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Oxapampa tierra del café

En enero de este año tuve el privilegio de visitar Oxapampa, nos hospedamos en un hotel con un gran
espacio al aire libre adornado por el verde del campo, un césped bien cuidado y bungalós para recibir a
los turistas y visitantes en busca de una aventura más allá de lo culinario y el descanso. Su clima húmedo
semicálido lo convierte en un lugar para disfrutar, ya sea en familia o con los amigos.

La ciudad de Oxapampa está rodeada de hermosos paisajes y mucha vegetación. Está ubicada en un valle,
conformada por diferentes especies forestales y pastizales al que se integran los fundos ganaderos y las
edificaciones de casa al estilo europeo.
De acuerdo a Wikipedia, la Provincia de Oxapampa, es una de las tres que conforman el Departamento de
Pasco, perteneciente a la Región Pasco, en la zona central del Perú. Está habitada por pobladores
descendientes de los colonos centroeuropeos tales como. Austriacos y Alemanes y también nativos,
Yaneshas y colonos andinos. Fue creada el 27 de noviembre de 1944.

En la ciudad, como en toda la zona, abundan las construcciones de madera, su sistema de transporte
urbano es el mototaxi, y muchos pobladores se trasladan en sus motocicletas a los distintos lugares. La
idea de impulsar el turismo en toda esta región, ha motivado sabiamente a los gobernantes a invertir en el
mejoramiento de los caminos de La Merced hacia Oxapampa, y ellos están siendo ampliados para luego
ser asfaltados, según los amigos de la zona, en un proyecto de dos años. Si estás pensando visitar
Oxapampa desde Lima, es mejor que no utilices la empresa de transportes Junín, ya que te llevarás una
decepción durante el viaje, y además del fastidio y maltrato de su personal.

Contrastes ... tranquilidad y un mejor aire

La tranquilidad que se vive en Oxapampa contrasta enormemente con el ambiente que solemos tener en
otras ciudades del país, especialmente la de Lima, donde abundan los ruidos y un aire casi irrespirable por
su nivel de contaminación. Así que, como el poeta, debo reconocer que esos días, me sirvieron para estar
"lejos del mundanal ruido".

Otro rasgo de la ciudad es la ausencia de violencia, esto es, al estilo urbano que conocemos e
inmediatamente nos motiva a pensar en temas como "seguridad ciudadana", "lucha contra el crimen" y
otras expresiones más. Según los propios vecinos del lugar, la tranquilidad que se vive es sinónimo
también de ausencia de robos y asaltos. Es muy alentador saber, que las puertas de tu domicilio pueden
permanecer abiertas y nadie violentará ni tu privacidad ni tu propiedad. Las motocicletas permanecen
estacionadas al borde de las veredas, y aún por un tiempo significativo de horas, y no habrá ladrón que
arremeta contra ella usurpando y adueñándose de lo que es tuyo.

El Guarapazo

Había oído hace mucho tiempo en el contexto de los peruanismos o esas frases que surgen en el
criollismo y las tradiciones peruanas, el dicho “se ha dado un Guarapazo”, cuyo significado va de la mano
con el nombre de un lugar en el distrito de Chontabamba ubicado a ocho kilómetros. “El Wharappo”, es
un sitio al que acceden propios y extraños, niños, jóvenes y adultos, para pasar un tiempo festivo y al aire
libre, y de manera especial, disfrutar la bebida hecha con la caña de azúcar, ya sea ésta fermentada o no.
Así que, si estás pensando darte un “Guarapazo”, ésta es la zona.

Un lugar de encanto

El verde es excepcional en esta zona. Abunda una vegetación que no sólo retrata un escenario majestuoso,
sino que se puede respirar un aire cuyo aroma va desde lo delicado y sanador, hasta lo encantador.
Si decides dar un paseo por “Los Pinos”, te sorprenderás de un ambiente mucho más atractivo y
fascinante del que hayas imaginado a través de los cuentos y leyendas de cuando éramos niños. Es más
que un bosque, es el lugar del romance y de la aventura, de la ternura y la amistad. Durante nuestro
recorrido, fuimos escoltados en todo el trayecto por una mascota canina, algo flacuchenta y pequeña, pero
valiente, cortés y amigable al que llamamos “Dodo”. Él se encargó de guiarnos hacia “Los Pinos” desde
el momento que decidimos cruzar por el cementerio de la ciudad para cortar camino y aprovechar el breve
tiempo que nos quedaba.

Tuvimos la oportunidad de encontrarnos en el camino con un grupo de adolescentes, creo que en número
de cinco o seis, pidiéndonos que nos hiciéramos a un lado para que ellos, desde la parte superior de una
ladera, puedan descender en bicicleta. Alcancé a oír a uno de ellos decir, "voy a descender con mi
bicicleta", me detuve para observar su hazaña. Al voltear, miré al muchacho, cogiendo los manubrios de
su bicicleta, con la cabeza erguida, y caminando al lado de ella, exclamó, "estoy bajando en bicicleta".
Como podrás imaginarte, logró cautivar no sólo nuestra atención, sino las sonrisas por tamaño
atrevimiento.

La noche nos cogió muy pronto así que decidimos regresar rápido y evitar la total oscuridad que el
bosque mismo encierra y que al caer la tarde, se acentúa más; pero Dodo y las luciérnagas se encargaron
de hacer nuestro retorno más fácil y encantador; aun cuando nos salieron al encuentro unas cuatro vacas
que por un momento nos causaron cierto temor al dirigir sus miradas hacia nosotros y arremeter en
nuestra dirección, pero por suerte pudimos de ahí sin ningún problema.

Tuvimos la oportunidad de conocer nuevos amigos. Así que, lo más probable es que en nuestro próximo
viaje, incluyamos un tour hacia Pozuzo y Villa Rica, que esperamos sea lo más pronto posible.

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