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a6 nein cian ddarse un espacio central alos debates iterarios, puesto que son Tuchas por establecer las normas de la insioueign literati ‘No pretendo encontrar un solo hilo conductor que gute el trabajo sino, ante todo, plantear la relacin entre eultara y po- litca en el periodo camo una inextricable composicion de dis continuidades, rupturasyy permanencias en Ia cual también « vo lugar el azar La dlficultad mayor del invesigador reside en el Lenguaje mismo: la palabra puede permanecer intact pero su campo semintico ampliase o reducirse, contaminarse, de- signar muy diversamente. As, cuando se habla de vanguardia 0 de revolucign en los diseursos del periodo (j,sin duda, ambién fen los actuales) es preciso establecer en qué medida las pala bras y los conceptos que éstas designan se escurren, migran y refieven segin cada entreeruzamiento puntual entre un insta te histotico y unos enunciadores precisos. La piedsa de toque de esta historia, le palabra, ha side sin ninguna duda roolucén, ta realidad de In revolucin, el sestiteanesiporents enn emp rlaarente bre eeinniilement rec alas ratsoracines dela co Sottarabedecio logics mixta, epetcamente clas eset poss (que ents ambien en compe “etsy ste most permeable a sues descs de mie, re sea cha de nteress en juego derlaciones deere seiaagemen en competnc por dssibui6n de apt “Ulta fue deinen sinesients scars y rcs. bdotogatn que se cones estado de ess dass acd ehiptesde que entonees too era ofc’ Proms warts fen atmn que nramainearacteriica de os esti ante exeaent ue seumulatia- De pensar qe sera pose past decor de screens tar seeaeer de que seat cuano se habla de pai Sermaneraque ee proces diocomresaiadoairmacio: nee ip ade (ofentemente gna de ser considers Io pte, excep O.en oon erminos, como io Mi See Certs pra exprear ia died de coneptai tev acomeimtentos dl 68 races "Lo ques vio post eee lop enancise ngatramente.” (185. 1 por mpensvs fueron exresndo poscones cada cer mivantagonits dentro de un emo intel consi Testu punto de pris, por un ampleonsenso, dexartan Se tbon roses (aver veers) yzanandas tein plein. Ess aos parularmenteesoradon ca Teen exigencins det noderidad, a acin a exte™ nid lapse detwieron eenmpe dea ntacon como un Siyncio noublementeenconado? sso ung de xt period produc train for och eldobte horton de moderizcn ya point, Elvechazo del realisina (particularmente en la variante norma: tiva sovidtca) fue undnime. Sin embargo, la nocin de realis- ‘mo (concebido a mensco como realsmo eritico) sirvi para desribir buena parte dela produccién textual. Asi, arpentien, abogando por “lo real maravllos, 0 Abelaedo Castillo, defi- niendo al género fantastico como un procedimiento para cap tar “zonas mas hones de la realidad’ dievon cuenta de ia idea ‘de que la produccién estéticarequeria alguna mencién de ob- jetividad para pensarse en términos polfcos. Elintento de re Colocar la Iiteratura en el horizonte de Ia vanguardia introds jo la problematica (de la que dan cuenta escritores yerticos) {de ia tensin entre comunicabilidad y legibilidad, entre demo- cratizacion y gusto personal como un problema para los esr toresintelecwales EI bloque temporal sesenta/setenta constituye una época {que secaractera6 por la percepcién compartda de la ansfor: tmacin inevitable y deseada del universo de las instituciones, la subjetividad, el arte ya cultura, percepeidn bajo la que sein terpretaron acontecimientos verdaderamente inaugurales, co so la Revolicin Cubana, no sélo para Amériea Latina sino para el mundo entero, 4 Los sesenta/setenta considerados como época ‘ea cloral che questo tempo chiameranno anti Dante, Ovina Comesia ‘Gar XvE11820) 1. Epoca: la apuesta por una nomenclatura sustantiva Entre la entrada en La Habana de los guerilleros encedo- res de la Sierra Maesteay el derrocamiento de Salvador Allen: de y la cascada de regimenes dictatoriales en América Latina hnay etoree atios prodigiosos. Un periodo en el que todo pate iba punto de cambiar. Hay quienes hablan de esosaitoscomo de "los sesenta”y “os setenta, intentando texzar diferencias iereductiblesen ese corto lapso. ‘Sin embargo, desea “desnaturalizae” esas nomenclaturss y rehusarime a conferir