgar hizo esta imagen fue la
misma con la que elaboró la serie de dibujos que des-
embocaría en su llegada a Obregón y Valenzuela.
En los dibujos de las ciudades imaginadas,
Edgar explora lo infinito y lo imposible, la
relación entre volúmenes, la escala de los
mismos, los distintos juegos compositivos y
los planos arquitectónicos. Los lugares que
representa se disponen al observador como
espacios fugaces de distracción y diversión.
Estas imágenes recrean una ciudad distinta y
le dan un rostro diferente a la misma, donde
el hombre puede relacionarse con el otro y de
esta manera construir el espacio que habita.
También revelan la relación entre realidad e
imaginación y entre vida y fantasía.
En esta última institución se encontró en la necesidad de realizar algún tipo de trabajo inves-
tigativo que le permitiera vincularse como profesor asociado. Fue entonces cuando comenzó
a estudiar la manera como se había dibujado la arquitectura a lo largo de los tiempos y a
explorar el papel del dibujo arquitectónico en todos los estados de los proyectos de diseño.
Edgar se concentró en los casos de grandes arquitectos como Piranessi, Mayer, Le Corbusier
y Rossi y analizó el modo en que partían de la grafía para explicar el objeto urbano que iban a
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construir. A la luz de este análisis, el dibujo se erigía como una herramienta fundamental para
todo arquitecto que buscara una nueva visión del espacio.
De esta titánica tarea de investigación surgió un libro que exploraba el mundo del boceto
arquitectónico y que demostraba cómo todo gran artífice de esta disciplina también dibuja: al
hacer un recorrido por innumerables bosquejos, tanto propios como ajenos, el texto plasmaba
la relevancia de la grafía, más como herramienta expresiva que como técnica, y celebraba su
importancia y belleza.
En más de una ocasión Edgar Bueno ha declarado a Rogelio Salmona como el gran arquitecto
de Colombia. Ha señalado, así mismo, que lo que le mereció este lugar de honor fue la escuela
en la que se inscribió. Debido a los disturbios generados en el 9 de abril de 1948, Salmona
salió del país con su familia y viajó a Francia. Una vez allí ingresó al taller del famoso arqui-
tecto Charles-Édouard Jeanneret-Gris, Le Corbusier. Lo importante de esta etapa en la vida de
Salmona –señala Edgar– es que todos los fines de semana el maestro francés llevaba a sus
estudiantes a pintar, a fin de que afilaran su percepción del espacio. Esta actividad le sirvió
al arquitecto colombiano para comprender su oficio y su quehacer, pues en aquella escuela la
arquitectura, las proporciones, la armonía, el ritmo y la plasticidad sólo se podían aprehender
y concebir a través del dibujo.
Germán Samper también fue alumno de esta escuela. En varios de sus libros sobre arquitectu-
ra y urbanismo –por ejemplo, en “Recinto urbano: la humanización de la ciudad “o “La arqui- 25
tectura y la ciudad: apuntes de viaje”– se vale de croquis, apuntes de viaje, notas y bocetos
para explicar los problemas que le atañen. En su caso, el dibujo es el medio a través del cual
ejemplifica las tipologías o los recintos urbanos a los que hace referencia.
En su carrera como arquitecto, Edgar Bueno ha sido influenciado por varios dibujantes: Le
Corbusier, Rossi, Aalto son algunos de sus referentes. Sin embargo, quienes realmente lo
inspiraron en su trabajo fueron maestros del dibujo como Helmut Jacobi o Paul Stevenson
Oles. Ellos le enseñaron a componer un cuadro, a enmarcar y a encuadrar una imagen, a vis-
lumbrar los lugares donde la arquitectura pasa desapercibida y, lo que es más importante, a
proyectar las maneras como el hombre puede vivir en los espacios construidos. Es decir, estos
mentores le enseñaron a enfocar la arquitectura y a diagramar la perspectiva con la que se
muestra lo construido. De Oles también heredó algunas técnicas, pues sus libros didácticos
enseñan principios elementales de perspectiva y técnicas novedosas. A través de ellos Edgar
Bueno entendió que en el dibujo no importa tanto lo que se muestra, sino el modo en que se
lo muestra, pues lo primero sólo revela planos del espacio, mientras que lo segundo plasma
las dimensiones del mismo.
