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APARATO FONADOR

Como tantos otros animales, el ser humano es capaz de emitir sonidos a través de la
interacción de varios órganos fisiológicos que participan, además, en otras funciones
primarias como la respiración o la deglución. El aparato fonador es ese complejo sistema
por el que el aire se transforma en sonido y los sonidos en emociones.
QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA EL APARATO FONADOR:
Hablar o cantar son ejercicios de articulación en el que intervienen varios componentes.
Ya hemos comentado que la materia prima de todo este proceso es el aire. Ahora bien, en
su transformación hacia un sonido capaz de comunicar directa (las palabras) o
indirectamente (las melodías) hay todo un proceso en cadena que requiere de la puesta
en marcha de estos cuatro mecanismos:
1. Mecanismo respiratorio:
La voz humana es, en esencia, aire. Por eso los órganos primarios para la consecución de
cualquier sonido son exactamente los mismos que utilizas para respirar: diafragma,
pulmones, músculos intercostales y abdominales, bronquios y tráquea.
Desde el punto de vista técnico, estos órganos se denominan cavidades infraglóticas en
tanto que se ubican en una zona de la anatomía humana que se encuentra por debajo de
la glotis, limitando con el sistema de fonación.
El proceso de respiración se ejecuta en dos fases:

 Inspiración: cuando tomamos aire los músculos intercostales y el diafragma se


contraen tirando de los pulmones hacia abajo y haciendo que la caja torácica
aumente de volumen para que pueda entrar una mayor cantidad de aire.
 Espiración: durante la espiración los músculos intercostales se relajan, las costillas
caen hacia abajo y el diafragma, también relajado, provoca que la capacidad de la
caja torácica disminuya al tiempo que el aire sale de los pulmones.
2. Mecanismo de fonación:
La cavidad laríngea o glótea, formada por la laringe y las cuerdas vocales, es el lugar en el
que físicamente se produce el sonido. Es una zona clave del aparato fonador ya que, por
un lado, permite la entrada y salida de aire en los pulmones, y por otro determina las
características particulares de la voz de una persona. Es aquí donde se encuentran las
cuerdas vocales y, por lo tanto, el lugar en el que se dibujan matices tan importantes
como el tono o la intensidad del sonido.
La laringe está formada por una serie de cartílagos (cricoides, tiroides y aritenoides)
que varían de tamaño en función de la edad y el sexo de la persona. Este factor tiene
consecuencias en el tamaño de las cuerdas vocales: cuanto mayor sea la laringe, mayores
serán las cuerdas vocales y, en consecuencia, se producirán sonidos más graves.
Precisamente por este motivo, la voz de los niños es más aguda: su laringe es más
pequeña y también lo son sus cuerdas vocales.
Aparte de los cartílagos, las cuerdas vocales y la laringe, en este punto en el que la
espiración hace que el aire se transforme en un sonido, intervienen numerosos músculos.
De manera muy simplificada, lo que sucede es que el aire procedente de los pulmones
asciende hacia la glotis, que en ese momento se encuentra cerrada. El aumento de
presión en la zona subglótica provoca la apertura de las cuerdas vocales que a través de
movimientos de contracción permiten pasar una mayor o menor cantidad de ese aire, lo
que determina que el sonido resultante sea más grave o más agudo.
3. Mecanismo de resonancia:
Hasta este punto lo único que habremos logrado producir será un sonido básico. Una
transformación elemental de ese aire al que todavía le hará falta un tratamiento especial
para transformarse en la voz o la melodía de una canción.
Es en esta zona del aparato vocal en la que se produce el mecanismo de resonancia, o lo
que es lo mismo, la amplificación, el control y la modulación del soplo fonatorio. En este
proceso intervienen tres partes de la anatomía facial:

 Cavidad nasal: es una cavidad rígida y no puede cambiar de tamaño. En el proceso


de fonación su función más destacada es la de permitir la entrada de aire hacia los
pulmones.
 Cavidad oral: los sonidos chocan contra las paredes de la boca y esta, en tanto que
puede cambiar de tamaño con facilidad, es la que se encarga de su modulación.
 Faringe: la faringe se encarga de distribuir el aire que llega desde la laringe. Es
además un tubo muy particular puesto que tiene la capacidad de modificar su
tamaño y con ello determinar el timbre de la voz.
4. Mecanismo articulador:
Por último, pero no menos importantes, están los órganos articuladores de la cavidad
supraglótica, de forma menos técnica, el paladar, la lengua, los dientes, los labios… En
definitiva, todo lo que compone lo que en anatomía se conoce como cavidad bucal.
Es en esta parte del aparato fonador donde los sonidos adquieren sus últimos matices,
donde el aire se transforma en palabras y las palabras en emociones. La lengua, ese
elemento tan versátil y motriz, es el que, junto a los labios, participa en la producción
de todos los fonemas necesarios para la comunicación humana.

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