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Oración para la familia.

1. En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

2. Hacemos un momento de silencio para ponernos delante de Dios.

3. Lectura: Escuchamos la Palabra de Dios a través del Evangelio según san Juan (11,
17-27): “Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde
hacía cuatro días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos
habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de
que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.
Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero
yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano
resucitará”. Marta le respondió: “Se que resucitará en la resurrección del último día”.
Jesús le dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y
todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” Ella le respondió: “Si,
Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.

4. Comentario: Celebramos hoy a los fieles difuntos, lo que hacemos es afirma nuestra fe
de que nuestros hermanos y hermanas que han fallecido se encuentran gozando de la
presencia de Dios. Y es una “Celebración” pues a pesar de la pena y del dolor que la
separación de nuestros seres queridos nos produce, es la ocasión para agradecer a Dios
la vida que nos ha regalado a través de quienes nos han dado vida. Nuestra oración
apunta a confiarlos a la misericordia de Dios y a pedir que nos regale el consuelo de
saber que nos volveremos a encontrar. La pregunta de Jesús apunta a confesar nuestra
fe en Jesús como el que nos da la vida y la resurrección.

5. Oración: pongamos en nuestra oración a nuestros difuntos:


“Padre de Bondad, en tus manos, encomendamos el alma de nuestros hermanos difuntos,
sostenidos por la esperanza de que en el último día resucitarán con Cristo.
Te damos gracias por todos los beneficios con que los favoreciste en esta vida mortal;
beneficios que para nosotros se convertirían en signos de tu bondad.
Por eso, Señor,
escucha con misericordia nuestros ruegos:
abre para tu hijos e hijas (aquí podemos nombrarlos) las puertas del Paraíso;
concédenos, a los que permanecemos en esta vida,
la gracia de poder consolamos mutuamente con palabras de fe
hasta que lleguemos a Cristo, y así podamos vivir siempre contigo y con estos hermanos
nuestros.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.”
O bien:
Dios de misericordia y amor,
ponemos en tus manos amorosas
a nuestros hermanos y hermanas
que has llamado de esta vida a tu presencia.
En esta vida les demostraste tu gran amor,
y ahora que ya están libres de toda preocupación
concédeles pasar con seguridad las puertas de la muerte
y gozar de la luz y la paz eterna.
Habiendo terminado su vida terrena recíbelos en el paraíso,
en donde ya no habrá tristeza ni dolor,
sino únicamente felicidad y alegría con Jesús, tu Hijo,
y con el Espíritu Santo, para siempre.
Amén.
https://www.youtube.com/watch?v=8zpkLKViSLM

6. Alabados sean los Sagrados Corazones de Jesús y de María… Por los siglos de los
siglos. Amén)

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