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Aproximación a los poblados antioqueños del año 1808

En un documento colonial que ha sido publicado como libro se pueden conocer cómo eran
las poblaciones antioqueñas que existían en el año 1808. Más exactamente, con su lectura
se conoce cómo cada lugar fue descrito por sus jueces o principales vecinos, en respuesta
a un agudo cuestionario que el gobierno virreinal dispuso con el fin reunir información útil
para sus gestiones.
El título asignado al libro fue La Relación de Antioquia en 1808. Su conformación es así:
una corta presentación que ubica al lector y luego el cuestionario, sigue la transcripción y
al final la imagen del documento original de 55 folios de letra pequeña densa. Los
estudiantes de la carrera de historia de la Universidad de Antioquia han sido los
trascriptores, su procedencia es el Archivo Histórico de Antioquia y el editor fue el
profesor Víctor Álvarez Morales.
El Cuestionario que dio lugar al documento constó de ocho preguntas sobre cada poblado.
Las respuestas fueron similares y para tener una idea de cómo era Antioquia habitada hay
que formularse preguntas en la perspectiva de conocer las características en vísperas de
iniciarse el proceso de la Independencia. Fueron 29 lugares que forman una colección de
“imágenes”. 1
Téngase presente que, la comparación es un recurso útil para detectar los aspectos que
identifican las realidades que se desean conocer. Entre las posibilidades que ofrece están:
el contraste en los poblados, en las regiones, entre pueblos indígenas y no indígenas,
entre pueblos según los clima y tamaños y entre los cuatro centros principales: la ciudad
de Antioquia, las villas de Medellín y San José de la Marinilla y la ciudad de Arma de
Rionegro. Otro tanto se puede agregar sobre el tamaño de las localidades y los
vecindarios con sus tipos de viviendas, composición racial, extensiones de los territorios
abarcados, rasgos geográficos, e hidrografía.
Las riquezas naturales están prolíferamente indicadas. Bien se sabía cuáles eran, puesto
que los sitios incluían ambientes naturales. Por ello el vecindario estaba familiarizado con
las maderas útiles, los animales de caza, las plantas medicinales, y los animales peligrosos.
El espacio que rodea a cada pueblo era amplio. Es llamativa la prolífera descripción de la
naturaleza y los rasgos geográficos y topográficos. La fauna abunda al igual que las
plantas, los informantes están bien familiarizados al vivirse en contacto cercano con este
ambiente natural. En el abigarrado cuadro, se destaca la riqueza de los nombres de las
plantas que se emplean como remedios y entre ellas algunas bien extrañas.

1
El compilador afirma en su presentación que el documento incluye 34 descripciones, pero el libro
publicado describe 29.
Mencionan que los ríos cruzan, especifican la tierra cultivada y la destinada al ganado. La
vida agraria era intensa y sus productos poco variados. 2
Cada caserío está próximo a una fuente de agua, dispone de su indispensable iglesia,
varios con más de una, la ubicación esta medida por leguas de distancia o por el tiempo de
viaje a otros lugares. Se residía en espacios urbanos pequeños en un territorio amplio. Los
tamaños difieren, aunque no mucho. La infraestructura que importó anotar fue alguna
dependencia estatal, la escuela es excepcional.
Para quienes redactaron los informes fue indispensable diferenciar la calidad racial de las
personas y señalar sus cantidades. El leguaje descriptivo presenta diferencias interesantes
respecto al de hoy en día. Las localidades indígenas se encuentran afectadas por un gran
mestizaje y son pequeños vecindarios.
En resumen, el libro abre la posibilidad de ser utilizado bajo diversas perspectivas e
intereses, según cuan aguda sea la mirada del lector y hacia dónde se dirija su necesidad.
Rodrigo Campuzano Cuartas

2
Es el caso de los pueblos, llama la atención la Zaragoza actual, provista de un largo y rimbombante título:
Nuestra Señora de la Concepción de las Palmas de la nueva Zaragoza de Indias, Piña de Oro.

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