Seguros Bolívar,
su primer hijo
El proyecto del período en Obregón y Valenzuela que Edgar Bueno recuerda con mayor cariño
es el de Seguros Bolívar en Cartagena. Esta obra, que enmarca la entrada a Bocagrande, fue
el primer edificio en el que participó de manera completa: además de estar al frente de la
parte de diseño, se encargó de resolver los problemas arquitectónicos que suelen surgir en
obras de esta envergadura. La idea era hacer un área comercial en los primeros pisos que
incluyera un auditorio y un supermercado, y unos apartamentos dúplex en los pisos de arriba,
a semejanza de los realizados por Le Corbusier para la unidad habitacional de Marsella. El
área comercial contaba, además, con una piscina con deck de madera y un amplio espacio de
recreación para niños. Seguros Bolívar, Bocagrande, Cartagena.
1968. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
100x70 cm.
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Para Bueno este edificio es su hijo mayor. Se- Para el momento en que se construyó, el Seguros Bolívar, Bocagrande, Cartagena.
1968. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
gún él, es una obra que se ve muy bien, pues proyecto fue el primero en la zona y con su 100x70 cm.
sobresale por su calidad entre los edificios de propuesta formal señaló lo que debió haber
Bocagrande: se diseñó con amplias zonas de sido el desarrollo posterior del sector de Bo-
circulación y con unos apartamentos de muy cagrande. Desafortunadamente, este modelo
buenas dimensiones, tanto en planta como no se siguió. Para Edgar, otra habría sido la
en altura, que tienen una espectacular vista suerte de estos terrenos si se hubieran adop-
al mar. Es, en suma, una obra que partió del tado las directrices que señalaba el proyecto
entendimiento de la arquitectura moderna. de Seguros Bolívar.
Después del edificio de Seguros Bolívar co-
menzó una etapa bastante productiva para
Obregón y Valenzuela y, por supuesto, para
Edgar Bueno, con proyectos como el concur-
so de la Flota Mercante Gran Colombiana, los
edificios de la Calle 62 y Colpatria y la urbani-
zación de San Fasón.
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Los constantes viajes a Cartagena, tanto por Edgar detener su mirada sobre los barrios de la Calles de Cartagena I.
1975. Plumígrafo sobre papel de mantequilla 60 g.
asuntos de la oficina como para supervisar ciudad y centrarse en la manera como las calles y 15x10 cm.
las obras en las goletas, le permitieron a el puerto de “La ciudad heroica” cobraban vida.
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Para Edgar todo está relacionado con la pintura. No en vano, señala a Miguel Ángel como
uno de los más grandes genios de la humanidad, pues, según él, este prodigio, que había
dedicado el grueso de sus 89 años a su oficio, proclamaba que el arte le permitía enriquecer
las experiencias del hombre y comprenderlas en el espacio.
De otro lado, las abstracciones en las representaciones de Mondrian le han permitido partir
del acto compositivo para establecer las relaciones entre las partes y el todo del alzado del
edificio. Adicionalmente, las retículas de los cuadros del holandés le han servido para pensar
las fachadas y entender que todo parte del rectángulo áureo.
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Finalmente, el arte ha tenido gran importancia para Edgar en la medida en que le ha servido
Balcón a la ciudad.
para entender el sistema de proporciones de los espacios que proyecta y le ha dado la posibili- 1975. Témpera sobre tabla. 80x200 cm.
dad de explorar otros ámbitos de la expresión gráfica. A lo largo de su vida, Edgar ha trabajado
Ventana al campo.
con acuarelas y óleo, ha estudiado las relaciones entre forma y figura a partir de grafismos, 1975. Témpera sobre tabla. 80x120 cm.
ha imaginado ciudades y se ha deleitado haciendo dibujos de Cristo o de gatos. De otra parte,
sus viajes le han permitido entender las proporciones armoniosas inherentes a la arquitectura
y a la naturaleza y comprender aún mejor la esencia de sus diseños.
Tan importante es la relación entre arte y arquitectura para Edgar, que hasta la remodelación
de su hogar, hecho que ocurrió hace varios años, se convirtió en una oportunidad de explo-
rarla. Aprovechando la perspectiva que le daba el corredor que llevaba al baño, compuso dos
cuadros que plasmaban una ilusión óptica a partir del espacio en el que fueron pintados:
“Balcón a la ciudad” y “Ventana al campo”. El primero lo realizó desde la puerta de acceso
al baño y el segundo, desde otra interior. Las piezas crean la ilusión de dos ambientes distin-
tos, pues la perspectiva de ambas representaciones coincide con la del espectador. Además,
plantean un juego llamativo que incita a recorrer el espacio imaginado.
