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Flujo de Materia y Energia
Flujo de Materia y Energia
1. El agua y las sales minerales presentes en el suelo son absorbidas por las
raíces de los árboles y plantas, para ser transportadas hasta las hojas
donde, junto con el CO2 y la energía capturada del sol, se fabrica la
materia orgánica por el proceso de fotosíntesis.
2. Estas plantas serán consumidas por los consumidores primarios.
3. Estos, a su vez, serán consumidos por sus depredadores, los consumidores
secundarios y terciarios que depredan a los niveles inferiores.
4. También, las hojas que se desprenden de los árboles y plantas, las ramas,
los frutos, etc., se van acumulando en el suelo del bosque y, los
descomponedores, serán los encargados de transformar la materia
orgánica en nutrientes inorgánicos. Estos nutrientes, serán nuevamente
absorbidos por las raíces de plantas y árboles, empezando de nuevo el
ciclo.
Los ecosistemas pierden energía en forma de calor, ya que los organismos vivos
no pueden convertir el calor en otras formas de energía. El calor derivado del
proceso de respiración celular da lugar a un aumento de la temperatura de los
organismos, fenómeno que puede ser muy favorable para organismos de sangre
fría, ayudándoles a ser más activos. Aun así, y según las leyes físicas de la
termodinámica, el calor se transmite de cuerpos más fríos a más calientes. De
esta manera, con el tiempo, el calor producido por los organismos será disipado
en el medio o entorno. Esta puede restar cierto tiempo dentro del ecosistema, pero
al final, se acabará perdiendo.
Los ciclos biogeoquímicos más importantes son el ciclo hidrológico, el ciclo del
nitrógeno, el ciclo del carbono, el ciclo del oxígeno, el ciclo del azufre y el ciclo del
fósforo.
En la naturaleza hay recursos que son limitados, por lo que estos deben ser
reciclados para evitar que se agoten y que desaparezca la vida en la Tierra.
Por esta razón, es necesario que estos ciclos sucedan para que cuando un
organismo vivo muera, los elementos o sustancias químicas que se generan
durante su descomposición puedan ser aprovechados y depositados en la tierra a
fin de que después otros organismos puedan aprovecharlos.
En consecuencia, los ciclos biogeoquímicos son muy importantes para el
desarrollo y continuación de la vida en el planeta.
No obstante, la actividad del ser humano puede intervenir, por diferentes razones,
en estos ciclos, y acelerar o retrasar el uso de estos recursos.
Cabe destacar que los ciclos biogeoquímicos se realizan gracias a la energía que
fluye abiertamente en el ecosistema, y que se obtiene de manera directa o
indirecta del sol.
El ciclo del agua consiste en el traslado del agua de un lugar a otro y sus cambios
de estado físico, líquido, gaseoso y sólido, según las condiciones ambientales.
Se denomina como ciclo del nitrógeno a cada uno de los procesos biológicos (de
plantas, animales y microorganismos) y abióticos (de la luz, pH, características del
suelo, entre otros) en que se basa el suministro de este elemento en los seres
vivos.
El nitrógeno es un elemento químico que se desplaza lentamente a través de un
ciclo mediante el cual puede ser absorbido tanto por los seres vivos (animales y
plantas), como por el aire, el agua o la tierra.
Por ello, el ciclo del nitrógeno es uno de los ciclos biogeoquímicos más
importantes para mantener el equilibrio de la biósfera terrestre.
Cabe resaltar que el nitrógeno es el elemento químico de mayor abundancia en la
atmósfera y un elemento básico para los seres vivos porque permite elaborar
aminoácidos, ADN y proteínas.
Sin embargo, un buen porcentaje de los seres vivos no lo pueden aprovechar sin
haber realizado el ciclo, excepto microorganismos especializados, como las algas
o las bacterias.
En consecuencia, para que el nitrógeno pueda ser absorbido por los seres vivos,
deben intervenir los vegetales y las bacterias que se encargan de fijar el nitrógeno
para incorporarlo al suelo para que así pueda ser aprovechado por los animales y
plantas antes de que se convierta en nitrógeno gaseoso y regrese a la atmósfera.
El ciclo del nitrógeno consta de varios procesos que deben realizarse para que
el nitrógeno pueda ser aprovechado por los seres vivos.
Cuando las plantas mueren son absorbidas por el suelo que, después de
millones de años, transforma el carbono en fósiles y combustibles fósiles
como el carbón, el petróleo, el gas natural y el gas licuado.
Las plantas también mueren al ser comidas por los animales. Los animales
transforman el carbono de las plantas en azúcares. La respiración del animal
devuelve el carbono a la atmósfera también en forma de dióxido de carbono.
El ciclo del carbono repite este intercambio con todos los seres y reservorios
donde se divide en un ciclo rápido o biológico y un ciclo lento y geológico.
Vea también Carbonización.
El dióxido de carbono es el gas que ayuda a crear el efecto invernadero,
reteniendo el calor en la atmósfera y evitando que la Tierra sea un planeta
congelado. Lamentablemente, las emisiones han aumentado en más de 30%
de lo necesario por el uso indiscriminado de los combustibles fósiles y las
emisiones de las industrias.
El ciclo del azufre es considerado uno de los ciclos químicos más complejos de
la naturaleza ya que en su recorrido, por los diferentes ecosistemas, el azufre
experimenta diferentes estados de oxidación (esto ocurre cuando el
componente químico se combina con el oxígeno).
Por el contrario, el dióxido de azufre puede ser absorbido por las plantas
directamente de la atmósfera.
Los ciclos lentos o geológicos son aquellos que forman parte del proceso
geológico de la Tierra como, por ejemplo, el ciclo hidrológico.
Este ciclo describe el movimiento del fósforo a través de una serie de fases
dentro de los ecosistemas.
Estos fosfatos pasan a través del suelo a los vegetales, y de estos a los
animales que se alimentan de las plantas o de otros animales que los hayan
obtenido, y son devueltos al suelo a través de sus excrecencias.
Una parte de los fosfatos llega al mar transportado por las corrientes hídricas
terrestres. Allí son tomados por las algas, los peces y las aves marinas; estas
últimas, al excretar, producen guano, un tipo de abono aprovechado por la
agricultura, rico en fosfato.
Por su parte, en el fondo del mar, los restos de los animales marinos dan lugar
a rocas fosfatadas. De las rocas, se libera fósforo en el suelo, que es a su vez
aprovechado por las plantas y los animales que se alimenten de estas.
El fósforo no toma forma de fluidos volátiles (como sí ocurre con el nitrógeno,
el carbono y el azufre), lo que le permitiría pasar del mar a la atmósfera y de
esta a la tierra.
Por eso, solo hay dos formas en que el fósforo que ha llegado al mar retorne a
los ecosistemas terrestres:
Por acción de las aves marinas, que lo devuelven a tierra a través de sus
excrementos
Mediante el levantamiento de los sedimentos del océano a tierra firme,
proceso geológico que puede llevar miles de años.