sin mis el sentido que se atribuye alos ch clos calenudarios como silo twieran de por si. Como entender lun principio o un final que se sustraigaal orden cdsmico —pues- to que en la historia, a diferencia del cosmos, hay dias que no amanecen (de Certeau, 1995b:59)—, evar promociona el sui ido en masa por laaparicin del cometa Haley resistr las er © OCOCOCOCO OOO OE COHOHOOOOR ODE OOOOOE taciones de pensar el presente bao categoria en principio Sade sin de gl’ o-Tosnovenia, del mismo mod que e P= Sao inmedito como “os seseta” oo setentsn dara e3 con del lenguaje wn peso categoria tan inmerei? Ts spuesta implica problematar el problema del corey elite En toro aes cues, conta para a hstoia (r= tol ques ops de ios cortos come de los argos, 98 ace posible pensar a dscontinuad, los wba ls F098" tas loscortesy ls mutciones Michel Foucault se preguntaba Gh Le equal sater Qué es una cleneia? Que 8 ua Shas Ques na tcola? xn texto? PodsTamos agen “in duda noi de de patcpa de los ragosde una cesuray puede pensare como ls condiciones para que i} Gt chee de edcuso, es deci as condiciones histories que implean que nose puede hablar en calquier foun dec recon sCamo que hapatecdo tal enuncado yno ou0 criss ager Pda decir queen rnines de una historia de Tareas una epoca se define como un campo de ques pile lowe ele aceplale gota del mis amplia legit tay caaicha--en cierto momento de lahistri, mis que co sho ln ipso temporal fechado por purosacontecimenton, Usterminade com un mero ecuro of een logue on sesent/ sen, ain cola consi dina Cpuca con um espesorhistorico propio Y limites ms 0 Tonos press que la separan dela constlacioninmediat ments terior de lainmediatamente posterior rodeadaa st ‘Reov ates que permiten densifcaria como una enidad Sacha yconcepal ported proplos= =a econ apo relavamente breve, de un enfoqueen In conina duroad, que determina, por eo, la necesidad de vlupa potent para elsborar una periodiacion sstantva dese bloquetemporaien que laconvergencia de conunt- se fois mandatontletales, programas etécory ex aa eceasa rates modi ls parimetros institucionales y los modlos de leer y de product literatura y discursos sobre la liesatara. TaRevolucién Cubana, la descolonizacion africana, la gue- rade Vietnam, la rebetién antirracstaen los Estados Unidos {los diversosbrotes de rebel juvenil permiten aludir al haz ide relaciones insttucionales, politcas, sociales y econémicas fuera de las evales es dificil pensar como podria haber surgido Ja percepcidn de que el mundo estaba al borde de cambiar y de que los intelectales tenian un papel en esa transformacién, ya ftera como sus voceros o como parte inseparable de la pro- pia energia revolucionaria, Al hablar de época para sugerirel bloque de Tos sesenta/se- tenta, quiero referirme al surgimientoy eclipse de estas nocio nes. En esa época, segin manifiestos y declaraciones que pro Iiferaron entonces, ln lgica dela historia parecta ineluctable, yt moda de temporalidad se expresaba por la emergencia de tiempos nipids, cuya mejor metAfora es la det carro furioso dela historia, que atvopeliaba alos bios en su inevitable paso. La nocién de spoca parece un concepto heuristico adecua do para concepuvaliza los afios que van desde el fin de la dé cada del ineuenta hasta mediados dela década del setenta, dar {do que lor mods actuales de denominarlos, crstalizados segin la periodicidad de los ais terminados en cero, no constieuyen, ‘marcos explicativos satisfactorios ni permiten entender la con tinuidad interna del bloque de los sesenta/setenta. Ese perio- do (1959 hasta circa 1973 0 1976) es aquel que los norteamer ‘anos y europeos denominan habitualmente los sesenta; las diferencias de nomenclatura tienen que yer con ¢ ‘qué losaios icles de lr deada del seen Fueror ‘en el proceso de politzacin revolucionaria de América Lat- ray de repliegue de dicho proceso en el resto del mundo. Fro- bablemente, en Europa y Estados Unidos la llamada crisis del petroleo influys de manera decisivapara que ls paises involu- ‘rados en ella se dieran ala bisqueda de soluciones no sélo a ‘ dilema econdmico sino al nuevo frente de conflicto que se les abria respecto de los paises arabes de la Organizacién de Palses Productores de Petrdleo (OPED) TLo cierto es que la distincion entre los sesenta y los setenta carece de sentido si pensamos en que todo el perfodo es stra ‘esado por una misma problemétia: la valorizacion de a pol ticay la expectatia revolucionaria. Naturalmente, ese proceso ide radicalizacion es mbvl, tanto temporal como geogrifica mente, ao largo del period, pero la diferencia es de intenst dad. Visualizado sobre un mapa en permanente diacronia, © To observa concentrada aqu, debilitado all, pero siempre ac. thado en algiin lugar del mundo, Ep inentable que para muchos especialistas europeos y nor teamericanos, el afto 68 parezca la condensacién del periodo, igoado por la rebelidn. Un ejemplo de este punto de vista lo pproporciona Aronowitz cuando dice: "En 1968, os estudiantes J otto intelectuales se presentaron 2 si mismos como nuevos Igentes sociales no slo en Paris, Berlin y otras capitales occ ‘dentales sino lamin en México, Buenos Aires y Praga” (10). Uno estaria tentado de preguntar:zpor qué “sino también”? ‘Muchos analisis esbozados por estudiosos desde la perspec: tiva europea o norteamericana —no todos— pierden a mem ido de vista que los origenes de la marea revolucionaria prove nian del Tereer Mund, de la Revolucion Cubana ya viewamita jpanteriormente, de los procesos de descoloniracién en Africa, Y generalmente arasan los sesenta para fechar su origen en 1458. Yalgumas veces lo hacen hasta Tos mismos tercermurdis: tas quc oftendaron a ls protests estudiantiles de! 68 la icono- irafia desu descontento: susafiches del Che, Ho Chi Min, Mao ois lideres de La rebeli6n.—— = = = ‘Sin embargo, no es necesario realmente atrasar tanto Ia ho- rarevolucionaria, Al menos, no en América Latina, Asia o Als a Veal ver tampoco en otros sitios. Como admite Serge July, Givector del diario Litiation: “La caracteristica de mi geners- ‘Gn es Argelia. El iaquierdismo no surgié del 68, surgié de la eee aa cic los afios 60" (en Cohn-Bendit: 111). 1 como dpoca » esealos nfs sobre copra concretay, fect por ta perspec del punto de vata el waist ya ference Ge deominacgn Tacaacerzacion del perio et misas th imens interes por a politica yt concen de que na transformation radial, ch tor lor Grdenes re nminente Para aja nalmente ex cin, se pods proponer co tno denoinacn fos lngor sent sn fern qe ace ia de epoca ex conceptuamente mas desert prs ex perede. . ur Sen el bloque temporal sesenta/scenta conse na {pes es no pia desta, devo de Ia coherenca inter: Me que oa denominacin suger arjy contact momen tender que, aunencontand sufugar dent defor tein dca dominant, matean periodsaconesimeras queer neesatovevcar tomando en events slgunos eros consi 2 ingularidad: inminencia de transformaciones revolucionarias Pricticamente todos los abordajes disciplinarios que se hhan ocupado de interrogarlo sugieren mis 0 menos implici tamente que las ideas, conceptos, acontecimientos, prictica, sliscursos, ete, configuraron el perfil histrico particular del periodo en torno a Ia nocién de cambio radical (costumbres, ‘mentalidades, sexualidad, experiencia, regimenes politics) Es preciso destacar hasta qué punto las abrumadoras coin. dencias delos esuidiasos sobre este periodo (con independen- tia de la valoracin posiiva 0 negativa que hagan de él) pro- vienen de las voces, campos, disciplinas y perspectivas mis diversos, Ese consenso descriptivo y ese énfasis en adjudicar alos afjos esentaysetenta un cardcter hist6rco lamativamente sin- gular soa communes tanto en los trabajos académicost como et 00000000 OOS OO SES OOOEOSOOHOOSEEOEOS textos de difusin, testimonios de experiencia, trabajos perio distcos yen la memoria socal, que no vacla en considerar a tos sesenta (como os ha bautizado el uso comin) como um m0 mento que se caracteriza por una densidad singular de expe Hencia del mundo, de la temporada, de a sbjetvidad y de fa vida institucional, que se recorta dela continuidad historica ‘con un peso propio. Vokimenes coletivos, assis de revisas| tniversiarias, temas de cétedras,csis doctorates, libros de di ‘vulgacin: los aios sesenta parecen una cantera inagotable de Jnterrogantes y problemas. Sin duda porque en ese pasado al mismo tiempo tan proximo y distance (la distancia con a que tin presente observa