Gatos
Dios hizo el gato para
ofrecerle al hombre
el placer de acariciar un tigre
–Víctor Hugo
Uno de los pasatiempos de Edgar Bueno es dibujar gatos. Lo que le llama la atención de ese
animal, importante en culturas como la egipcia y la asiria, es su cuerpo escultórico: los movi-
mientos plásticos de sus desplazamientos, de caminar pausado y agazapado, lo convierten en
un modelo ideal para el dibujo. Además posa constantemente para los espectadores: de una
manera teatral merodea y luego se queda quieto, hasta el punto en que es imposible ignorarlo
o abstenerse de dibujarlo. Para Edgar los gatos son la encarnación de la elegancia y la dis-
tinción. Esta serie de dibujos da cuenta de su capacidad para captar la esencia de animales
con sus trazos, lo que en la época del colegio le mereció que algunos de sus profesores se
quedaran con sus bocetos de zoología. La mayoría de las piezas que elaboró a propósito de
estos animales ha sido regalada.
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Continúa la
1976. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
45x100 cm.
Ubicada en el sector de San Diego, en el centro Inter-
nacional, la Torre Colpatria es el edificio más alto de
arquitectura
Colombia y uno de los iconos de la ciudad de Bogotá. La
torre la diseñó Obregón y Valenzuela y la construyó la
firma Pizano, Pradilla, Caro y Restrepo.
Este constante diálogo entre el arte y la arqui- con el espacio interior del edificio. El arte
tectura precipitó un nuevo marco de trabajo le había enseñado las proporciones y Edgar
para la producción en Obregón y Valenzuela, quería buscarlas en el espacio habitacional
dentro del cual buscaría un contacto mayor del hombre.
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Dibujo. Machu Pichu, Perú.
1981. Carboncillo sobre papel bond 90 g. 35x43 cm.
“Las terrazas donde los Incas tenían sus cultivos
demuestran su increíble entendimiento del espacio y de
la naturaleza”.
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Obregón
Bueno
Obregón y Valenzuela, fundada por Pablo Va-
lenzuela, Rafael Obregón, José María Obre-
gón y un puñado de arquitectos y dibujantes,
fue por muchos años la única empresa dedi-
cada enteramente al diseño. Sin embargo,
la compañía comenzó a perder fuerza tras la
muerte de Rafael.
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Proyecto San Fasón, Bogotá.
Vista aérea.
1981. Lápiz sobre papel de mantequilla 60 g. 25x30 cm.
Hacia 1980, la zona que quedaba sobre la actual Calle
19 con Carrera 22 era una bolsa de terreno que se podía
convertir en un espacio de desarrollo urbano para la
ciudad. Por esta razón se decidió hacer un conjunto de
apartamentos que le diera movilidad a este territorio.
43
Sobre el
comercio
Cuando Obregón Bueno nació, surgió la idea
de adelantar una nueva investigación de la
mano de los proyectos que la firma empezaba
a desarrollar. Al igual que cuando estudió la
manera como los arquitectos más renombra-
dos se acercaban al proceso de diseño a la
luz del dibujo, en esta ocasión Edgar explo-
ró el mundo del comercio para entender la
naturaleza de los espacios dedicados a esta
actividad. De forma semejante, exploró el
proceso de intercambio como eje rector en el
44 desarrollo de la ciudad. La base de su estu-
dio la conformaban sus propios bocetos, que
quedaron registrados en un libro.
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Dibujo. Venecia.
1983. Carboncillo sobre papel bond 90 g. 35x43 cm.
“Venecia es como la pintan, una ciudad de canales y
agua. Una villa que permanece no sólo sobre el Mar
Adriático, sino en el tiempo. Sus imponentes arquitec-
turas hablan del esplendor de una época y del brillo de
su pasado”.
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Dibujo. El Partenón.
1983. Carboncillo sobre papel bond 90 g. 35x43 cm.
“Nada resulta tan impresionante en la arquitectura
occidental como contemplar en vivo el edificio que un
día reconstruyera Pericles”.