una época ya pasada) subsite la pregun- ta por comprender cémo lo que ha ocurrido hace slo treinta faios puede estar tan separado del presente, Un pasado inme- Giato que despierta nuestro interés no ces de interrogarnos, tspecialmente a quienes, en el curso de una vida, hemos vi do por lo menos dos épocas. ‘Oscar Tern resume en una frase la marca de esos aos co smo la de una conviccién creciente pero problematica del pe- odo: que la politica se tornaba en la region dadora de sent {do de las diversas préeticas,incluida por cierto la tedrica (15) “Todos los estudiosos de Ia época coinciden en caracteriasla porla percepcién generalizada de una transformacin inevit Ble y deseada del universo de las instituciones, de a subjetiv dat) del arte yla cultura, percepcién bajo la que se interpreta ron acontecimientos verdaderamente inaugurales, como Ia Revolucion Cubana, Siguiendo el modelo propuesto por Al bert Hirschman en Intrsprvado yaccén publica, la €poca po {ita ineluinse-en-ama-teori cle ciclo de. compartamient0 co Tectivo, como un ejemplo particularmente notable de la clase de cielo definida por el interés repentino e Intenso por los Aasuntos pablicos El eardcter heurstico dela nocin de épocs resulta subra- yao por ef modo en que, desde culturas de la opulencia y cub luras de la pobreza, y desde contextos politic-econémicos tos sesentalsetentaconsiderados como é9003 a sumamente diversos (en la Europa de los Estados de Bienes tur, en los Estados Unidos de la prosperidad posbélica, en el ontinente africano en ebuilicién y en Ia América Latina que fespertaba a ls idealesrevolucionarios) se pudo formular un tiscurso dominantemente progressta del campo intelectuat internacional Elsocidlogo conservador Daniel Bell ambién subraya estos aspectos, al descrbir el periodo como de radicalism politico (de caricter decididamente revolucionario) y cultural (Este, meramente rebelde), de sensbilidad turbulentay dissunciones tajantes. Es interesante que Bell se refiera ala produccin cule tural de los sesenta en estrecha coincidencia con los pardme- troscon los que Peter Birger caracterica los rasgos principales de las vanguardias histérieas: "Un esfuerzo por borrar de una ‘vex por todas las fronteras entre el arte y a vida y por fusionar el arte yl politica” (Bel: 122). ‘Una coicidencia notable define esa época como un mor mento histrico que imanta, de manera hart significativa, un comin denominador de los discursos, en el que se consticaye tun nudo (la politica) en torno al cual todos losactores se colo fan, tanto para rechazat la firmeza de esa atadura (Raymond ‘Aron en Europa, Emir Rodriguez Monegal en América Latina, ppara poner dos ejemplos emblematicos) cuanto para apretar {se lazo, como dos posiciones también emblemiticas, que pue- iden set representadas por Mario Benedet y Jean-Paul Sartre. Fue una estructura de sentimientos que atravesé el mundo, Co- mo decia entonces a intelectalidad francesa, era mejor “estar tequivocado con Sartre que tener #azén con Aron” (avi tort nee Sartre tar rason vee Aran), lo cual-esyasuna conden ‘acién conceptual sulicientemente probatoria de que Ia rela cin con la Politica fue considerada mas importante que la re Jacién con la Verdad, sin que esto signifique asumir que Politica 1 Verdad sean necesariamente antagénica, sino simplemente ‘que pueden serlo y que, en parte, lo fueron en alge, momen- to del periodo. 2 ina tian La pertenencia aa inquierda se convirti6 en elemento crue cial de legitimidad de la pritica intelectual, tanto que, como leg a sostener, con razén, el cubano Ambrosio Fornet Insta loseformit I derechas xin dramdcamente una efocma sail ecm aoe les pone os pelos de pon neti sent losembag todo abn, 01 fendi ellenpe dea inguere (967105) En el mismo sentido se expresaba Raymond Aron cuando constataba que la superioridad apabullante de prestigio de la iaquierda obligabs a los partidos moderados 0 conservadores a tomar prestado el vocabulario de sus adversaios,o el dit sentejavenil norteamericano Jerry Rubin al evocar: Enos, alge tena ted Ie eas. deat se cents bene ino de aged Seen odors temas porn fami maton, el exo, ered a Pies, La derecho tena ninguna en Sélo mates ho canoe pico abre Dig a Madr, a Paria tii amo (en Cm Bene 1) 1a ereencia en la ineluctabilidad del socalismo fue de la mano con Ia dea de que éste(y no el eapitalismo) encarnaba Ta verdadera racionalidad historia: la dominacién de las mae yorias por parte elas minorias resultaba, para buena parte de Ia intelectoalidad, una realidad que repugnaba no solamente ala ética sino fundamentalmente a fa inteligenca ‘Como rememoraen un reportaje de 1996 Régis Debray, un protagonistaindiscutida dela époea, a comienzos de los aos fesentaatravesaba el mundo el sentimiento de a inminencia de tuna victoria mundial que iba cambja el vostro del nando y {del Hombre (“Un contrapunto entre Régis Debray y Daniel Bn: ‘aid 10). Después de todo, la conviecién del cambio inminen- tellego a expresarse en hipérholes tales como las que presagia- ‘ban ef mesianismo y el profetismo y que podrian expresarse en Ia idea, comentada en el primer editorial de la revista peruana Amara, de que podia legar a extar produciéndose “una posible utacién de la especie” ("Cina revista de artes yciencias™ 1) Tncluso en los Estados Unidos, e 12 de mayo de 1960, en tun diacurgo televisado, el senador Robert Kennedy reconoci6 pablicamente Io que parecia evidente al campo de las inquier- bas Se aproxima tna revolucién en América Latina (.) Se tratade una revolucign que vendri querimoslo ono. Poderos tfectar su caricter pero no pademasalterar su condicion de incutable” Después de esa resignada predicein, ze6mo no ha bela de generalizarse en América Latina la conviccion de que Si tormentosa historia habia entrado en una etapa resolutiva? (Halperin Donghi, 1984153) En diciembre de 1962, la revista chilena (y catslica) Mensa “ese hacia eco de esa inminencia inevitable de la revolucién sere nn "ean an mh ipo peace “Shure encaiersments soma ona deen foal; see Npemene ova ernnia Revolucion en Ameria hans En resumen, fueron “aos de calentura histiea", como los Aefinis David Vis, una época cuyo rao fundamental era la Sparicin en la historia de tna nueva voluntad revolucionaria {que movia a los hombres hacia el socalsmo (Casio: 9). ‘Si hasta la Iglesia Calica transform su discurso pastoral influida por ese clima de epoca, A partir del papado de Juan XXXII, en el que se proclamaron ls encicica “Mater et Magis tra” (15 de mayo de 1961) ¥“Pacan in ters" (11 de abril de 1963), ta Iglesia introdujo,to que se dio en lamar e.agpiarna- mento, Como resltada; los diseursosecleslisticos oficiales Fu: ton penettados por reinterpretaciones del mandato de la ar ‘dad En esa puesta al dia, cada ver mas aguda desde el Conciio aticano, Pablo VI definia el mamento como una nueva erade Ja historia earaterizada por la gradval expansion, anivel mun dal, de cambios rapidosy profundos. Naturalmente, no toda la 0 OOOOOOOOOO OS OTOOHOHESHOHOOSOOOOES COCOEOOOCOO OC OHEOCOOHOOEOO OOO OCOOOCE Jjerarquta elesistic bubiera admitdo el sermén del cura co gmblano guerrillero Camilo Torres (muerto en combate), ‘uando predicaba que quien no era revolucionario se hallaba ‘en pecado mortal, Sin embargo, para la milenaria institueion Ja llamada “cuestén social” resurgié con gran fmpetu en docu: rmentos pastorales. La Iglesia estreché sus contactos con los continentes africa. no latinoamericano: el punto culminate de esta estrategia fue Ta conferencia general del episcopado latinoamericano en Me dell, 1968, donde el Papa fue reibido por et arzabispo de Li may primado del Peré con un discurso que afirmabst sabe esr sgitca Meni con los pobres de ete cont ent, irra de equiva stadurs tempor, de peo ‘oun presi amiga (..) denancaraqullo que psmeal Hombre vt de agua cada que exge una acid defi th insevolucin on Armée Latin sv esi samme 0 fifinte (andiaur Rieke), sa convicein de la necesidad de un nuevo orden dentro de ampliossectores de Ia drigencia ya intelectuaidad catli- tas constituye una de los Fendmenos signficaivos de la época, Y silos recuerdos y studios sobre el periodo no bastaran para ‘onvencernos de su earictr “vertginoso" y orientado hacia un ‘cambio radical, el hecho de que una insttucion tradicional: ‘mente conservadora acompafiara esa radicalizacin servira, solo, de prueba irrefutable Tercer Mundo y revolucién Pocos diagnésticos tan prematuros y apresurados, 0 mera cexpresion de deseos, como el del encuentro sobre el futuro de Ia libertad organizado por el Congreso por la Libertad de la ‘Cultura en Milin, en 1955, en el que se difundli6 ta tesis dela decadencia de las ideologias extremists. Las apacibles prome- sas de a coexistencia pacifica, avaladas por el encuentro en Camp David de Kennedy yJruschoy, no consideraban la ampli ‘ud geografica del mapa mundial: Africa, América Latina y Asia ‘eran el escenatio de una oleacarevolucionaria que barria bue- pa parte del mundo. En lugar del fin de ls ideologias prevalecis otro diagndst- co, totalmente contrario, egiin el cual no silo la revolucion mundial esiaba en marcha sino que una amplia porci6n del ‘mundo se encontiaba dispuestaa apoyarla, alli donde se inicia- rr Bn 1959 Fanon pudo escribir: Lasdotecras pres dea pblaiin del mando ein dics tovadar ata eli ante ametraladoras como sean nec Sarin) loa tescera pate le hace ser cosamtemente (que cue con se apoyo moral (196520). Los finales dela década del cincuenta fueron afos de des- colonizacign mundial en que los condenados de laierraalean zaron plena condicién de sujetos, en que el Tercer Mundo se ‘eseubrey se expresa a través de #1 propia vor, como postal tba Sartre en su prlogo a Les condenados del tira. En los afios 60 surgio un gran interés y simpatla por las fe iguras de Amilear Cabral, Frantz Fanon y Kwame Nkrumah, Fiouari Boumediene, Antonio Agostinho Neto, Marien Ngous: bi Patrice Lumumba, y por los barbudos dela Sierra Maestra, {que habian hecho la revolucin en Cuba. En junio de 1961 te Yo lugar en El Caro la primera reunién eonsagrada-al no ali yheamiento, fundacional dela idea tercermundista. En septiem bre de ese aio, en Belgrado; se realiz6 a primera conferencia de paises neitles. En 1968 se realizblatercertconferencia de Solidaridad aftoasitica de Moshi, Tanganika. En esa oportunk ddad, un grupo de intelectuales de todo el mundo decii6 de icar eli del 17 de abril de 1968 a Ta soidaridad internacio- hal con todos los pueblos de América Latina, Sin dudas, la tescolonizacion atieana la Revolucion Cubana ya resistencia ‘ietnamita fueron una desmentida radical de las previsiones de 46 lauta ita quienes muy poco tiempo antes habian presagiado el fin de as Ideologias revolucionaras ‘La agenda politica e intelectual resultante proponta el rep io de toda potencia colonial y postuld un antiimperitismo {que sin renunciar a la idea de soberanfa y iberacién naciona- tes, convivi con la expectativa de que la revoluci6n mundial se habia puesto en marcha, Se consolidé adems I convicciin de que Ia Historia cambinba de escenario y que habia de trans frie de all en mas, en el Tercer Mundo. Estas expectativas ‘elas posblidades revolucionarias del Tercer Mundo se reno sraron periddicamente en diseursos que eran casi arengas: no por azar Fredric Jameson sta los comiemzos de lo que él ama os site” precisamente en el Tercer Mundo, mas precisamen tea en a Revolicién Cubana, y Herbert Marcuse, consiera- doe] idedlogo dela reielta francesa de mayo del 68, habia st brayado que era poco lo que podia esperarse del proletariado ‘europea y norteamericana para el horizonte de larevolucin. Puede afirmarse que en la paca se pas6 de una perspect sa eurocéntrica, oceidentalista o noratlintica a una perspectiva policénurica si bien en el caso de las tesis de Marcuse se tata Pate todo de una reflexida sobre el capitalism antes que del handono de la perspectiva eurocéntsica propiamente dicha, Frante Fanon y Allert Memmi elaboraron por entonces nuevas hipétesis de conficto social, como la de colonizador ver~ fis colonizado, que excedian la nocién de Iucha de clases € identificaban ottos actores, como nacién protetaria y Tercer ‘Mundo, Los lideres tercermundistas estaban trazando una nue va teoriarevolucidnaria para nuevos actores y nuevas escenas Ue batalla, As, segin Sartre, no era cierto que hubiera legado lahora de quel Tereer Mundo-escogiera entre capitalism socilismo. Los paises subdesarrollados debfan negarse a par tielpar en esa competencia ya que el Tercer Mundo no posta ‘omtentarse con definirse en relacin con valores previos ‘La pereepeion de nuevos antagonismos, si bien no elimina baa hicha de clases, subrayaba otros elementos en conficto.