El dibujo de esta obra le representó un gran
reto, pues en ese momento la escena esta-
ba llena de turistas y era difícil abstraerse
para contemplar el monumento. A semejan-
za del grabadista italiano Giovanni Battista
Piranesi, quien a mediados del siglo XVIII
emprendió la labor de reconstruir a Roma en
grabados, Edgar optó por limpiar el contexto
y sacar todo aquello que perturbara la ex-
periencia poética del templo griego: decidió
excluir a los turistas y realzar la belleza de
las columnas dóricas del Partenón. Con unos
cuantos trazos esbozó las claves de los cáno-
nes griegos.
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Dibujo. Atenas.
1983. Carboncillo sobre papel bond 90 g. 35x43 cm.
“Una ciudad de ensueño: cuando llegas por mar, lo
primero que contemplas es la grandiosidad de la
Acrópolis”.
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Lago Country Club, Cali. Proyecto. Sede principal.
1988. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
70x100 cm.
“Lo importante era mostrar el ambiente que disfru-
tarían los usuarios del club. El dibujo plasma esas
simulaciones”.
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Flechas.
1984. Vinilo sobre madera. 56x56 cm.
“Lo agradable de este dibujo es la supraposición de
Grafismos
flechas. El observador se puede distraer buscando todas
las que se pueden encontrar en el cuadro. Mi intención
era hacer un diseño sugestivo, que invitara al especta-
dor a vivir un momento de esparcimiento”.
En paralelo con estos proyectos, Edgar inició Así mismo, estudiaba la relación entre las fi-
una serie de grafismos con el objetivo de es- guras y todas sus posibles combinaciones a la
tudiar el espacio figurativo del cuadro. En aras luz de sus contornos, sus escalas, su color y
de transmitir un mensaje, partía de un orden su ubicación dentro del plano compositivo. Se-
coherente que le permitiera disponer los ele- gún Edgar, estos ejercicios de diseño gráfico le
mentos pictóricos en una relación equilibrada. ayudan a configurar el espacio arquitectónico.
Arquitectura de lo imposible.
1985. Vinilo sobre madera. 56x56 cm.
Se trata de un juego dinámico con el espacio y con
el infinito que recuerda los grabados en madera y las
litografías de Maurits Cornelis Escher. Dependiendo
del punto de vista del espectador, el dibujo se presenta 53
como un objeto posible, pero en la medida en que
la mirada se desplaza se encuentra con la irrealidad
del mismo. Esta figura inverosímil, conformada por la
rotación de un cuadrado y la inserción de otro dentro
del primero, se recrea con colores sobrios que permiten
la transición entre los diferentes espacios.
Los centros
Centro comercial Paseo de la Quinta, Cali.
Perspectiva desde la Plaza del Café.
1987. Plumígrafo sobre cartón de dibujo. 25x35 cm.
“Al dibujar uno puede hacer algunas concesiones con
comerciales
miras a mostrar el espacio de mejor manera. Prueba de
ello es la línea negra de esta imagen, que es por donde
realmente iría el cielo raso y que no permitiría mostrar
nada más allá de sí misma”.
La etapa en Obregón Bueno fue una opor- Ibagué y Paseo de la Quinta, en Cali, traba-
tunidad de hacer nuevas cosas, sobre todo jó en proyectos importantes como Hacienda
porque le permitió a Edgar diseñar y construir Santa Bárbara y Parque Central Bavaria en la
centros comerciales. Tras las experiencias de capital del país.
los centros Belmira, en Bogotá, La Quinta, en
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La idea era que la ciudad siguiera viva después de las seis de la tarde, hora de salida de
las empresas. Por eso, en los pisos altos del complejo urbanístico se diseñaron unas áreas
de vivienda, al tiempo que alrededor de los
jardines se abrieron espacios para restauran-
tes con el objeto de mantener viva la zona
durante buena parte del día y de la noche.
Adicionalmente, se pretendía crear un par-
que público en esta área de Bogotá que res-
petara las proporciones del contexto. La solu-
ción consistió en construir un recinto urbano
que cobijara las actividades más importantes
del hombre: descansar, disfrutar y trabajar. El
proyecto se realizó en conjunto con el Taller
del Espacio Urbano, dirigido por Carlos Her-
nández y Eduardo Samper, aunque Obregón
Bueno no participó en la edificación de la
Torre Colseguros, una de las últimas etapas
del proceso.
60
Edgar
Bueno
El comienzo de su etapa
independiente
Para finales de 1997, Rafael Obregón comenzaba a cansarse de la situación en la que se en-
contraba la arquitectura. Aquellas épocas en las cuales el diseño primaba se habían termina-
do: para finales del milenio la arquitectura había pasado a un segundo plano y el protagonismo
lo había asumido la construcción. La acentuación de este fenómeno, que ya había contribuido
al ocaso de la firma Obregón y Valenzuela a comienzos de los años ochenta, continuó durante
los noventa y desencadenó la disolución de Obregón Bueno.
Después que se terminara esta compañía, Edgar emprendió la labor de montar su propia ofi-
cina. Para ese entonces toda la vida la había dedicado al diseño, razón por la cual siguió
el mismo camino en esta nueva etapa, durante la cual se convirtió en el dueño único de su
empresa. Ya era tarde para que Edgar empezara a construir. Igual, ese no era el rumbo que él
68 quería tomar: para él lo más importante era seguir dibujando y creando espacios habitables.
No en vano, todo lo que ha realizado a lo largo de su carrera profesional sigue en pie como
documento fehaciente de su compromiso con este ideal. Parque de la Cabrera, Bogotá. Propuesta de Pérgolas.
1997. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
40x70 cm.
“La arquitectura no podría existir sin el dibujo, pues
éste plasma la concepción que se tiene de ella”.
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San Victorino, Bogotá. Estado inicial.
1998. Lápiz prismacolor sobre papel de mantequilla 120 g.
24x70 cm.
“Me sentaba a mirar el espacio durante algunas horas
para después regresar a mi estudio a dibujarlo. La
verdad, el dibujo siempre se me ha facilitado y estas
imágenes son fruto de mi paciencia y de mi pasión”.
San Victorino, Bogotá.
Mirada hacia el Parque Tercer Milenio.
1998. Plumígrafo sobre papel de mantequilla 120 g.
25x35 cm.
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Para Edgar Bueno el dibujo ha sido el factor además de ser un medio de contarnos sus Para Edgar es claro que para ser un excelen-
decisivo en todos los logros de su vida. Gra- deseos, viven por sí mismos, tienen su pro- te arquitecto no se necesita ser un magnífico
cias a él ingresó a Obregón y Valenzuela y pia vida, pues han nacido llenos de la ener- dibujante, simplemente tener la claridad en
empezó su vida como docente. El dibujo le gía que necesitan para contar sus propias la grafía para poder explicar el espacio que
permitió comprender el mundo y convertirse historias y para enseñarnos a ver y a sentir se quiere construir. Lo que realmente importa
en los ojos de su primera firma y, posterior- la arquitectura y la vida”. es que haya expresividad y que el dibujo per-
mente, de Obregón Bueno. Además ha sido mita sentir al observador del boceto que es
un catalizador de aprendizaje, pues es una Puesto que el dibujo le permitió entender la parte de la representación. Los dibujos son
herramienta didáctica que al tiempo que en- proporcionalidad de los espacios, le sirvió un proceso determinante del diseño en cuan-
seña, revela cosas que por otros medios se- también para aprender a hacer las cosas bien. to que permiten vislumbrar lo que se piensa
75
ría imposible vislumbrar: puesto que permite Gracias a ello comprendió cómo los grandes construir y corregir, o arreglar lo que está mal
visualizar la vida del espacio que se diseña, maestros de la arquitectura, no sólo de la y explotar lo que está bien.
el dibujo arroja luz sobre la manera como un moderna, sino también de la arquitectura en
ambiente físico cobra vida en pos de la acti- general, escenificaban sus proyectos en la En el contexto del dibujo, la perspectiva es
vidad humana. plancha de dibujo. Pero esto sólo se entiende una herramienta de un alcance increíble: al
tras muchos años de estudio de esta discipli- posibilitar la ilusión de profundidad en un
Ramón Gutiérrez señala que los dibujos de na y de las múltiples formas de expresión de plano bidimensional, se convierte en un dis-
Bueno “comunican segmentos de una reali- la misma. En el caso de Edgar, este aprendi- positivo que activa la mente de quien está
dad compleja y múltiple (…), nos muestran zaje se complementó con el trabajo práctico, detrás del diseño. De esa manera, el dibujo
la perdurable riqueza de un oficio que ve gracias al cual pudo plasmar la teoría en una se convierte en un medio de exploración que
por nosotros y nos hace ver selectivamente hoja: en ella convergían la arquitectura y el permite cumplir con creces los objetivos de
aquellos rasgos sintetizados de sus emocio- dibujo, fenómeno que le enseñó a asimilar cada obra en particular.
nes. Además de hacernos ver lo que él ve, las proporciones y a educar el ojo.