® os setentasetentaconiderador come époce ” Las oposiciones expresadas en términos de naciones opresoras yynaciones oprimidaso naciones subdesaeroadas versus acio- hes subdesarollantes ssponian nuevas w otras miradas_en tor hola dominacién yexplotacion y postulaban que la rebelion {el sustrato de tos proscritosy los extrafios, los explotados los persequidos de otras razasy otros colores, los desempleados y Tasque no pueden ser empleados era revol incluso s su conciencia no la era (Mareuse, 19682:271). E1Che Guevara, fens teora del foco,afirmaba algo parecido: la vanguardia mi fitar podia desencadenat las condiciones para una revoluciin fungue las condiciones subjetivas no esuvieran maduras ‘Algunos intelecsales de las sociedades del capitalism avan zado diagnosticaron que en sus paises se vivia una snerte de “tala de hierro” de la er planetara, por oposiién al fermen- to revolucionario que vefan avanzar en otrs sitios (Morin, 1969:110). De ese diagnéstico derive la urgeneia de renovaciin| {cl programa politico en favor de wn izquierdismo revolucio nario independiente del liderazgo de los partidos comunis: tas tadicionales— que el tecermundismo parecta inaugurar. En el mundo desarollado y préspero, quienes habfantransita- {09 por las hiptesis del marxismmo contemplaban perpljos si propia realidad la socialdemocracta, el economicistno det pro- Ferariado que se mostraba no s6lo incapaz sino también poco ispuesto a transformar radicalmente la sociedad. ‘La categoria explicativa de “imperialismo” —formulada por Lenin en El imperialism, fase superior del eaptaisme— fue Invocada con nueva fueraa para dar cuenta de las razones por Jas que la revolucién no se habia iniciado en las sociedades de «capital svanzade como habia previsto Marx. Segin esa ex: plicacidn, la ausencia de revohiciones proletaras en los pases Sesarrollados se debié al bienestar material del que, gracias a Iaexplotacion de las colonia las neocolonias, ozaban inch so las claes menos favorechdas.Dicho en palabras del mexica- ho Enrique Gonzilex Pedrero, los paises capitalistas habtan ‘tenuad Ia revolucién y el conflicto social en el seno de sus e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e ry e e sociedades porque habian clevado el nivel de vida de ss pro- Tetariosa costa dela explotacion de las masas pauperizadas de Aiea, Asia y América Latina. Pero también afirmaba en BP {gan virajeque esa stuaci6n estaba a punto de Megara su fin. Tips pases esclavizados habian cobrado conciencia dela hucha {que debian levar a cabo para liberarse a si mismos y, como Consecuencia, producir otra ver en los pases explotadores las Condiciones que hicieran inevitable la revoluciin proletaris; recién entonces tacolonitacién ver asu lar deorges os vee de ida sherds reine en lor pales aphainasel conics Jurado cobrart so natural dinamo y los presupoestos Faneanenrrdnnevarente en vga El partes que neo al mando cpa desaparecer rai neta RE Tein Ramana nacional demoeriuea que esa Relic (dct ples esol, Is Revolucion de los exlvos de ‘gue habla Hegel Enel plano dea elaboracién conceptual result de una im portancia crucial in elaboracién, por parte de socidlogosy €co- Fhomistaslatinoamericanas, de To que luego se conocié como teoria de la dependencia. Estos andlisissurgieron a partir de tina doble matri; etaban anclados en la interpretacién de la ‘CEPAL —inspirada por Raal Prebisch— acerca del creciente deterioro de los términor del intecambio entre pafses subdesarro- lads, productores de materias primas —con escaso valor agre- igido— y los paises industralizados. En este sentido, los tericos de la teorfade la dependencia (entre los cuales el libro'de Ferrarido Henrique Cardoso yEs= ‘0 Faletto resulta emblertico) consideraban que un punto de partida fundamental era refutar a hipétesis segin la cual para Toga el desarrollo en los paises de la periferia es necesatiore- peti la fase evolutiva de as economias de Tos paises centrale. Frente ello, se propusieron claborar un modelo integrado de desarrollo, en el cual desarrollo y subdesarrollo eran Vstos co- Los sesentasatentecontierados como epoca “ mo las dos caras ce una misma moneda (mutuamente necest rias),yno como etapassucesivasen un modelo universal de