Sobre el dibujo en computador
Gracias a que las computadoras permiten modelar proyectos en dos y tres dimensiones con
relativa facilidad, han adquirido un papel protagónico en el quehacer arquitectónico. Estas
herramientas constituyen, entonces, opciones viables para generar edificios descomunales
como el Guggenheim de Bilbao de Frank O. Gehry o las propuestas estilísticas de Saya Hadid
y de Daniel Libeskind que, de otra manera, serían difíciles de concebir. Sin embargo, aquí en
Colombia ese tipo de proyectos no son los que imperan. En tal medida, las computadoras no
están al servicio de exploraciones formales complejas, pero sí, en cambio, son usadas para
generar el edificio.
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En una época en que el diseño del proyec-
to arquitectónico no contaba, al menos aquí
en Colombia, con mayor infraestructura tec-
nológica, Edgar Bueno era una de las pocas
mentes capaces de proyectar una obra y
plasmarla en sus dibujos mediante pers-
pectivas, cortes fugados, axonometrías, etc.
El propio Rafael Obregón lo llamaba todo el
tiempo para pedirle que se imaginara cómo
iba a quedar un proyecto; Edgar tardaba ape- 77
nas minutos visualizando y representando el
espacio a partir de unas líneas básicas que Estudio Cabaña en Barú.
permitían comprender las dimensiones y el 1978. Plumígrafo sobre papel de mantequilla 110 g.
30x30 cm.
impacto de una construcción en la vida de
una persona.
Sin demeritar el valor que tiene el computa- de cortes, plantas y alzados para entender la una herramienta de expresión que de por sí
dor como herramienta, pues gracias a ciertos tridimensionalidad del edificio, hacen poco transcurre en el espacio, el dibujo computa-
programas especializados genera unas arqui- prácticas a estas nuevas herramientas. De rizado es apenas una exposición informativa
tecturas asombrosas, Edgar considera que otra parte, siente que el computador aplana que no conlleva una experiencia espacial.
emplearlo a la hora de proyectar las obras la práctica de la arquitectura, pues convierte
coarta la capacidad comunicativa de un di- todo en fórmulas y comandos, de manera que Todo esto precipita un enajenamiento del ar-
bujante: para él los computadores le quita- además de perder su capacidad imaginativa, quitecto frente a su oficio, que es cada vez
ron posibilidades expresivas al arquitecto. el profesional sacrifica la posibilidad de dis- más sistemático y técnico y menos intuitivo,
El hecho de no poder generar un espacio de frutar estéticamente de lo que está proyec- imaginativo y enriquecedor.
una sola vez, sin tener que apelar al diseño tando: mientras el dibujo a mano alzada es
El dibujo en Orlando, Florida
A lo largo de su vida como diseñador Edgar personas que iban analizando los bocetos
Bueno ha visto cómo la práctica del dibujo que cada diseñador producía. Sin contener
ha desaparecido y se ha quedado “obsoleta” su sorpresa, Edgar preguntó dónde estaban
frente a las nuevas tecnologías. Sin embar- los computadores y le respondieron que en
go, se ha encontrado algunos ejemplos que un cuarto aparte, pues no eran tan importan-
lo han alentado en su lucha por mantener tes para lo que hacían: sólo cuando concluía
viva esta disciplina. Uno de ellos se presentó el trabajo de dibujo se pasaba al del com-
en un viaje a Orlando, Estados Unidos. Allá putador. Semejante experiencia, entre otros
visitó una oficina de arquitectos que, en ple- episodios similares, parece demostrar que
no siglo XXI, todavía trabajaba con paralela y las generaciones venideras están retoman-
escuadra: su oficina constaba de un espacio do, poco a poco, el derrotero del dibujo como
amplio con unas 20 mesas de dibujo, alre- herramienta de diseño arquitectónico.
dedor de las cuales se congregaban muchas
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arquitectura
como el arte de crearle vida al hombre a la luz libro, esperamos que su legado circule por
de su propia manera de vivir. En este sentido, las mesas de otras oficinas y que siga to-
Guido Díaz aduce que sus bocetos “son las cando tantas vidas como lo han hecho sus
imágenes de sus sueños que se transforman bocetos, sus obras y sus clases.
en sus obras… y sus apuntes, las imágenes
de obras que él transforma en sueños”.