de- “arrollo. La teoria dela dependencia se asentaba ademas sobre tuna matriz marxista, en una relectura de Lenin, y de su con cepto de imperialism, En este sentido, resulta crucial la ects jperacin de las categorias poiticas sugerida por esta teoria, que fostenia la inexistencia de una relacion metafsica entre Estr oxy postulaba que ess relaciones son posiblesa través de una red de intereses y de coacciones que ligan unos grupos socia lesa otros unas clases a otras, toda lo cual hacta necesario mos- trar en cada caso como se relacionaban Estado, clase y produc cin (31 y 162). ‘La crsis de un modo de concebir lo politico afectaba tam bien la confianza en el papel revotucionario de la Uni6n Sov tia, lider del campo socalista, aunque en ese momento dispu- taba ese liderazgo con China. En realidad, los anticomunistas gue crefan que el debilitamiento de fa guerra fria pond fin 2 una larga disputa por I hegemona entre las dos principales potencias mundiales, gracias alo que se habia dado en llamar Coexistencia pacifica", no habian percibido que existian nue- vas energias revoucionariasy que éstas ya no procedian de los partidos comunistas Ninguo de los partidos o Estados comunistas existent pa recfan Tos espacios iis adecuados para impulsar la revolucién tenet Tercer Mundo, Pesea que mais de la mitad del mundo ha- bia sido ganada para el socilismo, como afirmabaa comienzos de 1963 la publicacién comunista francesa La nowull critique (Hiarochie:50), paradéjieamente el partido de revolucionarios profesionales creado por Lenin seencontrabsabocado alade fensa de [a tsi del socialismo en un solo pats Sibien se refiereal caso especifico de la Argentina ya las paticularesiffcutades que signtic el peronismo paral pen Samiento izquierdsta desu pts, el diagnéstico de José Arica po- sce valdezlatinoamericana en lo que respecta a la relaciones {Ge los intelectuales con los Partidas Comunists. Comparando Jos logros det comunisme europea con los del latinoamericano, Arie6 firma que Ia mediacién cominist habia logrado teal zaven Europa la soldadura entre los intelectales ya clase obre ‘a, mientras que en otros sitios, especialmente en América La tina, I adhesin al partido no esolvia ese problema (1988:47) El componente nacionalista de la nueva izquierda latinos rmericana,stumado a as carateraticas de los Partdos Comunis- tas el continente, sempre servile respecto de la linea emans- ddadel PCUS (Partido Comunista dela Unidn Soviética) revel6 la necesidad de una nueva via progresista (Arie, 1964-241. 265) Silos istos militants del partido partian de la base de {que era imprescindible hichar contra el dogena partidario, pa fa quienes no se encuadraron nunea denteo de las diectivas Gel partido esta lucha teGrica resulté aim menos raumstica, Fl ‘mexicano Victor Flores Olea, por ejemplo, opinaba que su ge- heracion na vvié el stalinismo como conflicto de conciencia y ‘que, si bien el XXII Congreso det PCUS habia sido recibido co- to uta suerte de liberacién, nose sintieron traumatizados con Ia revelacién de los erfmenes, las trturas ni los trabajos forzs dos (1962:80) La imputacin de neoizquierdismo por parte de dirigentes del Partido Cominista fue enfitiamente rechazada por una intelectualidad critica que ya no aceptaba criteris de autori dad indiscuible ni sentia menguada su importancia social Para los miltantes de ae nuevas eausasrevolucionarias de [Asia Atica y América Latina, y también para sus compaieros dd rutaintelectuaes, el deseréito generalizado de ls sistemas politicos democratico-burgueses y de los Partidos Comunistas tradicionales desembocé en la conviceion de que slo una re: ‘yolucin violeta pods conduciea un Socaisino auténtico: La violencia adquirié tun estatuto central en la vida politica, de la miltancia y la intelectualidad de izquierda. En el prolo- igo a Las condenados de la tera, Sartre aludia nuevamente a ka olencia como partera de la historia. La percepeign y temati- acign de que el orden social estaba fundado en la violencia tos setantaatenta contiderndos come éroce Pa permitis contraponer a ia volencia de fos opresores la contra Miolenciarevolucionaria, El spica de la violencia penetrd, in

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